
Sexta
Iniciación. La Decisión. Tercer Rayo.
Hemos
concluido nuestro estudio de los rayos y las cinco iniciaciones,
y poco más puedo decir sobre las restantes cuatro iniciaciones,
excepto uno o dos puntos sobre la sexta Iniciación de la Decisión;
esta iniciación está regida por el tercer Rayo de Inteligencia
Activa.
La
única razón por la cual hago algunos comentarios sobre la sexta
iniciación es porque, en la actualidad, cierto número de Maestros
están dando este gran paso y tiene una aplicación muy peculiar
en el momento de la reaparición de Cristo.
En
esta Iniciación de la Decisión el Maestro implicado decide por
lo general, cuál de los siete Senderos piensa hollar; algunos
Maestros eligen quedarse hasta el fin de nuestra Vida planetaria,
en cuyo momento el "último cansado peregrino habrá encontrado
su camino al hogar"; entonces la Tierra podrá ser preparada
para una nueva Humanidad. Cuando esto suceda, nuestro planeta
no será ya conocido como el planeta del infortunio y del dolor,
sino que lo caracterizará la tranquilidad y un aura de potente
calma, donde la voluntad de Dios (a demostrarse en el siguiente
sistema solar) estará enfocada; esto -en forma misteriosa- permitirá
al Logos solar, no al Logos planetario, traer a la expresión
el primer gran aspecto divino de Voluntad o Poder en todo el
sistema solar. Por lo tanto, en vez de la afirmación "Dios
es Amor", que define nuestro sistema solar actual, tendremos
una expresión dinámica de la voluntad al bien -energía que habrá
sido generada hasta cierta medida en la Tierra. Ésta es la recompensa
que cosechará la actual humanidad terrena, siendo la consumación
de la tarea preordenada de nuestro Logos planetario. Cuando
vino a la encarnación (por intermedio de nuestro pequeño planeta)
decidió ayudar al trabajo del Logos solar en la expresión del
aspecto voluntad de la divinidad.
Sería
más sencillo decir que se intentará llevar a cabo el experimento
de manifestar el primer aspecto divino, por intermedio de la
forma y de una humanidad que tiene tras ella la experiencia
de cinco iniciaciones (y está, por lo tanto, expresando amor
inteligente). Esta información induce necesariamente a error,
pero encierra una verdad y la historia inconclusa de la expresión
solar.
Sin
embargo al recibir la sexta iniciación todos los Maestros por
sugerencia de Cristo continúan tomando la decisión que controlará
Su futuro progreso en uno de los siete Senderos de Evolución
Superior, pero -al mismo tiempo- todos Ellos han propuesto postergar
este progreso en los Senderos que han elegido, para complementar
y ayudar durante un breve tiempo en el trabajo del Cristo y
en la exteriorización de la Jerarquía, por intermedio de algunos
de Sus ashramas; también formaran un muro protector alrededor
del Cristo y actuarán como agentes de enlace entre Su gran Guía
y el Avatar de Síntesis.
Cristo
Mismo tomó esta iniciación hace algún tiempo, recibió la Iniciación
de la Resurrección y pasó la experiencia de la séptima iniciación.
Estos Maestros pueden, en forma misteriosa, complementar la
expresión de la divina voluntad al bien en la Tierra. Trabajarán
en colaboración con esos Maestros cuyos ashramas serán los primeros
que se afianzarán en la Tierra, en el sentido de expresión física,
porque esotéricamente hablando es la voluntad de Dios que "los
retiene allí".
Durante
edades, la potencia subyacente en la quinta iniciación -en sentido
planetario y no individual, en su revelación del propósito del
primer rayo- ha ejercido influencia sobre la Tierra. El conocimiento,
la revelación de los Misterios, la obtención de la realización
científica, producida por la actividad del quinto plano de la
mente, ha regido el pensamiento y el progreso humanos; Dios
que existe en la naturaleza (es decir el Logos planetario en
expresión concreta y material) ha sido revelado, y esto ha culminado
en esa tremenda expresión de poder -la bomba atómica.
