TRATADO SOBRE FUEGO CÓSMICO ALICE ANN BAILEY -MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul)
páginas 517-533, editorial Kier. Los Agnichaitas - Devas del Plano Físico Estos devas son la suma total de la sustancia del plano físico. Como sabemos, este plano se divide en dos partes: Los cuatro éteres, cuatro subplanos.
Tenemos aquí una subdivisión del séptimo subplano del plano físico cósmico lo cual hace que el plano de la manifestación inferior se divida en cuarenta y nueve subplanos o estados de actividad. Para los propósitos del trabajo activo, los devas del sistema se dividen en cuarenta y nueve grupos -los cuarenta y nueve fuegos. Los Agnichaitas a su vez se dividen también en cuarenta y nueve grupos reflejando de esta manera al todo. 1. El Señor Raja. Kshiti. La vida del plano físico. 2. Tres grupos de Agnichaitas se ocupan de:
Ese aspecto eléctrico que produce actividad.
Produce la unión de la sustancia negativa y positiva, trayendo así a la existencia, en su significado exotérico y común, todo lo que se puede ver y tocar.
Estos tres grupos también se subdividen en siete grupos que forman la materia de cada subplano, considerando a esa materia como el cuerpo de manifestación de uno de los siete devas por medio del Señor Raja del plano se manifiesta.
Estos siete grupos se dividen nuevamente en siete, formando cuarenta y nueve. Los tres grupos funcionan de la manera siguiente:
Grupo A. En el primer subplano. Suma total de la materia atómica en el plano físico. Grupo B. En los subplanos etéricos segundo, tercero y cuarto. Constituyen la sustancia de esos planos, los transmisores de prana, por intermedio de los cuales el prana fluye hacia los aspectos más concretos del vahan o vehículo denso logoico.
Grupo C. En los tres subplanos inferiores; los devas que constituyen la esencia de todo lo tangible, visible y objetivo.
Los estudiantes deben establecer una verdadera distinción entre los centros y el resto del cuerpo cuando analizan la construcción del cuerpo del Logos solar o de un Logos planetario.
Los centros están aliados o relacionados con la conciencia y compuestos de unidades autoconscientes -las Mónadas humanas.
El del cuerpo está compuesto de sustancia dévica y sin embargo ambas forman una unidad.
Por lo tanto, las unidades dévicas son numéricamente superiores a la humana, siendo también femenina y negativa la sustancia dévica, y masculina la Jerarquía humana.
Por medio de la actividad positiva de los centros, la sustancia dévica negativa es influenciada, construida y energetizada. Esto es verdad que se refiere a un Logos solar, a un Logos planetario y a un humano.
Por eso tres tipos de fuerza actúan sobre, o a través de estos devas:
Ésta emana directamente del primer aspecto de Brahma o Agni, considerado como una Entidad autoconsciente, la tercera Persona de la Trinidad logoica y por consiguiente, el Espíritu, el Alma y el Cuerpo mismo en Su Naturaleza esencial separada.
b. La fuerza que energetiza a los devas constructores o grupos que construyen formas; esto proviene del segundo aspecto de Brahma, siendo el prana que surge del Sol físico y actúa bajo la Ley de Atracción.
c. La fuerza que energetiza a los devas de los tres órdenes inferiores que emanan de Brahma en Su tercer aspecto. Así, mediante la fuerza dual o los aspectos de la materia misma. interactuando entre sí, se producen las formas más densas. Sin embargo, los tres tipos de fuerza funcionan como uno solo.
Grupo C. Agnichaitas. Al considerar los grupos de Agnichaitas debemos recordar que se trata de la manifestación del Logos, de la cual ya se ocupa la ciencia exotérica; en lo que respecta a este grupo, la ciencia ya está progresando bastante y acumulando conocimiento; resta ahora a la ciencia reconocer la naturaleza entificada de la sustancia y así explicar la vida que energetiza la sustancia de los tres subplanos inferiores. Este reconocimiento, por parte de la ciencia, de que todas las formas están construidas de vidas inteligentes, tendrá lugar cuando la ciencia de la magia esté nuevamente en auge y las leyes del ser sean mejor comprendidas.
Es magia cuando una vida mayor maneja las vidas inferiores, cuando el científico comience a trabajar con la conciencia que anima a la sustancia (atómica o electrónica) y cuando controle conscientemente las formas construidas con dicha sustancia, conocerá gradualmente el hecho de que entes de todas graduaciones y distintas constituciones son utilizadas para construir lo visible.
