DEL LIBRO:TRATADO SOBRE MAGIA BLANCA

O

EL CAMINO DEL DISCÍPULO

ALICE BAILEY-MAESTRO TIBETANO (DJWHAL KHUL)

 

 

REGLA 15

REGLA QUINCE

Los fuegos se acercan a la sombra, sin embargo no la queman.
La envoltura del fuego se ha terminado de construir. Que el mago
entone las palabras que fusionan el fuego y el agua.

 

 

EL SENTIDO ESOTÉRICO

Llegamos ahora a considerar la última regla de la magia. A medida que pensamos retrospectivamente sobre esta larga serie de instrucciones, se destacan con claridad excepcional ciertas líneas fundamentales de enseñanza, colocando en segundo término las de menor importancia. Los estudiantes deben recordar que al leer cualquier libro de texto (y éste es considerado como tal), debería adoptarse un procedimiento definido. El estudiante debe leer primero todo el libro, a fin de captar sus puntos más importantes, sus principales líneas de enseñanza y las tres o cuatro proposiciones sobre las cuales está fundada toda su estructura. Habiéndolas captado, puede entonces comenzar a considerar y aislar esos puntos secundarios que sirven para dilucidar y esclarecer los puntos esenciales. Después de eso, puede ocuparse de los detalles. Por lo tanto, los estudiantes hallarán de interés, repasar estas instrucciones y entresacar de ellas los puntos principales; luego pueden recopilar las enseñanzas secundarias y ubicar finalmente los detalles bajo los distintos encabezamientos. Esto, una vez terminado, constituye una sinopsis del libro, y fija en la memoria del estudiante el conocimiento que contiene.

Una de las principales enseñanzas que puede verse en todas las instrucciones de carácter realmente esotérico, concierne a la actitud del estudiante de ocultismo. Se supone que trata con cosas subjetivas y esotéricas, pues su propósito es trabajar en magia blanca. Por eso debe asumir y mantener firmemente la posición del Observador, separado del mecanismo de observación y contacto; reconocerse a sí mismo como una entidad esencial-mente espiritual, cuya naturaleza, objetivos y métodos de trabajo, son distintos de los de los cuerpos que considera inteligente ocuparlos temporariamente y emplearlos. Debe comprender su unidad y líneas de contacto con todos los trabajadores similares y así llegar a un conocimiento consciente de su posición en la jerarquía espiritual de Seres. Se ha difundido tanta información errónea y se ha puesto tan poco énfasis inteligente sobre el estado y la posición de lo que se denomina la jerarquía de almas, que los discípulos sensatos y equilibrados tratan ahora de dirigir sus pensamientos en otras direcciones y eliminar en lo posible todo pensamiento referente a grados y esferas de actividad. Posiblemente, en esta oscilación del péndulo, se tienda a ir demasiado lejos en la dirección opuesta y a no tener en cuenta estas etapas de actividades. Sin embargo, no me interpreten mal; no sugiero que se intente ubicar a las personas, decidiendo dónde se hallan en la escala de evolución. Esto se ha hecho insensatamente en el pasado, para desprestigio del tema, a tal extremo, que en la mente del público este tópico está desacreditado. Si estas etapas son consideradas sensatamente por lo que son –estados de expansión de conciencia y grados de responsabilidad— entonces el peligro de reacciones personales hacia los términos "discípulo aceptado, iniciado, adepto, maestro”, sería insignificante y se evitarían muchas dificultades. Hay que recordar siempre que el estado individual debe mantenerse estrictamente para sí mismo, y el punto de evolución (que verdaderamente puede reconocerse como más avanzado que el de la persona común) será demostrado mediante una vida de servicio activo y altruista y por la manifestación de una visión iluminada que está por encima de la idea racial.

Al reunir hoy al Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo, debe tenerse gran precaución. Cada trabajador es sólo responsable de sí mismo, de su servicio y de nadie más. Es prudente medir y tener una idea aproximada del estado evolutivo, no basándose en pretensiones sino en el trabajo efectuado y en el amor y la sabiduría demostrados. El fallo debe fundarse sobre un co-nocimiento evidente del plan, a medida que se desarrolla en una inteligente formulación del próximo paso para la raza humana, en un sentido esotérico manifestado y en una influencia o poder áurico, amplio, constructivo e incluyente.

