Tratado sobre los Siete Rayos

Volumen V,

Los Rayos y las Iniciaciones

ALICE ANN BAILEY- MAESTRO TIBETANO 

(Djwhal Khul)


maestro tibetano, la ciencia del antakarana

Páginas 588-600- , Editorial Sirio.

Seis Etapas del Proceso de Construcción.

He empleado seis palabras para expresar este proceso y su condición resultante. Será útil estudiarlas desde el ángulo de su significación oculta -significación que por lo general no es aparente, excepto para el discípulo entrenado, a quien se le ha enseñado a penetrar en el mundo de significados y a interpretar aquello que no es evidente para el neófito. Quizás, para cuando hayamos investigado estas palabras, el método de construcción y el medio por el cual el antakarana se construye, aparecerán con mayor claridad.

Estas palabras definen una técnica de construcción o proceso de manipulación de energía, que trae a la existencia una relación entre la mónada y el ser humano que aspira alcanzar la plena liberación y huella el sendero del discipulado y de la iniciación, y puede crear un canal de luz y vida entre los aspectos divinos superior e inferior y construir un puente entre el mundo de la vida espiritual y el de la vida diaria en el plano físico. Constituye una técnica para producir el tipo más elevado de dualismo y para eliminar la triple expresión de la divinidad, intensificando por este medio la expresión divina y acercando al hombre a su meta final. Los discípulos deben recordar siempre que la conciencia egoica es una etapa intermedia. Es también un proceso por el cual -desde el ángulo de los reinos subhumanos de la naturaleza- la humanidad misma se convierte en intermediario divino y en transmisor de energía espiritual para esas vidas cuyas etapas de conciencia están por debajo de la autoconciencia. La humanidad llega a ser para esas vidas -en su totalidad- lo que la Jerarquía para la humanidad. Este servicio será únicamente posible cuando la raza humana en número suficiente, se caracterice por el conocimiento de la dualidad superior y sea cada vez más consciente del alma y no sólo del yo. Entonces podrá ser trasmitida dicha energía por medio del antakarana.

Por lo tanto, consideraremos los seis aspectos de una técnica básica de construcción y nos esforzaremos por llegar a su significado esotérico y creador.

 

maestro tibetano, antakarana, www.maestrotibetano.es

1. Intención. Esta palabra no significa decisión, deseo o determinación mental. La idea, en forma más literal, es el enfoque de la energía en el plano mental, en el punto de máxima tensión posible. Significa la creación de una condición en la conciencia del discípulo, análoga a la del Logos cuando -en Su escala mucha más vasta- concentró dentro de su "círculo no se pasa" (definiendo Su esfera de influencia deseada) la sustancia -energía necesaria para llevar a cabo Su propósito de manifestación. Esto debe hacerlo también el discípulo, reuniendo sus fuerzas (empleando una expresión común) en el punto más elevado de su conciencia mental, manteniéndolas allí en un estado de tensión absoluta. Pueden ver el propósito subyacente en algunos de los procesos y técnicas de meditación, tal como está representado en las palabras, muy a menudo empleadas en los delineamientos de meditación: "elevar la conciencia al centro de la cabeza", "mantener la conciencia en el, punto más elevado posible", "esforzarse por mantener la mente firme en la luz" y muchas otras expresiones similares. Todas conciernen a la tarea de llevar al discípulo a la etapa en que pueda lograr el punto deseado de tensión y enfoque de energía. Esto le permitirá iniciar conscientemente la tarea de construcción del antakarana. Tal es el pensamiento que en realidad subyace, sin que se lo reconozca, en la palabra "intención", tan a menudo empleada por los Católicos Romanos y Anglo Católicos cuando preparan aspirantes para la comunión. Sin embargo, ellos señalan una dirección diferente, porque su orientación no se dirige hacia la mónada o espíritu, sino hacia el alma, en un esfuerzo para que la personalidad adquiera un mejor carácter y se intensifique el acercamiento místico.

