TRATADO SOBRE FUEGO CÓSMICO ALICE ANN BAILEY -MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul)
páginas 425-441, editorial Kier
3. Las Espirillas y el Rayo del Ego. Ahora nos abocaremos al tema de las espirillas, que se hallan dentro del átomo permanente, y observaremos en qué forma son afectadas por el rayo egoico, recordando siempre que las consideramos como:
Primero. La economía interna del germen de la vida en los tres planos concernientes al hombre en los tres mundos;
segundo, los siete principios de cada una de las tres envolturas;
tercero, el núcleo positivo de la fuerza que mantiene unida la materia de las tres envolturas.
Por lo tanto, estudiaremos dos cosas: La composición del átomo permanente. La diferencia que existe entre la unidad mental y los átomos permanentes astral y físico.
A fin de esclarecer esto y de extraer algún concepto definido de esas oscuras regiones de la abstracción, hagamos la siguiente clasificación:
a. La composición del átomo permanente. El átomo permanente de los planos astral y físico es una esfera de sustancia astral o física, compuesta de materia atómica y caracterizada por las cualidades siguientes:
Respuesta. Es el inherente poder de responder a la vibración de cualquiera de los Hombres celestiales y se transmite por intermedio del aspecto Brahma o dévico de Su triple naturaleza. El átomo permanente encuentra su lugar dentro de la esfera de influencia de uno de los grandes devas, los Señores Rajas de un plano.
El poder de construir formas. Estos devas pronuncian dos letras de la palabra microcósmica, y cada una constituye (en su propio plano) el agente coherente que reúne la sustancia. Produce la forma y atrae materia con el propósito de objetivarla. El sonido astral produce al microcósmico “Hijo de la necesidad”, y cuando reverbera en el plano físico produce la encarnación y la repentina aparición de los siete centros en los niveles etéricos.
La construcción del físico denso es el resultado de la consiguiente acción automática de la esencia dévica, pues no debe olvidarse que el hombre es esencialmente (respecto al plano físico) un ser etérico y que su cuerpo físico denso es considerado esotéricamente como que se halla “debajo del umbral” y no constituye un principio.
Permanencia relativa. En el séptimo principio de todas las entidades que se manifiestan se van acumulando y desarrollando las facultades los dones y la memoria atómica, en otras palabras, la herencia del Pensador, desde el punto de vista físico y emocional.
Las envolturas no son permanentes; están construidas en formas provisorias y son desintegradas cuando el Pensador ha agotado todas sus posibilidades pero el séptimo principio de cada una de las envolturas recoge para sí las cualidades adquiridas y las acopia (bajo la Ley del Karma) para ser desarrolladas nuevamente, expresándolas como impulso del plano en cada nuevo ciclo de manifestación.
Dicha permanencia es también relativa, pues cuando el fuego Interno del átomo arde con mayor fuerza y los fuegos externos del ego o fuego solar, hacen impacto sobre el átomo con acrecentada intensidad, entonces el átomo a su debido tiempo es consumido. y la llamarada interna llega a ser tan poderosa que destruye el muro que la encierra.
Calor. Aquí se encuentra la diferencia que existe entre los átomos de todos los planos y la materia atómica de la cual forman parte.
No es fácil dilucidar esta diferencia, ni tampoco es conveniente hacerlo en esta época: los hechos reales constituyen uno de los secretos de la iniciación pero la diferencia que existe entre el átomo permanente y la materia atómica podría más o menos llegar a comprenderse si decimos que: El átomo permanente es aquel del cual se ha apropiado una se las vidas que forman los centros del cuerpo de un Señor solar, mientras que la materia atómica en sí se emplea para formar otras partes de Su gran cuerpo de luz.
El átomo permanente es aquel que ha quedado bajo el poder atractivo del segundo aspecto, en cambio la materia atómica misma es vitalizada por la vida del tercer aspecto.
El átomo permanente sigue la línea de fuerza de menor resistencia y va quedando fuera del control del Señor de los Devas y entra bajo el control de la vida positiva. Esto concierne a la evolución de la conciencia de la sustancia.
