Tratado sobre los Siete Rayos

Volumen V,

Los Rayos y las Iniciaciones

ALICE ANN BAILEY- MAESTRO TIBETANO 

(Djwhal Khul)

 

 

 


maestro tibetano, la ciencia del antakarana

LA CIENCIA DEL ANTAKARANA

Páginas 536-549, Los Rayos y las iniciaciones, editorial Sirio


Al entrar a considerar "la vida dual del proceso iniciático", quisiera llamar la atención sobre las palabras empleadas y particularmente acerca de su significado en relación con el proceso iniciático. Como veremos, no se refiere al esfuerzo del discípulo por vivir simultáneamente la vida del mundo espiritual y la vida práctica de servicio en el plano físico, sino exclusivamente a la preparación del discípulo para la iniciación y, por lo tanto, a su vida y actitud mental.

Podría considerarse que esta afirmación concierne principalmente a dos aspectos principales de su vida mental y no a la vida de relación entre alma y personalidad. En consecuencia es conveniente ver paralelamente la dualidad existente en la conciencia del discípulo y sus dos aspectos:

1. La vida de percepción en la cual expresa la actitud del alma, la percepción y la conciencia del alma por intermedio de la personalidad en el plano físico. Aprende a registrarlo y expresarlo conscientemente.

2. La vida definidamente privada y puramente subjetiva en la que él -la personalidad fusionada con el alma-, orientado en el plano mental, pone en creciente relación a:

a. La mente concreta inferior y la mente abstracta superior.
b. Él y el Maestro de su grupo de rayo, desarrollando así la conciencia ashrámica.
c. Él y la Jerarquía como un todo, llegando a ser acrecentadamente consciente de la síntesis espiritual que subyace en la unidad de los ashramas. De esta manera, se acerca consciente y firmemente al Centro radiante de este Ashrama solar, el Cristo Mismo, el primer Iniciador.

Esta vida interna, con sus tres objetivos lentamente revelados, concierne esencialmente a la vida de preparación para la iniciación.

No hay iniciación para el discípulo hasta no haber comenzado a construir conscientemente el antakarana, poniendo en estrecha relación la Tríada espiritual y la mente, con el aspecto superior en el plano físico, demostrando nuevamente de este modo un claro alineamiento y un canal directo que va desde la Tríada espiritual al cerebro, por conducto del antakarana, el cual ha vinculado la mente superior con la inferior.

Ello implica excesivo trabajo, gran capacidad interpretativa y mucho poder de visualización. Selecciono mis palabras cuidadosamente. Esta visualización no tiene necesariamente que ver con la forma ni con las presentaciones mentales concretas; concierne a la sensibilidad pictórica y simbólica que expresa e interpreta la comprensión espiritual, impartida por la intuición incipiente -el agente de la Tríada espiritual. El significado de esto se va esclareciendo a medida que prosigue el trabajo. Es difícil, para quien comienza a construir el antakarana, captar el significado de la visualización cuando se la considera que está relacionada con una creciente respuesta a lo que le imparte el grupo ashrámico, a su visión emergente del Plan divino, tal como existe en realidad, y a aquello que se le ha confiado como efecto o resultado de cada sucesiva iniciación. Prefiero la palabra "efecto" a la palabra "resultado", porque acrecentadamente el iniciado trabaja conscientemente con la Ley de Causa y Efecto, en planos que no son el físico. Empleamos la palabra "resultado" para expresar las consecuencias de esa gran Ley cósmica cuando se manifiestan en los tres mundos de la evolución humana.

En conexión con este esfuerzo descubre el valor, empleo y propósito de la imaginación creadora, la cual es todo lo que eventualmente le queda de la vida astral activa e intensamente poderosa que ha vivido durante muchas vidas; a medida que prosigue la evolución, su cuerpo astral se convierte en un mecanismo de transformación; el deseo es trasformado en aspiración, y la aspiración en una creciente y expresiva facultad intuitiva. La realidad de este proceso se demuestra en el surgimiento de esa cualidad básica que ha estado siempre inherente en el deseo mismo: la cualidad imaginativa del alma, complementando el deseo y convirtiéndose constantemente, a medida que el deseo se traslada a estados cada vez más elevados, en una facultad creadora superior que conduce a conocimientos siempre más elevados. Eventualmente esta facultad invoca las energías de la mente, y la mente, más la imaginación, se trasforma con el tiempo en un gran agente invocador y creador. De esta manera la Tríada espiritual es puesta en relación con la triple personalidad.

