TRATADO SOBRE FUEGO CÓSMICO ALICE ANN BAILEY -MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul)
páginas 499-516, editorial Kier. 2. LOS DEVAS DEL FUEGO - LOS GRANDES CONSTRUCTORES. He dividido los grupos de devas y elementales en Constructores evolutivos e involutivos -aquellos que en sí mismos son fuerza positiva y los que son fuerza negativa, los trabajadores conscientes y los inconscientes.
Es absolutamente esencial que los estudiantes tengan en cuenta aquí que estamos estudiando el misterio de la electricidad; por consiguiente, deben recordar los hechos siguientes:
a. Observaciones de Introducción. El misterio de la electricidad. Los Constructores mayores constituyen el aspecto positivo de la sustancia o de los fenómenos eléctricos, mientras que los constructores menores el aspecto negativo.
Dos tipos de fuerza están representados en las actividades de estos dos grupos, y su interacción e intercambio produce la Luz o el sistema solar manifestado.
En su totalidad constituyen toda sustancia, la forma activa inteligente construida con el propósito de proporcionar una morada para la vida central subjetiva.
Son también la suma total de los Pitris o Padres del género humano considerado como la raza misma, el cuarto reino de la naturaleza, los Hombres celestiales en manifestación física.
Esto es algo muy importante que debe recalcarse.
Estas actividades dévicas en relación con la autoconciencia (característica distintiva de la humanidad) pueden ser mejor estudiadas considerando en forma general los grupos, razas y vida del esquema, manifestación de uno de los Hombres celestiales. Al comparar el trabajo de los devas con su vida individual, el estudiante puede llegar a confundirse por hacer una ajustada yuxtaposición.
Constructores mayores son los Pitris solares, mientras que constructores menores son los antepasados lunares.
Explicaré el significado oculto de la palabra “antepasados”, tal como se emplea en esoterismo. Literalmente significa el impulso inicial de la vida.
Esa actividad subjetiva que produce objetividad y concierne a esos impulsos emanantes que vienen de cualquier centro positivo de fuerza e impelen al aspecto negativo a entrar en la línea de esa fuerza, produciendo así algún tipo de forma.
La palabra “antepasado” se emplea en conexión con ambos aspectos.
El Logos solar es el impulso inicial o Padre del Hijo en encarnación física, un sistema solar.
Es la suma total de los Pitris en el proceso de proporcionar una forma. La unión del Padre (fuerza positiva) y de la Madre (fuerza negativa) produce esa llamarada central denominada forma, cuerpo de manifestación del Hijo.
Un Hombre celestial tiene una posición análoga en relación con un esquema planetario.
Es el germen central de vida o fuerza positiva que, a su debido tiempo, se manifiesta como un esquema planetario o una encarnación del Logos planetario. Del mismo modo, el hombre constituye la vida o energía positiva que, por medio de la acción sobre la fuerza negativa, crea cuerpos de manifestación mediante los cuales puede brillar o irradiar.
En la etapa actual de evolución -durante el período de Luz- es difícil para el ser humano (hasta que haya alcanzado la conciencia del Ego) distinguir los diversos tipos de fuerza y trabajar conscientemente con estos aspectos duales.
Un Adepto de la Luz emplea fuerza para trabajar en la sustancia, considerada como aquello que es negativo; por lo tanto, debe moverse esotéricamente y puede hacerlo porque ha realizado la unidad (en los tres mundos de Su esfuerzo) o alcanzado el punto de balance o equilibrio y, por lo tanto, puede balancear fuerzas y tratar con energías positivas y negativas, según convenga para beneficio del plan evolutivo.
El Hermano de la Oscuridad, sabiendo que es en esencia una fuerza positiva, trabaja con sustancia negativa o con los Constructores menores para llevar a cabo sus propios objetivos, siendo incitado a ello por motivos egoístas.
Los Hermanos de la Luz colaboran con el aspecto positivo de todas las formas -los devas constructores de tendencia evolutiva- a fin de realizar los propósitos del Hombre celestial, summum de la manifestación física planetaria.
Por consiguiente, se evidencia cuán necesario es comprender funciones de los devas de todos los grados.
Sin embargo, es también importante que el hombre se abstenga de manipular estas fuerzas de la naturaleza hasta que se “conozca” a si mismo y a sus propios poderes y haya desarrollado plenamente la conciencia del ego; solo entonces puede, sin riesgo y en forma sabia e inteligente, colaborar en el plan. Por ahora, para el hombre medio y aún para el hombre avanzado, resulta peligroso intentarlo e imposible de realizar.