Hoy,
la potencia subyacente en la sexta iniciación, tomará posesión
del proceso evolutivo y complementará el propósito divino. Lo
que en realidad puede ser esa potencia, no podemos saberlo todavía;
pero sí sabemos que está estrechamente relacionada con la voluntad
a la síntesis, lo cual permitirá al Cristo derribar las barreras
y los muros separatistas que la humanidad egoísta, autocentrada
y materialista (en gran parte ayudada por las iglesias del mundo,
con sus prejuicios materialistas) ha construido, permitiendo
así entrar la luz de la comprensión y allanar el camino para
una más plena expresión de la voluntad de Dios.
He
creído que sería de valor recurrir al aspecto práctico de lo
que los Maestros están realizando respecto a las tres iniciaciones
restantes:
La
séptima iniciación La Resurrección 2do. rayo.
La octava iniciación La Gran Transición 4to., 5to., 6to. y 7mo.
rayos
(Los tres rayos mayores)
La
novena iniciación La Negación 1ro., 2do. y 3er. rayos.
(Los cuatro rayos menores)
cuyo
análisis demostraría que su captación no se ha desarrollado
aún hasta el punto de ser posible la comprensión; por lo tanto
considerarlas más extensamente sería perder el tiempo. Si releen
las instrucciones dadas anteriormente sobre los siete Senderos
(págs. 327 353) podrán obtener algunas ideas sobre estas últimas
iniciaciones; sin embargo, no serian factibles de aplicación
y practicabilidad útil en su determinada etapa de desarrollo
evolutivo.

Sexta
Iniciación. La Decisión
Últimamente,
hemos mantenido el estudio dentro de tres aspectos, a pesar
de la inevitable complejidad del tema, significando mucho para
el ansioso discípulo individual, porque las palabras empleadas,
que definen las correspondientes iniciaciones, han sido: Renunciación.
Ascensión. Revelación. Todas imparten a la mente conceptos prácticos
y útiles, sin embargo su verdadero significado implica -al mismo
tiempo- desapego, divina indiferencia y percepción espiritual,
y de ellas ningún discípulo ha tenido algo más que una vislumbre
y un imperceptible presentimiento de su posibilidad. Luego elevé
estas tres ideas a niveles más amplios y me esforcé por demostrar
que las crisis por las cuales está pasando ahora la humanidad
y seguirá durante los próximos cincuenta años (aunque sus efectos
serán menos molestos si se adopta la correcta actitud), pueden
también relacionarse con estas tres palabras. No vayan a inferir
que el género humano pasa por estas experiencias iniciáticas.
La renunciación se impone por las circunstancias, y no es una
libre empresa; el progreso resulta del impulso incipiente e
incontrolado, y no del esfuerzo de un alma liberada. La revelación
venidera será el resultado de la actividad jerárquica, enfocada
por intermedio de Cristo, y no será dada por medio de Su llegada,
vendrá como resultado de Su trabajo y de la actividad jerárquica.
Todas
estas iniciaciones tienen sus analogías inferiores, y la que
vamos a tratar ahora no es una excepción; todas pueden ser consideradas
por el aspirante como que personifican una meta inmediata, pero
el concepto es de naturaleza preparatoria; esto puede ser ilustrado,
señalando que la Gran Renunciación es posible porque, durante
muchas vidas, el discípulo ha aprendido a renunciar y -cuando
huella el Sendero de la Iniciación- lo hace conscientemente
y con un propósito formulado. Del mismo modo la sexta Iniciación
de la Decisión también es posible porque el iniciado, desde
su afiliación con la Jerarquía, ha aprendido a elegir correctamente,
y su habilidad para hacerlo surge de su esfuerzo mientras se
halla en el sendero de probación, y en las primeras etapas del
sendero del discipulado aprende a hacer correctas elecciones
y a tomar decisiones espiritualmente motivadas. Señalo esto
porque, como ya hemos comenzado a estudiar las cuatro iniciaciones
finales (que están aún mucho más allá de la comprensión del
discípulo avanzado), no constituirá una pérdida de tiempo; no
obstante la carencia de una verdadera comprensión, se le indicarán
al verdadero aspirante ciertas cualidades, atributos y lecciones
necesarias, que puede ahora empezar a desarrollar.
