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Tratado Sobre Magia Blanca

Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul

(Alice A. Bailey)

 


REGLAS PARA LA MAGIA

REGLA UNO

El Ángel Solar se recoge en sí mismo, no disipa su fuerza, sino que en profunda meditación se comunica con su reflejo.

REGLA DOS

Cuando la sombra ha respondido, el trabajo prosigue en profunda meditación. La luz inferior es proyectada hacia arriba; la luz superior ilumina a los tres, y el trabajo de los cuatro prosigue.

REGLA TRES

La Energía circula. El punto de luz, producto de la labor de los cuatro, crece y aumenta. Miríadas se reúnen en torno de su calor resplandeciente, hasta que merma su luz y su fuego disminuye. Después será emitido el segundo sonido.

REGLA CUATRO

El sonido, la luz, la vibración y la forma se entremezclan y fusionan, y así el trabajo es uno. Prosigue de acuerdo a la ley, y nada puede impedir que avance el trabajo. El hombre respira profundamente. Concentra sus fuerzas y arroja de sí la forma mental.

REGLA CINCO

Tres cosas preocupan al Ángel Solar antes de que la envoltura creada descienda; la condición de las aguas, la seguridad de aquél que así crea y la constante contemplación. De ese modo están aliados para el triple servicio, el corazón, la garganta y el ojo.

REGLA SEIS

Cuando el ojo se abre, los devas de los cuatro inferiores sienten la fuerza, son expulsados y pierden a su amo.

REGLA SIETE

Las fuerzas duales son vistas en el plano donde debe descubrirse el poder vital; los dos senderos enfrentan al Ángel Solar; los polos vibran. Aquél que medita debe hacer una elección.

REGLA OCHO

Los Agnisurias responden al sonido. El flujo y el reflujo de las aguas. Que el mago cuide de no ahogarse en el punto donde la tierra y el agua se unen. El punto medio, que no es seco ni húmedo, debe proporcionar el lugar donde él asiente sus pies. Donde se unen el agua, la tierra y el aire, ése es el lugar en que debe hacerse el trabajo mágico.

REGLA NUEVE

Después sobreviene la condensación. El fuego y las aguas se encuentran; la forma se dilata y crece. Que el mago ubique su forma en el sendero apropiado.

REGLA DIEZ

A medida que las aguas bañan la forma creada, éstas son absorbidas y utilizadas. La forma acrecienta su fuerza; que el mago continúe hasta que su trabajo sea suficiente. Que los constructores externos cesen su trabajo y los constructores internos inicien su ciclo.

REGLA ONCE

Aquel que trabaja con la ley, tiene ahora que llevar a cabo tres cosas: Primeramente, descubrir la fórmula que confine las vidas dentro de la muralla esferoidal; luego, pronunciar las palabras que le expresen a esas vidas qué deben hacer y dónde llevar lo que ha sido hecho; finalmente, pronunciar la frase mística que lo salvaguardará de su trabajo.

REGLA DOCE

La trama palpita. Se contrae y dilata. Que el mago se apodere del punto medio a fin de liberar a esos "prisioneros del planeta" cuya nota está correcta y exactamente afinada con aquello que debe ser hecho.

REGLA TRECE

El mago debe reconocer a los cuatro; observar en su trabajo el tono violeta que evidencian, y así construir la sombra. Cuando esto ocurre, la sombra se reviste a sí misma y los cuatro se convierten en siete.

REGLA CATORCE

El sonido aumenta. Se acerca la hora del peligro para el alma valerosa. Las aguas no han dañado al creador blanco y nada puede ahogarlo ni mojarlo. Ahora amenaza el peligro del fuego y de las llamas, sin embargo se observa tenuemente el humo que se eleva. Que él, después del ciclo de paz, acuda nuevamente al Ángel Solar.

REGLA QUINCE

Los fuegos se acercan a la sombra, sin embargo no la queman. La envoltura del fuego se ha terminado de construir. Que el mago entone las palabras que fusionan el fuego y el agua.

TRATADO SOBRE FUEGO COSMICO, págs. 785-806.

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OBSERVACIONES PRELIMINARES

Los Tres Aspectos del Hombre

OBSERVACIONES DE PREFACIO

Al estudiar y considerar cuidadosamente las ideas expuestas en este libro deben tenerse presente ciertos conceptos básicos:

Primero, que lo más importante para el estudiante no es la personalidad de determinado instructor, sino el grado de verdad que éste representa, de ahí la capacidad para discernir entre la verdad, la verdad parcial y lo falso.

Segundo, que el acrecentamiento de la enseñanza esotérica trae acrecentada responsabilidad exotérica. Cada estudiante debe hacer un consciente balance de sí mismo, y recordar que la comprensión llega aplicando al problema y medio ambiente inmediatos el grado de verdad captada, y que la conciencia se expande empleando la verdad impartida.

Tercero, que la adhesión dinámica en el sendero elegido y una firme perseverancia para vencer y permanecer inconmovible ante todo lo que pueda acontecer, son requisitos indispensables que conducen al portal de acceso a un reino, a una dimensión y a un estado del ser, conocido interna o subjetivamente. Este estado de comprensión produce cambios en la forma y en el medio ambiente, comparables a su poder.

Estas tres sugerencias merecen un minucioso estudio y su significación deberá ser captada en cierta medida, antes de lograr un real progreso. No me corresponde indicar la aplicación individual y personal de las enseñanzas impartidas. Esto lo debe hacer cada estudiante por sí mismo.

"Has conservado inteligentemente las enseñanzas, libre de toda autoridad extraña, y no hay en tus libros principios esotéricos de autoridad o respaldo jerárquico, tales como los que han producido las estrechas limitaciones de ciertos organismos y grupos eclesiásticos tan diferentes como la Iglesia Católica, la Ciencia Cristiana y aquellos que creen en la inspiración verbal de las Escrituras y en numerosas asociaciones denominadas esotéricas.

 

La desgracia de muchos grupos ha sido ese constante rumoreo: «Aquellos que saben, desean...» «El Maestro dice» «Los Grandes Seres Ordenan... » y el grupo, como rebaño de ovejas, se atropella ciegamente en el afán de obedecer. Creen que mediante su mal orientada devoción se relacionarán con ciertos personajes autorizados, acortando así el camino para llegar al cielo.

 

"Has sabido conservar y cuidar sabiamente los libros, de las reacciones de aquellos que pretenden ser maestros, adeptos e iniciados. Mi anonimato y estado deben ser respetados, y mi rango debe ser considerado sólo como el de un estudiante más avanzado, el de un aspirante a esa expansión de conciencia, que para mí significa un paso más. Sólo es importante la parte de verdad que pueda exponer; sólo es vital la inspiración y la ayuda que pueda dar a cualquier peregrino en el sendero; lo que he aprendido por medio de la experiencia está a disposición de todo aspirante sincero; y la amplitud de visión que puedo impartirles (debido a que he escalado la montaña un poco más), es mi principal aporte. Los estudiantes son libres de reflexionar sobre estos puntos y de prescindir de inútiles especulaciones acerca de las informaciones detalladas sobre personalidades insignificantes y condiciones ambientales."

 

 

El tema a tratar será la Magia del Alma, y el pensamiento clave de todo lo que pueda aparecer en este libro, lo hallarán en las palabras del Bhagavad Gita:

"Aunque soy el que no ha nacido, el alma que no muere; aun-que soy el Señor de los Seres; no obstante, como señor de mi naturaleza, me manifiesto por medio del poder mágico del Alma". B. G., IV. 6.

 

Lo estadístico y lo académico son bases necesarias y pasos preliminares en la mayoría de los estudios científicos, pero en este libro centraremos la atención sobre el aspecto vida y la aplicación práctica de la verdad a la vida diaria del aspirante. Estudiaremos cómo llegar a ser magos prácticos y en qué forma podemos vivir mejor la vida del hombre espiritual y la del aspirante al discipulado aceptado, en esta peculiar época, estado y medio ambiente.

 

Para lograrlo, tomaremos las Quince Reglas para la Magia, de mi libro anterior Tratado sobre Fuego Cósmico. Las comentaré sin ocuparme de su significado cósmico o solar, o de otras analogías y correspondencias; pero aplicándolas al trabajo del aspirante y dando sugerencias prácticas para desarrollar mejor el contacto y la manifestación del alma. Daré por sentado que los estudiantes poseen ciertos conocimientos, y supongo que podrán seguirme y comprender algunos términos técnicos que me veré obligado a emplear. No trato con infantes, sino con personas maduras que han elegido determinado camino y se han comprometido a "caminar en la luz".

En este libro me propongo hacer cuatro cosas y atraer tres tipos de personas. Referente a su enseñanza, se basa sobre cuatro postulados fundamentales que intentan:

1. Enseñar las leyes de la psicología espiritual como distintas de las de la sicología mental y emocional.


2. Aclarar la naturaleza del alma humana y sus relaciones con el sistema y el cosmos. Como paso preliminar esto incluirá su relación con el grupo.


3. Demostrar las relaciones entre el yo y las envolturas que ese yo pueda utilizar, y así aclarar el pensar general respecto a la constitución del hombre.


4. Elucidar el problema de los poderes supranormales y dar las reglas para su desarrollo útil y sin peligro.

 

Nos hallamos al final de un gran período de transición, y los reinos más sutiles de la vida nunca estuvieron tan cercanos; los fenómenos inusitados y los acontecimientos inexplicables son ahora más comunes que en épocas anteriores, y lo telepático, lo psíquico y lo peculiar, atraen la atención de los escépticos, de los científicos y de quienes estudian religión. Generalmente se buscan razones para explicar la aparición de lo fenoménico, y se forman asociaciones para su investigación y demostración. Además, muchas personas se desvían del camino en el afán de promover en sí mismas condiciones síquicas y factores que producen energía y dan origen a la manifestación de peculiares poderes. Este libro tratará de adaptar la información suministrada al esquema de vida tal como lo reconocemos hoy, y demostrar cuán básicamente natural y verídico es todo aquello que se califica de misterioso. Todas las cosas están sujetas a la ley, y las leyes deben ser explicadas, ahora que el hombre ha llegado a una etapa de desarrollo en que puede apreciar más exactamente su belleza y realidad.

Tres tipos de personas responderán a la enseñanza de este libro, y son:

1. Esos investigadores de mente abierta, dispuestos a aceptar los fundamentos como hipótesis aplicables, hasta demostrar que son erróneas. Serán francamente agnósticos, pero, en su búsqueda de la verdad, deben estar dispuestos temporariamente a ensayar los métodos y seguir las sugerencias presentadas a su consideración.


2. Los aspirantes y discípulos estudiarán este tratado a fin de comprenderse mejor a sí mismos para poder ayudar al prójimo. No aceptarán ciegamente sus dictámenes, sino que experimentarán, comprobarán y corroborarán, cuidadosamente las etapas y pasos expuestos aquí en esta sección de las enseñanzas de la Sabiduría Eterna.


3. Los iniciados arribarán a un significado que no será evidente para los del primer grupo, y sólo es sospechado por los miembros más avanzados del segundo. Internamente conocen la verdad de muchas de las afirmaciones, pero comprenderán la actuación subjetiva de muchas de las leyes. Estas leyes de la naturaleza producen efectos en tres esferas distintas:

 

a. Físicamente, donde se demuestran como efectos en la forma densa.


b. Etéricamente, donde se manifiestan como energía que subyace detrás de esos efectos.


c. Mentalmente, donde conciernen a los impulsos que producen los otros dos.

Tratado sobre Fuego Cósmico trata especialmente del sistema solar y sólo superficialmente de los aspectos y analogías humanas, en lo que ellas demuestran la relación de la parte con el todo y la unidad con la totalidad.


Este libro se ocupará más específicamente del desarrollo y desenvolvimiento humanos y elucidará las causas responsables de los efectos actuales, señalando el futuro y sus posibilidades y la naturaleza de las potencialidades en desarrollo.


Este libro también versará sobre cuatro postulados fundamentales, que el estudiante tendrá que aceptar en carácter de hipótesis, digna de consideración y comprobación. A ningún investigador sincero de la Sabiduría Eterna se le exige ciega aceptación de cualquier presentación de la verdad; no obstante, se le pide que mantenga una mente abierta y seriamente valore y considere las teorías e ideales, las leyes y verdades, que han llevado a muchas personas de la oscuridad a la luz del conocimiento y la experiencia. Los postulados podrían ser enumerados de la siguiente manera, por orden de importancia:

 

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I. El primer postulado es que existe en nuestro universo manifestado la expresión de una Energía o Vida, causa responsable de las diversas formas y de la vasta jerarquía de seres sensibles que componen la totalidad de cuanto existe.

 

Ésta es la denominada teoría hilozoísta, aunque el término sólo sirve para confundir. Esta gran Vida es la base del Monismo, y todos los hombres iluminados son monistas. "Dios es uno", es la expresión de la verdad. Una sola vida impregna todas las formas y éstas son las expresiones en tiempo y espacio, de la energía universal central. La Vida en manifestación produce existencia y ser, por lo tanto es la causa raíz de la dualidad. Esta dualidad, que se percibe cuando está presente la objetividad, y desaparece cuando el aspecto forma se desvanece, tiene muchos nombres, de los cuales y para mayor claridad podríamos enumerar los más comunes:

Espíritu Materia
Vida..................................................Forma
Padre .... ..........................................Madre
Positivo ...........................................Negativo
Oscuridad ........................................Luz

Los estudiantes deben mantener en la mente esta unidad esencial, aún cuando hablen (como deberán hablar) en términos finitos de esa dualidad, que cíclicamente se evidencia en todas partes.

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II. El segundo postulado surge del primero, y afirma que la Vida Una, que se manifiesta a través de la materia, produce un tercer factor que es la conciencia. Esta conciencia, resultado de la unión de los dos polos, espíritu y materia, constituye el alma de todas las cosas; compenetra toda sustancia o energía objetiva; subyace en todas las formas, ya sea la de esa unidad de energía que llamamos átomo o la de un hombre, un planeta o un sistema solar. Ésta es La Teoría de Autodeterminación,

 

o la enseñanza de que todas las vidas, de las cuales está formada la vida una, cada una en su esfera y modo de ser, se embeben en la materia, por así decirlo, y asumen formas por cuyo intermedio su peculiar y específico estado de conciencia puede ser comprendido y su vibración estabilizada; así pueden conocerse a sí mismas como existencias. Nuevamente la vida una se convierte entonces en una entidad estabilizada y consciente mediante el sistema solar, siendo por lo tanto esencialmente la suma total de energías de todos los estados de conciencia y de todas las formas de existencia. Lo homogéneo se vuelve heterogéneo, y sin embargo permanece siendo una unidad; el uno se manifiesta en diversidad, y no obstante, es inmutable; la unidad central es conocida en tiempo y espacio, como compuesta y diferenciada, y sin embargo cuando no existan tiempo y espacio (pues no son más que estados de conciencia) sólo permanecerá la unidad y únicamente persistirá el espíritu, además de una acrecentada acción vibratoria y la capacidad para intensificar la luz cuando retorne el ciclo de manifestación.

Dentro de la pulsación vibratoria de la Vida una en manifestación, todas las vidas inferiores repiten el proceso de ser Dioses, ángeles, hombres y miríadas de vidas que se expresan mediante las formas de los reinos de la naturaleza y las actividades del proceso evolutivo. Todo llega a ser autocentrado y autodeterminado.

 

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III. El tercer postulado fundamental es que el desenvolvimiento de la conciencia o la revelación del alma, constituye el objetivo por el cual la vida adquiere forma y también el propósito por el cual se manifiesta el ser. Esto puede ser denominado La Teoría de la Evolución de la Luz.

 

Si se tiene en cuenta que el científico moderno sostiene que la luz y la materia son términos sinónimos, haciéndose eco de las enseñanzas de Oriente, es evidente que mediante la interacción de los polos y la fricción de los pares de opuestos, surge la luz. La meta de la evolución consiste en una serie graduada de manifestaciones de luz. Velada y oculta en todas las formas se halla la luz. A medida que la evolución avanza, la materia se convierte en un buen conductor de luz, demostrando así la exactitud de la afirmación de Cristo, "Yo Soy la Luz del Mundo".

 

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IV. El cuarto postulado sostiene que todas las vidas se manifiestan cíclicamente. Ésta es La Teoría del Renacimiento o de la reencarnación, demostración de la ley de periodicidad.

Tales son las grandes verdades subyacentes que constituyen la base de la Sabiduría Eterna o la existencia de la vida y el desarrollo de la conciencia, mediante la cíclica adquisición de la forma.

En este tratado se hará hincapié en la minúscula vida; el hombre "hecho a imagen de Dios", que mediante la reencarnación desarrolla su conciencia hasta florecer como alma perfeccionada, cuya naturaleza es luz y cuya comprensión es la de una identidad autoconsciente. Esta unidad desarrollada debe oportunamente fusionarse, participando con plena inteligencia en esa conciencia mayor de la cual forma parte.

Antes de abocarnos a nuestro tema quizás sea útil definir ciertas palabras que emplearemos con frecuencia, para entendernos mejor y conocer la significación de los términos que utilizamos.

 

1. Oculto. Este término se refiere a las fuerzas ocultas del ser y al origen de la conducta, que producen la manifestación objetiva. La palabra "conducta" se emplea deliberadamente, porque toda manifestación en los reinos de la naturaleza es la expresión de la vida, propósito y tipo de actividad, de algún ser o existencia, y es literalmente la conducta (o naturaleza externa o cualidad) de una vida. El origen de la acción está oculto tras los propósitos de cualquier vida, sea una vida solar, una entidad planetaria, un hombre, o ese Ser que es la totalidad de los estados de conciencia y de las formas de cualquier reino de la naturaleza.

 

2. Ley. Una ley presupone una entidad superior que, dotada de propósito y ayudada por la inteligencia, coordina sus fuerzas de tal modo que va madurando un plan en forma secuencial y constante. Mediante el conocimiento claro de la meta, esa entidad activa los pasos y las etapas que, si se realizan ordenadamente, llevan el plan a la perfección. La palabra "ley" tal como se entiende comúnmente, da la idea de sometimiento a una actividad reconocida como inexorable e inflexible, pero que no es comprendida por el que está sujeto a ella; abarca, desde cierto punto de vista, la actitud de la unidad sumergida en el impulso grupal, y la incapacidad de la misma para cambiar el impulso o eludir la consecuencia; produce inevitablemente en la conciencia del hombre que considera estas leyes, el sentimiento de ser una víctima impelida como una hoja a merced del viento, hacia un fin, del cual sólo es posible especular, regido por una fuerza que actúa aparentemente, ejerciendo una presión ineludible y produciendo resultados grupales a expensas de la unidad.

Esta actitud mental se produce inevitablemente, hasta que la conciencia del hombre puede expandirse a tal grado que llega a ser consciente de asuntos más importantes. Cuando establece contacto con su yo superior, participa en el conocimiento de lo objetivo y escala la montaña de la visión, su perspectiva cambia y su horizonte se ensancha; entonces llega a comprender que una ley es únicamente el impulso espiritual: incentivo y manifestación de la vida de ese Ser en el cual vive y se mueve. Aprende que ese impulso expresa un propósito inteligente, sabiamente dirigido y basado en el amor.

 

Luego, comienza él mismo a aplicar la ley, trasmitiendo sabia, amorosa e inteligentemente, a través de sí mismo, todo lo que recibe de ese impulso de vida espiritual al que su organismo puede responder, trasmitir y utilizar. Deja de ser un obstáculo y comienza a trasferir. Pone fin al ciclo de vida hermética y autocentrada, y abre de par en par las puertas a la energía espiritual. Al hacer esto descubre que la ley, a la cual ha odiado y recelado, es el agente vitalizador y purificador que lo impele a él y a todas las criaturas de Dios, a una gloriosa consumación.

 

3. Psíquico. En lo que concierne al reino humano hay, dos tipos en manifestación, de esa fuerza mencionada, y deben ser claramente captados.

Una fuerza anima a los reinos subhumanos de la naturaleza energía animadora que conjuntamente con la energía de la materia y del yo, produce todas las formas. El efecto de esta conjunción es agregar a la inteligencia embrionaria de la sustancia misma, la sensibilidad latente y la respuesta, lo cual produce ese algo subjetivo que llamamos alma animal. Existen cuatro grados o estados de percepción sensoria:

a. La conciencia del reino mineral.
b. La conciencia del reino vegetal.
c. La conciencia del reino animal.
d. La conciencia de la forma animal, a través de la cual actúa el hombre espiritual que, en última instancia, no es más que un sector del grupo anterior en su presentación más elevada.

 

Existe también esa fuerza psíquica que es resultado de la unión del espíritu con la materia sensoria del reino humano, y produce el centro psíquico denominado el alma del hombre, el cual es un centro de fuerza, y la fuerza que custodia o manifiesta, pone en actividad la respuesta y percepción del alma de la vida planetaria, conciencia grupal que trae consigo facultades y conocimientos de orden distintos de los del alma animal.

 

Éstos, finalmente, reemplazan los poderes del alma animal que limitan, deforman y aprisionan, dando al hombre una esfera de contactos y conocimientos infalibles, libre de error, que le concede "la libertad de los cielos".

Los resultados de la libre acción del alma del hombre sirven para demostrar la falibilidad y la relativa inutilidad de los poderes del alma animal.

 

Aquí deseo demostrar los dos sentidos en que se emplea la palabra "psíquico". Luego me ocuparé del crecimiento y desarrollo de la naturaleza síquica inferior, o del alma de los vehículos en que el hombre funciona en los tres mundos; después trataré de elucidar la verdadera naturaleza del alma del hombre y los poderes que entrarán en juego una vez que pueda hacer contacto con su propio centro espiritual, el alma, y vivir en esa conciencia del alma.

 

4. Desenvolvimiento. La vida en el corazón del sistema solar produce un desarrollo evolutivo de las energías de ese universo, que el hombre finito aún no puede imaginar. Análogamente el centro de energía denominado aspecto espiritual del hombre (mediante la utilización de la materia o sustancia), produce el desarrollo evolutivo de aquello que denominamos alma, y es lo más elevado de las manifestaciones de la forma el reino humano-.

 

El hombre es el producto más elevado de la existencia en los tres mundos. Quiero significar por hombre, el hombre espiritual, un hijo de Dios en encarnación.

 

Las formas de todos los reinos de la naturaleza humano, animal, vegetal y mineral contribuyen a esa manifestación. La energía del tercer aspecto de la divinidad tiende a la revelación del alma o segundo aspecto, que a su vez revela el aspecto más elevado. Debe recordarse que La Doctrina Secreta,* de H. P. Blavátsky, expresa con exactitud esta idea, en las siguientes palabras: "Consideramos la vida como la única forma de existencia, manifestándose en lo que llamamos materia, o que separándolas incorrectamente, denominamos espíritu, alma y materia, en el hombre. Materia es el vehículo para la manifestación del alma en este plano de existencia, y el alma es el vehículo, en un plano más elevado, para la manifestación del espíritu; los tres son una trinidad sintetizada por la vida que los compenetra".

 

El alma se desarrolla mediante el empleo de la materia, y llega a su culminación en el alma del hombre. Este tratado versará sobre el desarrollo de esa alma y su descubrimiento por el hombre.

 

5. Conocimiento. Podría ser dividido en tres categorías:

Primero, el conocimiento teórico, incluye todo lo que el hombre conoce y percibe, y que ha aceptado debido a las afirmaciones de otras personas y de los especialistas en las distintas ramas del conocimiento. Se funda en autorizadas afirmaciones y contiene elementos que permiten confiar en los escritores, conferencistas e inteligencias entrenadas que actúan en cualesquiera de los numerosos y variados campos del pensamiento. Las verdades aceptadas como tales no han sido formuladas o verificadas por quien las acepta, pues carece del entrenamiento y equipo necesarios. Los dictámenes de la ciencia, de la teología y de la religión y los descubrimientos de los filósofos y pensadores de todas partes, matizan el punto de vista y hallan rápida aceptación en la mente no entrenada, la mente común.

 

Segundo, tenemos el conocimiento discriminativo que contiene una cualidad de selección, y afirma la valoración inteligente y aplicación práctica del método más específicamente científico y la utilización de la prueba, la eliminación de lo que no puede ser probado y el aislamiento de esos factores susceptibles de investigación, de acuerdo a lo que se entiende por ley.

La mente razonadora, argumentadora, escolástica y concreta, es puesta en actividad con el resultado de que gran parte de lo que es infantil, imposible e inverificable, es rechazado, trayendo como consecuencia el esclarecimiento en el campo de los resultados mentales.

 

Este proceso discriminador y científico permitió al hombre conocer gran parte de la verdad respecto a los tres mundos. El método científico, en relación con la mente de la humanidad, desempeña la misma función que el método ocultista de meditación (en sus dos primeras etapas de concentración y concentración prolongada o meditación) en relación con el individuo.

Por su intermedio se engendran correctos procesos mentales, y finalmente es eliminado o corregido lo no esencial y las formulaciones incorrectas de la verdad, y el constante enfoque de la atención, sea sobre un pensamiento simiente, un problema científico, una filosofía o una situación mundial, dando por resultado el esclarecimiento final y la constante infiltración de ideas correctas y sólidas conclusiones.