Se me pide que defina más claramente lo que quiero significar por "sentido esotérico". Significa, esencialmente, la capacidad de vivir y funcionar subjetivamente, poseer el constante contacto interno con el alma y el mundo en que se encuentra, y esto debe efectuarse en forma subjetiva a través del amor, demostrado activamente; de la sabiduría, constantemente difundida, y de esa capacidad de incluir e identificarse uno mismo con todo lo que respira y siente, una de las características sobresalientes de todo verdadero hijo de Dios. Por lo tanto, quiero significar que se debe mantener una actitud mental interna, que puede ser orientada a voluntad en cualquier dirección. Gobernar y controlar la sensibilidad emocional, no sólo del discípulo, sino también la de aquellos con quienes entra en contacto. Por la fuerza de su pensamiento silencioso puede llevar luz y paz a todo. Por medio de ese poder mental puede sintonizarse con los pensamientos del mundo y el reino de las ideas; puede discriminar y elegir esos elementos y conceptos mentales que le permitirán, como trabajador del plan, ejercer en su medio influencia y revestir los nuevos ideales con esa materia mental que facilitará el reconocimiento de esos ideales en el mundo común del pensamiento y del diario vivir. Esta actitud mental capacitará al discípulo para orientarse hacia el mundo de las almas y, desde ese lugar de elevada inspiración y de luz, descubrir a sus colaboradores, ponerse en comunicación con ellos y colaborar unidos en el desarrollo de las divinas intenciones.

Poseer este sentido esotérico es la principal necesidad de los aspirantes en esta época de la historia mundial. Hasta que lo capten en alguna medida y utilicen, nunca podrán formar parte del Nuevo Grupo, ni trabajar como magos blancos, y estas instrucciones continuarán siendo teóricas y principalmente intelectuales, en lugar de ser prácticas y efectivas.

Para cultivar este sentido esotérico interno es necesario, en las primeras etapas de desarrollo, una continua meditación, pero a medida que pasa el tiempo y el hombre crece espiritualmente, dará lugar forzosamente a una orientación espiritual constante y entonces la meditación diaria, como la comprendemos ahora, no será ya necesaria. El desapego del hombre por las formas que utiliza será tan completo, que vivirá siempre en el "sitial del Observador", y desde ese punto y actitud dirigirá las actividades de la mente, de las emociones y de las energías, que harán posible y útil la expresión física.

La primera etapa de este desarrollo y cultivo del sentido esotérico consiste en mantener una actitud de constante y desapegada observación.

El Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo bien puede ser considerado, en las filas externas, como un cuerpo de observadores entrenados y organizados. Dividiré al grupo en tres, haciéndolo con el fin de que los aspirantes y chelas de todo el mundo sean guiados en su conocimiento respecto al punto donde se hallan individualmente, y puedan, con toda sinceridad y verdad, empezar a trabajar inteligentemente. Así serán ayudados a conocer el lugar que les corresponde.

Primero, existen los Observadores Organizados. Estos aspirantes aprenden a hacer dos cosas: practicar ese desapego que los capacitará para vivir como almas en el mundo de los asuntos cotidianos y comprender el verdadero significado de las palabras: trabajar sin apegos. Segundo, están además aquellos estudiantes de los asuntos mundiales en uno de los siete sectores, a los cuales me referí anteriormente al llamar la atención del mundo sobre el nuevo grupo. Estudian los signos de los tiempos. Investigan el gran drama de la historia a fin de descubrir su tendencia principal y expresar a todo el mundo académico y a los pensadores de la raza, lo que ven y comprenden.

A lo largo de toda la historia humana corre un triple hilo, y en la interacción de estos tres hilos se encuentra la historia de la evolución. Un hilo guía los pensamientos del hombre mientras éste se ocupa de desarrollar el aspecto forma de las tendencias raciales, y muestra que las formas de las razas, de los países, de la fauna y la flora de nuestra vida planetaria, han ido, sin desviarse, paralelamente a las necesidades de los hijos de Dios que emergen lentamente. El segundo hilo nos lleva a una comprensión del desarrollo de la conciencia, e indica la emergente etapa que va desde la percepción instintiva a la intelectual, y de allí a la iluminación intuitiva, meta actual de la conciencia.

