TRATADO SOBRE FUEGO CÓSMICO ALICE ANN BAILEY -MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul)
páginas 717-735, editorial Kier. Elementales de los éteres. Consideraremos ahora los niveles etéricos del plano físico o sea los cuatro subplanos superiores. Dichos niveles etéricos sólo son graduaciones de la materia del plano físico, de índole más sutil y refinada, siendo sin embargo física. En algunos libros de texto se los denomina: 1.
El primer éter, o materia atómica.
El cuarto éter es el único reconocido hasta ahora por los científicos, siendo el tema de sus investigaciones actuales aunque no se den cuenta de ello.
En el subplano atómico están los átomos físicos permanentes de toda la humanidad y los átomos correspondientes al reino dévico.
Los devas no evolucionan como la raza humana. Reencarnan en grupos y no en individuos, aunque cada grupo está compuesto de unidades, no poseyendo nada de la naturaleza del alma grupal involutiva. El alma grupal del sendero involutivo y la del evolutivo son distintas; una está entrando en la diferenciación, y se compone de entidades animadas por una vida global; la otra se ha diferenciado, y cada entidad es una unidad separada de la vida una, completa en sí misma, sin embargo una con el todo.
Existen muchos tipos de vida con los cuales hay que entrar en contacto en los cuatro niveles etéricos, pero ahora sólo podemos ocupamos de la vida dévica, recordando que la evolución dévica es de igual importancia que la del hombre.
Estos devas son numerosos, de naturaleza evolutiva y pertenecen a todos los grados y tipos.
El gran deva Kshiti los rige en el plano físico. Es un deva de categoría y poder similares a los del Chohan de Rayo;
preside todo lo que está fuera del reino humano en el plano físico y tiene como consejeros a los cuatro señores dévicos secundarios de los cuatro niveles etéricos. Con ellos preside un concilio subsidiario de siete devas que tratan todo lo que se relaciona con la evolución dévica y el trabajo de los constructores mayores y menores.
El deva que rige el cuarto éter o inferior, ha delegado a un miembro de Su concilio a fin de que se reúna, en la actualidad, con cierto Maestro para dos propósitos específicos; primero, para ver si es posible intentar el acercamiento de dos líneas de evolución, la humana y la dévica y, segundo, revelar algunos de los métodos curativos y las causas de la incapacidad física inherentes al doble etérico.
Devas de todo tipo y color se encuentran en los niveles físico etéricos, pero el color que prevalece es el violeta, de allí la frase los “devas de la sombra” empleada a menudo.
Con la llegada del rayo ceremonial color violeta, tenemos por lo tanto la amplificación de la vibración violeta, siempre inherente a estos niveles, y en consecuencia la gran oportunidad para establecer contacto entre los dos reinos. En el desarrollo de la visión etérica (capacidad del ojo físico humano) y no en la clarividencia, se hará posible esta mutua comprensión. También con el advenimiento de este rayo, los que pertenecen al mismo, vendrán con el don natural de ver etéricamente.
A menudo nacerán niños que verán etéricamente con tanta facilidad como el ser humano común ve físicamente; cuando las condiciones armónicas surjan gradualmente del actual caos mundial, devas y seres humanos establecerán amistad.
Cuando ambos planos, el astral y el físico se fusionen y mezclen y exista continuidad de conciencia le será difícil al ser humano, al principio, diferenciar entre los devas del plano astral y los del plano físico.
Al iniciarse este período de reconocimiento, los hombres entrarán en contacto principalmente con los devas color violeta, pues los de categoría superior intentarán definitivamente entrar en contacto con el ser humano.
Estos devas de las sombras son de color púrpura oscuro en el cuarto nivel etérico; de color púrpura más claro, muy similar al color violeta, en el tercer nivel etérico; violeta claro, en el segundo; mientras que en el subplano atómico son de un brillante color lavanda trasparente.
Algunos grupos de devas con los cuales se ha de entrar en contacto en el plano físico son los siguientes:
Cuatro grupos de devas de color violeta, asociados con el doble etérico de todo lo que existe en el plano físico. Estos cuatro están divididos en dos grupos, los que están asociados a la construcción del doble etérico y aquellos cuya sustancia se emplea para construir esos dobles etéricos. Los devas de color verde del reino vegetal. Existen también en dos grupos. Están muy evolucionados y se entrará en contacto con ellos principalmente por medio del magnetismo. Los devas mayores de este orden presiden los lugares magnéticos de la tierra; cuidan la soledad de las selvas, mantienen intactos los espacios abiertos del planeta que es necesario conservar inviolados, los defienden de toda intromisión y, con los devas violeta, trabajan en la actualidad, en forma definida aunque temporaria, regidos por el Señor Maitreya.
