REGLA
DOCE/2
La
trama palpita. Se contrae y dilata. Que el mago se apodere del
punto medio a fin de liberar a esos "prisioneros del planeta",
cuya nota está correcta y exactamente afinada con aquello que
debe ser hecho.
LOS
PRISIONEROS DEL PLANETA
Habiendo
tratado ya el trabajo del mago en su propia conciencia interna,
y la necesidad de que conozca la importancia de poseer el "punto
medio" en el trabajo de utilizar los intervalos mayores y
menores, llegamos ahora a la consideración del objetivo de todo
el trabajo, siempre que se trate de un verdadero mago blanco.
Se ha afirmado claramente que este objetivo es liberar a los "prisioneros
del planeta". Por lo tanto sería beneficioso estudiar quiénes
son estos prisioneros y qué método de liberación debe emplear
el discípulo activo.
Estos
prisioneros del planeta se dividen en dos grupos principales,
que incorporan ciertas subdivisiones. Incluyen todas las formas
de vida que generalmente llamamos subhumanas; pero a estas palabras
debe dárseles un significado más amplio de lo que normalmente
se hace, y extenderse hasta incluir todas las vidas encarnadas
en las formas. Las dos divisiones son:
Primero,
la sustancia de todas las formas o multiplicidad de minúsculas
vidas atómicas, que son arrastradas al aspecto forma mediante
el poder del pensamiento, a través del cual todas las existencias
o todas las almas, mineral, vegetal, animal y el cuerpo animal
del hombre, se expresan.
Esto abre un amplio horizonte y abarca prácticamente el trabajo
de creación en el plano físico, de modo que ni siquiera podemos
tocarlo. Bajo la Ley de Atracción Magnética y debido a la actividad
impulsora de la Mente Universal, a medida que desarrolla el propósito
del Logos solar o del Logos planetario, estos integrantes de la
materia del espacio, estos átomos de sustancia, son reunidos y
manipulados en forma rítmica para configurar la forma.
Por
este método de creación las existencias vienen a la manifestación,
participando de un ciclo particular de experiencias, efímero como
la vida de una mariposa o relativamente permanente como la vida
animadora de una deidad planetaria, y luego desaparece.
Los
dos aspectos implicados, espíritu y materia, son puestos en íntima
armonía y ejercen un esfuerzo recíproco. Si la denominada materia
es energetizada o "elevada" en el sentido oculto del
término, por su contacto con el espíritu, al espíritu le es permitido
a su vez elevar sus vibraciones mediante su experiencia en la
materia.
La fusión de estos dos aspectos divinos tiene como resultado el
surgimiento de un tercero que llamamos alma, y a través del alma
el espíritu desarrolla la sensibilidad, la percepción y la capacidad
consciente de responder, que constituye su posesión permanente
cuando, eventual y cíclicamente, se ha producido la disociación
de ambos.
Respecto
a esto, mucho puede hallarse en Tratado sobre Fuego Cósmico, y
no es necesario repetirlo aquí. Este Tratado sobre Magia Blanca
pretende ser práctico y útil. Trata principalmente del entrenamiento
del aspirante, para poder actuar como creador consciente y, mientras
trabaja, servir a su vez los propósitos más elevados de la Vida
que lo envuelve. Así ayuda en la materialización de los planes
de Dios. El entrenamiento, la indicación de las posibles tendencias,
las líneas de evolución y la definición del propósito subyacente,
es lo que conviene impartir al aspirante en la actual etapa en
que se encuentra. Es lo que se ha in-tentado hacer en estas instrucciones,
como también dar una nueva enseñanza respecto al vehículo emocional.