Agregaré algunas afirmaciones más sobre las cuales el estudiante puede meditar, antes de pasar a estudiar específicamente los grupos principales de devas constructores que más íntimamente conciernen al hombre en los tres planos de los tres mundos.
Los devas constructores son los Ah-hi o Mente Universal. Contienen en su conciencia al plan logoico y poseen el poder inherente para desarrollarlo en tiempo y espacio, constituyendo las fuerzas conscientes de la evolución.
No sólo personifican el Pensamiento divino, sino que son aquello a través de lo cual se manifiesta, siendo también su actividad actuante.
Esencialmente son movimiento. Los constructores menores son especialmente la forma material que ha sido activada, y en su legión constituyen la sustancia de la materia (considerando como sustancia lo que fundamenta la materia).
Producen la concreción y dan forma a lo abstracto.
Los términos dévicos “rupa” y “arupa” son relativos, pues las vidas y niveles amorfos existen únicamente desde el punto de vista del hombre en los tres mundos;
las vidas amorfas funcionan en, y a través del cuerpo etérico del Logos y están formadas por materia de los cuatro planos superiores del sistema.
Desde este punto de vista el plano mental nos proporciona una consideración interesante; sus tres subplanos superiores son positivos y centralizan la fuerza positiva del plano.
Dicha centralización afecta a la sustancia negativa de los cuatro planos inferiores y además da lugar a:
a. La formación de centros de fuerza en los niveles causales, siendo estos centros grupos egoicos en sus diversas divisiones.
b. La concreción de la sustancia o la construcción del cuerpo físico denso del Logos. En el plano físico del sistema solar puede verse un proceso análogo, que tiene lugar en lo que respecta al cuerpo físico del hombre o su manifestación concreta.
En su caso, el cuarto subplano es el punto focal de fuerza positiva. En ese plano se hallan situados los centros etéricos del hombre que tienen, en el proceso evolutivo y en el trabajo de dirigir la fuerza, relación con su cuerpo físico en forma similar a la de los grupos de Egos en el plano mental con el cuerpo físico denso del Logos. Esta es una profunda indicación esotérica. En las palabras “prana y cuerpo etérico” (o fuerza y forma vital) tenemos la clave del misterio de los Pitris solares y lunares y un indicio del lugar que ocupa el cuerpo físico en el esquema de las cosas. Rupa
con forma o cuerpo.
Hablando en general, el término rupa se aplica a todas las formas en los tres mundos mientras que el término arupa se aplica a todas las formas por medio de las cuales las existencias se manifiestan en los cuatro niveles del sistema solar y los niveles abstractos del plano mental. Los Pitris y devas solares, con todo lo que incluye el término, expresan sus fuerza más adecuadamente a través del hombre.
Son el origen de su autoconciencia, y su acción sobre el aspecto negativo produce al Ego humano (en gran escala, considerado en su totalidad fuerza cósmica);
su acción sobre el aspecto madre o negativo produce, en los niveles cósmicos, esa Unidad Autoconsciente, un Logos solar, que actúa por medio de Su vehículo físico. Desde el punto de vista cristiano, los grandes Constructores construyen en el Espíritu Santo o esa fuerza superior que fecunda la materia, mientras que los Constructores negativos o inferiores, corresponden a la Virgen María.
Los Pitris lunares y constructores menores, desde el punto de vista del sistema, se expresan plenamente en el reino animal.
Cuando produjeron al hombre animal como impulso inicial, desempeñaron su función primordial, y (en escala menor y en conexión con uno solo de los Hombres celestiales) así como la Luna es un mundo moribundo y decadente, también en escala comparable al sistema y por lo tanto abarcando un vasto período de tiempo, el trabajo de los Pitris lunares está llegando lentamente a su fin, a medida que el poder ejercido por el tercer reino o animal, sobre el humano, está siendo reemplazado por el poder espiritual; desaparecerá, en sentido esotérico, la analogía que existe en el sistema de la actividad pítrica lunar.
Los Pitris lunares, los constructores de los cuerpos lunares de los hombres y su analogía en los demás reinos de la naturaleza, constituyen la suma total del cuerpo físico denso del Logos o la sustancia de los planos mental, astral y físico (los cuerpos gaseoso, líquido y denso que forman una unidad: Su vehículo físico, considerado aparte del etérico).
Son el producto de un sistema solar anterior, sus actividades datan de entonces. Dicho sistema representa para el actual lo que la cadena lunar representa para el nuestro.
Por eso el cuerpo físico no es considerado un principio (tanto para el hombre como para el Logos solar); de allí que la naturaleza inferior es considerada maligna y que el hombre debe “destruir su cuerpo lunar”.
