TRATADO SOBRE FUEGO CÓSMICO ALICE ANN BAILEY -MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul)
páginas 441-451, editorial Kier EL LOTO EGOICO. Ahora encararemos el tema del cuerpo causal en su propio plano desde el punto de vista del FUEGO.
Lo hemos estudiado brevemente desde el ángulo más común y en sentido materialista, considerándolo como un vehículo de sustancia sutilizada que contiene en sí mismo el séptimo principio de cada una de las dos envolturas inferiores del microcosmos y de la unidad mental.
Esta última personifica el primer aspecto en manifestación y es análoga al primer aspecto logoico -el cual, en el sistema solar, no llega a expresarse plenamente.
Quisiera señalar que al estudiar el sistema solar, como la manifestación física de un Logos solar, estamos investigando:
a. El átomo permanente físico de un Logos solar, contenido dentro del cuerpo causal logoico en su propio plano.
b. Los siete tipos de fuerza, o las siete espirillas logoicas dentro de ese átomo permanente. Si esto llega a ser comprendido se obtendrá una nueva perspectiva respecto al tema de la vibración del plano.
c. La estrecha analogía que existe entre los planos y las siete espirillas en el átomo permanente de un Logos solar.
Han sido consideradas muy brevemente estas espirillas y su función, ahora encararemos el tema del Rayo del Ego y del fuego de la mente desde el punto de vista subjetivo, o en términos de fuego.
1. Centros o Ruedas de Energía. a. Centros de fuerza. Se alcanzará la claridad de visión deseable si estudiamos el tema del desarrollo monádico desde el punto de vista del ente humano. Se ha dicho en muchos libros de texto ocultistas que el hombre tiene siete centros de fuerzas (o diez, según algunos cálculos); que tres de éstos son los principales y, eventualmente, sintetizan los otros cuatro o absorben su fuerza o energía.
Esto produce su eventual oscuración o desaparición de la manifestación “muriendo” en sentido oculto. Esto tiene su paralelo en los centros logoicos, los esquemas planetarios, que a su debido tiempo también entran en la oscuración y transmiten su energía a los tres esquemas mayores. Los tres centros principales del microcosmos son el coronario, el cardíaco y el laríngeo.
1. El centro coronario.......
Mónada......... Voluntad Espíritu.
Por lo tanto es evidente que así como en el hombre estos centros se relacionan con el triple hombre espiritual en su total desarrollo, de la misma manera los tres tipos de centros -micro y macrocósmicos- gradualmente son vitalizados por el poder de uno de les tres aspectos del Logos.
Dichos centros son reconocidos también como puntos focales de fuerza activa y aparecer ante la visión del clarividente como ruedas ígneas o pétalos llameantes de un loto.
b. El cuerpo causal, centro cardiaco monádico.
Al estudiar el cuerpo egoico debe recordarse que el cuerpo causal es la analogía en la manifestación monádica del centro cardiaco.
Es una rueda llameante de fuego dentro del huevo aúrico monádico, que abarca los cinco planos de manifestación monádica;
se lo ve también como el loto de doce pétalos.
De estos doce pétalos, los tres internos aún no se han revelado o están en embrión, de allí que al cuerpo causal se lo considere frecuentemente como un Loto de nueve pétalos o una rueda de fuego con sólo nueve rayos o verticilos.
Esto es verdad en lo que se refiere al proceso evolutivo, pero cuando un hombre ha conseguido despertar o desarrollar los nueve pétalos, o excitar el fuego de los nueve rayos o verticilos (quienes llegan a su consumación prácticamente en las tres Iniciaciones mayores), los tres internos son revelados.
Responden, a la vibración monádica, al aspecto del Espíritu puro; el estímulo o la revelación de estos pétalos internos por el Iniciador Uno en la tercera y cuarta Iniciaciones produce la conflagración final y la ignición del cuerpo causal, con la consiguiente liberación de la Vida o Fuego positivo central.
