TRATADO SOBRE FUEGO CÓSMICO ALICE ANN BAILEY -MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul)
páginas 295-313, editorial Kier
Ahora nos ocuparemos (tomando los tres factores mencionados anteriormente) del fuego de la mente en conexión con un Logos solar. Se ha dicho que el Hombre celestial había desarrollado la mente: por consiguiente, se puede decir respecto al Logos solar, que Su principal característica es la mente cósmica o quinto Principio, perfeccionado por Este en un sistema anterior. Por lo tanto entraremos a considerar la primera subdivisión:
1. Manas Cósmico. ¿De dónde proviene dicho fuego? ¿Dónde se origina este calor vital o actividad vibratoria, característica que predomina en todos los Seres concebibles? ¿Hasta dónde podemos retroceder en el pasado? ¿Podremos concebir su origen? ¿Qué es este afluyente fuego, que anima la oscuridad de la materia?
Quizás sea una ayuda considerar la INDIVIDUALIZACIÓN o el proceso de autorrealización inteligente que, en forma tan notable, diferencia al hombre del animal. En el momento de la individualización los dos polos se aproximan, y al encontrarse fluye la luz, irradiando en la caverna de la materia e iluminando el camino que el Peregrino ha de seguir cuando retorna a su fuente de origen. En lo que respecta al ‘hombre, dicha irradiación produce: Autorrealización.
Diagrama V
¿Nota sobre este diagrama: Se hace extraño que ponga que los 7 Rishis son los siete centros de un Logos Solar. Pues los siete centros de un Logos Solar son los siete esquemas planetarios ¿...? Los siete Rishis son los siete centros en el cerebro de Aquel sobre Quien Nada Puede Decirse, según Astrología Esotérica. La individualización es, literalmente, la unión (en la oscuridad de la abstracción) de los dos factores, Espíritu y materia, por medio de un tercer factor, la voluntad inteligente, el propósito o acción de una Entidad. Gracias a la aproximación de esos dos polos se produce la luz, surge una llama y se percibe una esfera de gloria radiante, cuya intensidad de Luz, calor e irradiación aumentan gradualmente hasta llegar a su máxima capacidad o a aquello que llamamos perfección. Se ha de observar que luz, calor e irradiación, caracterizan a todos los entes individualizados, desde los dioses hasta los hombres.
El Hombre comienza parcialmente a descifrar el enigma de este fenómeno gracias a su capacidad de producir, mediante el conocimiento científico, lo que se llama luz eléctrica, utilizada para iluminar, calentar y curar. A medida que los investigadores del plano físico hagan más descubrimientos sobre esta materia, se irá esclareciendo la cuestión de la existencia y de la actividad creadora.
Referente al origen del fuego de la mente algo más puede aprenderse estudiando los diversos métodos de individualización En relación con el hombre, por lo que sabemos, dichos métodos son tres, aunque probablemente haya otros inconcebibles para la comprensión finita del hombre. Estos son:
Primero. El método aplicado durante la cadena lunar (manifestación planetaria anterior a la nuestra), cuando, por medio de la fuerza y la energía innatas, se produjo la conjunción de los tres fuegos, entonces el fuego de la materia estableció contacto con el del Espíritu gracias a la presencia latente de la chispa ígnea de la mente.
Esta chispa de la mente, actuando por el instinto, impulsó a la forma material o sustancia, a tal actividad que pudo elevarse hasta hacer contacto con su polo opuesto.
Entonces el hombre animal llegó a sentir aspiración; el Espíritu respondió; la vibración del germen de la mentalidad, como levadura, había compenetrado la sustancia.
Así se despertó la conciencia. Tal fue el método empleado por los Hombres celestiales en el sistema solar anterior, y estos avanzados Seres cósmicos adquirieron conciencia y dominaron los tres planos inferiores del físico cósmico -los mismos planos que el hombre está tratando de dominar ahora.
Se individualizaron como resultado del trabajo efectuado durante inconcebibles eones de esfuerzo.( ) El sistema solar actual será de menor duración que el anterior, pues en él se generó la fuerza de la materia por la progresión de las épocas, periodo en que se produjo la vitalización de las espirillas del átomo físico permanente del Logos.
En este método de individualización se recalca el hecho de que el principio manas forma parte del carácter logoico y de Su naturaleza. Por lo tanto, se origina en su Ser o Yo; forma parte del contenido del Cuerpo causal logoico, en consecuencia, compenetra toda manifestación que se origina en Él. He aquí la veracidad de la afirmación de que el manas cósmico tiene su origen en el plano mental cósmico y es parte del fuego que anima a ese plano.