El Señor Raja del plano astral, Varuna y su hermano Kshiti, han sido convocados a la Cámara de Concilio de la Jerarquía para una consulta específica; así como los Maestros se están esforzando para preparar a la humanidad a fin de que preste servicio cuando el Instructor del Mundo venga, también estos Señores Raja trabajan en líneas similares vinculadas a los devas; lo hacen arduamente, su dedicación es intensa, aunque se hallan muy obstaculizados por el hombre.
Los devas de color blanco del aire y del agua, que presiden la atmósfera, trabajan con ciertos aspectos de fenómenos eléctricos y controlan los mares, ríos y arroyos. En cierta etapa de su evolución son extraídos de dichos grupos los ángeles guardianes de la raza cuando encarnan en el plano físico. Cada ente de la familia humana tiene su deva guardián.
Cada grupo de devas tiene un método específico de desarrollo y algún medio por el cual evolucionan y alcanzan una meta determinada.
Para los devas color violeta el sendero de realización se manifiesta por medio del sentimiento, educando a la raza en el perfeccionamiento del cuerpo físico, en sus dos sectores.
Para los devas color verde el sendero de servicio consiste en la magnetización, de la cual la raza humana nada sabe todavía. Por medio de este poder, actúan como protectores de la vida vegetal y de los lugares sagrados del planeta; en su trabajo reside la seguridad del cuerpo del hombre, porque éste extrae su alimento del reino vegetal y lo seguirá extrayendo durante esta ronda.
Para los devas de color blanco el sendero de servicio reside en proteger a los individuos de la familia humana, cuidar y segregar tipos, controlar a los elementales del agua y del aire y gran parte de lo que atañe al reino ictiológico.
De esta manera, sirviendo a la humanidad en una forma u otra, dichos devas del plano físico logran su realización. Tienen mucho que dar y hacer para la humanidad y, con el tiempo, le será evidente al ente humano lo que tiene que dar para la perfección del reino dévico. Ahora se está acelerando grandemente su evolución, paralelamente a la de la familia humana.
Existe otro grupo de devas con el cual no se puede establecer aún mucho contacto. Vinieron de otro esquema planetario y se especializan en su propia línea. Han alcanzado el reino humano o han pasado por él, y tienen la misma categoría que ciertos miembros de la Jerarquía, habiendo decidido quedar y trabajar con la evolución del plano físico. No son muy numerosos, doce únicamente. Cuatro trabajan en el grupo de color violeta, cinco en el grupo de color verde y dos en el grupo de color blanco, presididos por un regente de igual categoría que un Chohan.
El seis es el número de la evolución dévica, como el cinco es ahora el del hombre, y así como el diez representa al hombre perfecto, el doce representa la perfección del reino dévico.
Este grupo preside a los tres mencionados anteriormente. Existen además ciertos grupos subsidiarios. En el primer grupo se hallarán los elementales que trabajan con el doble etérico del hombre, los elementales que forman el cuerpo etérico donde quiera que haya vida, y los elementales que trabajan con las contrapartes etéricas de los así llamados objetos inanimados.
Éstos se enumerarán de acuerdo al orden e importancia de su desarrollo.
Los devas color violeta se hallan en el sendero evolutivo, los elementales en el sendero involutivo y su meta consiste en al reino dévico color violeta.
En el segundo grupo trabajan las hadas de la vida vegetal, los silfos que construyen y pintan las flores, los pequeños seres refulgentes que habitan los bosques y los campos, los elementales que trabajan con las frutas, los vegetales y todo lo que contribuye a cubrir de verdor la superficie de la tierra.
Asociados a éstos se hallan los devas menores del magnetismo, apegados a los lugares sagrados, a los talismanes y a las piedras y también un grupo especial que se encuentra cerca de donde habiten los Maestros.
En el tercer grupo trabajan los elementales del aire y del mar, los silfos, las hadas del agua y los devas que cuidan a cada ser humano.
Aquí se dan sólo indicaciones generales. Esta lista no es completa ni incluye a los elementales más burdos, los duendes morenos y los que moran en los espacios oscuros de la tierra y de las ciudades y en los lugares subterráneos en la superficie de la tierra.