2. El Loto Egoico de Doce Pétalos. El Fuego solar es dual, siendo la fusión del fuego de la materia o sustancia y del fuego de la mente.
Esto convierte al hombre en la Estrella de Luz de seis puntas, pues cada uno de estos fuegos es triple.
El fuego de la mente es también dual en esencia, dando lugar a otra triplicidad que forma así los nueve.
Cuando un hombre haya despertado los nueve fuegos, desarrollado los nueve pétalos y recibido el estímulo que se imparte en la iniciación -lo cual se lleva a cabo mediante el contacto consciente con la chispa eléctrica de su propio Hombre celestial particular-, todo ello se mezcla y fusiona.
Los tres internos que completan los doce y conciernen a las etapas finales, esencialmente espirituales de su evolución, están más íntimamente relacionados con la evolución del Hombre celestial y vinculados con el estímulo que el recibe al entrar en contacto con la chispa eléctrica logoica, o el aspecto Espíritu puro del Logos.
Debe observarse que este nónuple desarrollo se insinúa en La Doctrina Secreta en las distintas partes donde H. P. B. trata de los Kumaras, o los Hombres celestiales, de los cuales el microcosmos es un reflejo. Les denomina los Señores de Conocimiento, los Señores de Amor y los Señores de Sacrificio.
Cada uno de Ellos es un Loto de nueve pétalos en el cuerpo logoico. Constituyen las Ruedas llameantes, y en los diversos nombres con que se los denomina en La Doctrina Secreta puede descubrirse la clave de este misterio. Comprendamos esto con toda claridad respecto al microcosmos y después extendamos la idea hasta los Hombres celestiales, imaginémonos al loto egoico de nueve pétalos, el centro cardíaco en la conciencia monádica, desarrollando en triples grupos, cada uno de sus pétalos en los tres planos del mental superior.
Su desenvolvimiento se lleva a cabo por medio del proceso evolutivo, en los tres planos de los tres mundos o en las Aulas de la Ignorancia, del Aprendizaje y de la Sabiduría. a. Primer Grupo de Pétalos: Pétalos de Conocimiento: 1. El Pétalo de Conocimiento en el plano físico. El sufrimiento es el precio que se paga por la ignorancia al quebrantar la Ley, adquiriéndose así conocimiento. Este desarrollo se lleva a cabo mediante la experiencia en el plano físico.
2. El Pétalo de Amor en el plano físico. Se abre por medio de las relaciones físicas y el desarrollo gradual del amor, desde el amor al yo hasta el amor a los demás.
3. El Pétalo de Sacrificio en el plano físico. Este desarrollo se realiza mediante la fuerza impulsora de las circunstancias y no por el libre albedrío. Es la ofrenda del cuerpo físico en el altar del deseo -al principio es deseo inferior pero al final, aunque sigue siendo deseo, se convierte en aspiración. En las primeras etapas de su evolución el hombre se polariza en lo físico, por lo general lo hace inconscientemente y sin comprender lo que se está consumando, pero su resultado se ve como un doble acrecentamiento del calor o de la actividad en el cuerpo causal:
El átomo físico permanente se hace radiactivo o se convierte en un punto radiante de fuego.
Los tres pétalos inferiores vibran y comienzan a abrirse hasta desarrollarse completamente.
b. Segundo Grupo de Pétalos: Pétalos de Amor: 1. El Pétalo de Conocimiento en el plano astral. Su desarrollo se realiza por el equilibrio consciente de los pares de opuestos y el empleo gradual de la Ley de Atracción y Repulsión. El hombre deja el Aula de la Ignorancia donde, desde el punto de vista egoico, trabaja ciegamente, comienza a apreciar los efectos de su vida en el plano físico, y por la comprensión de su dualidad esencial empieza a darse cuenta de las causas.
2. El Pétalo de Amor en el plano astral. Se abre por el proceso de transmutar gradualmente el amor a la naturaleza subjetiva o Yo interno. Esto tiene un efecto dual y se desarrolla en el plano físico durante muchas vidas de dificultades, esfuerzos y fracasos, a medida que el hombre lucha por enfocar su atención en el amor a lo Real.