Segundo. En el segundo sistema solar y en conexión con el método empleado, otro punto merece nuestra atención. El fuego de la mente se origina en una constelación que basta hace poco la ciencia exotérica no le adjudicaba una íntima relación con nuestro sistema solar, debido a su enorme distancia. El sol “Sirio” es la fuente de origen del manas logoico, así como las Pléyades están vinculadas a la evolución de manas de los siete Hombres celestiales y Venus fue responsable de que se implantara la mente en la cadena terrestre. Cada uno constituyó el primario del otro o el agente que produjo el primer destello de conciencia en los determinados grupos implicados. En todos los casos el lento crecimiento evolutivo fue el método empleado, hasta que repentinamente resplandeció la conciencia en virtud de la interposición de la fuerza proveniente de una fuente extraña:
1. Logos Sistema solar Sirio.
Por lo tanto, el segundo método se lleva a cabo acelerando el proceso evolutivo por medio de influencias externas que tienden a despertar la conciencia y a unir los polos. El primer método, ya mencionado, fue empleado en el sistema solar anterior. El método que consideramos ahora caracteriza a este sistema solar y persistirá hasta que finalice el Mahamanvantara.
El solo hecho de que el primer método se llevara a cabo en la cadena lunar evidencia la inmutabilidad de la Ley de Repetición, de acuerdo con la cual todo ciclo mayor incluye, en sus primeras etapas, a todos los menores, repitiendo los procesos anteriores. Por ejemplo, éste es un hecho conocido en la formación del cuerpo físico del hombre, pues en el feto se reproducen todas las etapas y formas anteriores hasta alcanzar la humana. Similarmente, como ya se sabe, la cuarta ronda reproduce brevemente las otras tres, pero posee su propia cualidad característica.
b. Método para la Iniciación. En este segundo método se utilizan los “Cetros de Iniciación”, para producir ciertos resultados. Estos Cetros son cuatro:
1. El Cósmico, utilizado por un Logos cósmico en las iniciaciones de un Logos solar y de los tres Logos planetarios mayores.
2. El del Sistema. Utilizado por el Logos solar en las iniciaciones de un Logos planetario.
3. El Planetario. Utilizado por el Logos planetario para propósitos iniciáticos e iniciaciones mayores, la tercera, cuarta y quinta, conjuntamente con las dos superiores.
4. El Jerárquico. Utilizado por la Jerarquía oculta para iniciaciones menores y por el Bodhisattva ( ) para las dos primeras iniciaciones de manas. La individualización del hombre en la época lemuriana (hace aproximadamente diez y ocho millones de años) fue producida por la aplicación del Cetro de Iniciación al Logos de nuestra cadena terrestre que puso en actividad ciertos centros de Su cuerpo con sus correspondientes grupos. La aplicación del Cetro, que despierta la conciencia en algún plano, puede decirse literalmente que despierta las vidas implicadas para que participen inteligentemente en el trabajo del plano mental. El hombre animal era consciente en los planos físico y astral. Debido al estimulo recibido por el Cetro eléctrico, este hombre animal despertó su conciencia en el plano mental. Así se coordinaron los tres cuerpos y el Pensador pudo actuar en ellos.
Todos los Cetros de Iniciación producen ciertos efectos: a. Estimulan los fuegos latentes hasta convertirlos en llama. b. Sintetizan los fuegos, mediante una actividad oculta, poniendo a cada uno dentro del radio del otro. c. Activan la vibración radiante de algún centro, ya sea en un hombre, en un Hombre celestial o en un Logos solar. d. Expanden todos los cuerpos, principalmente el causal -también a los tres tipos de Entidades. Estos resultados se observaron cuando el Hombre celestial de nuestro esquema recibió la iniciación hace diez y ocho millones de años. Dicha iniciación resultó, como ya se dijo, en virtud de una yuxtaposición peculiar de cadenas, globos y esquemas, la cual estimuló de tal manera a todas las unidades manásicas de Su cuerpo que posibilitó el descenso de manas puro, a través del antakarana planetario, procedente del átomo manásico permanente planetario -este canal existe en lo que respecta al Logos planetario, y tendrá que construirse como en el caso del hombre.
Conjuntamente con la yuxtaposición mencionada, se produjo un alineamiento similar con una de las Pléyades, permitiendo la influencia manásica desde esa fuente.( ) ( )
Tercero. El tercer método de individualización se adoptará en el próximo sistema solar, aunque se iniciará tenuemente en el actual. No se funda en la actividad latente como en el primer caso, ni en la polaridad eléctrica como en el segundo, sino en un proceso peculiar de “abstracción oculta” (dando a la palabra “abstracción” el significado de “extraer” de la esencia).
Esta abstracción oculta se produce por un esfuerzo de la voluntad, incomprensible actualmente.
El primer método de individualización corresponde al tercer aspecto o actividad latente, y sigue la línea de menor resistencia bajo la Ley de Economía; el segundo método es puramente eléctrico y actúa bajo la Ley de Atracción; el tercer método, se halla oculto en la voluntad dinámica y es todavía algo imposible e incomprensible.
2. Manas Planetario. En lo que antecede hemos tratado de comprender algo sobre el origen de manas, ya sea cósmico o de cualquier otro tipo, al considerar la individualización humana y los métodos empleados.
Vimos que la individualización es la comprensión consciente, por parte del Yo, de su relación con todo cuanto constituye el no-yo, evocado de tres maneras, de las cuales sólo dos son vagamente comprensibles.
En cada caso este despertar de la conciencia va precedido de un período de gradual desenvolvimiento, siendo instantáneo en el momento de la Autorrealización, al cual le sigue otro período de gradual evolución. Este último periodo lleva a otra crisis denominada iniciación. En un caso, se inicia en la existencia consciente, en el otro, en la existencia espiritual o identificación grupal.