El átomo permanente queda bajo el control directo de los tres grupos inferiores de los Señores Lipikas y constituye el agente a través del cual Ellos imponen el karma correspondiente a un ente determinado que pudiera estar empleándolo.
Trabajan directamente con los átomos permanentes de los hombres y logran resultados mediante la forma, hasta agotar la capacidad vibratoria de un átomo determinado: cuando esto ocurre el átomo entra en una etapa de oscuración, como lo hace el séptimo principio de cualquier envoltura. Queda así bajo la influencia del primer aspecto que se manifiesta como el Destructor.
Recuerden que al hacer estas afirmaciones nos referimos al microcosmos y a los átomos permanentes relacionados con el mismo respecto al Logos solar manifestado en el sistema, nos ocupamos de uno de los átomos permanentes. Siendo Su átomo físico permanente. Resultará evidente que en el átomo físico permanente del Logos solar se halla oculta la facultad de responder conscientemente a las vibraciones de todos los planos, el secreto del propósito kármico de Su encarnación y también el misterio de Su actividad funcional: pero no podemos desentrañar todavía el secreto de Sus tres átomos permanentes inferiores al funcionar como una unidad dentro de Su vehículo causal.
Hasta que no logremos esto es inútil hacer conjeturas respecto a su Ser fundamental.
La diferencia que existe entre ellos. La unidad mental tiene, respecto al hombre, una posición peculiar y única, la de Pensador en el cuerpo causal.
Esto lo estudiaremos luego, por ahora sólo diré que el misterio de la unidad mental se halla oculto en la naturaleza de los Hombres celestiales.
La siguiente analogía contiene la clave de este misterio, pero sólo puede insinuarse, dejando que el estudiante descubra la verdad por si mismo.
En los tres planos de la manifestación logoica -los tres superiores- se manifiestan los tres aspectos;
en el plano búdico, el cuarto éter cósmico, se manifiestan los centros logoicos etéricos, o sea esos vórtices de fuerza que animan a los tres planos inferiores de la manifestación físico densa.
En conexión con los Hombres celestiales tenemos también una manifestación secundaria, y en el plano búdico se halla Su tercer aspecto, dejando el plano cósmico gaseoso o manásico para la expresión principal de Su fuerza.
Ellos constituyen esencialmente los Pensadores divinos, los Manasaputras.
Por lo tanto, en conexión con el microcosmos, considerado como parte de un centro del cuerpo de un Hombre celestial, hay un descenso menor dentro de la manifestación gaseosa o ígnea de un Señor solar.
Esto atañe a los tres subplanos superiores, que podrían considerarse como la manifestación de los tres aspectos superiores del Hombre en materia mental, mientras que en el cuarto subplano tenemos los centros mentales del hombre dentro de la periferia de su cuerpo mental del cual la unidad mental constituye el factor unificador.
Como ya se ha dicho anteriormente, éste es un profundo misterio y no puede dilucidarse más extensamente.
b. Los planos y la energía ígnea. Seria bueno considerar aquí las analogías de cada plano, con sus siete subplanos, recordando al estudiante que estamos hablando de los planos no sólo como el campo para el desarrollo del hombre, sino como el campo de evolución de un Logos solar.
En el sistema solar tenemos: Primero, los tres planos superiores, correctamente denominados los planos de los tres aspectos;
segundo, el séptimo principio logoico que se halla en el primer plano y puede considerarse como el impulso de la materia física que produjo Su cuerpo objetivo.
En el segundo plano se hallan los siete Hombres celestiales que constituyen Sus centros principales de fuerza. Existen otros pero de Ellos no nos ocuparemos, porque han logrado ya una meta determinada, y personifican los centros que ahora se hallan en estado pasivo o fuera de manifestación, pues el kundalini logoico ha dirigido su atención hacia otra parte. Según otra clasificación constituirían los diez que corresponden a la vida esotérica, pudiendo también clasificarse como doce, formando así el Loto de doce pétalos o centro cardíaco del Cuerpo de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE.
En el cuarto éter cósmico, el plano búdico, se encuentran los centros etéricos del Logos. Allí están también los planetas esotéricos y el Sol, considerados como el centro de los principios búdicos; desde allí el Logos anima a Su manifestación física densa.
