6.
La Vida Espiritual en la Nueva Era.
Hay
un punto sobre el que quisiera llamarles la atención y es que
los dos grandes grupos de agentes divinos la Gran Hermandad Blanca
y la Logia de las Fuerzas Materialistas tratan de desviar las
energías hacia ciertos canales que servirán a los fines para los
cuales trabajan, se formaron y existen. Por lo tanto les pediría
recordar que tras los acontecimientos externos están estos dos
agentes directrices. En consecuencia, tenemos:
1
. Dos grupos de Mentes avanzadas, ambos igualmente iluminados
por la luz del intelecto, formulando claramente sus objetivos,
pero difiriendo en su orientación y énfasis. Un grupo, de acuerdo
al plan divino, trabaja enteramente con el aspecto forma, estando
ausente en este grupo la luz del amor y del desinterés. El otro
trabaja únicamente con el aspecto alma o conciencia, y en este
grupo controlan la doctrina del corazón y la ley del amor. A este
respecto, ambos grupos trabajan por lo tanto en oposición en el
plano mental.
2. A los planes que incorporan estos dos ideales y divergentes
objetivos se los hace descender al plano astral, entrando así
en el mundo de deseos. Las líneas demarcatorias son siempre claras
en lo que concierne a los trabajadores de ambos grupos, pero no
resultan tan claras para los seres humanos comunes ni para los
discípulos mundiales y los iniciados. El caos reina en el plano
de los deseos, y el Arjuna mundial permanece hoy perplejo entre
las dos fuerzas o campos opositores, reconociendo su relación
con la forma y con el alma, haciendo conjeturas al mismo tiempo
dónde reside su deber. Su etapa de evolución determina su problema.
Así ambos grupos trabajan en oposición en el plano del deseo.
3. La materialización de los planes de estos dos grupos de mentes
iluminadas prosigue constantemente de acuerdo a las leyes divergentes
de su ser las leyes de la vida de la forma y las leyes del vivir
espiritual. En esta etapa inicial y mientras se libra la batalla
en el campo del deseo (porque allí es donde se libra el conflicto
principal, y todo lo que ocurre en el plano físico es sólo el
reflejo de un conflicto interno), las fuerzas de ambos grupos,
trabajando con las energías de los rayos sexto y séptimo, han
producido en el campo del vivir humano un estado de total cataclismo.
La situación económica y los odios religiosos son
los dos instrumentos principales. Sobre este tema
debería reflexionarse.
En
consecuencia, tenemos dos grupos, dos objetivos, dos grandes ideales
formulados, dos corrientes de energía activa y dos rayos predominantemente
en conflicto, que producen las divergentes ideologías.
El
resultado de este dualismo es el caos externo, la diferenciación
de ambos ideales grupales en los muchos experimentos humanos,
y el alineamiento resultante de toda la familia humana agrupada
bajo diversas banderas, testimoniando los variados puntos de vista
en los numerosos campos del pensamiento político, religioso, económico,
social, educativo y filosófico.
Diré
que el resultado de este conflicto es definidamente bueno, y demuestra
la constante realización de la Gran Logia Blanca. La conciencia
de la humanidad se ha expandido definidamente, y en la actualidad
todos los hombres piensan.
Esto
constituye un fenómeno totalmente nuevo y una fresca experiencia
en la vida del alma humana. El primer resultado de todo este disturbio
ha sido el traslado del foco de atención humano al plano mental,
por lo tanto más cercano a las fuentes de luz y de amor.
Aquí,
en conexión con este cambio memorable de enfoque, los discípulos
del mundo pueden hacerse cargo de la responsabilidad e iniciar
el trabajo activo.
Al
hablar de discípulos empleo el término refiriéndome a todos aquellos
que aspiran a la verdadera humanidad, a la hermandad y a la expresión
viviente de los valores más elevados espirituales.
No lo empleo en el sentido técnico, que involucra el reconocimiento
de la relación con la Jerarquía a través de los diversos grados
de probacionista o de discípulo aceptado, aunque los incluyo en,
mi pensamiento.
Me refiero a todos los aspirantes y a quienes poseen algún sentido
de los verdaderos valores, más el anhelo de satisfacer la necesidad
del mundo.
Para
comprender un poco el problema involucrado y los distintos métodos
de trabajo que caracterizaron, tanto a quienes lo hacían en el
pasado, bajo la influencia de sexto rayo, como a los que aprenden
hoy a trabajar bajo la influencia del entrante séptimo rayo, podría
ser de utilidad comparar brevemente los dos sistemas de actividad.
