Tratado sobre los Siete Rayos

Volumen V,

Los Rayos y las Iniciaciones

ALICE ANN BAILEY- MAESTRO TIBETANO 

(Djwhal Khul)


maestro tibetano, la ciencia del antakarana

Páginas 581- , Editorial Sirio

La Construcción del Antakarana... Pasado.

 

Referente a esto no es necesario extenderme, pues se evidencia que sólo el hombre, producto de una larga y fructífera experiencia pasada, está equipado para emprender la tarea de la construcción del puente. El proceso involucra científicamente mucha experiencia en el arte de vivir, y sólo el investigador humano altamente entrenado, puede, en forma sólida y sin peligro, construir el puente entre lo superior y lo inferior. Cada una de las principales razas humanas ha sido responsable de la expresión y empleo de los hilos que, en conjunto, forman el antakarana:

1. En la antigua Lemuria, el hilo de vida, el sutratma en sí, el factor dominante en la expresión de la vida; el cuerpo físico, la naturaleza de la forma animal y el factor denso externo, constituía el enfoque de la vida -exuberante, productiva y vital.

2. En la antigua Atlántida, el hilo de la conciencia comenzó a actuar en forma desconocida para la época Lemuria. La sensibilidad, la percepción y -como resultado- el deseo y la reacción, fueron las notas clave. Una sensibilidad activa, como preludio de la plena conciencia, caracterizó al ser humano. El vehículo astral fue un factor controlador. La mente era relativamente pasiva, excepto en lo que se refiere a los más destacados miembros de la raza humana. Sin embargo, toda la humanidad de ese ciclo mundial fue extremadamente síquica y mediumnímica y también "sensitiva", empleando la moderna acepción del término. El estado de percepción era astral, y los seres humanos -como raza- clarividentes y clariaudientes, aunque no podían de ninguna manera interpretar aquello con lo que entraban en contacto; tampoco podían distinguir entre los fenómenos astrales y la vida física común (particularmente en el período intermedio de su historia racial), y la mente interpretadora nada les revelaba. Simplemente vivían y sentían. Tal era la historia de su vida. Dos hilos funcionaban y el otro no. El puente no fue construido.

3. En nuestra moderna raza Aria -moderna en lo que se refiere a la historia racial- el tercer hilo, el creador, viene a la manifestación y es utilizado activamente. Quisiera recordar que estos hilos existen desde el comienzo de la existencia humana y que estas tres corrientes de energía han estado indisolublemente presentes desde el principio de la conciencia humana. Pero durante la mayor parte de la historia humana, hasta la actualidad, el hombre no fue consciente de ellas y las ha empleado y emplea, casi inconscientemente. El proceso para reconocer la capacidad creadora y la oportunidad, se divide en dos fases o etapas:

a. La etapa en que se desarrolla y desenvuelve el principio mente y el hombre se convierte en una criatura mental. Esto produce la plena actividad de la unidad mental, la integración de los tres aspectos de la personalidad y la consiguiente percepción del Hijo de la mente o alma.
b. La etapa de actividad creadora en que el hilo creador se emplea en máximo grado. El empleo del hilo, por parte de la personalidad -distinto del empleo racial-, es característico de la raza Aria. Durante los últimos cinco mil años ha llegado a ser gradualmente la cualidad sobresaliente de la humanidad. En las otras dos razas y en las primitivas etapas de la raza Aria, aunque se crearon grandes monumentos en todas partes del planeta, no fueron el producto de las mentes de los hombres de la época, sino la imposición de la voluntad creadora de la Jerarquía planetaria, sobre quienes eran sensibles a la impresión superior. La respuesta sensible a la impresión creadora fue la cualidad sobresaliente de la conciencia Atlante posterior y la del primitivo período Ario. Actualmente, está cediendo su lugar a la creatividad individual y, en consecuencia, a la creación consciente del antakarana, resultado del triple hilo fusionado y mezclado.

Este breve resumen del proceso pasado, tiene simplemente por objeto dar un trasfondo sintético a todo el trabajo que debe realizarse ahora, e impartir un concepto casi visual del método por el cual el hombre ha alcanzado la etapa de vida consciente, de plena autopercepción y de expresión creadora. Todas fueron expresiones de la energía divina al afluir a su mecanismo, vía el hilo plateado de la potencia divina. Podría ser considerado como la triple demostración de la vida vertical que se trasforma en vida horizontal por medio de la expresión creadora. En efecto, el hombre se convierte en la cruz. Sin embargo, cuando llega a construir el arco iris (que sólo puede ser hecho cuando el hombre está en la Cruz Fija), entonces la cruz cede finalmente su lugar a la línea. Esto tiene lugar después de la cuarta iniciación -la de la crucifixión. Entonces resta sólo la línea vertical, "que va del Cielo al Infierno": La meta del iniciado (entre la cuarta y la séptima iniciaciones) consiste en resolver la línea en el circulo y cumplir la ley, y así "redondear" el proceso evolutivo.

Otro resumen del proceso puede hallarse en las estrofas de las Estanzas para Discípulos publicadas hace algún tiempo, junio 1930, y también transcritas en otra parte de este tomo.