El mal es aquello que pudiendo ser dominado y subyugado, se le permite regir. Lo positivo puede siempre manipular lo negativo. Cuando se sigue la línea negativa, la de menor resistencia que conduce a aquello que no es un principio, entonces tenemos el mal.
En el primer sistema solar fue perfeccionado el aspecto negativo de la sustancia, el aspecto Madre o materia.
Los Pitris inferiores dominaban. En el actual sistema, la actividad de la fuerza reside en manos de los Pitris solares o devas mayores.
Al final del mahamavantara, ellos habrán construido, de acuerdo al plan, una envoltura o vehículo perfecto para que se exprese el Pensamiento divino, lo cual se realizará manipulando la sustancia negativa;
utilizarán el calor de la madre para nutrir el germen del Pensamiento divino y llevarlo a la fructificación.
Cuando el germen ha alcanzado la madurez, entonces el aspecto Madre ya no tiene objeto y el Hombre, esotéricamente, queda libre o se libera.
Esta idea se lleva a cabo en toda la manifestación; los reinos de la naturaleza o de la forma (cualquiera sea) nutren el germen de aquello que constituye el próximo paso del proceso evolutivo, considerados como el aspecto Madre.
Este aspecto es eventualmente descartado y sustituido.
Por ejemplo, el tercer reino o reino animal, en las primeras etapas nutre y preserva el germen de lo que algún día será un hombre; la personalidad custodia aquello que algún día se desarrollará como hombre espiritual.
De esta manera, será evidente para los estudiantes, que el Hombre celestial, considerado como una Deidad solar, una Entidad autoconsciente, actúa con Su aspecto negativo por intermedio de la fuerza positiva, desde los niveles etéricos logoicos sobre los tres aspectos del físico denso logoico, llevando así a la madurez a los átomos y células de Su cuerpo, nutriendo el germen de la autoconciencia y aventando la llama hasta que cada ente se hace totalmente consciente del grupo y se da cuenta del lugar que le corresponde dentro del cuerpo colectivo.
Cada ser humano, funcionando en los tres mundos, ejerce una acción similar sobre las células conscientes de sus cuerpos hasta que cada átomo logra eventualmente su meta.
El Hombre celestial actúa necesariamente por intermedio de grupos egoicos, derramando fuerza positiva sobre ellos hasta que dejan de ser pasivos y negativos y pasan a ser potentes y activos.
El hombre actúa análogamente sobre sus cuerpos, a través de sus centros, y tiene cierta responsabilidad que, respecto a las vidas inferiores, por ley kármica deberá cargar.
Esta es la base del proceso evolutivo.
a. Las Funciones de los Devas. Habiendo enunciado ciertos hechos fundamentales respecto a los devas, considerados como la sustancia misma y el summum de la energía de la sustancia, llegamos a los detalles técnicos y a considerar en forma analítica estas fuerzas constructivas a medida que construyen la forma mental del Logos o el Sistema solar. De la consideración se desprenderá cierto conocimiento práctico: Primero. Conocer cómo construir en material mental en los tres mundos y cómo emplear a los devas del plano gaseoso del físico cósmico. Segundo. Comprender cómo combinar los pares de opuestos y así dar cuerpo y forma al concepto. Tercero. Materializar en el plano físico la idea corporificada.
1. Manifestación de los aspectos logoicos. Se logra mediante una concisa consideración de las leyes del ser y del método seguido por el Logos cuando da forma a su concepto y lleva a cabo Su propósito o voluntad por medio de esa forma. En los tres planos del esfuerzo humano están reflejados los tres aspectos del Logos que producen la manifestación: Plano mental... reflejo del primer aspecto. El plano del concepto, de la unión de Padre-Espíritu-Voluntad y Madre-Materia-Energía. Tal es el trabajo del Logos; esta unión produce al Hijo, pues el Pensamiento divino toma forma. El cuerpo del Ego se encuentra allí.
Plano astral... reflejo del segundo aspecto, el Hijo. La materialización prosigue por medio del deseo; la forma crece y evoluciona, llegando a ser más adecuada.
Plano físico... Manifestación. La forma mental (del hombre o del Logos) aparece en actividad. El Hijo ha nacido en el plano físico, la idea del Pensador (humano o divino) se convierte en un ente separado de su fuente originaria, sin embargo, energetizado por la vitalidad que emana de él.
Todo ello es posible -hablando ahora desde el punto de vista humano- por la acción de los devas, quienes constituyen aquello que corporifica al pensamiento y le proporciona su energía separada, distinta del propósito que se desarrollará hasta llegar a la fructificación, cuando la forma sea adecuada como medio de expresión.