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Los pensadores más destacados en cualesquiera de las grandes escuelas de pensamiento son simples exponentes de la meditación ocultista, y los brillantes descubrimientos de la ciencia, las correctas interpretaciones de las leyes de la naturaleza y la formulación de las correctas conclusiones, ya sea en los campos de la ciencia, la economía, la filosofía, la psicología o en cualquier otro campo, sólo son lo que registra la mente (y en consecuencia el cerebro) de las verdades eternas, e indican que la raza comienza a eliminar la separación entre lo objetivo y lo subjetivo, entre el mundo de la forma y el mundo de las ideas.

Esto conduce inevitablemente al surgimiento de la tercera rama del conocimiento, la intuición. En realidad, la intuición es sólo la apreciación mental de algún factor de la creación, de alguna ley de la manifestación y de cierto aspecto de la verdad, conocido por el alma, que emana del mundo de las ideas, siendo de la naturaleza de esas energías que producen todo lo conocido y visto. Estas verdades están siempre presentes y esas leyes eternamente activas; pero únicamente a medida que la mente está entrenada y desarrollada, enfocada y abierta, pueden ser reconocidas, posteriormente comprendidas y finalmente adaptadas a las necesidades y demandas del ciclo y de la época.

Siempre han existido quienes entrenaron su mente en el arte del claro pensar, enfocaron la atención en la consiguiente receptividad de la verdad, pero hasta ahora fueron muy pocos y aparecieron de tarde en tarde. Constituyen las mentes descollantes de las épocas. En la actualidad son numerosas y aparecen cada vez con mayor frecuencia. Las mentes de la raza están en proceso de entrenamiento, y muchas al borde de un nuevo conocimiento.

La intuición, que guía a los pensadores avanzados hacia los nuevos campos del conocimiento, es sólo la vanguardia de esa omnisciencia que caracteriza al alma.

La verdad de todas las cosas existe y se la denomina omnisciencia, infalibilidad y "correcto conocimiento" en la filosofía hindú.

 

Cuando el hombre capta un fragmento de ella y la absorbe en la conciencia racial, se lo denomina formulación de una ley o descubrimiento de uno de los procesos de la naturaleza. Hasta ahora esto ha sido una empresa lenta y fragmentaria. Más adelante, y dentro de no mucho tiempo, la luz afluirá, la verdad será revelada y la raza tomará posesión de su herencia la del alma.

 

En algunas de nuestras consideraciones deberán forzosamente intervenir las conjeturas. A quienes perciben una visión, vedada a los que carecen del equipo necesario para su captación, se los considera fantasiosos e imaginativos. Cuando muchos la perciben, se acepta su posibilidad, pero cuando la humanidad haya despertado y abierto los ojos, ya no se hará hincapié sobre la visión, sino que se afirmará un hecho y se enunciará una ley. Tal ha sido la historia en el pasado y así será el proceso en el futuro.

 

El pasado, desde el punto de vista del hombre común, es esencialmente especulativo; el futuro también, pero el hombre mismo es resultado de ese pasado, y el futuro surgirá de la suma total de sus actuales cualidades y características. Si esto es verdad respecto al individuo, también lo es respecto al género humano como un todo.

 

Esa unidad de la naturaleza que denominamos cuarto reino o reino humano, representa aquello que es producto de su herencia física; sus características son el conjunto de su desarrollo emocional y mental, y su acervo es todo aquello que ha logrado acumular, durante los ciclos en que ha luchado con su medio ambiente todos los otros reinos de la naturaleza. Por lo tanto, dentro del reino humano existen potencialidades, estados latentes, características y haberes, que el futuro revelará y que a su vez determinan ese futuro.

 

He decidido intencionalmente comenzar con lo indefinido y no reconocido. El alma es aún una cuantidad desconocida. No ocupa un real lugar en las teorías de los investigadores académicos y científicos. No ha sido comprobada, y es considerada aún por los académicos más liberales como una posible hipótesis, pero indemostrable. No es aceptada como una realidad en la conciencia de la raza.

 

Sólo dos grupos de personas la aceptan como tal; uno de ellos el crédulo, no evolucionado, infantil, educado en las enseñanzas de cualesquiera de las Escrituras mundiales, estando religiosamente inclinado, acepta sin indagar los postulados de la religión, tales como el alma, Dios y la inmortalidad.

El otro es ese pequeño grupo de Conocedores de Dios y de la realidad, que se agranda constantemente, que sabe que el alma es un hecho por propia experiencia, pero no puede probar satisfactoriamente su existencia al hombre que acepta únicamente lo que la mente concreta puede captar, analizar, criticar y comprobar.

Los ignorantes y los sabios se encuentran en un terreno común, como sucede siempre con los extremos. Entre ellos se hallan los que no son del todo ignorantes ni sabiamente intuitivos. Constituyen la masa de personas cultas que poseen conocimientos pero no comprensión, y aún tienen que aprender a diferenciar entre lo que puede captar la mente razonadora, lo que puede ser percibido por el ojo de la mente y aquello que sólo la mente superior o abstracta, puede formular y conocer. Esto finalmente se fusiona con la intuición, "facultad conocedora" del místico inteligente y práctico que relegando la naturaleza emotiva y afectiva al lugar que le corresponde utiliza la mente como punto de enfoque, observando el mundo del alma a través de ese lente.

 

 

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LOS TRES ASPECTOS DEL HOMBRE

Uno de los medios principales por el cual el hombre llega a comprender esa gran totalidad llamada Macrocosmos Dios, actuando mediante un sistema solar es comprender por sí mismo el mandato délfico "Hombre, conócete a ti mismo", anunciado inspirado, destinado a dar al hombre la clave del misterio de la deidad.

 

Mediante la Ley de Analogía o Correspondencia, los procesos cósmicos y la naturaleza de los principios cósmicos se manifiestan en las funciones, estructura y características de un ser humano. Están expuestos pero no explicados ni detallados. Sirven únicamente para dirigir al hombre por el sendero en el cual podrá descubrir y observar futuros signos e indicaciones más definidas.


La comprensión de esa triplicidad espíritu, alma y cuerpo, está más allá del alcance del hombre, pero puede tenerse una idea de su relación y función coordinada y general, si se lo considera desde el punto de vista físico y de su funcionamiento objetivo.

 

Tres aspectos del organismo del hombre son símbolos, y sólo símbolos de los tres aspectos del ser.

 

 

1. La energía o principio activador, que se retira misteriosamente en el momento de la muerte, y parcialmente durante las horas del sueño o de inconsciencia, y parece utilizar el cerebro como asiento principal de actividad, dirigiendo desde allí el funcionamiento del organismo. Esta energía tiene relación directa y primordial con las tres partes del organismo denominados cerebro, corazón y aparato respiratorio símbolo microcósmico del espíritu.

 

2. El sistema nervioso, con su complejidad de nervios, centros nerviosos y multiplicidad de partes interrelacionadas y sensibles, sirve para coordinar el organismo, producir la respuesta sensible entre los numerosos órganos y partes que lo constituyen, y también para hacer al hombre consciente y sensible de su medio ambiente.

 

Este mecanismo sensorio produce la percepción organizada y la sensibilidad coordinada en el ser humano; primero, dentro de sí mismo como unidad, y segundo, como respuesta y reacción sensible al mundo en el que desempeña su parte. Esta estructura nerviosa que coordina, correlaciona y produce actividad grupal externa e interna, se manifiesta principalmente a través de tres partes del sistema nervioso:

 

a. Sistema cerebro espinal.
b. Sistema sensorio nervioso.
c. Sistema periférico nervioso.

 

Está íntimamente relacionado con el aspecto energía, y es el mecanismo utilizado por esa energía para vitalizar el cuerpo, producir su actividad y funcionamiento coordinados y lograr una relación inteligente con el mundo en el cual debe desempeñar su parte.

 

Está detrás, si puedo utilizar tal expresión, de la naturaleza corpórea propiamente dicha y de la masa de carne, hueso y músculo, motivada y controlada a su vez por dos factores:

a. La suma total de energía que es la cuota individual de energía vital.


b. La energía del medio ambiente donde se encuentra el individuo, en el cual tiene que actuar y desempeñar su parte.

Este sistema nervioso coordinador, esta red de nervios inter-relacionados y sensibles, es el símbolo del alma del hombre y la forma externa y visible de una realidad espiritual interna.

 

3. Finalmente, existe lo que puede describirse como el cuerpo, conjunto de carne, músculo y hueso, que el hombre lleva consigo, interrelacionado por el sistema nervioso y energetizado por lo que llamamos vagamente su "vida".

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En estos tres, la vida, el sistema nervioso y el conjunto corpóreo, hallamos el reflejo y símbolo de la totalidad mayor; mediante un estudio detenido y la comprensión de sus funciones y relación grupal, podemos llegar a comprender algunas de las leyes y principios que dirigen las actividades de "Dios en la naturaleza" frase sublimemente veraz y finitamente falsa.

 

Los tres aspectos de la divinidad, o la energía central o espíritu, la fuerza coordinadora o alma, y aquello que ambas utilizan y unifican, constituyen en realidad un principio vital, que se manifiesta en la diversidad. Estos son los Tres en Uno, el Uno en Tres, Dios en la naturaleza y la naturaleza misma en Dios.

 

Como ilustración y extendiendo el concepto a otros sectores del pensamiento, esta trinidad de aspectos puede verse funcionando como enseñanzas esotéricas, en el mundo de las religiones, en la simbología y doctrinas fundamentales de las grandes religiones mundiales y en las organizaciones exotéricas;

en el gobierno constituye la suma total de la voluntad del pueblo, cualesquiera sean las leyes promulgadas y la administración exotérica;

en la educación es la voluntad de aprender las artes y las ciencias y los grandes sistemas educativos exotéricos;

en la filosofía es el impulso hacia la sabiduría, las escuelas interrelacionadas de pensamiento y la presentación externa de las enseñanzas.

 

En esta forma esta eterna triplicidad subsiste en todos los sectores del mundo manifestado, ya sea considerada como lo tangible o lo sensible y coherente, o como aquello que energetiza. A esa actividad inteligente se la ha denominado torpemente "percepción"; constituye la capacidad de percibir implicando así una respuesta sensible al medio ambiente y el mecanismo de esa respuesta, la divina dualidad del alma; finalmente, es la suma total de aquello con que se ha hecho contacto y se conoce, y lo que el mecanismo sensible llega a percibir. Como veremos más adelante, es la comprensión que aumenta en forma gradual, pasando continuamente a reinos más esotéricos e internos.

Estos tres aspectos se perciben en el hombre, divina unidad de la vida. Primero, los reconoce en sí mismo; luego los ve en todas las formas de su medio ambiente, y finalmente aprende a relacionar estos aspectos de sí mismo con análogos aspectos en otras formas de manifestación divina.

 

La relación correcta entre las formas dará como resultado la armonización y el correcto ajuste de la vida en el plano físico.

La debida respuesta al medio ambiente dará por resultado la correcta relación con el aspecto alma, oculto en todas las formas, y producirá correctas relaciones entre las distintas partes de la estructura nerviosa interna, existente en todos los reinos de la naturaleza subhumana y superhumana.

 

Esto es prácticamente desconocido, pero está siendo rápidamente reconocido; cuando llegue a ser comprobado y comprendido, se descubrirá que en ello reside el fundamento de la hermandad y de la unidad.

 

Así como el hígado, el corazón, los pulmones, el estómago y otros órganos del cuerpo, funcionan y existen independientemente y, sin embargo están unidos y conectados en el cuerpo, mediante el sistema nervioso, así se descubrirá que tanto los organismos como los reinos de la naturaleza tienen su vida y funciones independientes, y no obstante están coordinados y correlacionados por un amplio y complicado sistema sensorio, denominado a veces el alma de todas las cosas, el anima mundi, la conciencia subyacente.

 

Cuando tratamos de las triplicidades, tales como espíritu alma cuerpo, vida conciencia forma, empleadas con tanta frecuencia al hablar de la deidad, es de valor recordar que se refieren a diferenciaciones de la vida una, y cuanto mayor número de estas triplicidades conozcamos, en mayor armonía estaremos con un grupo cada vez más amplio.

 

Pero cuando nos ocupamos de cosas ocultas y subjetivas, y el tema sobre el cual se escribe trata sobre lo indefinible, entonces se tropieza con dificultades.

No es difícil describir la apariencia personal de un hombre, su ropaje, forma y cosas de las cuales está rodeado. El lenguaje es suficientemente amplio para definir lo concreto y el mundo de la forma. Pero cuando se trata de dar una idea de su cualidad, carácter y naturaleza, encaramos inmediatamente el problema de lo desconocido, esa zona indefinible e invisible que presentimos, pero que en un sentido más amplio permanece sin revelar, y hasta incomprendida por el hombre mismo. ¿Cómo describirlo entonces mediante el lenguaje?

 

Si eso es así respecto al hombre, ¿cuánto mayor, será la dificultad para expresar con palabras esa inexpresable totalidad de la cual se considera que los términos espíritu, alma y cuerpo, son las diferenciaciones principales? ¿Cómo definiremos esa indefinible vida que los hombres, para mayor comprensión, han limitado y separado en una triplicidad de aspectos o personas, dando al todo el nombre de Dios?

No obstante, cuando la trinidad en que diferenciamos a Dios se emplee universalmente y durante épocas, y cuando todos los pueblos antiguos y modernos empleen la misma triplicidad de ideas para expresar el conocimiento intuitivo, entonces se justificará su empleo.

 

Quizás algún día podamos pensar y expresar la verdad en forma diferente, pero para el pensador común de hoy los términos espíritu, alma y cuerpo, representan el cúmulo de la manifestación divina, tanto en la deidad del universo como en esa divinidad menor, el hombre mismo.

 

Dado que este tratado está destinado al ser humano pensador y no a los teólogos cristalizados ni a los científicos que prefieren las teorías, utilizaremos la acostumbrada terminología y trataremos de comprender qué fundamento han tenido las frases con que el hombre ha tratado de explicar a Dios Mismo:

"Dios es espíritu, y quienes Lo adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad", afirma una de las Escrituras del mundo.

"El hombre se convirtió en un alma viviente", dice en otro lugar la misma Escritura. "Ruego a Dios que vuestro entero espíritu, alma y cuerpo, puedan mantenerse intachables", dijo un gran iniciado de la Logia Blanca;

 

y el más grande de todos, presente aún en forma física en la tierra, repitió las palabras de un sabio anterior, cuando dijo: "He dicho que Dioses sois y todos hijos del Altísimo".

 

En estas palabras la triplicidad del hombre, su divinidad y relación con la vida en Quien vive, se mueve y tiene su ser, son tratados brevemente desde el punto de vista cristiano, y todas las grandes religiones, en frases análogas, se ocupan de esa relación.

 

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a. Espíritu, Vida, Energía.

La palabra espíritu se aplica a ese impulso o Vida indefinible, sutil y esencial, causa de toda manifestación. Es el aliento de Vida y esa afluencia rítmica de energía vital, que a su vez se manifiesta como fuerza atractiva, conciencia o alma, siendo la suma total de la sustancia atómica. Es la correspondencia o analogía, en la gran Existencia o Macrocosmos, de lo que en la pequeña existencia o microcosmos, constituye el factor vital inspirador, denominado la vida del hombre; lo indica el aliento en su cuerpo, el cual se abstrae o retira cuando termina el curso de su vida.

 

¿Quién podrá decir qué es este algo? Lo retrotraemos al alma o aspecto conciencia y del alma al espíritu (como llamamos a los tres aspectos del aliento uno), pero en realidad, ¿quién tiene el valor de decir lo que significan estas palabras?

Este algo desconocido es denominado con distintos nombres, de acuerdo a nuestra particular escuela de pensamiento; tratamos de expresarlo en palabras y terminamos por llamarlo Espíritu, Vida Una, Mónada, Energía.

 

Recordemos que la comprensión respecto a esta vida una es puramente relativa. Quienes están sumergidos en el aspecto forma de la existencia piensan en términos de vitalidad física, sensación, impulso o fuerza mental, y no van más allá de esa unificada vida conciencia, de la cual lo mencionado son diferenciaciones.

 

Por otra parte quienes se interesan en el acercamiento metafísico y en la vida del alma, más que en el aspecto forma, expresan su concepto en términos de manifestación del alma y pasando más allá de las reacciones egoístas personales de la naturaleza corpórea piensan en términos de vida, cualidad, voluntad o poder grupales, de coordinación grupal o amor sabiduría, como también de inteligencia o conocimiento grupal, abarcando todo con el término genérico de hermandad.

 

Pero aún eso se considera separatista, porque separa en unidades mayores, que lo inferior es incapaz de captar. Por lo tanto, el iniciado, especialmente después de la tercera iniciación, empieza a pensar aún más sintéticamente y a expresar la verdad para sí mismo en términos de Espíritu, Vida, el Uno. Estos términos le indican algo significativo, pero tan apartado del concepto de la humanidad pensante común, que es inútil extenderme más sobre ello.

 

Esto me ha conducido a un punto que debe ahora ser dilucidado antes de ampliar el tema. En el párrafo anterior y en Tratado sobre Fuego Cósmico se dice, con frecuencia, que en la enseñanza se llega hasta cierto punto y después se desiste, declarando que debido al punto alcanzado en la evolución del hombre común, su reacción a la verdad será distinta de la del discípulo estudiante o de la del iniciado.

 

Esto necesariamente debe ser así; cada uno interpreta lo que lee según su estado de conciencia; no todos lo hacen en forma tan avanzada como quienes están en una etapa superior en la escala de evolución. Sin embargo, el lector común pone objeciones al obligársele a reconocer puntos de vista más amplios que los propios, y la frase:

 

"Es inútil extenderme sobre esto porque sólo sería comprendido por un iniciado", sólo sirve para exasperarlo; tiende a hacerle creer que intenta evadirse y que el escritor (por haberse internado demasiado) procura salvar la situación con una declaración de esta naturaleza.

 

Así como un tratado científico resultaría sin sentido y una mera confusión de palabras para el escolar primario, pero aportaría definición y sentido claros al experto en la materia, debido al entrenamiento y desarrollo mental, del mismo modo existen aquellos para quienes el tema del alma y su naturaleza, de acuerdo a como se trata en una instrucción como ésta, es tan nítido y lúcido como lo es la literatura actual para el lector medio y las obras populares para el público en general.

 

De igual modo, aunque en menor número, existen esas almas avanzadas para quienes el espíritu y su naturaleza es también un tema racional y comprensible, que puede ser apreciado y comprendido a través del alma y sus poderes, así como es posible llegar a un entendimiento del alma mediante el uso correcto de la mente.

 

En un nivel completamente inferior, sabemos cuán fácil es comprender la naturaleza del cuerpo físico por el estudio y el correcto empleo de la naturaleza del deseo. Es una especie de orgullo y de no querer reconocer las limitaciones temporarias que despierta en el lector el desagrado por ciertas frases que dicen apropiada y verazmente: "Cuando estén más evolucionados comprenderán lo antedicho". Esto debe ser aclarado.

 

 

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Para el Maestro de Sabiduría, la naturaleza del espíritu o ese centro positivo de vida que cada forma oculta, no es más misterioso que la naturaleza del alma para el psicólogo esotérico.

 

La fuente de esa vida una, el plano o estado de donde emana esa vida, es el gran Misterio Oculto para los miembros de la Jerarquía de adeptos.

Para los iniciados superiores al tercer grado, el estudio y tema de sus investigaciones es la naturaleza del espíritu, su cualidad y tipo de energía cósmica, su grado de vibración y sus diferenciaciones cósmicas y básicas. Así obtienen en ese estudio una intuición bien desarrollada, unida a esa capacidad mental interpretativa que han desarrollado en su ciclo de encarnación.

Emplean la luz interna ya despierta y desarrollada de sus almas para interpretar y comprender esa vida que (separada del mundo de las formas) persiste en los niveles superiores de la conciencia y penetra en nuestro sistema solar desde algún centro externo del ser.

Irradian esa luz (que existe en ellos y que manipulan y utilizan) en dos direcciones, debido a que se encuentran en ese estado intermedio, actuando preferentemente en el plano de la intuición o búdico.

Vierten esa luz en el mundo de la forma y conocen todas las cosas, interpretándolas correctamente; irradian esa luz en los reinos amorfos de los tres planos superiores (sin forma desde el punto de vista del hombre en los tres mundos inferiores al plano intuitivo) y tratan de comprender por el crecimiento expansivo y constante, la naturaleza y el propósito de lo que no es ni cuerpo ni alma, ni fuerza ni materia, pero la causa de ambos en el universo.

Oportunamente, cuando el iniciado ha pasado por las iniciaciones solares superiores y puede actuar en la conciencia total de la mónada, entonces es posible percibir aquello que hasta está disociado de la forma grupal y de esas envolturas nebulosas que velan y ocultan al Uno.

Los tipos más elevados de conciencia actúan desde el plano de la mónada, así como el iniciado de grado inferior actúa desde el plano del alma y utiliza los órganos de percepción (si esta frase tan poco convincente es permitida) y los medios de conocimiento sobre los cuales el hombre común no tiene idea alguna; penetran o incluyen dentro de su radio de comprensión esa totalidad de vida, conciencia y forma, denominada Dios.

 

Estos iniciados de alto grado comienzan a percibir una vibración, una luz reveladora, una nota o sonido, que indica la dirección que emana totalmente desde fuera de nuestro sistema solar. La única forma para poder apreciar el proceso seguido en la expansión de la divina conciencia del hombre, es estudiar la relación de la mente y el cerebro, y observar lo que ocurre cuando el cerebro se convierte en instrumento inteligente de la mente; luego estudiar la relación del alma con la mente, y lo que acontece cuando el hombre es dirigido por el alma y utiliza la mente para controlar las actividades del plano físico mediante el cerebro.

En los tres: alma, mente y cerebro tenemos la analogía y la clave para la comprensión del espíritu, el alma y el cuerpo, y sus funciones mutuas. Éste fue el tema del libro La Luz del Alma.

Después de haber perfeccionado las condiciones a las cuales se refiere ese libro, sobreviene otra expansión, cuando el aspecto espíritu, la fuente emanante de la energía del hombre, comienza a emplear el alma (vía la intuición) y a plasmar en la conciencia del alma estas leyes, conocimientos, fuerzas e inspiraciones, que harán del alma el instrumento del espíritu o mónada, así como el hombre individual en la primera etapa se convirtió (por medio de la mente) en instrumento del alma.

En dicha etapa el desarrollo fue dual. A medida que el alma asumió control, por intermedio de la mente, el cerebro respondió al alma. El hombre fue despertando a fin de conocerse a sí mismo, tal como realmente era, y a los tres mundos de su evolución normal; más tarde llegó a ser consciente del grupo y ya no era un individuo separado. A medida que el alma va quedando bajo el dominio del espíritu, pueden verse dos etapas análogas.

Primero, el discípulo llega a ser consciente no sólo de su grupo y otros grupos afines, sino que su conciencia se expande hasta lo que podría denominarse conciencia planetaria.


Segundo, empieza a fusionar esa percepción planetaria en algo más sintético, y paulatinamente desarrolla la conciencia de esa vida más grande, que incluye la vida planetaria, así como el hombre incluye en su manifestación física a organismos vivientes tales como el corazón o el cerebro. Cuando esto tiene lugar, empieza a comprender el significado del espíritu, la vida una que está detrás de todas las formas, la energía central, causa de toda manifestación.

La primera reacción del estudiante común al leer lo antedicho es pensar inmediatamente que la naturaleza corporal expresa cualquier tipo de energía. Así la dualidad es la cosa observada, y aquello que utiliza la cosa, presente en su mente. Sin embargo, una de las principales necesidades que actualmente enfrentan los aspirantes esotéricos, es tratar de pensar en términos de la realidad que es la energía misma y nada más. Por lo tanto, es de valor recalcar en la dilucidación de este complicado tema, el hecho de que el espíritu y la energía son términos sinónimos e intercambiables. únicamente comprendiendo esto podemos reconciliar la ciencia con la religión y llegar a una verdadera captación del mundo de los fenómenos activos que nos rodean y en el cual nos movemos.

Los términos orgánico e inorgánico son grandemente responsables de tanta confusión, y también de las bien definidas diferenciaciones que existen en las mentes de muchas personas, entre cuerpo y espíritu, vida y forma, lo cual ha conducido a no admitir la naturaleza esencial e idéntica de ambos. El mundo en que vivimos es considerado por la mayoría como realmente sólido y tangible, que posee sin embargo algún poder misterioso oculto en él, y que engendra movimiento, actividad y cambio. Esto lógicamente está expresado en forma burda, pero es suficiente para resumir tal ignorante actitud.

El científico ortodoxo se ocupa generalmente de las estructuras y relaciones, de la composición de las formas, de la actividad de las partes que componen la forma y de sus interrelaciones y dependencias. Son tema de sus investigaciones los productos y elementos químicos y las funciones y partes que desempeñan, y también su mutua interacción al constituir todas las formas en todos los reinos de la naturaleza. La naturaleza del átomo, de la molécula y de la célula, sus funciones, las cualidades de sus manifestaciones de fuerza y los distintos tipos de actividad, y la solución del problema respecto al carácter y naturaleza de las energías enfocadas y localizadas en las diferentes formas del mundo natural o material reclaman la consideración de las mentes más capacitadas del mundo del pensamiento. No obstante, las preguntas ¿qué es la Vida?, ¿qué es la Energía?, ¿cuál es el proceso de llegar a Ser y cuál es la naturaleza del Ser?, quedan sin respuesta. El problema de por qué y cuál es la causa, se considera infructuoso, especulativo y casi insoluble.

