REGLA
14-1
REGLA CATORCE
El
sonido aumenta. Se acerca la hora del peligro para el alma valerosa.
Las aguas no han dañado al creador blanco y nada puede ahogarlo
ni mojarlo. Ahora amenaza el peligro del fuego y de las llamas,
sin embargo se observa tenuemente el humo que se eleva. Que él,
después del ciclo de paz, acuda nuevamente al Ángel solar.
LOS
CENTROS Y EL PRANA
Cuanto
más nos acercamos en pensamiento al plano físico, tanta mayor
dificultad experimentará el mago, ya sea el Ángel solar que se
ocupa del trabajo mágico de manifestación, o un trabajador experto
en el plan. Esto es debe a dos causas:
1
. La respuesta automática de la materia física densa a la sustancia,
recordando siempre que la sustancia es fuerza.
2. Los peligros incidentales a la tarea de trabajar con los fuegos
o pranas del universo. Este último peligro es el que concierne
a esta regla.
Hay
muchas formas de interpretarla. Podemos estudiar el trabajo del
Ángel solar cuando se acerca al plano físico denso para encarnar,
y llegar así a ese punto crítico de su trabajo creador donde la
triple envoltura está en la etapa que debe ineludible e inevitablemente
hacer contacto con el aspecto materia, etapa en la cual, expresando
esta verdad en términos ocultos, literalmente lo induce a "vestirse
y desaparecer dentro de la luz del día".
El
hombre espiritual está ahora velado por una envoltura mental o
por un fuego. Está envuelto "en una niebla acuosa",
expresión antigua que se refiere a la gran ilusión. Este término
trasmite no sólo el concepto de la posesión de un cuerpo astral
o acuoso, sino que también presenta a la mente el efecto que ese
cuerpo tiene que producir sobre el oculto Ángel solar, el cual
mira a través del fuego y de la niebla y ve distorsión y reflexión,
y aquello que extravía.
Además
de las envolturas de fuego y niebla, se ha revestido de una red
externa estrechamente entrelazada de corrientes de fuerza. Éstas
constituyen su cuerpo de naturaleza etérica o vital, semejante
a una trama o red de millares de nadis de energía, entretejidos
y formando, en ciertas partes de este cuerpo de energía, varios
puntos focales de fuerza, de los cuales los más importantes son
los siete centros. Sin embargo, hay muchos puntos focales similares.
Cuando
el Ángel solar ha asumido este ropaje, se llega a una etapa final,
y el fuego solar y el fuego por fricción deben ponerse en contacto
con "tres fuegos muy antiguos". Éstos son los fuegos
de la materia físico densa objetiva, o de esas unidades de energía
material que normalmente describimos con las palabras “gaseoso,
líquido y denso”, una frase sin sentido que sólo nos sirve para
establecer la diferenciación.
Estos
tres fuegos antiguos son un aspecto del fuego por fricción.
A
esta altura llega la hora del peligro para el alma valerosa. Es
el momento en que el alma debe unificar el cuerpo etérico y la
envoltura gaseosa, aspecto superior de la envoltura físico densa,
el instrumento de manifestación orgánica tangible.
Podemos
también estudiar esta regla desde el punto de vista del iniciado
que se ocupa de la manipulación de fuerza y que, mediante el poder
de su pensamiento, pudo haber creado una forma mental. A esta
forma mental la ha revestido de una envoltura astral o de deseo,
vitalizada premeditadamente con su energía, y ahora trata de darle
existencia objetiva y enviarla a cumplir su propósito o intención.
En
todo trabajo creador el momento decisivo se encuentra siempre
en esta etapa, en que la forma vibrante y subjetiva tiene que
atraer hacia sí ese material que la organizará en el plano físico.
Este
hecho debe ser recordado, no importa lo que el mago trate de objetivar,
sea una organización, un grupo o una sociedad, la materialización
del dinero o la exteriorización de una idea.
El
momento de peligro para el mago se produce en la etapa final.
Llega
un punto de sutil discriminación y el mago debe proceder ahora
con mucha cautela.
La mayoría de los buenos planes no se materializan, y la razón
reside aquí.
Después
de todo, un plan es una idea liberada en tiempo y espacio para
hallar una forma y hacer su trabajo. La mayoría no llega a nada
porque su creador, o la mente creadora de la que emanó, no se
da cuenta de este período crítico. Debe concertarse un correcto
ajuste de fuerzas para no utilizar ni mucha ni poca energía.
Cuando
se libera demasiada energía a través del cuerpo vital, resplandece
un fuego al ponerse en contacto la energía gaseosa del plano físico
denso con la energía vital etérica. Así se destruye la forma embrionaria.