En escritos anteriores he dicho que, básicamente, el plano astral no existe como parte del Plan divino; es fundamentalmente producto del espejismo, de kama manas -espejismo que la misma humanidad ha creado y en el cual total y prácticamente ha vivido enteramente desde los primeros días atlantes. El efecto de un creciente contacto con el alma no ha sido simplemente disipar las nieblas del espejismo, sino que ha servido para consolidar y emplear por lo tanto efectivamente la imaginación con su poderosa y abrumadora facultad creadora. Esta energía creadora, complementada por una mente iluminada (con su capacidad de crear formas mentales), es entonces manejada por el discípulo, a fin de establecer contactos más elevados que los del alma, y convertir en un símbolo aquello de lo cual es consciente por medio de una línea de energía -el antakarana-, que va construyendo firme y científicamente.

Podría decirse (igualmente en forma simbólica) que cada iniciación pone a prueba el puente vinculador y descubre gradualmente la solidez de aquello que ha sido creado bajo la inspiración de la Tríada espiritual y con la ayuda de los tres aspectos de su mente (la mente abstracta, el alma o el Hijo de la Mente y la mente concreta inferior), combinados con la colaboración inteligente de su personalidad fusionada con el alma. En las primeras etapas de su trabajo invocador, el instrumento que emplea es la imaginación creadora, lo cual le permite desde el comienzo, actuar como si fuera capaz de crear así; después, cuando la conciencia imaginativa de como si, ya no le es útil, se hace conscientemente conocedor de aquello que él -con esperanza y expectativa espiritual- trató de crear; descubre que es una realidad existente y sabe, más allá de toda controversia, que "fe es la sustancia de las cosas esperadas, la evidencia de cosas no vistas."

 

 

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La Construcción del antakarana

Aquí no nos ocuparemos de la enseñanza preliminar de la ciencia del antakarana, pues el estudiante la encontrará en el libro titulado Educación en la Nueva Era.

 

Ciencia del antakarana, primera parte

 

Esa preliminar presentación debe ser estudiada antes de emprender la etapa más avanzada que comienza aquí. Por lo tanto, consideraremos paso a paso esta ciencia que está demostrando ser fuente útil para la experimentación y la prueba.

El alma humana (en contraposición con al alma, cuando actúa en su propio reino, libre de las limitaciones de la vida humana) está aprisionada y sujeta al control de las tres energías inferiores, durante la mayor parte de su experiencia. Luego, en el sendero de probación, la energía dual del alma empieza a acrecentar su actividad, y el hombre trata de emplear su mente en forma consciente y expresar amor sabiduría en el plano físico. Éste es un simple enunciado de la meta a alcanzar por todo aspirante. Cuando las cinco energías empiezan a emplearse consciente y sabiamente en el servicio, se establece un ritmo entre la personalidad y el alma. Es como si se estableciera un campo magnético, y ambas unidades o energías agrupadas, vibrantes y magnéticas, se lanzan cada una al campo de influencia de la otra. Esto sucede sólo ocasionalmente, aunque raras veces en las primeras etapas; luego acontece más frecuentemente, estableciéndose así un sendero de contacto que, en su oportunidad, se convierte en la línea de menor resistencia, "el camino de acercamiento familiar", como a veces ha sido denominado. De esta manera se construye el primer tramo del "puente" o antakarana. Cuando se ha recibido la tercera iniciación, el Camino se completa, y el iniciado puede "pasar a voluntad a mundos más elevados, dejando los mundos inferiores muy atrás, retornar y penetrar en el camino que conduce de la oscuridad a la luz, de la luz a la oscuridad, y de los mundos inferiores a los reinos de la luz".

De esta manera ambos se convierten en uno, completándose la primera gran unión en el sendero de retorno. Una segunda etapa del Camino debe por lo tanto ser hollada, la cual conducirá a una segunda unión de mayor importancia, pues conduce a liberarse totalmente de los tres mundos. No debe olvidarse que el alma, a su vez, es la unión de tres energías, de las cuales las tres energías inferiores son su reflejo. Constituye una síntesis de la energía de la Vida misma (demostrada como el principio vida en el mundo de las formas), de la energía de la intuición, amor sabiduría o comprensión espiritual (que se demuestra como sensibilidad y sensación en el cuerpo astral), y de la mente espiritual, cuyo reflejo en la naturaleza inferior es la mente o el principio inteligencia en el mundo de la forma. En estos tres tenemos atma budi manas de la literatura teosófica -esa triplicidad superior reflejada en los tres inferiores y enfocada, por intermedio del cuerpo del alma, en los niveles superiores del plano mental, antes de precipitarse a la encarnación, según la denominación esotérica.

