REGLA
ONCE 2/3
Aquel
que trabaja con la ley tiene ahora que llevar a cabo Tres cosas:
Primeramente, descubrir la fórmula que confine las vidas dentro
de la muralla esferoidal; luego, pronunciarlas palabras que le
expresen a esas vidas qué deben hacer y dónde llevar lo que ha
sido hecho; finalmente, pronunciar la frase mística que lo salvaguardará
de su trabajo.
III.
Finalmente, pronunciar la frase mística que lo salvaguardará de
su trabajo.
Por
lo tanto, al finalizar el trabajo mágico de creación, se debe
pronunciar una frase que efectúe la salvación y produce dos tipos
de liberación –libera al agente creador de la forma que él ha
creado, y emancipa a esa forma del control de quien la produjo.
Es
evidente que la relación del lenguaje con las ideas encarnadas
está siendo algo comprendido. Estúdiese el método del lenguaje
que es el principal factor empleado ahora para "lanzar una
idea". Obsérvese que todos los inventos (que no son ni más
ni menos que conceptos encarnados) vienen a la existencia exotérica
en el plano físico mediante el poder de la palabra hablada, y
considérese también atentamente el significado oculto subyacente,
en todas las conferencias, reuniones, consultas y discusiones,
concernientes al lanzamiento de alguna idea o serie de ideas,
sobre el mar de la necesidad pública. ¿No será posible que bajo
los métodos de actividad, empleados por las agencias de publicidad
y el constante entrenamiento de los vendedores sobre el uso de
la palabra hablada, como medio de acercamiento al público a fin
de vender una idea, hallemos las primeras indicaciones distorsionadas
de la emanación de esas frases místicas que traerán a la existencia
en todos los campos de la empresa creadora, lo que el alma ha
creado?
Parte
de la creciente comprensión del trabajo mágico lo constituye el
entrenamiento de la opinión pública, la utilización de juegos
de palabras y lemas llamativos, la tendencia a incorporar los
conceptos propagandistas en frases vulgares y apropiadas. Todos
estos medios son empleados ciegamente y sin una verdadera comprensión;
constituyen parte de las emergentes actividades de una humanidad
que se encuentra al borde del verdadero trabajo creador, cuyos
principios aún no son comprendidos ni aplicados científicamente.
Pero indican el camino, y bajo la simplificación que señala el
retorno a la síntesis, tendremos la cesación del lenguaje hablado
y la utilización de formas más sencillas. De acuerdo al impulso
evolutivo hemos tenido el Sonido creador, la Palabra, el Lenguaje.
Este último, a su vez, se ha diferenciado en palabras, frases,
sentencias, párrafos y libros, hasta encontrarnos ahora en la
era en que esta diferenciación está en su apogeo; tenemos conferencias
a todas las horas del día y de la noche; la tribuna pública para
llegar al pueblo; la radio para llegar a todas las clases y razas
de la humanidad, en un esfuerzo por moldear la opinión pública
y llevar ciertas ideas y conceptos a la conciencia del pueblo.
Existen además millones de libros publicados y todos desempeñan
su parte en el mismo gran trabajo, y vemos estos dos métodos de
comunicación, prostituidos en fines egoístas y propósitos ambiciosos,
de parte de quienes hablan y escriben. Sin embargo, unos pocos
creadores verdaderos procuran hacer oír su voz y tratan de pro-nunciar
esas palabras místicas que permitirán a la humanidad ver la visión.
Así, serán dispersadas oportunamente las nubes de formas mentales
que en la actualidad ocultan la diáfana luz de Dios.
