Diez proposiciones fundamentales
DIEZ PROPOSICIONES FUNDAMENTALES
AL COMENZAR la primera parte de éste tratado, y antes de iniciar el verdadero estudio de los rayos, trataré de formular las diez proposiciones fundamentales sobre las cuales se basa toda la enseñanza. Constituyen para mí, humilde trabajador de la Jerarquía, y para la Gran Logia Blanca, la afirmación de la realidad y de la verdad. Los estudiantes y los investigadores deben aceptarlas como hipótesis:
Uno: Existe una Vida que se expresa a Sí Misma, primero, mediante siete cualidades o aspectos básicos y, segundo, por medio de una infinita diversidad de formas.
Dos: Estas siete cualidades radiantes son los siete Rayos, las siete Vidas, que dan Su vida a las formas, y al mundo de las formas le dan su significado, sus leyes y su anhelo de evolucionar.
Tres: Vida, cualidad y apariencia, o espíritu, alma y cuerpo, constituyen todo lo que existe. Son la existencia misma, con su capacidad de crecer, actuar y manifestar la belleza y estar en completo acuerdo con el Plan, el cual está arraigado en la conciencia de las siete Vidas de rayo.
Cuatro: Estas siete Vidas, cuya naturaleza es conciencia y cuya expresión es sensibilidad y cualidad específica, producen cíclicamente el mundo manifestado; trabajan juntos en la más estrecha unión y armonía; son los custodios del Plan y colaboran inteligentemente con él. Son los siete constructores, Quienes erigen el radiante Templo del Señor, guiados por la mente del Gran Arquitecto del Universo.
Cinco: Cada vida de rayo se expresa predominantemente a Sí misma por medio de los siete planetas sagrados, pero la vida de los siete rayos fluye a través de cada planeta, incluso la Tierra, y cualifica todas las formas. En cada planeta existe una pequeña réplica del esquema general, y cada uno está de acuerdo con la intención y propósito del todo.
Seis: La humanidad, de la cual se ocupa este tratado, es una expresión de la vida de Dios, y todo ser humano proviene de una de las siete fuerzas de rayo.
La naturaleza del alma es cualificada o está determinada por la Vida de rayo que la exhaló, y la naturaleza de la forma es coloreada por la Vida de rayo que –según su apariencia cíclica, en el plano físico, en un momento determinado- establece la cualidad de la vida racial y de la forma en los reinos de la naturaleza.
La naturaleza del alma o su cualidad, es la misma durante un período mundial; la naturaleza y la vida de su forma cambian de una vida a otra, según su necesidad cíclica y las condiciones grupales del medio ambiente. Esto último lo determina el rayo o rayos, que prevalecen en ese momento. Siete: La Mónada es la Vida vivida al unísono con las siete Vidas de rayo. Una Mónada, siete rayos e infinidad de formas, estructuran ]os mundos manifestados.
Ocho: Las Leyes que rigen el surgimiento de la cualidad o el alma, por intermedio de las formas, son sencillamente el propósito mental y la orientación de vida de los Señores de rayo; Su propósito es inmutable, Su visión es perfecta y Su justicia es suprema.
Nueve: El modo o método para el desarrollo de la humanidad es la propia expresión o auto comprensión. Cuando esto se logra, el yo que se expresa es el verdadero Yo o Vida de rayo, y la comprensión obtenida revela a Dios como la cualidad del mundo manifestado y la Vida que anima la apariencia y la cualidad. Las siete Vidas de rayo, o los siete tipos de almas, se observan como expresión de la Vida una, y la diversidad se pierde en la visión del Uno y en la identificación con el Uno.
Diez: El método empleado para obtener esta comprensión es la experiencia, comenzando con la individualización y terminando con la iniciación, produciendo así la perfecta fusión y expresión de vida, cualidad y apariencia.
Ésta es una breve definición del Plan.
La
Jerarquía de Maestros y Sus siete divisiones (que equivalen
a los siete rayos) son Su custodio y tienen la responsabilidad, en
determinada centuria, de llevar a cabo la próxima etapa de
ese Plan. .
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