Cuando
no hay suficiente energía o una adecuada y persistente atención,
y cuando el pensamiento del mago titubea, entonces la idea queda
en la nada, la criatura nace sin vida y nada llega a manifestarse
objetivamente.
Esto
tiene un equivaliente literal en el plano físico. Muchas criaturas
nacen muertas justamente porque el Ángel solar titubea en su designio
y no tiene suficiente interés. Numerosas y excelentes ideas no
se materializan o no tienen existencia viviente y persistente
"a la luz del día", porque no hubo energía suficiente
para generar la chispa de viviente llama que debe arder siempre
en el centro de todas las formas. El peligro por lo tanto, es
doble:
1.
Destrucción por el fuego, debido al excesivo desgaste de energía
y a la expresión de un propósito demasiado violento.
2. Muerte, por falta de vitalidad y porque "la atención dirigida"
al mago no tiene duración y fuerza adecuada como para llevar la
forma a la existencia. Aquí rige la ley oculta de que la energía
sigue al pensamiento.
Podríamos
estudiar esta regla desde el punto de vista del aspirante, cuando
aprende a trabajar con energía y con las fuerzas de la naturaleza,
aprende el significado y propósito del cuerpo vital y adquiere
poder para controlar los fuegos vitales o pranas, de su propio
pequeño sistema.
Me
parece que para nuestro propósito este método de acercamiento
sería el de mayor utilidad. Estas instrucciones van dirigidas
a quienes están muy interesados en liberarse de la foma, y procuran
prepararse a sí mismos para trabajar en colaboración con la Gran
Logia Blanca. Están aprendiendo los primeros pasos en el trabajo
mágico y, por lo tanto, es de primordial importancia la comprensión
de los fuegos y las energías con que ellos deben trabajar. Por
eso limitaremos nuestra atención a este aspecto del gran trabajo
y no consideraremos el trabajo del alma, cuando encarna y se manifiesta
objetivamente por medio de una forma, ni el trabajo de los iniciados,
cuando actúan como magos creadores bajo el impulso grupal y mediante
una comprensión inteligente del plan evolutivo.
Estas
instrucciones están destinadas a ser prácticas y a trasmitir la
necesaria enseñanza a esos estudiantes que saben leer entre líneas
y están desarrollando la capacidad de ver el sentido esotérico
detrás de los velos externos y las formas exotéricas.
Vamos
ahora a considerar los pranas, y quisiera acotar aquí algunos
párrafos del libro La Luz del Alma, donde se los describe. En
el Libro III, Af. 39, encontramos que cinco aspectos del prana
actúan a través de todo el cuerpo etérico o vital, y por lo tanto
lo constituyen.
Prana
es quíntuple en su manifestación y corresponde a los cinco estados
de la mente, el quinto principio, y a las cinco modificaciones
del principio pensante. Prana se manifiesta en el sistema solar
como los cinco grandes estados de energía denominados planos,
el medio de la conciencia ...
Las cinco diferenciaciones de prana en el cuerpo humano son:
“1. Prana se extiende desde la nariz al corazón, teniendo relación
especial con la boca y la palabra, el corazón y los pulmones.
“2. Samana abarca desde el corazón al plexo solar; concierne al
alimento y nutrición del cuerpo, por medio de la comida y la bebida,
y tiene relación especial con el estómago.
“3. Apana controla desde el plexo solar hasta las plantas de los
pies; concierne a los órganos de eliminación, de evacuación y
de nacimiento; tiene una relación especial con los órganos genitales
y evacuantes.
“4. Upana se encuentra entre la nariz y la cima de la cabeza;
tiene relación especial con el cerebro, la nariz y los ojos; cuando
está adecuadamente controlado produce la coordinación de los aire
vitales y su correcto manejo.
“5. Vyana es el término aplicado a la suma total de la energía
pránica, al distribuirse equilibradamente por todo el cuerpo.
Sus instrumentos son los miles de nadis o nervios que se encuentran
en el cuerpo, y tiene una conexión peculiar y definida con los
canales sanguíneos, las venas y las arterias" (pág. 211 12.)
"El
cuerpo etérico constituye el cuerpo vital o de fuerza; interpenetra
cada parte del vehículo denso, siendo el fundamento y la verdadera
sustancia del cuerpo físico. Según sea la naturaleza de la fuerza
que anima al cuerpo etérico, la actividad de esa fuerza sobre
el mismo y el dinamismo o lentitud de las partes más importantes
del cuerpo etérico (los centros a lo largo de la columna vertebral),
así será la correspondiente actividad del cuerpo físico.