El
tema es demasiado amplio para ser elaborado en este tratado. Sólo
procuro hacer sugerencias que darán al lector inteligente alguna
idea del enorme progreso hecho en el trabajo mágico. De este modo
se capacitará para seguir adelante con optimismo, sabiendo que
hasta ahora todo ha sido para bien, porque el hombre ha progresado
en el conocimiento. Del actual conglomerado de palabras y discursos,
alocuciones y libros, seguramente emergerán algunos claros conceptos
que hallarán eco en los corazones de los hombres. También ellos
serán conducidos hacia la nueva era, donde "el lenguaje morirá
y los libros serán inútiles", porque las líneas de comunicación
subjetiva estarán abiertas. Los hombres reconocerán que el ruido
actúa como un obstáculo para el intercambio telepático. La palabra
escrita tampoco será necesaria, pues se utilizarán símbolos de
luz y color para complementar mediante el ojo lo que ha registrado
el oído subjetivo. Pero aún no hemos llegado a eso, aunque la
radio y la televisión son los primeros pasos en tal dirección.
Expresando
la verdad tan sencillamente como es posible, podría decirse que
mediante la complejidad de la oratoria y la composición de libros,
las ideas pueden ahora tomar forma y cumplir así su ciclo de actividad.
Pero este método es tan poco satisfactorio en el campo del conocimiento,
como las velas de sebo en el campo de la iluminación. La luz eléctrica
las ha reemplazado y algún día la verdadera comunicación telepática
y la visión, reemplazarán a las palabras y a los escritos.
Llevando
los mismos conceptos al campo del verdadero trabajo esotérico,
tenemos al trabajador en materia mental que construye sus formas
mentales y "confina las vidas" que expresan y responden
a su idea dentro de un "círculo infranqueable".
Este
último persistirá mientras su atención mental y energía animadora
sean dirigidas hacia él. Pronunciará las palabras que permitirá
a la forma mental hacer su trabajo, cumplir la misión para la
cual fue construida y llevar a cabo el propósito para el que fue
creada. Todo lo que se ha dado hasta ahora referente a las palabras
utilizadas en el trabajo creador, es la séptuple palabra sagrada
AUM.
Cuando
ésta es utilizada correctamente por el alma en el plano mental,
vitaliza y da curso a todas las formas mentales, produciendo una
actividad exitosa.
Es
interesante observar que en los días atlantes la palabra usada
era TAU, pronunciada en forma explosiva y con tanta fuerza que
las formas mentales así energetizadas y expelidas actuaban inevitablemente
como un "boomerang" y volvían al que las había enviado.
Esta
palabra TAU es también, en forma simbólica, el símbolo de la reencarnación.
Desear la forma produce el uso de la forma y causa constantes
renacimientos cíclicos. La continua utilización de la palabra
TAU, provocó la catástrofe final por medio del agua, barrió la
antigua civilización atlante; los pocos que empleaban la palabra
AUM en esos días no eran bastante poderosos como para contrarrestar
la fuerza del deseo.
Los cuerpos mentales de la raza no podían responder a ese nuevo
sonido creador. La humanidad estaba todavía impulsada totalmente
por los deseos y anhelos en tal grado, que el deseo unido de poseer
y gozar la forma, empujó esotéricamente a los hombres "dentro
de las aguas".
El deseo por la forma aún obliga a la humanidad al constante proceso
de renacimiento, hasta que la influencia de TAU haya terminado
y el sonido de AUM pueda dominar. Sin embargo, la influencia de
la primera se va debilitando, y el AUM acrecentando en poder hasta
ser el factor dominante. A este último sonido le seguirá la palabra
del alma, y a su turno reemplazará totalmente a la palabra AUM.
El
rumor de las numerosas aguas (modo simbólico de expresar la influencia
de TAU) cesará, y llegará el momento como asegura la Biblia Cristiana,
en que "no habrá más mar". Entonces ocupará su lugar
el sonido AUM, del que se habla simbólicamente como el "rugido
del fuego", y es el sonido del plano mental.
La palabra del alma no se puede expresar, excepto en el lugar
secreto de la iniciación. Tiene su propia vibración Y nota especial,
pero esta no puede ser trasmitida hasta que el AUM sea utilizado
correctamente. Así como la palabra TAU, al llevar la nota del
deseo y la urgencia de poseer y de ser, fue mal utilizada y condujo
su civilización al desastre, así la palabra AUM puede también
ser mal empleada y conducir su civilización hacia el fuego.