Esto no sucederá hasta que la ciencia haya admitido definitivamente la existencia de la materia etérica tal como la comprende el ocultista y establecido la hipótesis de que el éter posee distintas vibraciones.
Cuando a la contraparte etérica de todo lo que existe se le adjudique el lugar que le corresponde y se la considere de mayor importancia en la escala del ser que el vehículo denso y que es esencialmente el cuerpo de la vida o vitalidad, la función del científico y del ocultista se fusionarán.
H. P. B. ha dicho que el físico denso no es un principio; ciertamente se pasa por alto este punto en lo que se refiere hombre y al Logos. Su importancia no puede ser lo suficientemente comprendida pues su efecto consiste en transferir el punto de centralización o polarización en su cuerpo etérico, compuesto, en el caso del hombre, de materia de los cuatro subplanos superiores del plano físico del sistema y, en el caso del Logos, de materia de los cuatro subplanos superiores del plano físico cósmico.
El tema es de gran complejidad pues significa que debe comprenderse, desde el punto de vista del ocultista, que la vibración inferior la cual puede relacionarse es la etérica del sistema con cuatro vibraciones menores afines; en forma análoga, macrocósmicamente, la vibración logoica inferior con la cual se relacionan los adeptos avanzados es la etérica cósmica. Las tres vibraciones inferiores del sistema y del cosmos son el resultado de:
Vibración refleja de parte de la sustancia negativa, pues los tres inferiores son negativos para los cuatro superiores.
Vibración sincronizada inherente a la sustancia negativa, restos de un sistema anterior que personifica el karma anterior del Logos y del hombre. Vibraciones reemplazadas gradualmente por la imposición de una nota más elevada, por consiguiente, tanto para el hombre como para el Logos forman ocultamente el “cuerpo de muerte”.
Esto nos conduce al tema que en realidad queremos dilucidar respecto a este tercer grupo de devas inferiores. En lo que se refiere al hombre son muy destructivos, pues constituyen la última y por ende la poderosa vibración del sistema anterior, la actividad consciente de la materia densa.
De allí que la afirmación de que el hombre está a “merced de los elementos” encierra una gran verdad.
El fuego puede físicamente quemar al hombre y destruirlo se halla inerme ante la acción volcánica y no puede protegerse contra los estragos del fuego, salvo en las etapas iniciales de tal esfuerzo dévico.
La importancia oculta de la lucha que el hombre libra contra los devas del fuego por ejemplo, es muy real, como puede observarse en la lucha que libra el cuerpo de bomberos en cualquier ciudad.
Aunque todavía está lejano, llegará con toda seguridad el día en que el personal de dichos cuerpos será elegido por su capacidad para controlar a los Agnichaitas cuando se manifiestan destructivamente, y no emplearán el método del agua (es decir llamar a los devas del agua para neutralizar a los devas del fuego), sino que utilizarán el método de conjurar y poseerán conocimiento de los sonidos con el cual pondrán en acción fuerzas que controlarán a los elementos ígneos destructivos.
El tercer grupo de estos devas está muy relacionado con el control que ejerce el departamento del Manu y con los grandes devas asociados a dicho departamento en este planeta.
Debido a la actividad que despliegan durante ciertos ciclos, cambian toda la superficie de la Tierra mediante la acción volcánica; continentes surgen y se sumergen; los volcanes están activos o pasivos, y así el mundo es purificado por el fuego.
En su correspondiente sector estos Agnichaitas se mantienen activos, construyendo formas minerales por medio del fuego; son los alquimistas de las regiones inferiores, y mediante el contacto y el conocimiento de ‘palabras’ por las cuales son controlados, los futuros alquimistas científicos (en contradicción con los alquimistas idealistas del pasado) trabajarán con los minerales y con las vidas corporificadas en todas las formas minerales.
El secreto de la transmutación de los metales comunes en oro será revelado cuando las condiciones del mundo sean tales que al oro no se lo considere el metal patrono y por ende su libre fabricación no conducirá al desastre, y cuando los científicos trabajen con el aspecto vida o con la vida eléctrica positiva y no con el aspecto sustancia o forma.
Hemos visto que el trabajo del grupo inferior de Agnichaitas consiste en construir continentes por medio del fuego, purificar por su intermedio durante ciclos alternados y fabricar los metales y los minerales.