No obstante, mediante la razón pura y el correcto funcionamiento de la intuición, pueden ser resueltos estos problemas y responderse a tales preguntas. Su solución es una de las revelaciones y realizaciones comunes de la iniciación. Los únicos biólogos verdaderos son los iniciados en los misterios, porque tienen comprensión de la vida y de su propósito y se hallan tan identificados con el principio vida, que piensan y hablan en términos de energía y sus efectos; todas sus actividades, en conexión con la obra de la Jerarquía planetaria, se basan en unas pocas fórmulas fundamentales que se refieren a la vida a medida que ésta se hace sentir a través de sus tres diferenciaciones o aspectos: energía, fuerza, materia.

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Se debería observar aquí que sólo cuando el hombre se comprende a sí mismo, puede llegar a comprender el summum denominado Dios. Ésta es una verdad familiar y esotérica, pero si se la practica conduce a una revelación, lo cual hace que el actual "Dios Desconocido" sea una realidad conocida. Permítanme ilustrar.

El hombre se conoce a sí mismo como un ser viviente y llama muerte a ese misterioso proceso por el cual se retira ese algo que califica comúnmente como aliento de vida. Al retirarse, la forma se desintegra. La fuerza cohesiva y vitalizadora ha desaparecido y se disuelve en sus elementos esenciales aquello que hasta ahora ha sido considerado como el cuerpo.

Este principio vida, esta esencialidad básica del Ser y este factor misterioso y evasivo, es la analogía en el hombre de eso que llamamos espíritu o vida, en el macrocosmos. Así como la vida en el hombre mantiene unida, anima, vitaliza e impulsa la forma a la actividad y lo hace un ser viviente, así la vida de Dios como la llama el cristiano lleva a cabo idéntico propósito en el universo y produce ese conjunto coherente, viviente y vital, llamado sistema solar.

Este principio Vida se manifiesta en el hombre en forma triple:

1. Como voluntad orientadora, propósito e incentivo básico. Es la energía dinámica que pone en acción a su ser, lo trae a la existencia, fija el término de su vida, lo lleva a través de un largo o corto período de años y se retira al finalizar su ciclo de vida. Este espíritu del hombre se manifiesta como voluntad de vivir, de ser, de actuar, de crecer y de evolucionar. En su aspecto inferior actúa a través del cuerpo o naturaleza mental, y en conexión con el físico denso se hace sentir mediante el cerebro.

2. Como fuerza coherente. Es esa cualidad esencial y sig-nificativa que hace a cada hombre diferente, produce esa compleja manifestación de disposiciones, deseos, cualidades, complejos, inhibiciones, sentimientos y características, que dan origen a la sicología peculiar del hombre. Es el resultado de la interacción entre el aspecto espíritu o energía, y la materia o naturaleza corpórea. Es el característico hombre subjetivo, su colorido o nota individual; es lo que establece la actividad vibratoria de su cuerpo; produce un tipo particular de forma, y es responsable de la condición y naturaleza de sus órganos, glándulas y aspecto externo. Es el alma y en su aspecto inferior se lo puede ver actuando a través de la naturaleza emocional o astral y, en conexión con el cuerpo físico denso, por medio del corazón.


3. Como actividad de los átomos y células que componen el cuerpo físico. Es la suma total de esas diminutas vidas, que constituyen los órganos humanos que forman todo el hombre. Tienen vida propia y una conciencia estrictamente individual e identificada. Este aspecto del principio vida actúa por medio del cuerpo etérico o vital y, en conexión con el mecanismo sólido de la forma tangible, a través del bazo.

Por lo tanto, recordemos que no es posible dar una definición del espíritu como tampoco de Dios. Cuando se dice que el espíritu es la causa inexpresable e indefinible, la energía emanante, la vida una, la fuente del ser, la totalidad de todas las fuerzas, de todos los estados de conciencia y de todas las formas, el conglomerado de vida y aquello que está activamente manifestado en esa vida, el yo y el no yo, la fuerza, y todo lo que la fuerza motiva, en realidad estamos eludiendo el problema, pretendiendo hacerlo imposible y ocultando la verdad detrás de un torrente de palabras. Sin embargo, esto es inevitable hasta el momento en que la conciencia del alma es alcanzada y conocida, y el Uno sin forma percibido a través de la clara luz de la intuición.

Una de las primeras lecciones a aprender es que nuestra mente, por no responder aún a las intuiciones ocultas, no puede asegurar si ésta, aquella o tal condición son así; que hasta no actuar en nuestra conciencia del alma, es imposible decir lo que es o lo que no es y hasta no habernos sometido al entrenamiento necesario no estaremos en condiciones de negar o afirmar nada. Deberíamos adoptar una actitud de investigación razonable, pues nuestro interés debiera ser el del filósofo investigador, dispuesto a aceptar una hipótesis basada en su posibilidad, pero resuelto a no reconocer nada que no sea una verdad comprobada, conocida por nosotros y en nosotros mismos. Yo, aspirante a los misterios superiores, que los he investigado durante un período más largo de lo que ha sido posible para muchos, puedo escribir sobre cosas que hasta ahora fue imposible demostrar a ustedes o al lector de estas instrucciones. Para mí pueden ser y son verdades y hechos comprobados, y eso me es suficiente. Ustedes deberían considerarlas como indicaciones y posibilidades significativas, respecto a la dirección en que se podría buscar la verdad, pero más allá de ese punto no deberían ir. En el conjunto de estas instrucciones reside su valor y lo descubriremos en la estructura o armazón subyacente en las afirmaciones coordinadas y correlacionadas que deben ser consideradas en su totalidad y no en forma detallada, y por dos razones:

1. El lenguaje, como se dijo anteriormente, no revela la verdad, la oculta. Si se reconoce la verdad, es porque el estudiante investigador ha descubierto un punto de verdad en sí mismo que sirve para iluminar sus pasos a medida que avanza lenta y gradualmente.

2. Hay muchos tipos de mentes y no puede esperarse que los datos suministrados en este tratado, por ejemplo, sean de interés general. Debe tenerse presente que todas las personas son unidades de conciencia, exhaladas de una de las siete emanaciones de Dios. Por consiguiente, hasta sus mónadas, o aspecto espiritual, son inherentemente distintas, de la misma manera que en el prisma (que es una unidad) existen los siete colores diferenciados. Aún esto es así debido a la naturaleza y punto de vista y al mecanismo de percepción del hombre, cuyo ojo registra y diferencia los variados grados de luz vibratoria. Estos siete grupos subsidiarios producen a su vez variedad de perspectiva, mentalidad y acercamiento, que varían, aunque son igualmente correctos, pero presentan todos un ángulo de visión levemente diferente. Cuando a la comprensión de esto se unen factores como ser las diferentes etapas de evolución, las distintas nacionalidades y características, las diferencias inherentes, producidas por medio de la interacción entre el cuerpo físico implicado y el medio ambiente, será evidente que ningún acercamiento a temas tan complejos como la naturaleza del espíritu y el alma, podrán tener una definición general ni se someterán a una terminología universal.

 

b. El Alma, el Mediador o Principio medio.

Existen dos ángulos o puntos de vista, desde donde se debe comprender la naturaleza del alma: uno, es el aspecto del alma en relación al cuarto reino de la naturaleza, es decir, el humano; el otro, es el de los reinos subhumanos, los cuales, como se recordará, son reflejo de los tres superiores.

Debería recordarse que el alma de la materia, el ánima mundi, es el factor sensible en la sustancia misma. La respuesta de la materia en todo el universo, y esa facultad innata en todas las formas, desde el átomo físico hasta el sistema solar astronómico, produce la innegable actividad inteligente que todas las cosas manifiestan. Se la puede denominar energía atractiva, coherencia, sensibilidad, vivencia, percepción o conciencia, pero quizás más iluminador sería decir que el alma es la cualidad manifestada por todas las formas. Es ese algo sutil que diferencia un elemento de otro, un mineral de otro. Es la intangible naturaleza esencial de la forma, que en el reino vegetal determina si germinará una rosa o una coliflor, un olmo o un berro; es ese tipo de energía que diferencia la variadas especies del reino animal y hace que un hombre sea distinto de otro en aspecto, naturaleza y carácter. El científico ha clasificado, investigado y analizado las formas; se han seleccionado y adjudicado nombres a los elementos, a los minerales, a las formas de vida vegetal y a las distintas especies de animales; se ha estudiado la estructura de las formas y la historia de su progreso evolutivo y se han hecho deducciones y llegado a conclusiones, pero la solución del problema de la vida misma, escapa aún al más sabio, y hasta que la comprensión de la "trama de la vida" o cuerpo de vitalidad, que fundamenta toda forma y vincula a cada parte de una forma con todas las demás, no sea conocida y reconocida como realidad en la naturaleza, el problema quedará insoluble.

Quizás sea algo más factible definir al alma que definir al espíritu, porque muchas personas, habiendo experimentado alguna vez la iluminación, cierto desenvolvimiento, elevación y beatitud, se han convencido de la existencia de un nivel de conciencia tan alejado de lo común, que los lleva a un nuevo estado del ser y a un nuevo nivel de conciencia. Es algo que se siente y se experimenta, e involucra esa expansión síquica que ha registrado el místico a través de las épocas, a la que se refirió San Pablo cuando dijo que fue "arrebatado hasta el tercer cielo" y que oyó cosas que no es lícito que un hombre las pronuncie. Cuando el oído y la vista registran experiencias en esos niveles, tenemos entonces al ocultista más el místico.

1. El alma, macrocósmica y microcósmica, universal y humana, es esa entidad que viene a la existencia cuando los aspectos espíritu y materia se relacionan mutuamente. Por lo tanto:

a. El alma no es ni espíritu ni materia, sino que relaciona a ambos.


b. El alma es la intermediaria de esta dualidad; constituye el principio medio, el vínculo entre Dios y Su forma.


c. El alma es, por consiguiente, otro nombre para el principio crístico, ya sea en la naturaleza o en el hombre.

2. El alma es la fuerza atractiva del universo creado y (cuando actúa) mantiene todas las formas unidas de tal modo que, a través de ellas, la vida de Dios puede manifestarse o expresarse. En consecuencia:

a. El alma es el aspecto constructor de formas y el factor atractivo de todas las formas del universo, del planeta, de los reinos de la naturaleza y del hombre (que reúne en sí todos los aspectos); trae la forma a la existencia; le permite desarrollarse y crecer a fin de albergar más adecuadamente la vida inmanente; impele adelante a todas las criaturas de Dios en el sendero de la evolución, a través de un reino tras otro, hacia una meta final y una gloriosa consumación.


b. El alma es la fuerza de la evolución misma y esto estaba presente en la mente de San Pablo cuando habló de "Cristo en vosotros, esperanza es de gloria".

3. El alma se manifiesta de diferentes maneras en los variados reinos de la naturaleza, pero su función es siempre la misma, ya se trate de un átomo de sustancia y del poder que posee para mantener su identidad y forma y llevar a cabo su correspondiente actividad, o una forma en cualesquiera de los tres reinos de la naturaleza, mantenida en coherencia, manifestando sus características, llevando su propia vida instintiva y trabajando en conjunto hacia algo más elevado y mejor. Por lo tanto, el alma:

a. Proporciona las marcadas características y las diversas manifestaciones de la forma.


b. Actúa sobre la materia, obligándola a asumir ciertos contornos, a responder a ciertas vibraciones y a construir esas formas fenoménicas específicas que en el mundo del plano físico reconocemos como mineral, vegetal, animal y humano y para el iniciado también existen otras formas.

4. Las cualidades, vibraciones, colores y características de todos los reinos de la naturaleza, son cualidades del alma, como lo son los poderes latentes en determinada forma, que tratan de expresarse y demostrar potencialidad. Al terminar el período evolutivo, todas éstas revelarán la naturaleza de la vida divina y del alma del mundo esa superalma que está revelando el carácter de Dios. Por lo tanto:

a. El alma, mediante estas cualidades y características, se manifiesta como consciente respuesta a la materia, pues las cualidades se producen por medio de la interacción de los pares de opuestos, espíritu y materia, y su mutuo efecto. Ésta es la base de la conciencia.


b. El alma es el factor consciente en todas las formas, la fuente de esa percepción que registran todas las formas y esa respuesta a las condiciones grupales circundantes que demuestran las formas en todos los reinos de la naturaleza.


c. Se puede definir al alma como ese aspecto significativo en cada forma (creado por la unión de espíritu y materia) que siente, registra percepción, atrae y repele, responde o no, y mantiene a todas las formas en una constante actividad vi-bratoria.


d. El alma es el ente perceptor, producido por la unión Padre Espíritu y Madre Materia. Es lo que en el mundo vegetal, por ejemplo, responde a los rayos solares y provoca la apertura del capullo; en el reino animal permite al animal amar a su amo, cazar su presa y llevar su vida instintiva, y hace consciente al hombre de su medio ambiente y de su grupo, permitiéndole vivir su vida en los tres mundos de su evolución normal como espectador, perceptor y actor. Eventualmente lo capacita, en su oportunidad, para descubrir que su alma es dual, y una parte de sí mismo responde al alma animal y la otra reconoce a su alma divina. Sin embargo, en la actualidad, muchos no funcionan plenamente como puramente animales ni estrictamente divinos, pero pueden ser considerados como que son almas humanas.

5. Para mayor claridad, el alma del universo puede ser diferenciada o, mejor dicho, reconocida (debido a las limitaciones de la forma mediante la cual tiene que actuar dicha alma) bajo diferentes grados de vibración y etapas de desarrollo. Por lo tanto, la naturaleza del alma en el universo se manifiesta en ciertos grandes estados de conciencia, con muchas condiciones intermedias, de las cuales se pueden enumerar las más importantes, que son:

a. Conciencia, o ese estado de percepción de la materia misma, debido al hecho que la Madre Materia ha sido fecundada por el Padre Espíritu y así la vida y la materia se han unido. Este tipo de conciencia concierne al átomo, a la molécula y a la célula, con los cuales están construidas todas las formas. Así se produce la forma del sistema solar, de un planeta y de todo lo que se encuentra sobre o dentro de él.


b. Conciencia sensoria inteligente, es decir, la evidenciada en los reinos mineral y vegetal. Es responsable de la cualidad, forma y colorido, de las formas vegetales y minerales y de sus naturalezas específicas.


c. Conciencia animal, la percepción de la respuesta del alma de todas las formas del reino animal. Produce sus características, especies y naturaleza.


d. La conciencia humana o autoconciencia, hacia la cual se ha dirigido paulatinamente el desarrollo de la vida, de la forma y de la percepción, en los otros tres reinos. Este término concierne a la conciencia individual del hombre, que en las primeras etapas es más animal que divina, debido al predominio del cuerpo animal con sus instintos y tendencias. H. P. B. define al hombre con exactitud como "un animal más un Dios". Posteriormente, él es más estrictamente humano, pues no es ni esencialmente animal ni totalmente divino, sino que fluctúa entre las dos etapas, convirtiendo así al reino humano en el gran campo de batalla entre los pares de opuestos, entre el impulso y la atracción del espíritu y la seducción de la materia o madre naturaleza, y entre lo que se denomina el yo inferior y el hombre espiritual.


e. Conciencia grupal, es la conciencia de las grandes sumas o totalidades, alcanzada por el hombre, desarrollando ante todo su conciencia individual, summum de las vidas de sus naturalezas animal, emocional y mental, además de la chispa de divinidad que mora dentro de la forma que aquellas producen.

Luego viene la percepción de su grupo, especificado en ese grupo de discípulos que trabaja dirigido por algún Maestro, y que para él representa la Jerarquía. La Jerarquía puede ser definida como la totalidad de los hijos de los hombres que ya no están centrados en la autoconciencia individualizada, sino que han entrado en una comprensión más amplia, la de la vida planetaria grupal.

Hay etapas en esta comprensión, que van desde ese ínfimo reconocimiento grupal del discípulo en probación, hasta la plena percepción grupal de la vida en Quien todas las formas tienen su ser, la conciencia del Logos planetario, ese "Espíritu ante el Trono", manifestándose a través de la forma de un planeta, así como el hombre se manifiesta por medio de su forma en el reino humano.

Al alma, por lo tanto, podría considerársela como sensibilidad unida y percepción relativa, de lo que está detrás de la forma de un planeta y de un sistema solar, los cuales constituyen la suma total de las formas, orgánicas o inorgánicas, según las diferencia el materialista.

El alma, aunque constituye una gran totalidad, está sin embargo limitada en su expresión por la naturaleza y la cualidad de la forma en que reside y, en consecuencia, hay formas que responden y expresan altamente al alma y otras que debido a su densidad y a la cualidad de los átomos que las componen son incapaces de reconocer los aspectos superiores del alma o expresar algo más que su vibración, tono o color inferiores.

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Lo infinitamente pequeño es reconocido, lo infinitamente vasto se supone, pero será considerado como un concepto hasta el momento en que la conciencia del hombre sea incluyente además de excluyente. Este concepto será comprendido cuando se haga contacto con el segundo aspecto, y los hombres comprendan la naturaleza del alma. Debe recordarse también que así como la triplicidad básica de la manifestación se expresó simbólicamente en el hombre como su cuota de energía (energía física), su sistema nervioso y su conjunto corpóreo, así también el alma puede ser conocida como una triplicidad, analogía superior de lo inferior.

En primer lugar existe lo que se podría llamar la voluntad espiritual esa cuota de la voluntad universal que puede expresar cualquier alma, siendo adecuada para permitir al hombre espiritual colaborar con el plan y con el propósito de la gran vida en la que tiene su ser.

Existe asimismo la segunda cualidad del alma que es el amor espiritual, cualidad de conciencia grupal, de inclusividad, de mediador, de atracción y de unificación. Ésta es la característica preponderante del alma, y sólo ella la posee como factor dinámico.

El espíritu o mónada, es principalmente la expresión de la voluntad, teniendo el amor y la inteligencia como principios secundarios; la naturaleza corporal, la personalidad, se distingue predominantemente por la inteligencia; pero el alma tiene, en forma destacada, la cualidad de amor que se manifiesta además como sabiduría cuando la inteligencia de la naturaleza corporal está fusionada con el amor del alma. La siguiente clasificación aclarará este concepto.

Mónada Voluntad Propósito

1er. Aspecto.....Voluntad, que permite a la mónada participar en el propósito universal.

2do. Aspecto.....Amor, energía vertida en el alma, que la convierte en lo que es.

3er. Aspecto.....Inteligencia, trasmitida vía el alma y llevada a la manifestación por intermedio del cuerpo.

 

Alma Amor Método

1er. Aspecto.....Voluntad, mantenida en pasividad, pero expresada mediante el aspecto mental de la personalidad y del kundalini, que al ser despertado correctamente, posibilita las iniciaciones finales en la conciencia de la mónada.

 


2do. Aspecto.....Amor, fuerza dominante de la vida del alma; mediante su posesión y tipo de energía, el alma puede estar en relación con todas las almas. Por medio del cuerpo emo-cional ella puede estar en contacto con todas las almas animales o subhumanas, a través de su actuación en su propio plano, con las almas en meditación de todos los hombres, y por intermedio del principio budi, con el segundo aspecto de la mónada.


3er. Aspecto.....Conocimiento. Este aspecto es puesto en contacto con la inteligencia de todas las células en el triple mecanismo corpóreo.

 

Un detenido estudio de lo que antecede, evidencia la actuación del alma como mediadora entre la mónada y la personalidad.

 

 

La personalidad oculta en sí misma, como un estuche la joya, ese punto de luz del alma llamada la luz en la cabeza. Se halla dentro del cerebro, y sólo se descubre y más tarde se utiliza, cuando el aspecto superior de la personalidad, la mente, está desarrollado y activo. Entonces tiene lugar la unión de la mente con el alma, actuando ésta a través de la naturaleza personal inferior.

El alma oculta dentro de sí, como la "joya en el loto" ese don de energía dinámica atributo manifestado de la mónada, la voluntad. Cuando el alma haya desarrollado todos sus poderes y aprendido a incluir dentro de su conciencia todo lo comprendido en "las miríadas de formas que adopta el Ser" entonces es posible a su vez un estado superior o más incluyente, y la vida del alma será reemplazada por la vida monádica.

Esto implica la capacidad de conocer, de amar y de participar en los planes de una vida que tiene el poder de incluir en su radio de conciencia, no sólo la suma total de las vidas y conciencia de la vida del Logos de nuestro planeta, sino todas las vidas y conciencias dentro de nuestro sistema solar. La naturaleza de esta percepción sólo la puede comprender el hombre que ha llegado al conocimiento del alma.

 

En esta época hay gran necesidad de expertos en la vida del alma y de grupos de hombres y mujeres que, al emprender el gran experimento y la gran transición, agreguen su testimonio a la verdad de las afirmaciones de los místicos y ocultistas de todos los tiempos.

 

c. El Cuerpo, la Apariencia fenoménica.

No es necesario extendernos mucho sobre esto, pues la naturaleza corporal y aspecto forma han sido el objeto de investigación y el tema de reflexión y discusión de los pensadores durante muchos siglos. Gran parte de sus conclusiones son básicamente correctas. El investigador moderno admitirá la Ley de Analogía como base de sus premisas y reconocerá a veces que la teoría hermética "como arriba, es abajo" puede arrojar mucha luz a los problemas actuales. Los siguientes postulados podrán servir para aclarar esto:

 

1. El hombre, en su naturaleza corporal, es una suma total, una unidad.


2. Esta suma total se subdivide en muchas partes y organismos.


3. Sin embargo, estas múltiples subdivisiones funcionan de modo unificado y el cuerpo es una totalidad correlacionada.


4. Cada una de sus partes difiere en forma y función, pero todas son interdependientes.


5. Cada parte y organismo están a su vez compuestos de moléculas, células y átomos, manteniéndose unidos en forma de un organismo, por la vida de la totalidad.


6. La suma total llamada hombre se divide aproximadamente en cinco partes, unas de mayor importancia que otras, pero todas completando ese organismo viviente denominado ser humano.

 

 

a. La cabeza.

b. El torso superior, la parte arriba del diafragma.
c. El torso inferior, la parte abajo del diafragma.
d. Los brazos.
e. Las piernas.

 







7. Estos organismos sirven distintos propósitos; de su correcto funcionamiento y debido ajuste, depende el bienestar de la totalidad.


8. Cada uno tiene vida propia, la suma total de la vida de su estructura atómica, y está también animada por la vida unificada del todo, dirigida desde la cabeza por la voluntad inteligente, o energía del hombre espiritual.


9. La parte importante del cuerpo es esa triple división, la cabeza y el torso superior e inferior. El hombre puede funcionar y vivir sin brazos ni piernas.


10. Cada una de estas tres partes es también triple en el aspecto físico, formando así la analogía de las tres partes de la naturaleza del hombre y el nueve de la vida monádica perfecta. Hay otros órganos, pero los enumerados tienen significación esotérica de mayor valor que las otras partes.

 

a.Dentro de la cabeza tenemos:

1. Los cinco ventrículos del cerebro, o lo que podríamos denominar el cerebro como organismo unificado.
2. Las tres glándulas: carótida, pineal y pituitaria.
3. Los dos ojos.

(nota del webmaster: existe la glándula parótida, pero no la ¿carótida?)


 

b. En la parte superior del cuerpo tenemos:

1. La garganta.
2. Los pulmones.
3. El corazón.

 

 

 

c. En la parte inferior del cuerpo tenemos:

1. El bazo.
2. El estómago.

3. Los órganos sexuales.

 

 

11. La suma total del cuerpo también es triple:

a. La piel y la estructura ósea.
b. El sistema vascular o sanguíneo.
c. El triple sistema nervioso.

 

12. Cada una de estas triplicidades corresponde a las tres partes de la naturaleza del hombre:

a. La naturaleza física: La piel y la estructura ósea son analogía del cuerpo denso y etérico del hombre.
b. La naturaleza del alma: Los vasos sanguíneos y el sistema circulatorio son analogías de esa alma que penetra y compenetra todas las partes del sistema solar, así como la sangre llega a todas las partes del cuerpo.

c. La naturaleza del espíritu: El sistema nervioso, cuando energetiza y actúa a través de todo el hombre físico, es la correspondencia de la energía del espíritu.

 

13. En la cabeza tenemos la analogía del aspecto espíritu, la voluntad directriz, la mónada, el Uno:

a. El cerebro, con sus cinco ventrículos, es la analogía de la forma física que el espíritu anima en conexión con el hombre, esa quíntuple suma total por la cual el espíritu se expresa en el plano físico.


b. Las tres glándulas en la cabeza están estrechamente relacionadas con el alma, o la naturaleza psíquica (superior e inferior).


c. Los dos ojos equivalen a la mónada en el plano físico, la cual es voluntad y amor sabiduría, o atma-budi, según la terminología ocultista.

