TRATADO SOBRE FUEGO CÓSMICO ALICE ANN BAILEY -MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul)
páginas 269-287, editorial Kier
LA NATURALEZA DE MANAS O MENTE
II. Algunas definiciones de manas o mente. 1.
Manas es el quinto principio,
Hemos tratado el fuego de la materia y estudiado su propósito, origen y trabajo. Consideramos hasta cierto punto el factor de la Conciencia. y vimos que el gran trabajo de un Logos solar, incluyendo todas las vidas manifestadas, fue el desenvolvimiento de un control consciente y la percepción síquica dentro de ciertos límites establecidos.
Habiendo formulado estas fundamentales ideas preliminares tenemos que agrupar, para mayor claridad, el material disponible sobre el tema del fuego manásico, principio animador de la conciencia misma, En primer lugar haremos un amplio delineamiento general y luego completaremos los detalles.
I. TRES MANIFESTACIONES DE MANAS 1.
El fuego de la mente considerado cósmicamente
En otras palabras, nuestro objetivo consiste en estudiar la Mente de un Logos solar, de un Logos planetario y del Microcosmos.
Cada una de estas tres clasificaciones principales debe ser estudiada a través de cuatro subdivisiones menores que pueden ser expresadas de la manera siguiente:
a. El origen de la mente del cosmos, del sistema y del microcosmos.
Una vez que hayamos tratado estos puntos tendremos una idea más clara del propósito y lugar que le corresponde al fuego de la inteligencia, y seremos capaces de comprender con exactitud su trabajo sintético correlacionador.
Sin embargo, antes de desarrollar estas ideas, será conveniente que tratemos de definir el principio Manas y ver lo que ya entendemos por dicho término. II. ALGUNAS DEFINICIONES DE MANAS O MENTE 1. Manas, como Sabemos, es el Quinto Principio. Entramos ahora a considerar ciertos factores y analogías que a esta altura de nuestro estudio será de valor mencionar.
Este quinto principio contiene la vibración básica del quinto plano, ya sea que se lo considere desde el punto de vista cósmico o del sistema.
Cierto sonido del Verbo logoico, al llegar al plano mental, produce una vibración en la materia de ese plano, que detiene su tendencia a disiparse, haciendo que tome una forma esferoidal y se convierta, literalmente, en un cuerpo cuya forma es mantenida coherentemente por una poderosa Entidad dévica conocida por el Señor Rajas del plano mental.
Un procedimiento exactamente igual se produjo en la esfera cósmica, cuando se pronunció un sonido aun más poderoso por AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE, cuya pronunciación originó una vibración en el quinto plano cósmico.
Entonces ciertas grandes Entidades entraron en actividad, incluso Seres relativamente poco importantes como nuestro Logos solar y Su grupo.
Este quinto principio constituye el color característico de un grupo particular de Logos solares en el nivel causal del mental cósmico; además es el factor animador de Sus existencias, la razón para que se manifiesten a través de varios sistemas solares y la gran Voluntad de ser que los lleva a la objetividad.
Manas ha sido definido como mente, o la facultad de deducir y razonar en forma lógica, y la actividad racional que distingue al hombre del animal.
Sin embargo es mucho más que eso, porque subyace en toda la manifestación la forma misma de una ameba o la facultad discriminadora del átomo o célula más inferior se produce por un determinado tipo de mente.
Únicamente cuando se comprenda y reconozca, dentro de su esfera mayor, el lugar que le corresponde a ese célula o átomo discriminador se obtendrá un concepto claro de lo que podrá ser esa incluyente, racional y coherente mentalidad.
2. Manas es Electricidad El fuego de la mente es fundamentalmente electricidad, manifestándose en sus actividades superiores, y no una fuerza de la materia. La electricidad se manifiesta en el sistema solar en siete tipos principales, que se pueden describir como:
Electricidad en el primer plano, logoico o divino', manifestándose como Voluntad de ser, aspecto primordial de esa fuerza que, oportunamente, produce la objetividad. Considerada cósmicamente es el impulso o vibración inicial que emana del cuerpo causal logoico en el plano mental cósmico y establece contacto con el primer plano etérico cósmico o plano solar de adi.
Electricidad en el plano monádico, se demuestra como primera manifestación de la forma. aquello que causa la coherencia de la forma. La materia (electrificada por “el fuego por fricción”) y el fuego eléctrico del espíritu se unen y mezclan y aparece la forma.
La forma es el resultado del deseo de existir, de allí que el fuego dinámico de la Voluntad sea transmutado en el ardiente fuego del Deseo. Llamaré la atención sobre lo excepcional de ambas frases, que también pueden ser expresadas en los términos siguientes: Manifestación dinámica eléctrica. Manifestación ardiente eléctrica.
En este segundo plano el mar de Fuego eléctrico, que caracterizó al primero, se transforma en Akasha o materia etérica ardiente.