"En la Cruz se oculta la Luz. Lo vertical y lo horizontal crean mediante la mutua fricción; una Cruz vibrante parpadea, originándose el movimiento. Cuando lo vertical asume lo horizontal, sobreviene el pralaya. La evolución es el movimiento de lo horizontal hacia lo vertical positivo. En el secreto de la orientación se halla oculta la sabiduría; en la doctrina de la absorción reside la facultad curadora; el punto que se trasforma en la línea y la línea que se convierte en la cruz, es evolución. La cruz que se traslada hacia la horizontal encierra la salvación y la paz praláyica."

Puede decirse que pocas, muy pocas personas están ahora en la etapa lemuriana de conciencia, donde el hilo de vida, con sus implicaciones físicas, es el factor dominante. Numerosas e incontables personas se halla en la etapa atlante, que corresponde al desarrollo de la "sensibilidad aúrica". Muy pocas personas, en comparación con las grandes masas de seres humanos, emplean los resultados de la triple construcción de energía, dentro de su propia aura de percepción y zona de influencia, a fin de construir y utilizar el puente que une los diversos aspectos del plano mental. Estos tres aspectos, deben emplearse simultáneamente y reemplazarse más tarde, de tal manera que la personalidad y el ego desaparecerán y sólo permanecerá la mónada y su forma en el plano físico.

A este respecto mi anterior enunciado sobre la naturaleza de la forma podría ser de utilidad y conducir a una mayor percepción interna y comprensión:

El plano físico es un reflejo completo del mental; los tres subplanos inferiores son el reflejo de los subplanos abstractos y los cuatro subplanos etéricos, de los cuatro planos mentales concretos. La manifestación del ego (o cuerpo causal) en el plano mental, no es el resultado de la energía emanada de los átomos permanentes como núcleo de fuerza, sino el resultado de diferentes fuerzas y principalmente de la fuerza grupal. Lo señala predominantemente el acto realizado por una fuerza externa, que se pierde en la incógnita del karma planetario. Esto también es verdad respecto a las manifestaciones inferiores del hombre, siendo el resultado de una acción refleja; se fundamenta en la fuerza del grupo, compuesto de centros etéricos mediante los cuales el hombre (como un conjunto de vidas) funciona. La actividad de dichos centros inicia una vibración en respuesta a los tres subplanos inferiores del plano físico, y su interacción permite adherirse al cuerpo o reunir a su alrededor partículas de lo que erróneamente denominamos "sustancia densa". Este tipo de sustancia energetizada es arrastrada hacia un vórtice -del cual no puede escapar- de corrientes de fuerza que emanan de los centros. Por lo tanto, dichas unidades se van apilando de acuerdo a la dirección que lleva la energía alrededor y dentro del cuerpo etérico, hasta cubrirlo y ocultarlo, aunque es interpenetrante. Esto es producido por una ley inexorable, la ley de la materia misma, y sólo quienes son "Señores de la Yoga" pueden sustraerse al efecto de la vitalidad de sus propios centros, y también -por la voluntad consciente de su propio ser- a la fuerza compulsiva de la Ley de Atracción que actúa en el subplano físico cósmico inferior. (Tratado sobre Fuego Cósmico, pág. 630 31).

He dicho anteriormente que el cuerpo astral es una ilusión. El hombre que ha obtenido la conciencia iniciática descubre oportunamente que dicho cuerpo no existe. Cuando budi rige, la naturaleza síquica inferior desaparece. Cuando el antakarana está construido y cuando la unidad mental es reemplazada por el átomo manásico permanente y el cuerpo causal desaparece, entonces el adepto sabe que la mente inferior, el cuerpo mental, es también una ilusión y para él no existe. Hay pues -en lo que a su conciencia individual se refiere- únicamente tres puntos focales o arraigos (ambos términos son inadecuados para expresar su pleno significado):

1. La Humanidad, en la cual él puede enfocarse a voluntad por medio de lo que técnicamente se denomina "mayavirupa" -una forma corpórea creada por él para cumplir el propósito monádico.

Entonces expresa plenamente todas las energías de la Cruz mutable. (1)

2. La Jerarquía. Aquí, como unidad enfocada de la omnincluyente percepción búdica, encuentra su lugar y métodos de ser¬vicio, condicionados por su rayo monádico.

Entonces expresa los valores de la Cruz Fija. (2)

3. Shamballa. Éste es su punto más elevado de enfoque, meta del esfuerzo de todos los iniciados de grados superiores y fuente del sutratma, por medio del cual (y a través de sus diferenciaciones) ya puede trabajar conscientemente.

Aquí todavía se encuentra crucificado, pero en la Cruz Cardinal.*

La tarea que el ser humano ha estado realizando en todas sus etapas de desenvolvimiento, consiste, puede decirse, en tender el puente sobre la brecha existente entre:

1. La Cruz Mutable y la Cruz Fija.
2. La Humanidad y la Jerarquía.
3. La triplicidad inferior, la personalidad, y la Tríada espiritual.
4. La Mónada en su propio plano y el mundo objetivo externo.

Esto lo hace por medio de la Intención, Visualización, Proyección, Invocación y Evocación, Estabilización y Resurrección. De estas diferentes etapas nos ocuparemos ahora.

 

 

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