Quisiera
señalar ante todo, que para el Maestro que permanece ante el
Logos planetario, la sexta iniciación es lo que la segunda para
el discípulo; la quinta Iniciación de la Revelación y la sexta
Iniciación de la Decisión, son las analogías superiores de las
dos primeras iniciaciones, consideradas por la Logia de Sirio
como iniciaciones en el Umbral. Téngase esto cuidadosamente
presente. Anteriormente en este tratado, página 299, he hecho
el comentario de que la segunda iniciación, con su evidente
control del deseo (que indica correcta elección), era la "del
umbral para esos niveles de impresión, de contacto y futura
ascensión, que constituyen la séptuple meta fijada para el Maestro
cuando la sexta iniciación (la verdadera ascensión) ha sido
consumada. Por esta razón se denomina Iniciación de la Decisión".
Éste
es un punto de sumo interés y valor prácticos; revela, en un
nuevo sentido y muy definidamente, que todos los acontecimientos
en nuestro planeta son en realidad simplemente preparatorios
para otros acontecimientos y oportunidades mucho más importantes,
los cuales colocan al Maestro o al Chohan (parece que no existe
una palabra que defina el tipo de conciencia que posee el iniciado
que ha recibido las cinco iniciaciones de la evolución estrictamente
humana) en una situación donde en cada iniciación expresa la
totalidad de todo lo realizado en el pasado. Todo ese pasado
está incluido en lo que Él manifiesta. Pero conscientemente
no es así. Todo lo que Él es o conoce, se ha sumergido bajo
el umbral de la conciencia, de la misma manera que la naturaleza
instintiva del hombre es en la actualidad automática y espontánea
y no se la emplea conscientemente. Pese a esta actividad subjetiva,
los hombres poseen plenamente una parte definida de su equipo.
Lo mismo sucede con el Maestro; todo lo que ha sido en un sentido
espiritual y en sabiduría, en percepción y en plena comprensión,
es ahora instintivo, y los poderes, conocimientos y atributos
involucrados, son instantáneamente Suyos, sin esfuerzo alguno
o actividad consciente. Puede depender plenamente de lo que
es y posee y -como resultado de la iniciación- está libre de
interrogantes, dudas e incertidumbre, que caracterizan al discípulo.
Anteriormente
en la página 327, puntualicé que los Maestros, en la sexta Iniciación
de la Decisión, enfrentan campos de servicio donde tendrán que
"impartir, fortalecer e iluminar aquello que está ya fusionado,
fortalecido y pleno de luz, pero que necesita lo que Ellos traen,
a fin de expresar al Todo omniabarcante". Éste es, lógicamente,
un enunciado misterioso y más bien paradójico, pero puede arrojar
cierta medida de luz si se recuerda que la sexta iniciación
está relacionada, en forma peculiar, con el sexto sendero. En
este sendero, se encuentra nuestro Logos planetario, el cual
está necesariamente relacionado con el sexto Rayo de Devoción
e Idealismo y, también con el sexto plano, el astral -el plano
del espejismo y del deseo. Quisiera que mantengan presentes
estas relaciones, y también que recuerden que en la Iniciación
de la Decisión el Maestro puede decidir pasar a cualquiera de
los siete senderos, siendo para Él Su campo de servicio futuro.
Esta manifestación de su elección, como saben, no depende de
Su energía de rayo o de lo que podría ser la fuerza impelente
de los rayos planetarios, es decir, la del planeta mismo (el
rayo de la personalidad del Logos planetario) o el rayo del
alma de Sanat Kumara. No me corresponde decir si este rayo dominante
es Su rayo del alma o el rayo monádico o universal.
Además
sería conveniente recordar que en la sexta iniciación tiene
lugar un gran momento de interés básicamente histórico. Todos
los Maestros iniciados de sexto grado, se reúnen en cónclave,
y antes de tomar su decisión final (que Los sacará probablemente
del Sendero del Servicio en la Tierra) proponen la medidas que
la Jerarquía deberá tomar, las cuales afectarán drástica y permanentemente
al planeta en el que han vivido y para el cual han trabajado.
Observarán que Los he llamado "iniciados de sexto grado",
lo cual dará la idea de que un hombre, antes de recibir una
iniciación del grado que sea, ya es un iniciado en ese grado.