Es el plano del Sol llameante, así como el primer plano es el de las nieblas de fuego o las nebulosas. Esta idea se comprenderá más fácilmente si recordamos que estamos tratando del plano físico cósmico.
En el segundo plano acontecen ciertas cosas que debemos comprender aunque solo hayan sido aceptadas teóricamente.
Se ve primeramente el calor o la irradiación llameante. Se toma posesión de una forma y se inicia la forma esferoidal de todo lo que existe. Se siente la primera interacción entre los polos opuestos. Se percibe primero la diferenciación, no sólo en la ya conocida dualidad de todas las cosas sino también en el movimiento, y se reconocen dos vibraciones.
Empiezan a actuar ciertos factores vibratorios: atracción, repulsión, rechazo discriminativo, asimilación coherente, manifestación aliada de formas giratorias y sendas orbitales, originándose esa curiosa atracción descendente que lleva hacia la materia y da como resultado la evolución misma.
Se expresan las siete manifestaciones primarias de la existencia logoica y los tres y los cuatro comienzan Su trabajo.
Empiezan a vibrar las siete ruedas o centros etéricos del cuerpo etérico de esa gran Entidad cósmica, de Quien nuestro Logos solar es un reflejo, y se percibe Su actividad vital. Estamos considerando, en este punto, las manifestaciones de la electricidad en los diferentes planos del físico cósmico o los planos de nuestro sistema solar.
De allí que todo cuanto se halla en manifestación es fundamentalmente electricidad física. Hemos visto que la manifestación primaria es aquello que vitalizó, coloreó y compenetró la materia del espacio, corporificando así -en conexión con la manifestación logoica- aquello que es análogo al calor, a la actividad y a la irradiación vitales de un ser humano, que se manifiestan en el plano físico solar.
Ciertos fenómenos eléctricos caracterizan al ser humano, pero (como no han sido considerados ni expresados en términos de electricidad) se ha perdido de vista la analogía. Tales manifestaciones podrían ser las siguientes:
Primero, esa VITALIDAD coherente que mantiene a todo el cuerpo girando alrededor de una unidad central de fuerza. Debe tenerse en cuenta que toda la manifestación de un sistema solar constituye el cuerpo etérico y el cuerpo denso de un Logos.
Segundo. ese MAGNETISMO irradiante que caracteriza la hombre y lo hace doblemente activo, en relación con: La
materia de la cual están compuestos sus vehículos.
Tercero, esa ACTIVIDAD, en el plano físico, que trae por resultado la debida actuación de la voluntad y del deseo de la entidad inmanente, lo cual en el hombre constituye la analogía del aspecto Brahma.
Puede observarse a actuación de estas tres manifestaciones eléctricas -vitalidad, magnetismo e impulso fohático- en un Logos solar, en un Hombre celestial y en un ser humano.
Son manifestaciones objetivas de la naturaleza psíquica; de las cuales (por ejemplo cuando se trata de un Logos solar) hablamos en términos de cualidad y denominamos voluntad, sabiduría y actividad.
Por consiguiente, se ha de observar que los tres primeros planos del físico cósmico -los planos logoico. monádíco y átmico- son fundamentales y de suma importancia, pues de ellos emanan los cuatro secundarios;
en otras palabras, los tres primeros éteres cósmicos personifican, en sentido literal, esas tres Entidades que conocemos como Mahadeva, Vishnu y Brahma.
En sentido similar, las Tres encuentran Su objetividad más densa en los tres éteres físicos. Los cuatro inferiores se manifiestan en el curso de la evolución, pero oportunamente se sintetizan en los tres superiores.
Se ha de tener también presente que, en los siete subplanos de un plano solar, se desarrollan, en conexión con los fenómenos eléctricos en materia etérica, procesos paralelos a los de los planos mayores.
Esto se ve fácilmente en el plano mental en conexión, por ejemplo, con el Hombre.
Se acepta teóricamente que el cuerpo causal absorbe todas las facultades y en él se interrumpe toda obligada objetividad en los tres mundos al finalizar el período sintetizador. En otros planos no es tan evidente.
En el plano búdico, los Constructores en el arco evolutivo o gran parte de la evolución dévica, están sometidos a una síntesis paralela.
En el plano físico tiene lugar una misteriosa síntesis en conexión con el “espíritu de la Tierra”, y los primeros tres éteres se relacionan con él en forma aún poco comprendida. Podemos resumir lo dicho de la manera siguiente: Primero, el equilibrio de los fenómenos eléctricos o el logro de la síntesis, en conexión con el Hombre, transcurre en los tres niveles superiores del plano mental.
Segundo, algo similar, en conexión con el Hombre celestial, transcurre en los tres subplanos superiores del plano monádico. Visto en sentido más amplio tal proceso tiene lugar en los tres planos mayores -atmico, búdico y manásico-; de la misma manera en los tres mundos de la evolución humana -físico, astral y mental- el proceso sintetizador se lleva a cabo en el más elevado de los tres.