Para un Logos solar, la individualización se remonta a etapas muy anteriores a la triplicidad de los sistemas solares que constituye para este el Eterno Ahora, pero, desde el punto de vista del hombre, contiene el pasado, el presente y el futuro.
Un Logos planetario se individualizó en un sistema anterior; el hombre se individualiza en el actual sistema; las entidades planetarias que se encuentran ahora en el arco de involución se individualizarán en el siguiente.
a. Conciencia y Existencia. Desde un punto de vista más amplio los términos iniciación e individualización son sinónimos: ambos expresan la idea de expansión de conciencia, o la entrada en un nuevo reino de la naturaleza. La facultad de adquirir conocimiento se ha de interpretar como paralela al desenvolvimiento del sentido de la vista o visión, como ya se indicó.
El fuego de la mente brilló e iluminó al hombre animal en la época lemuriana. Durante ese vasto ciclo en que el sentido de la vista le abrió el plano físico.
La relación que existe entre vista y mente es muy estrecha y siempre debe ser recordada.
En la primera ronda y en su primera raza raíz se desarrolló el sentido del oído;
en la segunda ronda y en la segunda raza raíz el sentido del tacto;
en la tercera ronda y en la correspondiente raza raíz el sentido de la vista se agregó a los otros dos.
Así se relacionan y vinculan por medio de la vista el Yo que oye, y el no-yo que se toca o es tangible -analogía de la inteligencia que vincula.
De esta manera, se produce la fusión de los tres fuegos y tenemos la iluminación.
Pero a través de todo este desarrollo evolutivo, el UNO que oye, toca y ve, persiste e interpreta de acuerdo al grado de evolución que ha alcanzado el principio manásico en Él.
Este Interprete básico es esa Entidad que no depende de una existencia que necesita siempre de la forma. Suya es la vida que hace vibrar a la materia, por consiguiente, es “fuego por fricción”. Suya es la vida del Espíritu puro que quiere ser y utiliza una forma, siendo en consecuencia el impulso eléctrico del plano físico cósmico o “fuego eléctrico”.
Suya es la vida que no sólo anima a los átomos y los electrifica con Su propia naturaleza, sino que, igualmente, se conoce como uno con todo y no obstante separado de todo -ese algo que piensa, discrimina y es subconsciente, denominado MENTE o Fuego solar.
Mente o manas universal compenetra todo;
es también esa Entidad individualizada, conocedora de Sí misma, Cuyo cuerpo contiene a nuestros Logos solar y también a otros Logos solares; Cuyo fuego, calor y radiación abarcan otros sistemas solares y los unifica con el nuestro de manera que un solo cuerpo vital constituye la manifestación de este poderoso Ser cósmico.
Vórtices de fuerza en el plano etérico cósmico constituyen la estructura etérica de siete sistemas solares así como los cuerpos de los siete Hombres celestiales constituyen los centros etéricos de un Logos solar y los siete centros del hombre (existentes en materia etérica), son el impulso eléctrico animador de su vida. Resulta imposible expresar el origen de manas como separado de la manifestación de un conglomerado de sistemas, de un sistema solar o de un hombre.
Sólo a medida que se capte el hecho de que cada esquema planetario, sirve por ejemplo de cuerpo a un Hombre celestial, mente rectora de ese esquema y principio animador manásico o facultad activa discriminadora evidenciada en todo átomo de ese esquema;
sólo cuando se comprenda que un Logos solar constituye similarmente el principio manásico de la totalidad de esos grandes átomos que denominamos esquema;
sólo cuando se comprenda que un Logos cósmico es también la mente instigadora de átomos aún mayores que denominamos sistemas;
sólo cuando se acepte que el hombre es la facultad discriminadora animante de las minúsculas esferas que forman su cuerpo de manifestación y, por último, sólo cuando se reflexione sobre todo esto y se acepte la verdad, entonces esta cuestión sobre el origen de manas asumirá un carácter menos abstruso, y la dificultad de comprenderlas se disipará en parte.
El Hombre, el Pensador, el Conocedor, el principio manásico que se halla en el centro de las diversas esferas que forman sus cuerpos, manipula fuerza eléctrica en tres sectores (sus cuerpos físico, astral y mental) por medio de siete centros que son puntos focales de fuerza, y la distribuye inteligentemente a través de su pequeño sistema a millares de átomos menores, células de tales esferas.
El Hombre celestial, que también en sentido más amplio es el Pensador, el Conocedor, el principio manásico y mental, además del principio búdico o crístico, manipula fuerza eléctrica por medio de tres vehículos o globos principales en materia átmica, búdica y manásica, y la distribuye a millares de células, que corresponden a los entes humanos y dévicos.
