TRATADO SOBRE FUEGO CÓSMICO ALICE ANN BAILEY -MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul)
páginas 465-468, editorial Kier
Las Leyes del Pensamiento
Existen tres grandes leyes que podríamos considerar como las leyes fundamentales del cosmos, ese sistema mayor (reconocido por todos los astrónomos) del cual formamos parte, y las siete leyes innatas del sistema solar. Deberíamos considerarlas secundarias aunque desde el punto de vista de la humanidad, son las más importantes.
Tres leyes cósmicas. La primera de ellas es la Ley de Síntesis. Para quienes no han desarrollado la facultad búdica les resulta casi imposible comprender el alcance de esta ley. Demuestra que todas las cosas -abstractas y concretas- existen como una sola; rige la forma mental de ese Logos cósmico en cuya conciencia nuestro sistema y nuestro centro mayor desempeña su parte. Presentimos que nuestro sistema en evolución es una unidad de Su pensamiento que constituye en su totalidad una forma mental, un todo concreto y no un proceso diferenciado. Es la suma total y el centro, la periferia y el círculo de manifestación considerados como una unidad. La siguiente es la Ley de Atracción y Repulsión. La ley describe fundamentalmente la fuerza compulsiva de atracción que mantiene unido nuestro sistema solar al del Sirio; a nuestros planetas girando alrededor de nuestra unidad central, el Sol; a los sistemas menores de materia atómica y molecular circulando alrededor de un centro en el planeta; a la materia de todos los cuerpos del plano físico, y a la de los cuerpos sutiles coordinados alrededor de su centro microcósmico.
La tercera es la Ley de Economía que ajusta todo lo relativo a la evolución material y espiritual del cosmos para el mejor beneficio y el menor desgaste de fuerzas.
Hace perfecto a cada átomo de tiempo y período eterno, y “lleva a cabo” todas las cosas hacia adelante, hacia arriba y a su conclusión con el menor esfuerzo posible, exacto equilibrio y necesario grado de vibración.
La disparidad de ritmo es realmente una ilusión del tiempo y no existe en el centro cósmico. Debemos meditar sobre esto pues encierra el secreto de la paz; es necesario llegar a comprender el significado de la palabra conclusión, pues describe la próxima expansión de conciencia racial y tiene un significado oculto.
La nomenclatura de estas leyes no explica todo, pues es poco menos que imposible expresar abstracciones mediante el lenguaje, sin perder en el proceso el sentido interno. En estas leyes tenemos nuevamente demostrada la triple idea, rigiendo la analogía, como es de esperarse.
La
Ley de Síntesis....... El Aspecto Voluntad...... 1er. Aspecto.
b. Siete leyes del sistema. Subsidiarias a las tres leyes principales tenemos las siete leyes de nuestro sistema solar. Nuevamente hallamos que la ley de analogía aclara y las tres se convierten en siete como en cualquier parte del esquema logoico. Cada una de estas siete leyes tiene una correlación interesante con los siete planos, ellas son:
1. La Ley de Vibración, base de la manifestación que empieza en el primer plano. Es la ley atómica del sistema, así como en cada uno de nuestros planos el primer subplano es el plano atómico.
2. La Ley de Cohesión. La cohesión se evidencia primeramente en el segundo plano; es el primer plano molecular del sistema y el hogar de la Mónada, manifestándose allí coherencia divina.
3. La Ley de Desintegración. En el tercer plano, el quíntuple superhombre llega a desprenderse, finalmente, de todas las envolturas. Un Chohan de la sexta Iniciación descarta las envolturas de grado inferior al vehículo monádico, desde la envoltura átmica hasta la física.
4. La Ley de Control Magnético mantiene su dominio predominante en el plano búdico; cuando se va adquiriendo el control de esta ley, ocultamente la Mónada adquiere también el control de la personalidad por medio del cuerpo egoico.
5. La Ley de Fijación se demuestra principalmente en el plano mental, y tiene una estrecha relación con manas, el quinto principio. La mente controla y estabiliza, trayendo como resultado la coherencia.
6. La Ley del Amor es la ley del plano astral. Su objetivo es transmutar la naturaleza de deseo, vinculándola con el magnetismo superior del aspecto amor en el plano búdico.