Ésta
es la verdad que realmente subyace tras la mal comprendida enseñanza
cristiana, acerca del fuego del infierno y del lago de fuego.
Expresan simbólicamente el fin de la era, cuando las civilizaciones
del plano mental lleguen a un fin catastrófico en lo que respecta
al aspecto forma, así como las civilizaciones anteriores llegaron
a una culminación acuosa.
Quiero
hacer aquí una insinuación, que con frecuencia se pasa por alto.
En el plano mental no existe el factor tiempo, por eso la ecuación
tiempo no entra en la idea de un fin, por medio del fuego. No
hay una hora fija para un desastre o catástrofe.
Todo el efecto tendrá lugar en el reino de la mente, y ¿no podría
decirse que actualmente el fuego de la ansiedad y la preocupación
y del presentimiento y el temor, abrasa nuestros pensamientos
y absorbe nuestra atención mental?
Su trabajo es purificar y limpiar, así que el AUM haga su trabajo
y que todos los que puedan lo empleen con frecuencia y con correcto
pensamiento, a fin de que la purificación mundial proceda con
rapidez. Mucho de lo que obstruye el camino para el surgimiento
de nuevas ideas y nuevas formas arquetípicas debe ser quemado
y consumido. Éstas dominarán oportunamente a la nueva era y harán
posible que la palabra del alma sea emitida y escuchada exotéricamente.
Comprendo
que lo que he impartido aquí es difícil de captar, pero los párrafos
anteriores contienen una advertencia para los incautos y mucha
instrucción para el sincero buscador de luz.
Trataré
brevemente dos aspectos de la frase que estamos considerando.
Hay muchos aspectos de los cuales podría ocuparme, pero serán
suficiente dos, para hacer una sugerencia práctica e indicar ideas
que los aspirantes de todas partes harían bien en captar. Debe
ser considerado el pensamiento de liberar, del efecto, a las ideas
encarnadas en las formas, y desearía también abarcar desde dos
puntos de vista la idea de la "liberación". El aspirante
debe liberarse de las formas mentales construidas diariamente
durante su vida mental, y un alma encarnada debe también ser salvada
de la adhesión de las formas que durante épocas han crecido y
se han fortalecido y de las cuales él debe ser liberado mediante
el proceso que llamamos muerte. Por lo tanto dividiremos nuestro
tema de la manera siguiente:
I.
Liberación del poder ejercido por las formas mentales que nosotros
mismos hemos creado.
II.
Liberación del poder del triple cuerpo que ha construido el alma,
mediante la mágica liberación llamada muerte.
Sobre
esta última deseo ocuparme principalmente, pero debo decir ciertas
cosas concernientes al poder de las formas mentales y a su peligro
y modo en que pueden ser evitados.
LA LIBERACIÓN DE NUESTRAS FORMAS MENTALES
Hablo
ahora para los aspirantes que, mediante la concentración y la
meditación, están adquiriendo poder mental. Hablo para los pensadores
del mundo que, por su centralizada atención y devoción hacia los
negocios, la ciencia, la religión o los diversos modos de actividad
humana, han orientado sus mentes (no las emociones, sino las mentes)
hacia una constante actividad que lógicamente es parte de la actividad
divina en un amplio sentido.
Precisamente
aquí, en la utilización del pensamiento, puede verse la diferencia
entre la magia negra y la magia blanca. Egoísmo, crueldad, odio
e impiedad, caracterizan al trabajador en sustancia mental, cuyos
móviles están centralizados, durante muchas vidas, en su propio
engrandecimiento, enfocados en la adquisición personal de posesiones
y dirigidos por entero al logro de placeres y satisfacciones,
no importa lo que acontezca a los demás. Tales hombres son afortunadamente
pocos, pero el camino hacia ese punto de vista es fácilmente asequible
y muchos necesitan protegerse para no encaminarse irreflexivamente
hacia el materialismo.
El
gradual y constante crecimiento de la conciencia y responsabilidad
grupales; el sometimiento de los deseos del yo personal y la manifestación
de un espíritu amoroso, caracterizan a quienes están orientados
hacia la vida del divino todo. Puede decirse que los seres humanos
tienen cabida en tres grupos principales:
1.
