CURACIÓN ESOTÉRICA

TRATADO SOBRE LOS SIETE RAYOS, Volumen 4

Alice A. Bailey & Maestro Tibetano (Djwhal Khul)

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Paginas 213-217

Dos formas de utilizar la energía

Los curadores y los grupos de curación actúan todavía con gran desventaja, pero pueden comenzar a trabajar ahora, y su trabajo será doble:

 

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1. Por el poder del pensamiento dirigido pueden derramar energía al centro que constituye el factor determinante en esa zona del cuerpo físico donde reside la dificultad. Por ejemplo, si él paciente sufre de una dolencia como ser úlcera gástrica, la estimulación del centro plexo solar puede producir la curación, siempre y cuando el trabajo realizado sea puramente mental y los resultados esperados puramente físicos. De otra manera la naturaleza emocional participaría de la estimulación y surgiría verdadera dificultad.

 

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2. Pueden estimular un centro superior a aquel que controla determinada zona y así -por la intensificación del centro superior- reducir la vitalidad del inferior.

Por ejemplo, si hay enfermedad o perturbación, en conexión con los órganos genitales (como en el caso de la enfermedad de la próstata), se debería prestar atención al centro laríngeo. Este centro oportunamente deberá ser el receptor de la energía de la analogía o aspecto creador inferior. A esto se lo denomina “la técnica de retirar el fuego”; por su intermedio puede ser detenido lo que se denomina el sobrestímulo en ciertos casos, o la inflamación en otros.

 

Estas dos formas de utilizar la energía y ejercer control mental, constituyen la base esotérica de los dos métodos fundamentales empleados para dirigir la energía a las zonas enfermas.

 

En un caso intensifican la vida del centro asociado, con el consiguiente y definido efecto sobre la zona enferma, o disminuyen la afluencia de fuerza en el otro, debilitando así la índole de la enfermedad.

 

Por lo tanto es evidente que debe saberse mucho acerca de los efectos de estas dos técnicas básicas diferentes, antes de que un sanador se atreva a trabajar. Si no fuera así podría acrecentarse grandemente la perturbación de la zona enferma y hasta se llegaría (como frecuentemente sucede) a matar al paciente.

 

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Hay otro punto que quisiera subrayar. Cuando se emplean métodos de curación de naturaleza esotérica, es esencial que una sólida práctica médica de tipo ortodoxo acompañe a estos medios más sutiles de prestar ayuda.

Es en esta sabia combinación de los dos acercamientos y en el trabajo colaborador del médico ortodoxo y del sanador esotérico o grupo de curación, que se lograrán los más firmes resultados.

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Los estudiantes que tratan de curar deberán conocer dos cosas: la naturaleza de la enfermedad, diagnosticada por un buen médico, además del centro que controla la zona de la enfermedad.

 

 

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El plan más seguro de curación para el estudiante común o para un grupo de curación, es trabajar en colaboración con un médico acreditado, y en relación con el centro que controla la zona de la enfermedad. Los iniciados que se dedican al trabajo de curación se ocupan de la analogía superior del centro que controla, trabajando siempre a través de los análogos centros emocional y mental. Esto no es posible ni permisible para el grupo de curación común. Cuanto más elevados sean los centros considerados, involucrados y tratados, tanto más poderosos serán los resultados y por lo tanto más cuidado se debe ejercer.

 

Todo el proceso consiste en estimular la actividad o en sustraer la energía, en acrecentar la actividad del centro afín y luego apartar la atención del centro que rige la zona enferma u órgano, o en equilibrar las energías que fluyen entre ambos centro y así producir una interacción igual y equitativa.

 

Cuanto más estudia el neófito el tema de la curación, más complejo le parecerá, hasta que llega el momento en que puede trabajar en colaboración con algún médico que posee visión interna y ve los centros; o con pacientes que conocen internamente cual es su propio destino y pueden colaborar con algún grupo que posee un sólido conocimiento esotérico, el cual podrá comprobar el rayo del paciente y conocer, por lo menos, la naturaleza de su disposición o “indisposición”, al consultar su horóscopo natal.

 

En vista de todo esto quizás se pregunten si es posible realizar un trabajo definido de curación que sea eficaz, sólido, correcto y permisible. Los riesgos de la sobre o subestimulación parecen ser demasiado grandes y el conocimiento del curador parece ser demasiado escaso para poder experimentar, y el karma del paciente es lógicamente (para el curador común) incomprobable.

 

A esto respondería que todo trabajo de naturaleza precursora y experimental acarrea sus propios riesgos especiales. Muchos han sido víctimas de la ciencia, y particularmente de la ciencia médica, en los primitivos días de la medicina y cirugía modernas.

 

Pero esto nunca detuvo al sincero investigador ni mermó el desarrollo del conocimiento; en estos días vanguardistas, en el campo de la curación esotérica, se debe tener el mismo valor, y enfrentar los mismos riesgos. La salvaguardia, desde el ángulo estrictamente legal y humano, consistirá en que el paciente esté en manos de un acreditado médico para la diagnosis y tratamiento, durante el tiempo en que el curador esotérico se esfuerce por prestar una ayuda vital.