3. El Pétalo de Sacrificio en el plano astral. Se abre por la actitud del hombre cuando se esfuerza conscientemente por abandonar sus propios deseos en bien de su grupo. Su móvil es aún confuso y está coloreado por el deseo de recuperar lo que él da y el amor de aquellos que trata de servir, pero es de orden mucho más elevado que el sacrificio ciego al cual se halla impulsado el hombre por las circunstancias, como en el caso del desarrollo anterior. A medida que prosigue esta triple iluminación o desenvolvimiento, observa nuevamente un resultado dual: El átomo astral permanente entra en plena actividad y brillantez, es decir cinco de sus espirillas y los dos átomos, el del plano físico y el del astral, vibran en forma análoga.
Los tres pétalos del círculo central del loto egoico llegan también a su pleno desarrollo, y el centro cardíaco de la Mónada es percibido como una rueda de fuego, con seis de sus rayos en pleno despliegue de energía y rotando rápidamente.
c. Tercer Grupo de Pétalos: Pétalos de Sacrificio: 1. El Pétalo de Conocimiento en el plano mental. Su desenvolvimiento marca el período en que el hombre emplea conscientemente todo lo que ha adquirido o está adquiriendo bajo la ley, para bien de la humanidad.
Cada uno de los grupos de pétalos se caracteriza por un colorido predominante; el de Conocimiento en el plano físico se caracteriza por el colorido de los otros dos subsidiarios, el de Amor, en el plano astral, por la luz del sacrificio, de un tono más apagado que el de los otros dos, presentándose con igual brillo. En el plano mental, la luz del sacrificio se despliega plenamente y todo lo que se percibe está coloreado por esa luz.
2. El Pétalo de Amor en el plano mental se desenvuelve por la constante aplicación consciente de todos los poderes del alma al servicio de la humanidad, sin esperar ni desear recompensa por el inmenso sacrificio implicado.
3. El Pétalo de Sacrificio en el plano mental se demuestra como inclinación predominante del alma, observada en la serie de muchas vidas por las que ha pasado el iniciado antes de su emancipación final. Éste se convierte, en su propia esfera en el “Gran Sacrificio”.
Cuando el clarividente puede ver esta etapa en forma objetiva observa que produce dos efectos: a. La unidad mental se convierte en un punto radiante de luz; sus cuatro espirillas transmiten fuerza con gran velocidad.
b. Los tres pétalos superiores se abren y el loto de nueve pétalos se ve perfecto.
Luego el cuerpo causal (expresado en términos de fuego) se transforma en un centro de calor llameante, irradiando a su grupo calor y vitalidad.
Dentro de la periferia de la rueda egoica pueden verse los nueve rayos rotando con gran velocidad y -después de la tercera Iniciación- se hacen cuadridimensionales, o las ruedas “giran sobre sí mismas”.
En el medio, formando cierto triángulo geométrico (el cual difiere de acuerdo al rayo de la Mónada), pueden verse tres puntos de fuego o los átomos permanentes, y la unidad mental en toda su gloria: en el centro puede verse una gloriosa llama central aumentando su intensidad a medida que los tres pétalos internos responden al estímulo.
Cuando el fuego de la materia o “fuego por fricción” es suficientemente intenso; cuando el fuego de la mente o fuego solar (que vitaliza los nueve pétalos) llega a ser igualmente intenso y cuando brilla y puede verse la chispa eléctrica en el centro más recóndito, todo el cuerpo causal se hace radiactivo. Entonces los fuegos de la sustancia (la vitalidad de los átomos permanentes) escapan de las esferas atómicas, sumando su cuota a la gran esfera que los contiene; el fuego de la mente se fusiona con su fuente emanente y la vida central se escapa. Esto constituye la gran liberación. El hombre, en términos de esfuerzo humano, ha realizado su objetivo.