Los devas de los éteres llevan sobre su frente un símbolo transparente en forma de Luna creciente, y por eso quienes son capaces de ver clarividentemente los distinguen de los devas astrales. Al considerar a los devas de los éteres, hallaremos que, por lo general, se dividen -en lo que se refiere a la manifestación- en dos grupos principales. Cada grupo está representado en cada uno de los cuatro subplanos, y este agrupamiento no puede ser considerado más que un método de diferenciación entre los muchos posibles. Dichos grupos son, primero, los devas que transmiten prana a todas las formas de vida; formando un grupo de devas intermediarios que proveen energía en sus distintas diferenciaciones;
segundo, los devas que forman los cuerpos etéricos de toda forma de manifestación, constituyendo la mayoría de los devas menores.
Lógicamente hay muchas otras inteligencias organizadas en la gran Hueste de la Voz en relación con esta principal división del plano físico, pero si el estudiante considera ambos grupos e investiga su relación con el hombre y el Hombre celestial, dentro de Cuyo cuerpo ellos se encuentran, aprenderá mucho que le permitirá comprender los problemas considerados hasta ahora insolubles y se le revelarán muchas cosas que tenderán a revolucionar los descubrimientos de la ciencia moderna y a producir cambios en los métodos empleados para el cuidado del cuerpo físico.
Los devas y la energía.
Antes de entrar a considerar estos dos grupos, sería conveniente insistir en que es necesario tener presente, cuando consideramos los niveles etéricos del plano físico, que nos ocupamos de esos planos en los cuales se halla la verdadera forma y estamos próximos a la solución del misterio del Espíritu Santo y de la Madre.
Por esta comprensión hasta incluir todo un sistema solar, se logrará esclarecer el vínculo que existe entre los cuatro planos superiores del sistema y los tres mundos del esfuerzo humano. Tenemos en el macrocosmos los cuatro planos de la vida supraconsciente o vibraciones centrales, que constituyen la base de la vida y la energía del cuerpo etérico de un Logos planetario y de un Logos solar, y los tres planos de vida consciente y autoconsciente que forman el vehículo físico denso de un Hombre celestial y del gran Hombre de los Cielos. Por medio del estudio de estas condiciones en el macro y microcosmos se comprenderá la razón por la cual los ocultistas nunca consideran al vehículo físico como un principio. El Espíritu Santo, quien influencia e implanta el germen de vida en la expectante y pasiva Virgen Madre o materia (haciendo que despierte e inicie su gran trabajo de producir la encarnación divina), es un factor primordial desde el punto de vista del segundo sistema solar.
En forma incomprensible para los pensadores modernos, la Madre o divina aspirante a los misterios del matrimonio cósmico, fue (en un sistema anterior) el factor predominante.
En este sistema, en relación con la sustancia o Espíritu Santo, es el factor predominante. Por lo tanto, el trabajo en niveles etéricos y la energía y actividad que se origina en el mismo, son los factores principalmente responsables en el plano físico de todo lo que es tangible, objetivo y manifestado.
El acrecentamiento de materia alrededor del cuerpo vital y la densificación de la sustancia alrededor del núcleo etérico vital son, en sí mismos, el resultado de la interacción y el intercambio final de vibración entre aquello que podría denominarse el remanente de una manifestación anterior y la vibración de la actual. Aquí -en la relación que existe entre energía positiva y su cuádruple diferenciación, y la triple sustancia inferior negativa receptiva, los científicos llegarán eventualmente a ciertas deducciones definidas y descubrirán:
a. El secreto de la materia misma, es decir, de la materia tal como la conocemos y vemos. b. La clave del proceso de la creación en el plano físico y el método por el cual se logra la densidad y concreción en los tres niveles inferiores. c. Las fórmulas para la transmutación orgánica, o la clave para los procesos por los cuales los elementos tales como los conocemos pueden ser desintegrados y combinados nuevamente.
Sólo cuando los científicos estén preparados para aceptar el hecho de que existe un cuerpo vital que actúa como punto focal en cada forma organizada, y sólo cuando quieran considerar cada elemento y forma de cualquier grado como constituyendo parte de un cuerpo vital aún mayor, los verdaderos métodos de la gran diosa Naturaleza serán suyos.