Todos Ellos -en un momento dado- forman el grupo que toma la
decisión final sobre los asuntos humanos. La antigua civilización
atlante fue llevada a su fin por decisión de este grupo de iniciados;
la decisión que harán ahora producirá grandes cambios en nuestra
civilización moderna. Sin embargo, los Maestros no "reciben
esta iniciación" cuando están preparados para "tomar
la decisión". A la Jerarquía se le ofrece esta oportunidad
cada cuarenta y nueve años, y en 1952 un grupo de estos iniciados
superiores elegirá el sendero de Su futura vivencia y Ser, pero
lo harán sólo después de haber puesto en movimiento cierta fuerza
de energía que cambiará en forma creadora los asuntos en la
Tierra. Con ello comprobarán dos cosas: Su comprensión de la
necesidad mundial y Su reconocimiento del libre albedrío del
hombre para tomar una decisión. La última iniciación de este
tipo tuvo lugar por lo tanto en 1903. Quienes estaban preparados
para pasar por esta iniciación, enfrentaron la realidad de las
emergentes fuerzas del mal cósmico; entonces tuvieron que decidir
la forma de ayudar a la humanidad y la situación que debían
crear para que el género humano se viera obligado a reconocer
las condiciones y hacer una libre elección y decisión. Lo que
decidieron los Maestros condujo a la guerra mundial, a una evidente
separación entre el bien y el mal, entre la prisión y la libertad,
y que, en 1952, conducirá a una decisión -cuyo resultado está
oculto en la conciencia de Quienes la tomarán en esa época.
(Escrito en 1949).
En
la sexta iniciación los Maestros que participan en ella, no
están ya bajo la jurisdicción de la Jerarquía. No pertenecen
a Ella. Su prolongada vinculación en la Jerarquía es trasladada
a un centro superior y transferida a Shamballa, a no ser (como
en el caso de Cristo) que elijan el Sendero de Servicio en la
Tierra y retornen para trabajar con las evoluciones de nuestro
planeta; hay muchas de esas evoluciones y varios reinos en la
naturaleza fuera del humano, incluyendo la evolución dévica
o angélica.
La
sexta Iniciación de la Decisión es preparatoria para la verdadera
Iniciación de la Resurrección, la séptima. Ésta puede recibirse
únicamente cuando la voluntad del Maestro se fusiona totalmente
con la del Logos planetario. Entre la sexta y séptima iniciaciones
tiene lugar "un intervalo de divina fusión"; una imagen
elemental y algo distorsionada de esta crítica fusión la da
El Nuevo Testamento, donde se relata la experiencia pasada por
Cristo en el Huerto de Getsemaní. Nuevamente allí -como en la
cuarta Iniciación de la Renunciación- se pone el énfasis sobre
el elemento humano del sufrimiento, mientras que en el verdadero
simbólico "huerto", entre la sexta y séptima iniciaciones,
no hay aspecto alguno de sufrimiento. El sufrimiento y el dolor
no entran en la conciencia del Maestro. Cuando se dice en El
Nuevo Testamento que "los ángeles vinieron y sirvieron
a Cristo", la correcta implicación es que quienes moran
y trabajan en Shamballa emplean este período para instruir al
iniciado que ha tomado su decisión por haber expresado su naturaleza
divina y la significación del propósito divino; esto concierne
a la relación de nuestro Logos planetario con el sistema solar,
y la decisión es tomada debido al desarrollo de esa sensibilidad
superior que conduce inevitablemente a la percepción cósmica.
No tenemos ninguna palabra adecuada para esta cualidad o tipo
de sensibilidad, porque no es algo que podemos comprender conscientemente,
ni es un tipo de reacción consciente; tampoco es percepción,
tal como empleamos ese término. Ha sido ocultamente definido
como algo similar a la "sumersión en un estado realizado
del Ser", porque el iniciado es un aspecto consciente de
aquello de lo cual es parte integrante. Por esta afirmación
verán cuán imposible me resulta explicar ciertas cosas, aclarar
desconocidos tipos de conciencia o indicar zonas de percepción
que están aún más allá de la comprensión de un Maestro.
La
revelación es una cuestión progresiva. Los discípulos en realidad
son incapaces de comprender, por ejemplo, las amplias significaciones
de la tercera iniciación; en forma análoga los iniciados avanzados
tampoco pueden comprender lo que está bien definido ante ellos.