Se relaciona también con el cuidado de los fuegos del hogar, o esos fuegos que calientan, alegran y producen condiciones habitables en un planeta e incidentalmente en un hogar.
Esto es de importancia vital, pues significa que están vinculados por los fuegos básicos centrales de las entrañas de la Tierra, con el fuego básico central que nutre y calienta a las formas físicas de todos los reinos de la naturaleza y, en consecuencia, con el fuego kundalínico en la base de la columna vertebral del hombre individual.
No Es aconsejable extendernos más sobre sus funciones. Debe observarse que hay menos que decir en relación con el aspecto materia que sobre la conciencia y el aspecto hilozoístico de la manifestación.
La razón consiste en que la ciencia exotérica está investigando, lenta pero firmemente, la naturaleza de los fenómenos y descubriendo por sí misma el carácter de la manifestación eléctrica.
La lentitud del descubrimiento reside la seguridad. No es conveniente ni correcto todavía que la verdadera naturaleza de estos distintos poderes y fuerzas sea completamente conocida; por lo tanto sólo podemos indicar ciertas líneas amplias y generales.
A su debido tiempo, cuando la familia humana esté centrada en la naturaleza superior y no en la inferior y cuando la fuerza de los planos superiores puedan imponerse con mayor facilidad sobre la inferior, los hechos relacionados con estas Vidas y estos Constructores, sus métodos de trabajo y las leyes de su ser serán conocidos.
Hoy el conocimiento produciría dos resultados: primero, pondría a la familia humana bajo el poder (aún ciego y destructivo) de ciertos elementos de naturaleza análoga a la del cuerpo físico.
Esto traería como consecuencia la destrucción de la forma o se llegaría a la parálisis y a la demencia en gran escala.
Segundo, se pondría el poder en manos de ciertos Hermanos del Sendero izquierdo y de un determinado número de magos inconscientes (de los cuales hay bastantes que lo emplearían sólo para fines egoistas, malignos y materialistas. Por eso no es conveniente mas información acerca de esta sustancia física densa y de los que la corporifican.
Los Agnichaitas del tercer grupo son todavía para el hombre una amenaza y sólo pueden ser manejados en forma grupal y en amplia escala por el guía del departamento del Manu mediante sus propios regentes -ciertos devas que poseen un desarrollo igual a la sexta Iniciación.
La Jerarquía oculta de nuestro planeta se dedica principalmente a desarrollar la autoconciencia en el hombre y a interpretar inteligentemente los acontecimientos de la Naturaleza; a colaborar sabiamente con las Fuerzas constructoras de la naturaleza, siendo el objeto de su principal esfuerzo la vitalización y la actividad de los centros en el Hombre celestial de nuestro planeta y en los entes individuales de la familia humana.
La Jerarquía oculta es un gran centro de fuerza, pues los centros coronario, cardíaco y laríngeo del Hombre celestial, funcionan al unísono.
Paralelamente a las actividades que desarrolla en la línea de la conciencia (y principalmente con la conciencia o inteligencia cuando se manifiesta en el tercero o cuarto reinos) se encuentra una gran jerarquía de devas que se dedica a desarrollar esa parte del cuerpo de un Hombre celestial que incluye los centros activos.
Quizás alguna idea de lo que trato de exponer podrá extraerse de una ilustración.
La Jerarquía oculta se ocupa de abrir el Loto de nueve pétalos en el Hombre celestial y en el hombre (realizándolo por medio de la acción refleja entre el físico cósmico y el mental cósmico), mientras que la gran Jerarquía dévica se ocupa de los átomos permanentes, del cuerpo egoico y del desarrollo de las espirillas. De esta manera, el estudiante inteligente percibirá y comprenderá, macro y microcósmicamente, la función de los Agnichaitas de las hogueras. Grupo B. Agnichaitas: Al encarar el tema del Grupo B o segundo grupo de Agnichaitas nos ocuparemos de ese importante grupo de devas denominados en algunos libros “los devas de las sombras”. Su función es principalmente cuádruple y constituye la base del movimiento o actividad en todos los planos, actividad producida por la interacción de los aspectos negativo y positivo de Brahma, el Dios manifestado. Primero, son los que construyen el cuerpo etérico de todas las existencias sensibles y principalmente el cuerpo etérico de todos los hombres. Segundo, son los que trasmiten prana.