La gran mayoría no siendo buenos ni malos, son simplemente irreflexivos
y están completamente sumergidos en la marea evolutiva, en el
trabajo de desarrollar una verdadera conciencia del yo y en la
necesidad de capacitarse.
2.
Un pequeño, muy pequeño número, que definida y conscientemente
trabaja en el aspecto materialista o del mal –si prefieren expresarlo
así. Son poderosos en el plano físico, pero su poder es temporal
y no eterno. La ley del universo, que es la ley del amor, está
eternamente contra ellos, y del mal aparente surgirá el bien.
3.
Un número considerable de precursores del reino del alma, exponentes
de las ideas de la nueva era y custodios de ese aspecto de la
Sabiduría Eterna, que será próximamente revelado a la humanidad.
Este grupo está constituido por hombres y mujeres altruistas e
inteligentes en todos los campos del esfuerzo humano, por los
aspirantes y discípulos, por los iniciados que emiten la nota
para los distintos grupos y tipos y por la oculta Jerarquía misma.
La in-fluencia de este grupo de místicos y conocedores es excesivamente
grande y la oportunidad de trabajar en colaboración con él en
esta época, es más fácil de obtener que en cualquier otra época
en la historia de la raza.
El
primer grupo es irreflexivo, los otros dos grupos comienzan a
pensar y a emplear las leyes del pensamiento. Me ocuparé del empleo
del pensamiento por el aspirante. Mucho sobre el pensamiento encontrarán
en Tratado sobre Fuego Cósmico, pero intentaré dar algunas ideas
y sugerencias prácticas que ayudarán al aspirante común a trabajar
debidamente.
Recordaremos
ante todo que ningún aspirante está libre de faltas, no importa
cuán sincero y devoto sea. Si lo estuviera, sería un adepto. Todos
los aspirantes son aún egoístas, propensos al mal genio y a la
irritabilidad, a momentos de depresión y a veces hasta sentir
odio. Con frecuencia ese mal genio y odio puede ser despertado
por lo que podríamos llamar causas justas. Injusticias por parte
de otros, crueldad hacia seres humanos o animales, odio y depravación
hacia los semejantes, hacen despertar en ellos las reacciones
correspondientes, ocasionándoles mucho sufrimiento y demora. Una
cosa hay que tener siempre en cuenta. Si un aspirante siente odio
por un compañero, si demuestra mal genio y encuentra aversión
y antagonismo, es porque no es totalmente inofensivo; hay en él
todavía la simiente de las dificultades, pues es ley de la naturaleza
recibir lo que damos y producir reacciones de acuerdo a nuestra
actividad física, emocional o mental.
Hay
ciertos tipos de hombres que no caen dentro de esta categoría.
Cuando un hombre ha llegado a una etapa de elevada iniciación,
el caso es diferente. Las ideas simientes que trata de trasmitir,
el trabajo que está autorizado a hacer, la empresa precursora
que trata de llevar adelante, puede provocar –y a menudo lo hace—
odio y furia por parte de quienes no sienten la belleza de su
causa y la exactitud de la verdad que enuncia, y de lo cual no
es responsable personalmente, causándole muchos trastornos. Este
antagonismo procede de los reaccionarios y los fanáticos de la
raza, y debe tenerse en cuenta que es en gran parte impersonal,
aun cuando está enfocado sobre él como representante de una idea.
Pero no me refiero a estas almas elevadas, sino a los estudiantes
de la Sabiduría Eterna que están aprendiendo, no sólo que raras
veces piensan, sino que cuando lo hacen, con frecuencia piensan
erróneamente, porque son forzados a una actividad mental por reacciones
que residen en sus naturalezas inferiores, basadas en el egoísmo
y la falta de amor.
Hay
tres lecciones que todo aspirante debe aprender:
Primero,
que él construya cada forma mental bajo el impulso de alguna emoción
o deseo; en casos muy raros puede ser construida en la luz e incorporar
por lo tanto alguna intuición. Pero en la mayoría, el impulso
motivador que despierta la materia mental a la actividad, es emocional,
o también un potente deseo que puede ser bueno o malo, egoísta
o altruista.