Cuando se trata de la "intención" del discípulo que está conscientemente construyendo el arco iris, los primeros pasos necesarios son:

a. El logro de la correcta orientación, debiendo efectuarse en dos etapas: primero, hacia el alma como aspecto de la energía constructora; segundo, hacia la Tríada.
b. La compresión mental de la tarea que debe realizarse. Esto involucra el empleo de la mente, de dos maneras: respuesta a la impresión búdica o intuitiva, y actuación de la imaginación creadora.
c. El proceso de reunir energía o de absorber fuerza, a fin de que las energías necesarias sean confinadas dentro de un "círculo no se pasa" mental, previamente al posterior proceso de visualización y proyección.
d. Un período en que se debe pensar con claridad acerca del proceso y la intención, para que el consagrado constructor del puente pueda percibir con claridad lo que se está realizando.
e. Mantener constantemente la tensión sin ejercer indebida presión física sobre las células del cerebro.
Cuando esto se haya logrado se producirá un punto focal de energía mental que anteriormente no existía; la mente se mantendrá firme en la luz y se establecerá también el alineamiento de una personalidad receptiva y atenta y un alma orientada hacia la personalidad en un estado de constante percepción dirigida. Quisiera recordarles que el alma (como vive su vida en su propio nivel de percepción) no siempre es consciente de su sombra, la personalidad, en los tres mundos. Cuando el antakarana está en construcción, la percepción debe acompañar a la intención de la personalidad.

maestro tibetano, antakarana, www.maestrotibetano.es

 

2. Visualización. Hasta aquí la actividad ha sido de naturaleza mental. La imaginación creadora ha permanecido relativamente pasiva; la actividad del discípulo ha sido dentro de su mente y en los niveles mentales, sin mirar "arriba ni abajo". Pero ha alcanzado el punto correcto de tensión; la reserva o el necesario depósito de energía estuvo restringido dentro de un cuidadosamente delimitado "círculo no se pasa", y el constructor del puente está preparado para dar el paso siguiente. En este punto crea, por lo tanto, el anteproyecto del trabajo que debe realizar, extrayéndolo de su imaginación y facultades, tal como se encuentra en el nivel más elevado de su vehículo astral o sensible. Esto no tiene relación con las emociones. Como bien saben, la imaginación es el aspecto inferior de la intuición, y este hecho debe ser recordado en todo momento. La sensibilidad, como expresión del cuerpo astral, es el polo opuesto de la sensibilidad búdica. El discípulo ha purificado y refinado sus facultades imaginativas de manera que ahora responden a la impresión del principio búdico o de la percepción intuitiva -percepción independiente de la vista o cualquier visión que pudiera registrarse. De acuerdo a la respuesta del vehículo astral a la impresión búdica, así será la exactitud de los "planes" proyectados para la construcción del antakarana y la visualización del puente de luz en toda su belleza y plenitud.

La imaginación creadora debe acelerar su naturaleza vibratoria para poder afectar la "reserva de energía" o la sustancia-energía acopiada para la construcción del puente. La actividad creadora de la imaginación es la primera influencia organizadora que actúa sobre y dentro del círculo no se pasa de las energías acumuladas, mantenidas en estado de tensión por la "intención" del discípulo. Reflexionen sobre esta afirmación esotérica y significativa.

La naturaleza de la imaginación creadora constituye una energía activa puesta en relación con el punto de tensión; entonces produce efectos en la sustancia mental. Así acrecienta la tensión, y cuanto más potente y claro es el proceso de visualización, tanto más bello y fuerte será el puente. La visualización es el proceso por medio de cual la imaginación creadora se activa, responde al punto de tensión en el plano mental y es atraída por éste.

En esta etapa, el discípulo se ocupa de dos energías: una pasiva, mantenida dentro del "círculo no se pasa", pero en un punto de extrema tensión; la otra activa, que forma imágenes, se exterioriza y responde a la mente del constructor del puente. A este respecto, debe recordarse que el segundo aspecto de la Trinidad divina es el aspecto constructor de la forma y, de esa manera, de acuerdo a la Ley de Analogía, el segundo aspecto de la personalidad y el de la Tríada espiritual están llegando a ser activos en forma creadora. El discípulo sigue ahora con la segunda etapa de su trabajo de construcción, y el significado numérico será evidente para ustedes. En esta etapa debe trabajar lentamente, imaginar lo que desea hacer, por qué debe hacerlo, cuáles son las etapas de su trabajo, cuáles serán los efectos resultantes de su actividad planificada y con qué materiales debe trabajar. Se esfuerza por visualizar todo el proceso, y por este medio establece una relación definida (si tiene éxito) entre la intuición búdica y la imaginación creadora del cuerpo astral.