En el próximo siglo, cuando el equipo del hombre esté mejor desarrollado
y se conozca un significado más verdadero de la actividad grupal,
será posible impartir mayor información, pero aún no ha llegado
el momento. Todo lo que me queda por hacer es revestir la idea,
de alguna manera, con palabras apropiadas. Si éstas revisten la
idea y la limitan, entonces seré culpable de crear nuevos prisioneros
que finalmente tendrán que ser liberados. Todos los libros son
prisiones de ideas, y sólo cuando el lenguaje y la escritura sean
reemplazados por la comunicación telepática, el intercambio intuitivo,
el plan y su técnica de expresión podrán ser captados con mayor
claridad. Ahora hablo simbólicamente; manipulo palabras a fin
de crear ciertas impresiones; construyo una forma mental que,
cuando sea suficientemente dinámica, impresionará el cerebro del
agente trasmisor, como lo es el lector. Pero a medida que lo hago,
sé perfectamente lo que no debo decir y que pocas veces es posible
puntualizar una cosmología, macrocósmica o microcósmica, que sólo
imparte una idea imperfecta de la realidad divina.
Me
refiero a las leyes y procuro formularlas inteligentemente, pero
en realidad estoy considerando esos impulsos divinos que emanan
de un Creador cósmico y se convierten en leyes a medida que producen
efectos en la materia del espacio, sin hallar allí prácticamente
ninguna resistencia. Otros impulsos divinos que fluyen cíclicamente
no han tenido hasta ahora una vibración tan fuerte y, por lo tanto,
no han sido tan poderosos como la vibración de la sustancia afectada
y combinada. A estos impulsos los denominamos espirituales y esperamos
ver establecidos como leyes de la nueva era, los cuales reemplazarán
o se fusionarán con las leyes actuales del universo. Unidos traerán
el nuevo mundo sintético.
Pero
¿cómo podrá ser comprendido el todo por la parte? ¿Cómo puede
un alma observar todo el plan cuando ella sólo ve una minúscula
fracción de la estructura? Tengan esto constantemente en cuenta
cuando estudian y reflexionan sobre estas Instrucciones, y recuerden
que a la luz del futuro conocimiento humano, todo lo trasmitido
aquí es análogo a un libro de lectura de quinto grado, comparado
con los libros de texto utilizados por un profesor universitario.
Sin embargo, servirá al aspirante para pasar del Aula de Aprendizaje
al Aula de Sabiduría, siempre que utilice la información dada.
Aprendan
a ser telepáticos e intuitivos. Entonces estas frases e ideas
revestidas por las formas, no serán necesarias. Así podrán enfrentarse
con la verdad desnuda, y vivir y trabajar en el terreno de las
ideas y no en el mundo de las formas.
Ahora
dejemos esta extensa variedad de vidas, definida por la frase
sin sentido "sustancia atómica", y pasemos a considerar
esos prisioneros del planeta con los que se puede hacer contacto
más fácilmente, cuyo problema general es más específicamente comprendido
y se halla en más íntima relación con el hombre. Los hombres aún
no están equipados para comprender la naturaleza de esas unidades
de energía eléctrica que encarnan lo que llamamos el alma de todas
las cosas, y que ha sido denominada "ánima mundi" la
vida y el alma de Aquel en quien todas las existencias encarnadas
viven, se mueven y tienen su ser.
Para hacer esto será necesario comprender la parte que desempeña
el cuarto reino de la naturaleza en relación con el todo y el
propósito para el cual existe ese conjunto de formas, llamado
familia humana. Debemos estudiar esto desde el punto de vista
de la relación del cuarto reino con el todo, y no desde el ángulo
del desarrollo progresivo individual del hombre y la parte que
desempeña como una unidad humana dentro del "círculo infranqueable"
de la familia humana. Utilizaremos la palabra humanidad; hablaremos
de su misión y función en el gran esquema y en el desarrollo del
plan. Consideraremos una humanidad como compuesta de todos los
hijos de los hombres. Por un lado incluye a la jerarquía de adeptos
que premeditadamente han encarnado en el plano físico para trabajar
dentro de los límites del reino humano, y por otro tenemos los
tipos poco desarrollados que son más animales que humanos. Entre
estos dos extremos, encontramos los numerosos y diferentes tipos,
desarrollados y no desarrollados, inteligentes e ignorantes todos
incluidos en la palabra hombre.
La
humanidad constituye un centro de energía dentro del cosmos, capaz
de tres actividades:
I.
Ante todo, la humanidad responde al influjo de energía espiritual,
que fluye a ella desde el cosmos y, hablando simbólicamente, estas
energías son básicamente tres:
1.