Finalmente, en los tres planos inferiores tenemos Sus cuerpos o envolturas gaseosa, líquida y densa, que peculiarmente forman en conjunto una unidad; constituyen un todo coherente, así como los tres planos superiores forman análogamente la triple expresión unificada de las tres personas de la Trinidad.
Existe una analogía similar en los subplanos de cada plano del sistema, y ésta se hará más evidente a medida que el hombre vaya adquiriendo una visión más clara y pueda conscientemente comprobar por si mismo la verdad respecto a la vida subjetiva. Nos ocuparemos brevemente de estos planos y estudiaremos la vida o manifestación de fuerza en cada uno, dándole más importancia a los cuatro inferiores por ser los planos que conciernen más de cerca al hombre.
El Plano Logoico. Los subplanos primero, segundo y tercero del primer éter cósmico responden específicamente a la vibración de uno de los tres aspectos o a esas Entidades cósmicas cuya influencia llega desde más allá del sistema hasta la materia de los planos.
En el cuarto subplano se obtiene una mezcla elemental de las tres Vidas ígneas que produce, en forma arquetípica, esa manifestación de fuerza de la electricidad que oportunamente hace surgir, en el plano siguiente, a los Hijos de la Luz.
En esta connotación eléctrica tenemos los tres planos superiores personificando siempre al triple aspecto Espíritu; los tres inferiores personificando al triple aspecto sustancia, el plano de unificación donde se logra un acercamiento que, en el Sendero de Retorno, señala el momento de la realización y del triunfo. A esto le sigue un período de oscuración.
De allí que en todos los pIanos del sistema solar exista un cuarto plano donde se lucha por obtener la iluminación perfecta, lográndose en consecuencia la liberación, el campo de batalla, el Kurukshetra.
Aunque para el hombre, el cuarto plano o búdico, es el lugar de triunfo y la meta de sus esfuerzos, para el Hombre celestial constituye el campo de batalla y para el Logos solar el suelo ardiente.
La diferenciación de los subplanos de los planos del sistema en tres superiores, tres inferiores y un plano central de armonía, ocurre únicamente desde el punto de vista del fenómeno eléctrico y no del Espíritu puro, o sustancia pura, considerado separadamente.
Esto concierne al misterio de la electricidad y a la producción de la luz. Los tres planos superiores tienen que ver con las Fuerzas o Vidas centrales, los tres inferiores conciernen a las Fuerzas o Vidas inferiores.
Esto debemos tenerlo muy presente, recordando que, para el ocultista, no existe tal cosa como sustancia, sino únicamente Fuerza en distintos grados, Energía de cualidad diferenciada, Vidas que emanan de diferentes fuentes, cada una distinta y separada, y Conciencia que produce un efecto inteligente por intermedio del espacio.
Les indicaré que en el subplano atómico de cada plano el Señor Agni manifiesta Su ardiente vida;
se demuestra como fuego solar en el segundo, tercero y cuarto,
y como “fuego por fricción” en el quinto, sexto y séptimo.
Desde el punto de vista del microcosmos, la Chispa en la Llama, el hombre, se manifiesta como fuego eléctrico en el segundo plano o segundo éter cósmico; como fuego solar en los planos tercero y cuarto y en los tres subplanos superiores del quinto;
como fuego por fricción en los subplanos inferiores del quinto, sexto y séptimo.
e. Los planos y Los tres fuegos.
Hablando en forma relativa, en cada plano tenemos: a. Fuego eléctrico manifestándose como el estado primitivo de los tres superiores. b. Fuego por fricción como el factor más significativo de los tres inferiores. c. Fuego solar que surge como llamarada producida por la unión en el plano central.
Esto puede observarse en el sistema solar en conexión con un Hombre celestial en el plano búdico, donde dichos Fuegos surgen como llamaradas a través de Sus centros etéricos.
Relacionada con el hombre en el plano mental, existe una condición similar: los tres subplanos superiores conciernen al aspecto Espíritu del cuerpo causal.
y los tres inferiores conciernen principalmente a la envoltura mental o fuego por fricción;
en el cuarto subplano se hallan los centros de fuerza del cuerpo mental.