El tercer hilo concierne al Plan mismo, y aquí entramos en el reino de lo verdaderamente desconocido. Qué es el plan y cuál su meta, es aún totalmente incomprendido, excepto por los adeptos más elevados y los hijos de Dios más excelsos. Hasta que la mente iluminada o el poder de la respuesta intuitiva estén desarrollados en la familia humana, no podremos captar los conceptos básicos que se encuentran en la mente misma de Dios. Hasta no haber escalado el punto más elevado del Monte de la Iniciación, es imposible visualizar la Tierra Prometida. Hasta no superar las limitaciones –las necesarias limitaciones— de los tres mundos y que el hombre pueda actuar libremente como alma en el reino espiritual, lo que subyace detrás de ese reino debe permanecer oculto para el hombre, en la misma forma en que el estado de percepción del ser humano permanece como un libro cerrado para el animal. Ésta es una lección saludable y necesaria que todo discípulo debería captar.

Pero los observadores de las temporadas y estaciones pueden hacer rápidos progresos en el desarrollo intuitivo si perseveran en su meditación, entrenan su intelecto y se esfuerzan siempre por pensar en términos universales. Que observen la historia retrospectivamente como parte de la emergente preparación que va a inaugurar el futuro. Que eleven su ánimo en el reconocimiento de que el reino de las almas está convirtiéndose paulatinamente en un fenómeno del plano físico (¿hablo, acaso, paradójicamente?) y será reconocido eventualmente como un reino de la naturaleza y considerado así por los hombres de ciencia antes de pasar dos siglos. Estos "Observadores Organizados" forman el círculo externo del nuevo grupo y su nota clave es la síntesis, la eliminación de cosas no esenciales y la organización del conocimiento humano. Al trabajar en muchos campos de la percepción humana, se los distingue por un espíritu sin sectarismos, por la capacidad de ocuparse de las esencialidades fundamentales y de vincular los diversos campos de la investigación humana, en un todo organizado y unificado.

Segundo, el siguiente sector del Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo corresponde a los comunicadores telepáticos. Éstos son muy pocos y se distinguen por su relativamente estrecha e interna relación. Son principalmente un grupo de enlace o puente. Son extraídos del círculo esotérico de los observadores organizados, pero con un alcance más amplio de servicio, porque trabajan en forma más esotérica. Están en contacto entre sí y con los observadores organizados, y también con el grupo de hombres y mujeres que se hallan en el mismo centro o corazón del grupo mundial. Su trabajo es triple y muy difícil. Deben cultivar constantemente el desapego, característica del alma que se conoce a sí misma. Continuamente obtienen el conocimiento y la información acumulada, de los observadores organizados, adaptándolos a las necesidades mundiales y difundiéndolos como enseñanza. Trabajan en forma efectiva, pero siempre tras la escena, y aunque pueden ser conocidos en el mundo en esta etapa primitiva del trabajo del nuevo grupo, y reconocidos como instructores, escritores y trabajadores, posteriormente irán retrocediendo cada vez más hasta el trasfondo y trabajarán a través del círculo externo. Ellos los inspirarán y pondrán acrecentada responsabilidad sobre sus hombros; fomentarán el desarrollo del intercambio telepático en el mundo y así tejerán ese cordón que con el tiempo eliminará la actual separación entre lo visible y lo invisible, y hará posible el nuevo mundo, donde será abolida la muerte tal como la conocemos y se establecerá un entrenamiento universal en la continuidad de la conciencia grupal. Por eso se acentúa el entrenamiento de la sensibilidad telepática de los miembros de este sector del nuevo grupo. A los miembros de este segundo círculo de trabajadores se les enseña a desarro-llar la sensibilidad en tres direcciones: hacia los pensamientos de los hombres en encarnación física, hacia la mente de quienes han pasado al más allá y aún se hallan en cuerpos mentales y, tercero, hacia el grupo de Seres espirituales que son los custodios del proceso evolutivo, a través de cuyas manos pasan constantemente los tres hilos de la vida en desarrollo.