Tercero, en conexión con un Logos solar (dentro del sistema y sin considerar Su síntesis cósmica) en los tres subplanos superiores del plano logoico se ve Su absorción o abstracción final y lo mismo ocurre con los tres planos de los tres Logos.
Se debe tener muy en cuenta que estamos tratando con materia eléctrica, por lo tanto con la sustancia etérica cósmica; toda materia en el sistema es necesariamente etérica.
Por consiguiente tratamos literalmente con los fenómenos físicos en todos los planos del sistema.
En tiempo y espacio tratamos con unidades de polaridad distinta, las cuales, durante el proceso evolutivo, procuran la unión, la igualdad, el equilibrio o la síntesis, hasta que finalmente lo logran.
Esta interacción eléctrica entre dos unidades causa lo que llamamos luz, y por consiguiente la objetividad. Durante la evolución esto se manifiesta como calor e interacción magnética, y es la fuente de todo crecimiento vital; cuando se alcanza la meta deseada, la unión o unificación, ocurren dos cosas: Primero, la aproximación o fusión de los dos polos o un resplandor o luz radiante. Segundo, la oscuración o la desintegración final de la materia, debido al intenso calor.
Esto puede observarse con respecto a un Hombre celestial, a un Logos solar y a sus cuerpos objetivos. Cuando se alcanza esta polarización se manifiestan los tres tipos diferentes de fenómenos eléctricos, entonces la luz resplandece, irradiando sobre el cuerpo causal del iluminando todo el sutratma o cordón (textualmente el Sendero), que conecta el vehículo causal con el cerebro físico.
Después se produce la desintegración o destrucción, el cuerpo causal se desvanece como una llamarada de fuego eléctrico, y el “hombre” verdadero o yo, es abstraído de los tres cuerpos del mundo. Lo mismo ocurre con el cuerpo de un Hombre celestial, de un esquema planetario, como así también con el cuerpo del Logos un sistema solar.
Resulta difícil captar esta idea, porque necesariamente nos vemos obstaculizados por la falta de términos adecuados; pero aquí sólo me ocupo de las ideas principales, pues lo que más interesa en esta sección es la manifestación eléctrica del magnetismo, así como anteriormente dilucidamos superficialmente el mismo fenómeno eléctrico al manifestarse como actividad de la materia.
Por lo tanto tenemos: 1.
Actividad manifestación eléctrica de la materia. Esto literalmente (como dice H. P. B.) () es fuego por fricción, fuego solar y fuego eléctrico.
Fuego por fricción es electricidad animando a los átomos de materia o sustancia del sistema solar, y da por resultado: La
forma esferoidal de toda manifestación.
Fuego solar es electricidad que anima las formas o conglomerados de átomos, dando por resultado: Los
grupos coherentes.
Fuego
eléctrico es electricidad manifestándose como vitalidad o voluntad
de ser de alguna Entidad, y se manifiesta como: Hemos visto que la manifestación eléctrica en el primer plano causó la vibración inicial, y en el segundo su actividad produjo la forma arquetípica de toda manifestación, desde un Dios hasta el hombre y un átomo.
En el tercer plano que es primordialmente el plano de Brahma esta fuerza eléctrica se manifestó como propósito inteligente. La voluntad de ser y la forma deseada están correlacionadas con el propósito inteligente que subyace en todo. Este propósito inteligente o voluntad activa, utilizando un instrumento, nos lleva al más difícil de los problemas metafísicos, o sea a la distinción entre voluntad y deseo.
No es posible dilucidar este tema tan delicado, excepto indicar que tanto en la voluntad como en el deseo el factor fundamental es la inteligencia o manas, y ello debe ser reconocido.
El principio compenetrante de manas -que cobra los aspectos voluntad y deseo- ocasiona gran confusión entre los estudiantes; se obtendrá un pensamiento claro únicamente cuando se comprenda: Primero, que toda manifestación emana o es electrificada desde el plano mental cósmico. Segundo, que la Mente Universal o Pensador divino, es el Principio inteligente que se da a conocer como “Voluntad de ser”, Deseo o “Amor de Ser” y ese propósito inteligente activo que anima al Sistema solar. Tercero, que Mahadeva o Voluntad divina: Vishnu, el aspecto Sabiduría o el manifestado “Hijo de la necesidad” y Brahma o propósito activo, son la suma total de la conciencia inteligente y (para la Entidad cósmica en manifestación) lo que el cuerpo mental, astral y físico son para el hombre -el pensador en los tres mundos- que actúa en el cuerpo causal.
No se ha de olvidar que el cuerpo causal contiene los tres átomos permanentes o las tres esferas que personifican el principio inteligencia deseo y objetividad física.