Les pediré recordar que ambos sistemas y métodos de trabajo son
igualmente correctos para su época y lugar, pero que el discípulo
moderno debería descartar los viejos métodos y aprender a emplear
progresivamente los más modernos, nuevos y efectivos.
El
discípulo debe aprender a hacer todo esto en forma optimista y
confiada, sabiendo que los beneficios y la experiencia adquiridos
bajo el sistema de disciplina de sexto rayo, son aún su más valiosa
posesión, porque ha trasmutado los métodos y modos en características
y en hábitos establecidos. El discípulo de la era actual debe
dominar los nuevos sistemas de trabajo y las nuevas fuerzas y
objetivos, confiando en las lecciones aprendidas en el pasado,
y basar su nueva estructura de la verdad sobre los cimientos de
las orientaciones estabilizadas, a establecerse ahora.
El
primer paso que el aspirante sincero debe dar es detenerse por
un instante a fin de averiguar y cerciorarse si está trabajando
principalmente bajo el impulso de sexto rayo o con la influencia
de séptimo rayo.
Empleo
deliberadamente los términos “impulso e influencia”, porque describen
el efecto general de las dos energías actuantes. Hay algo en que
todos los discípulos y aspirantes pueden confiar, y es en el efecto
básico y duradero de todas las potencias de sexto rayo, establecidas
en los últimos dos mil años.
Deben
tenerse en cuenta, contrarrestarse y ser comprendidas, luego estudiarse
las nuevas influencias, investigarse y dominarse los nuevos métodos
y llevar las nuevas ideas e idealismos a la objetividad, para
expresarlos en forma nueva. Sólo así podrá erigirse inteligente
y sensatamente la nueva civilización y cultura, y sentarse las
bases para el desarrollo de la familia humana en líneas correctas
en la era venidera. Por lo tanto, será de valor comparar los sistemas
antiguos y modernos de disciplina y entrenamiento, de atributo
y cualidad, de métodos y objetivos.
Abordaremos ante todo, los métodos de actividad de sexto rayo
y sus principales características. Son para nosotros los más familiares
y podemos considerarlos rápidamente y ello nos permitirá aplicar
los nuevos sistemas para demostrar y descubrir la sabiduría antigua
y comprender los nuevos modos de trabajo que proporcionarán una
nueva vitalidad a la obra de la Jerarquía en el plano físico.
La característica sobresaliente del discípulo y del
aspirante en el antiguo régimen era la devoción. La
raza tenía necesariamente que alcanzar una orientación distinta
y correcta en el mundo de los valores espirituales, de allí el
esfuerzo de la Jerarquía, que durante los últimos veinte siglos
consistiera en poner el énfasis en el sector de los valores espirituales.
Las
religiones del mundo han mantenido un lugar preponderante durante
varios miles de años, procurando que la humanidad busque unilateralmente
al alma y se prepare para la aparición del quinto reino de la
naturaleza.
Esto
está designado (si puedo usar una palabra tan especializada) para
entrar en manifestación en la inminente era de Acuario.
Dicha
era será predominantemente la del discipulado mundial, que posteriormente
conducirá a la era de la iniciación universal en la época capricorniana.
De allí que las grandes religiones mundiales hayan ejercido un
dominio autoritario durante largo tiempo; sus peculiares principios
adaptados a una nación, raza o período específico, contenían cierta
verdad, establecida por intermedio de un instructor determinado,
que atraía hacia sí a individuos de todo el mundo, espiritualmente
orientados, y que para ellos expresaba la más elevada meta a que
podían aspirar.
Todas
las religiones del mundo han sido construidas alrededor de una
Idea encarnada, que en la propia Persona del instructor expresaba
el ideal inmediato de ese tiempo y época.
Demostraba ciertos atributos y conceptos divinos que era necesario
presentar a la visión de los hijos de los hombres, como meta posible
e inmediata. En dichas manifestaciones, como he indicado, puede
observarse fácilmente la influencia de sexto rayo. No obstante,
cuando una influencia individual de sexto rayo es constatada en
una era en que el mencionado rayo se halla excepcionalmente activo,
podemos apreciar claramente a qué se debe la potencialidad de
la idea religiosa, expresada en las doctrinas y dogmas teológicos
y en la autoridad universal de las Iglesias.