EL Logos solar, en un sentido aún más amplio, es la Mente universal compenetrante, el principio manásico, además del principio búdico y el de la voluntad, que actúa en tres esquemas mayores por medio de siete centros de fuerza y a través de millares de grupos que constituyen las células de Su cuerpo, así como los seres humanos son las células del cuerpo de un Hombre celestial. El Logos cósmico de nuestro sistema actúa, similarmente, por medio de tres sistemas mayores (de los cuales el nuestro no es uno de ellos), utilizando siete sistemas solares (de los cuales el nuestro es uno de ellos) para distribuir Su fuerza y teniendo como células de Su cuerpo millares de grupos séptuples.
b. Voluntad y propósito ordenado. Todo lo que podemos realmente decir, respecto al origen de manas, es que constituye la actividad unificada de la voluntad, o la expresión intencionada de la conocida Identidad de algún gran Ser que cobra la vida y hace que todos los entes menores, incluidos en Su esfera de influencia, colaboren inteligentemente.
Cada uno de nosotros, por ejemplo, es la Entidad pensante e intencionada que actúa como principio manásico, y el resorte de acción para todas las unidades comprendidas en nuestros tres cuerpos.
Cada uno de nosotros las doblega a voluntad; actuamos y, al actuar, las obligamos a colaborar como creemos conveniente. El Logos hace lo mismo en escala mucho mayor.
Esta idea proyecta luz sobre la cuestión del karma, del libre albedrío y de la responsabilidad. Manas es, realmente, VOLUNTAD actuando en el plano físico; la verdad de esto se comprenderá cuando nos demos cuenta que todos nuestros planos componen el plano físico cósmico, donde una Entidad -inconcebiblemente más grande que nuestro Logos- por medio del Logos, de nosotros y de toda sustancia espiritual incluida en su esfera de actividad irradiante, está desarrollando un propósito ya establecido.
Sólo algunos problemas de verdadero interés se presentarán en nuestra mente, que servirán para desarrollar el pensamiento abstracto y expandir la conciencia, pues aún son insolubles y continuarán siéndolo. Algunos podrían enumerarse de la manera siguiente: 1. ¿Quién es la Entidad cósmica en Cuyo esquema nuestro Logos desempeña Su pequeña parte? 2. ¿Cuál es la naturaleza del gran propósito que desarrolla? 3. ¿Qué centro de Su cuerpo representa a nuestro sistema solar? 4. ¿De qué naturaleza es la encarnación en la que se encuentra El ahora? 5. ¿Cuáles son los diez sistemas -los tres y los siete- de los cuales nuestro sistema solar es uno? ¿Hemos de buscar los tres mayores entre los siete, o fuera de éstos? 6. ¿Cuál es la coloración o cualidad fundamental de esta Entidad cósmica? 7. Para que pueda corresponder con nuestro cuarto éter físico ¿es azul o violeta la coloración del cuarto éter cósmico (el plano búdico)? ¿Por qué se considera exotéricamente a budi de color amarillo? 8. ¿Cuáles son los tres centros primarios en el cuerpo de nuestro Logos solar, y cuáles los cuatro secundarios? 9. ¿Cuál es el karma de los diferentes esquemas? 10. ¿Cuál es el karma desequilibrador del Logos Mismo que afecta a los diez esquemas de Su sistema? Todas estas preguntas y muchas más surgirán en la mente del estudiante interesado, pero sólo podrá formulárselas y nada más, aunque en la quinta ronda, los hombres comprenderán la naturaleza kármica del Logos de nuestra cadena. Las palabras, como se ha dicho repetidas veces, ciegan y confunden.
Resumiendo, la cualidad manásica será comprendida, hasta cierto punto, si el estudiante la considera como voluntad inteligente, propósito activo o idea fija de alguna Entidad que produce la existencia utiliza la forma y desarrolla los efectos de las causas mediante la discriminación de la materia, separándola y construyéndola en una forma, e impulsando a todos los entes dentro de Su esfera de influencia, a cumplir ese propósito establecido con respecto a la materia de sus vehículos, el hombre es la fuente que origina la mente y el impulso manásico latente en los mismos.
Así también sucede con el Hombre celestial en Su esfera mayor de influencia, y además con el Logos solar.
Cada uno discriminó y formó su “círculo no se pasa”; cada uno tenía un propósito determinado para cada encarnación; cada uno continúa activamente y trabaja inteligentemente para fines determinados, y cada uno es el originador de manas en su esquema; cada uno es el fuego que anima la inteligencia de su sistema; cada uno, por medio del principio manásico, se individualiza y expande gradualmente esta autorrealización. hasta que incluye el “círculo no se pasa” de la Entidad mediante la cual le llega el quinto principio; cada uno alcanza la iniciación y, con el tiempo, evade la forma.
3. Manas Humano. Ahora encararemos especialmente al hombre y al principio manásico, su desarrollo en la cuarta Jerarquía creadora, las Mónadas humanas, refiriéndonos principalmente a nuestra cadena terrestre.