Debe tenerse siempre presente la analogía que existe entre el triple Logos y el triple hombre, y cuando se reflexiona sobre la similitud que existe entre ambos se adquiere nitidez de pensamiento y de concepto.
El hombre es una unidad que funciona como tal en el cuerpo causal; una triplicidad que actúa regida por el aspecto voluntad, el cuerpo mental; gobernada por el aspecto deseo o sabiduría, el cuerpo astral; controlada por el aspecto actividad, el cuerpo físico.
Electrifica o vitaliza los tres cuerpos o aspectos, Unificándolos en uno y produciendo -mediante la Inteligencia que El es en esencia, coherencia en la acción, simultaneidad de propósito y esfuerzo Sintético.
Finalmente, es evidente que, estudiado desde cualquier punto de vista, el triple Logos (o Su reflejo, el microcosmos), mediante el principio manásico convierte inteligentemente la materia en forma y la utiliza para cumplir la voluntad, el deseo y el propósito la existencia inmanente; podrá observarse que este principio subyace en Los tres aspectos.
No es necesario indicar aquí las distintas triplicidades que se pueden formar sobre la idea básica de Espíritu y materia, vinculados por la Inteligencia.
Esto ya se ha realizado muchas veces. Trato simplemente de hacer resaltar que la INTELIGENCIA es la cualidad principal del Logos; se manifiesta como voluntad, deseo sabiduría y actividad, y la razón de ello reside en el trabajo realizado anteriormente por la Entidad cósmica, abarcando los ciclos relegados a un remoto pasado, incluso desde el ángulo de un Logos solar.
Este principio manásico desarrollado constituye el propósito inteligente que está produciendo la unificación en cada plano del sistema solar, en conexión con los subplanos. Oportunamente producirá la síntesis de todos los planos, poniendo al plano físico cósmico, como un todo unificado, bajo el total control de esa Entidad cósmica que trata de expresarse por medio de esa triple manifestación denominada sistema solar o cuerpo logoico.
En el tercer plano, el principio inteligencia se manifiesta como actividad coherente, ya sea del sistema, del planeta o de la mónada, y también como triple vibración de espíritu-materia-inteligencia, resonando como la triple Palabra Sagrada o electricidad que se manifiesta como sonido.
Tenemos aquí una interesante secuencia o inversión, de acuerdo al punto de vista, involucrando los planos tal como los conocemos:
Electricidad como impulso vibratorio. Causa la acumulación de materia y su actividad dentro de ciertos límites, o su entrada a la actividad dentro del “círculo no se pasa” solar. Constituye la primera letra de la Palabra Sagrada.
Electricidad como luz. Causa la objetividad esferoidal. Es el nacimiento del Hijo. Abarca la enunciación de la segunda letra de la Palabra Sagrada.
Electricidad como sonido. Aquí tenemos la triple Palabra Sagrada completa.
Esta fuerza eléctrica se manifiesta como color en el cuarto plano.
En estos cuatro enunciados tenemos los conceptos fundamentales de toda manifestación; los cuatro tienen un origen electrodinámico.
Constituyen básicamente una diferenciación o efecto del impulso que emana del plano mental cósmico y toma forma (con un propósito inteligente) en el plano físico cósmico. El hombre repite el proceso, en minúscula escala, limitándose a los tres planos y llegando a la objetividad en el físico solar.
Esto se comprobará más adelante cuando la ciencia comprenda cada vez más la verdad de que:
1. Todos los fenómenos físicos, tal como entendemos el término, tienen un origen eléctrico y una vibración inicial en el primer subplano del plano físico.
2. La Luz, en el plano físico, está íntimamente vinculada con el segundo éter, que la utiliza como medio,
3. El sonido actúa a través del tercer éter.
4. El color, en un sentido peculiar, está vinculado al cuarto éter.
Hemos de observar aquí que cuando se desarrollan los sentidos, el oído precede a la vista como el sonido precedió al color.
Tenemos en esto una interesante analogía entre el cuarto éter Cósmico y el cuarto éter del plano físico del sistema solar.
Ambos están en proceso de convertirse en exotéricos, uno desde el punto de vista del hombre en los tres mundos, y el otro desde el punto de vista del Hombre celestial.
Los científicos ya están investigando el cuarto éter, y gran parte de lo que postulan respecto al éter, al átomo, al rádium y al último “protilo”, tiene que ver con el cuarto éter.
Con el tiempo se encontrará su fórmula científica; algunas de sus propiedades el conocimiento concerniente a su campo de influencia y su utilización serán conocidos por el hombre.
Paralelamente a esto, el plano búdico, el plano del principio crístico, está siendo conocido gradualmente por esos seres avanzados que individualmente son capaces de reconocer el lugar que les corresponde en el cuerpo del Logos de un esquema planetario.