Tercero, desempeñan una función muy definida en el proceso evolutivo, la de vincular los cuatro reinos de la naturaleza, siendo esencialmente los que transmutan y transmiten lo inferior a lo superior. Construyen entre cada reino -mineral, vegetal, animal y humano- lo que, en cada caso, corresponde al antakarana o puente que une al manas superior con el inferior, el canal que transmite la vida desde el reino humano inferior al espiritual o superior.
Se hallará que entre cada una de las diferentes etapas de conciencia (desde la subconsciencia pasando por la autoconciencia hasta la superconciencia) hay un período en que se establece el vínculo y se construye y erige el puente, llevándose a cabo por intermedio de ciertos grupos de devas en todos los planos.
Los tres grupos tienen su contraparte en el plano físico, y su trabajo se efectúa paralelamente en los niveles superiores. Debe recordarse que el trabajo de tender el puente de una etapa a otra o de un reino a otro se ha de realizar bajo las condiciones siguientes:
a. Como resultado de un impulso que emana de lo inferior, se origina en el deseo activo de lo inferior por abarcar o entrar en contacto con lo superior. Esto es de gran importancia, pues todo progreso debe ser autoinducido, autoiniciado y el resultado de una actividad interna. b. Como resultado de la acción refleja de la etapa o reino superior, realizándose mediante la actividad de lo inferior, e invocando respuesta de lo superior. Debe recordarse que toda vibración es transmitida por ondas de sustancia viviente.
c. Como resultado de un estímulo foráneo producido por la actividad de ciertos poderes conscientes interesados en el proceso del desarrollo evolutivo.
Estas condiciones pueden observarse durante el proceso en que el hombre recibe la iniciación y pasa del cuarto reino al reino espiritual.
Sus esfuerzos deben ser autoinducidos o el resultado de su empeño autoconsciente; dichos esfuerzos obtendrán respuesta de su superconciencia, el aspecto átmico o Espíritu, y más adelante los custodios de los Ritos de Iniciación ayudarán a esta interacción dual.
Sin embargo, los tres efectos se sienten en Espíritu-materia, siendo todo regido por la ley de vibración, que constituye textualmente la respuesta de la sustancia dévica a la fuerza que emana desde una fuente consciente o inconsciente. Cuarto, estos “devas de las sombras” realizan ciertas actividades interesantes y variadas, pero tan diversas que es casi imposible enumerarlas.
Podríamos tratar brevemente de describir algunas de estas funciones, recordando que lo que puede decirse acerca de ellas en el plano físico, puede también atribuirse a sus analogías en todos los planos.
Podemos dejar que el estudiante lo analice, encomendándole tener presente que aquí nos ocupamos de los devas del arco evolutivo, pudiendo clasificarse entre muchos otros, en los siguientes tipos:
ler. tipo. Los agentes especiales que se ocupan de la magia. Son peculiarmente susceptibles a las vibraciones constructoras de los siete rayos. 2do. tipo. El grupo de Agnichaitas que se manifiesta como electricidad en el plano físico. Este grupo comienza a ser controlado por el hombre quien lo dominará cada vez más.
3er. tipo. El grupo que constituye el aura de la salud, ya sea colectiva o individual, en los tres reinos intermedios de la naturaleza (vegetal, animal y humano). El hombre entra en contacto con ellos por medio de la medicina, y ya empieza más o menos a reconocerlos. Uno de los grandes errores que ha cometido la familia humana ha sido administrar al hombre drogas minerales para propósitos medicinales.
Esto ha dado por resultado una combinación de sustancias dévicas que no estaban destinadas a ello.
La relación del hombre con los reinos inferiores, especialmente con el animal y el mineral, ha dado lugar a una condición peculiar en el mundo dévico, tendiente a complicar la evolución dévica.
El empleo de alimentos animales (y en menor grado la aplicación de los minerales como medicina) ha producido una mezcolanza de sustancia dévica y de vibraciones que no se sintonizan entre sí.
El reino vegetal está en una situación totalmente diferente, y parte de su karma consiste en proveer alimentos al hombre; esto ha dado por resultado una necesaria transmutación de la vida de ese reino a la etapa superior (la animal que es su meta).
La transmutación de la vida vegetal ocurre necesariamente en el plano físico. De allí su disponibilidad como alimento.
La transmutación de la vida animal al reino humano tiene lugar en niveles kama-manásicos.
A eso se debe que no esté disponible, entendido esotéricamente, el animal como alimento para el hombre. Éste es un argumento en favor de la vida vegetariana que es necesario considerar.