 

14. La parte superior del cuerpo es la analogía de la triple naturaleza del alma:

a. La garganta, corresponde al tercer aspecto creador o naturaleza corporal, la inteligencia activa del alma.


b. El corazón, amor sabiduría del alma, el principio búdico o crístico.


c. Los pulmones, analogía del aliento de la vida, son la analogía del espíritu.

 

15. En el torso inferior tenemos este triple sistema:

a. Los órganos sexuales, el aspecto creador, modelador del cuerpo.


b. El estómago, como la manifestación física del plexo solar, es la analogía de la naturaleza del alma.


c. El bazo, el receptor de energía, y por lo tanto la expresión en el plano físico del centro que recibe esta energía, es la analogía del espíritu que energetiza.

 

El cuerpo vital es la expresión de la energía del alma y tiene la siguiente función:

1. Unificar y vincular la suma total de las formas.

 

2. Dar a toda forma su cualidad específica, y ello por:

El tipo de materia atraída a esa parte particular de la trama de la vida.


La posición en el cuerpo del Logos planetario, por ejemplo, de cualquier forma específica.


El particular reino de la naturaleza que está siendo vitalizado.

 

3. Es el principio de integración y la fuerza cohesiva de la manifestación, en sentido estrictamente físico.

 

4. Esta trama de vida es la analogía subjetiva del sistema nervioso, y quienes se inician en las ciencias esotéricas pueden, si recuerdan esto, visualizar una red de nervios y de plexos que se extiende por todo el cuerpo, o la suma total de las formas, que coordinan, conectan y producen la unidad esencial.

 


5. Dentro de esa unidad hay diversidad. Así como los diferentes órganos del cuerpo humano están interrelacionados por la ramificación del sistema nervioso, así dentro del cuerpo del Logos planetario están los distintos reinos de la naturaleza y la multiplicidad de formas. Tras el universo objetivo existe el cuerpo sensible más sutil un solo organismo, no muchos, una sola forma sensitiva, que se conecta y responde.

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6. Esta forma sensitiva no sólo responde al medio ambiente, sino que trasmite (desde fuentes internas) ciertos tipos de energía, y podría afirmarse que el objeto de este tratado es considerar los diversos tipos de energía trasmitida a la forma en el reino humano, la respuesta de la forma a los tipos de fuerza, los efectos de esa fuerza en el hombre y su gradual respuesta a la fuerza que emana de:

 

a. Su medio ambiente, más la de su propio cuerpo físico externo.


b. El plano emocional o fuerza astral.


c. El plano mental o corrientes de pensamiento.


d. La fuerza egoica, sólo registrada por el hombre, de la cual el cuarto reino de la naturaleza es el custodio y tiene efectos misteriosos y peculiares.


e. El tipo de energía que produce la concreción de ideas en el plano físico.


f. La energía estrictamente espiritual o fuerza proveniente del plano monádico.


 

En el reino humano estos diferentes tipos de fuerzas pueden ser registrados. Algunos de ellos pueden ser registrados en los reinos subhumanos, y el mecanismo del cuerpo vital del hombre está construido de tal modo que mediante sus tres manifestaciones objetivas, el triple sistema nervioso, a través de los siete plexos mayores, los ganglios nerviosos menores y los miles de nervios el entero hombre objetivo puede responder a:

 


 

a. Los tipos de fuerza ya mencionados.


b. Las energías generadas en cualquier parte de la trama etérica planetaria de la vida y emanando de ella.


c. La trama solar de la vida.


d. Las constelaciones del zodíaco que parecen tener un efecto real sobre nuestro planeta, acerca de las cuales la astrología constituye un estudio aún inmaduro.


e. Ciertas fuerzas cósmicas que, como se comprenderá más adelante, actúan sobre nuestro sistema solar y producen cambios en él y, por consiguiente, en nuestro planeta y en todas las formas de esa vida planetaria y dentro de ella. Esto ha sido mencionado en Tratado sobre Fuego Cósmico.

 

A todas ellas responde la trama planetaria de la vida y, cuando los astrólogos trabajen en forma esotérica y tengan en cuenta el horóscopo planetario, llegarán más rápidamente a una comprensión de las influencias zodiacales y cósmicas.

 

El ánima mundi es lo que está detrás de la trama de la vida. Esta última es sólo el símbolo físico de esa alma universal, el signo externo y visible de la realidad interna, la concreción de esa entidad sensible que responde y vincula espíritu y materia. A esta entidad se la denomina Alma Universal, principio medio desde el punto de vista de la vida planetaria. Cuando se limita el concepto a la familia humana y el hombre es considerado individualmente, se lo llama principio mediador, porque el alma del género humano no sólo es una entidad que vincula espíritu y materia, mediadora entre la mónada y la personalidad, sino que tiene que desempeñar una función singular como

 

mediadora entre los tres reinos superiores de la naturaleza y los tres inferiores.

 

 

Los superiores son:

1. La Jerarquía espiritual de nuestro planeta, espíritus de la naturaleza o ángeles y espíritus humanos, que se hallan en un punto especial en la escala de evolución. De éstos, Sanat Kumara, que encarna un principio del Logos planetario, es el superior, y un iniciado de primer grado es el inferior, con sus correspondientes entidades, dentro de lo denominado el reino angélico o dévico.


2. La Jerarquía de Rayos, ciertas agrupaciones de los siete rayos en relación con nuestro planeta.


3. La Jerarquía de Vidas, extraídas de nuestra evolución planetaria y de otros cuatro planetas, por un proceso evolutivo, encarnan en sí mismas el propósito y el Plan del Logos solar, en relación con los cinco planetas involucrados.

 

Al limitar el concepto al microcosmos, el ego o alma actúa en realidad como el principio medio que une a la Jerarquía de Mónadas con las formas externas diversificadas, que ellas usan sucesivamente en el proceso de:

 

a. Alcanzar ciertas experiencias, por las cuales se adquieren atributos.


b. Llevar a cabo ciertos efectos, iniciados en un sistema anterior.


c. Cooperar en el plan del Logos solar, en relación con Su (si es permitido emplear un pronombre al hablar de una vida que constituye una existencia, no obstante ser un concepto divulgado) karma algo que a menudo se pasa por alto. Este Su karma, debe ser consumado por el método de la encarnación y el consiguiente resultado que produce la energía encarnada sobre la sustancia de la forma. Está simbolizado para nosotros, si pudiéramos comprenderlo, en la relación del sol y la luna. "El Señor solar, con su calor y su luz, energetiza a los moribundos Señores lunares para una vida espúrea. Ésta es la gran desilusión, y el Maya de Su Presencia". Así reza El Antiguo Comentario citado a menudo en mis obras anteriores. El concepto antedicho encierra en sí una verdad para el alma individual.

 

Este principio medio se halla en proceso de revelarse ahora. El aspecto inferior está activo. El superior permanece desconocido, pero aquello que los vincula (y al mismo tiempo revela la naturaleza del superior) está en vísperas de ser descubierto. La estructura o mecanismo, ya está preparada y desarrollada, hasta donde es de utilidad; la vida vital que puede guiar y movilizar la máquina también está presente, y el hombre puede ahora usar y controlar inteligentemente no sólo la máquina, sino también el principio activo.

 

 

El gran símbolo del alma en el hombre es su cuerpo etérico o vital, por las siguientes razones:

 

 

1. Constituye la analogía física del cuerpo interno de luz, llamado el cuerpo del alma, el cuerpo espiritual. Se lo denomina el "cuenco dorado", en la Biblia, y se caracteriza por:

a. Su cualidad de luz.

b. Su grado de vibración, que se sincroniza siempre con el desarrollo del alma.

c. Su fuerza coherente, vinculando y conectando cada parte de la estructura corpórea.

2. Es la microcósmica "trama de vida", pues subyace en cada parte de la estructura física, y tiene tres propósitos:

 

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a. Llevar por todo el cuerpo el principio vital, la energía que produce actividad, efectuándolo por medio de la sangre, siendo el punto focal de esta distribución el corazón. Es el portador de la vitalidad física.


b. Permitir al alma humana u hombre espiritual, ponerse en armonía con su medio ambiente. Esto se lleva a cabo por intermedio del entero sistema nervioso, y el punto focal de esta actividad es el cerebro, asiento de la receptividad consciente.


c. Producir oportunamente, por medio de la vida y la conciencia, una radiante actividad o manifestación de gloria, que hará de cada ser humano un centro activo para distribuir luz y energía atractiva a otros, en el reino humano, y a través de éste, a los reinos subhumanos. Esto constituye parte del plan del Logos planetario, cuya finalidad es vitalizar y renovar la vibración de esas formas que designamos huma-nas.

 

3. Este símbolo microcósmico del alma no sólo es la base de toda la estructura física, símbolo del ánima mundi o alma del mundo, sino que es indivisible, coherente y una entidad unificada, y simboliza así la unidad y homogeneidad de Dios.

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No existen organismos separados en él, sino simplemente un cuerpo de fuerza que fluye libremente, siendo ella una mezcla o unificación de dos tipos de energía en variadas cantidades, energía dinámica y energía atractiva o magnética.

 

 

Ambos tipos caracterizan análogamente al alma universal, la fuerza de la voluntad y del amor o de atma y budi, y la actuación de ambas fuerzas sobre la materia atrae al cuerpo etérico de todas las formas, los átomos físicos necesarios, y -habiéndolos atraído por la fuerza de voluntad, los impele a iniciar ciertas actividades.


4. Este coherente y unificado cuerpo de luz y energía es el símbolo del alma porque contiene dentro de sí siete puntos focales, en los cuales la condensación, si puede denominársela así, de las dos energías mezcladas, se intensifica.

Estos corresponden a los siete puntos focales en el sistema solar, donde el Logos solar enfoca Sus energías a través de los siete Logos planetarios. Esto se ampliará más adelante. El punto que debe observarse aquí es sencillamente la naturaleza simbólica del cuerpo etérico o vital, pues mediante la comprensión de la naturaleza de las energías desplegadas y la naturaleza unificada de la forma y de la tarea, podrá captarse una idea del trabajo del alma, principio medio de la naturaleza.


5. Si recordamos que el cuerpo etérico vincula al cuerpo estrictamente físico o denso, con el cuerpo puramente sutil, el astral o emocional, entonces el símbolo también se aplica aquí. En esto vemos el reflejo del alma en el hombre, que vincula a los tres mundos (correspondientes a los aspectos sólido, líquido y gaseoso, del cuerpo estrictamente físico del hombre) con los planos superiores del sistema solar, vinculando así el plano mental con el búdico y la mente con los estados de conciencia intuitivos.


*La Doctrina Secreta, T. l., págs. 97 98.

 

REGLA UNO

El Ángel Solar se recoge en sí mismo, no disipa su fuerza, sino que en profunda meditación se comunica con su reflejo.


ALGUNAS SUPOSICIONES FUNDAMENTALES

Emprenderemos un curso de estudio donde predominará la tendencia a obligar al estudiante a depender de sí mismo y, por consiguiente, de ese yo superior que en la mayoría de los casos ha hecho sentir su presencia sólo en raros e intensos intervalos emocionales. Cuando el yo es conocido y no simplemente sentido, y cuando la comprensión es tanto mental como sensoria, entonces el aspirante puede ser verdaderamente preparado para la iniciación.

Quisiera señalar que mis palabras están basadas en ciertas suposiciones fundamentales, que para mayor claridad desearía mencionar brevemente.

Primero, que cuando el estudiante es sincero en su aspiración está dispuesto a avanzar, no importa cual sea la reacción del yo inferior, o sobre éste. Sólo podrán trabajar inteligentemente quienes distingan con claridad los dos aspectos de su naturaleza, el yo real y el yo ilusorio. Esto ha sido bien expresado en Los Aforismos de Yoga de Patanjali:

"La experiencia (de los pares de opuestos) se adquiere por la incapacidad del alma para distinguir entre el yo personal y el purusha (espíritu). Las formas objetivas existen para uso y experiencia del hombre espiritual. Meditando sobre esto, surge la percepción intuitiva de la naturaleza espiritual." Libro III, Af. 35.

En el aforismo cuarenta y ocho del mismo Libro hay una afir-mación que abarca una etapa posterior a la de esta comprensión discriminadora, cualidad discernidora fomentada por una actitud mental de recogimiento y por una cuidadosa y constante atención sobre el método de la recapitulación de la vida.

Segundo, actúo suponiendo que todos han vivido y luchado suficientemente contra las fuerzas adversas de la vida, como para permitirles desarrollar un sentido bastante real de los valores. Presumo que tratan de vivir como aquellos que conocen algo de los verdaderos valores eternos del alma. Que ningún acontecimiento de la personalidad los detendrá, ni la presión del tiempo y de las circunstancias, la edad o la incapacidad física. Han aprendido inteligentemente que la precipitación entusiasta hacia adelante y el progreso violento y enérgico, tienen sus desventajas, y que con un firme, regular y persistente esfuerzo, a la larga progresarán más. Los esfuerzos esporádicos y el apremio momentáneo se convierten en desgano y en un agobiador sentido de fracaso. Es la tortuga y no la liebre, que llega primero a la meta, aunque ambas logran su objetivo.

Tercero, considero que los que con toda seriedad esperan be-neficiarse por las instrucciones de este libro, estarán preparados para cumplir con estos simples requisitos: leerlo reflexivamente, tratar de organizar la mente y dedicarse al estudio de la meditación. La organización de la mente es una tarea continua, y la aplicación de la mente, a todo asunto entre manos durante nuestras ocupaciones diarias, es la mejor forma de hacer fructíferos los períodos de estudio y meditación y de adquirir la aptitud para la vocación de discípulo.

Habiendo quedado bien aclaradas estas suposiciones, mis palabras van dirigidas a quienes tratan de estar a la altura de la necesidad actual de servidores entrenados. Observen que no digo quienes están a la altura para ello. La intención y el esfuerzo son considerados por nosotros de primordial importancia, y ambos constituyen los principales requisitos para todo discípulo, iniciado y maestro, más el poder de persistir.

Al considerar estas reglas, no me interesa tanto su aplicación al trabajo mágico mismo, como el entrenamiento del mago, y su desarrollo desde el punto de vista de su propio carácter. Más adelante podremos aplicar el conocimiento a la manifestación externa de las fuerzas mundiales, pero ahora nuestro objetivo es algo distinto; trato de que las mentes y cerebros por lo tanto el yo inferior de los estudiantes, se interesen en el yo superior, para agudizar en esta forma su interés mental, a fin de generar el suficiente ímpetu que los llevará adelante.

Además no debe olvidarse que una vez que la personalidad ha captado la magia del alma, esa alma dominará constantemente y se podrá confiar en que lleve el entrenamiento del hombre a su fructificación, sin estar impedido (como lo están ustedes) por los conceptos de tiempo y espacio y por desconocer el curso recorrido anteriormente por el alma implicada. Debe tenerse presente que, al tratarse de individuos, el trabajo requerido es doble:

1. Enseñarles a vincular el yo inferior personal con el alma influyente, de modo que haya en el cerebro físico una conciencia segura respecto a la realidad de ese hecho divino. Este conocimiento evita que la hasta ahora supuesta realidad de los tres mundos atraiga y retenga, y es el primer paso para salir del cuarto reino y entrar en el quinto,

2. Darles una instrucción tan práctica que permitirá al estudiante:

a. Comprender su propia naturaleza. Esto implica obtener algún conocimiento de las enseñanzas del pasado respecto a la constitución del hombre, y la apreciación de las interpretaciones de los investigadores modernos tanto orientales como occidentales.


b. Controlar las fuerzas de su propia naturaleza y aprender algo referente a las fuerzas que lo rodean.


c. Capacitarse para desarrollar de tal manera sus poderes latentes que pueda resolver sus propios problemas específicos, sostenerse por sí mismo, manejar su propia vida, solucionar sus dificultades y llegar a ser tan fuerte y equilibrado en espíritu, que se le reconozca su aptitud como trabajador en el plan de la evolución, como mago blanco e integrante de ese grupo de discípulos consagrados, denominado la "jerarquía de nuestro planeta".

A quienes estudian estas cuestiones se les pide que amplíen su concepto de esa jerarquía de almas, incluyéndose en ella todas las esferas exotéricas de la vida humana política, social, económica y religiosa; también que no restrinjan el concepto, como lo hacen muchos, únicamente a quienes han traído a la existencia su propia y pequeña organización particular, o a los que trabajan exclusivamente en el aspecto subjetivo de la vida, y en aquello que los conservadores reconocen como religioso o espiritual.

 

Todo lo que tiende a elevar el nivel de la humanidad, en cualquier plano de manifestación, es obra religiosa y tiene una meta espiritual, pues materia es sólo espíritu en el plano más bajo, y espíritu, según se dice, es materia en el plano más alto.

 

Todo es espíritu, y las diferenciaciones sólo son producto de la mente finita. Por lo tanto, todos los colaboradores y conocedores de Dios, encarnados o desencarnados, que trabajan en cualquier campo de la manifestación divina, forman parte de la Jerarquía planetaria y constituyen unidades integrantes de esa gran nube de testigos, los "espectadores y observadores”. Ellos poseen el poder de la visión o percepción espiritual, además de la visión física u objetiva.

Al estudiar esta regla podríamos resumirla en forma sencilla, aunque profunda, con las siguientes palabras:


1. Comunicación Egoica.
2. Meditación Cíclica.
3. Coordinación o Unificación.

En Tratado sobre Fuego Cósmico estas reglas comienzan con un breve resumen del proceso y una exposición referente a la naturaleza del mago blanco.

En esta primera consideración sobre el tema quisiera enumerar brevemente los datos proporcionados en el comentario, con el fin de demostrar al aspirante cuánto se le proporciona para su consideración y para su ayuda, si sabe leer y reflexionar sobre lo que lee. La breve exégesis de esta regla expresa lo siguiente:

 

1. Mago blanco es aquel que está en contacto con su alma. .


2. Es receptivo y consciente del propósito y del plan de su alma.


3. Es capaz de recibir impresiones del reino del espíritu y registrarlas en su cerebro físico.


4. Se afirma también que la magia blanca:


a. Actúa de arriba abajo.
b. Es el resultado de la vibración solar y por lo tanto de la energía egoica.


c. No es un efecto de la vibración del aspecto forma de la vida, porque está divorciada de la emoción y del impulso mental.


5. La energía que desciende del alma es el resultado de:
a. El constante recogimiento interno.


b. La concentrada y centralizada comunicación del alma con
la mente y el cerebro.


c. La continua meditación sobre el plan de evolución.


6. Por lo tanto, el alma está en profunda meditación durante todo el ciclo de encarnación física, y es lo único que le concierne al estudiante.


7. Esta meditación es de naturaleza rítmica y cíclica, como lo es todo en el cosmos. El alma respira y por esto vive su forma.


8. Cuando la comunicación entre el alma y su instrumento es consciente y sostenida, el hombre se convierte en mago blanco.


9. Por lo tanto, quienes trabajan con magia blanca son invariablemente, y debido a la naturaleza misma de las cosas, seres humanos avanzados, pues se requieren muchos ciclos de vida para entrenar a un mago.


10. El alma domina su forma mediante el sutratma o hilo de vida, y (a través de éste) vitaliza su triple instrumento (mental, emocional y físico) y así establece comunicación con el cerebro. A través del cerebro, conscientemente controlado, el hombre es energetizado para realizar una actividad inteligente en el plano físico.

Lo antedicho es un breve análisis de la primera regla para la magia, y quisiera sugerir que en el futuro, a medida que los estudiantes meditan sobre estas reglas, hagan un análisis similar. Si proceden de este modo en la consideración de cada regla, encararán toda la cuestión con mayor interés y conocimiento. Además se evitarán la necesidad de releer y valerse de las referencias.

www.maestrotibetano.es, tratado sobre magia blanca

 

En la consideración del análisis hecho se observará que se ha dado un resumen muy claro y que el estudiante inicia su estudio de magia con una breve comprensión de la situación pasada, de su equipo y del método de acercamiento. Desde el principio se deberá comprender la simplicidad de la idea que he querido impartir a través de mis observaciones. Así como en el pasado el instrumento y su relación con el mundo externo constituyó el principal hecho en la experiencia del hombre espiritual, así ahora es posible efectuar un reajuste donde el hombre espiritual, el ángel solar o alma, constituirá el hecho sobresaliente. También se comprenderá que su relación será (por medio del aspecto forma) con los mundos interno y externo. El hombre ha incluido en su relación sólo el aspecto forma del campo de la evolución humana común.

 

Ha utilizado la forma y ha sido dominado por ésta. Ha sufrido por ello, y con el tiempo se ha rebelado, pues se ha saciado de todo lo que pertenece al mundo material. Insatisfacción, hastío, desagrado y profunda fatiga, son características muy frecuentes de quienes están al borde del discipulado. Y ¿qué es un discípulo?

 

 

tratado sobre magia blanca, maestro tibetano

Es quien trata de aprender un nuevo ritmo, entrar en un nuevo campo de experiencia y seguir los pasos de esa humanidad avanzada que antes que él ha hollado el sendero que conduce de la oscuridad a la luz y de lo irreal a lo real.

 

Ha saboreado las alegrías de la vida en el mundo de la ilusión y ha aprendido que son impotentes para satisfacerlo y retenerlo. Ahora se encuentra en una etapa de transición entre los nuevos y los viejos estados del ser. Vibra entre la condición de la percepción del alma y la percepción de la forma. Por lo tanto, ve "doble".

Su percepción espiritual aumenta lenta y firmemente a medida que el cerebro se va capacitando para recibir iluminación del alma, por intermedio de la mente. Al desarrollarse la intuición, el radio de percepción aumenta y se abren nuevos campos de conocimiento.

El primer campo de conocimiento que recibe iluminación puede describirse como aquel que abarca la totalidad de las formas que se encuentran en los tres mundos del esfuerzo humano -etérico, astral y mental.

 

El discípulo en cierne se hace consciente de su naturaleza inferior a través de este proceso, y comienza a darse cuenta de la amplitud de su aprisionamiento y (como lo expresa Patanjali) de "las modificaciones de la versátil naturaleza síquica". Le son revelados los impedimentos para la realización y los obstáculos para el progreso, y su problema se convierte en específico. Con frecuencia llega a la posición en que se encontró Arjuna, enfrentado con enemigos en su propio hogar, confundido respecto a su deber, desanimado al tratar de equilibrarse entre los pares de opuestos.

Entonces la plegaria para él debería ser la famosa oración de la India, pronunciada por el corazón, captada por la cabeza y complementada por una ferviente vida de servicio a la humanidad:

"Descúbrenos la faz del verdadero sol espiritual,
Oculto por un disco de luz dorada,
Para poder conocer la verdad y cumplir con nuestro deber,
Cuando nos encaminamos hacia Tus sagrados pies."

A medida que lucha y persevera, supera sus problemas y controla sus deseos y pensamientos, se revela el segundo campo de conocimiento conocimiento del yo en el cuerpo espiritual, y del ego al expresarse mediante el cuerpo causal , el Karana Sarira, y la percepción de esa fuente de energía espiritual, impulso motivador que reside detrás de la manifestación inferior. El "disco de luz dorada" es traspasado; el verdadero sol es percibido; el sendero es descubierto y el aspirante lucha por avanzar hacia la luz cada vez más clara.

Cuando se estabiliza el conocimiento del yo y la conciencia de lo que ese yo percibe, oye, conoce y hace contacto, el discípulo encuentra al Maestro; se pone en contacto con su grupo de discípulos y comprende el plan del trabajo inmediato que le corresponde desarrollar gradualmente en el plano físico.

 

Así disminuye la actividad de la naturaleza inferior y el hombre entra poco a poco en contacto consciente con su Maestro y su grupo. Pero esto ocurre después de "encender la lámpara" alineamiento de lo inferior con lo superior y descenso de iluminación al cerebro.

 

Es esencial que estos puntos sean comprendidos y estudiados por todos los aspirantes para poder dar los pasos necesarios y desarrollar la deseada percepción. Hasta no realizarlo, por más voluntad que tenga el Maestro, es impotente para admitir a alguien en Su grupo, incluirlo en Su influencia áurica y convertirlo en una avanzada de Su conciencia. Cada peldaño del camino debe ser preparado por el hombre mismo, y ningún camino corto o fácil, conduce de la oscuridad a la luz.

 

 

EL CAMINO DEL DISCÍPULO

Se denomina mago blanco a aquel que, mediante el alineamiento consciente con su ego, su "ángel', es receptivo a sus planes y propósitos y, por lo tanto, capaz de recibir impresión superior.

Debe recordarse que si bien la magia actúa de arriba abajo, y es resultado de la vibración solar, no de los impulsos que emanan de alguno de los pitris lunares, el descenso de la energía impresora del pitri solar es el resultado de su recogimiento interno, de la inhalación de sus fuerzas, antes de ser enviadas en forma concentrada a su sombra, el hombre, y de su constante meditación sobre el propósito y el plan.

 

Será útil que el estudiante recuerde aquí que el ego (así como el Logos) está en profunda meditación durante todo el ciclo de encarnación física. Esta meditación es de naturaleza cíclica, pues el pitri involucrado proyecta hacia su "reflejo" corrientes rítmicas de energía, que son reconocidas por el hombre implicado como sus impulsos superiores, sueños y aspiraciones.