Para lograrlo deben estar dispuestos a aceptar la séptuple diferenciación del plano físico, según lo afirma el ocultismo oriental, y han de reconocer la triple naturaleza de la manifestación septenaria:
a. La energía atómica o energía de Shiva, energía del primer subplano o primer plano etérico.
b. La energía para la construcción de formas en los tres niveles etéricos siguientes.
c. La energía negativa receptiva de los tres planos del físico denso, el gaseoso, el líquido y el verdaderamente denso.
Considerarán oportunamente también la interacción entre los tres inferiores y los cuatro superiores en ese gran átomo denominado plano físico. Esto puede verse duplicado en el átomo de la física o de la química. Los estudiantes científicos interesados en estos asuntos hallarán de utilidad estudiar la analogía que existe entre estos tres tipos de energía y lo que se entiende por las palabras átomos, electrones e iones.
Todo lo que se manifiesta desde Dios hasta el hombre es el resultado de estos tres tipos de energía o fuerza, su combinación e interacción y su acción y reacción psíquicas. En el gran ciclo de duración logoica predomina el segundo tipo de energía, siendo importante su evolución, por eso el cuerpo etérico subyacente en todo lo visible es el más importante. Esto es también verdad respecto a los dioses, hombres y átomos. Se pierde mucho tiempo conjeturando sobre los orígenes de la vida, los resortes de la actividad y los impulsos que subyacen en los procesos creadores. Hasta ahora la ciencia ha trabajado casi a ciegas y ha dedicado mucho tiempo a investigar los tres planos inferiores. Se ha ocupado principalmente de la Madre, de la materia negativa receptiva, y sólo ahora está llegando a ser consciente del aspecto Espíritu Santo o energía que permite a esa Madre cumplir su función y llevar adelante su trabajo.
Abordando el mismo problema microcósmicamente puede decirse que recién ahora los hombres comienzan a ser conscientes de los resortes que inician la actividad espiritual y de los orígenes de la vida espiritual. La energía de los planos superiores sólo se va revelando a medida que los hombres comienzan a hollar el Camino y a ser influenciados por budi, que afluye desde el cuarto plano etérico cósmico.
Finalmente, cuando los científicos estén dispuestos a reconocer y a colaborar con las fuerzas inteligentes que se hallan en los niveles etéricos y cuando se convenzan de la naturaleza hilozoísta de todo lo que existe, sus descubrimientos y trabajos tendrán una exacta analogía con las cosas tal como son en realidad. Como se ha señalado anteriormente esto se llevará a cabo cuando la raza desarrolle la visión etérica y se compruebe más allá de toda controversia, la verdad de las afirmaciones del ocultista.
Habrán observado que al enumerar los dos grupos principales, no se ha mencionado a ese gran grupo de Constructores denominados esotéricamente “los transmisores de la Palabra”. Sólo se ha tratado de los dos grupos que constituyen la “Hueste de la Voz”; esto se debe a que en esta parte nos ocupamos solamente de ella o de esos constructores, grandes y pequeños, que entran en actividad cuando se pronuncia la Palabra del plano físico.
Los “Transmisores de la Palabra” del primer subplano o nivel atómico, reciben el sonido vibratorio que llega desde el plano astral y -pasándolo a través de sus cuerpos- lo envían a los otros subplanos.
Para mayor claridad, puede decirse que dichos transmisores son siete.
Forman, en su totalidad, los cuerpos físico atómicos del Señor Raja del plano y, en sentido peculiarmente esotérico, los siete forman (en sus diferenciaciones inferiores en niveles etéricos) la suma total de los centros etéricos de todos los seres humanos, así como en los niveles etérico cósmicos se encuentran los centros de un Hombre celestial.
La conexión que existe entre los centros y la sustancia etérica, humana y del sistema, abre un vasto campo para el pensamiento.
Los “Transmisores de la Palabra”, en el subplano atómico de cada plano son devas que poseen vastos poderes y prerrogativas, y puede decirse que están vinculados al aspecto Padre y a las personificaciones del fuego eléctrico. Todos tienen plena autoconciencia, habiendo pasado por la etapa humana en kalpas anteriores. Además son parte integrante de los siete centros principales de la cabeza en el cuerpo de un Logos solar o de un Logos planetario.
Aunque se hallan vinculados con el aspecto Padre, sin embargo forman parte del cuerpo del Hijo y, cada uno de ellos, de acuerdo al plano que energetizan, es parte componente de uno de los siete centros solares o planetarios -planetario cuando concierne únicamente al centro involucrado del sistema, considerado parte integrante del todo.