La influencia del plano búdico la característica peculiar de la fuerza eléctrica, comienzan a hacerse sentir, y su energía empieza también a producir un efecto definido en el cuerpo egoico del hombre;
el cuarto éter del plano físico del sistema está asumiendo análogamente el lugar que le corresponde en la mente de los hombres, y la fuerza eléctrica de dicho subplano está siendo adaptada y utilizada por el hombre en las artes mecánicas, en los medios de transporte, en la iluminación y en la curación. Estas cuatro adaptaciones de la electricidad para 1.
el uso mecánico. se aplican en el plano físico en forma similar a como se utiliza la fuerza eléctrica búdica.
Cabe preguntar aquí, por qué se dice que el color es la manifestación búdica de la electricidad.
Empleamos la palabra “color” en su sentido original y básico, como “aquello que vela”.
El color vela la séptuple diferenciación de la manifestación logoica y desde el punto de vista del hombre en los tres mundos, puede ser visto únicamente en su pleno significado en el plano búdico.
Es evidente que toda manifestación eléctrica e ígnea encierra los siete colores.
Podrá observarse otra analogía entre el cuarto éter cósmico y el cuarto éter físico, en el hecho de que ambos se ocupan principalmente del trabajo de les grandes Constructores.
Téngase en cuenta que construyen en materia etérica el cuerpo verdadero del Logos; el vehículo físico denso no constituye el resultado de su trabajo, sino la unión de las siete corrientes de fuerza o electricidad, lo cual produce la aparente congestión de la materia denominada planos físico densos (los tres subplanos inferiores).
Después de todo, esta aparente congestión sólo constituye la excesiva actividad electrónica o la energía del conjunto de átomos negativos que esperan el estímulo cuyo resultado será la aparición de cierto número de átomos positivos. Debe tenerse esto en cuenta. El proceso de la evolución se basa en dos métodos y se manifiesta como:
Involución, donde tienen preponderancia los electrones negativos de la materia. El porcentaje de estos electrones femeninos es uno de los secretos de la iniciación, siendo tan enorme durante la etapa involutivo que es muy notable la escasez de átomos positivos, tanto que se sirven para mantener la coherencia del conjunto.
Evolución, donde los átomos negativos, debido a la acción de manas, son estimulados, o bien desaparecen en el depósito eléctrico central, o se fusionan en su polo opuesto y, por consiguiente, desaparecen nuevamente. Esto da por resultado: Síntesis.
Sutilidad, en vez de la densidad de la materia.
El cuarto éter cósmico, el búdico, constituye el plano del aire y también el plano de absorción en los tres mundos.
Esta sutilización de la materia densa (tal como la conocemos) significa simplemente que al término del proceso evolutivo se habrá transmutado y, desde nuestro punto de vista, prácticamente no existirá; todo lo que quedará serán los átomos positivos o ciertos vórtices de fuerza que -habiendo absorbido a los átomos negativos- se manifestarán como fenómenos eléctricos, en forma inconcebible para el hombre, en su actual etapa de conocimiento.
Estos vórtices se caracterizan por: 1. Intensa actividad vibratoria. 2. Predominio de cierto color de acuerdo a la cualidad de la manifestación etérica y su origen. 3. Rechazo de todos los cuerpos que poseen un grado similar de vibración y polaridad. Su cualidad atractiva cesará al finalizar la evolución, debido a que nada quedará por ser atraído.
Los vórtices de cada esquema planetario durante la evolución serán siete.
Más tarde, durante el período de oscuración, tres de los vórtices se aproximarán a su polo masculino y con el tiempo sólo quedará uno.
Un proceso similar puede observarse en el hombre, en conexión con sus siete centros, durante el proceso de iniciación.
Primero existen siete; luego tres absorben a los cuatro inferiores por medio de la interacción eléctrica. Consideramos aquí el tema de acuerdo al punto de vista de este estudio. Finalmente sólo queda el centro coronario por ser el polo positivo de los otros.
El tema sobre la polarización eléctrica de los centros es realmente difícil, y poco puede informarse sobre esa materia.
Sin embargo, podría decirse, sin ningún riesgo, que los órganos genitales constituyen el polo negativo del centro laríngeo, así como el plexo solar o es del cardíaco. Este tema es muy vasto y complejo debido al orden de desarrollo de los centros, al tipo de rayo y al color, conjuntamente con el hecho de que durante ciertas etapas del proceso evolutivo distintos centros (como el que está en la base de la columna vertebral) son positivos.
En forma análoga algunos esquemas planetarios son positivos y otros negativos; tres de dichos esquemas son duales, es decir, positivos y negativos.
Lo mismo puede decirse de un sistema solar y en forma curiosa también de los planos.
En relación con el esquema terrestre tenemos una polaridad positiva de carácter temporario, basada en el tipo particular de encarnación adoptado por nuestro Hombre celestial en este planeta.
Con esto quiero significar que tanto los Hombres celestiales como los hombres encarnan en cuerpos masculinos o femeninos, considerando el tema desde el punto de vista de la polarización eléctrica y no desde el ángulo sexual en lo que respecta al cuerpo físico.