 

Por lo tanto, es evidente la razón por la cual quienes trabajan en magia blanca son siempre hombres avanzados y es-pirituales, pues el "reflejo" pocas veces responde al ego o ángel solar, hasta haber transcurrido muchos ciclos de encarnación. El pitri solar se comunica con su "sombra" o reflejo, por medio del sutratma, que desciende a través de los cuerpos, hasta un punto de entrada en el cerebro físico, si así puedo expresarlo, pero el hombre no puede aún concentrarse ni ver con claridad hacia ninguna dirección.

 

Si mira hacia atrás ve únicamente las nieblas y las miasmas de los planos de la ilusión, y le resulta de poco interés. Si mira hacia adelante ve una luz distante que lo atrae, pero aún no puede percibir lo que revela esa luz. Si mira en torno suyo sólo ve formas cambiantes y la sucesión de acontecimientos de la vida de la forma. Si mira internamente percibe las formas proyectadas por la luz, y se da cuenta que hay muchos obstáculos que deben ser eliminados, antes de poder alcanzar la luz que ve a lo lejos, y luego que ésta penetre en él. Entonces podrá conocerse como la luz misma, caminar en esa luz y trasmitirla a otros.

 

Quizás sea aconsejable recordar que la etapa del discipulado es, en muchos sentidos, la parte más difícil de toda la escala de evolución. El ángel solar está en incesante y profunda meditación. Los impulsos de energía que emanan de él aumentan su grado de vibración y son cada vez más poderosos. La energía afecta progresivamente las formas a través de las cuales el alma procura expresarse y controlar.

 

Esto me lleva a considerar el séptimo punto que traté en mí anterior análisis de la Regla Uno. Dije que “la meditación del alma es de naturaleza rítmica y cíclica, como lo es todo en el cosmos. El alma respira y su forma vive por ello". La naturaleza rítmica de la meditación del alma no debe ser pasada por alto en la vida del aspirante. Hay un flujo y reflujo en toda la naturaleza, y en la marea del océano vemos la maravillosa representación de una ley eterna. A medida que el aspirante se ajusta a las mareas de la vida del alma, empieza a darse cuenta que existe un constante flujo, vitalización y estímulo, seguido por el reflujo inevitable y seguro de las inmutables leyes de la fuerza. Este flujo y reflujo puede verse actuar en los procesos de la muerte y de la reencarnación.

 

 

También se puede ver en el proceso de las vidas del hombre, porque alguna vidas son aparentemente pasivas e intrascendentes, lentas e inertes, desde el ángulo de la experiencia del alma, mientras que otras son vibrantes, plenas de experiencia y desarrollo.

 

Esto deben recordarlo todos los trabajadores cuando procuran ayudar a otros a vivir correctamente. ¿Se hallan éstos en el reflujo, o están sometidos a la afluencia de la energía del alma? ¿Pasan por un período de pasividad temporaria, preparatorio de un mayor impulso y esfuerzo, donde el trabajo que debe realizar consiste en el fortalecimiento y la estabilización, con el objeto de capacitarse para poder "permanecer en el ser espiritual”, o están sometidos a un influjo cíclico de fuerzas? En este caso el trabajador debe ayudar a dirigir y utilizar la energía, pues si está mal dirigida terminará arruinando vidas, pero si es utilizada sabiamente, dará como resultado un servicio pleno y fructífero.

Quien estudia a la humanidad puede también aplicar dichos pensamientos a los grandes ciclos raciales, y así descubrirá muchas cosas que son de gran interés. Estos impulsos cíclicos son también más frecuentes, rápidos y fuertes, en la vida del discípulo que en la vida del hombre común, algo muy importante para nosotros, los cuales alternan con penosa rapidez. La conocida experiencia del místico en la montaña y en el valle, es sólo una forma de expresar este flujo y reflujo. A veces el discípulo camina en la luz del sol y otras en la oscuridad; unas veces conoce la alegría de la plena comunión y otras todo es oscuro y estéril; otras veces su servicio es una experiencia satisfactoria y fructífera, y cree que realmente puede ayudar, pero en otros casos siente que no tiene nada que dar y que su servicio es infecundo y sin resultado. Hay días en que todo lo ve claro y tiene la sensación de estar en la cima de la montaña, contemplando un paisaje bañado por el sol, donde todo se presenta nítido ante su vista. Sabe y siente que es un hijo de Dios; sin embargo, después descienden las nubes, pierde toda su seguridad y le parece no saber nada. Camina a la luz del sol, está abrumado por la luminosidad y el calor de los rayos solares y piensa cuánto tiempo durará esta ex-periencia desigual y este violento alternar de opuestos.

No obstante, una vez captado el hecho observa el efecto de los impulsos cíclicos y de la meditación del alma sobre su naturaleza forma, se le aclara el significado, comprende que el aspecto forma falla en responder, y su reacción a la energía es despareja. Entonces aprende que cuando pueda vivir en la conciencia del alma y alcanzar a voluntad esa "altitud elevada" (si puede expresarse así), las fluctuaciones de la vida forma ya no lo afectarán. De este modo percibe el estrecho sendero del filo de la navaja que lo lleva desde el plano de la vida física al reino del alma, y descubre que cuando pueda hollar el sendero con firmeza, será conducido fuera del mutable mundo de los sentidos, hacia la clara luz del día y al mundo de la realidad.

 

El aspecto forma de la vida se convierte entonces para él en el campo de servicio y no en el de la percepción sensoria. El estudiante debe reflexionar sobre esta última frase y tratar de vivir como alma. Él mismo es responsable de los impulsos cíclicos emanados del alma, y entonces se conoce a sí mismo como la causa iniciadora y no está sujeto a los efectos.

Visto desde otro ángulo tenemos dos factores, el aliento y la forma a la que el aliento energetiza e impele a la actividad. Un estudio detenido evidenciará que durante innumerables eones nos identificamos con la forma y hemos acentuado los efectos de la actividad impartida, pero no comprendimos la naturaleza del aliento ni conocido la naturaleza del Uno que respira. Ahora nos ocuparemos en este estudio de ese Uno, Quien, al respirar rítmicamente, impelerá a la forma a una correcta acción y control. Tal es nuestro objetivo y meta. Sin embargo, es necesaria la correcta comprensión si queremos apreciar inteligentemente nuestra tarea y sus efectos.

Mucho más puede decirse respecto a esta regla, y ya se ha dado bastante material para ser considerado por el aspirante común al discipulado, y sobre lo cual basar su acción. La mayoría de nosotros somos aspirantes comunes, ¿no es verdad? Si nos consideramos bajo otro aspecto nos separamos de los demás y somos culpables del pecado de la separatividad el único verdadero.

 

Una apreciación de los pensamientos mencionados debería dar al aspirante cierta comprensión del valor de su trabajo de meditación, en tanto que la idea de la respuesta cíclica al impulso del alma, se halla detrás de las actividades de la meditación matutina, del recogimiento del mediodía y de la recapitulación vespertina. En los dos aspectos de la Luna nueva y la Luna llena, tenemos un mayor flujo y reflujo. Tengan esto presente.

¡Que haya un constante y pleno fluir de fuerzas cíclicas, desde el reino del espíritu, sobre cada uno de nosotros, llamándonos al reino de la luz, del amor y del servicio y evocando en cada uno una respuesta cíclica! ¡Qué haya un constante intercambio entre quienes enseñan y el discípulo que busca instrucción!

 

Será necesario realizar un gran trabajo preliminar. El discípulo en el plano físico y el instructor interno (sea uno de los Grandes Seres o el "Maestro en el Corazón") necesitan conocerse y acostumbrarse a sus propias vibraciones.

Hay muchas cosas contra las cuales deben luchar los instructores en los planos internos, debido a la lentitud de los procesos mentales de los estudiantes en cuerpo físico. Pero la confianza y la fe establecerán la correcta vibración, lo cual finalmente producirá un trabajo exacto. La falta de fe, de tranquilidad, de dedicación y la inquietud emocional, obstaculizarán.

Quienes actúan en el aspecto interno necesitan mucha paciencia para trabajar con las personas, pues carecen de mejor material. Una imprudencia física puede impedir al cuerpo físico ser receptivo; una preocupación o ansiedad puede hacer vibrar al cuerpo astral a un ritmo que imposibilite la buena recepción del propósito interno; el prejuicio, la critica y el orgullo, pueden inutilizar al cuerpo mental. Quienes aspiran a este difícil trabajo deben observarse a sí mismos con mucho cuidado y mantener la paz y la serenidad internas y la elasticidad mental, que les permita ser de alguna utilidad para proteger y guiar a la humanidad.

 

Por lo tanto, se pueden dar las siguientes reglas:


1. Es esencial hacer un esfuerzo para llegar a una absoluta pureza de móvil.

2. Poseer la capacidad de penetrar en el silencio de los altos lugares. La quietud de la mente depende de la ley del ritmo. Si vibramos en muchas direcciones y registramos los pensamientos que vienen de todas partes, esta ley no los afectará. Se debe restablecer la estabilidad y el aplomo antes de lograr el equilibrio. La ley de vibración y el estudio de la sustancia atómica están estrechamente entrelazados. Cuando se tenga un mayor conocimiento sobre estos átomos y su acción, reacción e interacción, las personas podrán controlar sus cuerpos científicamente, sincronizando las leyes de la vibración y del ritmo. Son las mismas, aunque no iguales, y constituyen fases de la ley de gravedad.

La tierra es una entidad que, por la fuerza de la voluntad, retiene todas las cosas en sí misma. Esta cuestión es muy confusa y poco se conoce sobre ella. La inhalación y la exhalación de la entidad de la tierra afectan poderosamente a la vibración la vibración de la materia en el plano físico.

 

Existe una conexión entre esto y la Luna. Esos miembros de la humanidad que se hallan especialmente bajo la influencia lunar, responden más que otros a esta atracción, y resulta difícil utilizarlos como transmisores. Debe cultivarse el silencio que proviene de la calma interna. Se recomienda a los aspirantes recordar que llegará el momento en que también ellos formarán parte del grupo de instructores en el aspecto interno del más allá.

 

 

Si para entonces aún no han comprendido el silencio que proviene de la fortaleza y del conocimiento, ¿cómo podrán soportar la carencia de comunicación y descubrir lo que existe entre ellos y quienes están "en el aspecto externo"?

Por lo tanto aprendan a guardar silencio, de lo contrario la utilidad a prestar será menoscabada por la inquietud astral cuando pasen al más allá.

 

3. Recuerden siempre que el desasosiego de la vida diaria impide a los instructores de los niveles egoicos llegar a ustedes. Procuren permanecer serenos durante el transcurso de la vida, y mantener la calma interna en el trabajo y en el esfuerzo, en los afanes y en las aspiraciones. Retráiganse constantemente en el trabajo interno, cultivando la respuesta a los planos superiores. Los Maestros necesitan un perfecto y constante aplomo interno, de parte de quienes tratan de utilizar, aplomo que mantiene la visión, mientras desempeña su trabajo externo en el plano físico, con la concentrada atención del cerebro físico, sin ser desviada en manera alguna por la receptividad interna. Esto involucra una doble actividad.

 

4. Aprendan a controlar el pensamiento. Es necesario vigilar lo que se piensa. Éstos son días en que toda la raza está llegando a ser sensible y telepática y a responder al intercambio mental.

 

Se acerca el momento en que los pensamientos serán de propiedad pública y se presentirá lo que los demás piensan. Por lo tanto, el pensamiento debe ser cuidadosamente vigilado.

Quienes hacen contacto con las verdades superiores y son sensibles a la Mente Universal, tienen que proteger algunos de sus conocimientos de la intromisión de otras mentes. Los aspirantes deben aprender a inhibir ciertos pensamientos y evitar que algunos conocimientos se filtren en la conciencia pública, cuando están en contacto con sus semejantes.

Es de interés vital valorar el significado de las palabras "no disipa su fuerza". Existen muchas líneas de actividad a las cuales puede entregarse el discípulo inspirado por el alma. Es muy difícil tener la seguridad de cuáles son las diferentes líneas de actividad a seguir, pues todo aspirante conoce la incertidumbre. Presentaremos el problema en forma de pregunta, ubicándolo en el plano del esfuerzo diario, pues no estamos aún en posición de comprender en qué forma el alma puede "disipar sus fuerzas" en los planos superiores.

¿Qué criterio puede aplicar el hombre para saber cuál de las distintas actividades a emprender es la correcta? En otras palabras, ¿existe un algo revelador que permite al hombre, inequívocamente, elegir la correcta actividad y seguir el camino correcto? La pregunta no se refiere a la elección entre el sendero del esfuerzo espiritual y el camino del hombre mundano, sino a la correcta acción cuando lo enfrenta la elección.

 

Sin duda, el hombre durante su progreso enfrenta diferenciaciones cada vez más sutiles.

La cruda discriminación entre el bien y el mal, que preocupa al alma infantil, es seguida por las diferenciaciones más sutiles de lo correcto o más correcto, elevado o más elevado, y los valores morales o espirituales, deben enfrentarse con la percepción espiritual más meticulosa.

En la tensión, en los afanes de la vida y en la constante presión sobre cada uno de quienes constituyen su grupo, la complejidad del problema llega a ser muy grande.

Al resolver estos problemas, ciertas amplias discriminaciones pueden preceder a las más sutiles, y cuando se toman estas decisiones, entonces las más sutiles pueden reemplazarlas.

 

La elección entre la acción egoísta y la altruista es la más fácil a seguir al elegir entre lo correcto y lo incorrecto, y fácilmente es determinada por el alma honesta. Una elección que involucra la discriminación entre el beneficio individual y la responsabilidad grupal, elimina rápidamente otros factores, y esto resulta fácil para el hombre que se hace cargo de su debida responsabilidad. Observen las palabras "debida responsabilidad". Estamos considerando al hombre normal y sensato y no al fanático, excesivamente escrupuloso y morboso. Luego viene la diferencia entre lo conveniente, implicando los factores de las relaciones comerciales y financieras del plano físico, conducente a una consideración del máximo bien para todos.

 

Después de haber llegado a cierta posición, debido a este triple proceso eliminativo, surgen casos donde aún hay que hacer una elección, donde ni el sentido común ni la lógica ayudan, ni tampoco la razón discriminadora. Sólo está presente el deseo de hacer lo correcto; la intención es actuar en la forma más elevada posible y tomar la línea de acción que produzca el máximo bien para el grupo, independientemente de toda consideración personal. Sin embargo, no se percibe la luz en el sendero a seguirse; tampoco se reconoce la puerta que se debe atravesar, permaneciendo el hombre en un estado de constante indecisión. ¿Qué debe hacerse entonces? Una de estas dos cosas:

Primero, el aspirante puede seguir su inclinación y elegir esa línea de acción que le parece más inteligente y mejor. Esto involucra la creencia en la actuación de la Ley del Karma y también una demostración de esa firme decisión, que es la mejor forma en que su personalidad puede aprender a ajustarse a las decisiones de su propia alma. También implica la capacidad de seguir adelante sobre la base de la decisión tomada, y así atenerse a los resultados, sin malos presentimientos ni vanas lamentaciones.

tratado sobre magia blanca, maestro tibetano

Segundo, basado en un sentido interno de orientación, el aspirante puede esperar, sabiendo que a su debido tiempo comprobará, al cerrar todas las puertas menos una, cuál es el camino a seguir. Existe sólo una puerta abierta por la que él puede pasar. Es necesaria la intuición para reconocerla. En el primer caso se pueden cometer errores, y por medio de éstos el hombre aprende y se enriquece; en el segundo son imposibles los errores y sólo puede emprenderse la correcta acción.

Por lo tanto, es evidente que todo se reduce a una comprensión de nuestro lugar en la escala de la evolución. Sólo el hombre altamente evolucionado puede conocer los momentos y las temporadas, y discernir adecuadamente la diferencia sutil entre una tendencia psíquica y la intuición.

Al considerar estas dos formas de llegar a una decisión final, el hombre, que emplea su sentido común y toma una línea de acción basada en el empleo de la mente concreta, no debe practicar el método superior de esperar a que se abra una puerta. Espera demasiadas cosas en el lugar en que se encuentra. Debe aprender a resolver sus problemas por la acertada decisión y el correcto empleo de la mente. Progresará mediante dicho método, pues las raíces del conocimiento intuitivo están arraigadas hondamente en el alma y, por consiguiente, debe establecer contacto con el alma antes de poder actuar la intuición. Sólo se dará una sugerencia: la intuición concierne siempre a la actividad grupal y no a los pequeños asuntos personales. Si usted está centrado en la personalidad debe reconocerlo y regir sus acciones con las facultades de que dispone.

Si sabe que actúa como alma y se sumerge en el interés de los demás y no está obstaculizado por el deseo egoísta, entonces cumple con la obligación que le corresponde, se hará cargo de su responsabilidad, lleva a cabo su trabajo grupal y se le abre el camino mientras desempeña la tarea que tiene por delante y cumple con su deber más inmediato. Del deber cumplido esmeradamente, surgirán esos deberes mayores que llamamos trabajo mundial; de llevar la carga de la responsabilidad de la familia se fortalecerán nuestros hombros y nos permitirá soportar las del grupo mayor. ¿Cuál es entonces el criterio?

Para el aspirante de grado superior, repito, la elección de la forma de actuar depende del sensato uso de la mente inferior, el empleo de un sólido sentido común y el olvido del bienestar egoísta y la ambición personal. Esto conduce al cumplimiento del deber. El discípulo debe llevar a cabo, necesaria y automáticamente, todo lo antedicho y además utilizar la intuición, que le revelará el momento en que puede hacerse cargo de las responsabilidades grupales más amplias, simultáneamente con las del grupo menor. Reflexionen sobre esto. La intuición no revela la forma en que puede fomentarse la ambición, ni cómo satisfacerse el deseo del progreso egoísta.

 

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REGLA DOS

Cuando la sombra ha respondido, el trabajo prosigue en profunda meditación. La luz inferior es proyectada hacia arriba; la luz superior ilumina a los tres, y el trabajo de los cuatro prosigue.

OBSTÁCULOS PARA EL ESTUDIO ESOTÉRICO

Esta regla es una de las más difíciles y, sin embargo, una de las más comprensibles. Llevará mucho tiempo tratarla debidamente. Tenemos en ella una interesante ilustración de la analogía microcósmica del macrocosmos. En relación con la luz que se menciona puede ser elucidada de dos maneras:

Se hace referencia a la "luz superior" que ilumina a los tres, y a la proyección hacia arriba de la "luz inferior".

La luz superior es la del alma, que es la luz misma iluminando la manifestación de la triple personalidad. Aquí reside precisamente la analogía con el macrocosmos, simbolizado para nosotros en Dios, la luz manifestada del sistema solar. Este sistema solar es tres en uno, o uno en tres, y la luz del Logos ilumina el todo. La luz inferior está oculta dentro del ser humano en el plano físico. Esta luz, en cierta etapa de la experiencia del hombre, va despertándose en todo el cuerpo físico y eventualmente se fusiona con la luz superior. La luz y la vida de Dios Mismo pueden emanar del Sol espiritual central, pero únicamente cuando la luz del sistema solar es despertada y activada, se produce finalmente ese resplandor que tipifica la gloria del sol brillando en toda su fuerza. En forma similar la luz del alma puede emanar de la mónada, pero sólo cuando la luz del pequeño sistema (dirigido por el alma) es despertada y activada, se producirá oportunamente el resplandor de un hijo de Dios.

 

Sin embargo, en estas instrucciones nos ocuparemos principalmente del microcosmos y la luz que se halla dentro de él, y no nos extenderemos sobre las analogías macrocósmicas.

 

Al considerar esta segunda regla, debemos observar que se ha establecido una relación consciente entre el alma y su sombra, el hombre en el plano físico. Ambos han estado meditando. Los estudiantes harían bien en observar esto y recordar que uno de los objetivos de la meditación diaria es permitir que el cerebro y la mente vibren al unísono con el alma, a medida que ella procura "en profunda meditación" comunicarse con su reflejo.

 

Es interesante la analogía de esta relación o vibración sincronizadora:

 

El alma

el hombre en el plano físico.

La mente

el cerebro.

La glándula pineal el cuerpo pituitario.

 

 


Además sería de interés la relación que existe entre los centros y su sincronización, pues sintetiza la evolución de la raza, como también la de la unidad racial, el hombre.

 

Centro coronario

base de la columna vertebral.


Centro cardíaco

plexo solar.

Centro laríngeo centro sacro.

 

 

 

En lo antedicho hay una sugerencia para el estudiante avanzado -que vacila en considerarse como tal. Además está simbolizado en la relación existente entre los hemisferios oriental y occidental, y entre esos grandes organismos de la verdad que llamamos Religión y Ciencia.

La vida de meditación continúa, la relación entre el alma y su triple instrumento es cada vez más estrecha y la vibración resultante más potente. El número de vidas que requerirá esto, depende de varios factores, demasiado numerosos para mencionarlos, pero el estudiante hallará útil considerarlos, debiendo anotar los factores que cree necesario tener en cuenta cuando trata de investigar su etapa evolutiva.

El resultado de esta respuesta es la reorientación del hombre inferior, a fin de producir una síntesis de los Tres y del Uno para que el trabajo de los Cuatro pueda proseguir. Tenemos aquí el reflejo consumado en el microcosmos de aquello que inició el Logos solar, los "Sagrados Cuatro" del Cosmos; el hombre a su vez se convierte en un "Sagrado Cuatro" -el espíritu y los tres de la manifestación.

Debería cavilarse sobre cuatro palabras:

1. Comunicación
2. Respuesta
3. Reorientación
4. Unión

El Antiguo Comentario lo expresa en los términos siguientes:

"Cuando se establece la comunión, inmediatamente se emplean palabras, y la ley mántrica asume su correcto lugar, siempre que el Uno comunique las palabras y los tres guarden silencio.

"Cuando se reconoce que la respuesta emana de los tres, el Uno, en silencio, escucha. Se invierten los papeles. La triple palabra sale de la triple forma. Se produce la inversión. Los ojos ya no contemplan el mundo de la forma; se dirigen hacia dentro, enfocan la luz y ven revelado, un mundo interno del ser. Con esto manas se aquieta, pues ojos y mente son uno.

"El corazón ya no late al unísono con el deseo inferior, ni derrocha su amor en las cosas que agrupan y ocultan lo Real. Late con nuevo ritmo; derrama su amor sobre lo Real, y maya se desvanece. El deseo y el corazón están estrechamente aliados; el amor y el deseo forman un todo -uno visto de noche, el otro a la luz del día...

...................................

"Cuando el fuego, el amor y la mente se someten, emitiendo la triple palabra, llega la respuesta.

"El Uno enuncia una palabra que ahoga el triple sonido. Dios habla. Responde un estremecimiento y temblor en la forma. Aparece lo nuevo, un hombre renovado; la forma reconstruida; la morada preparada. Los fuegos se unen, y grande es la luz que brilla: los tres se fusionan en el Uno y a través del resplandor es visto un cuádruple fuego."

En esta escritura gráfica que he tratado de interpretar en lenguaje moderno, los sabios de la antigüedad encerraron una idea. No se le puede asignar fecha a El Antiguo Comentario, del cual he extraído estas palabras. Si tratara de decirles su antigüedad no podría comprobar la verdad de mis palabras y por lo tanto enfrentaría la credulidad -algo que los aspirantes deben evitar, en la búsqueda de lo esencial y lo real. En las frases anteriores he tratado de dar el contenido de lo expresado en dicho Comentario por medio de unos cuantos símbolos y un texto críptico.

Estas Antiguas Escrituras no se leen en la forma en que los estudiantes modernos leen los libros. Se ven, se tocan y se comprenden. El significado se revela en un destello. Permítanme dar una ilustración: las palabras "el Uno enuncia una palabra que ahoga el triple sonido", son representadas por un rayo de luz que termina en una simbólica palabra de oro, sobrepuesta a tres símbolos en color negro, rosa y verde. En esta forma son protegidos cuidadosamente los secretos.

Considero que podría ser de interés para los estudiantes conocer sobre este antiguo libro de texto de los Adeptos.

La consideración de esta regla consta de dos partes:

La relación entre el alma y la personalidad. Esto será tratado particularmente en lo que respecta a la meditación en la vida diaria, más que a la parte teórica y académica.
La significación de las palabras, "la luz inferior es proyectada hacia arriba", conciernen a los centros y al fuego kundalini.

Es aconsejable que cada estudiante llegue a una comprensión de su cuerpo etérico, y ello por ciertas razones.

Primero, el cuerpo etérico es el siguiente aspecto de sustancia mundial que estudiarán los científicos e investigadores. Esto se acelerará si los pensadores pueden formular ideas inteligentes sobre este interesante tema. Podemos ayudar a revelar la verdad mediante nuestro claro pensar, y desde el punto de vista de las presentes declaraciones acerca del éter, los científicos llegarán oportunamente a una comprensión de las formas o cuerpos etéricos.

tratado sobre magia blanca, maestro tibetano

Segundo, el cuerpo etérico está compuesto de corrientes de fuerza, y en él existen centros vitales vinculados entre sí por líneas de fuerza y con el sistema nervioso del hombre físico. A través de estas líneas de fuerza está conectado también con el cuerpo etérico del sistema ambiental. Observen que en esto reside la base de la creencia en la inmortalidad, en la ley de hermandad o unidad, y en la verdad astrológica.