En forma similar, y simbólicamente según la plenitud del
aparato respiratorio y su capacidad para oxigenar y purificar
la sangre, así será la salud o plenitud del cuerpo físico denso".
(pág. 145.)
Encontramos
también que las fuerzas que componen el cuerpo vital o los diversos
pranas de que está compuesto, emanan:
“a.
Del aura planetaria. En este caso es prana planetario, que concierne
principalmente al bazo y a la salud del cuerpo físico.
“b. Del mundo astral, por conducto del cuerpo astral. Esta fuerza
será puramente kámica o de deseo, y afectará principalmente a
los centros ubicados abajo del diafragma.
“c. De la mente universal o fuerza manásica, la cual constituye
mayormente fuerza mental e irá al centro laríngeo.
“d. Del ego mismo, estimulando principalmente los centros
coronario y cardíaco". (pág. 146.)
Leemos,
además, que "la mayoría de las personas reciben fuerza sólo
de los planos físico y astral, pero los discípulos reciben también
fuerza de los niveles mental y egoico". Finalmente leemos:
"Podrá
ser de ayuda para el estudiante comprender que el correcto control
del prana implica el reconocimiento de que la energía es la suma
total de la existencia y de la manifestación, y que los tres cuerpos
inferiores son cuerpos de energía, constituyendo cada uno el vehículo
para un tipo superior de energía, y son también trasmisores de
energía.
Las
energías del hombre in-ferior constituyen las energías del tercer
aspecto, el aspecto Espíritu Santo o Brahma.
La
energía del hombre espiritual constituye la energía del segundo
aspecto, la fuerza crística o búdica.
La
finalidad de la evolución en la familia humana es llevar esta
fuerza crística o principio búdico, a su plena manifestación en
el plano físico, mediante la utilización de la triple envoltura
inferior". (pág. 150.)
Esto
proporciona un panorama general del tema en consideración y también
imparte los hechos elementales sobre los cuales nuestros pensamientos
están basados. Es evidente, por lo tanto, a medida que estudiamos
lo procedente, que el aspirante debe hacer tres cosas:
Primero,
aprender la naturaleza de las energías o pranas, que han traído
su creación mágica, el cuerpo físico, a la manifestación, o lo
mantienen en tales condiciones que puede no alcanzar rápidamente
el objetivo espiritual de su alma. Esta lección implica:
a.
Llegar a un conocimiento de esas fuerzas que son especialmente
poderosas en su vida y que aparentan dirigir sus actividades.
Esto le traerá el conocimiento de los centros de su cuerpo etérico
que están despertando y de los que no lo están. Todos los aspirantes
deben comprender esto antes de poder consagrarse al verdadero
entrenamiento para el discipulado.
b. Captar la relación entre estas fuerzas de la naturaleza que
ha tomado para su propio uso, y que constituyen la suma total
de sus energías personal, mental, sensoria, vital, y esas mismas
fuerzas que se hallan en el mundo natural y rigen la manifestación
del Macrocosmos.
c. Aprender a trabajar con estas energías en forma inteligente
para llevar a cabo tres acontecimientos:
Una
armoniosa colaboración con su propio Ángel solar, a fin de que
las fuerzas solares puedan imponer su ritmo sobre las fuerzas
lunares.
Una inteligente respuesta y afiliación con el grupo de Trabajadores
del Mundo, que en un momento dado han emprendido el trabajo de
dirigir, por el poder del pensamiento, las fuerzas de la naturaleza
y así llevan todo el cuerpo creador adelante, en línea con
la intención divina.
La producción en el plano físico de una personalidad adecuada
a su tarea creadora, capaz de adoptar esas formas de actividad
que emanan de la mente, lo cual le permitirá llevar adelante el
trabajo de los agentes dirigentes.
Segundo,
aprender a vivir como alma y, por lo tanto, libre de identificación
alguna con la naturaleza corporal. Esto traerá tres cosas:
a.
La capacidad de penetrar en la conciencia de la cabeza, y desde
ese punto elevado dirigir la vida del yo personal.
b. El poder pasar, a través de los distintos centros del cuerpo,
esas fuerzas y energías universales necesarias para el trabajo
mundial. Esto debe hacerse conscientemente y con pleno conocimiento
de la fuente de donde provienen, de las modalidades de su actividad
y del propósito para el cual deben ser utilizadas. Esto implica
también saber qué fuerza está relacionada con un centro, y por
consiguiente, implica la necesidad de desarrollar los centros,
llevarlos a un estado de potencia y armonizarlos en un ritmo unificado.
c. La capacidad, por lo tanto, de trabajar a voluntad por intermedio
de algún centro particular. Esto es sólo posible cuando el alma
puede morar como regente en el "trono entre las cejas",
y cuando el fuego kundalini ha sido elevado ocultamente. Este
fuego tiene que ascender, a través de la red que separa un centro
de otro, al "Dorado Centro de Poder".
