DEL LIBRO:TRATADO SOBRE MAGIA BLANCA

O

EL CAMINO DEL DISCÍPULO

ALICE BAILEY-MAESTRO TIBETANO (DJWHAL KHUL)

 

 

REGLA 13/2

El mago debe reconocer a los cuatro; observar en su trabajo el tono violeta que evidencian, y así construir la sombra. Cuando esto ocurre, la sombra se reviste a sí misma y los cuatro se convierten en siete.

 

 

LA PRECIPITACIÓN DE FORMAS MENTALES

¿Qué es una precipitación? Podrían darse muchas definiciones y la mayoría de ellas al expresarlas en palabras pierden mucho de su verdadera significación, pero podría darse una idea en los siguientes términos:

 

 

Precipitación es una acumulación de energías ordenadas en cierta forma, a fin de expresar la idea de algún Pensador creador, y calificada o caracterizada por la naturaleza de su pensamiento y mantenida en esa peculiar forma mientras su pensamiento permanece dinámico".

 

Estas palabras intentan expresar un símbolo hallado en el mismo libro antiguo, o más bien resume lo dicho anteriormente, al considerarse esta regla. En verdad estos símbolos que surgen del remoto pasado constituyen las herramientas de trabajo, si así puedo expresarlo, de los Pensadores que guían nuestra evolución racial y planetaria. Este símbolo especial podría describirse de la manera siguiente:

 

 

Un sol radiante constituye el trasfondo y en el mismo centro de ese sol aparece un ojo;

proyectándose hacia abajo, fluyendo a la derecha de ese ojo una corriente de energía en forma de haz de luz. Irradia hacia fuera, ensanchándose al final, en un segundo círculo, donde hay una cruz parecida a la denominada cruz de Malta.

 

En el centro de la cruz hay otro ojo y dentro del ojo la Palabra Sagrada.

 

Entre los brazos de la cruz y por lo tanto formando otra cruz, está la Svástica, cuyos brazos surgen detrás de la cruz de Malta.

 

Al pie de la página donde se encuentra este símbolo hay cuatro formas geométricas.

 

H. P. B. se refiere a algunas de ellas y las extrajo de esta antigua lámina.

 

Son conocidas pero muy raras veces aplicadas por los esotéricos en el trabajo creador, ellas son: el cubo, la estrella de cinco puntas, la estrella de seis puntas y el diamante de ocho lados, sobrepuestos uno sobre otro.

 

Constituyen por lo tanto la base del símbolo. H. P. B. también se refiere al punto, a la línea y al círculo, pero éstos, con el triángulo, han sido aplicados exotéricamente a la Deidad y al universo manifestado. Más adelante esas otras formas serán aplicadas también esotéricamente a Dios y al hombre. Pero se hará únicamente cuando las verdades de la Sabiduría Eterna sean reconocidas universalmente.

Las leyes del pensamiento son las leyes de la creación, y todo el trabajo creador es llevado adelante en el nivel etérico. Esto constituye prácticamente una segunda fórmula. El Creador del sistema solar circunscribe su atención al trabajo efectuado en lo que llamamos los cuatro planos superiores de nuestro sistema. Los tres inferiores, que constituyen el plano denso físico cósmico son objetivos y de precipitación, porque la materia del espacio responde o es atraída por la potencia de las cuatro vibraciones etéricas superiores. Éstas, a su vez, son impulsadas a la actividad por el impacto dinámico del pensamiento divino. Hay procedimientos similares en lo que al hombre concierne. Tan pronto como un hombre se convierte en pensador, y puede exponer su pensamiento, desear su manifestación y energetizar "por el reconocimiento" de los cuatro éteres, es inevitable una densa manifestación física. Atraerá, mediante su energía pránica, matizada por el deseo superior o inferior y animada por el poder de su pensamiento, la materia de respuesta necesaria para dar forma a su cuerpo.