2. Fuerza dévica de la sustancia. Al considerar a los devas de los siete planos del sistema solar y especialmente a los que trabajan en los tres mundos, debemos tener en cuenta las siguientes enunciaciones:
1ra. Enunciación. - Existen devas que constituyen la fuerza dual de la sustancia del plano cósmico inferior, el físico cósmico. En lo que se refiere a los tres mundos, existen la fuerza y la sustancia dévicas que componen el cuerpo físico denso del Logos, por eso el hombre está limitado, cuando actúa en esos planos, a esos devas considerados principalmente (desde niveles superiores) como que no forman parte integrante de los siete principios del Logos; a los que componen la forma gaseosa, líquida y concreta del Logos, los devas del fuego concreto, del agua y de la tierra en su aspecto más denso; a esos devas constructores automáticos y subconscientes, que realizan el trabajo del vehículo físico denso del Logos, de la misma manera que los constructores en el cuerpo del hombre trabajan automática e inconscientemente, produciendo las células y energetizando las funciones corporales. De allí el peligro que existe cuando el hombre juega con dichas fuerzas. Se halla demasiado cerca de ellas de muchas maneras: se identifica con las mismas, y hasta que no haya alcanzado la conciencia del Ego. y establecido, con pleno conocimiento, su identidad con el aspecto Espíritu y no con la sustancia, está propenso a ser arrastrado por la fuerza ciega y convertirse en un alma perdida cuando ignorantemente y por curiosidad invade sus dominios.
El hombre se relaciona también con esos devas que están animados por la vida y el propósito que caracterizaron la evolución del primer sistema solar. Ésa es la vida de Dios, siendo ese propósito la actuación de Su voluntad, maligna desde nuestro punto de vista actual, pues, en lo que al hombre se refiere, los ha suplantado por un propósito y una meta diferentes. Por lo tanto, la identificación con el pasado, la retrogresión y los métodos antiguos son para el hombre un retroceso en el sendero de la evolución autoconsciente y conducen oportunamente al egotismo o a perder el principio egoico. principio que diferencia al hombre humano o celestial del resto de la evolución. 2da. Enunciación. - La esperanza para los devas y para el aspecto forma reside en el hecho de que cada uno de los subplanos del plano físico cósmico está sometido a la influencia directa de fuerzas cósmicas que se originan en los otros seis planos cósmicos. Es desconocido e inconcebible todo lo que se refiere a estas fuerzas, excepto las indicaciones vagas y generales de esas corrientes y fuerzas que puedan ser sentidas como emanando de los planos cósmicos.
El plano mental cósmico. Para nosotros se manifiesta en los tres tipos de fuerza que se observan en el plano mental del sistema. Éstos no han sido suficientemente estudiados, y son:
a. La fuerza que actúa en todos los átomos permanentes manásicos y produce básicamente esa manifestación que denominamos los tres mundos.
b. La fuerza que anima esos grupos de “lotos” denominados grupos o centros egoicos -conglomerados de cuerpos causales.
c. La fuerza que vitaliza a todas las unidades mentales y que, desde allí, es distribuida a los otros átomos permanentes.
Estos tres tipos de fuerza tienen que ver con el aspecto sustancia -átomos permanentes, vehículo causal y entes mentales- y, por lo tanto, impresionan directamente a los devas que construyen estas formas empleando su propia sustancia, desarrollando así el plan divino.
Estos tres tipos de fuerza, con intención psíquica, afectan a la sustancia, siendo ellos mismos impulsados y activados de acuerdo al propósito divino desde niveles superiores.
Emanan desde los niveles concretos del plano mental cósmico (siendo, por consiguiente, la fuerza que fluye a través de la unidad mental del Logos y se relacionan con el centro de fuerza que se halla localizado en el cuerpo mental logoico.
Constituye la fuerza de Agni en Su primer aspecto. Fuego característico del plano mental cósmico, reflejado en el subplano gaseoso cósmico del plano físico cósmico -nuestro plano mental del sistema.
El plano astral cósmico. La fuerza de este plano actúa por medio de nuestro plano astral del sistema, el subplano físico líquido cósmico y está prácticamente sujeta a dos diferenciaciones, cada una de ellas ocultamente representadas por dos grandes grupos de devas:
Primero. Los devas que constituyen la sustancia o fuerza del plano astral considerado como la suma total del deseo, del sentimiento y de la sensación. Por lo tanto constituyen los centros y plexos nerviosos del cuerpo físico logoico, pues el plano astral del sistema es proporcionado por el sistema nervioso del cuerpo físico logoico. Es el cuerpo de más intensa vibración desde el punto de vista físico, y el vehículo por medio del cual todo es transmitido a esa parte del cuerpo físico logoico que corresponde al cerebro en el hombre. No puedo dar mayores aclaraciones sobre esto, pero las pocas palabras formuladas aquí abren un amplio campo de pensamiento y dan la clave de gran parte de lo que sucede y aflige tanto a la evolución solar como a la humana.