Su tarea es excesivamente difícil, más difícil que la del primer grupo, y más aún que la del último, porque carece todavía de ciertos poderes y experiencia necesaria. Su centro de conciencia es la intuición y no el intelecto sintetizador, y su estado de percepción es amplio e incluyente. Pueden sufrir más que la mayoría, pues la mayor parte de los que se encuentran en esta etapa son muy sensibles a su propio bienestar y responden demasiado a las vibraciones emanadas del aspecto forma en los tres mundos. Su estado de desapego no es todavía completo. Sirven de puente, por lo tanto soportan infinidad de problemas, y responden al dolor mundial. Ven demasiado, si puedo expresarlo así, pero aún no tienen el privilegio de visualizar con claridad la meta que se halla doscientos años adelante. Perciben la necesidad actual. Responden a la nueva corriente de fuerza espiritual que está afluyendo. Llevan el peso de la humanidad sobre sus hombros, y como están coordinados en cierta medida, viven simultáneamente en los tres mundos, aunque pocos pueden hacerlo. Perciben la urgencia de la oportunidad presente y también la apatía de la mayoría, y por esas razones trabajan bajo una enorme presión.

Tercero, el grupo más interno de todos está constituido por los miembros de la Jerarquía misma. No importa que estas almas liberadas sean reconocidas como Hermanos Mayores de la raza, Maestros de Sabiduría, la Nube de Testigos, el Cristo y su Iglesia, como Superhombres, o bajo cualquier calificativo impuesto por las tendencias heredadas, o la tradición de la humanidad. A Ellos no les interesa. Las disputas mezquinas respecto a Su personalidad, nombres y estado, no tienen ninguna importancia. Pero constituyen las fuerzas inteligentes del planeta; expresan, debido a Su expansión de conciencia, la Mente de Dios; encarnan el principio inteligente, inmutable e inalterable, y a través de Ellos fluye la energía denominada Voluntad de Dios, a falta de mejor comprensión. Saben mucho más del plan que los dos círculos externos del Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo, porque ven con claridad el próximo paso que guiará a la raza hacia la evolución planetaria, durante los próximos doscientos años. No se detienen en especulaciones ociosas respecto a la meta final, al término de una era mundial. Quizás esto les sorprenda, en vista de las numerosas especulaciones de los no iniciados. Pero es así. Saben que hay un momento oportuno para todas las cosas, y mirando adelante y comprendiendo intuitivamente la meta de todos los reinos, en el futuro inmediato, todo su esfuerzo unido se halla abocado a un fin, el cultivo de la respuesta telepática intuitiva de los comunicadores, que son su punto de enlace con el mundo físico. Estos últimos a su vez tratan de emplear a los Observadores. Los Conocedores, Comunicadores y Observadores –que trabajan todos en estrecha unidad, a menudo sin darse cuenta, responden plenamente (según su grado)— al impulso de la Mente y Voluntad del Logos, la Deidad solar.

Más allá de este triple grupo se hallan los Tronos, Principados y Poderes, de los cuales no es necesario ocuparnos. Al otro lado está la humanidad destrozada por los desastres de la pasada guerra mundial, perpleja por la presión social, religiosa y económica actuales, que responde y es sensible a las influencias y energías que fluyen de la nueva corriente de la era acuariana; al no poder comprenderla ni explicarla, sólo es consciente del anhelo de libertad de expresión y de una condición física similar, aferrándose a cualquier oportunidad para adquirir conocimiento y proveer así un campo fértil donde este nuevo grupo pueda trabajar.