La energía espiritual, como inadecuadamente la designamos. Emana
del Dios Padre y llega a la humanidad desde el nivel técnicamente
llamado plano monádico, la esfera arquetípica, la fuente más elevada
donde el hombre puede llegar a ser consciente. Muy pocos están
equipados para poder responder a este tipo de energía. Para la
mayoría no existe. Empleo las palabras el "Dios Padre"
en el sentido de Aquella Vida Auto Existente o Ser Absoluto.
2.
La energía consciente, que hace del hombre un alma. Es el principio
de percepción, la facultad de conciencia, ese algo inherente a
la materia, que (cuando se pone en relación con el espíritu) despierta
respuesta a un amplio y trascendente campo de contactos externos.
Es lo que oportunamente desarrolla en el hombre un reconocimiento
de la totalidad y del yo, y lo conduce a la autodeterminación
y a la autorrealización. Cuando éstas se han desarrollado, como
no están en los reinos subhumanos, un hombre puede llegar a percibir
el primer tipo de energía mencionada anteriormente. Esta energía
de conciencia sensoria proviene del segundo aspecto de la deidad,
desde el corazón del sol, así como la del primer tipo, técnica
y simbólicamente hablando, emana del sol central espiritual. El
símil de estos dos tipos de fuerza en el ser humano, es la energía
nerviosa que trabaja mediante el sistema nervioso con su sede
en el cerebro, y la energía vida que está asentada en el corazón.
3.
La energía pránica o vitalidad. Es esa fuerza vital, inherente
a la materia misma, en la cual todas las formas están sumergidas,
pues constituyen las partes activas de una forma mayor. A ésta
responden todas las formas. Este tipo de energía viene del sol
físico y trabaja activamente sobre los cuerpos vitales de cada
forma del mundo natural, incluyendo la forma física de la humanidad
misma.
En
la terminología de la Sabiduría Eterna, estas tres son llamadas
fuego eléctrico, fuego solar y fuego por fricción, y su propósito
recíproco está resumido en La Doctrina Secreta en las palabras:
“La materia es el vehículo para la manifestación del alma en este
plano de existencia, y el alma es el vehículo en un plano más
elevado, para la manifestación del espíritu, y estos tres son
una Trinidad sintetizada por la Vida, que los compenetra a todos".
D.S., T.I. pág. 106
La humanidad, en la cual se encuentran los tres tipos de energía,
constituye por lo tanto el "punto medio" en la conciencia
del Creador. El agente creador activo debe apoderarse de este
"punto medio", así como el aspirante debe aprender a
aprovechar sus puntos medios en la ínfima parte del trabajo mágico
y creador que trata de llevar a cabo. La humanidad debe ser el
medio en que ciertas actividades pueden ser instituidas. En realidad,
es el cerebro de la Deidad planetaria, porque sus innumerables
unidades son análogas a las células cerebrales del órgano humano.
Así como el cerebro humano, compuesto por un infinito número de
células sensitivas responsivas, puede ser adecuadamente impresionado
cuando logra quietud y llega a ser el medio de expresión de los
planes y propósitos del alma, transmitiendo sus ideas a través
de la mente, también la Deidad planetaria, bajo la inspiración
de la Mente Universal, puede impresionar a la humanidad con los
propósitos de Dios y producir los consiguientes efectos en el
mundo fenoménico.
Los
miembros de la Jerarquía representan a quienes han alcanzado la
paz y la quietud y pueden ser impresionados; los aspirantes y
discípulos representan esas células cerebrales que empiezan a
formar parte del ritmo divino mayor. Están aprendiendo la naturaleza
de la respuesta. La masa de hombres son como los millones de células
cerebrales, no usadas, que los psicólogos y científicos dicen
que poseemos, pero no empleamos. Esta analogía pueden desarrollarla
muy detalladamente por sí mismos, pero cuando este punto sea captado,
aunque superficialmente, les será evidente que el propósito para
el cual la humanidad existe, el objetivo que tiene ante sí el
grupo de místicos y trabajadores mundiales y el ideal presentado
al aspirante, son los mismos que los de la meditación individual:
obtener esa atención enfocada y quietud mental donde se llega
a la realidad, conocer el divino propósito y registrar lo verdadero
y lo bello, siendo posible transmitir a la forma fenoménica, en
el plano físico, la necesaria energía, a fin de que la realización
subjetiva se materialice. Si el aspirante tiene éxito en su esfuerzo,
lo hace en conexión con el propósito de su propia alma; el discípulo
aprende a realizarlo en relación con el propósito grupal y el
iniciado coopera con el propósito planetario.