Segundo. Los devas que constituyen la suma total de la luz astral. Son los agentes de los señores kármicos, y ellos mismos son entidades dévicas de una evolución inconcebiblemente avanzada, quienes en su propia sustancia 1.
registran,
Este grupo particular de devas emana de un gran centro de fuerza que nosotros, generalizando, le damos el nombre de sol Sirio.
Sirio-kama-manas, plano astral cósmico y plano astral del sistema constituyen una cadena estrechamente entrelazada y la línea de menor resistencia para que pueda afluir un tipo particular de fuerza negativa.
El plano físico cósmico. Es la fuerza (externa e interna) del sistema solar mismo y su espacio circundante. Debería ser considerado como las fuerzas pránicas que fluyen a través del cuerpo etérico logoico (nuestros cuatro subplanos superiores) que son positivos para los tres inferiores (reflejo en la sustancia o en el aspecto Brahma de la unión Padre-Madre), impregnándolos y produciendo la manifestación puramente concreta.
Ésta es la razón por la que el vehículo físico domina tanto durante las largas etapas de la evolución del hombre, pues la fuerza de este tipo de energía, lógicamente, se siente más fuertemente que cualquiera otra.
Fuerza dévica y sustancia tan cercana a nosotros que nos engaña poderosamente.
Encierra el misterio de maya y ha de encontrarse en ella el secreto de la ilusión. Aquí tiene el hombre la primer gran etapa de la batalla para lograr la plena autoconciencia e identificarse con el aspecto Dios y no con el aspecto materia.
También allí reside la razón esotérica por la cual el hombre lleva el apellido del padre y no el de la madre.
Cuando el hombre ha dominado las esencias dévicas del plano físico, controla luego las del astral y domina a las esencias mentales.
Habiendo realizado esto en su propia naturaleza, puede sin peligro convertirse en un mago y entrar en contacto, controlar y trabajar con los devas en conexión con los planes del Hombre celestial.
En la comprensión de los tres tipos fuerza, el hombre hallará la clave del misterio de sus centros.
Aquí se encuentra el secreto de la nota musical correspondiente a los centros coronario, cardíaco y laríngeo y su fusión con los centros inferiores para que los superiores emitan la nota y los inferiores produzcan sólo armonía.
Respecto a la nota de la naturaleza, el Logos tiene que superponer una nota más elevada.
A la nota natural del centro (que se descubre desarrollando el centro inferior, su reflejo o analogía) se le ha de agregar la nota dominante del centro superior y, en armonía dual, el centro vibra entonces en forma deseada. La nota es el resultado de la correcta actividad. Por esa razón los centros inferiores del hombre son (en las primeras etapas de su carrera) el factor controlador. Ha de aprender cuál es su nota, y desde ella llegar hasta la clave de la superior. Entonces la superior ocupa el lugar prominente y la inferior sólo sirve al propósito de proporcionar lo que se comprende por “profundidad” esotérica. ¿Por qué es así?
Porque mediante dichas notas se entra en contacto con esos grupos de devas que constituyen la fuerza y la energía de los centros (centros de sustancia) y se los controla. Las envolturas materiales -física, astral y mental- son construidas mediante su actividad, dirigida por intermedio de los centros.
Estas ideas respecto a la fuerza y a las envolturas constituyen la base de la enseñanza astrológica, una de las claves para comprender La Doctrina Secreta. Por lo tanto, debemos tener presente que los Señores Devas, Agni, Varuna, Kshiti,representan en la enseñanza exotérica el aspecto sustancia del cuerpo denso del Logos, mientras que el aspecto fuerza que fluye a través del cuerpo etérico del Logos es considerado bajo varios nombres tales como Shiva, Surya, Brahma. Sin embargo, los dos aspectos no son más que uno.
3ra. Enunciación. -.
Lo último que trataré de aclarar aquí, y ello debe recordarse, es que en relación con los tres planos inferiores y sus muchos grupos de devas, sus opuestos polares han de encontrarse en los grandes devas de los tres planos más elevados.
El tipo particular de fuerza diferenciada que ellos representan, cuando son llevados a la unión recíproca, constituye la causa de la concreción o apariencia, en tiempo y espacio, del cuerpo físico denso.