Hemos visto que para toda idea y propósito manas constituye la voluntad activa de una Entidad que se desarrolla por medio de todas las vidas menores contenidas dentro del “círculo no se pasa” o esfera de influencia de la Existencia inmanente. Por lo tanto -en lo que concierne al hombre de esta cadena- sólo expresa el propósito y la voluntad activa del Logos planetario, de cuyo cuerpo es una célula o vida menor. En consecuencia se presentan a nuestra consideración ciertos enigmas relacionados con los ciclos de vida del Hombre celestial de nuestro esquema, y especialmente con Su encarnación particular, el denominado ciclo de manifestación en el globo físico denso, la Tierra. Utiliza el cuerpo planetario, así como el hombre emplea como vestidura el cuerpo físico; por medio de esta forma objetiva desarrolla Sus propósitos en el plano físico y por medio de la mente logra ciertas metas. Incidentalmente las células de Su cuerpo se adaptan a la mente que actúa sobre ellas; de la misma manera que en el hombre, el principio inteligente de la encarnación en el plano físico, hace que los átomos de su cuerpo se adapten a su propósito, y estimula cada vez más las espirillas de tales átomos aplicando sobre ellos la fuerza de su mente. Aquí se presenta la oportunidad de aclarar algo que frecuentemente se pierde de vista en la nebulosidad general que rodea a este tema.
Los entes humanos y dévicos que se hallan en el arco ascendente, son las células de Su cuerpo que forman los centros, y no el resto de la sustancia vital celular de Sus vehículos.
El hombre posee un cuerpo compuesto de materia aplicable a diversos usos, sin embargo, constituye una unidad. En ella existen zonas de mayor importancia que otras, desde el punto de vista de la fuerza energetizadora.
Tales zonas, como la del corazón por ejemplo, puede ser considerada y comparada en este sentido de acuerdo a su fuerza, con una zona como la de la pantorrilla.
El ente hombre utiliza ambas, pero la del corazón es de mayor importancia. Lo mismo ocurre con el Hombre celestial. Las dos grandes Jerarquías, dévica y humana, constituyen centros de fuerza en el cuerpo del Logos planetario: las otras evoluciones de naturaleza involutiva que existen en el esquema, y el resto de la sustancia activa de los globos y todo lo que ellos contienen, forman el contenido del resto de Su cuerpo.
a. El hombre y el Logos planetario. Nada tenemos que hacer con la evolución dévica. Sólo trato de concentrar la atención sobre el hombre, a medida que actúa en la tierra. A fin de que resulte más clara la idea de manas y su relación con el ser humano, es necesario señalar ciertas cosas, relacionadas con el Hombre celestial, que deben tenerse presentes.
Primero, cada Hombre celestial ocupa el lugar de un centro en el cuerpo de un Logos solar por lo tanto, el Logos de un esquema personificará alguna característica sobresaliente.
Los diez esquemas constituyen los siete y los tres sintetizadores -no los siete y los tres inferiores. Los centros inferiores fueron vitales en el último sistema solar (desde el punto de vista esotérico) y no se cuentan en el actual: fueron sintetizados y absorbidos durante el proceso de oscuración del Primer sistema.
Segundo, cada Hombre celestial es, en consecuencia, la personificación de un tipo especial de fuerza eléctrica, que fluye por Su esquema como la fuerza del hombre fluye a través de uno de los centros etéricos de su cuerpo. Cada esquema, así como cada centro humano: a.
vibrará a cierto tono;
y
Así en un período dado, un centro u Hombre celestial, será objeto de la atención y del estímulo especial logoico y, otro periodo, un esquema totalmente distinto podrá ser objeto de vitalización.
Ya hace tiempo que el Logos ha dirigido Su atención al Esquema de la Tierra y a Saturno mientras que Urano recibe estímulo.
De esta manera algunas tendencia son acentuadas, y como consecuencia esta atención divina se acrecienta el desarrollo evolutivo.
Si se tienen en cuenta estos hechos, se observará que la interacción y la complejidad son de vastas proporciones y el hombre sólo puede aceptarlas, dejando la explicación para cuando su conciencia tenga mayor alcance.
Tercero, uno de los misterios revelados en la iniciación es del centro logoico que nuestro esquema representa y el tipo o fuego eléctrico que fluye a través de él.
Los “Siete Hermanos, los siete tipos de fuerza fohática, se expresan por medio de siete centros, y Aquel que anima nuestro esquema es revelado en la tercera iniciación.
Gracias al conocimiento de la naturaleza y calidad de la fuerza eléctrica de nuestro centro y a la comprensión del lugar que nuestro centro ocupa en el cuerpo logoico, la Jerarquía logra los objetivos de la evolución.
Se evidenciará que Hombre celestial, que representa al centro kundalínico por ejemplo, trabajará en forma diferente y tendrá un propósito y método distintos al de Su Hermano que representa al centro cardíaco en el cuerpo logoico, o al del Hombre celestial que personifica el plexo solar logoico.
De esto se deduce que a.
el tipo de fuerza eléctrica, de los Hombres celestiales diferirán, así como también las evoluciones que forman las células de Sus cuerpos.
Poco se ha revelado acerca de los tipos de evolución que existen en otros esquemas de nuestro sistema.
Basta decir que en algún globo de cada esquema y en todos los esquemas existen seres humanos o entes autoconscientes. Las condiciones de vida, el medio ambiente y la forma son distintas, pero la Jerarquía humana actúa en todos los esquemas.