Cada una de estas grandes vidas (personificando energía dévica de primer grado) es una emanación del sol central espiritual en el primer caso y de una de las tres constelaciones principales en el segundo. Se dividen, en el sistema, en tres grupos:
Grupo 1, incluye a esos transmisores de la Palabra que se encuentran en los tres subplanos inferiores del plano Adi o logoico.
Grupo 2, comprende a esos grandes constructores que trasmiten la Palabra en los tres siguientes planos del sistema, el monádico, el átmico y el búdico.
Grupo 3, está formado por aquellos que realizan una función similar en los tres mundos del esfuerzo humano. Fundamentalmente, en el tercer caso, también son emanaciones de una de las siete estrellas de la Osa Mayor.
En estas triples fuerzas emanantes puede encontrarse el origen de todo lo que es visible y objetivo y, por su intermedio, nuestro sistema solar ocupa su lugar dentro del esquema cósmico mayor, formando un fuego cósmico básico, constituyendo la suma total de los centros coronario, cardíaco y laríngeo del Logos solar, hallándose sus analogías en un Hombre celestial, un ser humano y un átomo.
Por eso cuando el científico descubre la naturaleza del átomo se pone en contacto con esos tres tipos de energía solar y está desentrañando el misterio central del sistema. Cuando la triple naturaleza del átomo sea revelada, se comprobará gradualmente la triple naturaleza del hombre y de Dios. La energía de estos grupos pasa así a través del sol físico y de allí emiten la Palabra correspondiente al plano particular de su esfuerzo específico.
El estudiante no debe cometer el error de pensar que estos siete grandes transmisores son los siete Hombres celestiales. Componen la mitad de Su real naturaleza. Es todo lo que puede decirse de este gran misterio, aunque puede añadirse que, desde otro punto de vista, sólo forman una tercera parte de su triple naturaleza divina. El hombre es dual, Espíritu y materia; también durante la evolución, es una triplicidad; lo mismo sucede con el Hombre celestial, de allí el misterio.
El gran Transmisor de la Palabra en el plano físico, que estamos considerando, es el factor que energetiza el centro laríngeo de Brahma. Podría hacerse una interesante clasificación de los triples centros y de los tres aspectos divinos, que será de utilidad para el estudiante, aunque debería recordar cuidadosamente que estos centros sirven para generar y trasmitir energía:
1. El transmisor de energía en el plano físico forma el centro laríngeo en el cuerpo de Brahma, el tercer aspecto.
2. El transmisor de energía en el plano astral forma el centro cardíaco de Brahma.
3. El transmisor de la palabra en el plano mental forma el centro coronario de este tercer aspecto. Estos tres Señores Raja, devas o transmisores, forman los tres centros de fuerza logoica en los tres mundos. Constituyen el aspecto energía más inferior de Brahma. 4. El Transmisor de la Palabra en el plano búdico forma el centro de la garganta de Vishnu, el segundo aspecto. Desde allí surge la Palabra que construye la forma física densa de un Hombre celestial o de un Logos solar.
5. El Transmisor de energía en el plano monádico forma el centro cardíaco de Vishnu, el segundo aspecto.
6. El Transmisor de energía en el plano átmico forma el centro coronario de Vishnu.
Esta clasificación confundirá a los estudiante si no tienen en cuenta que estamos considerando estos aspectos sólo como dualidades y tratando de una de las partes duales. Se evidenciará por ejemplo, en el aspecto Vishnu, que se manifiesta en el segundo plano, que la energía de ese plano actuará como centro coronario para los planos subsiguientes, y si esto se capta correctamente aclarará lo demás.
El Transmisor de la Palabra en el plano de Adi o primer plano, es la personificación del centro laríngeo de una entidad cósmica. Lo expuesto proporcionará una exacta comprensión de nuestro lugar en el esquema cósmico; también demostrará la naturaleza fundamentalmente física de los siete planos del sistema solar y evidenciará la naturaleza de Brahma o el Espíritu Santo.
En Antiguo Comentario dice: “Brahma es Uno, sin embargo incluye a Su hermano. Vishnu es Uno, sin embargo no existe separado de Su hermano aunque joven, en lo que respecta al tiempo, sin embargo es muy viejo. Shiva es Uno y antecede a ambos, sin embargo no aparece ni es visto hasta que ambos hayan recorrido cíclicamente Su curso.” La séptuple clasificación que antecede, de acuerdo a la ley de analogías puede ser aplicada igualmente a cada plano, pues los transmisores y trabajadores en cada plano forman grupos similares.