En consecuencia, en este punto tendremos:

La actividad de impresión búdica.
La tensión del vehículo mental, al mantener la sustancia energía necesaria en el punto de proyección.
Los procesos imaginativos del cuerpo astral.

Cuando el discípulo se ha entrenado para ser conscientemente conocedor de la simultaneidad de este triple trabajo, avanza triunfal y casi automáticamente. Lo hace por medio del poder de la visualización. Se establece una corriente de fuerza entre estos pares de opuestos (astral búdico) y -como pasa a través de la reserva de fuerza del plano mental- produce una actividad interna y una organización de la sustancia presente. Entonces sobreviene un aumento constante de la potencia, hasta llegar a la tercera etapa, y el trabajo pasa de la faz subjetiva a la realidad objetiva -objetiva desde el punto de vista del hombre espiritual.

maestro tibetano, antakarana, www.maestrotibetano.es

3. Proyección. La tarea del discípulo ha llegado ahora a un punto muy crítico. Muchos aspirantes alcanzan esta particular etapa y -por haber desarrollado una verdadera capacidad de visualización y también construido por su intermedio la forma deseada y organizado la sustancia que debe ser empleada en esta última fase del proceso de construcción- son incapaces de continuarla. ¿Cuál es la razón de ello? Principalmente, la incapacidad para emplear la Voluntad en el proceso de proyección. Este proceso es la combinación de la voluntad, la visualización acrecentada y continua y el empleo de la Palabra de Poder que corresponde al rayo. Hasta la actual etapa del proceso, el método para cada uno de los siete rayos es idéntico, pero en este punto se produce un cambio. Cada discípulo, habiendo organizado exitosamente la sustancia del puente, puesto en actividad el aspecto voluntad y siendo conscientemente consciente del proceso de ejecución, impele ahora hacia adelante la sustancia organizada, de modo que, desde el centro de fuerza que ha conseguido acumular, aparece una línea de proyección o sustancia luz, siendo enviada por una Palabra de Poder, como en el proceso creador logoico. En realidad es lo opuesto al proceso de la mónada, cuando ésta envió el hilo de vida que finalmente se arraigó en el alma. El alma vino a la existencia por medio de este arraigamiento; posteriormente tuvo lugar el proceso en que el alma, a su vez, envió un hilo dual que finalmente se introdujo en la cabeza y en el corazón del triple hombre inferior, la personalidad. El discípulo se enfoca en el centro que él ha construido en el plano mental y extrae todos sus recursos (los de la triple personalidad y del alma combinados) y los pone en actividad, proyectando ahora un hilo hacia la mónada.

A lo largo de este hilo tiene lugar la extracción final de fuerzas, las fuerzas que -en el camino descendente o sendero involutivo- se enfocaron en la personalidad y en el alma. El antakarana en sí, terminado mediante el puente que el discípulo ha construido, es el medio final de abstracción o gran extracción. El iniciado se ocupa definidamente del antakarana, en la cuarta iniciación, llamada a veces la Gran Renunciación -la renunciación a abstraerse de la vida de la forma, tanto personal como egoica. Después de esta iniciación, ninguno de esos aspectos puede retener a la mónada. El "velo del Templo" es rasgado en dos, de arriba abajo -ese velo que separa al Atrio externo (la vida de la personalidad) del Lugar Sagrado (el alma) y del Sanctum Sanctorum (la mónada) en el Templo de Jerusalén. Las implicaciones y analogías aparecerán lógicamente con claridad.

A fin de realizar la proyección necesaria de las energías acumuladas, organizadas por la imaginación creadora y llevadas a un punto de excesiva tensión por el enfoque del impulso mental (un aspecto de la voluntad), el discípulo acude por lo tanto a los recursos de su alma, almacenados en lo que se llama técnicamente "la Joya en el loto", donde está arraigada la mónada -algo que no debe olvidarse. Los aspectos del alma que llamamos conocimiento, amor y sacrificio, expresiones del cuerpo causal, son sólo efectos de esta irradiación monádica.