Ha pasado por las tres Aulas y lo adquirido en ellas lo ha transferido al contenido de su conciencia; en orden correlativo ha desarrollado y abierto los pétalos del loto -haciéndolo primero con los tres inferiores, lo cual implica un proceso que abarca un vasto período de tiempo. Entonces los pétalos de la segunda serie se abren durante el lapso que abarca su participación inteligente en los asuntos mundiales, hasta penetrar en el reino espiritual en la primera Iniciación y en el período final y más breve en que los tres pétalos superiores, o círculo interno, se desarrollan y abren. Antes de terminar la elucidación de este tema del Rayo del Ego y del fuego de la mente, les pediría a los estudiantes que recuerden lo siguiente:
Primero. Que el orden de desarrollo de los pétalos y el estímulo de los fuegos depende del Rayo de la Mónada y del subrayo en el cual se encuentra el cuerpo causal. Este concepto podría ampliarse y ser fuente fructífera de estudio para el investigador ocultista.
Segundo. Que este desarrollo se realiza lentamente en las primeras etapas, y únicamente se acelera a medida que el hombre se dedica a él conscientemente.
El Ego no se interesa activamente en este desarrollo hasta que el segundo pétalo de la segunda serie comienza a abrirse.
Antes de eso el trabajo se efectúa de acuerdo a la ley de su ser y por medio de la vida inherente del segundo Logos, la vida de los pétalos del Loto. La vida del primer Logos que actúa por intermedio del yo (quien mora en una forma construida por la vida o energía del segundo Logos, empleando la fuerza-sustancia animada por la vida dei tercer Logos) sólo responde a la oportunidad cuando la etapa mencionada ha sido alcanzada.
Por último: La ceremonia de la iniciación sólo se realiza cuando el cuerpo causal está en condiciones de responder al aspecto Voluntad del Hombre celestial (el primer aspecto), haciéndolo por intermedio de la gozosa colaboración del yo plenamente consciente.
Por ahora nada más puedo decir sobre esto, pero lo impartido es bastante como para abrir diversas líneas de investigación que, si se las sigue, conducirán al estudiante a adquirir mucho conocimiento que será de valor y de aplicación prácticos.
3. Resumen. Nuestro próximo tema se refiere a los elementales del plano mental, a las formas mentales que ellos animan, considerándolos como centros de fuerza capaces de producir resultados -constructivos si se los dirige correctamente, destructivos si se los deja seguir ciegamente su propio curso.
Sin embargo, antes de entrar en materia, quisiera reunir ciertos hilos de pensamiento, en relación con el tema que acabamos de tratar. Si se han seguido cuidadosamente los datos proporcionados acerca de la manifestación egoica en su propio plano y los fuegos del cuerpo causal, se habrá observado la estrecha semejanza entre el cuerpo egoico, considerado como un centro de fuerza, y ciertos aspectos de la manifestación logoica.
Hemos visto que el cuerpo causal es una rueda de fuego conteniendo dentro de su periferia tres puntos focales de energía, los átomos permanentes siendo análogos, como se ha señalado con anterioridad, al séptimo principio de cada uno de los tres aspectos -voluntad o poder, amor-sabiduría e inteligencia activa.
Cada uno de estos puntos focales posee su propia economía interna, tal como se ve en la espirillas, las cuales son esencialmente corrientes de fuerza, que responden al estímulo y a la vibración producidos dentro y fuera de su “circulo no se pasa” limitador.
La vida del tercer aspecto es la vida interna del átomo permanente y lo que anima y produce su actividad, y la vida del segundo aspecto es la fuerza que actúa sobre y a través de él.
A medida que prosigue la evolución la intensidad de las fuerzas vitales procedentes de lo interno y aquellas que lo afectan desde lo externo se intensifican cada vez más;
la luz de los átomos permanentes aumenta, los pétalos del loto se abren y los rayos del fuego radiante entran en actividad.