Del mismo modo, el hombre puede considerar esta clasificación en relación con sus siete centros y, de su estudio, adquirirá conocimiento respecto al tipo de energía que fluye a través de cualquier centro particular.
Análogamente, a estos transmisores se los puede oír cuando emiten la Palabra con bastante fuerza y poder en ese esquema Planetario que corresponde a su nota y está sintonizado a su vibración. Por lo tanto, los esquemas planetarios se dividen en agrupaciones similares y esto abrirá para los estudiantes un vasto campo de conjeturas. Los siete Prajapatis se dividen en dos grupos de tres, predominando uno de Ellos. Al estudiar el sistema solar, los planos, los esquemas, el hombre y el átomo, los estudiantes deberían recordar que las agrupaciones de las líneas o corrientes de energía durante los ciclos evolutivos se dividen lógicamente en cuatro: 1.
1-3-3 La primera división puede ser interpretada de acuerdo a la ley de analogía, cuando se investiga la naturaleza del plano atómico del sistema solar, los tres planos etérico cósmicos y los tres planos del esfuerzo humano, en su mutua relación.
La segunda división es más fácil de captar cuando se comprende la estrecha relación que existe entre los cuatro planos etérico cósmicos y los tres planos inferiores. Esto puede ser esclarecido estudiando los cuatro éteres físicos y los tres subplanos inferiores de nuestro plano físico. La clave para descifrar el misterio de la tercera división se halla oculta en la manera como está constituido el plano mental con sus tres niveles sin formas y sus cuatro niveles con formas.
La cuarta división puede ser descifrada cuando el estudiante comprende que su propia naturaleza constituye una tríada espiritual, un cuerpo egoico y un triple hombre inferior. También puede encarar la primera división en forma similar y considerarse a sí mismo como una fuerza primaria o la Mónada, una triple fuerza secundaria o el Ego, y una triple energía inferior o la personalidad, recordando que aquí únicamente consideramos la energía creadora y el aspecto Brahma de la manifestación al coordinarse con el aspecto Vishnu.
Los transmisores de prana.
Anteriormente, en una parte de este tratado, hemos considerado en forma parcial los devas que transmiten prana para el cuerpo etérico del hombre y del planeta.
Son el reflejo, en el plano inferior, del aspecto Vishnu de la divinidad; los siete subplanos de nuestro plano físico reflejan débil y distorsionadamente los tres aspectos, siendo una sombra oscura que nada revela de la Deidad. Este grupo de transmisores son responsables de tres resultados importantes, hallándose activos en tres líneas principales.
Son los devas que vitalizan y producen la energía de todas las formas de vida sensoria. Constituyen la vida que palpita a través del cuerpo etérico de cada planta y animal y de toda forma intermedia de vida; son el fuego intenso que se ve circular a través de cada vehículo etérico.
Otra de sus innumerables funciones consiste en producir el calor del sol y de todos los cuerpos; causan la irradiación solar, planetaria y humana; nutren y preservan todas las formas.
Esotéricamente son los intermediarios entre el Padre y la Madre en cada plano, ya sea cósmico o del sistema.
Se originan del sol y están estrechamente relacionados con el plexo solar logoico y planetario, pues el proceso evolutivo, como en toda la manifestación, es el resultado del deseo que actúa sobre las facultades creadoras y produce lo objetivo.
Constituyen los devas que energetizan a las miríadas de diminutas vidas que construyen en el cuerpo etérico de todo lo visible y tangible, siendo los instigadores de los procesos creadores de los tres subplanos más inferiores del plano físico. Los devas que en el sistema se dedican a esta actividad pueden subdividirse en dos grupos: a. Aquellos que trabajan en los cuatro planos superiores del sistema y desde allí influencian a los tres mundos, produciendo por acción refleja los resultados deseados. b. Aquellos que trabajan en los tres mundos del esfuerzo humano, produciendo directamente la manifestación física densa. Todos los devas etéricos que transmiten energía en el plano físico pertenecen a la segunda división ya enumerada; de acuerdo al subplano en que trabajan, son guiados por una inteligencia mayor en el plano correspondiente.