Por consiguiente, antes de que el puente pueda ser verdaderamente construido y "proyectado en el camino ascendente, proporcionando un paso seguro para los cansados pies del peregrino" (como dice El Antiguo Comentario), el discípulo debe empezar a reaccionar en respuesta al capullo cerrado del loto o joya, que se halla en el centro del loto abierto. Esto lo hace cuando los pétalos de sacrificio del loto egoico asumen el control de su vida, cuando su conocimiento es trasmutado en sabiduría, cuando se acrecienta su amor para el todo y suma a ello el "poder del renunciamiento". Estas tres cualidades egoicas -cuando funcionan con cierta potencia- producen una actividad acrecentada en el mismo centro de la vida del alma, el corazón del loto. Debe recordarse que las correspondencias o analogías del loto egoico con los tres centros planetarios son las siguientes:

Shamballa: La joya en el loto.
Jerarquía: Los tres grupos de pétalos.
Humanidad: Los tres átomos permanentes dentro del aura del loto.

Los estudiantes deben además recordar que es necesario desechar la idea común de que el sacrificio es un proceso de abandono o renunciamiento a todo lo que en la vida sea digno de vivirse. Sacrificio es, hablando técnicamente, la realización de un estado de bienaventuranza y éxtasis, porque es el conocimiento de otro aspecto divino, oculto hasta entonces, tanto por el alma como por la personalidad. Es la comprensión y el reconocimiento de la voluntad al bien que hizo posible e inevitable la creación, verdadera causa de la manifestación. Mediten sobre esto, pues es muy diferente, en su significado, de los conceptos usuales respecto al sacrificio.

Cuando el discípulo ha obtenido el fruto de la experiencia, el conocimiento, y aprende a trasmutarlo en sabiduría; cuando su objetivo es vivir verdadera y realmente, y cuando la voluntad al bien es la meta que corona su vida diaria, entonces puede empezar a evocar la Voluntad. Esto hará que el vínculo entre la mente superior y la inferior, el espíritu y la materia, la mónada y la personalidad, sea un hecho definido. Entonces de la dualidad sobreviene la triplicidad; luego la potencia del núcleo central en el vehículo egoico destruye -en la cuarta iniciación- las tres expresiones circundantes, las cuales desaparecen, efectuándose la así llamada destrucción del cuerpo causal. Ésta es la verdadera "segunda muerte" -muerte total de la forma.

Prácticamente en todo lo que puedo decir respecto al proceso de proyección, es un proceso viviente que deriva de la experiencia diaria consciente y depende, hasta donde es posible, de la expresión de los aspectos divinos en la vida del plano físico. Cuando hay una tentativa de acercar la vida de la personalidad a las demandas del alma y el empleo del intelecto en bien de la humanidad, el amor comienza a controlar; entonces el significado del “sacrificio divino" es acrecentadamente comprendido y se convierte en la expresión espontánea natural de la intención indi-vidual. Entonces es posible la proyección del puente. Se establece la vibración en los niveles inferiores de la manifestación divina, y llega a ser suficientemente fuerte como para obtener respuesta de lo superior. Más tarde, cuando la Palabra de Poder es conocida y correctamente empleada, se construye rápidamente el puente.

Los estudiantes no deben sentirse desalentados por esta descripción. En los planos internos pueden tener lugar numerosos acontecimientos cuando la intención es correcta y esotérica (propósito y tensión combinados) y el puente alcanza las etapas de delineamiento y estructuración definidas, mucho antes de que el discípulo se dé cuenta de ello.

maestro tibetano, antakarana, www.maestrotibetano.es

4. Invocación y Evocación. Las tres etapas que anteceden señalan, en realidad, el trabajo de la personalidad. Las tres restantes son expresiones de la respuesta de los niveles superiores de la vida espiritual, y fuera de mencionarlas brevemente, muy poco más puedo decir. La tarea de la invocación, basada en la Intención, Visualización y Proyección, ha sido cuidadosamente emprendida por el discípulo que tiene por lo menos cierta medida de clara percepción, respecto al trabajo que ha realizado, empleando los medios duales del vivir espiritual y del científico y técnico trabajo ocultista. Por lo tanto él es invocador. Su efecto en la vida se registra en los niveles superiores de la conciencia, siendo reconocido como "punto de tensión invocadora". Esta tensión y depósito de energía viviente, que es el mismo discípulo, es puesto en actividad por medio del pensamiento proyectado, el uso de la voluntad y la pronunciación de una Frase o Palabra de Poder.