Mucho de esto ha sido considerado en Tratado sobre Fuego Cósmico, y como estas instrucciones están destinadas a desarrollar internamente al aspirante, me extenderé sobre ello sólo para profetizar que dentro de cincuenta años el verdadero significado de las precipitaciones ocupará la atención de los científicos. Los estudiantes ocultistas deberían estudiar cuidadosamente el tema. Puede ser abordado de dos maneras. Primero por el estudio del mundo objetivo, donde se encuentra el aspirante individual. Debe considerar el hecho de que su cuerpo de manifestación es una precipitación y el resultado de su potente pensamiento y el deseo y "reconocimiento" de los cuatro éteres. Debe comprender que esta forma creada por él persistirá mientras el poder dinámico de su pensamiento la mantenga en un estado de coherencia, y se disipará (esotéricamente hablando) "cuando quite sus ojos de ella". Debe también considerar que su medio ambiente es el resultado del trabajo de un conjunto de pensadores grupales grupo al cual pertenece. El origen de este concepto puede buscarse, desde un grupo familiar hasta los egos que, íntimamente entrelazados, forman un grupo en el nivel superior del plano mental, y de allí continuar hasta los siete pensadores mayores del universo, los Señores de los siete rayos. Estos siete, a su vez, son impulsados a la actividad por los tres supremos trabajadores mágicos, la manifestada Trinidad. Estos Tres, a su turno, serán reconocidos como respondiendo al pensamiento del Creador Uno, el Logos Inmanifestado.

La palabra "reconocimiento" es una de las más importantes en el lenguaje ocultista y contiene la clave del misterio del Ser. Se relaciona con la actividad kármica, y de ello dependen los señores del Tiempo y del Espacio. Resulta difícil ilustrar esto en términos sencillos, pero podría decirse que el problema de Dios Mismo consiste en el triple reconocimiento que Él debe manifestar:

1. Reconocimiento del pasado, que necesariamente implica un reconocimiento de esa materia en el espacio que, mediante asociaciones anteriores, ya está matizada por el pensamiento y el propósito.
2. Reconocimiento de los cuatro grados de vida que, por asociaciones anteriores, son capaces de responder ahora a su nuevo pensamiento y pueden, por lo tanto, efectuar sus planes y trabajar en colaboración con Él. Ellos subordinan sus propósitos individuales al plan divino.
3. Reconocimiento del objetivo que existe en Su mente. Esto, a su vez, necesita un enfoque unificado sobre la meta y mantener el propósito a través de las vicisitudes del trabajo creador, a pesar del poder de los numerosos Pensadores divinos, atraídos a Él por similitud de ideas.

Es inútil tratar de evitar el uso de pronombres personales cuando se habla gráfica y simbólicamente. Si el estudiante tiene en cuenta que tal intento de reducir palabras a principios y conceptos cósmicos, es en sí ridículo, y lo único que puede hacer es presentar un panorama, entonces no causará ningún daño. Pero el panorama cambia a medida que prosigue la evolución, y el actual será considerado mañana como el tosco diseño de una criatura. Entonces será presentado un nuevo cuadro más sencillo, armonioso y bello, hasta que éste a su vez se estime inadecuado.

Estos mismos reconocimientos rigen, en escala menor, las actividades del Ángel solar, mientras prosigue con el trabajo de encarnación y manifestación en el plano físico. Debe reconocer la materia de los tres planos de expresión humana que, por asociaciones anteriores, ya está matizada por su vibración, y también los grupos de vidas con los que ha tenido relación y debe trabajar nuevamente. Por último, a través del pequeño ciclo de una encarnación, debe mantener constante su propósito y ver que cada vida lleva adelante ese propósito, hasta una manifestación más plena y consumada.

Además, el trabajo del ser humano se cumple a medida que éste se esfuerza en convertirse en un pensador creador. Su trabajo creador tendrá éxito si puede reconocer la tendencia de su mente a medida que surge a través de sus actuales intereses, porque éstos tienen su raíz en el pasado. Tendrá éxito si puede reconocer la vibración del grupo de vidas, y de acuerdo a dicho pensamiento su trabajo creador debe proseguir, porque a diferencia de la Deidad en el sistema solar, él no puede trabajar solo y aparte. ¿Y quién puede decir si en esas grandes esferas de existencia, en que nuestra Deidad desempeña Su parte, Él se halla más libre de influencias grupales cósmicas, que el individuo humano de las impresiones e impulsos del medio ambiente? Debe reconocer el propósito, por el cual ha considerado necesario construir una forma mental, y mantenerlo firme e incólume a través de todo el período de objetividad A esto se lo denomina atención centralizada y este trabajo creador es una de las metas aún no reconocida, del proceso meditativo. Hasta ahora se ha insistido en el logro de una atención enfocada y en la necesidad cuando esto haya sido alcanzado- de hacer contacto con el alma, el pensador espiritual. Pero las décadas venideras verán el surgimiento de la técnica de la creación. Cuando el alma, la mente y el cerebro, estén unificados y se haya adquirido facilidad para la unificación, se darán más instrucciones para el arte creador. Meditación es la primera lección fundamental impartida a los hombres cuando alcanzan la capacidad de funcionar en el plano mental.