Existen también los devas que constituyen la fuerza atractiva de toda forma subhumana, manteniendo en coherencia las formas de los tres reinos inferiores de la naturaleza y produciendo así el cuerpo de manifestación de la gran Entidad, suma total de la vida del reino y de las vidas menores que animan a diferentes familias y grupos dentro de cualquier reino específico. Los devas del doble etérico.
El tema que abordaremos ahora concierne a esos devas que constituyen el doble etérico de todo lo que existe. En consecuencia tiene mucho valor para el estudiante inteligente porque revela el método por el cual todas las formas se materializan en el plano físico.
El propósito de este tratado no consiste en describir la materialización de la forma, por medio del divino pensamiento, a medida que se origina en los planos arquetípicos y (mediante corrientes dirigidas de energía inteligente) va adquiriendo sustancia al reproducirse en cada plano, hasta que oportunamente (en el plano físico) la forma queda revelada en su manifestación más densa. Ninguna forma es todavía perfecta, para ello es necesario evolucionar cíclicamente y continuar en la producción de formas hasta que se aproximen a la realidad en hecho y acción.
El método para producir las formas puede clasificarse de la manera siguiente:
1.
Pensamiento divino- El plano mental cósmico.
Constituye la primera aparición etérica de un sistema solar en el subplano atómico del plano físico. Todas las simientes de vida se hallan latentes. Facultad inherente que proviene de una esencia solar anterior.
El Sonido logoico Segundo plano El Sonido A U Constituye el cuerpo del sistema solar en el segundo éter, siendo el plano arquetípico. Las simientes de vida están vibrando o germinando. Se evidencian los siete centros de energía. El deva Agni aparece como séptuple. La forma es potencialmente perfecta.
La Triple Palabra logoica Tercer plano El Sonido AUM Se ve el cuerpo del sistema solar en sustancia del tercer plano etérico y los tres funcionan como uno. La triple energía del Logos está coordinada y nada puede obstaculizar el trabajo de la evolución. Los tres grupos de devas están activos y la forma arquetípica en proceso de materialización.
La palabra septenaria logoica Cuarto plano
La Palabra de Los centros etéricos logoicos siete sílabas.
El cuerpo etérico del sistema solar ya está totalmente terminado, aunque no llegará a la perfección hasta el fin de otro manvantara. El principal cuerpo de vitalidad está preparado para energetizar al vehículo físico denso. Los siete centros, con sus cuarenta y nueve pétalos principales, vibran, y la conciencia se estremece a través de cada átomo del sistema. Un intervalo o pausa tiene lugar en esta etapa de desarrollo llevándose a cabo los procesos de coordinación y estabilización; la energía o vibración aumenta hasta que, mediante un esfuerzo simultáneo que emana de los tres aspectos, se hace posible para llevar a la objetividad aquello que todavía es subjetivo.
Esto tiene su paralelo en el plano físico cuando el hombre aplica el esfuerzo para atraer y materializar lo que ha concebido y deseado. La razón por la cual tantas personas no materializan sus conceptos, y por ello se consideran fracasadas, se debe a la incapacidad de aplicar en forma coordinada el esfuerzo y poner en movimiento sustancia de los tres subplanos inferiores del plano físico. Consiguen llevar su concepto desde el plano mental (como lo hace el Logos en niveles cósmicos) hasta el cuarto nivel etérico del físico, y allí su energía se agota debido a:
a.
la falta de voluntad o concentración sostenida,
La Frase logoica Quinto pIano
El plano del mántram Entonces aparece la forma gaseosa del sistema solar y los centros de energía se velan y ocultan. El acrecentamiento y la concreción tienen lugar rápidamente. Los tres grupos de constructores coordinan nuevamente sus esfuerzos y se produce una nueva afluencia de energía -trayendo devas desde el centro logoico de la cabeza. Los constructores menores responden al mántram logoico, entonado nuevamente en cada manvantara, y las siete corrientes de energía, desde los siete centros logoicos, se dirigen hacia abajo. El
canto logoico Este canto o vibración provoca la venida de un grupo de devas desde el centro del corazón logoico para aumentar los esfuerzos de los que ya se hallan activos.
El cuerpo líquido del Logos solar aparece, y la forma existe en sus seis diferenciaciones. La concreción es muy rápida y la actividad es considerablemente más violenta dada la mayor densidad de la substancia que se va acrecentando. El
libro logoico La totalidad de la forma revelada. Durante la evolución debe manifestar su propósito y naturaleza. Un tercer grupo de devas aparece desde el centro laríngeo logoico y colabora con sus hermanos. Los fuegos arden, los centros están activos y cada uno de los cuarenta y nueve pétalos, en el cuarto plano de budi, produce una actividad refleja en el plano físico denso.