Modernizando el concepto, podemos decir que las energías que animan al cuerpo físico y a la vida inteligente del átomo, los sensibles estados emocionales y la mente inteligente, deben oportunamente ser fusionados y trasmutados en energías que animan al alma. Éstas son la mente espiritual, que imparte iluminación; la naturaleza intuitiva, que confiere percepción espiritual, y la vivencia divina.

Después de la tercera iniciación se recorre el "Camino" con gran rapidez, y se termina de construir el "puente" que une perfectamente la Tríada superior y el reflejo material inferior. Los tres mundos del alma y los tres de la personalidad se convierten en un solo mundo; donde el iniciado trabaja y actúa, sin observar ninguna diferencia, considerando que un mundo es el de la inspiración y el otro el campo del servicio, considerados ambos sin embargo como un solo mundo de actividad. De estos mundos, el cuerpo subjetivo etérico (o cuerpo de inspiración vital) y el cuerpo físico denso, son los símbolos en el plano externo.

¿En qué forma se construye el antakarana? ¿Cuáles son los pasos que el discípulo debe seguir? No me refiero aquí al sendero de probación, en el cual los defectos principales deben ser eliminados y las virtudes mayores desarrolladas. Gran parte de la instrucción dada en el pasado ha establecido las reglas para el cultivo de las virtudes y cualidades del discipulado y también la necesidad de autocontrol, tolerancia y altruismo, siendo etapas elementales que el estudiante debe darlas por trascendidas. Los estudiantes tienen que ocuparse no sólo de establecer el aspecto carácter del discipulado, sino de los requisitos más abstrusos y difíciles para aquellos cuya meta eventual es la iniciación.

Lo que nos concierne es el trabajo que realizan los "constructores del puente". Primero, puedo asegurar que la verdadera construcción del antakarana sólo tiene lugar cuando el discípulo comienza a enfocarse definidamente en niveles mentales, y por tanto, cuando su mente actúa inteligente y conscientemente. En esta etapa, debe empezar a tener una idea más exacta que hasta ahora, respecto a la diferencia que existe entre el pensador, el mecanismo pensante y el pensamiento, empezando por su función esotérica dual, que es:

1. El reconocimiento y la receptividad de las IDEAS.
2. La facultad creadora para construir conscientemente forma mentales.

Esto implica necesariamente una fuerte actitud mental y la reorientación de la mente hacia la realidad. Cuando el discípulo comienza a enfocarse en el plano mental (intención primordial de trabajo de meditación), empieza a trabajar en materia mental se entrena en los poderes y usos del pensamiento. Logra cierta medida de control mental, y puede dirigir el faro de la mente en dos direcciones, hacia el mundo del esfuerzo humano y el mundo de la actividad del alma. Así como el alma se abre camino proyectándose en un hilo o corriente de energía en los tres mundos, así el discípulo se proyecta conscientemente hacia los mundos superiores. Su energía va, por medio de la mente controlada y dirigida, al mundo de la mente espiritual superior y al reino de la intuición. De esta manera se establece una actividad recíproca. De esta respuesta entre la mente superior y la inferior se habla simbólicamen¬te en términos de luz, y el "camino iluminado" viene a la existencia entre la personalidad y la Tríada espiritual, por intermedio del cuerpo del alma, así como el alma se puso en contacto definido con el cerebro por medio de la mente. Este "camino iluminado" constituye el puente iluminado. Es construido por medio de la meditación, por el esfuerzo constante para atraer la intuición, por la subordinación y obediencia al Plan (que empieza a ser reconocido tan pronto como la intuición y la mente están en estrecha relación) y por la consciente incorporación al grupo para servir con el propósito de ser asimilado en el todo. Estas cualidades y actividades sientan su base sobre los cimientos del buen carácter y las cualidades desarrolladas en el sendero de probación.

El esfuerzo para atraer la intuición exige meditación esotérica dirigida, que no debe basarse en la aspiración. Además exige una inteligencia entrenada, de modo que la línea de demarcación entre la comprensión intuitiva y las formas de psiquismo superior, puedan verse con claridad. Requiere una constante disciplina de la mente, a fin de "mantenerse firme en la luz", y el desarrollo de la correcta y cultivada interpretación, para que el conocimiento intuitivo logrado, pueda revestirse de las correctas formas mentales.