 

Tercero, la necesidad de comprender que el cuerpo etérico es vitalizado y controlado por el pensamiento y puede (por su intermedio) ser llevado a una plena actividad funcionante. Ello se efectúa por el correcto pensar y no por ejercicios respiratorios ni apretándose la nariz.

 

 

Cuando se comprenda esto se evitarán muchas prácticas peligrosas y las personas obtendrán un control normal y seguro de ese muy poderoso instrumento, el cuerpo vital. Que esta finalidad se logre rápidamente es mi ferviente deseo.

El estudio esotérico es de profunda importancia, y los estudiantes de estas ciencias tendrán que aplicar toda su mente y concentrar su atención sobre ellas. También implica la constante aplicación de las verdades aprendidas.

Dicho estudio, tal como se comprende en Occidente, es investigado intelectualmente, pero no aplicado en forma práctica. Teóricamente el hombre que aspira al sendero ocultista puede percibir un destello de luz, pero la actuación sistemática de las leyes involucradas ha progresado muy poco.

¿Dónde está el impedimento? Quizá sea de valor estudiar tres cosas:

1. Los obstáculos del occidental para el correcto estudio esotérico.

2. Cómo sobreponerse a estas dificultades.

3. Algunas cosas que el aspirante puede emprender sin peligro a fin de equiparse para hollar el sendero ocultista, porque esa es la etapa actualmente posible, y para la mayoría la única.

Uno de los impedimentos principales para la correcta captación de las leyes del esoterismo y su aplicación práctica, reside en que Occidente es comparativamente nuevo y también en los rápidos cambios, que han sido la característica sobresaliente de la civilización europea y americana. La historia de Europa se remonta apenas a tres mil años, y la de América, como sabemos, apenas si son tres siglos.

El esoterismo florece en una atmósfera ya preparada en un medio ambiente altamente magnetizado y en una condición estable, resultado del trabajo de largos siglos en el plano mental.

Ésta es una de las razones por la cual la India proporciona una adecuada escuela para la realización. Allí el conocimiento sobre esoterismo se remonta a decenas de miles de años, y el tiempo ha dejado huellas indelebles hasta en el físico de la gente, dotándola de cuerpos que no ofrecen esa resistencia que tan a menudo se encuentra en los cuerpos occidentales.

El medio ambiente ha estado compenetrado durante mucho tiempo por las fuertes vibraciones de los grandes Seres que residen dentro de sus fronteras y que, en Su paso de un lado a otro y por Su proximidad, magnetizan continuamente el éter circundante.

Esto en sí proporciona otra línea de menor resistencia, porque tal magnetización etérica afecta los cuerpos etéricos de la población con la cual entra en contacto. Ambos hechos, del tiempo y de la elevada vibración, dan por resultado estabilidad rítmica, que facilita el trabajo esotérico y ofrece un campo propicio para la actividad mántrica y ceremonial.

 

Dichas condiciones no existen en Occidente, donde se efectúan constantes mutaciones en todos los aspectos de la vida, donde los rápidos y frecuentes cambios del lugar de acción, producen grandes zonas de perturbación, en detrimento de cualquier trabajo de naturaleza mágica. La cantidad de fuerza requerida para obtener ciertos resultados no justifica su empleo y se ha dejado pasar un lapso con el fin de lograr el equilibrio.

 

El punto culminante de la perturbación ha pasado y, paulatinamente, se está logrando un estado de cosas más estable, lo cual permite emprender con todo éxito el definido trabajo esotérico. El Maestro R. trabaja para resolver este problema, y también lo hace el Maestro de la raza inglesa -no el Maestro que se ocupa del Movimiento Laborista o del mejoramiento de las condiciones sociales. Son ayudados por un discípulo de Suecia, que posee una rara capacidad, y por un iniciado de la parte Sur de Rusia, que trabaja mucho en niveles mentales.

Tienen como objetivo extraer los recursos de la fuerza acumulada por los Nirmanakayas, de modo que su descenso pueda expulsar toda materia de grado inferior, y permitir así la libre acción de una vibración superior.

Otro obstáculo se encuentra en el fuerte desarrollo de la mente concreta. Quisiera hacerles comprender que este desarrollo no debe en forma alguna considerarse como un detrimento. Todo ha sucedido durante el curso de la evolución; después, cuando Oriente y Occidente hayan alcanzado una etapa de mejor comprensión e intercambio, su interacción será de beneficio mutuo; Oriente se beneficiará con el estímulo mental proporcionado por la fuerte vibración mental de su hermano occidental, mientras que este obtendrá mucho del razonamiento abstracto del oriental y, mediante el esfuerzo por captar lo que la primera subraza de la raza raíz aria captó con tanta facilidad, establecerá contacto con su mente superior y construirá con mayor facilidad el puente entre la mente superior y la inferior. Ambos tipos se necesitan mutuamente, y su efecto mutuo tiende a una síntesis eventual.

La mente concreta ofrece, en sí, la oportunidad para escribir un tratado de gran envergadura, pero aquí será suficiente señalar algunas de las maneras que entorpecen a esas razas que la representan tan prominentemente:

a. Por su intensa actividad y animada acción, obstaculiza el descenso de inspiración desde lo alto. Actúa como oscura cortina que impide la iluminación superior. Sólo mediante una constante y estable tranquilidad, puede infiltrarse esa iluminación vía los cuerpos superiores, al cerebro físico, y estar así disponible para el servicio práctico.

b. La sabiduría de la Tríada existe para empleo de la personalidad, pero se lo impiden las disquisiciones de la mente inferior. Cuando el fuego de la mente arde con demasiada fuerza, forma una corriente que contrarresta el descenso de lo superior, y obliga al fuego inferior volver a su lugar. Cuando se unen los tres fuegos, mediante la regulación del fuego céntrico mental, sólo entonces se podrá lograr la total iluminación y el cuerpo entero se colmará de luz; el fuego de arriba -la luz de la Tríada-, el fuego del yo inferior -kundalini- y el fuego de la mente -manas cósmico- deben unirse en el altar. Su unión quema todos los obstáculos y se alcanza la total emancipación.

c. Mediante la discriminación -facultad del cuerpo mental concreto- se entrenan los cuerpos inferiores en el arte de diferenciar la ilusión de la realidad central, lo real de lo irreal, el yo del no-yo. Entonces sobreviene, como consecuencia, un período que debe ser trascendido, donde la atención del yo está necesariamente centrada en el yo inferior y sus vehículos, y por lo tanto las vibraciones de la Tríada, las leyes que tratan de la evolución macrocósmica y la subyugación del fuego para empleo de lo Divino, tienen que estar temporalmente pasivos. Si el hombre capta rápidamente la verdad de aquello con lo que hace contacto, y automáticamente elige la verdad o lo real, entonces aprende la próxima lección de la acción gozosa y ante él se abre el sendero de la bienaventuranza. Cuando esto ocurre le es posible recorrer el sendero del esoterismo, porque la mente concreta ha cumplido su propósito y se ha convertido en su instrumento y no en su amo, en su intérprete y no en su obstaculizador.

 

d. La mente concreta obstaculiza en otra forma poco común, que no es comprendida al principio por el estudiante que trata de hollar el camino espinoso del desarrollo esotérico. Cuando la desenfrenada mente concreta domina a la personalidad, el aspirante no puede cooperar con esas otras vidas y diversas evoluciones, hasta que el amor reemplace a la mente concreta (si bien teóricamente el estudiante puede comprender las leyes que rigen la evolución del plan logoico y el desenvolvimiento de otras entidades solares, además de su propia Jerarquía). La mente separa; el amor atrae. La mente crea una barrera entre el hombre y cada deva suplicante. El amor derriba toda barrera y fusiona y une a los diversos grupos. La mente rechaza por la poderosa y fuerte vibración, arrojando de sí todo lo que le llega, así como la rueda arroja todo lo que entorpece su círculo giratorio. El amor atrae todo hacia sí y lleva todo consigo, fusionando las unidades separadas en un todo homogéneo y unificado. La mente repele mediante su excesivo calor, chamuscando y quemando todo lo que se le aproxima. El amor calma y cura, porque su calor es similar al calor de aquello con lo que hace contacto, y mezcla su calor y su llama con el calor y la llama de otras vidas en evolución. Finalmente, la mente perturba y destruye, mientras que el amor cura y produce coherencia.

Todo cambio en la vida humana está supeditado a leyes inmutables, si es permitida una afirmación tan paradójica. Al tratar de descubrir esas leyes a fin de adaptarse a ellas, el esoterista empieza a neutralizar el karma, y de esta manera no colora la luz astral. El único método por el cual estas leyes pueden todavía ser comprendidas por los muchos interesados, es por un estudio detenido de las vicisitudes de la existencia diaria, durante un largo período de años. Por las características sobresalientes de un ciclo de diez años, por ejemplo, cuando se las compara con las de un ciclo similar, posterior o anterior, el estudiante puede calcular aproximadamente la tendencia de los asuntos y guiarse por ello. Cuando se llega a la etapa de evolución en que el estudiante es capaz de comparar las vidas precedentes y adquirir conocimiento del matiz fundamental de su anterior ciclo de vida, entonces se obtiene un rápido progreso en el ajuste de la vida, de acuerdo con la ley. Cuando el estudiante llega en forma análoga a comprender las vidas subsiguientes y ve y conoce su colorido, entonces el karma (tal como se lo conoce en los tres mundos) termina, y el adepto domina todas las causas y efectos a medida que condicionan y regulan su vehículo inferior.

Aspira al sendero esotérico y examina los cambios y acontecimientos a la luz de todos los sucesos precedentes; entonces cuanto más extensa y exacta es su memoria, tanto más podrá dominar toda posible situación.

Descubre así que hay dos obstáculos:

a. El cambio y lo relativamente nuevo, características de Occidente.

b. El desarrollo de la mente concreta.

El tercer obstáculo surge del anterior. Consiste en el énfasis puesto en Occidente sobre el aspecto material de las cosas, dando por resultado una triple situación. Primero, que el mundo del espíritu o el amorfo mundo abstracto, el de la conciencia subjetiva, no es reconocido científicamente, aunque sí en forma innata, por los de temperamento místico y por quienes son capaces de estudiar la historia subjetiva de los hombres y las razas; pero la ciencia no reconoce este aspecto de la manifestación, ni los científicos en su totalidad, creen en un mundo de esfuerzo superfísico. Todo lo que en las razas primitivas tenía un lugar prominente en las vidas y los pensamientos de los pueblos, ahora es visto con escepticismo, y las discusiones van precedidas de un interrogante. Pero ha habido progreso y mucho ha surgido de la guerra. Por ejemplo, está cambiando rápidamente la pregunta de que “¿existe la vida después de la muerte?" por "¿de qué naturaleza es la vida futura?", y esto es portentosamente alentador.

 

Segundo, las masas sufren por la represión y los efectos de la inhibición. La ciencia ha dicho: No existe Dios ni hay espíritu en el hombre. La religión ha dicho: Debe haber un Dios, pero ¿dónde puede ser hallado? Las masas dicen: No queremos un Dios construido por el cerebro de los teólogos.

 

Por lo tanto, la verdadera comprensión interna no encuentra lugar para su expansión, y la actividad que debería encontrar su legítima expresión en la aspiración superior, se orienta hacia la deificación de las cosas -cosas que pertenecen a la carne, relacionadas con las emociones o la mente. La guerra, repito, ha logrado mucho, relegando las cosas al lugar que les corresponde y, por perder sus posesiones, muchos han aprendido el valor de lo esencial y la necesidad de eliminar lo superfluo.

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Una tercera condición surge de las dos anteriores. No hay una exacta comprensión del futuro. Cuando es negada la vida del espíritu, cuando la vida manifestada se concentra en cosas evidentes y concretas, entonces desaparece la verdadera meta de la existencia, se pierde el real incentivo para el correcto vivir, y las sarcásticas palabras del iniciado Pablo: "Comamos y bebamos porque mañana moriremos”, caracterizan la actitud de la mayoría de los hombres.

Los hombres amortiguan la voz interna que atestigua la vida del más allá, y ahogan las palabras que resuenan en el silencio, por el bullicio y el torbellino de los negocios, los placeres y las excitaciones.

Todo el secreto del éxito en el sendero esotérico depende de la actitud mental; cuando la actitud es concreta y materialista, concentrada en la forma y se desean las cosas del momento actual, hay poco progreso en la captación de la verdad esotérica superior.

Un cuarto obstáculo radica en el cuerpo físico, construido con ayuda de la carne, los alimentos y las bebidas fermentadas, y nutrido en un ambiente en el que el aire fresco y la luz del sol, no son los factores más importantes. Aquí generalizo; me refiero a las masas y no al ansioso e incipiente estudiante de esoterismo. Durante largos siglos las razas occidentales se han nutrido básicamente con alimentos en estado de descomposición y fermentación, y el resultado puede ser observado en los cuerpos inaptos para cualquier esfuerzo como los que impone el esoterismo, obstaculizando el límpido resplandor de la vida interna. Cuando las frutas y legumbres frescas, el agua límpida, las frutas oleaginosas y los granos cocidos y crudos, constituyan la dieta exclusiva de los evolucionantes hijos de los hombres, entonces se construirán cuerpos aptos para ser vehículos de egos altamente evolucionados. Esperan pacientemente el giro de la rueda, y la entrada en un ciclo que les permita cumplir con su destino. Todavía no ha llegado la hora, y la tarea de eliminación y de reajuste debe ser lenta y tediosa.

EL VENCIMIENTO DE LOS OBSTÁCULOS

Ciertos conocimientos de primordial importancia deben preceder a esta tarea de eliminación de obstáculos, y son:

a. Que en el cumplimiento del deber inmediato y en la adhesión a las formas más puras de la verdad hasta ahora conocida, reside el sendero de una mayor revelación.

b. Que el desapasionamiento es algo que debe ser cultivado, y desarrollada la disposición a soportar gozosamente cualquier inconveniente, dolores o agonías temporarios, teniendo en cuenta la gloria futura que disipará las nubes de lo pasado.

c. Que en la síntesis está el método para obtener la comprensión, y que en la fusión de los pares de opuestos se alcanza el sendero medio que conduce directamente al corazón de la ciudadela.

Cuando estas tres cosas controlen principalmente sus puntos de vista acerca de la vida, el estudiante tendrá la esperanza de vencer, mediante arduo esfuerzo, los cuatro obstáculos anteriormente mencionados.

Continuando con la consideración de esta regla, nos ocuparemos primeramente de la relación del alma con la personalidad, especialmente desde el punto de vista de la meditación y, por lo tanto, de "la luz superior" y posteriormente de la "proyección hacia arriba de la luz inferior". Esto también está de acuerdo con la ley del conocimiento esotérico, según la cual comenzamos por lo universal.

Se debería tener presente que estas reglas son únicamente para aquellos cuya personalidad está coordinada y sus mentes están siendo gradualmente controladas. El hombre, por lo tanto, utiliza la mente inferior, la mente razonadora, mientras que el alma utiliza la mente superior o abstracta. Ambas unidades trabajan con dos aspectos del principio universal de la mente, y en este terreno es posible su relación. El trabajo que debe hacer el hombre con su mente consiste en lograr que sea negativa y receptiva al alma; ésta es su tarea positiva (observen aquí el empleo de la palabra "positiva", en la tarea de hacer receptiva la mente, porque en ello reside la clave de la correcta acción). El trabajo del alma durante la meditación, consiste en hacer del tema de la meditación algo tan positivo, que la mente inferior pueda ser impresionada, y el hombre inferior logre así alinearse con el Plan Eterno.

Se establece de este modo, nuevamente, la relación entre una vibración positiva y una negativa, y el estudio de estas relaciones proporciona mucha información al estudiante, y es parte de la enseñanza preparatoria para la primera iniciación. Podría enumerar estas situaciones relacionadas, presentándolas en su relación progresiva en el sendero de evolución.

1. Relación entre los cuerpos físicos masculino y femenino, que el hombre denomina relación sexual, considerada de suma importancia en esta época. En el valle de la ilusión el símbolo absorbe frecuentemente la atención y se olvida lo que éste representa. Con la solución de esta relación sobrevendrá la iniciación racial, y de esto se ocupa ahora la raza.

2. Relación entre el cuerpo astral y el físico, que para la mayoría constituye el control que la naturaleza astral ejerce sobre el físico negativo automático. El cuerpo físico, instrumento del deseo, es influido y controlado por el deseo -deseo de vivir físicamente y de adquirir lo tangible.

3. Relación entre la mente y el cerebro, problema de los hombres y de las razas más avanzadas; el vasto sistema de escuelas, colegios y universidades, indican su importancia. Se han efectuado muchos progresos en esta relación durante los últimos cincuenta años, y el trabajo de los psicólogos marca su punto más elevado. Cuando esto sea comprendido, la mente será considerada el factor positivo, y los otros dos aspectos de la naturaleza forma responderán receptivamente. Serán los autómatas de la mente.

4. Relación entre el alma y la personalidad, problema que absorbe la atención de los aspirantes en la actualidad, porque son los precursores de la familia humana, los que abren el camino al mundo del alma. De esta relación se ocupan los místicos y esotéricos.

5. Relación entre los centros que se hallan abajo y arriba del diafragma, o entre:

a. El centro en la base de la columna vertebral y el loto de mil pétalos, el centro coronario, en el cual los cuatro pétalos del centro básico se convierten en los muchos, o el cuaternario se pierde en lo universal.

b. Los centros sacro y laríngeo. Aquí se produce la unión entre las doce Jerarquías creadoras y el cuaternario, y es visto el secreto de los dieciséis pétalos del loto laríngeo.

c. Los centros plexo solar y cardíaco, donde el diez del hombre perfecto, en este sistema solar, se pierde en los doce consumados. Así como el hombre hace contacto con las doce Jerarquías creadoras (en su aspecto externo creador) y es el cuaternario perfecto desde el punto de vista de la forma, así en la relación entre el plexo solar y el cardíaco se perfecciona el segundo aspecto; el amor del alma puede expresarse perfectamente mediante la naturaleza emocional.

6. Relación entre los dos centros de la cabeza, el ajna o entre las cejas, y el que está encima de la cabeza. Esta relación se establece y estabiliza cuando el alma y el cuerpo son una unidad funcionante.

7. Relación entre la glándula pineal y el cuerpo pituitario, como resultado de lo anterior.

8. Relación entre la mente superior y la inferior, implicando un constante y acrecentado contacto con el alma. La actitud meditativa del alma se duplica en los tres cuerpos (mediante el hombre espiritual) y la constante meditación del alma continúa también en su propio plano. En esta regla nos ocuparemos principalmente de esto y sus efectos.

Una relación posterior, que de ninguna manera nos concierne, se establece después de la tercera iniciación, entre el alma y la mónada, estas relaciones surgirán durante todo el trascurso de la evolución cósmica. Sin embargo, a la raza, como una totalidad, sólo le incumbe establecer una relación entre el alma y el cuerpo, y más allá de esto no es necesario ir.

A medida que el hombre trata de controlar la mente, el alma llega a su vez a ser más activamente prometedora. Hasta ahora el trabajo del Ángel solar se ha hecho mayormente en su propio mundo, ocupándose de su relación con el espíritu; el hombre que está pasando por sus ciclos en el plano físico, nada tiene que ver con esto. El mayor consumo de energía del alma ha sido general y se ha exteriorizado hacia el quinto reino. Actualmente el Ángel solar se acerca a una época de crisis y de reorientación. En la historia primitiva de la humanidad existió una gran crisis denominada individualización. Los Ángeles solares, en respuesta a una demanda o atracción de la raza de hombres-animales (tengan en cuenta esto como un todo), enviaron en esa época una parte de su energía, que encarnaba la cualidad de "mentalización" en dichos hombres animales. Fecundaron el cerebro, si así puede expresarse. De este modo la humanidad fue traída a la existencia. Este germen llevaba consigo otras dos potencialidades, amor y vida espirituales. Y a su debido tiempo deben aparecer.

El florecimiento de la mente en los hombres, que tanto caracteriza la era actual, le señala al Ángel solar una segunda crisis, de la cual la primera sólo fue el símbolo. Aquello por lo cual existe el Ángel solar hace sentir su presencia en la humanidad, y se está ejerciendo una fuerte atracción sobre el Ángel solar, que esta vez traerá una segunda fecundación, lo cual proporcionará al hombre esas cualidades que le permitirán trascender las limitaciones humanas y formar parte del quinto reino de la naturaleza, o reino espiritual. El primer esfuerzo del Ángel solar convirtió a los hombres animales en seres humanos; el segundo cambiará a los seres humanos en entidades espirituales, además de los beneficios obtenidos por la experiencia de la familia humana.

El Ángel solar, el alma, se está organizando y reorientando para ello, de modo que su poder pueda ser redirigido hacia el mundo de los hombres. El alma debe hacer contacto con el aspecto inferior de su triple naturaleza y con el aspecto que está alojado en el cerebro del hombre. La actividad inteligente y el amor-sabiduría deben unirse y la unión efectuarse en el plano físico. A fin de lograrlo, el alma está entrando en "meditación profunda” conjuntamente con todas las demás almas que han llevado su instrumento a un estado responsivo. Ésta es la meditación grupal básica, y cuando el hombre ha alcanzado lo que los libros orientales denominan "samadhi", ha podido participar como alma en esta meditación grupal, entrando en ese ciclo de servicio por medio de la Jerarquía planetaria. Las mentes racional y abstracta funcionan como una unidad, y el principio motivador es el amor. El alma, cuando expresa amor e inteligencia abstracta, se unifica con su expresión en el plano físico mediante el cerebro, y cuando esto sucede, el hombre inferior ha sincronizado su meditación con la del alma.

Tal es el objetivo de nuestra tarea. Recuérdenlo y procuren hacer cualquier esfuerzo por llevar la mente y el cerebro a una condición de actividad tal, que el hombre salga de su propia meditación y (perdiendo de vista sus propios pensamientos) se convierta en el alma, el pensador en el reino del alma.

Algunos quizá consideren nueva la idea de que el alma se está organizando para el esfuerzo, reorientando sus fuerzas y preparándose para un nuevo y poderoso impulso, lo cual es verdad. Todas las formas de vida bajo las fuerzas de la evolución pasan de una iniciación a otra, y el alma no está exenta de este proceso. Así como el alma del hombre animal se unió con otro principio divino, y de esta manera produjo el cuarto reino de la naturaleza, así el alma de la humanidad está tratando de hacer contacto con otro aspecto divino. Cuando se efectúe este contacto, el reino de Dios aparecerá en la tierra; el plano físico se transformará y llegará ese período especial representado simbólicamente bajo el término milenio.

Los Conocedores de Dios de dicha época, predominarán sobre aquellos que simplemente aspiran a ese conocimiento, y su contacto y los resultados de la fuerza que trasmiten, se harán sentir en todos los reinos de la naturaleza. El dominio sobre todas las formas y el poder de actuar como trasmisores de esa energía espiritual que llamamos amor, son la recompensa prometida a los triunfantes Ángeles solares, y la preciada meta de su trabajo de meditación. Los Hijos de Dios, en plena encarnación, triunfarán sobre la tierra y traerán luz (y por lo tanto vida) a todas las formas manifestadas. Ésta es la "vida más abundante" de que habla Cristo. Es la realización de quien verdaderamente ha alcanzado el verdadero Nirvana, vive en una meditación ininterrumpida en el reino espiritual y, sin embargo, puede trabajar en la tierra. El trabajo de iniciación permite al hombre vivir siempre en el centro, pero debe actuar como distribuidor de la energía divina en cualquier sentido y -después de las últimas iniciaciones- en todas direcciones.

Al considerar la siguiente regla, nos ocuparemos del trabajo de la "luz menor", el hombre en el plano físico. Yo, que he llegado a comprender algo de la vida del Ángel solar, procuro asegurarles a mis compañeros peregrinos que las cosas pasajeras de los sentidos son sólo trivialidades, y no tienen valor alguno comparadas con las recompensas que recibirá aquí y en esta vida, el hombre que trata de fusionar su conciencia cotidiana con la de su propia alma. Entonces penetra en la comunidad de las almas y ya no está solo. Los períodos de soledad son únicamente el resultado de una errónea orientación y del aferramiento a aquello que oculta la visión y colma las manos en tal medida, que no puede apoderarse de lo que se ha denominado la "joya en el loto".


REGLA TRES

La Energía circula. El punto de luz, producto de la labor de los cuatro, crece y aumenta. Miríadas se reúnen en torno de su calor resplandeciente, hasta que merma su luz y su fuego disminuye. Después será emitido el segundo sonido.

LA LUZ DEL ALMA Y LA LUZ DEL CUERPO

En estas Reglas de la Magia, se hallan incorporadas las leyes del trabajo creador y los medios por los cuales el hombre puede actuar como alma encarnada. No se ocupan principalmente de las reglas que rigen el desenvolvimiento del hombre. Mucho podrá aprenderse incidentalmente sobre esto, porque el hombre progresa mediante la comprensión y el trabajo creador, pero no es éste el objetivo principal de la enseñanza.