Sin embargo, los discípulos pueden presentir tenuemente la naturaleza
de la transfiguración que los caracteriza, desde el punto de
vista jerárquico, y también los Maestros sentir tenuemente la
naturaleza de la decisión que enfrenta. Esta sensibilidad preparatoria
produce en el discípulo la verdadera percepción en las diversas
etapas iniciáticas. Esta afirmación es de gran importancia y
vincula la sensibilidad, su interpretación y control, con la
vida diaria del discípulo común. Es importante, debido a su
inclusividad, porque cada etapa en el Sendero de la Iniciación
contiene en sí el germen de captación y la comprensión (profundamente
oculta) de los distintos pasos que deben darse en el Camino
de Evolución Superior. Este Camino es emprendido inteligentemente
por el Maestro cuando ha tomado Su decisión final; las primeras
etapas revelan simplemente el Camino.
La
iniciación ha sido definida como "una secuencia progresiva
de impactos de energía dirigidos", los cuales están caracterizados
por puntos de tensión que conducen inevitablemente a puntos
de crisis; todo el proceso está regido por la Ley de Causa y
Efecto. Sobre este último punto trato ahora de poner el énfasis,
pues tiene una relación definida y misteriosa con la sexta iniciación.
El Maestro, cuando toma Su decisión y elige uno de los siete
senderos, que forman conjuntamente el antakarana planetario,
está obligado a hacerlo por la acumulación del karma pasado.
Todo mal karma ha sido necesariamente agotado, pero Su buen
karma acumulado, hace inevitable Su decisión final; desde el
instante de la decisión, queda totalmente libre y liberado de
todos los aspectos y las formas de karma planetario, más grande
y más vasto que Su pequeño karma individual, sea bueno o malo.
Entonces, resume en Sí mismo toda experiencia pasada. A no ser
que elija deliberadamente el Sendero del Servicio en la Tierra
y decida permanecer dentro del campo, alcance o influencia de
la Vida planetaria, se enfrenta con un futuro solar o cósmico,
del cual sabe relativamente muy poco, pero para el cual el Sendero
de Evolución, el sendero del discipulado y el sendero de la
iniciación, Lo han capacitado. Ni Él mismo conoce las condiciones
a las cuales Su "decisión" Lo compromete, o en la
que tendrá que penetrar; sin embargo conoce y "se apropia
del hecho y de las facultades" (según un Maestro lo ha
expresado) que otorgan completa revelación y futura oportunidad.

A
menudo se ha dicho que hay cuatro Señores del Karma asociados
con la Cámara del Concilio en Shamballa. Representan, en Su
totalidad, a los tres Rayos de Aspecto, y uno de Ellos a los
cuatro Rayos menores de Atributo. El Señor del Karma complementa
los destinos de quienes están condicionados por el tercer Rayo
de Inteligencia Activa (y sucede siempre con quienes están recibiendo
la sexta iniciación) y -hablando simbólicamente- “limpia la
pizarra" de este grupo particular de iniciados, en ese
especial momento. El karma ya no Los retiene.
La
revelación concedida al iniciado en la primera etapa de la iniciación
Le proporciona "en un interminable destello de tiempo",
un cuadro completo de los procesos que Lo han llevado a este
creador momento de la decisión. Inmediatamente alcanza un punto
de fuego en la cima de la montaña. De ese punto ya no novena,
la Iniciación de la Negación, en la cual rechaza, niega o repudia
todo Su pasado y entra en el Sendero elegido, totalmente "libre
de conceptos acumulados, pero exhibiendo a esas Grandes Vidas,
que Le dan la bienvenida en el nuevo y no experimentado sendero,
todo lo que Él es y la esencia de Su Ser".
Al
considerar estas iniciaciones superiores, de las cuales no poseo
ninguna experiencia, lo único que puedo hacer es aclarar sus
mentes y la mía, empleando antiguas frases y esa enseñanza oral,
en la que pueden penetrar las mentes de los hombres.
El
punto de crisis que sigue siempre al logro de la tensión, es
el momento en que se expresa la decisión final. Luego sigue
la revelación de lo que puede ser, y el iniciado sabe que enfrenta
la resurrección final, se convierte de eterno peregrino o errante
planetario, en un punto fijo en otro plano cósmico, porque el
plano físico ha quedado para él eternamente atrás.
En
consecuencia, esta iniciación está regida por el tercer Rayo
de Inteligencia Activa, el cual está estrechamente relacionado
con el plano mental de nuestra vida planetaria, y con la Ley
de Fijación y la Ley de Separaciones. Anteriormente he escrito
mucho sobre ello, y la búsqueda del significado de ciertos párrafos,
en Tratado sobre Fuego Cósmico, puede traer iluminación. La
fijación no es permitida al eterno Peregrino en nuestro pequeño
planeta Tierra, pero cuando aquella ha quedado totalmente atrás,
en la novena iniciación, el iniciado se convierte en un "punto
de luz, fijo o estacionario, dentro de su Lugar elegido, el
Lugar del Altísimo y el punto de tensión que lo mantendrá hasta
la última iniciación o saldrá más".