Puede decirse también que la construcción del puente, mediante el cual le es posible a la conciencia funcionar con facilidad en los mundos superior e inferior, se lleva principalmente a cabo por una tendencia definidamente dirigida en la vida, que conduce firmemente al hombre al mundo de las realidades espirituales, además de ciertos movimientos de reorientación o enfoque dirigidos, planificados y cuidadosamente programados. En este último proceso se valora lo adquirido durante los últimos meses o años, y el efecto de lo adquirido en la vida diaria y en el mecanismo corpóreo es cuidadosamente analizado; la voluntad de vivir, como ser espiritual, aparece en la conciencia con nitidez y determinación, trayendo un progreso inmediato.

La construcción del antakarana se lleva a cabo definidamente en el caso de todo estudiante consagrado. Cuando el trabajo se realiza inteligentemente y con plena percepción del propósito deseado, y cuando el aspirante no sólo es consciente del proceso sino que está alerta y activo en su cumplimiento, prosigue el trabajo rápidamente y el puente se va construyendo.

Sería inteligente aceptar el hecho de que la humanidad está ahora en posición de iniciar el proceso definido de construcción del vínculo o puente, entre los distintos aspectos de la naturaleza del hombre, de manera que en vez de diferenciación habrá unidad y en lugar de una atención fluida y movediza, dirigida aquí y allá, en el campo de la vida material y de las relaciones emocionales, habremos aprendido a controlar la mente, a eliminar las divisiones, y la atención inferior podrá así ser dirigida a voluntad en cualquier dirección deseada. Entonces los aspectos natural y espiritual del hombre podrán ser enfocados donde sea necesario.

Este trabajo de construcción del puente ha sido realizado en parte. La humanidad toda, ha eliminado la brecha entre la naturaleza emocional astral y el hombre físico. Debería observarse aquí que la construcción del puente debe ser hecha en el aspecto conciencia, y concierne a la continuidad de percepción que tiene el hombre de la vida, en todos sus variados aspectos. La energía utilizada para conectar, en la conciencia, al hombre físico y al cuerpo astral, está enfocada en el plexo solar. En la actualidad, hablando en términos simbólicos, muchas personas están llevando a cabo la construcción del puente y vinculando la mente con los dos aspectos ya conectados. Este hilo de energía emana de la cabeza o está anclado allí. Algunas personas, lógicamente muy pocas, están vinculando firmemente el alma con la mente, la cual a su vez se vincula con los otros dos aspectos. La energía del alma, cuando está vinculada con los demás hilos, tiene su anclaje en el corazón. Muy pocas personas, los iniciados del mundo, habiendo logrado las síntesis inferiores, tratan ahora de obtener una unión aún superior, con esa triple realidad que utiliza el alma como medio de expresión, así como el alma a su vez se esfuerza por utilizar su sombra, el triple hombre inferior. Estas diferenciaciones y unificaciones son formulismos, palabras, símbolos, que se utilizan para expresar acontecimientos y sucesos en el mundo de las energías y fuerzas, con las cuales el hombre está definidamente implicado. A estas unificaciones nos referimos cuando consideramos el tema de la iniciación.

Sería de utilidad si repito algunas afirmaciones ya hechas en otro libro:

Los estudiantes deberían aprender a distinguir entre sutratma y antakarana, entre el hilo de la vida y el de la conciencia. El primero constituye la base de la inmortalidad, el segundo de la continuidad. He aquí una sutil diferencia para el investigador. Un hilo (el sutratma) vincula y vivifica todas las formas en un todo actuante, e incorpora en sí la voluntad y el propósito de la entidad que se expresa, ya sea un hombre, un Dios o un cristal; el otro (el antakarana) incorpora la respuesta de la conciencia dentro de la forma, hasta llegar a una serie de contactos, cada vez más extensos, dentro del todo ambiental. Uno es la corriente directa de vida inmutable e ininterrumpida, que puede ser considerada simbólicamente como una corriente directa de energía viviente que afluye desde el centro a la periferia, desde la fuente de origen a la expresión externa o apariencia fenoménica. Es la vida. Ésta determina el proceso individual y el desarrollo evolutivo de todas las formas.

Por lo tanto, el sendero de la vida se extiende de la monada a la: personalidad, por conducto del alma y es el hilo del alma, siendo uno e indivisible. Imparte la energía de la vida y se ancla finalmente en el centro del corazón humano y en algún punto focal central en todas las formas de expresión divina. Nada existe y nada permanece, sino la vida. El hilo de la conciencia (antakarana; es el resultado de la unión de la vida y la sustancia o de las energías básicas que constituyen la primera diferenciación en tiempo y espacio, lo cual produce algo diferente que sólo emerge corno una tercera manifestación divina, después de haber tenido lugar la unión de las dualidades básicas.