Hemos visto que el objetivo de todo entrenamiento interno es desarrollar el sentido esotérico y desenvolver esa percepción sensible interna que capacitará al hombre para actuar, no sólo como un hijo de Dios en encarnación física, sino como quien posee esa continuidad de conciencia que permite estar al mismo tiempo despierto internamente y activo externamente. Esto se logra mediante el desarrollo del poder que lo lleva a ser un Observador entrenado. Recomiendo estas palabras a todos los aspirantes. La persistencia en la correcta observación produce el desapego de la forma y el consiguiente poder para utilizarla a voluntad con el fin de acrecentar los planes jerárquicos y su consiguiente utilidad para la humanidad. Cuando se ha logrado en cierta medida este poder de observación, tenemos entonces al aspirante, unido al grupo intermedio de comunicadores entrenados que se encuentra entre los ya mencionados (los grupos exotéricos y el grupo de trabajadores espirituales en el plano subjetivo), interpretándose mutuamente. Es bueno recordar que tam-bién los miembros de la Jerarquía se benefician con las opiniones y consejos de esos discípulos interesados a los cuales se les puede confiar la interpretación y el reconocimiento correctos de la necesidad del momento.

Cuando un hombre ha alcanzado esta etapa se halla en contacto consciente con el plan, entonces comienza el verdadero trabajo mágico. Hombres y mujeres, que empiezan a vivir como almas, se encargan del trabajo mágico de la nueva era, e inaugurarán los cambios y la reconstrucción que causarán la manifestación del nuevo cielo y la nueva tierra, Y de ellos son testimonio elocuente las Escrituras del mundo. Pueden entonces trabajar con fuerzas en la materia etérica, produciendo esas creaciones y organizaciones en el plano físico que encarnarán más adecuadamente la vida de Dios, en la era acuariana que está ahora entrando. La regla se refiere a esta etapa.

Estas palabras marcan la consumación del trabajo mágico, y son las mismas para el trabajo mágico de un Logos solar, de un Logos planetario, de un alma encarnada o un ser humano avanzado, que aprendió a trabajar como un mago blanco bajo el plan de la gran Logia Blanca. Se refieren, lógicamente, al trabajo de aquellos que a través de la realización intelectual, aprendieron a trabajar como magos, pero sobre el aspecto negro, porque para los dos grupos rigen las mismas reglas del trabajo mágico, aunque difiera el impulso motivador. Con el trabajo del mago negro nada tenemos que hacer. Lo que ellos hacen es muy poderoso aunque de efecto transitorio, empleando la palabra transitorio en su sentido cíclico; pero estos efectos deben cesar a su debido tiempo y subordinarse a las demandas y al trabajo de los portadores de luz y de vida.

La etapa de la sombra constituye el período nebuloso e incierto, previo a la manifestación densa y concreta. Aquí no se refiere a la sombra como la contraparte de la manifestación física del alma, sino a una de las etapas intermedias del proceso creador .Es llamada técnicamente la "etapa creciente y menguante de las nebulosas", y precede a la aparición más estabilizada y relativamente estática de la forma exotérica. En la formación de un sistema solar, esto es reconocido como un período preliminar y puede ser observado en el cielo estrellado. Indica la etapa en que el Gran Mago está en el proceso de llevar a cabo Su trabajo; Él todavía no ha entonado esas místicas palabras o sonidos espirituales, que producirán concreción y la aparición tangible de la forma.

La Doctrina Secreta hace referencia a los tres fuegos, y estos se han utilizado antiguamente; el Vishnu Purana da a estos fuegos exactamente la misma nomenclatura extraída por H. P. B. de los términos de la antigua escritura. Cuando el Fuego Eléctrico, el Fuego Solar y el Fuego por Fricción, entran en conjunción, producen el manifestado macro y microcosmos, y a esta conjunción se refiere mi anterior libro Tratado sobre Fuego Cósmico. Estos fuegos son esotéricamente un fuego, el cual produce como efecto, según la conciencia que lo testimonia (variadas etapas del desarrollo evolutivo), la esencia ígnea diferenciada. Esta esencia ígnea puede ser conocida como la Vida misma o como la "Luz brillante del Ser", o como la forma activa inherente a la sustancia específica, subyacente en todo fenómeno. En esta última regla para la magia, son considerados los fuegos de la materia misma que se acercan a la sombra, y como lo expresa simbólicamente El Antiguo Comentario "se elevan desde la segunda oscuridad al llamado del espíritu de luz, y encuentran en su lugar asignado, aquello que los absorberá y elevará al punto ígneo, de donde vinieron los fuegos de luz viviente y vida radiante".