A través de los procesos de meditación que creciente y gradualmente se van sintetizando, llevados a cabo por el alma en su propio plano y en el del aspirante, el hombre manifiesta (en el cerebro físico) un punto de luz que se ha encendido ocultamente en el plano de la mente. La luz significa siempre dos cosas, la energía y su manifestación en la forma, porque luz y materia son términos sinónimos. El pensamiento del hombre y la idea del alma han encontrado un punto de contacto y ha venido a la existencia el germen de una forma mental. Cuando esta forma mental se complete, incorporará esa parte del gran Plan (en el que está trabajando la Jerarquía) que el hombre puede visualizar, captar e incluir en el plano mental. Esto es lo que se comprende por la palabra "servicio", en las primeras etapas de la aspiración del hombre, en sus primeros pasos en el sendero del discipulado y en las dos primeras iniciaciones.

Al principio capta a tientas la idea de la unidad de la Vida y su manifestación, como Hermandad, existente entre todas las formas de esa Vida divina. Este ideal subjetivo conduce paulatinamente a la apreciación de la forma en que esta relación esencial puede desarrollarse prácticamente. Puede observarse su expresión en los grandes esfuerzos humanitarios, en las organizaciones destinadas al alivio del sufrimiento humano y animal, y en los esfuerzos mundiales para el mejoramiento de las relaciones internas de naciones, religiones y grupos.

En la actualidad un gran número de unidades humanas han hecho ya contacto con el Plan jerárquico, de manera que puede deducirse sin peligro, que el cerebro colectivo de la familia humana (esa entidad que llamamos el cuarto reino de la naturaleza) es sensible a la visión y ha construido su forma iluminada en el plano mental. Más adelante, los conceptos acerca del servicio y del yo, serán inadecuados y se encontrará una forma más apropiada de expresión, pero por el momento, ésta es suficiente.

Esta forma mental, creada por el aspirante, es llevada a la existencia por las energías enfocadas del alma y las fuerzas reorientadas de la personalidad. Esto abarca tres etapas:

1. El período en que el aspirante lucha para lograr esa quietud interna y atención dirigida, que le permitirá oír la Voz del Silencio. Esa voz le expresará, a través de símbolos y la interpretación correcta de las experiencias de la vida, los propósitos y planes con los cuales puede cooperar. De acuerdo a su etapa de desarrollo estos planes pueden expresar:

a. Los planes ya materializados que adquieren forma grupal en el plano físico, con los cuales podrá cooperar, sumergiendo en ellos su propio interés.

b. El plan o fracción de un plan, que es privilegio del individuo manifestar y materializar como actividad grupal en el plano físico. La función de algunos aspirantes es ayudar a esos grupos que están en actividad operante. La función de otros es iniciar esas formas de actividad que están todavía en el plano subjetivo. Sólo los aspirantes libres de ambición personal podrán cooperar verdaderamente en este segundo aspecto del trabajo. Por lo tanto, "Matad la ambición".

2. El período en el que se habitúa a oír con claridad e interpretar correctamente la voz interna del alma y a reflexionar sobre el mensaje impartido. Durante este período "la energía circula". Se establece una constante respuesta rítmica con la energía mental del alma y, hablando figuradamente, hay un constante fluir de fuerza entre ese centro de energía que llamamos el alma en su propio plano, y ese centro de fuerza que es un ser humano. La energía fluye a través del "hilo" denominado sutratma, y establece una respuesta vibratoria entre el cerebro y el alma.

Aquí podría dar una interesante información, pues me propongo en estas instrucciones vincular las analogías que existen entre los diferentes aspectos de la divinidad, tal como se expresan en el hombre o en el macrocosmos, el Hombre celestial.

La antigua yoga de la época atlante (que ha llegado hasta nosotros en la enseñanza necesariamente fragmentada de la yoga de los centros) nos informa que el reflejo del sutratma, en el organismo humano, se denomina la médula espinal, expresándose en tres canales de nervios, a los cuales se los denomina ida, pingala y, al canal central, sushuma.

Cuando las fuerzas negativas y positivas del cuerpo, que se expresan por medio de los nervios ida y pingala, están equilibradas, las fuerzas pueden ascender y descender por el canal central al cerebro, y desde éste, pasando sin impedimento alguno, a través de los centros de la columna vertebral. Cuando esto sucede tenemos la perfecta expresión del alma en el hombre físico.

En realidad constituye la analogía del sutratma, cuando vincula al hombre físico con el alma, porque el sutratma a su vez expresa la energía positiva del espíritu, la energía negativa de la materia y la equilibrada energía del alma, pues el objetivo actual de la humanidad es lograr el equilibrio.

 

Durante el período de las iniciaciones posteriores, el empleo positivo de la energía espiritual reemplaza al empleo equilibrado de la fuerza del alma, pero de esta etapa posterior el aspirante no debe aún preocuparse. Que trate de descubrir el "noble sendero medio" entre los pares de opuestos, e incidentalmente descubrirá que las fuerzas que él usa en el plano físico, utilizarán el canal central nervioso de la columna vertebral. Esto ocurrirá cuando la transmisión de la luz y la verdad al cerebro físico, por intermedio del canal central del sutratma vinculador, llegue a ser de utilidad satisfactoria. Estos conceptos e ideas (hablando en símbolos) que vienen por el canal sutrátmico negativo, son bien intencionados, pero carecen de fuerza y quedan en la nada. Están matizados por la emoción y desprovistos de la forma organizada que la mente pura puede proporcionar. Los que llegan por el canal opuesto (hablando en sentido figurado) producen una concreción demasiado rápida y están motivados por la ambición personal de una mentalidad rectora. La mente es siempre egoísta, autoafirmativa y expresa la ambición personal, que lleva dentro de sí el germen de su propia destrucción.

Sin embargo, cuando se utiliza el sutrátmico sushuma, el canal nervioso central y su energía, el alma, como creador inteligente y magnético, trasmite sus energías. Entonces los planes pueden madurar según el propósito divino y seguir con sus actividades constructivas "en la luz".

El punto de contacto egoico y lunar emite siempre un punto de luz, como ya hemos visto en las Reglas para la Magia, tiene su enfoque en un punto del sutratma que es la analogía de la luz en la cabeza del aspirante.

3. El período en que entona la Palabra Sagrada y -fusionándola con la voz del ego o alma- pone en movimiento materia mental para la construcción de su forma mental. El hombre en el plano físico es el que entona ahora la Palabra, y lo hace en cuatro formas:

a. Se convierte en la Palabra encarnada, y trata de "ser lo que es".

b. Entona la Palabra dentro de sí mismo tratando de hacerlo como alma. Se visualiza como el alma que exhala energía mediante esa Palabra, a través de todo el sistema que su alma anima -sus instrumentos mental, emocional, vital y físico.

c. Entona la Palabra, literalmente hablando, en el plano físico, afectando así los tres grados de materia en su medio ambiente. Durante todo ese tiempo "se ocupa de mantener la mente firme en la luz", y sostener inamovible la conciencia en el reino del alma.

d. Además lleva adelante (y esta es la etapa más difícil) una actividad paralela, de constante visualización de la forma mental, por medio de la cual espera expresar ese aspecto del plan con el que ha hecho contacto, y tiene la esperanza de llevarlo a la actividad por medio de su propia vida y en su propio medio ambiente.

Esto sólo es posible cuando se ha establecido una firme relación entre el alma y el cerebro. El proceso implica la capacidad del cerebro para registrar lo que el alma percibe, de lo cual es consciente en el reino del alma. Implica también una actividad paralela llevada a cabo en la mente, porque el aspirante tiene que interpretar la visión y utilizar la facultad concreta inteligente para la sabia adaptación del tiempo y de la forma, a la justa expresión de lo aprendido. Esto no es algo fácil de hacer, pero el aspirante debe aprender oportunamente a expresarse con plena conciencia, en diferentes maneras y en forma simultánea. Así comienza a aprender a realizar una triple actividad. Esto lo expresa El Antiguo Comentario, de la manera siguiente:

"El Orbe solar resplandece con radiante esplendor. La mente iluminada refleja la gloria solar. El orbe lunar se eleva desde el centro hasta la cima y se transforma en radiante sol de luz. Cuando estos tres soles son uno, aparece Brahma. Nace un mundo iluminado".

Esto literalmente significa que cuando el alma (simbolizada como el Orbe solar), la mente y la luz en la cabeza, forman una unidad, el poder creador del Ángel solar puede expresarse en los tres mundos y construir una forma por la cual su energía se manifieste activamente. El orbe lunar es una forma simbólica de expresar el plexo solar, el cual oportunamente debe realizar dos cosas:

1. Mezclar y fusionar las energías de los dos centros inferiores de fuerza.

2. Elevar estas energías fusionadas y así, mezclándose con las energías de otros centros superiores, llegar a la cabeza.

Lo antedicho encierra una enseñanza y una teoría. Y debe ser elaborado por el experimento práctico, la experiencia y la actividad consciente del aspirante.

También quisiera señalar la naturaleza del servicio que la humanidad como un todo, está prestando en el plan general de evolución. La regla en consideración no se aplica sólo al hombre individual, sino a la actividad predestinada del cuarto reino de la naturaleza. Por medio de la meditación, la disciplina y el servicio, el hombre convierte en una luz radiante -que ilumina los tres mundos- ese punto de luz parpadeante que vino al ser en el momento de su individualización, en épocas pasadas. Tiene su reflejo en la luz de la cabeza. Así se establece esa relación que permite, no sólo la sincronización vibratoria, sino también la irradiación y el despliegue de fuerza magnética, y también su reconocimiento en los tres mundos del medio ambiente inmediato del hombre.

Lo mismo sucede con el reino humano. A medida que acrecienta su iluminación, y su luz se hace más potente, su efecto en los reinos subhumanos es análogo al del alma individual -su reflejo- en el hombre en encarnación física. Digo que es análogo a una fuerza causativa, aunque no una analogía en sus efectos. Observen esta diferencia. La humanidad es macrocósmica en relación con los estados subhumanos de conciencia, y esto lo ha señalado muy bien H.P.B. El efecto producido sobre estos estados inferiores y materiales, es principalmente cuádruple.

1. La estimulación del aspecto espiritual que se expresa como alma en todas las formas, tales como la de un mineral, una flor o un animal. El aspecto positivo de la energía en todas estas formas se hará más fuerte, produciendo por ejemplo, acrecentada irradiación en el reino mineral. He aquí un indicio de la naturaleza del proceso que pondrá término a nuestra propia existencia planetaria y, finalmente, a nuestro sistema solar. En el reino vegetal traerá una acrecentada belleza y diversidad, y la evolución de nuevas especies con una finalidad inexplicable para quienes aún no son iniciados. Uno de los resultados será la producción de formas nutritivas que servirán a las necesidades de los ángeles y devas menores.

En el reino animal su efecto será la eliminación del dolor y el sufrimiento, y un retorno a las condiciones ideales del Jardín del Edén. Cuando el hombre actúa como alma, cura, estimula y vitaliza; transmite las fuerzas espirituales del universo, y todas las emanaciones nocivas y las fuerzas destructoras encuentran una barrera en el reino humano. El mal y sus efectos dependen mayormente de la humanidad como canal activo. La función de la humanidad consiste en transmitir y manejar fuerza. Esto, en las etapas primitivas e ignorantes, se efectúa en forma destructiva y con resultados perjudiciales. Después, cuando actúa bajo la influencia del alma, la fuerza es manejada correcta e inteligentemente con resultados benéficos. Es muy cierta que: "Toda la creación gime a una, y está en dolores de parto hasta ahora, aguardando la manifestación de los hijos de Dios".

2. La introducción de la luz. La humanidad es el planetario portador de luz, trasmitiendo la luz del conocimiento, de la sabiduría y de la comprensión, en sentido esotérico. Estos tres aspectos de la luz llevan los tres aspectos de la energía del alma, al alma de todas las formas, mediante el ánima mundi, el alma del mundo. Físicamente hablando, podemos comprenderlo si apreciamos la diferencia entre nuestra iluminación planetaria actual y la de hace quinientos años -las ciudades y los distritos rurales intensamente iluminados que brillan en la noche con sus calles y hogares alumbrados; los aeródromos con sus reflectores y relucientes luces; los océanos salpicados de barcos iluminados, y los aviones resplandecientes de luz atravesando los cielos.

Esto es sólo el resultado de la creciente iluminación del hombre. Su conocimiento de la luz lo ha traído a la existencia. ¿Quién puede predecir qué acontecerá cuando predomine el aspecto sabiduría? Cuando el conocimiento y la sabiduría estén fusionados por la comprensión, el alma controlará los tres mundos y todos los reinos de la naturaleza.

3. La transmisión de la energía. La clave de la significación de esto puede ser captada como un concepto, aunque todavía no será comprendida si se reconoce que el reino humano actúa sobre los tres reinos subhumanos y los afecta. El triángulo espiritual descendente y el triángulo material ascendente, unen sus vórtices en la humanidad cuando ha encontrado el punto de equilibrio. En la realización y espiritualización del hombre reside la esperanza del mundo. El género humano es el Salvador mundial, del cual todos los Salvadores mundiales han sido símbolo y garantía.

4. La unión de la evolución dévica o angélica con la humana. Éste es un misterio que se solucionará a medida que el hombre adquiera la conciencia de su propio Ángel solar, sólo para descubrir que ella no es más que otra forma de vida que, habiendo servido su propósito, debe ser dejada atrás. La evolución angélica o dévica, es una de las grandes líneas de fuerza contenidas en la expresión divina y en los Ángeles solares; los Agnishvattas de La Doctrina Secreta y de Tratado sobre Fuego Cósmico -en su aspecto forma- pertenecen a esa línea.

Así sirve la humanidad, y en el desarrollo de una aptitud consciente de servicio, en el acrecentamiento de una comprensión consciente de la parte individual que debe desempeñar en el desarrollo del plan y en el sometimiento de la personalidad al alma, se logrará el constante progreso de la humanidad hacia su meta de servicio mundial.

¿Podría decir algo aquí para que esta consumación llegue a ser una meta práctica en sus vidas?

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Las condiciones magnéticas perjudiciales, resultado del incorrecto manejo de la fuerza por el hombre, son las causas del mal que existe en el mundo circundante, incluyendo los tres reinos subhumanos.

 

¿Cómo podríamos cambiar esto individualmente?

 

Por el desarrollo de nuestra propia Inofensividad. Por lo tanto, analícense a sí mismos desde este ángulo. Estudien su conducta diaria, sus palabras y pensamientos, hasta lograr ser completamente inofensivos.

 

Oblíguense a pensar sobre esas ideas, respecto a ustedes y los demás, para que sean constructivas y positivas, y por lo tanto de efectos inofensivos. Examinen el efecto emocional que ustedes producen sobre otros, de manera que ningún estado de ánimo, depresión ni reacción emocional, puedan dañar al semejante.

Recuerden en conexión con esto que la violenta aspiración espiritual y el entusiasmo mal aplicado o mal orientado, pueden fácilmente herir a un semejante; por lo tanto cuiden sus tendencias erróneas y no sólo sus virtudes.

 

Si la inofensividad es la nota clave de su vida, podrán producir más condiciones armónicas en la personalidad, que cualquier disciplina en otras líneas. La depuración drástica obtenida al alcanzar la inofensividad ayudará mucho a eliminar estados erróneos de conciencia. Reflexionen sobre esto e introduzcan dicha idea en la recapitulación vespertina.

Quisiera urgir a quienes leen estas páginas a hacer un nuevo comienzo en el vivir espiritual. Les diría, olviden todo lo realizado en el pasado, tengan fervor y concéntrense en el Plan.

Ya habrán hecho algún progreso en la comprensión grupal, y se interesarán menos por el yo separado. Sin duda adquirieron más fe en la Buena Ley que guía a toda la creación hacia la perfección final que ya habrán visualizado y, por medio de esta visión, pudieron apartar los ojos de los asuntos de la experiencia individual, dirigiéndolos al desarrollo del propósito para la totalidad. Tal es el objetivo y la meta.

 

Amplitud de visión, comprensión incluyente y un horizonte más amplio, son los preliminares esenciales de todo trabajo que está bajo la guía de la Jerarquía de adeptos; la estabilización de la conciencia en la vida una y el reconocimiento de la unidad básica de toda la creación, tendrán que desarrollarse parcialmente antes de poder confiar a nadie ciertos conocimientos y Palabras de Poder, y el manejo de esas fuerzas que traen la realidad subjetiva a la manifestación externa.

 

En esta oportunidad les digo que yo -discípulo de más edad y quizás con mayor experiencia y trabajador en la gran viña del Señor- practico la inofensividad con celo y comprensión, porque (si realmente es practicada) destruye toda limitación. La ofensividad está basada en el egoísmo y en una actitud egocéntrica.

 

Es la demostración de fuerzas concentradas en la autoimposición, el autoengrandecimiento y la autosatisfacción.

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Inofensividad es la expresión de la vida del hombre que se da cuenta que está en todas partes y vive conscientemente como alma, cuya naturaleza es amor y cuyo método es inclusividad, para quien todas las formas son iguales en el sentido de que velan y ocultan la luz y las simples exteriorizaciones del Único Ser Infinito.

 

Quisiera recordarles que este logro se demostrará verdaderamente como comprensión de la necesidad del hermano, sin ningún sentimiento y conveniencia. Conducirá a ese silencio que se produce al referirse al yo separado. Producirá respuesta instantánea a la verdadera necesidad, característica de los Grandes Seres, que (al ir más allá de la apariencia externa) perciben la causa interna que produce las condiciones observadas en la vida externa y, desde ese punto de sabiduría, puede darse verdadera ayuda y guía.

La inofensividad produce en la vida, cautela en el juicio, reticencia al hablar, habilidad para abstenerse de toda acción impulsiva, y demuestra un espíritu exento de crítica. De esta manera las fuerzas del verdadero amor y también esas energías espirituales que parecen vitalizar la personalidad, pasarán libremente y en consecuencia conducirán a la correcta acción.

Que la inofensividad sea, por lo tanto, la nota clave de su vida. En estas líneas debe efectuarse la recapitulación vespertina, clasificar el trabajo de recapitulación en tres partes, considerando:

 

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1. El pensar inofensivo. Dará por resultado especialmente el control de la palabra.

2. La reacción emocional inofensiva. Traerá como resultado un canal para el aspecto amor del alma.

3. La acción inofensiva. Producirá equilibrio, capacidad en la acción y liberación de la voluntad creadora.

Estos tres acercamientos al tema deben ser estudiados a través del efecto que producen sobre nuestro propio yo y desarrollo y en aquellos con quienes nos ponemos en contacto y los asociados en nuestro medio ambiente.

 

 

Quisiera intercalar aquí la observación de que hago sugerencias basadas en las experiencias del trabajo esotérico. No es obligatorio obedecer.

 

 

Tratamos de entrenar a servidores inteligentes de la raza, que se desarrollan mediante el esfuerzo autoiniciado, la libertad de acción y el discernimiento en el método, y no por ciega obediencia, pasividad negativa y adhesión incondicional. Recuérdenlo. Si alguna vez el mandato surgido del grupo subjetivo de instructores, del cual soy un humilde miembro, imparte una orden que sea para seguir los dictados de la propia alma y las inspiraciones del yo superior.

 

 

 

 

Antes de analizar esta regla y la anterior, pues las Reglas Dos y Tres son mitades de un entero, quisiera recordarles que en esta serie de meditaciones sobre fórmulas antiguas, nos ocuparemos del trabajo mágico del aspirante como colaborador en las empresas de la Gran Logia Blanca. Me referiré a los métodos de magia blanca. También les recordaré que el trabajo mágico de nuestra Jerarquía planetaria consiste en cuidar la psiquis en el mundo de las formas, para que la flor del alma, a medida que se vaya abriendo, pueda ser nutrida y preservada en tal forma, que la gloria radiante, la fuerza magnética y, finalmente, la energía espiritual, puedan expresarse mediante la forma. Así se podrá percibir el poder de los tres Rayos de Manifestación divina.

Primer rayo energía espiritual
Segundo rayo fuerza magnética
Tercer rayo gloria radiante

Estos rayos tienen también sus reflejos microcósmicos en el aura del hombre perfecto.

Primer rayo monádico energía espiritual centro coronario.
Segundo rayo egoico fuerza magnética centro cardíaco.
Tercer rayo personalidad gloria radiante plexo solar.

Quizá se pregunten, ¿por qué no menciono el centro laringeo? Porque los centros abajo del diafragma simbolizan principalmente el yo inferior personal, y su centro sintetizador, el plexo solar, expresa la fuerza magnética del aspecto materia en el hombre. A medida que la personalidad vibra para el alma, el centro laríngeo es impelido a una creciente actividad creadora.

Consideraremos ahora las palabras finales de la regla anterior: "La luz inferior es proyectada hacia arriba; la luz superior ilumina a los tres, y el trabajo de los cuatro prosigue".

¿Qué sucede con esta luz inferior? El estudiante debería recordar que para los actuales propósitos debe considerar tres cuerpos de luz:

El cuerpo radiante del alma, en su propio plano, denominado frecuentemente Karana Sarira o cuerpo causal.

El cuerpo vital o etérico, el vehículo de prana, el cuerpo de luz dorada o, mejor dicho, el vehículo de color flamígero.

El cuerpo de "luz oscura” modo esotérico de referirse a la luz oculta del cuerpo físico y a la luz latente en el átomo mismo.

El Antiguo Comentario se refiere a estos tres tipos de energía con los términos simbólicos siguientes:

"Cuando, la radiante luz del Ángel solar se fusiona con la luz dorada del intermediario cósmico, despierta de la oscuridad a la ínfima llama de anu, la partícula."

"El intermediario cósmico" es el término aplicado al cuerpo etérico, parte integrante del éter universal. A través del cuerpo etérico fluyen todas las energías, ya emanen del alma, del sol o de un planeta. Por estas líneas vivientes de esencia ígnea pasan todos los contactos que no emanan específicamente del mundo tangible.

La oscura luz de los diminutos átomos de que está construido el vehículo físico, responde al estímulo que desde el alma desciende a su vehículo y, cuando el hombre está bajo el control del alma, resplandece la luz en todo el cuerpo. Ésta se manifiesta como la irradiación que emana de los cuerpos de los adeptos y santos, produciendo el efecto de brillante y reluciente luz.

Cuando la radiante luz del alma se fusiona con la luz magnética del cuerpo vital, estimula los átomos del cuerpo físico a tal extremo, que cada uno de ellos a su vez se convierte en un pequeño centro radiante. Esto es sólo posible cuando los centros coronario, cardíaco, plexo solar y el de la base de la columna vertebral, están conectados en forma peculiar, siendo éstos uno de los secretos de la primera iniciación. Cuando los cuatro colaboran estrechamente, la "base del triángulo", según se la denomina simbólicamente, está preparada para el trabajo mágico. En otras palabras, se los puede enumerar de la manera siguiente:

a. La forma física material, con su centro en la base de la columna vertebral.

b. El cuerpo vital, actuando por medio del centro cardíaco, donde radica el principio vida. Las actividades del cuerpo, debido a este estímulo se realizan por medio de la circulación de la sangre.

c. El cuerpo emocional, actuando mediante el centro plexo solar.

d. El centro coronario, agente directo del alma, y su intérprete, la mente. Los cuatro se hallan en completo acuerdo y alineamiento.

Cuando tal es el caso, es posible el trabajo de iniciación y sus períodos de discipulado activo. El trabajo no puede proseguir hasta lograrse esto, lo cual está previsto en el aspirante al efectuarse el acontecimiento simbólico de la luz en la cabeza, precursor de un estado posterior de la iniciación.

En esta etapa, la luz del alma penetra en la región de la glándula pineal, irradiando allí los éteres en la cabeza, los aires vitales, lo cual estimula los átomos del cerebro, de manera que su luz se fusiona y mezcla con las otras dos, la etérica y la del alma; entonces se produce ese radiante sol interno del cual el aspirante es consciente en su cerebro físico. Frecuentemente los estudiantes hablan de una luz difusa o resplandor, luz de los átomos del plano físico de los cuales está compuesto el cerebro; posteriormente quizá digan que han visto en la cabeza algo parecido a un sol, lo cual significa hacer contacto con la luz etérica y la luz física atómica. Luego, perciben una luz eléctrica intensamente brillante; es la luz del alma, unida a la etérica y a la atómica. Cuando llegan a ver esto, son a menudo conscientes de un centro oscuro dentro del sol radiante. Ésta es la entrada en el sendero, revelada por "la luz enfocada en la puerta".

Los estudiantes deben recordar que puede alcanzarse una elevada etapa de conciencia espiritual sin haber visto esta irradiación del cerebro. Ello corresponde a la categoría de los fenómenos, y en gran parte lo determina la calidad del cuerpo físico, el karma pasado, lo que se ha realizado y la capacidad del aspirante para hacer descender el "poder de lo alto" y mantener esa energía firmemente en el centro cerebral, mientras que en su meditación se separa del aspecto forma, y puede contemplarla serenamente.

Logrado esto (que no es un objetivo a alcanzarse, sino simplemente la indicación de que debe ser registrado en la conciencia y luego olvidado), el consiguiente estímulo produce una reacción en el cuerpo físico. El poder magnético de la luz en la cabeza y la fuerza radiante del alma provocan estímulo. Los centros comienzan a vibrar, y su vibración despierta los átomos del cuerpo material, hasta que, eventualmente, los poderes del vibrante cuerpo etérico han impelido al centro más bajo alinearse con el más elevado. Así los fuegos del cuerpo (suma total de la energía de átomos) son arrastrados a una acrecentada actividad, hasta el momento de producirse un ascenso en la columna vertebral de esa energía ígnea. Se origina por el control magnético del alma, situada "en el trono entre las cejas”.