Lo mismo sucede en el plano físico respecto al hombre -sus centros etéricos se hallan ubicados en la materia del cuarto éter.
Cada una de las tres Personas de la Trinidad se manifiesta igual que el hombre, Espíritu, Alma o Ego y Sustancia.
Relacionándolo con Brahma tenemos el aspecto Espíritu o primer aspecto, animando a los tres subplanos superiores de cada plano.
Su aspecto alma se halla en el cuarto subplano de cada plano donde están situados los centros etéricos de todos los entes manifestados.
En los tres subplanos inferiores es donde primeramente hace contacto con Su aspecto sustancia.
De allí que existan cuarenta y nueve fuegos de materia o lo siete fuegos de cada plano; la unión de los tres superiores y los tres inferiores producen esa llamarada que denominamos ruedas de fuego o centros, en el cuarto subplano de cada plano.
Vinculada al segundo aspecto existe una condición similar.
En el segundo plano el fuego solar surge en su aspecto eléctrico, haciéndolo también en el tercero y cuarto planos, pero su manifestación central se efectúa en los niveles manásicos brillando a través del vehículo causal de los grupos egoicos. Sólo quedan dos planos y medio donde puede manifestarse el aspecto fuego por fricción, dieciocho subplanos en total que conciernen al tercer aspecto de la segunda Persona de la Trinidad logoica. Para el hombre, el microcosmos, es posible establecer una diferenciación similar; su Mónada y su aspecto egoico pueden estudiarse en sus triples esencias y en sus propios planos; el aspecto Brahma del Ego se halla dentro de los átomos permanentes. Por lo tanto debería estudiarse con cuidado lo siguiente: 1. Los Planos. Manifestación de Brahma, aspecto sustancia o tercer aspecto, debería aplicarse a esta Entidad la misma constitución triple que se evidencia en las otras dos. Deben estudiarse detenidamente los planos del fuego eléctrico, los de su naturaleza inferior y el punto donde surge como llamarada o, para él, conflagración (los centros etéricos). Brahma es la vida positiva de la materia, la revelación de la sustancia y la llamarada que puede percibirse.
2. La Vibración. Manifestación del segundo aspecto. Las vibraciones de la conciencia constituyen los tres mundos mayores, suma total de la vida egoica, los tres menores que rigen el tercer aspecto del Ego y el acorde de unificación que emite su sonido actualmente.
Los tres aspectos del Espíritu, tal como pueden ser percibidos, sólo es posible expresarlos en nuestro sistema solar, en términos de los otros dos, y en lo que respecta a su naturaleza, foránea al sistema, nada puede decirse que resulte de valor en esta etapa del conocimiento.
Las ideas anteriores respecto a los planos y a las nueve naturalezas de todo lo que existe, nos conduce a regiones que todavía se hallan muy lejos de la comprensión del hombre;
sin embargo, el científico se aproximará a la verdad y comprenderá la naturaleza de los fenómenos eléctricos, sólo cuando estudie la triple naturaleza del aspecto sustancia;
únicamente entonces la electricidad será dominada y utilizada por el hombre como unidad, no sólo en uno de sus aspectos como lo ha hecho hasta ahora;
lo único que se ha logrado extraer hasta hoy, para fines comerciales, es la electricidad negativa del planeta.
Debe recordarse que aquí se emplea el término negativo en relación con la electricidad solar.
Cuando el hombre haya descubierto la forma de extraer y utilizar la electricidad positiva combinada con la electricidad planetaria negativa, se producirá una situación muy peligrosa, constituyendo uno de los factores que oportunamente provocará la destrucción, mediante el fuego, de la quinta raza raíz.
En ese grandioso cataclismo “los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos”, como dice la Biblia.
Esto sucederá, aún en mayor grado, en la próxima ronda, y mediante el fuego serán destruidas las formas de aquellos hombres que han fracasado, lo cual liberará en gran escala las vidas, quedando así la Tierra “purificada” momentáneamente de elementos que tiendan a obstaculizar el proceso evolutivo.