Se ha de recordar también que, así como los siete Hombres Celestiales se encuentran en el cuerpo logoico, y están bajo la influencia de los siete Logos solares (usando la palabra “influencia” en sentido astrológico), también en un esquema planetario con sus siete globos, cada uno está, astrológicamente, bajo la influencia de los siete Hombres celestiales.
Un esquema no es más que la réplica de un sistema.
Cada uno de los Hombres celestiales emite su radiación o influencia y estimula, de igual manera, a otro centro o globo.
En otras palabras, Su magnetismo es sentido por Sus Hermanos, en grado mayor o menor, según la tarea emprendida en determinado tiempo.
Actualmente, en los Hombres celestiales que presentan centros de distintos grados de estimulación y no están equilibradamente desarrollados ni síquicamente unificados, esta interacción magnética es muy poco comprendida, y la afluencia siquica de un esquema a otro también es muy poco empleada y comprendida.
A medida que transcurra el tiempo esta interacción de fuerzas se hará más evidente y se utilizará conscientemente. Cuando los hombres conozcan, por ejemplo, la cualidad de la fuerza que fluye por su esquema particular;
el secreto de los ciclos o los períodos de estímulo u oscuración, entonces el cuerpo logoico empezará a lograr su propósito, el Logos de nuestro sistema comenzará a mezclar, fusionar y coordinar todos Sus vehículos, fluirá la fuerza por todos los centros, sin entorpecimientos, la gloria resplandecerá, y cada célula de todo cuerpo: logoico, planetario, dévico y humano, brillará con resplandor perfecto, vibrará con ajustada exactitud y recibirá una iniciación cósmica mayor.
b. El Logos del esquema terrestre. Podemos considerar al Hombre celestial o Logos planetario del esquema terrestre, de diversas maneras.
Siguiendo nuestra costumbre clasificaremos sencillamente las afirmaciones hechas respecto al mismo, y al ser consideradas extensamente por el estudiante individual deberán servir para que la REALIDAD de la Personalidad esencial de esa gran Entidad, el trabajo que trata de realizar, la relación que tiene y la Jerarquía humana, sean una realidad mayor.
Al estudiar este tema debemos tener presente que no es posible revelar al público detalles respecto a Su Identidad específica, a Su número y al alcance de Su desenvolvimiento consciente.
Tales misterios, como ya se ha indicado, se reservan para ser revelados a quienes se han comprometido a guardar silencio. Pero puede transmitirse una idea general antes de que tratemos específicamente de la cadena y de la ronda actuales.
Aquí cabría preguntar, ¿qué utilidad y finalidad tiene esta información en esta hora de necesidad mundial? Aparte de que la transmisión cíclica de la verdad se hace bajo la ley, y no puede ser negada, se sugiere que cuando un gran número de hombres conciban el propósito de las manifestaciones específicas, cuando comprendan que todas las formas son modos de expresión de ciertas Entidades o Seres que las ocupan durante ciclos de duración determinada, con el objeto de obtener el propósito de que cada vida, grande o pequeña, sirve sus propios fines y a la vez contribuye a los fines más amplios del Ser de Cuyo cuerpo es parte integrante, mucho se habrá logrado.
Los detalles del plan no pueden ser revelados.
Se puede sugerir el delineamiento general, solar, planetario y jerárquico y, gracias a esta sugerencia, poner en orden los pensamientos de los hombres al contemplar el aparente caos actual. No olvidemos que cuando se establece el orden y se logra también un pensamiento unido en el plano mental, entonces se manifiesta oportunamente el orden en el plano físico.
El Logos planetario de este esquema es uno de los cuatro Logos o Señores de los Rayos menores;
por consiguiente, se ocupa en desarrollar especialmente uno de los atributos de manas. Cada uno de los cuatro Rayos menores, como ya sabemos, con el tiempo se sintetiza en, o es absorbido por, ese Rayo que se halla representado en nuestra tierra por el Mahachoan.
Es el Señor del tercer Rayo o Aspecto mayor, y sintetiza a los cuatro.
Estos cuatro Rayos, con su Rayo sintetizador. constituyen los cincos rayos de Manas o Mente. Podemos considerarlos como: a. El quíntuple Aspecto de Brahma. b. Los cinco Rayos de primordial importancia en el primer sistema solar, y los cinco Hombres celestiales individualizados, llamados los Hijos nacidos de la Mente de Brahma. Mediante la individualización de los cuatro, en dicho sistema, se produjo la individualización de la gran Entidad c. cósmica denominada Brahma. Al individualizarse, contuvo a los cuatro en su cuerpo.
Están representados en nuestra tierra por los cinco Kumaras, quienes, en obediencia a la Ley, tomaron forma humana; H. B. P. ( ) lo indica en varios párrafos de La Doctrina Secreta.
Este esquema está considerado como el cuarto y más importante del sistema, durante este ciclo particular, por las siguientes razones Considerados nuestro sistema solar como de cuarto orden y nuestro esquema el cuarto, proporcionan, en consecuencia, un momento de oportunidad especial a nuestro Logos planetario en virtud del alineamiento producido.
Ello da por resultado que la atención del fuego del kundalini logoico se dirija hacia este centro, nuestro esquema, con los resultados consiguientes en proceso de desarrollo.