Venus es de polaridad negativa, de allí que la Tierra absorbiera misteriosamente fuerza venusiana. Aquí la cuestión del sexo podrá ayudar a dilucidar lo expuesto.
El vínculo kármico existente entre un Hombre celestial en encarnación positiva y otro en encarnación negativa, dio lugar a que se cancelara una antigua deuda y a que se produjera una alianza planetaria.
En la época lemuriana la Luz brilló en varios de los grandes grupos humanos al establecerse la conexión eléctrica entre esos dos polos.
Era necesaria la tarea conjunta de esos dos Hombres celestiales, realizada en los niveles búdicos (el cuarto éter cósmico), a fin de producir el resplandor de la luz de manas en los grupos causales del quinto plano cósmico gaseoso, el plano mental del sistema solar.
Recuerden que anteriormente se dijo que la mayoría de los hombres actúan conscientemente en el quinto subplano de los tres planos en los tres mundos. El quinto principio comienza a estar activo en ellos, pero apenas tiene la suficiente fuerza para mantenerlos en línea con la fuerza eléctrica que fluye del cuarto éter cósmico hacia el inmediato subplano inferior del plano físico cósmico.
Se ha de recordar que cada plano y subplano, numéricamente iguales, contienen el mismo tipo de fuerza y, en consecuencia, la misma polaridad.
También los planos astral y búdico están relacionados, como ya sabemos; el astral es negativo con respecto al búdico.
Cuando se conozca y comprenda la polaridad de los distintos planos y subplanos, su interacción y los planos cósmicos correspondientes, recién entonces el hombre se liberará.
Cuando se conozca la polaridad de los éteres entre sí y su relación con el todo, habrá terminado la evolución humana. Cuando un Maestro ha solucionado el problema de los fenómenos eléctricos en los tres mundos, obtiene Su liberación. Además, cuando se capte la relación de la forma negativa con el Espíritu positivo y, en cierta medida, su conjunta conexión con las Entidades cósmicas que habitan el entero sistema, se obtendrá la liberación grupal.
Quizás podría ayudar a esclarecer el punto de vista, al encarar este tema tan abstruso, si recordamos que el hombre es esencialmente positivo en su propia naturaleza, pero sus vehículos son negativos; de allí que constituya la unidad central de la electricidad positiva que atrae y mantiene aferrados a él los átomos de polaridad opuesta.
Cuando ha unido y fusionado los dos polos y producido luz de cierta magnitud (fijada por el Ego antes de encarnar) durante una encarnación particular, tiene lugar la oscuración
La manifestación eléctrica quema y destruye el medio, entonces la luz desaparece; sobreviene lo que llamamos muerte física, porque la corriente eléctrica quema aquello que causa la objetividad y lo que resplandece.
Ampliemos la idea y comprendamos que estas unidades denominadas hombres (positivos respecto a sus propios vehículos) sólo son células negativas en el cuerpo de un Hombre celestial mantenidas en Su esfera de influencia por la fuerza de Su vida eléctrica.
Además tengan en cuenta que los Hombres celestiales son positivos con respecto a las vidas menores pero a su vez negativos con respecto a la Vida mayor que Los contiene. Aquí también se demuestra la verdad de la enseñanza dada por H. P. B.:
Fuego Eléctrico............ Positivo Espíritu
Fuego por Fricción . . . Negativo Materia
Ambos se fusionan y producen la flama objetiva.
Hemos considerado ya la pregunta respecto al origen eléctrico de toda manifestación en conexión con los cuatro subplanos superiores del sistema solar -esos cuatro planos que son los cuatro éteres cósmicos y por lo tanto, forman el cuerpo objetivo de un Hombre celestial así como los cuatro éteres físicos del sistema solar forman el cuerpo etérico de un hombre.
He repetido aquí un hecho cuya importancia no ha sido plenamente comprendida por el estudiando. corriente de ocultismo este hecho, una vez aceptado y comprendido sirve para aclarar, en forma maravillosa, todo el tema de la Evolución planetaria.
Hemos llegado ahora a los tres planos en que el hombre actúa, los subplanos gaseoso, líquido y denso del plano físico cósmico.
El tema referente al Akasha se esclarecerá a medida que la ciencia exotérica investigue el tema de los éteres.
A medida que vaya adquiriendo conocimiento sobre los cuatro tipos de éteres, que comprenda su acción vibratoria, que conozca las sustancias de que están compuestos, cómo se utilizan qué propiedad poseen como conductores de luz los diversos ángulos desde los cuales pueden ser estudiados, surgirá un conocimiento paralelo respecto a los correspondientes éteres cósmicos mucho respecto a ellos podrá deducirse de lo que ya se conoce en relación con los cuatro éteres físicos solares.
Por ejemplo, el cuarto éter (el cual podríamos decir que esta siendo “descubierto”) tiene en esta etapa ciertas características.