Aquí
también está latente el concepto de separación. El Maestro rompe
todo vínculo con el pasado y con el planeta, pero jamás con
la Vida Una, que compenetra todas las esferas y formas del ser,
que hace posible todos los estados de conciencia y conduce a
una interminable actividad.
Creación
fue una de las tres palabras que he dado anteriormente páginas
282-3, en relación con esta sexta iniciación. Las cuatro iniciaciones
finales se caracterizan por una "revelación en la luz viviente".
En la sexta iniciación el Maestro llega a comprender la naturaleza
de la creación, a percibir la razón de por qué se manifiesta
la inteligencia en las formas sustanciales y su creación, a
fin de proporcionar formas para el Ser y la Vida, y conocer
la cualidad de lo que Él, en el futuro, debe crear y creará.
En la séptima Iniciación de la Resurrección se Le concede una
revelación de la cualidad que debe expresarse a sí misma por
intermedio de todas las formas creadas: la cualidad de amor
sabiduría que ha animado a nuestro Logos planetario, cualidad
básica de todo nuestro sistema solar. En otras esferas solares,
sistemas solares y planos cósmicos, los correspondientes iniciados
pueden manifestar otras cualidades desconocidas para nosotros,
pero quienes logran la resurrección y la liberación en nuestro
planeta, están siempre espiritualmente cualificados por el amor
divino y ésa será también la cualidad subyacente en todo lo
que ellos posteriormente pueden crear cuando se hayan liberado
de nuestro planeta. Podrán ver, en consecuencia, por qué la
frase "Dios es amor" en realidad constituye nuestra
nota clave planetaria.
En
la octava Iniciación de la Transición es revelado al Maestro
el propósito de toda nuestra actividad planetaria, y todos los
Maestros o Iniciados de la octava iniciación (actuando por medio
de la Jerarquía o en Shamballa) son necesarios para estimular
el punto de tensión del nuevo iniciado, a fin de ser posible
la revelación.
Podría
decirse que Ellos actúan como un lente a través del cual pasa
la luz viviente posibilitando la revelación, y también cumplen
Su papel como factor protector. Esta protección es necesaria
porque en esta iniciación no sólo se le muestra al iniciado
el eterno bien que subyace en el propósito planetario, sino
que se le permite "ver lo que está oculto detrás de la
puerta herméticamente sellada" y estar en contacto con
el mal cósmico, pues éste ya no lo puede dañar. No obstante,
necesita la protección de Aquellos con Quienes está capacitado
para asociarse. No sé cuál es el propósito planetario; cuando
digo que parte del propósito es liberar la luz y el amor en
un universo más amplio y liberar al sistema solar de los ataques
del mal cósmico, estoy enunciando una verdad, pero una verdad
que permanece aún sin significado para quienes no se han puesto
en contacto con el propósito total; permanece siendo un enigma,
porque la verdadera naturaleza de la luz, el misterio de la
electricidad, la constitución del bien, la belleza y la verdad,
el origen del mal, la naturaleza y el propósito de la Logia
Negra, el papel que esa Logia desempeña dentro del divino esquema
del ser, son desconocidos para ustedes en su esencial significación.
Recuerden que cuando un Miembro de la Jerarquía emplea la palabra
esencial no quiere significar (como ustedes lo hacen a menudo)
lo que se necesita o es necesario; se refiere a la esencia más
recóndita que reside en el corazón de todas las cosas -tanto
en las buenas como en las malas. Por eso cuando digo que en
la octava iniciación la naturaleza y el propósito de la dualidad
le son revelados al iniciado, no tiene ningún significado.

En
las tres iniciaciones finales, al Maestro le son sucesivamente
reveladas las significaciones de la creación, de la cualidad
y del propósito, y lo que hace posible la revelación no sólo
es la acción del Iniciador Uno y del grupo iniciador (cuando
es requerido tal grupo), sino que el factor principal lo constituye
la desarrollada sensibilidad del iniciado mismo -desarrollada
a través de muchos eones de vidas y de experiencia vital.