Segundo,
se debe tener en cuenta que la forma mental así construida puede
quedar dentro de su propia aura, o encontrar su camino hacia un
objetivo presentido. En el primer caso, dichas formas mentales
formarán parte de una densa pared, que lo rodeará completamente
o constituirá su aura mental, y acrecentará en poder a medida
que fija su atención en ella; podrá ser tan grande que le oculte
toda realidad, o tan dinámica y potente que resulte víctima de
lo que ha construido. La forma mental será más poderosa que su
creador, de manera que llegará a obsesionarle sus propias ideas
y a ser impulsado por sus propias creaciones. En el segundo caso
su forma mental encontrará su camino hacia el aura mental de otro
ser humano o grupo. He aquí la simiente del trabajo mágico maligno
y la imposición de una poderosa mente sobre otra más débil. Si
ésta halla su camino en algún grupo, formas análogas impulsivas
(encontradas dentro del aura del grupo) se unirán a ella, teniendo
el mismo valor o medida vibratoria. Entonces ocurrirá lo mismo
que tuvo lugar en el aura grupal y sucedió dentro del "círculo
infranqueable" individual –el grupo tendrá a su alrededor
un muro separador de formas mentales y estará obsesionado por
alguna idea. Aquí tenemos la clave de todo sectarismo y fanatismo,
y de alguna forma de locura, individual o grupal.
Tercero,
el creador de la forma mental (en este caso un aspirante) es responsable.
La forma permanece vinculada a él por su propósito vital y en
consecuencia, por el karma de los resultados, correspondiéndole
el trabajo final de destruir aquello que ha creado. Esto es verdad
respecto a toda idea encarnada, tanto buena como mala. El creador
de todas ellas es responsable por el trabajo de su creación. El
Maestro Jesús, por ejemplo, tiene aún que enfrentarse con las
formas mentales que denominamos la Iglesia Cristiana, y tiene
mucho que hacer. El Cristo y el Buda tienen todavía algún trabajo
que consumar, aunque no con las formas que encarnan sus principios
enunciados, sino con las almas que han evolucionado mediante la
aplicación de esos principios.
Sin
embargo, el problema es diferente con el aspirante que aún está
aprendiendo a pensar. Tiende a utilizar la materia mental para
encarnar su comprensión equívoca de las verdaderas ideas, tiende
a expresar sus simpatías y antipatías mediante el poder del pensamiento;
se siente inclinado a utilizar la materia mental para lograr los
deseos de la personalidad. Esto lo atestiguará todo aspirante
sincero.
Muchos
de ustedes controlan demasiado sus pensamientos y protegen la
formulación de las ideas. Algunos pensamientos son ideas, revestidas
de materia mental y residen en el plano de materia mental. Éstas
son las concepciones abstractas y los hechos apenas percibidos
de la vida oculta interna o mística, que pasan a través de la
mente del pensador. No son tan difíciles de proteger, por ser
sus vibraciones tan elevadas y sutiles que pocas personas tienen
el poder de revestirlas adecuadamente de materia mental, y su
número es tan reducido que no es mayormente grande el riesgo de
que tales expresiones sean imprudentemente propaladas.
Además
la enseñanza oculta implica las comunicaciones. El círculo de
los que las captan se está ampliando, y esas formas mentales frecuentemente
atraen hacia sí y llevan al corazón del estudiante la materia
astral del deseo con el fin de verificar, corroborar y participar
con el grupo, cuyo conocimiento es tan vital como el suyo. A veces
esto es posible y otras no. Si se prohibe, ¿cuál será entonces
el medio de protección? En gran parte no permitir que la materia
del plano astral se adhiera a la forma mental. Combatir la cuestión
en el nivel del deseo e impedir se forme ese tipo de materia.
Donde no existe deseo de hablar y donde el esfuerzo va dirigido
a evitar la acumulación de materia alrededor del núcleo, se produce
otra forma mental que interviene y protege.