Enumeraré muy brevemente algunas de ellas: a. EI rayo violeta emplea al éter como medio.
b. La mayoría de los cuerpos etéricos humanos están construidos con material del cuarto éter.
c. El cuarto éter es, en gran parte, la principal esfera de influencia de los “devas de las sombras”, o esos devas violeta, internamente interesados en la evolución física del hombre.
d. Dentro de la esfera etérica la evolución humana y dévica establecerán contacto más adelante.
e. Los cuerpos físico densos son construidos en la cuarta esfera etérica.
f. Es la esfera de la individualización física. Sólo cuando el animal, al individualizarse, era plenamente consciente en ese subplano del plano físico fue posible coordinar las esferas correspondientes de los planos astral y mental y, mediante esta triple coordinación, dar los pasos necesarios que permitieran al cuaternario aproximarse a la Tríada.
g. Este cuarto éter, en esta cuarta ronda y en esta cuarta cadena, ha de ser totalmente dominado por la Jerarquía humana, la cuarta Jerarquía creadora. Cada ente de la familia humana debe lograr este dominio al terminar esta ronda.
h. Es la esfera donde se pasan las iniciaciones el umbral y se emprenden las cinco iniciaciones en el plano físico.
Mucho más podría agregar a esta enumeración, pero solo he indicado aquello que puede ser comprendido fácilmente y tiene su analogía en el plano búdico, el cuarto éter cósmico. Debe recordarse que nuestro plano físico tiene también en sus subplanos la analogía de todo el plano físico cósmico.
PLANO FISICO CÓSMICO
Aplicando la analogía en los planos superiores, el plano físico solar puede explicarse de la manera siguiente:
PLANO FISICO SOLAR
Esto se debe a que el plano búdico está preeminentemente más relacionado con la evolución de los Hombres celestiales.
Por lo tanto, lo que he afirmado acerca del cuarto éter físico puede hacerse extensivo al cuarto éter cósmico, y encontrarse la analogía en el plano búdico.
El lugar que ocupa, por ejemplo, el color violeta en el espectro es de primordial importancia en relación con los ciclos mayores, y marca el fin de un ciclo y el principio de uno nuevo. El plano búdico es peculiarmente el plano del color violeta, aunque existen allí todos los colores; el Señor de Rayo de Magia Ceremonial, quien personifica al Rayo o Jerarquía violeta, se relaciona especialmente con el plano búdico. Se ha de tener en cuenta que cada Logos planetario trabaja principalmente en uno de los siete planos; de ello podemos deducir que ejerce Su influencia en aquel plano donde encuentra Su línea de menor resistencia, aunque la ejerce en todos.
Ampliando la segunda afirmación respecto a la composición etérica de los cuerpos humanos a los cuerpos de los Hombres celestiales, encontramos que así como la mayoría de los cuerpos etéricos humanos están construidos con materia del cuarto éter, también los vehículos etéricos de cuatro de los Hombres celestiales están compuestos de este cuarto éter cósmico (materia búdica).
Además, las dos grandes evoluciones (humana y dévica) encuentran su unidad grupal en el plano búdico, y parte de ambas jerarquías se mezclan y fusionan a fin de formar el cuerpo del divino Hermafrodita.
Antes de llegar a esto, en ciertos puntos ya fijados, podrán aproximarse entre sí momentáneamente. En el plano búdico puede observarse una alianza definida y permanente. En dicho plano los “devas de las sombras”, dedicados a construir el esquema planetario, desarrollan su trabajo paralelamente a la tarea que realizan en los tres mundos los constructores menores, los cuales trabajan con el cuerpo etérico del hombre.
De esta manera puede establecerse la analogía, pues en todo rige la Ley de Semejanza; pero no debe olvidarse que la analogía es de carácter síquico y se manifiesta como trabajo, actividad y cualidad, no como una copia fiel de la forma.
A medida que vaya transcurriendo el tiempo, la tarea que han de realizar los Hombres celestiales en las esferas etérico-cósmicas será mejor comprendida y ayudada por las inteligencias menores, las cuales -mediante el estudio de los éteres físicos- obtendrán con el tiempo la clave de la manifestación mayor.
La Ciencia es la sierva de la Sabiduría, y abre la puerta que conduce a los infinitos horizontes y extensiones cósmicas donde se encuentran esas grandiosas Inteligencias que manipulan la materia de los planos superiores y la moldean en la forma deseada, haciendo que las vibraciones iniciadas se perciban en los confines más lejanos del “circulo no se pasa” solar.
Entonces, automáticamente, todas las vidas menores y la materia más densa son arrastradas y llevadas hacia las formas y canales necesarios. Vibración o actividad inicial; luz o actividad que adquiere forma y anima a la forma; sonido, base de la diferenciación y origen del proceso evolutivo,
y color, la séptuple diferenciación, así se lleva a cabo el trabajo.