Aquí interviene el trabajo de uno de los métodos de yoga, la abstracción o retraimiento. Cuando las tres luces se mezclan, los centros se activan y los átomos vibran, el hombre puede centrar a voluntad los tres en la cabeza. Entonces, mediante un acto de la voluntad y el conocimiento de ciertas palabras de Poder, podrá entrar en samadhi y retirarse de su cuerpo, llevando consigo la luz. La luz mayor (las tres fusionadas y mezcladas) ilumina así los tres mundos del esfuerzo humano, y "la luz es proyectada hacia arriba", e ilumina todas las esferas de la experiencia consciente e inconsciente del hombre. Sobre esto se habla en los escritos ocultos de los Maestros:

"Entonces el Toro de Dios lleva la luz en la frente y su ojo transmite la irradiación; la fuerza magnética de Su cabeza se asemeja al fulgurante sol y del loto de la cabeza sale el sendero de luz. Penetra en el Ser mayor, produciendo un fuego viviente. El Toro de Dios percibe al Ángel solar, y sabe que ese Ángel es la luz en la cual camina".

Luego prosigue el trabajo de los cuatro. Los cuatro se unifican. El Ángel solar se identifica con su instrumento; la vida de los vehículos se subordina a la de la divinidad interna; la luz de los vehículos se fusiona con la luz del alma. La cabeza, el corazón y la base de la columna vertebral, se alinean geométricamente, entonces son posibles ciertos desarrollos.

 

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En estas dos reglas se han sentado las bases del trabajo mágico del alma. Para mayor claridad enumeremos los pasos delineados:

1. El Ángel solar comienza el trabajo de iniciar a la Personalidad.

2. Retira sus fuerzas de las empresas del alma en el reino espiritual, y centra su atención en el trabajo que debe realizarse.

3. Entra en profunda meditación.

4. Establece relación magnética con el instrumento en los tres mundos.

5. El instrumento, el hombre, responde, y también entra en meditación.

6. El trabajo prosigue en etapas ordenadas y en cíclica actividad.

7. La luz del alma es proyectada hacia abajo.

8. La luz del cuerpo vital y de la forma física se sincroniza con la de la cabeza.

9. Los centros entran en actividad.

10. La luz del alma y los otros dos aspectos de la luz son tan intensos ahora que toda la vida de los tres mundos se ilumina.

11. El alineamiento tiene lugar y es posible el trabajo del discipulado y de la iniciación, prosiguiendo de acuerdo con la Ley del Ser.

 

 

PRINCIPIOS Y PERSONALIDADES

Ahora bien, existe un punto que merece ser considerado y puede encararse con un interrogante. El estudiante podría muy bien investigar la cuestión de la manera siguiente:

Algunas personas encaran el problema del Ser por la apreciación mental y otros por la comprensión del corazón; algunos están motivados por la cabeza y otros por el corazón; hay quienes hacen cosas o evitan hacerlas, no porque las sienten sino porque las saben, reaccionando a su medio ambiente en forma mental, en lugar de hacerlo emocionalmente.

"Hay que buscar iluminación para saber si para algunos el sendero consiste en no prestar servicio, porque más bien conocen que aman a Dios, que después de todo no es más que su propio yo interno. ¿No es éste el sendero del ocultista y del sabio más bien que el del místico y del santo?

 

Después de lo dicho y hecho, ¿no es principalmente cuestión de saber el rayo a que uno pertenece y bajo qué Maestro se recibe el aprendizaje? ¿No es el verdadero conocimiento una especie de amor intelectual? Si un poeta puede escribir una oda a la belleza intelectual, ¿por qué no podemos expresar nuestro aprecio por una entidad concebida por la cabeza más que por el corazón. El corazón tiene su valor, pero no es adecuado para la rudeza del mundo.

 

 

"¿Qué otra cosa puede hacerse sino aceptar las actuales limitaciones mientras se buscan las cosas trascendentales que le corresponde, según la Ley Divina de evolución? ¿No existe acaso aquello que (comparativamente) es como un complejo espiritual de inferioridad, de parte de quienes son sensibles (y quizás supersensibles), al hecho de que, si bien sus vidas están intelectualmente colmadas de interés, el desierto de sus corazones no han llegado a florecer como la rosa?

 

"En otras palabras, siempre que uno acuda a servir en el lugar designado, aceptando la Hermandad en Presencia de la Paternidad, ¿qué importa que el postulado fundamental sea para él una cosa de la cabeza, en vez de serlo del corazón?"

 

Responderé a estas preguntas de la manera siguiente:

 

No es cuestión de rayo ni de una diferencia básica entre el ocultista y el místico.

En el individuo íntegro deben actuar con igual poder la cabeza y el corazón.

No obstante, en tiempo y espacio y durante el proceso de evolución, los individuos se caracterizan por la tendencia que predomina en cualquier vida; hacemos estas diferencias transitorias porque no percibimos el conjunto. En determinada vida el hombre puede ser predominantemente mental, pues para él, el sendero del Amor de Dios no sería apropiado. El Amor de Dios afluye a su corazón y en considerable medida su acercamiento esotérico se basa en la percepción mística de sus vidas anteriores. Su problema es conocer a Dios, con la finalidad de interpretar ese conocimiento como amor a todo. Por lo tanto, el amor responsable, expresado como deber hacia el grupo y la familia, es para él la línea de menor resistencia. El amor universal irradiado a toda la naturaleza y a todas las formas de vida, vendrá después de un mayor conocimiento de Dios, y será parte de su desarrollo en otra vida.

Quienes estudian la naturaleza humana (y esto deberían hacerlo todos los aspirantes) harían bien en tener presente que existen diferencias transitorias. Las personas difieren en:

a. El rayo (que afecta predominantemente al magnetismo de la vida).

b. El acercamiento a la verdad, teniendo mayor poder de atracción el sendero ocultista o el místico.

c. La polarización, que decide la intención emocional, mental o física, de una vida.

d. La etapa de evolución, que produce las diferencias observadas entre los hombres.

e. El signo astrológico, que determina la tendencia de determinada vida.

f. La raza, que pone a la personalidad bajo la peculiar forma mental racial.

El subrayo al que pertenece el hombre, ese rayo menor que varía de una encarnación a otra, colora mayormente su vida. Es su matiz secundario.

Recuerden que el rayo primario de la mónada continúa durante el eón. No varía. Es uno de los tres rayos primarios que oportunamente los hijos de los hombres sintetizarán.

El rayo egoico varía de ronda en ronda, y en las almas más evolucionadas de raza en raza, y comprende uno de los cinco rayos de nuestra actual evolución. Es el rayo predominante por el cual vibra el cuerpo causal del hombre. Puede corresponder al rayo de la mónada, o ser uno de los colores complementarios del primario.

El rayo de la personalidad varía vida tras vida, hasta haber pasado por toda la gama de los siete subrayos del rayo monádico.

Por consiguiente, al tratar con personas cuyas mónadas están en un rayo similar o complementario, se hallará que se aproximan por simpatía. Sin embargo, conviene recordar que la evolución debe ser muy avanzada para que el rayo de la mónada influya ampliamente. De este modo la mayoría de los casos no pertenecen a esa categoría.

 

Referente al hombre común evolucionado, que lucha por aproximarse al ideal, la similitud del rayo egoico producirá una mutua comprensión, que lo llevará a la amistad.

 

Es fácil para dos personas del mismo rayo egoico comprender sus puntos de vista y llegar a ser grandes amigos, con una mutua fe inquebrantable, pues cada uno reconoce en el otro el mismo modo de actuar.

Pero cuando (agregado a la similitud egoica de rayo) la personalidad pertenece al mismo rayo, entonces tenemos una de esas cosas poco frecuentes, una perfecta amistad, un casamiento feliz, un vínculo inquebrantable entre dos. Esto, en realidad, es sumamente raro.

Cuando se trata de dos personas cuya personalidad pertenece al mismo rayo, y a distinto rayo egoico, puede existir una de esas amistades y afinidades breves y repentinas, pero tan efímeras como una mariposa. Es menester tenerlo presente, pues reconociéndolo se obtiene la capacidad de adaptación. La claridad de visión da por resultado una actitud prudente.

Otra causa de disidencias puede deberse a la polarización de los cuerpos. A no ser que esto sea reconocido, al tratarse las personas, se producirá incomprensión. El empleo de los términos, "un hombre polarizado en su cuerpo astral", en realidad, significa el hombre cuyo ego actúa principalmente a través de dicho vehículo. La polaridad indica la claridad del canal. Permítaseme ilustrarlo. El ego del hombre común tiene su morada en el tercer subplano del plano mental.

Cuando el hombre posee un vehículo astral compuesto en su mayor parte de materia del tercer subplano astral, y el mental se encuentra mayormente en el quinto subplano, el ego centrará sus esfuerzos en el cuerpo astral.

 

Si tiene un cuerpo mental de materia del cuarto subplano y un cuerpo astral del quinto subplano, la polarización será mental.

Cuando se habla que el ego controla más o menos al hombre, en realidad se quiere decir que ha incorporado en sus cuerpos materia de los subplanos superiores.

 

El ego controla con interés sólo cuando el hombre ha eliminado de sus vehículos casi toda la materia del séptimo, sexto y quinto subplanos.

Cuando ha incorporado cierta cantidad de materia del cuarto subplano, el ego amplía su control; cuando existe cierta cantidad del tercer subplano, entonces el hombre está en el sendero;

cuando predomina materia del segundo subplano entonces recibe la iniciación, y cuando tiene solamente materia de sustancia atómica se convierte en Maestro.

Por lo tanto, el subplano en el que se encuentra el hombre es importante, y el reconocimiento de su polarización dilucida la vida.

La tercera cosa a recordarse es que aunque se aceptan ambos puntos, la edad y la experiencia del alma con frecuencia originan incomprensión.

Los dos puntos anteriores no nos llevan muy lejos, porque la capacidad de percibir el rayo del hombre no es aún para esta raza. Una aproximada suposición y el uso de la intuición, es todo lo que se puede hacer. Los pocos evolucionados no pueden comprender perfectamente a los muy evolucionados, y en menor grado el alma avanzada no comprende al iniciado. Lo mayor puede comprender lo menor, pero no lo contrario.

Respecto a la actividad de aquellos cuyo punto de realización trasciende el propio, sólo les pediré hacer tres cosas:

a. No juzgar. Ellos tienen mayor visión. Recuerden que una de las mayores cualidades que han alcanzado los miembros de la Logia es su habilidad para considerar la destrucción de la forma como algo sin importancia. Les preocupa la vida en evolución.

b. Comprender que todos los acontecimientos son producidos por los Hermanos, teniendo en vista un sabio propósito.

Los iniciados de grado inferior, aunque agentes absolutamente libres, encuadran en los planes de sus superiores, del mismo modo que lo hacen ustedes en escala menor.

Tienen lecciones que aprender, y la regla del aprendizaje dice que la experiencia debe ser pagada. La captación viene a través del castigo que sigue a la acción irrazonable. Sus superiores permanecen preparados para sacar provecho de las situaciones producidas por los errores de quienes están en una etapa inferior de desarrollo.

 

c. Tener presente que la Ley de Renacimiento oculta en sí el secreto de la crisis actual. Los egos se reúnen en grupos para agotar cierto karma acumulado en el pasado, en el cual pecaron lastimosamente los hombres. El castigo y la transmutación son consecuencias naturales. La violencia y la crueldad anteriores traerán un pesado karma, pero ustedes tienen en sus manos la trasmutación de los antiguos errores.

Recuerden además que los principios son eternos y las personalidades transitorias. Los principios se verán a la luz de la eternidad, las personalidades desde el punto de vista del tiempo.

Lo malo es que, en muchas situaciones, están involucrados dos principios, uno de ellos secundario. La dificultad estriba en que (siendo ambos principios) los dos son correctos.

Una buena regla para una guía segura, consiste en recordar siempre que generalmente los principios básicos (para una sabia comprensión y desarrollo fructífero) exigen el empleo de la intuición, mientras que los secundarios son más puramente mentales.

Por eso los métodos difieren necesariamente. Al aferrarse a los principios básicos, los métodos más inteligentes son el silencio y una alegre confianza en que la Ley actúa, evitando todas las insinuaciones personales, excepto los comentarios inteligentes y amorosos, tratando de ver todo a la luz de la eternidad y no del tiempo, conjuntamente con un constante afán de seguir la ley del amor y sólo ver lo divino en el hermano, aunque tenga ideas contrarias.

 

En los principios secundarios, que las fuerzas opuestas destacan en la actualidad, la utilización de la mente inferior encierra el peligro de crítica y el empleo de métodos sancionados por el tiempo en los tres mundos -métodos que involucran el ataque personal, la injuria y la pérdida de energía en cosas destructivas, además de un espíritu contrario a la ley del plano, de la unidad. El término "fuerzas opuestas”, se emplea correctamente cuando se usa sólo en un sentido científico, y significa el polo opuesto que conduce al equilibrio.

 

Por lo tanto, recuerden que aunque los grupos opuestos sean completamente sinceros, puede actuar en ellos la mente concreta como barrera para la libre acción de la visión superior. Su sinceridad es grande, pero su etapa de realización, en algunas líneas, es menor que la de aquellos que se adhieren a los principios básicos, vistos a la luz de la intuición.

Principio es aquello que encarna algún aspecto de la verdad en que está basado nuestro sistema; es la infiltración, en la conciencia del hombre, de una pequeña parte de la idea sobre la que nuestro Logos fundamenta todo lo que hace.

 

La base de toda acción logoica es amor en actividad, y la idea fundamental sobre la cual Él basa la acción, conectada con la Jerarquía humana, es el poder del amor que impele hacia delante -llámese evolución, si desean, o impulso inherente, si prefieren, pero es amor que causa movimiento e impulsa a la consumación. Es el impulso impelente de uno y todos hacia una mayor expresión. De allí que este principio debería ser la base de toda actividad, y si la dirección de las organizaciones menores estuviera fundada sobre el amor que conduce a la actividad, crearía en todos sus miembros una urgencia divina, que análogamente los impelerá a una expresión más plena, a una plenitud más adecuada y a un mayor y satisfactorio esfuerzo.

 

Cuando un principio es verdaderamente fundamental, atrae inmediatamente a la intuición y demanda una inmediata reacción de asentimiento del yo superior del hombre. Para la personalidad tiene poca o ninguna atracción. Encierra un concepto del ego en su relación con los demás egos. Un principio es lo que rige siempre la acción del ego en su propio plano; sólo cuando entramos bajo la acrecentada guía de ese ego, nuestra personalidad concibe y responde a estas ideas. Éste es un punto que debe tenerse muy en cuenta en el trato con los demás, lo cual modificará nuestros juicios. La comprensión de un principio marca exactamente una etapa en la evolución.

 

Un principio es aquello que da vida a la afirmación de que el mayor bien es para el mayor número. Que un hombre debe amar a su esposa es la afirmación de un principio que rige a la personalidad, pero más tarde debe ser trasmutado en un principio más grande, el de que el hombre debe amar a sus semejantes. Los principios son de tres tipos, y para llegar a los superiores se debe pasar por los inferiores:

 

a. Los principios que rigen al yo personal inferior, y tratan de las acciones o vida activa de ese yo inferior. Encarnan el tercer aspecto, el de la actividad de la manifestación logoica, siendo la base del progreso posterior. Controlan al hombre durante su etapa poco evolucionada y el período de irreflexividad; se comprendería con mayor facilidad si dijera que están incorporados en las comunes y aceptadas reglas para vivir decentemente. No matarás, no hurtarás, tienen mucho que ver con la vida activa del hombre y con la formación de su carácter.

 

b. Los principios que rigen al yo superior y tratan del aspecto amor o sabiduría. Éstos nos conciernen ahora, y la mitad de las dificultades del mundo surgen en la actualidad porque estos principios más elevados, teniendo que ver con el amor o la sabiduría en toda su plenitud, recién están empezando a ser comprendidos por el vulgo.

Debido al rápido reconocimiento de su veracidad y de la tentativa de convertirlos en hechos, sin haber realizado un previo reajuste del medio ambiente a esos ideales, provienen los frecuentes choques y luchas entre los que están condicionados por principios que rigen a la personalidad y quienes lo están por los que gobiernan al yo superior.

Hasta que un mayor porcentaje de la raza no se rija por la conciencia del alma, esta lucha será inminente e inevitable. Cuando el plano emocional esté dominado por el intuicional, sobrevendrá entonces la comprensión universal.

 

El hombre aprende la primera serie de principios por medio de la codicia y el consiguiente desastre que ella produce. Robó, sufrió el castigo, y dejó de robar. El principio se forjó en él mediante el dolor y aprendió que sólo podía gozar de lo que era suyo por derecho y no por posesión. El mundo va ahora aprendiendo esta lección en forma grupal, porque a medida que los rebeldes se apoderan y retienen ilegalmente lo robado, encuentran que no les es suficiente y que les trae sufrimiento. Así, con el tiempo, van aprendiendo los principios.

 

La segunda serie de principios se aprende mediante la renunciación y el servicio. El hombre se aparta (después de aprender los primeros principios) de las cosas de la personalidad, y por medio del servicio aprende el poder del amor en su significado oculto. Da, y por lo tanto recibe; vive la vida de renunciación, y las riquezas del cielo afluyen a él; da lo que posee, y a su vez es colmado hasta la saciedad; nada pide para sí, y es el hombre más rico de la tierra.

Los primeros principios se relacionan con la unidad diferenciada y con la evolución a través de la heterogeneidad. Los principios que aprende actualmente la raza tienen que ver con los grupos; el interrogante no es “¿Qué será lo mejor para el hombre?" sino

“¿Qué será lo mejor para los muchos?", y sólo a quienes les es posible pensar en la totalidad y visualizarla como una unidad, pueden enunciar estos principios satisfactoriamente. Son los más importantes, pues constituyen los principios básicos de este sistema de amor. La dificultad actual se debe a que los hombres están confundidos.

Algunos de los primeros principios y fundamentos de la actividad inferior son innatos y están actualmente muy arraigados, sólo unos pocos de los principios egoicos superiores o del amor, se están infiltrando en sus confusos cerebros, originando un aparente y momentáneo choque de ideas. Se preguntan como Pilatos: “¿Cuál es la verdad?".

 

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Si recordaran solamente que los principios superiores conciernen al bien del grupo y los inferiores al bien del individuo, tal vez surgiría la claridad. La actividad inferior de la vida personal, por buena o digna que sea, a la larga tendrá que ser trascendida por la vida superior del amor que busca el bien del grupo y no el del ente.

Todo lo que tiende a la síntesis y a la expresión divina en el conjunto de unidades, se aproxima más al ideal y se acerca a los principios superiores. Si se piensa profundamente sobre estas ideas puede llegar alguna ayuda.

 

Un ejemplo de lo que se dijo lo tienen en el hecho de que muchas de las luchas que surgen dentro de las organizaciones se basan en que algunas personas dignas siguen a determinadas personalidades, sacrificándose por un principio; sí, efectivamente, pero un principio que rige la vida de la personalidad.

Otros, vislumbrando vagamente algo superior y buscando el bien de los grupos y no el de una persona, tropiezan con un principio superior y al hacerlo introducen, la fuerza del ego.

 

Trabajan para otros con el objeto de ayudar a su grupo.

Cuando existen roces entre los egos y las personalidades, la victoria de lo superior es segura; el principio inferior debe ceder su lugar al superior. Uno se concentra en lo que le parece de supremo valor, el cumplimiento del deseo de la vida personal, y (en este período) está interesado sólo en forma secundaria por el bien de la mayoría, aunque podrá tener momentos en los que piensa que ésa es su intención principal.

 

A otro no le importa nada de lo que le acontece al yo personal y sólo le interesa ayudar a la mayoría. Utilizando una expresión apropiada, todo se reduce a un móvil egoísta o altruista y, como bien lo saben, los móviles varían a medida que pasa el tiempo y el hombre se aproxima a la meta del sendero de probación.

 

c. Los principios más elevados son los que capta el espíritu, y sólo son comprendidos fácilmente por la conciencia monádica.

 

Únicamente a medida que el hombre trasciende su vida activa personal y sustituye la vida de amor o sabiduría, de acuerdo a como el ego la guía, puede empezar a comprender el alcance de esa vida de amor y conocerla como poder manifestado. Así como la personalidad trata de los principios que rigen la vida activa del yo inferior, y el ego actúa con la ley del amor, manifestada en el trabajo grupal o demostrada en la síntesis de los muchos en los pocos, así la mónada se ocupa de la vida activa del amor que se expresa en poder, por la síntesis de los pocos en uno solo.

 

El primero se ocupa de la vida del hombre en el plano físico en los tres mundos; el segundo, de su vida en niveles causales, y el último, de su vida después de haber alcanzado la meta del esfuerzo humano actual.

Uno trata con entes, otro con grupos y el último con la unidad. Uno se ocupa de la diferenciación en sus formas más diversas; el segundo, de los muchos trasformados en grupos egoicos, mientras que el tercero percibe la diferenciación trasformada nuevamente en los siete, que señala la unidad de la jerarquía humana.

Todos estos factores y muchos otros producen diferencias entre los seres humanos, y al valorarse a sí mismo, el hombre debe tenerlos en consideración.

 

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Por consiguiente, debe recordarse que un discípulo de cualquier Maestro tendrá su bagaje propio y sus acerbos y diferencias individuales. Sin embargo, puede estar seguro que hasta no haber incorporado al sendero del Conocimiento el sendero del Amor, no podrá recibir las iniciaciones mayores, porque éstas se reciben en los niveles superiores del plano mental. Hasta que el sendero de luz no se haya unido al de la vida, no podrá efectuarse la gran transición del cuarto reino al quinto. Son posibles ciertas expansiones de conciencia; pueden pasarse iniciaciones en el plano astral y en el plano mental inferior, percibirse algo de la visión y sentir la Presencia; puede llegarse al Bien Amado por medio del amor y la beatitud, y la alegría de este contacto puede traer consigo una alegría permanente; pero esa clara percepción proveniente de la experiencia pasada en el Monte de la Iluminación, es muy distinta de la alegría experimentada en el Monte de la Bendición. En uno, el Corazón es el guía, y en otro, la Cabeza.

Para responder más categóricamente: el sendero del conocimiento es el del ocultista y del sabio; el del amor es el del místico y del santo. El acercamiento por medio de la cabeza o del corazón no depende del rayo, pues ambos caminos deben ser conocidos; el místico deberá convertirse en ocultista; el ocultista blanco ha sido el místico santificado. El verdadero conocimiento es amor inteligente, porque es la fusión del intelecto y la devoción. La unidad se siente en el corazón; su aplicación inteligente a la vida debe ser desarrollada mediante el conocimiento.

Es de gran valor reconocer la tendencia del propósito de la vida, y saber si el objetivo de una vida constituye el método de la cabeza o del corazón. Aquí se requiere, sin embargo, un sutil discernimiento espiritual, porque el espejismo de la ilusión puede tentar a seguir el sendero de la inercia. Reflexionen detenidamente sobre estas palabras y asegúrense que la cuestión tenga una base sólida y que no provenga de un complejo de inferioridad, ni de la iniciativa de un hermano y su consiguiente envidia, o de una plácida inercia que niega toda actividad.

Como regla general para el aspirante común al discipulado, se supondrá, sin lugar a dudas, que en el pasado se aplicó muchas veces el método del corazón, y en esta encarnación el desenvolvimiento mental es de primordial importancia.

Una antigua escritura dice:

"No trates, oh, dos veces bendito Uno, de alcanzar la esencia espiritual antes de que la mente absorba. No es así como se busca la sabiduría. Sólo a quien tiene la mente sujeta y percibe el mundo como un espejo, se le puede confiar plenamente los sentidos internos. Sólo a quien sabe que los cinco sentidos son una ilusión y que nada permanece, excepto los dos que están adelante, se le podrá revelar el secreto de la trasposición del Cruciforme.

"El sendero hollado por el servidor es el sendero de fuego que atraviesa su corazón y conduce a la cabeza. No es en el sendero del placer ni en el del dolor donde se alcanza la liberación ni se obtiene la sabiduría. Mediante la trascendencia de ambos, por la fusión del dolor y el placer, se alcanza la meta, esa meta que está por delante como un punto de luz en la oscuridad de una noche de invierno. Este punto de luz puede recordarnos el pequeño candil de alguna triste buhardilla, pero -a medida que se sigue el sendero que conduce a dicha luz, mediante la fusión de los pares de opuestos- ese punto diminuto, frío y tembloroso, aumenta con firme irradiación y le recuerda al errante viajero la cálida luz de alguna ardiente lámpara.

"Sigue tu camino, oh Peregrino, con firme perseverancia, No existe candil ni lámpara terrenal alimentada con aceite. Acrecienta continuamente la irradiación hasta que el sendero termine en una llamarada de gloria, y el viajero de la noche se convierta en el hijo del sol y atraviese los portales de ese radiante orbe."



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