Aún
surge otro tipo de forma mental –el más predominante y causa de
la mayor parte de los trastornos. Éstos son la información, el
material detallado, las noticias (si así prefieren llamarlo),
base de lo que puede degenerar en habladurías referentes al trabajo
administrativo y de otra índole, y aquello que concierne a otras
personas. ¿Cómo evitar que la mente no trasmita hechos como éstos?
Ellos tienen su origen en los acontecimientos del plano físico,
y aquí reside la dificultad. Los hechos internos de la vida oculta
y aquellos que se originan en el plano mental no son difíciles
de ocultar. No llegan, a ustedes hasta que el templo de las vibraciones
sea bastante elevado como para poder captarlas y, por regla general,
cuando esto sucede, se posee un carácter y sabiduría suficientemente
estabilizado. Pero esto no acontece con un hecho en el plano físico.
¿Qué debe hacerse? Los pensamientos anteriores descienden desde
arriba; los posteriores se elevan hacia arriba desde el plano
físico y aumentan su vitalidad por el conocimiento de la mayoría,
generalmente de la mayoría inculta. Uno se origina nebu-losamente
en el plano mental; sólo el tipo más elevado de mente puede formularlo
y revestirlo de materia con precisión geométrica, y una mente
de esta naturaleza tiene por lo general la suficiente sabiduría
para no revestirlo de materia del plano astral. Esto no acontece
en el plano físico. Cuando se la encuentra y se hace contacto
con ella es una entidad vital, ataviada con materia del plano
astral y del plano mental. En este caso, ¿la vitalizarían o la
detendrían? Se puede detener mediante un impulso y una oleada
de amor hacia el sujeto implicado que envuelve a la forma mental
y la devuelve a quien la origina, llevada por una emanación de
materia astral, de fuerza suficiente como para impulsarla a través
y alrededor de ella, tal vez desintegrándola, pero con toda seguridad
será devuelta a quien la envió, sin causarle daño. Puede ser una
información maligna, una mentira o una habladuría. Desvitalícenla
por medio del amor, destrúyanla mediante el poder de una forma
mental opuesta, de paz y armonía.
Quizás
pueda ser una verdad, un acontecimiento funesto o una mala acción
cometida por algún hermano descarriado. ¿Qué hay que hacer entonces?
La verdad no puede ser desvitalizada o desintegrada. La Ley de
Absorción les ayudará en este caso. Absorban en sus corazones
la forma mental que encuentren y trasmútenla mediante la alquimia
del amor. Permítanme ser práctico e ilustrar esto, porque la cuestión
es de mucha importancia.
Si
un hermano les habla de un hecho cualquiera de otro hermano –hecho
que el mundo denomina maldad—, ustedes que saben más que el común
de los hombres, comprenderán que eso que se llama maldad podrá
ser sólo la expiación de karma o tener como base un buen móvil,
erróneamente interpretado. No deben agregar nada más a las habladurías,
ni propalarlas; de este modo, en lo que a ustedes concierne, la
forma mental construida alrededor del hecho ha llegado a un punto
muerto.
¿Qué
harían entonces? Construir una corriente contraria de pensamientos
que enviarán (sobre una ola de amor) al hermano, aparentemente
errado: bondadosos pensamientos de ayuda, de valor y aspiración
y una inteligente aplicación de la lección que deberá aprender,
resultante de la acción cometida. No utilicen la fuerza, porque
los pensadores fuertes no deben influenciar a otras mentes, sino
enviar una nueva corriente de amor inteligente y transmutador.
He aquí tres métodos, ninguno estrictamente oculto, porque éstos,
impartidos más adelante, serán asequibles a la mayoría:
1.
La forma mental mantenida en los niveles mentales, por ejemplo,
la inhibición de la materia del plano astral.
2.
La forma mental destruida y desintegrada por una corriente de
la fuerza del amor bien dirigida.
3.
La absorción de la forma mental y la formulación de un pensamiento
contrario de sabiduría amorosa.