 

Bajo el gran ciclo de la rueda del renacimiento "la idea del Ángel solar logra una definida concreción". (Tratado sobre Fuego Cósmico, pág. 805.) Cada vida ve claro el propósito inicial, y el tiempo es, específicamente hablando, la longitud de un pensamiento. Esta misma verdad fundamental subyace en la creación de todas las formas en el plano físico, sea una forma mental encarnando el urgente deseo de adquisición egoísta de un hombre, o esa forma mental que llamamos grupos u organización y que, animada por un propósito altruista, es el modo con que un discípulo ayuda a la humanidad. Fundamenta el trabajo grupal, considerando al grupo como a una entidad. Si un grupo apreciara el poder de este hecho y "reconociera" su oportunidad, podría, mediante la aguda fijeza de propósito y su enfocada atención sobre el objetivo espiritual, producir milagros en la salvación del mundo. Apelo a todos aquellos que lean estas palabras, a volver a consagrarse a sí mismos y a reconocer que tienen la oportunidad de realizar un esfuerzo unido de utilidad mundial.

Podría ser útil aquí expresar con sencillez los requisitos necesarios para manifestar un propósito espiritual, individual o grupal. Éstos podrían resumirse en tres palabras:

1. Poder
2. Desapego.
3. No criticar

Muy a menudo se usan palabras sencillas y, gracias al uso diario, pierden su real significado y valor esotérico.

Permítanme expresar algunas ideas referentes a estas palabras, aplicables únicamente al trabajo creador de magia blanca.

Poder depende de dos factores para su expresión:

a. Unidad de propósito.
b. Carencia de impedimentos.

Los estudiantes se asombrarían si pudieran ver sus móviles como los vemos nosotros, los que guiamos el aspecto subjetivo de la experiencia. La mezcla de móviles es universal. Móvil puro es raro, y donde existe, hay siempre éxito y realización. Tal móvil puro puede ser totalmente egoísta y personal o altruista y espiritual, y ambos están mezclados, en diversos grados, en lo que al estudiante concierne. De acuerdo, sin embargo, a la pureza de intención y unidad de propósito, así será la potencia.

El Maestro de Maestros ha dicho: "Si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz". Las palabras que Él enunció, dan el principio subyacente en todo trabajo creador, y podemos vincular la idea que Él revistió con palabras, en el símbolo que describí anteriormente en este tratado. ¡Poder, luz, vitalidad y manifestación! Tal es el verdadero procedimiento.

Es evidente, por lo tanto, que la unidad manifestada, el hombre, es exhortado a ser vital en su búsqueda y a cultivar su aspiración. Cuando esa aspiración es suficientemente fuerte, entonces es instado a alcanzar la capacidad de "mantener su mente firme en la luz.". Cuando pueda hacerlo, adquirirá el poder y poseerá el ojo único que redundará en la gloria de la divinidad inmanente. Sin embargo, hasta no haber dominado este proceso de desarrollo, no puede confiársele el poder. El procedimiento es el siguiente: El aspirante individual empieza a manifestar algo del propósito del alma, en su vida del plano físico. Transmuta el deseo en aspiración, y esa aspiración es vital y verdadera. Aprende el significado de la luz. Cuando ha dominado la técnica de la meditación (y de esto se ocupan ciertas escuelas que existen actualmente) podrá manejar el poder, porque habrá aprendido a actuar como un Pensador divino. Ahora es un colaborador y está en contacto con el Propósito divino.