4to. tipo. Un tipo muy importante de devas etéricos (en cuanto al hombre concierne) constituye definitivamente la sustancia de su centro. Ocupan esa posición por razones kármicas y son, desde muchos puntos de vista, algunos de los devas de las sombras más altamente evolucionados.
Se caracterizan por su capacidad de responder, en manera especial, a una serie particular de vibraciones planetarias y, en su esencia fundamental y en la propia esfera peculiar, capacitan al hombre para que reaccione al estímulo de rayo.
Cada centro está influenciado por uno de los planetas. En esto reside la capacidad que posee el hombre para eventualmente armonizar -por medio de sus centros- con la séptuple alma del mundo.
5to. tipo. Tenemos aquí un grupo muy importante de devas que están peculiarmente activos y dominan esotéricamente durante esta ronda;
son los Agnichaitas que constituyen el centro, en la base de la columna vertebral, que vibra al ritmo del kundalini en sus variadas formas y manifestaciones.
En dicho centro se despliegan eficazmente las dos polaridades, pues los pétalos del centro, asiento del kundalini y del fuego o vitalidad que los anima, son recíprocamente negativos y positivos. Este centro existe en una u otra forma en todos los seres sensibles, y de él depende en gran parte a. la conciencia, en una de sus siete etapas, b. la continuidad de la existencia, c. la perpetuación de la especie o reproducción en cualquiera de los otros planos. Sería interesante observar aquí que este centro constituye literalmente una cuádruple irradiación y la “Cruz del Espíritu Santo”, siendo su símbolo la cruz de brazos iguales. Este loto de cuatro pétalos es el resultado de la evolución.
En el primer reino de la naturaleza, el mineral, a través del cual se manifiesta una entidad específica, dicho centro constituye una unidad en niveles etéricos, pues sólo puede verse un pétalo.
En el reino vegetal, considerado como la expresión de una gran Existencia, dos pétalos están entrando en actividad. En el tercer reino, el animal, se hallará que el centro de la base de la columna vertebral tiene tres pétalos, mientras que en el hombre el loto vibra en forma cuádruple.
En cada iniciación del gran Ser, que se manifiesta por intermedio de nuestro planeta, uno de esos pétalos se abre en los niveles etéricos, de manera que durante la individualización los cuatro se hacen activos y Su actividad autoconsciente es llevada al plano físico.
La analogía puede verse ejemplificada en Su gran Iniciación, que tuvo lugar en la cuarta ronda y en la tercera raza raíz; la analogía entre el tercer reino y el cuarto y su producto, el siete esotérico, es una de las líneas de estudio que ha de seguir el ocultista.
Cuando los pétalos de los centros etéricos vibran o se produce una unificación en sustancia dévica, tiene lugar una aceleración en los niveles afines del cuerpo etérico cósmico del Logos planetario y del Logos solar.
Se evidencian ciertas analogías en los pétalos del loto egoico de los diferentes entes de la familia humana y (en niveles cósmicos) en los cuerpos egoicos solar y planetario. Debe tenerse en cuenta también que dichos centros básicos, en los cuales se oculta el fuego kundalínico, se encuentran en las Existencias a medida que actúan en cuerpos físicos en: 1.
Un Logos solar. Aquí, debe observarse que, en la manifestación logoica, uno de los esquemas planetarios forma el centro del cuerpo logoico que alberga al kundalini. Este esquema, cuyo nombre no puede ser revelado todavía, está totalmente controlado por los devas -allí se encuentran reunidos los dos grupos de devas, desempeñan su función de animar al cuerpo físico denso del Logos del mismo modo que el kundalini, en esta etapa, anima en el hombre a su vehículo físico denso. Más tarde, cuando el tercer esquema principal asimile la actividad vital de los cuatro inferiores, el fuego kundalínico se retirará y se transmutará en la actividad del centro laríngeo logoico.
En la manifestación planetaria, una de las cadenas realiza un trabajo similar en el proceso evolutivo del Logos planetario.
Lo mismo puede decirse de uno de los globos de una cadena.
Por lo tanto, en esta cuarta ronda puede verse por qué el fuego en la base de la columna vertebral (considerado en su significado esotérico y en relación con el Logos y los Logos, y no sólo con el hombre) desempeña una parte muy predominante al estimular el Cuaternario logoico o Su yo inferior.