A medida que pasan los ciclos se logrará gradualmente el equilibrio de estas corrientes ígneas, produciéndose una condición planetaria armónica y una cualidad esotérica que proporcionará un ambiente ideal para el hombre armonioso.
Solo cuando los sicólogos estudien la triple naturaleza esencial del aspecto forma se revelará el misterio de la conciencia, y la naturaleza de los tres grupos magnéticos, sus distintas subdivisiones y la consiguiente radiación efectiva se convertirán en un factor de la vida diaria.
Esto tiene que ver con el desarrollo definitivo de la psiquis de acuerdo a la ley la expansión científica de la conciencia, produciendo oportunamente esas condiciones en que el trabajo preliminar a la primera iniciación, no formará parte de un proceso esotérico sino que será estrictamente exotérico.
A su debido tiempo se hallará que los esfuerzos autoinducidos por los cuales el hombre prepara conscientemente sus centros para que le sea aplicado el Cetro de la Iniciación, en la primera Iniciación, serán tratados en los libros y conferencias y formarán parte del pensamiento común de las masas.
También esto conducirá a que se separen los dos grupos a mediados de la quinta ronda.
Debe recordarse que dicha separación formará parte de un proceso natural y no será una drástica medida impuesta contra la voluntad de los pueblos.
Los CONOCEDORES y los estudiantes del Conocimiento -impulsados por la conciencia de grupo y actuando conscientemente- reunidos en grupos, se apartarán de aquellos que no poseen conocimiento ni se preocupan por poseerlo.
Dicha separación será autoinducida y constituirá un desarrollo lógico de la vida grupal; tendrá en sí mismo un carácter temporario, porque el objetivo fundamental consistirá en lograr oportunamente una fusión más estrecha: se establecerá primordialmente la línea de demarcación entre los cuatro Rayos inferiores y los tres superiores.
Este misterio también se halla oculto en la relación existente entre los cuatro Kumaras exotéricos y los tres esotéricos, y desde el punto de vista del hombre, separa a quienes están desarrollando la conciencia de la Tríada de aquellos que aún viven la vida del Cuaternario. Involucra a los que responden a los Señores solares, distinguiéndolos de los que todavía sólo reconocen el control de los Señores lunares.
Lo expondré en términos de Fuego: a quienes calienta el fuego por fricción y no responden al fuego solar permanecen dentro de la caverna y viven en la oscuridad, mientras que aquellos sobre cuyo ser irradia el Sol de la Sabiduría y se exponen a los rayos del calor solar, viven en la luz, gozan de una libertad cada vez mayor y llevan una existencia vital.
El verdadero significado de los tres aspectos del Espíritu recién comienza a percibirlo el iniciado de alto grado, no pudiendo ser expresado en palabras ni captado por el hombre hasta no haber pasado del reino humano al espiritual.
Por lo tanto, es innecesario detenernos para elucidarlo más extensamente. Podríamos resumir esta cuestión, que tan frecuentemente citaba H. P. B. en los términos del Antiguo Comentario:
“Los Benditos Seres ocultan Su triple naturaleza, pero revelan Su triple esencia por medio de los tres grandes grupos de átomos. Tres son los átomos, triple su radiación. El interno núcleo de fuego se oculta a sí mismo y sólo es conocido a través de lo que irradia y por aquello que irradia. El fuego puede conocerse sólo cuando desaparece la llama y ya no se siente el calor.”
Ahora podemos reasumir nuestro estudio del misterio de la unidad mental y observar en qué difiere de los demás átomos permanentes; entonces podríamos condensar brevemente el cúmulo de información esotérica respecto a los átomos permanentes, lo cual será suficiente durante muchos años como base de investigación para los estudiantes de ocultismo.
Los átomos permanentes y su economía interna continuarán siendo un misterio durante mucho tiempo, sólo podrán darse aquí unas pocas indicaciones generales.
La diferencia fundamental existente entre la unidad mental y los otros dos átomos permanentes consiste en que aquélla sólo contiene cuatro espirillas en lugar de siete.