Esto debería ser cuidadosamente considerado, junto con el hecho muy interesante de que en el cuarto plano de nuestro sistema (el cuarto éter cósmico o plano búdico) tenemos la esfera de ciertos sucesos ocultos que sólo pueden ser insinuados, porque su verdadero significado es uno de los secretos de la iniciación. Constituyen un aspecto del plan del Logos con el que pueden entrar en contacto directo quienes han expandido adecuadamente su conciencia.
En el plano búdico o cuarto éter cósmico es donde: a. Los planetas sagrados desempeñan su función. b. El hombre actuará cuando oportunamente se libere del triple hombre inferior. c. El verdadero significado de las palabras “divino Hermafrodita” llegará a comprenderse.
d. Predomina la fuerza vital, siendo uno de los planos de la procreación.
e. El hombre por primera vez comprenderá y empleará su relación con los devas.
f. Verá la fructificación del proceso evolutivo de los dos sistemas solares combinados.
g. Tiene lugar la emanación de todos los Avatares planetarios.
h. Los Hombres celestiales reciben la primera Iniciación.
i. Se comprende el verdadero significado interno del “Sol”.
Nada más puedo decir, pero un detenido análisis de lo que he expuesto puede proporcionar cosas de gran significado a quienes estudian el macro y el microcosmos.
c. Los Devas y los Planos. Notas preliminares. Hemos considerado en términos amplios y generales los diversos tipos de fuerza que animan a la sustancia dévica y su origen. Ahora podemos estudiar más específicamente los entes dévicos en sus distintos grupos, habiendo ya sentado los fundamentos en relación con ellos. En esta parte del tratado los estudiantes han de recordar que no estamos considerando a esos constructores de desarrollo involutivo que figuran en la literatura teosófica y ocultista como las esencias elementales. Nos ocupamos de los que están en el arco evolutivo, agentes del fuego cósmico, mientras que los constructores menores son específicamente agentes de las fuerzas solar y lunar.
La fuerza solar contiene las variadas diferenciaciones de la triple fuerza cósmica al manifestarse dentro del sistema solar. La fuerza solar puede también ser denominada (en lo que se refiere a la facultad creadora y constructora del hombre) fuerza planetaria, pues cada ser humano (sea adepto u hombre común) construye y crea sus formas mentales -consciente o inconscientemente- dentro de las esferas planetarias en los tres mundos.
Ahora deberá hacerse un considerable número de clasificaciones, pues sólo es posible y conveniente exponer ciertos hechos, nombres y delineamientos que pueden ser demostrados únicamente por medio de la Ley de Analogía o Correspondencia, ley que proporciona la clave de la compresión. La diferenciación fundamental en el sistema solar es la siguiente:
Como fuego eléctrico el Logos es la manifestación de los siete aspectos de la Voluntad, el impulso o propósito espiritual.
Como fuego solar es la manifestación de los siete Rayos o la Luz de la Sabiduría, la Conciencia irradiando a través de la forma. Como fuego por fricción es la manifestación de los siete Hijos de Fohat, los siete grandes fuegos o el calor activo de la sustancia inteligente. Estos tres aspectos del Dios de Fuego y del fuego de Dios, constituyen las tres Entidades de la Trinidad logoica, y a su vez cada una se manifiesta por intermedio de otras siete Entidades formando manifestación total. El séptuple fuego eléctrico. Los siete tipos de existencias espirituales o los siete Espíritus ante el Trono en Su fundamental esencia, fuerza o voluntad dinámica que reside detrás de toda manifestación. Constituyen en su propio plano, en sentido peculiar, la “Joya del Loto” logoico, de allí que nuestra inteligencia no pueda concebirlos en este sistema solar, pues no se revelan hasta que “el Hijo sea hecho perfecto” o la conciencia logoica haya despertado plenamente. Esotéricamente son los “Espíritus de la Oscuridad”.
El séptuple fuego solar. Los siete Hombres celestiales, la suma total de la Luz, los siete Rayos de manifestación del Sol espiritual. En tiempo y espacio estos siete Rayos de Luz se convierten en nueve (los tres principales que con el tercero representan el siete), constituyendo esotéricamente los nueve pétalos del Ego logoico y, cuando se manifiesta en Su vehículo físico, los “Hijos de la Luz”.
El séptuple fuego por fricción. Los siete hermanos de Fohat. Las siete manifestaciones de la electricidad o los fenómenos eléctricos. Son los siete Señores Raja o Devas de los siete planos; los siete Fuegos o estados de actividad por los cuales se expresa la conciencia. Constituyen los vehículos de la conciencia y las siete vibraciones. Esotéricamente son los “Hermanos de la energía”. Por lo tanto, será evidente que la suma total de la manifestación logoica tal como puede observarse que existe en tiempo y espacio es:
Siete
Espíritus séptuple voluntad.