LA NEGACIÓN DE LA GRAN ILUSIÓN

La frase que en esta regla dice "mezclan el fuego y el agua" se refiere al efecto producido en el punto de condensación, después de pronunciadas las grandes palabras que provocan ese efecto. Esta regla es casi imposible de explicar y no me es permitido darles las palabras que originan este proceso. Sólo podrían hacerse algunas insinuaciones que servirán para alentarlo a pensar al verdadero aspirante y quizás provoquen irritabilidad al pensador casual que busca los métodos rápidos y las fórmulas fáciles para trabajar. Calor y humedad están presentes en la producción de toda forma de vida, pero el gran misterio (y casi el último misterio a serle explicado al adepto) es conocer que la fusión de los tres fuegos puede producir humedad o sea el elemento acuoso. Este problema y fenómeno constituye la base de la Gran Ilusión a la cual se refieren los libros antiguos; por la acción de estas combinaciones se desarrolla el maya envolvente. En verdad no existe tal cosa como agua; la esfera acuosa, el plano astral, es, si pudieran comprenderlo, un efecto ilusorio y no tiene existencia real. Sin embargo –en tiempo y espacio y para la comprensión de la conciencia que lo testimonia— es más real que aquello que oculta y encubre. No puedo exponer esto con más claridad. Sólo es posible sugerir al estudiante inteligente que la luz de su alma (reflejada en su mente) y la energía de la forma (como se expresa en el cuerpo etérico) son para él, en el reino de la dualidad temporaria, sus dos realidades básicas. La naturaleza acuosa de su experiencia astral en la que estos dos aspectos de la divinidad parecen encontrarse y trabajar (obsérvese que es ilusión), es sólo fenómeno de espejismo y en sentido oculto está basado en los hechos. Todo verdadero aspirante sabe que su progreso espiritual puede ser medido en términos de su liberación de esta ilusión, para pasar a la límpida atmósfera y a la luz pura de su conciencia espiritual. El reino animal trabaja dentro de su conciencia, con la segunda de estas dos realidades básicas, para quien la vida del cuerpo etérico y la fuerza que rige la naturaleza animal o material, son las principales expresiones de la verdad. Sin embargo, el animal empieza a percibir confusamente el mundo de la ilusión y posee ciertos sentidos y poderes psíquicos que reconocen el plano astral, pero no lo interpretan. El velo de la ilusión comienza a disiparse ante los ojos del animal, pero él no lo sabe. El ser humano ha deambulado durante épocas en el mundo de la ilusión, porque es su propia creación. El hombre, a su vez, desde el punto de vista de la conciencia, tiene contacto con ambas realidades y aprende poco a poco a disipar la ilusión mediante el constante crecimiento de la radiante luz del alma. Permítanme detenerme para recordarles que la dualidad es tan sólo una etapa en el arco de la evolución, que conducirá oportunamente a la realización de la unidad.

El velo de la ilusión se asemeja al momento previo al alba, cuando el mundo de las cosas familiares es visto a través de las nieblas y brumas que velan el mundo de las formas y también el del sol naciente. Entonces tenemos ese tiempo intermedio, el período misterioso y vago cuando lo real está oculto por lo irreal; esa condición misteriosa y fantasmagórica cuando las formas no se ven como en realidad son, pues pierden su forma, color y perspectiva. Entonces la visión verdadera no es posible. La etapa astral, el inmenso ciclo de tiempo en que la gran ilusión domina, puede ser juzgada, de acuerdo al acercamiento simbólico anterior, temporario y transitorio. No es la etapa de una definida manifestación divina, tampoco la de pura y clara percepción, ni la del trabajo perfeccionado. Constituye ese período de tiempo en que aparecen los semidioses; es el momento en que la verdad es sólo percibida tenuemente, la visión resulta vaga y se la ve ocasionalmente; es la etapa en que el Plan es comprendido a medias, y cuando se trabaja con conocimientos parciales, inevitablemente se producirán dificultades y errores. Es asimismo la etapa de deformación y constante mutabilidad, mientras se pone en evidencia tenemos la incesante atracción de las fuerzas que conducen de aquí para allá, trabajando ciegamente y sin propósito aparente. En lo que concierne a la humanidad, es el momento en que el hombre está envuelto en brumas y nieblas, y perdido en las miasmas que se elevan desde el suelo (símbolo de la naturaleza fundamental del reino animal). Sin embargo, a veces, esta etapa se ve tan irreal como la luz del amanecer de la conciencia espiritual cuando atraviesa la oscuridad reinante. Es el intervalo entre el dominio de la conciencia animal y la espiritual, y este intervalo de ilusión astral es conocido sólo en la familia humana. No existe el plano astral, excepto en la conciencia del cuarto reino de la naturaleza, porque el hombre está "bajo la influencia de la ilusión" en un sentido diferente de la percepción consciente de cualquier otro reino, subhumano o superhumano.