Esto
constituye el grupo interno de células vitalmente vivientes en
el cerebro planetario todo el grupo humano y es evidente que cuanto
más potente sea su vibración unida y cuanto más clara la luz que
reflejen y transmitan, tanto más rápidamente entrará en actividad
el conjunto actual de células cerebrales inertes. La jerarquía
oculta es para la Vida planetaria lo que la luz en la cabeza para
el promedio de discípulos que ha despertado, sólo que en una escala
tan amplia y con un alineamiento interno tan adecuado, que al
leer estas instrucciones los estudiantes no pueden comprender
la verdadera significación de las palabras. El punto a captarse
es que, a través de la humanidad, en el plano físico, se revelará
la naturaleza de la realidad; se manifestará lo verdadero y lo
bello; el plan divino será oportunamente desarrollado, y la energía
será transmitida a todas las formas de la naturaleza, lo cual
permitirá que se ejerza la realidad espiritual interna.
II.
El segundo tipo de actividad para la que el hombre está capacitado
consiste en un intenso y progresivo desarrollo en espiral dentro
del "círculo infranqueable" humano. Esta frase abarca
el método de desarrollo y todo el proceso de desenvolvimiento
de las unidades evolutivas que llamamos hombres. De esto no me
ocuparé aquí. La historia del crecimiento estructural de la humanidad,
todo el campo del desenvolvimiento humano consciente y la historia
de todas las razas y pueblos que han vivido o viven en nuestro
planeta, pueden ser considerados bajo este encabezamiento. Concierne
al empleo que ha hecho la humanidad de todas las energías disponibles,
dentro del mundo natural de que forma parte, inherentes al cuarto
reino y también provenientes del mundo de las realidades espirituales.
III.
El tercer tipo de actividad, aún poco comprendido, que debe ocupar
la atención de la humanidad, consiste en actuar como centro transmisor
de fuerzas espirituales fuerza del alma y energía espiritual unidas
y combinadas para los prisioneros del planeta y para las vidas
que existen en encarnación en los otros reinos de la naturaleza.
Los seres humanos son propensos a preocuparse, principalmente,
de sus relaciones grupales superiores, de su retorno al hogar
del Padre y de la tendencia a "elevarse" y apartarse
del mundo fenoménico. Se preocupan principalmente de hallar el
centro dentro del aspecto forma, lo que llamamos alma y, habiéndolo
hallado, trabajan por llegar a conocerse con esa alma y así encontrar
la paz. Esto es correcto y está de acuerdo con la intención divina,
pero no es todo el plan para el hombre, y cuando ese plan permanece
como su principal objetivo, el hombre se halla en inminente peligro
de caer en la trampa del egoísmo espiritual y la separatividad.
Cuando
cualquier ser humano ha hallado el centro, se unifica con el alma
y entra en relación con ella, entonces cambia automáticamente
su posición en la familia humana y hablando simbólicamente se
encuentra a sí mismo como parte del centro de luz y comprensión,
denominado esotéricamente la Jerarquía oculta, la nube de testigos,
los discípulos de Cristo y otros nombres más, según las convicciones
del discípulo. Esta jerarquía trata también de exteriorizarse
en el grupo de trabajadores del mundo; cuando un hombre ha descubierto
su alma y se le ha revelado en grado suficiente el principio de
unidad, se desplaza también hacia este grupo más exotérico. Quienes
encuentran el centro, no se unen aún con los grupos internos y
externos. Se consagran al trabajo mágico, a la salvación de las
almas y a la liberación de los prisioneros del planeta. Ésta es
la meta para toda la humanidad, y cuando los hijos de los hombres
hayan logrado tal objetivo, dichos prisioneros serán liberados.