El hombre realiza un trabajo similar cuando está abocado a la creación, cualquiera sea, y al proceso de producir formas en la tierra, las cuales personifican una idea. Aquí la analogía es perfecta.
En conexión con esos seres humanos que nada crean, pero que son impulsados a la actividad por la urgencia de las circunstancias -constituyendo el grueso de la raza humana-, debe señalarse que forman parte de la actividad creadora de alguna entidad mayor y más avanzada.
A medida que prosigue la evolución autoconsciente habrá cada vez más miembros de la familia humana que se convertirán en creadores y trabajadores inteligentes en lo que atañe a la sustancia dévica.
Por lo tanto, en las etapas iniciales, al disociarse de la actitud pasiva, surgirá una rebelión contra la ley y el orden, una negativa de ser gobernado y una evidente capacidad de seguir un concepto individual a expensas del grupo, grande o pequeño.
La evolución y la experiencia pondrán remedio a este defecto aparente y, a medida que la conciencia responde más activamente a las vibraciones superiores, el hombre se hará consciente del propósito y del plan de la Inteligencia que dirige al grupo.
Despertará a la belleza de ese plan y empezará a subordinar sus propios intereses en bien de la mayoría y a colaborar inteligentemente.
El poder creador, que antes había sido de naturaleza separatista, será ofrecido como sacrificio voluntario a la energía superior y sus pequeños planes e ideas se fusionarán con los más grandes.
Sin embargo no será una unidad pasiva, llevada de un lado a otro por la energía de su grupo, sino que se convertirá en una fuerza positiva, activa y potente, autoinmolada por el reconocimiento inteligente de un plan superior.
Comprenderá que existen fuerzas vivientes en la naturaleza y que a medida que la energía superior vibra a través de él, se despiertan sus propios poderes latentes. Ve y conoce a las fuerzas dévicas, y por lo tanto puede trabajar inteligentemente con ellas. Controlará y manipulará a unas, colaborará con otras y obedecerá aun a otras.
Verdadero mago es quien comprende los hechos relativos a la sustancia dévica, al poder del sonido, a la ley de la vibración y a la capacidad de producir formas de acuerdo a la ley.
Aquí reside una de las diferencias existentes entre el mago de la Buena Ley y el del Sendero de la Izquierda.
Un mago blanco puede controlar y manipular la sustancia dévica, y lo hace colaborando inteligentemente con los constructores mayores.
Dada la pureza, la santidad de su vida y el grado elevado de su propia vibración, puede entrar en contacto con cualquier tipo de deva.
El mago de las sombras controla y manipula la sustancia dévica, en los planos astral y físico y en los niveles inferiores del plano mental, por la fuerza de sus vibraciones y conocimiento, pero no colabora con los constructores dirigentes.
No puede entrar en contacto con ellos porque, debido al egoísmo, su naturaleza es impura, siendo su vibración demasiado baja; por lo tanto, su poder es limitado y destructivo, sin embargo inmenso dentro de ciertas restricciones.
Los devas del doble etérico se dividen en dos grupos.
Los constructores menores, que son dirigidos por los constructores mayores, forman el doble etérico de todo lo visible y tangible en el plano físico denso.
Son legión y omnipresentes; reúnen y construyen el material necesario para formar el doble etérico de todas las cosas y lo hacen regidos por ciertas leyes, trabajando con ciertas restricciones.
Se los denomina en la fraseología ocultista “los devas que escuchan”, pues recogen esa nota y tono particular emitido por los que transmiten el sonido del plano físico, el cual es necesario para reunir la sustancia de cualquier forma material que se intenta realizar.
También se dice que poseen “oídos, pero no ven”.
Trabajan en estrecha colaboración con los elementales del cuerpo físico denso. Éste constituye el segundo grupo y se los denomina “elementales que viven”, pues existen en materia de los tres subplanos inferiores, pudiendo ver en el plano objetivo en sentido esotérico lo cual implica que existe siempre una analogía entre vista y conocimiento.
Los “constructores que escuchan” reúnen el material; los “elementales que ven” toman este material y erigen con éste cualquier forma específica.
Existen
en muchos grupos de acuerdo a su grado de evolución y algunos de
ellos pueden ser clasificados de la manera siguiente:
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