Como resultado, su desarrollada potencia y radio de influencia son ahora suficientemente fuertes como para evocar respuesta de la Tríada espiritual. Entonces tenemos una progresión del aspecto antakarana, construido por el discípulo, a través del cual pueden fluir la vida del alma y del cuerpo. El Padre (la Mónada) actuando por medio del hilo, sale ahora para encontrar al Hijo (el alma, enriquecida por la experiencia de la vida de la personalidad en los tres mundos), y desde los niveles superiores se proyecta una línea de energía o respuesta que hará eventualmente contacto con la proyección inferior. Así se construye el antakarana. La tensión de lo inferior evoca la atención de lo superior.

Este es el proceso técnico de invocación y evocación. Hay un acercamiento gradual de los dos aspectos divinos. Poco a poco, la vibración de ambos se hace recíprocamente más fuerte. Llega entonces un momento en que se establece, en la meditación, contacto entre las dos proyecciones. Este contacto no es entre el alma y la personalidad (la meta del aspirante común), sino entre las energías del alma y de la personalidad fusionadas y la energía de la mónada, actuando por intermedio de la Tríada espiritual. Ello no constituye un momento de crisis, sino una Llama de Luz, una comprensión de la liberación y un reconocimiento del hecho esotérico de que el hombre es él mismo el Camino. Ya no existe el sentimiento de personalidad y alma, o ego y forma, sino simplemente el Uno, funcionando en todos los planos como un punto de energía especial y llegando a la esfera de la actividad planeada por medio del Sendero de Luz. Las palabras son completamente inadecuadas para describir este proceso. Como es una etapa muy avanzada, ninguna de las formas atrae a la mónada hacia la manifestación externa. De ningún modo la demanda de la materia o de la forma podrá evocar respuesta de la mónada. Sólo queda el gran "tirón", de la conciencia de toda la humanidad, al que se puede responder por medio del antakarana ya construido. Descendiendo, o más bien atravesando este puente, el descenso puede hacerse a voluntad a fin de servir a la humanidad y llevar a cabo la voluntad de Shamballa.

Ésta es una afirmación de la consumación final, pero antes de que tenga lugar en su total perfección, debe pasar un largo período de acercamiento gradual de los dos aspectos del puente -el superior, que emana de la "Tríada" espiritual, en respuesta al impulso monádico, y el inferior, que emana de la personalidad, ayudada por el alma- a través del abismo de la mente separatista. Aquello que la mónada proyecta y lo que el discípulo está proyectando, establecen finalmente contacto, siguiendo después la quinta y la sexta etapas.

maestro tibetano, antakarana, www.maestrotibetano.es

5 y 6. Estabilización y Resurrección. El puente está construido. Al principio sus hilos pueden ser finos y tenues, pero el tiempo y la comprensión aplicada tejerán el puente lentamente hilo tras hilo hasta quedar concluido, estable, sólido y apto para ser utilizado. Forzosamente debe ser empleado, pues no hay otro medio de intercomunicación entre el iniciado y el Uno que ahora sabe que es él mismo. Asciende plenamente consciente a la esfera de la vida monádica; ha resucitado de la caverna oscura de la vida personal a la brillante luz de la divinidad; no sólo es parte de la humanidad y Miembro de la Jerarquía, pertenece al gran grupo de Aquellos que poseen una voluntad conscientemente divina y son Custodios del Plan. Responde a la impresión de Shamballa y está dirigido por los Guías de la Jerarquía.

Así goza de la "libertad que otorgan los tres Centros"; puede expresar a voluntad la triple energía de la humanidad, la energía dual de la Jerarquía y la energía Una de Shamballa.