La razón de esto se deberá al trabajo mágico llevado a cabo perfecta
e inteligentemente, y los grupos de seres humanos actuarán como
transmisores de energía espiritual pura, vivificando todas las
formas en cada uno de los reinos de la naturaleza.
Al
considerar el problema de los "prisioneros del planeta"
y su oportuna liberación, debe recordarse que una de las fuerzas
que se hallan detrás de todo el esquema evolutivo es el Principio
de Limitación. Constituye el impulso primario que produce el acto
de la creación y está íntimamente vinculado con el de la voluntad
y su reflejo inferior, el deseo. Voluntad es deseo formulado con
tanta claridad y llevado potentemente a una culminación inteligente
tal, que su método de materialización es captado con total exactitud
y energetizado intensamente, con resultados inevitables. Pero
la voluntad pura sólo es posible para el pensador coordinado y
para las entidades verdaderamente conscientes de sí mismas. Deseo
es instinto, o más bien es inherente a todas las formas, porque
formas y organismos son parte de algún primer pensador y son influidos
por el poderoso intento de esa fuerza primaria.
El
Principio de Limitación por lo tanto es el resultado de la voluntad
intencionada y del deseo formulado de algún Ser pensante, y en
consecuencia rige el proceso de tomar forma para todas las vidas
encarnadas. Este Principio de Limitación controla la duración
de una encarnación, fija su medida y ritmo, determina el radio
de su influencia y produce la apariencia ilusoria de la realidad
que llamamos manifestación.
Los
"prisioneros del planeta" abarcan dos categorías:
1.
Esas vidas que actúan bajo la influencia de un propósito consciente,
"limitando la vida que está en ellas" por un tiempo.
Éstas toman forma conscientemente, conociendo el fin desde el
principio. Tales Seres comprenden, a su vez, tres grupos principales:
a.
El Ser que constituye la vida de nuestro planeta, el Uno en Quien
vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Este Ser, o suma total
de vidas organizadas, es a veces llamado el Logos planetario,
otras el Anciano de los Días, a veces Dios y otras Vida Una.
b.
Esas vidas que constituyen el Principio de Limitación en un reino
de la naturaleza; la Vida que se expresa por medio del reino animal
es, por ejemplo, una entidad inteligente autoconsciente, que trabaja
con pleno conocimiento de intención y objetivo, y limita su esfera
de actividad a fin de proveer debida oportunidad y expresión a
las miríadas de vidas que encuentran su vida, ser y sustento en
él. Observen en qué forma la ley del sacrificio se manifiesta
a través de toda la creación.
c.
Los hijos de la mente, almas humanas, Ángeles solares, los divinos
hijos de Dios, quienes en completa autoconciencia desarrollan
ciertos fines bien visibles por medio de la familia humana.
2.
Aquellas vidas que están limitadas por la forma, porque no son
autoconscientes, sino partes inconscientes que constituyen una
forma más grande. Todavía no han evolucionado hasta el punto de
ser entidades autoconscientes.
Podría decirse que esta segunda categoría incluye todas las existencias,
pero la línea de demarcación entre la limitación autoproducida
y la incomprendida adquisición de forma, se halla totalmente en
el reino de la conciencia. Algunas vidas son prisioneras y lo
saben. Otras lo son y no lo saben. La clave del sufrimiento reside
precisamente en el reino de la mente. Dolor y agonía, rebeldía
e impulso consciente hacia algo mejor y cambio de condiciones,
sólo se encuentran donde está presente lo que llamamos individualidad,
donde el complejo del "yo" controla y donde la entidad
autoconsciente actúa. Existe, lógicamente, el equivalente del
sufrimiento en los reinos inferiores al humano, pero entran en
otra diferenciación. No están autorrelacionados. Las formas subhumanas
de vida sufren y padecen malestar y están sujetas a los estertores
de la muerte, pero carecen de memoria y previsión, y no poseen
esa captación mental que les permite relacionar el pasado y el
presente y anticipar el futuro. Están exentas de la agonía de
la premonición. Todas sus reacciones, hacia lo que denominamos
condiciones malignas, son tan diferentes de las de la humanidad,
que es difícil captarlas. El Antiguo Comentario describe estos
dos grupos en los siguientes términos:
"Los
hijos de Dios que conocen, ven y oyen (y conociendo, saben que
conocen), sufren el dolor de la limitación consciente. En las
más íntimas profundidades del ser consciente, su perdido estado
de libertad corroe como una gangrena. Dolor, enfermedad, pobreza
y pérdida, son considerados como tal, y contra ellos todo hijo
de Dios se subleva. Sabe dentro de sí mismo que, como él era antes
de estar prisionero en la forma, no conocía el dolor. Enfermedad
y muerte, corrupción y malestar no lo afectaban. Las riquezas
del universo eran suyas, y desconocía las pérdidas.