Los últimos son literalmente las siete espirillas o vibraciones de fuerza dentro del átomo físico permanente logoico.
Es necesario recordar esto cuidadosamente y meditar sobre ello.
Los siete Rayos constituyen la suma total de la naturaleza psíquica del Logos cuando irradian a través de Su forma física -Sus siete cualidades, el cúmulo de deseos que ha expresado la naturaleza amor.
Los siete Espíritus constituyen la suma total de Su aspecto Voluntad de ser, la Vida sintética de Su manifestación total, lo que determina la duración de la forma y su evolución durante todo el tiempo que el Ego logoico trata de existir físicamente. Para extender aún más la similitud o analogía y tener presente la semejanza que existe entre el desarrollo micro y macrocósmico tenemos:
1.
Los siete Espíritus que encuentran
Su incentivo originador
2.
Los siete Hombres celestiales se hallan
en la línea de fuerza que proviene
3.
Los siete Hijos de Fohat encuentran su fuerza vital que emana
Sin embargo, estos tres son sólo expresiones de la Existencia Una, pues detrás del Logos, en encarnación física, se encuentra la Mónada Logoica, expresándose por intermedio del Ego logoico y su reflejo, a Personalidad logoica.
Todas estas Esencias espirituales son Entidades autoconscientes individualizadas; las “Vidas ardientes” son Existencias vitales, reales y conscientes. Así vemos al Logos que se manifiesta como Unidad, sin embargo es Tres en Uno; también vemos la triple Unidad que se diferencia en las siete grandes Vidas, conteniendo dentro de Si misma todas las vidas menores.
Ahora estudiaremos otra amplia diferenciación:
a. Los siete Fuegos forman los cuarenta y nueve Fuegos. b. Los siete Hombres celestiales se manifiestan por intermedio de cuarenta y nueve Rayos menores. c. Los siete Espíritus se presentan como cuarenta y nueve Existencias. Sería inútil llevar este concepto más adelante en conexión con el aspecto Espíritu. Del Espíritu en sí nada podemos conocer, y sólo es posible mencionar los cuarenta y nueve Manues solares (cada uno de los Hombres celestiales se expresa en el plano físico por intermedio de siete Manues). Por consiguiente, al considerar estos temas tan abstractos. únicamente nos ocuparemos de los siete Rayos de Luz u Hombres celestiales y de los siete Fuegos. Cada uno de los siete Rayos de Luz se divide en siete, convirtiéndose en cuarenta y nueve aspectos de la naturaleza psíquica logoica, tal como se expresa en el plano físico cósmico,
y cada uno de los siete Fuegos se manifiesta como siete Fuegos menores, constituyendo los cuarenta y nueve Fuegos a los cuales se refiere H. P. B. en La Doctrina Secreta. Cada uno de los siete Hombres celestiales se manifiesta por intermedio de siete Entidades menores que forman los centros psíquicos del vahan o vehículo logoico.
Cada uno de los siete Fuegos o Señores Devas de un plano se manifiesta por intermedio de siete devas menores que forman el fuego central y la conciencia de la sustancia de un subplano.
Ahora nos referiremos a su interacción y trabajo mutuos, es decir, estudiaremos la materia cuando, siendo afectada, se construye con ella una forma por medio del Pensamiento divino o Voluntad.
No tengo la intención de considerar los Fuegos superiores (los Señores de los cuatro planos superiores), pues sólo es de valor para nosotros estudiar el proceso de construcción de formas mentales en los tres mundos por medio de las esencias dévicas, las cuales son vitalizadas y manipuladas por los Constructores, los Dhyan Choanes, los Hombres celestiales, mediante la fuerza de sus Vidas, el conocimiento que poseen de la Voluntad o propósito logoico y el poder de Sus naturalezas síquicas.
De esta manera, están abocados en Construir el cuerpo físico logoico y en llevar a cabo Sus planes en ese cuerpo, cumpliendo así el propósito para el cual Él encarnó. Su trabajo es mucho más importante pues lo realizan principalmente en los niveles cósmicos, pero de algún modo esto nos concierne a nosotros y es todo lo que podemos captar. En los tres mundos del esfuerzo humano el hombre realiza dos trabajos:
Primero. La construcción de su cuerpo de manifestación, un cuerpo triple. Segundo. La construcción de formas mentales con materia mental, las vitaliza con el deseo y las mantiene dentro de su aura, construyendo de este modo un pequeño sistema propio.