Esta orientación del hombre hacia el mundo de los valores superiores,
ha sido el objetivo principal de la era de Piscis, que está finalizando
ahora, y de la influencia de sexto rayo que va desvaneciéndose
rápidamente.
Aunque
en ningún momento esta orientación básica deja de avanzar constantemente,
es conveniente tener en cuenta que durante los últimos dos mil
años se le han presentado a la raza procesos de orientación mucho
más elevados, raros y difíciles, y ello por la siguiente razón:
El
cuarto reino de la naturaleza ha sido atraído hacia arriba, definidamente
hacia el emergente quinto reino, lo cual hizo necesario también
el traslado de la atención, desde los tres mundos del esfuerzo
y expresión humanos, al. mundo superior de la conciencia del alma.
Así
mismo fue necesario reenfocar la atención instintiva e intelectual,
principal factor para el desenvolvimiento de la percepción divina,
la cual puede ser instintiva, intelectual (y en consecuencia humana)
y también espiritual. Pero los tres aspectos son igualmente divinos,
cosa que a menudo se olvida.
El
segundo objetivo del discípulo de sexto rayo, o
del hombre que está saliendo de la influencia de este rayo, pero
que aún está condicionado por él (siendo como ser humano representativo
del actual ángulo evolutivo), ha sido el desarrollo de la “capacidad
de abstracción” como se la denomina.
La cualidad sobresaliente de nuestro día y época, como resultado
de la trasmutación del carácter y la cualidad humana, en los discípulos
y por intermedio de ellos, ha sido la expresión de la naturaleza
idealista del hombre o de su respuesta instintiva a los valores
intuitivos superiores.
En
el pasado, personas altamente desarrolladas, aunque muy pocas,
demostraron aquí y allá este poder de abstraer la conciencia del
aspecto material o forma de la vida, y enfocarlo en el ideal y
en la expresión amorfa de la verdad viviente. Hoy están regimentadas
masas enteras y naciones, por ciertas formas de idealismo, y pueden
apreciar y aprecian, las ideas formuladas en ideales.
Podemos
ver aquí nuevamente el éxito del proceso evolutivo y de la tarea
de la Jerarquía, que demuestra su eficacia en el esfuerzo por
expandir la conciencia humana.
Debido
a la potente actividad de sexto rayo, durante su largo período
de expresión, la reacción del ser humano común ha sido una intensa
devoción a su propio y particular ideal, unido al esfuerzo de
imponer fanáticamente su sueño idealista (pues eso es en potencia)
a sus semejantes, realizándolo de tal manera que la idea original
se pierde lamentablemente y se destruye el ideal primitivo, y
en vez del ideal mismo se ha ocupado demasiado de las formas de
aplicarlo. Así la idea se pierde en el ideal, y el ideal a su
vez, en el método de aplicación.
El hombre se hace devoto de un ideal que puede o no
encarnarse en una expresión individual, y esto controla sus pensamientos,
preordena sus actividades y lo conduce, con frecuencia, a despiadados
excesos en bien de su peculiar idea formulada.
Bajo
la expresión inmediata de sexto rayo, el divino principio del
deseo se ha apartado fundamentalmente del deseo por la forma material,
y se dirige al reino del deseo superior.
Aunque todavía prevalece el materialismo, hay pocas personas que
no estén animadas por ciertas aspiraciones idealistas y definidas,
por las que estarían dispuestas a sacrificarse si fuera necesario.
Éste
es un fenómeno relativamente nuevo que debería ser cuidadosamente
observado. En el trascurso de las edades, grandes hijos de Dios
han estado dispuestos a morir por una idea;
hoy
existen masas enteras de hombres igualmente dispuestos a morir
y lo han hecho, ya sea por la idea de un estado, imperio o nación
superhumanos, por una respuesta a una necesidad mundial fundamental,
o por una marcada adhesión a alguna ideología actual.
Esto indica una extraordinaria realización racial y el destacado
éxito de la Jerarquía al trasladar la atención humana al mundo
de donde surgen las ideas, elevándola hacia valores más altos
y menos materialistas.
El
instinto que ha caracterizado a este saliente período de sexto
rayo y ha sido notablemente fomentado bajo su influencia, es el
del gusto,
gusto por el alimento, el intercambio humano, el color, la forma,
el arte, la arquitectura y todas las ramas del conocimiento humano.