Esto ocurre debido al hecho mismo de la evolución, pues la unidad mental es el primer aspecto de la triada, de la personalidad o del hombre, al actuar en el reino humano en los tres planos inferiores. Cuando el hombre pasa al reino espiritual, estos tres aspectos -los cuerpos mental, astral y físico- se sintetizan en el superior mediante un proceso dual:
1. Cambia su polarización, pasando de los tres átomos inferiores a los de la Tríada.
2. La fuerza que estos átomos generan y personifican se mezcla y fusiona en los puntos superiores de fuerza.
Átomo permanente es el núcleo positivo o sustancia germen de la envoltura donde éste se encuentra. Es aquello que constituye la base para la construcción de formas y, textualmente, es un punto vibrante de fuerza que emana del segundo aspecto de la Mónada y acumula en sí el aspecto negativo o tercero, con el cual construye la forma.
Debe recordarse que este segundo aspecto es dual y que al considerar los átomos permanentes tratamos del aspecto femenino de la segunda Persona.
En consecuencia, las espirillas no son más que corrientes de fuerza, o el segundo aspecto vital que circula geométricamente dentro del muro que circunda a la sustancia, compuesto de la fuerza o sustancia del tercer aspecto. Lo que se ha dicho de la objetividad o del átomo cósmico también puede decirse del átomo permanente del hombre, el microcosmos:
“El rayo primordial es el vehículo del Rayo divino.” La fuerza negativa constituye un receptáculo para la fuerza positiva.
Los átomos son centros de fuerza, y los centros, tal como los conocemos, el conjunto de puntos de fuerza que han alcanzado un grado específico en la evolución y responden, en cierta medida al primer gran aspecto o fuego eléctrico.
Debe reflexionarse detenidamente sobre este concepto pues oculta mucha información para el estudiante, y cuando sea captado debidamente, se vertirá, sobre el problema de la manifestación, la luz del conocimiento.
El lugar que ocupan y la parte que desempeñan los diferentes reinos de la naturaleza dentro del cuerpo logoico, concierne al secreto de la posición, pues todo depende del tipo de fuerza animadora, de la interacción de esa fuerza en la sustancia, del aspecto dual, triple o unificado de la fuerza, y de la manifestación septenaria en la construcción de formas.
Cada átomo es un punto focal de fuerza, fuerza de la sustancia misma, vida o vitalidad del tercer aspecto, la vida de esa Entidad cósmica que constituye para el Logos el aspecto negativo de la electricidad.
Cada forma y conglomerado de átomos son simplemente centros generados por la acción de la fuerza positiva y su interacción con la energía negativa.
La vitalidad del segundo aspecto, actuando conjuntamente con el tercero, produce -en tiempo y espacio- esa ilusión o maya que surge momentáneamente y atrae la atención, creando la impresión de que la materia es algo concreto. En realidad no existe nada concreto; sólo existen distintas clases de fuerza y el efecto producido en la conciencia mediante su interacción.
Detrás de toda forma y sustancia (poco conocidas y comprendidas aún) se encuentra un tercer tipo de fuerza, que utiliza los otros dos factores para producir armonía eventual, y en su propio plano constituye la suma total del segundo. Podría llamársele: a.
Vida sintetizadora.
Fuerza que actúa por medio de la doble manifestación de la fuerza diferenciada, mediante la energía de la materia y la coherencia de las formas, por intermedio de los centros y los puntos de fuerza, siendo la triple manifestación de FOHAT, del cual la última o tercera manifestación es aún desconocida o inconcebible.
Esto me lleva a considerar el hecho citado anteriormente de que la unidad mental sólo posee cuatro de las corrientes de fuerza.
Cada corriente de fuerza de los átomos permanentes vibra de acuerdo a la nota de un determinado subplano, y sirve como medio para vitalizar la materia del subplano, con la cual se construye cualquier cuerpo alrededor de un átomo permanente.
Constituye la fuerza del Hombre celestial cuando anima las células de Su forma y las mantiene en coherencia como una unidad.
Se ha de recordar, desde el punto de vista del microcosmos, que el aspecto del Espíritu puro o Fuego eléctrico permanece en este sistema solar como una abstracción.