Aquí reside el misterio del mal, el origen del actual sufrimiento y la base de la experiencia planetaria. El fuego kundalini en el cuerpo logoico realiza su actividad culminante cuando estimula Su cuerpo físico -nuestros tres planos inferiores del sistema y los cuatro pétalos de ese centro particular están entrando en plena actividad en esta cuarta ronda. Se ha de recordar que El constituye la suma total de todos los centros en manifestación y el conglomerado de los fuegos del kundalini en cada sector de la naturaleza. Las dificultades y al mismo tiempo la esperanza de nuestro planeta reside en este hecho.
El centro etérico de nuestro Logos planetario por estar constituido de materia del cuarto éter cósmico (el plano búdico) estimula en la actualidad a Su cuaternario inferior, los tres mundos del esfuerzo humano; allí se halla la dirección que sigue la fuerza y en la próxima ronda (cuando las tres quintas parte del reino humano esté desarrollando el vehículo búdico) el Logos alcanzará Su punto de equilibrio y el fuego kundalínico será dirigido hacia arriba.
Esto encierra la clave de muchas cosas. Otra clave que explica las penosas condiciones imperantes en el mundo (especialmente en el aspecto sexual) reside en el hecho de que los entes de la familia humana que contribuyen a constituir este particular centro, frecuentemente se hipervitalizan; la vitalidad del vehículo físico les indica la línea de menor resistencia.
En otras palabras: Las fuerzas dévicas que forman el centro y también su actividad, por ahora dominan excesivamente, y el poder que adquirieron en el sistema solar anterior no ha sido transmutado todavía en poder espiritual.
En lo que antecede han sido considerados algunos de los devas de los éteres, pero, lógicamente, no se mencionaron a muchos otros. Se evidenciará la vastedad del tema si se recuerda que, cuando nos ocupamos de los devas, tratamos con aquello que constituye la sustancia básica de la manifestación o Espíritu-materia, el aspecto madre o negativo de la dualidad divina y la suma total de todo lo que existe. Estamos tratando con la forma tangible, empleando la palabra “tangible” como aquello que puede ser captado por la conciencia en cualquiera de sus muchos estados.
Debemos comprenden la total imposibilidad de catalogar las formas y aspectos de la sustancia dévica o de clasificar los millares de grupos y tipos. Estos tres grupos se hallarán en todos los planos y constituyen los receptores de fuerza. Una analogía similar existe entre estos tres grupos de devas, en el plano físico del sistema, y sus analogías en el plano físico cósmico. Brevemente indicaré que existen:
Aquí hay muchas cosas de interés para el estudiante, pues esclarece la analogía entre la evolución de la sustancia y la evolución del espíritu.
Respecto a los devas del Grupo B, poco más puede agregarse. Sólo es conveniente hacer algunas generalizaciones. Esto devas, especialmente los del cuarto éter, están tan estrechamente vinculados al hombre, que uno de los desarrollos más inmediatos consistirá en llegar a conocer su existencia y el consiguiente y gradual dominio de los mismos.
Este dominio se producirá por varios motivos, pero sólo será total cuando el hombre pueda actuar en el cuarto éter cósmico, el plano búdico.
Una de las cosas que la Jerarquía trata de realizar en esta etapa es demorar el despertar de la humanidad a esta comprensión pues ese acontecimiento necesitará grandes reajustes y, al principio, podrá producir aparentemente muchos efectos maléficos.
El desarrollo del ojo físico se lleva a cabo de acuerdo a la Ley, e inevitablemente toda la raza humana logrará ese doble enfoque que permitirá al hombre ver las formas densas y las etéricas. En la etapa actual su incapacidad para hacerlo reside mayormente en la falta de vitalidad pránica. Tal resultado se debe principalmente a las malas condiciones de vida y al abuso de los alimentos.
La tendencia general que existe por lograr condiciones de vida correctas y puras, el retorno a las costumbres más simples y sanas, la gran necesidad de higienizarse, de aire puro, de luz solar y el gran deseo por ingerir alimentos de frutos oleaginosos, darán por resultado, inevitablemente, una rápida asimilación de los fluidos pránicos. Esto producirá ciertos cambios y mejoras en los órganos físicos y en la vitalidad del cuerpo etérico. Por lo tanto, a los que percibimos algo del Plan se nos insta a difundir el conocimiento de la Religión de la Sabiduría y, sobre todo, a romper con los preconcebidos dogmas de la preguerra.