Inhibición
Desintegración Absorción
Hay
tres castigos principales que acompañan al erróneo empleo de la
sustancia mental y el aspirante debe aprender a resguardarse y
evitar esas actividades; oportunamente esto hará que el proceso
de liberación sea innecesario:
1.
Una forma mental potente puede actuar como un "boomerang".
Vuelve a quien la envió para cumplir su misión con mayor intensidad.
El odio profundo revestido de materia mental puede retornar a
su creador cargado con la energía de la persona odiada, y por
lo tanto causa estragos en la vida del aspirante. No odien, porque
el odio siempre retorna a su punto de partida. Hay una profunda
verdad en el antiguo aforismo: "Tanto las maldiciones como
los pollos vuelven a casa a dormir".
Un
gran deseo de posesión material vuelve trayendo inevitablemente
lo que ha sido deseado, hallando sólo en la mayoría de los casos
que el aspirante ya no tiene el deseo vehemente de posesión, sino
que lo considera como una obligación o, al mismo tiempo, ya posee
más de lo que necesita; está saciado y no sabe qué hacer con todo
lo adquirido.
Una
poderosa forma mental que incorpora la aspiración de iluminación
espiritual, o el reconocimiento por parte de un Maestro, puede
atraer tanta iluminación como para cegar al aspirante y hacerlo
poseedor de una riqueza de energía espiritual para la cual no
está preparado ni en condiciones de utilizar. También el aspirante
puede ser atraído por la forma mental de uno de los Grandes Seres,
y se introduce más profundamente en el mundo de la ilusión y del
astralismo. De allí la necesidad de humildad, de anhelo de servir
y, por consiguiente, de olvido de sí mismo, si se quiere construir
verdadera y correctamente. Tal es la ley.
2.
Una forma mental también puede actuar como agente ponzoñoso y
envenenar todas las fuentes de la vida. Quizá no tenga fuerza
suficiente para salir del aura de su creador (muy pocas formas
mentales la tienen) y hallar su meta en otra aura, para acopiar
allí fuerzas y volver a su punto de partida, pero puede tener
una vitalidad propia capaz de devastar la vida del aspirante.
La violenta aversión, la roedora preocupación, los celos, la constante
ansiedad o el anhelo por algo o alguien, puede actuar tan potentemente
como un excitante o veneno, que echará a perder toda su vida e
inutilizará su servicio. Toda una vida se amarga y desvitaliza
por la preocupación, el odio y el deseo encarnado en él. Todas
las relaciones con otras personas son inutilizadas y hasta nocivas,
pues el aspirante preocupado o suspicaz, echa a perder el círculo
familiar o el grupo de amigos por su actitud interna ponzoñosa,
dominado por una idea. La relación con su propia alma y la fuerza
de contacto con el mundo de las ideas espirituales se paralizan,
no progresa, queda detenido por el veneno de su sistema mental.
Su visión se deforma, su naturaleza se corroe y todas sus relaciones
impedidas por los pensamientos agotadores que él mismo ha encarnado
en formas, poseen una vida tan poderosa que pueden envenenarlo.
No logra librarse de ellas por más que lo intente, aunque vea
claramente en teoría la causa de su dificultad. Ésta es una de
las formas más comunes de dificultades, porque tiene sus raíces
en la vida personal egoísta, frecuentemente tan fluida que parece
desafiar la acción directa.
3.
El tercer peligro del cual el aspirante debe protegerse es obsesionarse
con sus propias ideas encarnadas, ya sean aparentemente correctas
o fundamentalmente erróneas. Recuérdese que las ideas correctas
son temporarias, y en su oportunidad ocuparán su lugar como verdades
parciales, cediéndolo más tarde a verdades mayores. Un hecho del
momento es considerado luego como parte de un hecho más grande.
Un hombre puede haber captado algunos de los principios menores
de la Sabiduría Eterna con mucha claridad, y estar tan convencido
de su corrección que, olvidándose del todo mayor, construye una
forma mental sobre la verdad parcial que ha visto, lo que se convertirá
en una limitación y lo mantendrá prisionero, impidiendo su progreso.