Es desesperante no poder dar un significado más claro. ¿Cómo puede, aquel que está sujeto a las ilusiones de los sentidos, como lo están todos los seres humanos, concebir el estado de conciencia de quienes se han liberado de las ilusiones del plano astral, o comprender el estado de percepción de esas formas de vida que aún no han desarrollado la conciencia astral? La naturaleza dual de la mente es la causa de esta ilusión, porque la mente le presenta al hombre las llaves del reino de los cielos o le cierra la puerta de entrada en el mundo de las realidades espirituales. La mente concreta y sin principios provoca todos los trastornos de la humanidad. El sentido del yo y el espíritu de individualidad separatista ha llevado a la humanidad a su actual condición, y sin embargo, hasta eso forma parte del gran proceso de desarrollo. La conciencia de dualidad y el sentido subjetivamente comprendido y sincrónicamente reconocido de "Yo soy Dios" y "Yo soy forma” ha precipitado a la humanidad en la gran ilusión.

Sin embargo, esta misma ilusión es la que oportunamente presenta al hombre la secreta contraseña del reino de Dios y provoca su liberación. Esa misma ilusión sirve para guiarlo hacia la verdad y el conocimiento; en el plano astral la herejía de la separatividad debe ser vencida, y en el campo de Kuruk-shetra el aspirante individual, Arjuna y el Arjuna cósmico, aprenden la lección de que el conocedor y lo conocido son uno. La ciencia secreta del Maestro de la Sabiduría constituye el secreto para disipar las brumas y nieblas, la oscuridad y la tristeza, producidas por la unión de los fuegos en las primeras etapas. El secreto del Maestro es descubrir que no existe plano astral; encuentra que el plano astral es una ficción de la imaginación y fue creado por el incontrolado empleo de la imaginación creadora y el abuso de los poderes mágicos. El trabajo de la Jerarquía consiste principalmente en poner fin a las sombras y dispersar la humedad; la meta de los Maestros es dejar entrar la luz del alma y demostrar que el espíritu y la materia son las dos realidades que constituyen la unidad, y que sólo en tiempo y espacio y mediante el cíclico empleo de los poderes mágicos y psíquicos, el plano astral de la gran ilusión vino a la existencia y es ahora una cosa más real para el hombre –en cierto sentido— que el reino de la luz y el reino de la forma. Es muy cierto y sumamente interesante que la ilusión se produce porque el ser humano es un alma cuya luz se encuentra dentro de él y va alcanzando gradualmente una radiación más completa. A causa de esta ilusión, el trabajo mágico ha ido adelante, siguiendo líneas erróneas, fundado en motivos equívocos y ajustado a un esquema más potente que el del trabajador común, porque toda la fuerza del mundo de la ilusión está contra todos los esfuerzos del principiante en magia blanca.

Por lo tanto, las reglas para el aspirante finalizan con la declaración, que el mago entone las palabras que "mezclan el fuego y el agua". Las reglas similares para el iniciado, terminan con las palabras: "Que el iniciado entone la nota que unifica los fuegos". Esto es significativo y muy alentador para el principiante en el trabajo mágico. Forzosamente, aún trabaja en el plano astral y posiblemente no podrá evitar hacerlo así durante mucho tiempo. La señal de crecimiento consiste en el constante retiro de su conciencia de ese plano y en el equilibrio y percepción mental logrados, seguidos del trabajo creador en el plano mental. Hay una interesante y antigua afirmación que se encuentra en los archivos de los adeptos, que abarca algunas de las etapas del trabajo mágico, expresadas, por supuesto, en forma simbólica:

"Que el mago se coloque en el gran mar del mundo. Que se sumerja en el agua y allí mantenga su posición. Que mire abajo, dentro de las profundidades acuosas. Nada es visto en forma correcta. No aparece nada más que agua. Se mueve alrededor de él, debajo de sus pies y encima de su cabeza. No puede hablar; no puede ver. La verdad desaparece en el agua.