"Las
vidas que entran en la forma junto con las vidas autoconscientes,
y las vidas de los devas que construyeron las formas habitadas
por todos los Hijos de Dios, no conocen el dolor, las pérdidas
o la pobreza. La forma se corrompe, las otras formas se retiran
y falta lo necesario para nutrir y mantener fuerte lo externo.
Pero faltando también la voluntad y la intención planeada, no
se exasperan ni sienten rebelión alguna".
Sería
apropiada aquí una palabra respecto al dolor, aunque nada tengo
que comunicar de naturaleza abstracta respecto a la evolución
de la jerarquía humana por medio del dolor.
Los
devas no sufren como la humanidad. Su grado rítmico es más constante,
aunque está de acuerdo a la Ley. Aprenden por el trabajo de construcción
y por la incorporación en la forma de eso que es construido. Crecen
por la apreciación y el regocijo de las formas construidas y el
trabajo efectuado.
Los
devas construyen y la humanidad destruye, y mediante el descontento
el hombre aprende la destrucción de las formas. Así se logra el
consentimiento en el trabajo de los grandes Constructores.
El
dolor es ese esfuerzo ascendente a través de la materia, que coloca
al hombre a los Pies del Logos; dolor es seguir la línea de mayor
resistencia y por ese medio llegar a la cima de la montaña; dolor
es la destrucción de la forma y la obtención del fuego interno;
dolor es el frío de la soledad que conduce al calor del sol central;
dolor es arder en la hoguera a fin de conocer la frescura del
agua de la vida; dolor es viajar al país lejano, que trae como
resultado la bienvenida al hogar del Padre; dolor es la ilusión
del desconocimiento del Padre, que conduce al hijo pródigo al
corazón del Padre; dolor es la cruz de la pérdida completa, que
trae de retorno las riquezas de la eterna generosidad; dolor es
el látigo que hostiga al esforzado constructor para llevar la
construcción del Templo a la completa perfección.
La
utilidad del dolor es muy grande y conduce al alma humana de la
oscuridad a la luz, de la esclavitud a la liberación y de la agonía
a la paz. Esa paz, esa luz y esa liberación, más la ordenada armonía
del cosmos, son para todos los hijos de los hombres.
Con
el problema de la limitación está íntimamente relacionado el de
la liberación. Dentro de la prisión de la forma entra todo lo
que vive; algunos lo hacen conscientemente y otros inconscientemente,
y a esto llamamos nacimiento, aparición, encarnación y manifestación.
Inmediatamente entra en actividad otra ley o desarrollo del principio
activo, denominado Ley de Ciclos.
Éste es el principio de apariciones periódicas una acción benéfica
de amor , sabiduría e innata divinidad, porque provoca la secuencia
de los estados de conciencia que llamamos Tiempo. Por lo tanto,
produce en el campo mundial de la percepción un progreso gradual
y lento hacia la autoexpresión, autoapreciación y autorrealización.
A tales Principios de Limitación y Ciclos se agrega otro, el Principio
de Expansión. Esto trae el desarrollo de la conciencia, de modo
que el germen latente de la respuesta sensible al medio ambiente
es fomentado en la unidad viviente.
Por
lo tanto tenemos tres Principios:
1.
El Principio de Limitación.
2. El Principio de Manifestación Periódica.
3. El Principio de Expansión.
Estos
tres principios constituyen los factores subyacentes en la Ley
de Evolución, según la denominan los hombres. Causan el aprisionamiento
de la Vida en sus diversas apariencias o aspectos; producen las
formas ambientales y conducen las vidas aprisionadas a otras prisiones
cada vez más constructivas.