Está tan seguro de poseer la verdad, que no puede ver la verdad
de otro. Puede estar tan convencido que es real su particular
concepto de la verdad que ha llegado a él mediante su propia alma,
matizada por su rayo y construida en cierta forma por su mente
personal separatista, que olvida las limitaciones de su propio
cerebro. Sólo vive para esa pequeña verdad, no puede percibir
otra; quiere inculcar su forma mental a otras personas, y se convierte
en una fanático obcecado y mentalmente desequilibrado, aunque
el mundo lo considera cuerdo.
¿Cómo
puede el hombre resguardarse de estos peligros? ¿Cómo podrá mantener
el equilibrio que le permita juzgar correctamente y conservar
el contacto mental con su alma y las de sus semejantes?
Primero
y ante todo, mediante la constante práctica de la Inofensividad.
Esto implica inofensividad en la palabra, en el pensamiento y
en consecuencia en la acción. Es una inofensividad positiva, que
significa constante actividad y vigilancia, no es una tolerancia
negativa y fluida.
Segundo,
cuidar diariamente los pensamientos y supervisar la vida mental.
No se permitirán ciertas líneas de pensamiento; viejos hábitos
mentales deben ser neutralizados por un pensar constructivo y
creador; ciertas ideas preconcebidas (obsérvese el valor esotérico
de esta frase) serán relegadas a segundo término para poder visualizar
los nuevos horizontes y penetrar en las nuevas ideas. Esto significa
una constante vigilancia diaria, hasta que los viejos hábitos
hayan sido vencidos y el nuevo ritmo establecido. Entonces el
aspirante descubrirá que la mente está tan enfocada sobre las
nuevas ideas espirituales, que las viejas formas mentales dejarán
de llamarle la atención y morirán por inanición. Éste pensamiento
es alentador. El trabajo de los primeros tres años será el más
arduo. Después, la mente será acaparada por las ideas y no por
las formas mentales.
Tercero,
rehusará vivir en el mundo de los propios pensamientos y entrará
en el mundo de las ideas y corrientes de pensamientos humanos.
El mundo de las ideas es el mundo del alma y de la mente superior.
La corriente de pensamientos humanos y opiniones, pertenece a
la conciencia pública y a la mente inferior. El aspirante debe
actuar libre en ambos mundos. Obsérvese esto cuidadosamente. No
significa que debe actuar libremente, lo cual implica la idea
de facilidad, sino que debe actuar como un agente libre en ambos
mundos. De la meditación constante diaria obtiene lo primero,
y mediante lecturas generales y el interés y comprensión lo segundo.
Cuarto,
debe aprender a desprenderse de sus propias creaciones mentales
y librarlas a fin de que cumplan el propósito para el cual él
inteligentemente las envió. Este cuarto proceso se divide en dos
partes:
1.
Mediante una frase mística, corta el vínculo que retiene una idea
incorporada en su aura mental.
2.
Desligando su mente de la idea, una vez que la ha enviado a cumplir
su misión, aprende la lección del Bhagavad Gita y "trabaja
sin apegos".
Estos
dos puntos variarán de acuerdo al crecimiento y posición del aspirante.
Cada uno, por sí mismo, formulará su propia "frase de ruptura"
y aprenderá por sí solo y sin ayuda, a apartar su mirada de los
tres mundos en los cuales trabaja, en su esfuerzo por impulsar
la idea del trabajo que debe realizar. También ha de aprender
por sí mismo a apartar su atención de la forma mental que ha construido,
donde está encarnada esa idea, sabiendo que mientras viva como
alma y la energía espiritual fluya a través de él, su forma mental
expresará la idea espiritual y llevará a cabo su trabajo. Se mantiene
unida por la vida del alma y no por el deseo de la personalidad.
Los resultados tangibles siempre dependen del impulso de la fuerza
espiritual que anima la idea encarnada en su forma mental. Su
trabajo reside en el mundo de las ideas y no en los efectos físicos.
Automáticamente los aspectos físicos responderán al impulso espiritual.
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