La cadena terrestre, cuarta en el orden dentro del esquema, la que más nos concierne y temporariamente es de mayor importancia vital para el Logos planetario, produce así otro alineamiento de gran importancia.
Esto ofrece especial oportunidad, y permite la entrada de fuerza o vitalidad eléctrica proveniente de fuerza del sistema o del Cosmos mismo.
Este sobrestímulo da por resultado los aparentes cataclismos y la tremenda destrucción de formas; siendo simplemente la necesaria consecuencia de la vitalización de la vida en la forma y el quebrantamiento de la forma limitadora, incapaz de soportar la acción cósmica. Así también el globo que dentro de la cadena recibe, en el presente, polarización planetaria, o que en la actualidad personifica en sentido especial la vida del Logos planetario, es la Tierra, cuarta en orden. Esto produce otro alineamiento más.
Agréguese a los hechos mencionados, el conocimiento aceptado de que ésta es la cuarta ronda y tendremos un quinto alineamiento, lo cual es de suprema importancia para todos nosotros;
no obstante, tuvo aún mayor significación y fuerza en la cuarta raza raíz y produjo ese estupendo acontecimiento psíquico, abrir la puerta de la Iniciación para la Jerarquía humana.
Hechos tan importantes merecen la cuidadosa atención y consideración de todos los estudiantes ocultistas. Contienen la clave mediante la cual podrá obtenerse alguna comprensión respecto a manas y a la evolución planetaria. ¿Qué tenemos, por lo tanto, en este alineamiento especial cíclico?
1. Un sistema solar de cuarto orden. 2. El cuarto esquema del sistema. 3. La cuarta cadena del esquema. 4. El cuarto globo de la cadena. 5. La cuarta ronda.
Todos ellos están activos en el mismo ciclo y, por consiguiente, traen un alineamiento simultáneo, cuyo resultado será abrir un canal directo desde el corazón de nuestro esquema, a través de cada “círculo no se pasa”, hasta la analogía cósmica, que se halla fuera de la esfera solar.
Al conocimiento anterior debemos agregar otro hecho más, y es que estamos considerando la evolución de la cuarta Jerarquía creadora, y será evidente, aún para el estudiante más superficial que en dichos conceptos se oculta la clave, no sólo respecto al enigma del hombre, sino también de toda evolución cíclica en la que toma parte.
La cuarta Jerarquía creadora es, esencialmente, la Jerarquía de manas.
Éste no es un juego de palabras, sino una afirmación de profundo significado oculto. Se ha hecho la afirmación, con toda veracidad, de que cinco de las doce Jerarquías han desaparecido y quedan siete. De estas siete, nuestra Jerarquía humana es la cuarta; lo cual hace que ésta sea la novena dentro de las doce. A este respecto es bueno vincular las afirmaciones hechas en el sentido de que los cinco Kumaras u Hombres celestiales, que definidamente personifican el principio manásico (o los cinco rayos presididos por la analogía del Mahachoan en el sistema), desarrollaron manas en un sistema anterior; desapareciendo en la oleada de influencia manásica concerniente a Su propia naturaleza. Se ha de recordar también que nueve es el número de la Iniciación o de las Iniciaciones mayores de Manas, donde el hombre llega a ser un Nueve perfecto o el número de su Jerarquía. Esto ocurre desde el punto de vista de los tres sistemas, aunque el cuatro podría ser su número actual en el sistema. Al ocuparnos de las diversas afirmaciones respecto a nuestro esquema y su Regente, hemos visto que en este ciclo particular, o Compárense también las siguientes analogías: Los
Tetraktys sagrados El Logos manifestado.
Su encarnación, es de gran importancia no sólo para Él sino también para todo el sistema.
El Logos planetario de este esquema se ocupa principalmente de un grupo particular de entes o esas Mónadas que vibran de acuerdo a Su nota, están coloreadas por Su mismo color, responden al mismo número y son conocidas esotéricamente por Su mismo nombre.
Es necesario aquí hacer resaltar un punto: todas las Mónadas, en distintos períodos, son influenciadas por los diferentes Logos planetarios y, en determinado momento, todas pasarán por cada esquema.
Esto no significa que todos los entes humanos pasen un periodo de encarnación en cada esquema, sino que en algún globo de cada esquema habrá entes humanos, ya sea antes de encarnar físicamente, entre distintos ciclos egoicos y (cosa totalmente distinta a los períodos existentes entre las vidas físicas) diferentes rondas o manvantaras o entre diversas razas raíces y subrazas.
Según se expresa en varios libros ocultistas, la mayoría de la actual humanidad avanzada se individualizó en la cadena lunar, y sólo tomó cuerpo físico en la cadena terrestre durante la cuarta raza raíz, evadiendo así la encarnación durante las tres primeras rondas y las dos primeras razas de la cuarta ronda.
Mientras tanto quedaron bajo la influencia planetaria de un Logos de otro esquema, y durante un inmenso período se ocuparon de vivificar la llama manásica y de desarrollar los atributos de manas; la raza raíz atlante los encontró adecuadamente equipados para hacer frente a las condiciones de la vida.