"Que el mago se coloque en la corriente. El agua corre a su alrededor. Sus pies están firmes sobre la tierra y la roca, pero todas las formas que ve están perdidas en la inmensidad gris de la niebla. El agua cubre su cuello, pero progresa con los pies sobre la roca y la cabeza en el aire. Todo es aún deformación. Sabe dónde se encuentra, pero no sabe dónde ir y cómo ir, ni lo comprende. Entona las palabras mágicas, pero con voz apagada, confusa y perdida, son devueltas por la niebla, y no surge ninguna verdadera nota. A su alrededor se escuchan los sonidos de las numerosas formas que absorben su sonido.

"Que el mago se coloque en la bruma acuosa, libre de la corriente que fluye. Algunos contornos aparecen confusos. Ve una pequeña distancia en el sendero. Llamas vacilantes de luz penetran a través de las brumas y las nieblas. Escucha su voz; su nota es más clara y verdadera. Las formas de otros peregrinos pueden ser vistas. Detrás de él está el mar. Bajo sus pies se ve la corriente. A su alrededor brumas y nieblas. Sobre su cabeza no se ve el cielo ni el sol.

"Que el mago se coloque en un terreno más elevado, pero bajo la lluvia. Las gotas caen sobre él; estalla el trueno; los relámpagos fulguran en el cielo. Pero a medida que la lluvia cae, disipa la niebla, lava la forma y aclara la atmósfera.

"Así las formas son vistas y los sonidos oídos, aunque todavía confusamente, porque el trueno retumba, y fuerte es el ruido de la lluvia que cae. Pero ahora es visto el firmamento, el sol aparece, y entre nubes a la deriva, pedazos del cielo azul alegran los cansados ojos del discípulo.

"Que el mago se coloque en la cima de la montaña. Debajo de él, en los valles y las llanuras, se divisa el agua, la corriente y las nubes. Sobre él está el azul del cielo, la irradiación del sol naciente, la pureza del aire de la montaña. Cada sonido es claro. El sonido es la palabra del silencio".

Después vienen las significativas palabras que presentan el cuadro de la consumación:

"Que el mago se coloque dentro del sol, contemplando desde allí el globo terráqueo. Desde ese elevado punto de serena paz, que emita las palabras que crearán las formas, construirán mundos y universos y darán su vida a lo que él ha creado. Que proyecte las formas creadas sobre la cima de la montaña, de manera que puedan hendir las nubes que circulan alrededor del globo terráqueo, llevando luz y poder. Éstos dispersarán el velo de las formas, que ocultan la verdadera morada de la tierra al ojo del espectador".

Tal es el fin del trabajo mágico. Implica el descubrimiento de que el plano astral y la llamada luz astral, son tan sólo un espectáculo creado por el hombre mismo. Lo que el hombre ha creado puede también destruirlo.

Es todo lo que puedo dar por ahora sobre el trabajo mágico. Las palabras que fusionan no pueden ser dadas bajo ninguna circunstancia, excepto bajo juramento de guardar secreto, que automáticamente rige al discípulo juramentado; estos juramentos no son dados a ningún hombre, sino que el aspirante presta juramento a su propia alma cuando esa alma le ha trasmitido las palabras. Los encuentra por sí mismo como resultado de infatigable esfuerzo. Sabe que estás fórmulas son prerrogativas de todas las almas y sólo pueden ser conocidas y utilizadas, sin peligro, por quienes han comprendido que el Yo es el Uno. Por eso se compromete a sí mismo a no revelar estas palabras a quien no esté actuando como alma o esté vagando ciego en el valle de la ilusión. Debido a esta respuesta automática al conocimiento, de parte de los conocedores de la raza, la Jerarquía de Adeptos ha reunido su personal.