Debemos hacer notar aquí que la guerra fue un gran acontecimiento oculto y produjo un cambio vital en la mayoría de los planes y arreglos de la Jerarquía. Ha sido necesario hacer modificaciones y algunos sucesos tendrán que ser demorados mientras otros serán acelerados.
Donde la guerra produjo sus más vastos efectos fue entre los devas de las sombras y, principalmente, entre los del cuarto orden. La trama etérica que protegía a ciertos grupos en los reinos humano y animal ha sido rasgada en varios lugares y los resultados de ese desastre deben ser contrarrestados.
Otro efecto producido sobre los devas, como resultado de la guerra, puede verse entre los del Grupo A, que son (en un sentido oculto) los átomos físicos permanentes de todos los seres autoconscientes.
La cuarta espirilla ha sido enormemente estimulada y su evolución se ha acelerado en grado extraordinario, en tal forma, que en algunos de los hombres menos evolucionados, debido a la tensión del peligro y de la experiencia, les fue estimulada hasta más allá de lo que le corresponde a la humanidad común.
Mediante el estímulo de la cuarta espirilla en las unidades de la cuarta Jerarquía creadora en esta cuarta ronda, en el cuarto globo y en este cuarto esquema, se ha efectuado un enorme impulso progresivo en el sendero evolutivo, lográndose uno de los grandes objetivos de la guerra.
Un estímulo aún más tremendo se dio en la cuarta raza raíz durante la guerra de ese periodo, y el resultado fue que entraron en el Sendero de Iniciación muchos que ni siquiera normalmente ahora lo hubieran hollado.
Un efecto similar puede esperarse en la actualidad; la Jerarquía se está preparando para hacerse cargo de muchas cosas de naturaleza extraplanetaria, debido a la casi inmediata disponibilidad de un número comparativamente grande de hijos de los hombres. No debe olvidarse que el estímulo de las espirillas afecta al aspecto materia o sustancia dévica. El hombre es literalmente sustancia dévica y un Dios, siendo de esta manera un verdadero reflejo del Logos solar.
Grupo A. Agníchaittas.
Hemos visto que, en todos los planos, los grupos de devas pueden dividirse en tres grupos principales, aunque usualmente se estudia la capacidad dual de unidades de fuerzas involutiva y evolutiva. Hablando en general, estos grupos pueden ser considerados como: a. Representando al aspecto positivo o fenómenos eléctricos positivos.
Puede hacerse otra agrupación de esta triplicidad que los alineará en el orden de manifestación tal como ha sido expuesto en Ia antigua cosmogonía, seguida al enumerar los grupos de los Agnichaitas.
Grupo A. Corresponde a las manifestaciones de la existencia como se observan en el plano superior, ese aspecto comprendido por el término Agni. Grupo B. Corresponde al aspecto Vishnu-Surya. Grupo C. Corresponde al aspecto Brahma o Logos creador.
La recapitulación fue hecha de esta manera, porque el concepto debe estar claramente definido. Ya hemos considerado a los dos grupos inferiores de devas. Ahora debemos tratar el Grupo A, el más importante del plano físico desde el punto de vista de la creación y de la objetividad, pues constituye la vida de la materia misma y la inteligencia que anima a las formas de todo lo que existe en el plano físico del sistema, no constituyendo una inteligencia autoconsciente, sino la conciencia tal como la comprende el ocultista.
Cada uno de los subplanos atómicos en el sistema solar está estrechamente interrelacionado con los demás;
los siete subplanos atómicos de todos los planos forman una unidad y son esencialmente el plano físico cósmico, tal como se comprende esotéricamente el término.
Los subplanos de los cuales este grupo es su fuente de origen, tiene con ellos la misma relación que el sexto principio con el séptimo.
Por lo tanto, los devas del Grupo A son la fuerza creadora concentrada de los subplanos, el origen del aspecto objetivo de la manifestación física y la fuente de los siete Alientos del Logos creador en el plano físico.
Pero debe recordarse que, en cada esquema, el impulso o voluntad creadora lo constituye el Logos planetario del esquema, quien crea Su cuerpo físico de manifestación de acuerdo a la Ley (su planeta físico denso), así como el hombre -regido por la misma ley- crea su cuerpo físico, o como el Logos solar (en el otro extremo de la escala) crea Su cuerpo, un sistema solar.