Ésta es, hermanos míos, la meta del discípulo cuando comienza a trabajar en la construcción del antakarana. Reflexionen sobre estas cuestiones y continúen con el trabajo.

(En algunas charlas dadas a los discípulos el Tibetano hace las siguientes observaciones que son aplicables aquí con peculiar fuerza. A.A.B.)

"Lo que ustedes más necesitan es intensificar la aspiración espiritual interna. Deben trabajar más definidamente, desde lo que podría llamarse un punto de tensión. Estudiar lo expuesto sobre tensión e intensidad. La intensidad del propósito los hará cambiar de un aspirante anhelante y bastante satisfactorio, en un discípulo de corazón y mente ardiente. Sin embargo, quizás prefieren avanzar constantemente sin ningún esfuerzo grupal, haciendo del trabajo que realizan para mí y el grupo, una parte ordenada de su vida diaria, adaptándola a voluntad, y donde la vida del espíritu tenga una razonable participación, donde no se descuide el aspecto servicio y la presentación de su vida esté bien equilibrada y la lleven casi sin tensión. Si esto sucede, podrá ser tanto elección de la personalidad como decisión del alma para una vida específica, pero significa que usted no es el discípulo que ha subordinado todo a la vida del discipulado.

"Quisiera señalar aquí dos cosas. Primero: si usted puede cambiar la tensión en forma tal, de verse impulsado por la vida del espíritu, implicará un enérgico trastorno para la vida interna. ¿Está usted preparado para ello? Segundo, no le producirá ningún cambio externo en sus relaciones ambientales. Debe seguir cumpliendo sus obligaciones e intereses externos, aunque me refiero a orientaciones internas, decisiones dinámicas internas y a organización interna para el servicio y el sacrificio. ¿Quizás prefiere el método más lento y fácil? Si es así es cuestión suya, y aún está en el camino. Sigue siendo igualmente una persona constructiva y útil. Aquí estoy simplemente enfrentándolo con una de las crisis que aparecen en la vida de todos los discípulos, en la cual se han de hacer elecciones determinantes durante un ciclo, pero sólo para un ciclo. Es preeminentemente cuestión de velocidad y organización para la rapidez. Significa la eliminación de lo no esencial y la concentración sobre lo esencial -las esencialidades internas conciernen al alma y su relación con la personalidad, y las externas conciernen a usted y a su medio ambiente.

"Le daré tres pensamientos clave para una profunda reflexión durante los próximos seis meses; durante los primeros tres meses tome uno cada mes, y reflexione sobre ellos en la cabeza; en los segundos tres meses, medite sobre ellos en el corazón. Estos pensamientos clave son:

1. La necesidad de adquirir velocidad.
2. La reorganización de las normas de pensar y vivir.
3. La expresión de: Sinceridad. Sacrificio. Simplicidad".(3)

En los numerosos hilos de luz, tejidos por los aspirantes, discípulos e iniciados del mundo, pueden ver cómo aparece gradualmente el antakarana grupal -ese puente por medio del cual toda la humanidad podrá ser abstraída de la materia y de la forma. La construcción del antakarana es el grande y final servicio que pueden prestar todos los verdaderos aspirantes.

 

 

maestro tibetano

MAESTRO TIBETANO

 

 


REVISTA  NIVEL 2   EN FACEBOOK

 

 

 


 


ENLACES A OTRAS PÁGINAS


 

 

 

 

maestro tibetano

ANTARKARANA

 

 

maestro tibetano

maestro tibetanomaestro tibetano


Descargas gratuitas

 

maestro tibetano
SarSas

maestro tibetano

EL CAMINO DEL MAGO (Salvador Navarro-Quintín)

maestro tibetano


maestro tibetano

 

 

Ensayo

maestro tibetano

 



maestro tibetano


 

Poesía

 

Atrapando la luz




 

Novela

 


la mujer mas poderosa del mundo, maestro tibetano


De amor y de odio

 

maestro tibetano

 

En formato de guión


 

 

JUVENILES y BIOGRÁFICAS

 

 

 


maestro tibetano

maestro tibetano


Contacto con el  diseñador:

 

orbisalbum@gmail.com