Finalmente llega el momento en que el Principio de Liberación
comienza a ser activo, y se efectúa la transición de la prisión
que entumece y deforma, a otra que provee condiciones adecuadas
para el próximo desenvolvimiento de conciencia.
Es
interesante observar aquí que la muerte es regida por el Principio
de Liberación, y no por el de Limitación. La muerte es reconocida
sólo como un factor que concierne a las vidas autoconscientes,
pero es mal interpretada por los seres humanos, que son los más
ilusos y engañados de todas las vidas encarnadas.
El
siguiente punto a observarse es que cada reino de la naturaleza
actúa de dos maneras:
1.
Como el liberador del reino de las formas que no han alcanzado
su particular etapa de percepción consciente.
2. Como la prisión de las vidas que han llegado desde el nivel
de conciencia inmediato inferior.
Debe
recordarse que cada campo de percepción constituye dentro de sus
límites una prisión, y que el objetivo de todo trabajo de liberación
es liberar la conciencia y expandir su campo de contactos. Donde
hay limitaciones de cualquier tipo, donde el campo de influencia
es circunscrito y donde el radio de contacto es limitado, hay
una prisión.
Reflexiónese
sobre este enunciado, porque contiene mucha verdad. Donde hay
captación de la visión y un amplio campo de contactos sin conquistar,
entonces inevitablemente habrá sensación de aprisionamiento y
restricción. Cuando se comprende que hay mundos por conquistar,
verdades por aprender, dificultades que vencer, deseos que satisfacer,
conocimientos a adquirir, habrá una lacerante sensación de limitación,
estimulando al aspirante a renovados esfuerzos e impulsando a
la entidad viviente en el sendero de evolución. El instinto que
rige a los reinos vegetal y animal, se desarrolla en intelecto
en la familia humana. Después el intelecto se fusiona con la intuición,
y la intuición lleva a la iluminación. Cuando la conciencia superhumana
es evocada, ambas intuición e iluminación ocupan el lugar del
instinto y de la inteligencia.
¿Hacia
dónde nos conduce la iluminación? Directamente a la cima de la
realización, al cumplimiento del destino cíclico, a la emergencia
de la radiante gloria, a la sabiduría, al poder y a la conciencia
de Dios. Estas palabras, sin embargo, significan poco o nada comparadas
con una Realidad que puede ser sentida por cualquier ser humano
únicamente después de despertar su intuición e iluminarse su mente.
Al
tratar de captar estas verdades respecto al aprisionamiento, ¿cómo
puede un hombre llegar a ser un agente liberador de los "prisioneros
del planeta"? ¿Qué puede lograr toda la humanidad si sigue
esta dirección? ¿Qué puede hacer el individuo?
La
tarea de la humanidad cae principalmente dentro de tres divisiones
de trabajo. Tres grupos de prisioneros pueden ser liberados y
oportunamente hallarán el camino fuera de su prisión, por mediación
del hombre. Ya trabajan seres humanos en los tres campos:
1.
Prisioneros de la forma. Significa trabajar con nuestros semejantes.
2. Prisioneros del reino animal; es mucho lo que se está haciendo
ya en ese campo.
3. Prisioneros de las formas del reino vegetal. Se ha comenzado
a hacer algo en ese sentido.
Mucho
trabajo realiza el hombre para los otros hombres, y mediante la
contribución del esfuerzo científico, religioso y educativo; la
conciencia humana se expande constantemente, hasta abrirse paso
uno por uno los Hijos de Dios a través de sus limitaciones hacia
el mundo de las almas. Echando una mirada retrospectiva en la
historia, el cuadro del emergente prisionero, el Hombre, puede
verse claramente delineado. Poco a poco ha vencido los límites
planetarios; poco a poco ha ido evolucionando desde la etapa del
hombre de las cavernas hasta la de un Shakespeare, un Newton,
un Leonardo da Vinci, un Einstein, un San Francisco de Asís, un
Cristo y un Buda. La capacidad del hombre para lograr destacarse
en cualesquiera de los campos de la actividad humana parece prácticamente
ilimitada, y si en los últimos mil años hemos visto un crecimiento
tan extraordinario, ¿qué veremos en los próximos cinco mil? Si
el hombre prehistórico, poco más que un animal, ha crecido hasta
llegar a ser un genio, ¿cuál no será su desarrollo a medida que
se haga sentir más la innata presencia divina? El superhombre
está con nosotros. ¿Qué será el mundo cuando toda la humanidad
tienda hacia la manifestación concreta de poderes sobrehumanos?