Esta participación en la vida e influencia de los diferentes esquemas se efectúa de cuatro maneras distintas: Primero, pasando el intervalo que media entre ciclo egoicos de encarnación física, en un determinado globo de su esquema que numéricamente coincide con el otro esquema particular cuya influencia se desea, ya sea por decisión deliberada o necesidad kármica. Cada globo de una cadena está ocultamente vinculado con la cadena de su mismo número y con el esquema de número similar.
Por ejemplo: globo 2, cadena 2 y esquema 2, durante la ronda 2, están vinculados y vitalizados especialmente, y son el punto focal de atención peculiar de parte del Logos de ese esquema. Similarmente (también como ilustración) el globo 2, la cadena 2, durante la ronda 2 de cualquier esquema, tal como el quinto, por ejemplo, están alineados o conectados esotéricamente con el segundo esquema. Esto ofrece la oportunidad a los entes del cuerpo de cualquier Logos. de ponerse bajo la influencia de otros Logos y dentro de su radiación vibratoria.
Segundo, mediante la transferencia directa a algún globo de otro esquema de los entes encarnados de cualquier esquema en el que estarán sometidos (durante un intervalo) al estímulo y a la vibración peculiares de ese esquema. Ambos métodos son los más comunes. Esta transferencia parecerá misteriosamente imposible, salvo que el estudiante procure darse cuenta que se trata de la transferencia de las vidas individualizadas y no de la transferencia de las formas que ellas ocupan. Toda la cuestión es síquica, y se funda en la unidad del Ánima Mundi. Esto sólo es posible durante esos períodos en que dos Hombres celestiales se unen bajo la Ley de Atracción, entrando así cada uno en el radio magnético del otro.
Tercero, cuando el Iniciado pasa conscientemente la iniciación, de un esquema a otro. Esto sucede frecuentemente; distintos escritores y pensadores lo han insinuado, aunque algunos han confundido los globos de su propia cadena con el esquema del mismo número, o han confundido otra cadena del esquema, por otro esquema.
Cuarto, aplicando el método de transferir la conciencia y poner los entes bajo el poder focal de un Señor de Rayo, lo cual se puede lograr mediante el conocimiento de ciertos mántram y fórmulas. No podemos extendernos más sobre estos mántram porque son esotéricos y su empleo implica muchos peligros para quien no es iniciado.
El Logos planetario de este período es denominado “Primer Kumara”, el Único Iniciador, y se afirma que vino de Venus a este planeta; Venus es el “primario de la Tierra”. Es necesario dar alguna explicación sobre esto, aunque sólo es permitido hacer muy pocas insinuaciones acerca de la verdad. Es una de las cosas que guarda mayor misterio acerca del desarrollo de nuestro esquema y oculta el enigma de este ciclo mundial. No es fácil expresar la verdad, porque las palabras ocultan y velan.
Quizás podría darse un indicio si decimos que existe una analogía entre la entrada en pleno auge del Ego y el dominio que ejerce durante ciertos períodos en la vida del ser humano. Se dice que a los siete años y también en la adolescencia el Ego “se afirma”, a los veintiún años ese aferramiento es cada vez mayor. Análogamente, a medida que pasan las vidas, el Ego (en relación con un ser humano) se aferra a sus vehículos y los doblega a su propósito en forma más eficaz y plena.
El mismo procedimiento puede observarse en relación con el Hombre celestial y Su cuerpo de manifestación, un esquema.
Se ha de recordar que cada esquema tiene siete cadenas, cada cadena siete globos, totalizando cuarenta y nueve globos; que cada globo a su vez es ocupado por la vida del Logos durante lo que llamamos siete rondas, textualmente, trescientas cuarenta y tres encarnaciones o nuevos impulsos para manifestarse.
Hemos de agregar a estas manifestaciones mayores otras menores, como las llamadas razas raíces, subrazas y ramificaciones de raza, y nos hallamos en una complejidad capaz de confundir al estudiante medio.
La rueda planetaria de la vida hace girar, en su escala menor, la rueda de la vida del pequeño peregrino denominado hombre a medida que gira, impele la vida del Logos planetario evolucionante a nuevas formas y experiencias, hasta que el fuego del Espíritu quema todos los fuegos menores.
Como
se indicó anteriormente, cada Hombre celestial está vinculado con
uno de Sus Hermanos bajo la Ley de Atracción Mutua, la cual todavía
se manifiesta en forma muy degradada en el plano físico, por medio
de la vida del ente humano aprisionada en la forma física. Síquicamente,
el vínculo es de naturaleza distinta; dicho vínculo existe entre
el Logos planetario del esquema denominado Venus y el Logos de nuestro
esquema. Esta interacción síquica tiene su flujo y reflujo cíclicos,
así como fluye y refluye toda la fuerza de la vida. En la época
lemuriana hubo un periodo de íntima interacción que produjo, en
el planeta físico del Logos de nuestro esquema, una encarnación,
el Guía de la Jerarquía, el único Iniciador. Esto no hubiera ocurrido
si el Logos planetario del esquema de Venus no hubiese estado en
situación de vincularse íntimamente con el nuestro.
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