Tengan presente aquí que los átomos permanentes conciernen al aspecto sustancia de la Existencia o Devenir, mientras que los pétalos del loto, o los rayos ígneos de la rueda, tienen que ver específicamente con el aspecto síquico o el desarrollo de la conciencia;
el núcleo central, o los tres pétalos internos, personifica el aspecto del Espíritu puro.
Las tres líneas de la evolución proceden simultáneamente y tienen una acción refleja entre sí; esto es lo que produce la consiguiente perfección del desenvolvimiento.
No es posible ni deseable estudiar por separado cada línea de esta triple evolución ni considerarlas como disociadas entre sí. La interacción es demasiado exacta y el estímulo mutuo muy importante para ser ignorado por el que estudia la evolución egoica.
Como ya se ha dicho en otra parte, es por intermedio de los átomos permanentes que el Ego entra en relación con su mundo objetivo: actúa exitosa o ciegamente sobre y a través de su medio ambiente, en la medida que puede energetizar sus átomos permanentes y llevar a las espirillas del estado latente al potencial.
Esto se hace posible únicamente cuando el hombre comienza a abrir los pétalos del loto.
Debe recordarse que los tres pétalos inferiores, cuando están plenamente abiertos, afectan por medio de su vitalidad a las tres espirillas mayores del átomo físico permanente.
A medida que se abre gradualmente la segunda hilera de pétalos, el átomo astral permanente pasa por un proceso similar que despierta totalmente las espirillas dentro de la unidad mental.
Haré notar aquí que existe una ligera diferencia en el casa de la unidad mental, pues sus cuatro espirillas entran en plena actividad cuando se abre el pétalo de conocimiento de los tres últimos. La apertura de los dos restantes revela a la resplandeciente triple flor, que se encuentra en el centro de la manifestación egoica.
Sería conveniente hacer una advertencia respecto a esta cuestión del desarrollo egoico. Lo expuesto, sólo es la formulación del plan general del desarrollo egoico, interpretado en términos de conciencia o fuego. Estudiando el tema con la debida aplicación personal, el estudiante debería tener presente los siguientes hechos: Primero, que los pétalos se abrirán de acuerdo al Rayo de la Mónada. Por ejemplo, si el Rayo de la Mónada es el segundo, el pétalo de conocimiento se abrirá primero, pero el segundo pétalo de amor tendrá un desarrollo casi paralelo, siendo la línea de más fácil desarrollo para este tipo particular de Ego, para quien la dificultad residirá en la apertura del pétalo de conocimiento.
Segundo, que los efectos de la apertura de una hilera de pétalos se harán sentir dentro de la hilera siguiente en una etapa anterior y causarán una respuesta vibratoria; a eso se debe la gran rapidez con que se suceden las etapas posteriores de desarrollo comparándolas con la primera.
Tercero, que existen muchos casos de desarrollo desigual.
Con suma frecuencia existen personas que han desarrollado dos pétalos en el primer círculo y otro está latente, mientras que un pétalo de la hilera central o la segunda, puede estar totalmente desarrollado.
Esto explica frecuentemente por qué algunos poseen poder para servir en ciertas líneas y se hallan en una etapa inferior de desarrollo o de conciencia -hablando en sentido egoico.
Esto se debe a diversas causas, como ser al karma de la Mónada en su plano superior y a la fuerza del aferramiento monádico sobre el Ego, a muchas vidas dedicadas a desarrollar cierta línea de actividad particular, dando por resultado el establecimiento de una fuerte vibración, tan fuerte que dificulta el desarrollo de la respuesta a las vibraciones subsidiarias; a ciertas condiciones peculiares ocultas en la evolución de un determinado Señor de Rayo y el efecto producido por esa condición sobre un grupo particular de células; al karma grupal de un conjunto o conglomerado de cuerpos causales y su interacción mutua.
Cada unidad egoica o centro monádico de fuerza tiene un efecto definido sobre el grupo o comunidad de Egos al cual pertenece y, a medida que continúa la interacción, a veces se producen resultados de carácter temporario e inesperado.