Tercero,
estudiar las reacciones que puede producir sobre los demás, cualquier
energía que él exprese mediante su personalidad, o si es un iniciado,
un trabajador consciente del Plan, puede tener el privilegio de
utilizar o trasmitir.
Por un intenso estudio del "efecto" personal ejercido
sobre sus semejantes, y mientras vive, piensa, habla y actúa entre
ellos, aprende la naturaleza de ese tipo de fuerza que puede fluir
a través de él. Por lo tanto, puede llegar a comprender su tipo,
cualidad, fortaleza y rapidez. Estas cuatro palabras merecen ser
consideradas y dilucidadas:
A.
El tipo de fuerza utilizado por el aspirante y un estudio de la
misma, significará la fuente o entidad de la cual ha emanado.
Un conocimiento de dicho tipo responderá a la pregunta: ¿En qué
línea de energía y rayo se encuentra esta fuerza? Una cuidadosa
observación sobre este aspecto del trabajo le indicará rápidamente
al aspirante:
1.
Sobre qué plano está trabajando.
2. La naturaleza de su rayo, rayo egoico y rayo de la personalidad.
Sólo el iniciado de tercer grado puede determinar su rayo monádico.
3. El "tattva" especial, en el cual está implicado.
4. El centro a través del cual puede estar trasmitiendo
la fuerza.
Es
evidente, por lo tanto, que el estudio de los tipos de energía
será de utilidad práctica y no dejará de considerar parte alguna
de la naturaleza del estudiante.
Reflexionen
un momento sobre las lecciones que puede aprender el hombre que
somete la energía verbal, por ejemplo, al escrutinio del Regidor
Interno, a quien después de tomar parte en las conversaciones
y comentarios de la vida diaria se formula las preguntas siguientes.
¿Qué tipo de energía empleé hoy al hablar? ¿Qué fuerza utilicé
en el contacto con mis semejantes? Tal vez quieran que ilustre
esto. Trataré de hacerlo. Simplificaré todo aquello considerado
abstruso y difícil.
Que el estudiante se pregunte a sí mismo, si la posición que mantuvo
mentalmente y las palabras que pronunció en algún momento especial,
fueron impulsadas por el deseo de imponer su voluntad sobre los
oyentes. Esta imposición de su voluntad podría ser correcta o
incorrecta. Si fue correcta, significa que habló bajo el impulso
de su voluntad espiritual, que sus palabras estarían de acuerdo
con el propósito e intención de su alma y regidas por el amor
y, por lo tanto, deberían ser constructivas, provechosas y paliativas.
Entonces su actitud sería de desapego y sin ningún deseo de aprisionar
la mente de su hermano. Pero si sus palabras fueron inducidas
por propia voluntad y por el deseo de imponer sus ideas sobre
otras personas y destacarse ante su presencia u obligarlas a estar
de acuerdo con sus conclusiones, su método sería entonces destructivo,
dominador, agresivo, violento, descortés, torpe e irritable, según
sus tendencias e inclinaciones personales. Esto indicaría la utilización
correcta o incorrecta de la fuerza de primer rayo.
Si
el tipo de fuerza que maneja es de segundo rayo, puede someterlo
también a un análisis similar. Entonces hallará que está basado
en el amor grupal, servicio y compasión, o en el anhelo egoísta
de ser admirado, o en el sentimentalismo y el apego. Sus palabras
se lo develarán si las estudia cuidadosamente.
Del mismo modo, si utiliza la fuerza de tercer rayo en forma personal,
será tortuoso en sus proposiciones, sutil y avieso en sus argumentos,
manipulará las relaciones con sus semejantes, interferirá en todo,
tratará de arreglar el mundo, manejará las vidas de otras personas,
o tomará tan firmemente las riendas del gobierno, en beneficio
personal, que sacrificará todo y a todos para sus propios fines.
Sin
embargo, si es un verdadero discípulo y aspirante, trabajará con
el Plan y manejará la fuerza de tercer rayo para llevar a cabo
los propósitos amorosos de la Realidad espiritual. Será activo
y su palabra trasmitirá la verdad, la cual conducirá a ayudar
a otros, porque serán sinceras y ecuánimes.
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