Un hombre puede lograr conciencia grupal; vibrar de acuerdo a la nota del Hombre celestial de cuyo cuerpo es una célula; manifestar con relativa perfección el fuego por fricción y el fuego solar, pero corresponde a un mahamanvántara posterior la revelación de la verdadera naturaleza del Espíritu.
Por lo tanto, en lo que respecta al hombre que actúa en la familia humana, es evidente este hecho y su analogía. Hasta que no se retira de los tres mundos y se convierte en un Maestro de Sabiduría, la verdad sobre estos tres aspectos se halla oculta para él. El mental no es un átomo permanente septenario, sino que responde a cuatro tipos de fuerza y no a toda la gama de vibraciones. Aquí tenemos la razón de la tolerancia. Hasta que el hombre no comience conscientemente a ser controlado por el Ego y empiece a percibir la vibración del átomo manásico permanente, es inútil esperar que responda a ciertos ideales o capte ciertos aspectos de la verdad. La unidad mental cubre sus necesidades y no existe un puente entre ésta y el átomo manásico permanente.
Dos planos y medio del cuarto reino se dedican a la evolución de cada hombre, quien sólo comienza a trascenderlos cuando se acerca y recorre el Sendero.
Desde el ángulo del hombre común en encarnación física, la conciencia egoica, dentro de la periferia causal, es tan abstracta como lo es el Logos cuando lo vemos como el Morador dentro del sistema. Estos dos planos y medio son de especial interés para el Logos porque personifican:
Aquello
que para Él se halla debajo del umbral de la conciencia. No es posible explayarse más sobre este misterio.
4. Resumen. Antes de continuar, sería conveniente resumir algunos de los hechos respecto a las espirillas y al átomo, y luego encarar el tema del cuerpo causal y del hombre, el individuo.
1. Las cuatro espirillas inferiores están definidamente influenciadas por el Rayo de la personalidad.
2. Las espirillas quinta y sexta están más específicamente influenciadas por el Rayo del ego, cualquiera sea ese Rayo.
3. La quinta espirilla tiene un valor peculiar porque sintetiza las cuatro inferiores. Constituye la tercera cuando enumeramos las corrientes de fuerza espiral desde el ángulo del polo atómico. Vibra de acuerdo a cinco tipos de fuerza.
4. Textualmente, las espirillas son diez, tres mayores y siete menores, pero desde el punto de vista de la unidad, constituyen las cuatro y las tres mayores; las tres restantes se cuentan como una, conjuntamente con sus mayores, pues constituyen reflejos directos.
5. Los átomos permanentes no tienen forma de corazón, según los ilustran ciertos libros. Una cantidad de átomos son de ese tipo, pero no constituyen átomos permanentes, los cuales son más definidamente esferoidales, ligeramente aplanados en la parte superior, y análogamente aplanados en la parte inferior, encontrándose en ello la analogía de la depresión polar.
6. El orden de las espirillas, dentro de los átomos permanentes, varía en cada plano, y las que con más frecuencia se mencionan son las espirillas del plano físico.
El orden de estos minúsculos vórtices de fuerza y su economía interna en cada plano constituye uno de los secretos de la iniciación y no puede ser revelado. Sólo es posible hacer una sugerencia para guiar al estudiante:
El átomo astral permanente posee corrientes internas de fuerza, ordenadas de tal modo que las espirillas se asemejan a la figura del corazón, pero sin terminar en punta.
El átomo búdico permanente contiene espirillas ordenadas que forman aproximadamente el número ocho, con una corriente central que secciona la doble espiral.
7. Cuanto más se acercan a la realidad, más sencillo se hallará el ordenamiento de las espirillas. Estas corrientes de fuerza evidencian un ordenamiento septenario en los tres átomos permanentes inferiores del hombre, mientras que los tres superiores contienen sólo tres espirillas -las tres mayores.
8. Debe observarse que existen únicamente seis átomos permanentes vinculado, a la evolución humana, mientras que el Hombre celestial posee cinco, y uno de ellos se halla en el sistema solar. (Aún no ha sido revelado el misterio de un planeta y su vida central, que está vinculado a otra manifestación de la cual nada sabemos.)