La
conciencia del hombre se está liberando en diferentes direcciones
y dimensiones. Se expande en el mundo de las realidades espirituales
y empieza a abarcar el quinto reino o reino espiritual, el de
las almas. Interpenetra el mundo del esfuerzo sobrehumano mediante
la investigación científica, e investiga los numerosos aspectos
de la Forma de Dios y de las formas que constituyen la Forma.
Referente
al trabajo de la humanidad para liberar las unidades de que está
constituida y liberar a los prisioneros de los reinos vegetal
y animal, deseo señalar dos cosas, ambas de profunda importancia:
Primero,
a fin de liberar a los “prisioneros del planeta“ que se hallan
comprendidos bajo el título de subhumanos, el hombre debe trabajar
bajo la influencia de la intuición; cuando trabaja para liberar
a sus semejantes debe conocer el significado de la iluminación.
Cuando
sea captada la verdadera naturaleza del servicio, se descubrirá
que es un aspecto de esa energía divina que trabaja siempre bajo
el aspecto destructor, porque destruye las formas con el fin de
liberarlas. El servicio es una manifestación del Principio de
Liberación, y la muerte y el servicio constituyen dos aspectos
del mismo. El servicio salva y libera, y trae liberación en diversos
niveles, a la conciencia aprisionada. Lo mismo puede afirmarse
de la muerte. Pero a no ser que el servicio sea prestado, comprendiendo
intuitivamente todos los pormenores del caso, interpretado con
inteligencia y aplicado con espíritu de amor sobre el plano físico,
fracasará en el cumplimiento de su misión.
Cuando
el factor iluminación espiritual entra en ese servicio, tenemos
esas Luces trascendentes que han iluminado el camino de la humanidad
y han servido como proyectores de luz, dirigidos hacia el gran
océano de la conciencia, revelando al hombre el sendero que puede
y debe seguir.
Quisiera
señalar otra cosa. No he dado ninguna regla específica con el
fin de liberar a los prisioneros del planeta. Tampoco hice clasificación
alguna de las prisiones y sus prisioneros, ni mencioné los métodos
de trabajo ni las técnicas de liberación.
Sólo
recomiendo a cada uno y a todos quienes leen estas instrucciones,
renovar sus esfuerzos a fin de equiparse en el servicio mediante
un consciente y deliberado esfuerzo, desarrollar la intuición
y lograr la iluminación. Todo ser humano que alcanza la meta de
la luz y la sabiduría, tiene, automáticamente, un campo de influencia
que se extiende hacia arriba y hacia abajo, y ambos llegan internamente
a la fuente de la luz, como exteriormente a los "campos de
la oscuridad". Cuando haya logrado la realización, llegará
a ser un centro consciente de fuerza dadora de vida, y lo hará
sin esfuerzo alguno. En renovado esfuerzo estimulará, energetizará
y vivificará todas las vidas con las cuales se pone en contacto,
ya sea un compañero aspirante, un animal o una flor. Actuará como
transmisor de luz en la oscuridad, dispersará el espejismo a su
alrededor y permitirá la irradiación de la realidad.
Cuando
en gran número los hijos de los hombres puedan actuar de esta
manera, entonces la familia humana emprenderá su destinado trabajo
de servicio planetario. Su misión es actuar como puente entre
el mundo del espíritu y el mundo de las formas materiales. Todos
los grados de materia se encuentran en el hombre y todos los estados
de conciencia son posibles para él. La humanidad puede trabajar
en todas direcciones, elevando al cielo los reinos subhumanos,
y trayendo el cielo a la tierra.
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