El hombre y los Hombres celestiales trabajan con sustancia dévica, colaboran con los devas, manifiestan voluntad, cualidad síquica y actividad inteligente cuando realizan su trabajo, pero hay una diferencia entre ambos no sólo de grado sino de conciencia. Por lo general el hombre trabaja inconscientemente. Los Hombres celestiales trabajan conscientemente en niveles cósmicos la mayor parte del tiempo. He aquí una sugerencia respecto a la etapa de evolución de nuestros Logos.
Esto es realmente difícil, porque el tema es muy abstruso y profundo. Dejaremos de lado estas ideas fundamentales y nos abocaremos más específicamente al estudio de los devas, los cuales nos conciernen en forma más inmediata, o con los tres grupos que he delineado -los Agnichaitas, los Agnisuryas y los Agnishvattas. Éstos se relacionan principalmente con la evolución del cuerpo denso del Logos, los subplanos gaseoso, líquido y denso del físico cósmico, o con los tres mundos del esfuerzo humano; con la radiación magnética del Logos a través de Su vehículo físico y con las emanaciones radiantes del Hombre celestial particular, que se expresa por medio de nuestro planeta.
Finalmente se relacionan con la evolución de la conciencia y en los tres mundos y, particularmente, con la individualización de la unidad de conciencia humana y la vitalización de centros en el cuerpo del Hombre celestial con el cual estamos peculiarmente relacionados.
Ahora consideraremos el tema referente a los devas del fuego del plano físico, esos grandes devas constructores que realizan los propósitos del Logos en su cuerpo físico denso. Aclaremos nuestras ideas esta materia lo mejor posible y la categoría de estos aparecerá a simple vista en la siguiente clasificación:
Los Agnichaitas son devas que construyen y erigen con materia del tipo más denso en relación con la manifestación logoica.
Actúan en el séptimo subplano del plano físico cósmico y producen mayor concreción. En el cuerpo planetario de nuestro Logos planetario constituyen los constructores de la Tierra, la forma más densa del Logos y la suma total de la actividad y vibración de todo el sistema solar que se demuestra por medio de lo que llamamos sustancia sólida”.
Por lo tanto se evidencia que, de acuerdo a la ley, producirán un efecto peculiarmente poderoso en el subplano inferior del plano físico del sistema; de allí su denominación esotérica de “Agnichaitas del calor interno o central”. Constituyen la totalidad de las vibraciones inferiores en el vehículo físico cósmico.
Los Agnisuryas son los constructores en el sexto subplano del físico cósmico, nuestro plano astral del sistema. Como ya he señalado representan al sistema nervioso simpático del cuerpo físico logoico, exactamente como sus hermanos de la séptima vibración representan la suma total del sistema circulatorio o sanguíneo.
Un indicio para el estudiante que se interese en descubrir la clave psicológica reside en la relación que existe entre los dos grandes grupos de devas que erigen y construyen la parte más objetiva de la manifestación logoica y los dos grupos de corpúsculos que, en su interacción, mantienen al cuerpo sano; existe también una analogía entre los devas del plano astral y los nervios sensitivos y motores del cuerpo físico. No me extenderé más sobre este concepto. Estos devas tienen que ver, en sentido muy esotérico, con los plexos nerviosos del a.
sistema solar (Sol físico), y constituyen, por lo tanto, un poderoso factor en la vitalización eventual de los centros del hombre.
Los centros etéricos o los puntos focales de fuerza de un Hombre celestial, se hallan en el cuarto éter cósmico, el plano búdico. El plano astral está estrechamente ligado al búdico y cuando los centros etéricos de nuestro Hombre celestial, por ejemplo, llegan a su plena actividad, la fuerza es transmitida, por intermedio de su analogía astral, al cuarto éter físico, en el cual existen los centros del hombre.
Los Agnishvattas son los constructores en el quinto subplano o gaseoso, del físico cósmico y -desde el punto de vista humano- constituyen los de mayor importancia, pues son los constructores del cuerpo de la conciencia en sí.
Desde
el punto de vista psíquico de la fisiología oculta, tienen
una estrecha relación con el cerebro físico,
el asiento o imperio del pensador y, como en esta etapa todo lo
que podemos conocer debe ser considerado en forma kama-manásica,
se evidenciará que entre el sistema nervioso simpático y el cerebro
hay una interacción tan estrecha que se convierte en un todo organizado.
Esta analogía microcósmica es interesante, pero al estudiar ahora
estos grupos de devas, los consideraremos principalmente en su trabajo
como constructores del sistema y planetarios, dejando que el estudiante
establezca por sí mismo la analogía humana, de esta manera aprenderá.
Habiendo señalado ciertas líneas de pensamiento. tomaremos ahora
uno por uno estos grupos y los consideraremos.
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