El
objetivo del proceso evolutivo, al que deben someterse todas
las vidas de nuestro planeta, ha sido desarrollar esta sensibilidad,
lo cual hará posible la revelación y podría decirse que (desde
un ángulo definido) la meta de toda experiencia ha sido la revelación
-cada revelación "acerca más al iniciado al Corazón del
Sol, donde todas las cosas son conocidas y sentidas y, por su
intermedio, todas las formas, todos los seres y todas las cosas,
pueden ser anegados en amor". Reflexionen sobre estas palabras,
porque la analogía microcósmica de la realidad macrocósmica
está colmada de valor educativo. Procuren que "toda lección
aprendida cada día, que toda revelación captada y comprendida,
colmen de amor sus corazones y les permita amar a sus semejantes
con ardor y calidez", citando algunos antiguos aforismos
para discípulos.
En
la novena Iniciación de la Negación, la revelación presentada
al Maestro concierne a la naturaleza del Ser y de la existencia.
No puedo decir nada que explique el Ser, porque el Ser está
relacionado con ÉSE que crea, con el punto universal de la Vida
planetaria o solar responsable, y lo ha sido siempre, de la
vida de todas las formas, desde la manifestación más grande
hasta la más pequeña. Cuando se concede esa revelación al iniciado,
hace contacto inicial, por primera vez, con lo que se denomina
en los libros ocultistas y esotéricos "el Sol Central Espiritual".
Comprende por sí mismo que esas palabras conciernen a una realidad
básica y están relacionadas con el propósito del sistema solar,
así como "el Corazón del Sol" le reveló la cualidad
del sistema solar. Cuando se comprende que nuestro propósito
planetario está misteriosamente relacionado con la revelación
del amor en nuestro pequeño planeta Tierra, mediante el proceso
de la creación, surge el concepto de que hay la probabilidad
de que nuestro planeta tenga una excepcional relación con el
Corazón del Sol. Lo dicho encierra muchas indicaciones para
ustedes y también para mí, excepto que yo, al convertirlas en
una realidad comprobada, puedo aplicar mayores conocimientos
que los que ustedes poseen.
Poco
me resta decir sobre esta crucial y decisiva sexta iniciación.
Personifica la liberación reconocida por el Maestro y la demuestra
en sus procesos decidiendo libremente Su futuro estado de Ser
y Su propósito. El futuro, para la persona y el discípulo comunes,
está contenido dentro de su pasado y complementado en su presente.
Esto no sucede con el iniciado de la sexta iniciación. Está
enteramente liberado de su pasado; la Ley del Karma ya no lo
retiene; decide libremente, decide Su futuro, no basándose en
su inevitabilidad o en lo que le proporciona un campo donde
agotar karma, sino sobre la exclusiva base de estar cualificado
para prestar servicio. Esto crea una situación muy distinta.
Una vez hecha la decisión, queda fija, y ya no hay retorno ni
abandono de la misma, tampoco (pues el Maestro está libre de
todo impedimento) existe el deseo de volver atrás ni la posibilidad
de hacerlo.

Las
tres iniciaciones restantes demuestran estos puntos aún más
clara y definidamente, y la luz en que camina el iniciado es
cada vez más brillante. La luz le revela la naturaleza y el
propósito de los planos físico etérico cósmicos (los cuatro
planos más elevados de nuestra Vida planetaria); esta luz lleva
a su atención la naturaleza de ciertas condiciones extraplanetarias
y, por primera vez, llegan a ser reales para él y no simplemente
hipotéticas; la luz le revela sus futuras oportunidades, cuando
ha hecho su elección o decisión final, y -como dije anteriormente-
también la naturaleza del propósito divino tal como nuestro
Logos planetario lo concibe, inspirado por el Logos solar.
Entonces
puede expresarse plenamente en el plano monádico, el plano de
la vida universal; él se ha alejado de la gran herejía de la
separatividad, y sólo sabe de amor, unidad, identificación espiritual
y percepción universal. Debido a ello puede ser un creador,
porque la creación es la expresión de la vida, del amor y del
propósito, y ahora es capaz de comprender y expresar plenamente
los tres.
Siendo
un colaborador inteligente de las Fuerzas Constructoras del
planeta y también del sistema solar, llevará a cabo sus intenciones
creadoras en el rayo elegido.
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