9. Se ha de recordar que estamos tratando de la encarnación física de estas grandes Entidades y que Sus átomos permanentes, excepto el físico, están fuera del sistema.
10. El cuerpo causal del Hombre celestial se halla en el tercer subplano del plano cósmico mental, mientras que el del Logos solar y el de las tres Personas de la Trinidad logoica están en el primer subplano.
11. Los átomos permanentes de los hombres se hallan en el subplano atómico de cada plano, excepto en el mental;
los de los animales en el segundo subplano;
los de los vegetales en el tercer subplano,
y los de los minerales en el cuarto subplano.
Existe, por lo tanto, una estrecha analogía entre estos puntos focales de fuerza del grupo sea o no humano -de una cadena, un globo, una ronda- debidamente aplicado llega el esclarecimiento.
La suma total de los átomos permanentes de cualquier reino determinado forman las corrientes de fuerza o espirillas de los grandes átomos que pertenecen a las entidades solares o lunares, mientras que la suma total de los átomos permanentes del hombre en el reino espiritual (los tres átomos de la tríada, atma-budi-manas) forman las corrientes espirales de fuerza dentro de ciertos centros.
12. A medida que los átomos permanentes llegan a ser radiactivos, durante la evolución, producen dentro del centro un notable acrecentamiento de la vibración.
13. Los átomos permanentes tienen que ver con los entes solares cuando se hallan en, o por encima del mental superior. Conciernen a los entes lunares del mental inferior, en los planos astral y físico.
14. Se ha de observar que en el sistema solar los entes enumerados a continuación se manifiestan a través de:
I.
Un átomo permanente el físico.
II.
Dos átomos permanentes el físico y el astral. III. Tres átomos permanentes físico, astral y mental.
IV. Por intermedio de cuatro átomos permanentes físico, astral, mental y búdico.
V. Por intermedio de cinco átomos permanentes ... físico, astral, mental, búdico y átmico.
Esto ya fue mencionado anteriormente cuando se anunció que un Maestro y Su conjunto particular de discípulos e iniciados forman un grupo o centro de fuerza.
Estos grupos tienen sus átomos permanentes como lo tienen todas las vidas que intentan expresarse objetivamente.
VI. Por intermedio de seis átomos permanentes ... físico, astral, dos mentales, búdico y átmico. El HOMBRE. Todo lo que aquí se enuncia es una ampliación de los informes dados sobre “La Hueste de la Voz” en un esfuerzo por demostrar que muchas vidas distintas (personificando todas las vidas menores, o que se hallan personificadas en vidas mayores) se encuentran dentro de los diferentes esquemas. Sólo nos ocupamos de esas vidas superhumanas o humanas, las cuales han sido o son HOMBRES. No hemos tratado las vidas subhumanas, los señores lunares o pitris menores, pues su día no ha llegado aún, progresando inconsciente y no autoncientemente a medida que avanza el progreso evolutivo. Ya han sido consideradas estas entidades y sus átomos permanentes en relación a su manifestación en un sistema solar; no nos hemos extendido más allá del “círculo no se pasa” solar.
Todos los átomos permanentes se relacionan. con la materia física y la manifestación. El átomo permanente superior del hombre, el átmico, después de todo es un átomo del tercer éter cósmico, y esto debe ser estudiado y meditado.
También fueron comentadas las distintas personalidades (la palabra “personalidad” se aplica deliberadamente, pues ¿qué son Ellas, sino personalidades o Seres en encarnación física?), en primer lugar desde Su punto de fuerza inferior. Hemos considerado al átomo permanente como el punto donde se establece contacto con la fuerza de un plano, de un planeta, de una cadena, de un esquema o de un sistema. Esto debe tenerse siempre presente.
Se ha de tener en cuenta que gran parte de lo antedicho podrá parecer incomprensible, pero lo que aquí se expone se esclarecerá cuando los científicos lleguen a comprender y a regular la fuerza, entonces se verá que hemos tratado con la fuerza positiva de todas as formas negativas que se hallan por encima del reino humano e incluyendo a éste.
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