 

El trabajo del curador y de los grupos de curación será por lo tanto complementario del tratamiento ortodoxo; los resultados deberán ser cuidadosamente vigilados y registrados por ambas partes. Cualquier grupo que se forme para curaciones, debe trabajar de acuerdo a cierta y determinada política, y aquí doy algunas sugerencias esenciales para el éxito de este periodo de transición:

 

1. El paciente sometido a curación (o que necesita ayuda si no es posible curarlo) deberá estar siempre en manos de un médico bueno y acreditado, y si no aconsejarle que consulte a uno.

 

2. El grupo deberá conocer la naturaleza de la enfermedad, determinándola mediante una cuidadosa diagnosis médica ortodoxa.

 

3. La edad del paciente, fecha de nacimiento y toda información acerca de su trasfondo, deberían también ser conocidas, a fin de tener un punto focal de interés y construirse una zona magnética, alrededor del paciente, que atraerá la energía dirigida mentalmente por el grupo.

 

4. El curador o el grupo de curación, deberá poseer un conocimiento general de la naturaleza y de la anatomía del cuerpo, la ubicación de sus diversos órganos y la posición y naturaleza de los centros que rigen la zona, o zonas, enferma. También deben ser estudiados los cuadros clínicos informativos.

 

5. La facultad de imaginación y el poder de visualización deberán predominar en un grupo de curación, y desarrollarse la capacidad de enviar corrientes de energía al paciente y a la zona del cuerpo donde reside la perturbación.

 

6. El curador o grupo de curación debe recordar que no trabaja sólo con energía mental, sino que por sí mismo:

 

a. Crea un pensamiento de poder curativo.

b. Ese punto focal de atención concentrada que ha creado, se convierte en agente rector para la fuerza curadora o prana.

 

c. Dicho prana no es de naturaleza mental ni astral, sino sustancia puramente planetaria o esencia viviente, siendo esa sustancia de la que está formado el cuerpo vital del planeta.

 

d. El curador o grupo de curación se apropia de la mayor cantidad posible de esta sustancia, y por el poder del pensamiento unido es dirigida al centro involucrado y a través del mismo. El trabajo de curación es circulatorio y esto debe recordarse.

 

La energía pránica (dirigida mentalmente) no debe enviarse al centro ni permitir que se acumule allí. Debe pasar a través del centro, yendo primero al órgano involucrado o zona donde reside la dificultad, entonces es enviada a todo el cuerpo. Éste podría ser considerado como un sistema de limpieza con su efecto purificador y estimulante.

 

En estos primeros días de experimentación y trabajo sobre estas líneas, sólo es posible dar algunas reglas simples. De los resultados obtenidos vendrá la experiencia, y el grupo de curación aprenderá gradualmente cómo trabajar, cuándo cambiar sus métodos y qué observar.

 

Desde la iniciación del trabajo deberían llevarse registros. El paciente colaborará frecuentemente en este aspecto del trabajo. Fechas, fenómenos incidentales, cambios en el mejoramiento o empeoramiento, deben ser anotados, además de toda la información posible acerca de la condición general del paciente. Por esta razón recomiendo que en las primeras etapas, este trabajo de curación sea ensayado únicamente con quienes son muy conocidos de los miembros, o han sido puestos en manos del grupo de curación por médicos o por los que están dispuestos a dar una información completa.

 

Las personas que están muy enfermas, y no se espera que vivan, o sufren enfermedades que impiden su recuperación, no deberían admitirse en el grupo de curación para su tratamiento, excepto con el fin de lograr resultados paliativos.

 

El neófito no conoce bastante sobre el karma para trabajar confiadamente, ya sea en la tarea de curación o de liberación, mediante la muerte. No obstante, si el paciente empeora, mientras el grupo está trabajando sobre su caso, no deberá ser abandonado, pero puede emplearse una técnica definida y diferente para allanar el camino de la muerte. En el siguiente acápite me ocuparé del karma de la muerte.

 

 

Si tienen presente que el trabajo en conexión con el cuerpo etérico (como instrumento de vitalidad) es conocido hoy tan poco como la ciencia de la medicina moderna lo fue en el año 1200 d.C., podrán actuar sin desaliento y sin esa indebida expectativa que hoy obstaculiza al neófito.

 

Adopten conscientemente la actitud de que realmente nada se conoce acerca de los centros, de las zonas de energía del cuerpo y del modo de dirigir el pensamiento; imagínense también que están empeñados en realizar un gran proyecto de investigación.

 

Nada, absolutamente nada se ha hecho en forma práctica relacionado con la medicina y la ciencia de los centros, aunque algunos libros sobre la relación de los centros con la investigación sicológica y el equipo y sistema glandular o endocrino, han tratado superficialmente el tema.

 

El campo de investigación que propongo es totalmente nuevo. Quizás quienes lo emprendan no vean los resultados de lo que tratan de realizar. Su impaciencia y ansiedad por ayudar pueden ser un obstáculo; su ignorancia los hará cometer errores. Pero sigan adelante, perseveren, mantengan cuidadosos registros y conserven toda la correspondencia. Entonces los resultados serán seguros.



 

 

 

 

 

 

 

 

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