El hilo de la vida, el cordón plateado a sutratma es, en lo que al hombre concierne, de naturaleza dual. El hilo de la vida, propiamente dicho, es uno de los dos hilos que constituyen el sutratma y está anclado en el corazón, mientras que el otro, encarnando el principio de la conciencia, está anclado en la cabeza. Esto lo saben, pero creo que es necesario repetirlo constantemente. Sin embargo, en el trabajo del ciclo evolutivo, el hombre tiene que repetir lo que Dios ya ha realizado. Debe crear en los mundos de la vida y de la conciencia. Al igual que la araña, el hombre teje los hilos de conexión y establece así puentes y contactos con su medio ambiente, adquiriendo de esa manera experiencia y sustento. El símbolo de la araña es empleado frecuentemente en los antiguos libros esotéricos y en las escrituras de la India, cuando se hace referencia a esa actividad del ser humano. Los hilos que el hombre crea son tres, y con los dos hilos básicos creados por el alma, constituyen los cinco tipos de energía que hacen del hombre un ser humano consciente.

Los tres hilos creados por el hombre están afianzados en el plexo solar, en la cabeza y en el corazón. Cuando el cuerpo astral y la naturaleza mental empiezan a funcionar como una unidad y el alma está también conscientemente conectada (recuerden que siempre está unida inconscientemente), una extensión de este quíntuple hilo -los dos básicos y los tres humanos- es llevada hacia el centro laríngeo; cuando esto ocurre, el hombre puede convertirse en un creador consciente en el plano físico. Desde estas líneas mayores de energía, pueden ser irradiadas, a voluntad, líneas menores. Sobre este conocimiento deberá estar basado todo el inteligente desenvolvimiento psíquico del futuro.

En el párrafo anterior y en sus implicaciones, tienen una breve e inadecuada descripción de la Ciencia del Antakarana. He tratado de expresarlo en términos simbólicos, que proporcionarán a sus mentes una idea general. Pueden aprender mucho si emplean la imaginación visual y pictórica. La construcción del puente debe efectuarse:

1. Entre el cuerpo físico y el cuerpo vital o etérico. Esto es realmente una extensión del hilo de la vida entre el corazón y el brazo.
2. Entre los cuerpos físico y vital, considerados como una unidad, y el vehículo astral o emocional. Este hilo está anclado en el plexo solar o emana de él, y la aspiración lo eleva hasta anclarse en los pétalos de amor del Loto egoico.
3. Entre los vehículos físico y astral y el cuerpo mental. Un extremo está anclado en la cabeza, el otro en los pétalos de conocimiento del Loto egoico, llevándose a cabo por un acto de la voluntad.

La humanidad avanzada está en proceso de unir los tres aspectos inferiores, que denominamos personalidad, con el alma misma, por medio de la meditación, la disciplina, el servicio y la atención dirigida. Cuando esto se ha realizado, se establece una definida relación entre los pétalos del sacrificio o voluntad, del Loto egoico, y los centros coronario y cardíaco; así se produce una síntesis entre la conciencia, el alma y el principio vida. El proceso de establecer esta interconexión o interrelación y el fortalecimiento del puente así construido, prosigue hasta la tercera iniciación. Las líneas de fuerza se hallan entonces tan interrelacionadas, que el alma y su mecanismo de expresión constituyen una sola unidad. Entonces puede tener lugar una mezcla o fusión superior.

La naturaleza de este proceso podría ser descrita de la manera siguiente: He dicho aquí y en otra parte, que el alma está anclada en el cuerpo, en dos puntos:

1. Existe un hilo de energía que denominamos aspecto vida o espíritu, afianzado en el corazón. Como bien se sabe, emplea la corriente sanguínea, como agente distribuidor, y por medio de la sangre la energía vital es llevada a todas las partes del mecanismo. Esta energía vital conduce el poder regenerador y la energía coordinadora a todo el organismo físico y mantiene “sano" el cuerpo.
2. Existe un hilo de energía denominado aspecto conciencia, o la facultad de conocer al alma, anclado en la parte central de la cabeza. Controla el mecanismo de respuesta que llamamos cerebro y, por su intermedio, dirige la actividad y permite al cuerpo tener conciencia por medio del sistema nervioso.

Estos dos factores de energía, que los seres humanos reconocen como vida y conocimiento, energía vital e inteligencia, constituyen los dos polos de su ser. La tarea que tienen por delante es desarrollar conscientemente el aspecto medio o equilibrador, que es el amor o la relación grupal. (Véase el libro Educación en la Nueva Era, págs. 36 37; 41 42; 91).

 

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