Hemos tratado estos cuatro factores en conexión con un Logos solar e igualmente con la tarea realizada por el Hombre celestial el hombre y la mónada humana. Los estudiantes han de tener también presente otro punto que frecuentemente se olvida, y es que cada plano puede ser estudiado y dividido de dos maneras:
Primero. Los siete subplanos pueden dividirse en tres superiores o abstractos y en cuatro inferiores o concretos.
Esta división es la mejor y más estrictamente metafísica, porque encierra todo el concepto del Yo, del no-yo y de la Inteligencia, con su síntesis, que produce el universo objetivo, ya sea un sistema solar, un esquema planetario o una encarnación humana. En conexión con el Logos, H. P. B. en La Doctrina Secreta, Tomo I, dilucida magistralmente y considera en forma iluminadora el trabajo del Padre y de la Madre al producir el Hijo, mediante una consciente e inteligente colaboración.
Referente al Hombre, se podrá comprender el tópico más fácilmente si es considerado el cuerpo causal, en los niveles abstractos del plano mental, en relación con los cuatro niveles inferiores o concretos, de donde emana la manifestación.
Segundo. Los siete subplanos pueden dividirse igualmente en tres superiores pero considerando al cuarto plano como el de reunión o unificación y a los tres inferiores como planos de esfuerzo. Esta división concierne principalmente al hombre.
Ambas divisiones, como se verá más adelante, existen en cada plano del sistema y tienen su origen en la fuerza eléctrica, la cual se manifiesta diversamente en cada plano, pero en todos actúa bajo tres leyes: Atracción y Repulsión, Economía y Síntesis.
Los tres planos o subplanos inferiores actúan principalmente bajo la Ley de Economía,
el plano de unión actúa bajo uno de los aspectos de la Ley de Atracción.
Lógicamente, durante la evolución, paralelamente a ellos tienen sus opuestos, manifestándose como Dispersión, Repulsión y Diferenciación.
Lo relacionado con la manifestación eléctrica del akasha se ha de estudiar en sus tres divisiones principales, luego plano por plano o una séptuple consideración, y finalmente como los cuarenta y nueve fuegos.
A través de todo esto no se ha de olvidar que el tema se complica aún más debido al factor tiempo, que ubica a estos cuarenta y nueve fuegos, que se hallan en diferentes etapas, bajo distintas esferas de influencia y tres leyes del cosmos.
Así, el mismo fuego se manifestará como luz constructiva, en diferentes períodos, y en otros producirá la combustión y oscuración eventual como resultado de la combustión.
La manifestación de la electricidad en los planos mental, astral y físico. No nos detendremos sobre este tema, porque se elucidará con posterioridad lo más plenamente posible. Basta decir que la Ley rige siempre y que todo lo que se ha afirmado como un hecho, respecto al Hombre celestial en sus propios planos, puede decirse también del hombre en los cuatro planos inferiores. Por lo tanto tenemos:
UN LOGOS SOLAR 1.
Vibración eléctrica el plano logoico o de adi.
UN HOMBRE CELESTIAL 1.
Vibración eléctrica el plano monádico.
UN HOMBRE 1
Vibración eléctrica el plano búdico.
Es necesario recordar aquí que anteriormente nos hemos ocupado del Logos y de los Hombres celestiales como partes componentes de Su cuerpo de manifestación.
En la clasificación anterior tratamos cada uno por separado; ha de observarse que los grupos de cuerpos causales en el plano mental manifiestan el color de un Hombre celestial y Su punto más inferior de objetividad.
En el hombre, el punto más inferior de objetividad es el quinto subplano del plano físico, puesto que los subplanos líquido y denso no son considerados como principios, ni tampoco el líquido y el denso cósmico (los planos astrales y físicos del sistema) constituyen un principio para el Hombre celestial. Hemos visto que manas o mente, quinto principio, constituye la vibración básica del plano mental cósmico, el quinto plano; por consiguiente, lo que llevó a nuestro Logos solar a la manifestación fue un impulso originado en los niveles causales del plano mental cósmico;
de la misma manera que la fuerza que lleva al hombre a la encarnación emana de su cuerpo causal en el plano mental del sistema solar.
Hemos visto además que manas es la facultad discriminadora que anima toda sustancia y constituye el fuego eléctrico del sistema, expresándose como atracción y repulsión, y todo lo que implican estas palabras.
Las Leyes de Economía y de Síntesis, en un sentido más amplio de la idea, sólo son divisiones la misma ley cósmica, de la cual son también manifestaciones las Leyes de Atracción y Repulsión.
Esta
ley cósmica, que se manifiesta de triple manera, podría denominarse
(a falta de mejor término) la Ley del Ser, y es tan incomprensible
para la mente finita del hombre que solo podrá percibirla parcialmente
mediante las tres manifestaciones mencionadas
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