7. La Ley de Sacrificio y Muerte es el factor que controla en el plano físico la destrucción de la forma, a fin de que pueda progresar la vida evolucionante, es uno de los métodos fundamentales de la evolución.
La Ley intermedia del Karma. Existe también una ley intermedia, ley sintética del sistema de Sirio. Dicha ley se denomina en término genérico Ley del Karma y, realmente, describe el efecto que el sistema de Sirio tiene sobre nuestro sistema solar. Cada uno de los dos sistemas, en lo que se refiere a su economía interna, es independiente en tiempo y espacio o, en otras palabras, en su manifestación.
Prácticamente no producimos ningún efecto sobre nuestro sistema paterno, siendo la acción refleja tan tenue que es casi insignificante, pero se sienten efectos muy definidos en nuestro sistema por causas que surgen de Sirio.
Dichas causas, cuando se experimentan como efectos, las denominamos la Ley del Karma, e iniciaron originalmente el Karma del sistema que, una vez que ha entrado en efecto, constituye lo que se denomina Karma en la literatura ocultista y oriental.
Cada uno de los Señores Lipikas y los Señores del Karma de nuestro sistema están regidos por un Señor más elevado del sistema de Sirio. Tenemos por consiguiente: 1.
Las tres leyes cósmicas de Síntesis, Atracción y Economía,
Como ya se ha dicho, nuestras siete vibraciones principales son las del plano cósmico inferior; allí se halla nuestra morada. Nuestro Logos Mismo. Corazón de Su propio sistema, se encuentra en el plano astral cósmico, estando allí polarizado.
Así como los entes de la cuarta Jerarquía creadora, la humana, evolucionan empleando cuerpos físicos, aunque están polarizados actualmente en sus vehículos astrales, de la misma manera hemos visto que el sistema solar objetivo forma el cuerpo físico del Logos, pero Su polaridad reside en Su cuerpo astral.
Es significativo que en este manvantara mayor, el Logos está por recibir la cuarta Iniciación cósmica. Un dato iluminador radica en la analogía que existe entre este enunciado y el desarrollo de la cuarta raza raíz y la actual cuarta ronda o astral.
El sistema del Logos de Sirio se halla en el plano mental cósmico, en forma sutil e incomprensible para nosotros, nuestro Logos, con Su sistema, forma parte de un Logos aún mayor. Esto no implica una pérdida de identidad, aunque la cuestión sea demasiado abstrusa para poder expresarla más adecuadamente.
En esta analogía puede encontrarse la idea fundamental de toda la enseñanza dada sobre el gran Hombre celestial. Todo el concepto de estas leyes está ligado a esta idea. Tenemos las tres leyes de los planos superiores cósmicos, abarcando en la belleza de la síntesis a los sistemas mayor y menor.
Luego tenemos la gran Ley de Sirio, la Ley de Karma, en el tercer subplano del plano mental cósmico, que realmente controla a nuestro Logos y Sus acciones, de la misma manera que el ego -en el transcurso de la evolución- controla a la personalidad humana.
Deberíamos recordar que de acuerdo a la Ley de Analogía o Correspondencia, tendríamos en el Cosmos una relación similar a la que existe en el microcosmos entre el ego y la personalidad.
Gran parte del contenido de esta sugerencia podría considerarse benéfico.
Sin embargo, no debemos llevar la analogía demasiado lejos, pues no hemos evolucionado bastante como para tener conciencia planetaria y mucho menos del sistema, por lo tanto ¿cómo puede pretenderse llegar a concebir el a b c de la verdad cósmica?
Hasta ahora sólo es posible dar datos superficiales, conceptos amplios y generalizaciones. De una cosa podemos estar seguros y es que la identidad siempre permanece. Permítaseme explicar por medio de una ilustración Cada uno de nosotros, durante el proceso de evolución, forma parte de uno de los Hombres celestiales, quienes a su vez forman los siete centros en ese Hombre celestial mayor, el Logos.
Sin embargo, aunque estemos sumergidos en el todo, no perdemos nuestra identidad, sino que permanecemos siempre como unidades separadas de conciencia, aunque somos uno con todo lo que vive o es.
De la misma manera nuestro Logos no pierde Su identidad, aunque forme parte de la Conciencia del Logos de Sirio. A su vez, el Logos de Sirio es uno de los siete grandes Hombres celestiales, centros a su vez en el cuerpo de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE.
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