Sin embargo, como bien saben los verdaderos estudiantes, los impedimentos son legión, pues los obstáculos son innumerables. Tal unidad de propósito puede ser realizada ocasionalmente en momentos elevados, pero no permanece siempre con nosotros. Hay impedimentos de naturaleza física, de herencia y medio ambiente, de carácter, tiempo y condiciones, de karma mundial, así como también de karma individual. ¿Qué puede hacerse entonces? Tengo sólo una palabra que decir, y ella es: persistir. El fracaso jamás impide el éxito. Las dificultades desarrollan la fortaleza del alma. El secreto del éxito es mantenerse siempre firme e impersonal.

El segundo requisito es desapego. El trabajador en magia blanca debe mantenerse en lo posible libre de identificarse con aquello que ha creado o intenta crear. El secreto para todos los aspirantes es cultivar la actitud del observador y del vigía silencioso. La mayor parte del trabajo mágico queda anulado, porque el trabajador y constructor de la materia no guardó silencio. Por hablar anticipada y excesivamente, destruye lo que ha tratado de crear, y el hijo de su pensamiento nace sin vida. Todos los trabajadores del campo mundial deben reconocer la necesidad del desapego silencioso, y el trabajo de los estudiantes que leen estas instrucciones consiste en cultivar una actitud de desapego. El desapego mental capacita al pensador para morar siempre en un lugar elevado y secreto, y desde ese centro de paz llevar a cabo con calma y poder, el trabajo que se ha propuesto. Trabaja en el mundo de los hombres, ama, consuela y sirve; no presta atención a la simpatía y antipatía personales, ni a prejuicios ni apegos; se mantiene fuerte como una roca y como una mano tendida en la oscuridad, para todos aquellos con quienes entra en contacto. El cultivo de una actitud personal de desapego, con una actitud de apego espiritual, cortará las raíces de la vida del hombre, pero devolverá mil veces todo aquello que ha cortado.

Mucho se ha escrito sobre el apego y la necesidad de practicar el desapego. Ruego a todos los estudiantes, en la urgencia de la situación actual, que en vez de leer piensen sobre ello y comiencen a practicarlo y a demostrarlo.

No criticar es el tercer requisito. ¿Qué puedo decir sobre ello? ¿Por qué es un requisito tan esencial? Porque la crítica (análisis y en consecuencia separatividad) es la característica sobresaliente de los tipos mentales y también de las personalidades coordinadas. La crítica es un potente factor que pone en movimiento la sustancia mental y emocional, e impresiona fuertemente las células cerebrales y da origen a las palabras. Por un repentino estallido de pensamientos de crítica, la personalidad puede ser galvanizada en una potente pero errónea coordinación, con resultados desastrosos. La crítica es una facultad de la mente inferior, por lo tanto tiende a dañar y herir, y ningún hombre puede proseguir en el camino mientras daña y causa dolor a sabiendas. El trabajo de magia blanca y la realización del propósito jerárquico se ven obstaculizados fundamentalmente en las relaciones existentes entre sus trabajadores y los discípulos. En la tensión de la actual oportunidad no hay tiempo para la crítica, pues esto sería un obstáculo para sí y para el trabajo.

En la apremiante situación actual siento la urgencia de exhortar a todos los que leen estas instrucciones, a olvidar sus simpatías y antipatías y a trascender los impedimentos de la per-sonalidad que inevitablemente existen en ellos y en todos los que trabajan en el plano físico y los obstaculiza. Pido a todos los trabajadores recuerden que está ya con nosotros el día de la oportunidad, y que éste tiene su límite. Este actual tipo de oportunidad no durará eternamente. Las pequeñeces de las fricciones humanas, la incomprensión entre unos y otros, las pequeñas fallas, originadas en la personalidad y que después de todo son efímeras, las ambiciones y las ilusiones, deben todas desaparecer. Si los trabajadores practicaran el desapego sabiendo que la Ley actúa, que el propósito de Dios debe llegar a una conclusión final, y si aprendieran a no criticar jamás en palabra ni en pensamiento, la salvación del mundo debería proceder aceleradamente y sería anunciada la nueva era de amor e iluminación.