El que estudia la evolución egoica debe tener muy en cuenta esto. Todo el tema es interesante porque constituye el próximo paso que ha de dar el estudiante de psicología esotérica. Oportunamente se constatarán muchas cosas que arrojarán nueva luz respecto a la posibilidad que tiene el hombre para trabajar en el plano físico. El secreto del éxito en cualquier esfuerzo o empresa se basa principalmente en dos cosas: Primero, la capacidad del Ego para trabajar por intermedio de la personalidad, empleándola simplemente como un medio de expresión. Segundo, el karma del grupo egoico al evidenciarse en el plano físico.
Hasta ahora mucho se ha dicho y enseñado sobre el karma individual.
En el futuro, el karma grupal ocupará lentamente su correcto lugar en el pensamiento de los estudiantes, conduciéndolos a una colaboración más inteligente, a una comprensión más armónica respecto a las responsabilidades grupales y a una solución más adecuada de los problemas grupales.
El estudio de la psicología esotérica implica una verdadera concepción de la naturaleza del Ego, o su despertar a la plena actividad durante la manifestación y necesitará la sólida formulación de las leyes del desarrollo egoico, de los métodos por los cuales cada pétalo del loto puede ser llevado a la perfección y a la triple naturaleza de su evolución;
traerá una oportuna captación del verdadero significado de la fuerza y de la energía en su aspecto dual -vibración interna y radiación externa; hará que los estudiantes avanzados enfoquen su atención sobre los centros -no los centros físicos en niveles etéricos, sino los centros psíquicos, tales como el Ego en el cuerpo causal y los grupos egoicos.
Más adelante, esto traerá una mejor comprensión respecto al efecto que produce una conciencia sobre otra en el plano físico, y este conocimiento será científicamente empleado para producir resultados específicos en la evolución grupal, solucionándose así algunos de los problemas mundiales.
Por último se estudiarán las leyes del fuego; se investigará esotéricamente la naturaleza del calor, de la irradiación y de la llama y se comprenderá cómo actúa un fuego sobre otro y el resultado de la irradiación desde una esfera de conciencia a otra; gradualmente será revelado el método de despertar la conciencia en los diferentes planos, actuando y estimulando los fuegos del cuerpo causal. Toda la cuestión comienza a predominar lenta, muy lentamente, en el pensamiento humano (aunque ello sea poco comprendido) mediante el estudio de la educación vocacional, la eficiencia comercial y el lugar que ocupa el ente humano en cualquier negocio o empresa. Se habla de los hombres y se los considera como factores potenciales de fuerza, y este es un paso dado en la correcta dirección.
Encarando la misma cuestión desde el punto de vista de la personalidad y no del ego, se acerca rápidamente el momento en que la educación se ocupará, en forma destacada, de enseñar a la juventud el mejor modo de establecer contacto con su propio ego o energía superior, el mejor método que la conduzca a extraer el conocimiento y a adquirir la capacitación de su Yo superior para ser empleado en el plano físico; la mejor manera de asegurar su formación grupal a fin de trabajar conjuntamente con su grupo y al unísono con toda la energía de ese grupo; la mejor forma de lograr que su triple yo inferior -físico, astral y mental- entre en alineamiento directo con su centro superior de fuerza, haciendo descender así un continuo suministro de energía para fortalecer los tres vehículos y su inteligente manipulación; el mejor sistema de despertar las distintas espirillas y de liberar la energía de sus células a fin de que entren en actividad.
Todo esto evolucionará gradualmente; como en la formulación de sus posibilidades reside su eventual comprensión, he delineado aquí la tendencia del estudio futuro. Tal proceso debe necesariamente ser lento.
Los poderes del ego son enormes, y si se liberan ahora por intermedio de una personalidad aún no preparada, conducirán a un terrible desastre. Pero el momento llegará; mientras tanto, la debida comprensión de la capacidad inherente será beneficiosa para todos aquellos que intuitivamente pueden reconocer la meta.
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