Esto ejerce una influencia definida y esotérica sobre el tema en discusión, y las diferencias esenciales, que existen entre los Hombres celestiales que tratan de manifestarse, se apreciarán en Sus esquemas y, por lo tanto, en los distintos tipos de devas por medio de los cuales actúan y con cuya esencia está hecha Su forma.
Esto podría expresarse de la siguiente manera:
Así como cada hombre tiene un cuerpo que, por su forma y características principales, se parece a otros cuerpos, aunque su calidad y rasgos distintivos personales sean únicos, del mismo modo cada uno de los Hombres celestiales construye un cuerpo de sustancia dévica o Espíritu-materia de la misma naturaleza que el de Sus hermanos y, sin embargo, distinto, matizado por Su peculiar colorido, vibrando a su ritmo particular y demostrando Su propia y singular cualidad.
Esto se produce por medio de un tipo peculiar de esencia dévica que Él elige, o (explicándolo en palabras quizás más ocultas) involucra la respuesta de ciertos grupos peculiares de devas con Su propia nota.
Contienen en sí mismos exactamente las partes componentes que Él necesita para construir Su cuerpo o esquema. Por lo tanto, se reconocerá que los devas del Grupo A, siendo lo que podríamos llamar los devas-clave, son de primordial importancia y, desde nuestro punto de vista actual, deben permanecer abstractos y esotéricos.
Si esto lo consideramos de acuerdo a la Ley de Analogía y estudiamos la naturaleza esencialmente esotérica del plano del Logos (el primer plano llamado Adi) se evidenciará la razón de ello.
Si los hombres evolucionados reconocieran o tan sólo establecieran contacto con los devas del Grupo A, el estudio de su naturaleza, coloración y tono revelaría a la humanidad desprevenida el color y el tono de nuestro particular Logos planetario.
La raza no está todavía preparada para este conocimiento. Revelaría también, estudiando la Ley de Acción y Reacción, cuáles de los Egos encarnantes pertenecen al rayo de este Logos; las deducciones resultantes podrían conducir a los hombres a zonas peligrosas y pondrían el poder en manos de quienes no están aún preparados para manejarlo con inteligencia.
En consecuencia, el Grupo A de Agnichaitas debe permanecer siendo totalmente esotérico, y su verdadera naturaleza puede ser revelada sólo al Adepto de la gran Ley.
Es por eso que sólo se permite dar muy pocas indicaciones, las que tratan simplemente de las relaciones del hombre con dichas entidades; éste se vincula principalmente con ellas porque su átomo físico permanente está directamente energetizado por las mismas, pues él es parte de su naturaleza y ocupa un lugar en su forma.
Será evidente, para cualquier estudiante que, si los átomos permanentes del hombre se hallan dentro de la periferia causal, los devas de los tres mundos, en los subplanos atómicos, han de trabajar en la más estrecha colaboración, debiendo existir unidad de propósito y de plan.
Los devas de los niveles atómicos de todos los planos de nuestro esquema trabajan en estrecha asociación:
a. Entre si, formando de este modo, siete grupos, suma total del aspecto Brahma de nuestro sistema planetario.
b. Con los Siete grupos que constituyen la materia atómica del esquema, nuestro polo opuesto.
c. Con el grupo particular de ese esquema que Constituye uno de los vértices del triángulo del sistema del cual nuestro esquema, conjuntamente con el opuesto, constituyen los otros dos vértices.
d. Con los correspondientes grupos, en menor grado, en todos los esquemas del sistema. e. Con el esquema que corresponde al primer aspecto o plano de Adi.
f. Con esos devas que forman la sustancia-espíritu de la manifestación de ese Rishi particular de la Osa Mayor, prototipo de nuestro particular Logos planetario.
g. Con los devas que forman la sustancia de una de esas existencias esotéricas a las cuales se refiere La Doctrina Secreta como “Las esposas de los siete Rishis” o las siete hermanas, las Pléyades. Una de estas siete hermanas tiene una estrecha relación con nuestro Hombre celestial y, por lo tanto, tenemos la interesante interacción cósmica siguiente:
1.
Uno de los siete Rishis de la Osa Mayor. Dicha interacción será triple y, en lo que a nosotros concierne, justamente ahora involucrará la transmisión de la fuerza vital que circula en la sustancia dévica a través de la materia atómica de nuestros planos.
Esto
afectará materialmente a algunos seres humanos más que a otros,
de acuerdo a su rayo y naturaleza, y este efecto se demostrará en
la vivificación de las espirillas de los átomos permanentes y de
los centros.
|
|