Este gusto discriminador
ha alcanzado una etapa relativamente elevada de desarrollo durante
los últimos dos mil años, y "el buen gusto" constituye
hoy una virtud masiva muy apreciada y objetiva.
Esto
es algo totalmente nuevo, que hasta ahora ha sido la prerrogativa
de pocas personas cultas.
Reflexionen
sobre ello. Significa una realización evolutiva.
Para los discípulos del mundo, el sentido del gusto debe trasmutarse
en su analogía superior, el discriminador sentido de los valores.
De allí el hincapié que se hace en todos los textos referentes
al discipulado, sobre la necesidad de desarrollar la discriminación.
Deseo -gusto -discriminación, son los valores, bajo el sexto rayo,
de todo desenvolvimiento evolutivo y particularmente la meta de
todo discípulo.
Los métodos por los cuales la actividad, de sexto rayo y sus objetivos,
han sido impuestos en la raza, son tres:
1.
El desarrollo del instinto. A esto le sigue el deseo inteligentemente
reconocido, produciéndose así el constante aumento de los requisitos,
de la comprensión y luego de la reorientación.
2. El consiguiente estímulo de la conciencia humana hacia la expansión,
conduce finalmente a la aspiración espiritual.
3. Después sigue el reflejo de la realidad en la conciencia mental,
y esto se siente, se exige y se busca, por medio del trabajo grupal.
El
mecanismo del ser humano por el cual el alma hace contacto con
los tres mundos, que de otra manera (de acuerdo al actual plan)
quedan sellados y ocultos a la experiencia y experimentación del
alma, ha sido más agudamente sensibilizado y desarrollado durante
los últimos dos mil años que en el período anterior de diez mil
años.
La razón estriba en que la mente del hombre ha ayudado conscientemente
en el proceso de coordinar los instintos y trasmutar la reacción
instintiva, traduciéndola en una percepción inteligente.
En el caso de los discípulos mundiales, el proceso se llevó hasta
la siguiente etapa de desenvolvimiento, denominada conocimiento
intuitivo.
La
contraparte de los cinco sentidos y sus analogías superiores,
en los planos más sutiles, se están desarrollando, organizando
y reconociendo rápidamente, y mediante estos sentidos internos
ha sido posible el descubrimiento espiritual, así como también
los más conocidos descubrimientos síquicos. En las tres fases,
a.
el instinto de aspiración,
b. el estímulo del deseo divino,
c. el reflejo de la realidad,
tenemos
la historia de la actividad de sexto rayo y su relación, durante
los últimos siglos, con su principal campo de expresión, el plano
astral.
Podemos
ahora considerar el séptimo rayo en la misma forma que el sexto,
en relación con la situación actual. Al hacerlo, se desarrollará
en nuestra conciencia una idea del proceso de desarrollo y de
los emergentes eventos e inminentes acontecimientos que pueden
lógicamente esperarse. Existe, como podrá comprenderse, dos maneras
de considerar cualquier rayo determinado.
Ante
todo puede ser estudiado desde el ángulo de la energía, que siempre
entra en relación con otras energías y fuerzas, y su encuentro
produce frecuente conflicto, una situación cambiada y totalmente
distinta de la que existía antes del contacto.
Estas
importantes etapas podrían describirse brevemente con las siguientes
palabras: contacto, conflicto,
adaptación, equilibrio (una forma de estancamiento
o condición estática alcanzada, que imperó en el siglo XIX), absorción
y desaparición final de la energía saliente más débil.
La conclusión a que se llega es siempre inevitable, porque los
rayos no son los que están en conflicto, sino la sustancia y las
formas implicadas en el período.
En
segundo término, puede considerarse la cualidad del rayo.
En realidad es la expresión de su alma y naturaleza intrínseca
que haciendo impacto sobre las condiciones existentes, cuando
el rayo viene a la manifestación realiza definitivamente tres
cosas:
1.
Cambia
la naturaleza de la civilización y la cultura de la humanidad
en un período dado. La Jerarquía utiliza esta fuerza cuando tiene
lugar cualquier encuentro de energías de rayo.
La
cultura es la primera en cambiar, porque toda cualidad básica
cambia siempre de arriba abajo, y los intelectuales son los primeros
en ser sensibles a las diferencias entrantes.
Entonces
los cambios de la forma invierten automáticamente el proceso.
De esta manera se producen inevitablemente puntos de unión en
todo el proceso evolutivo.
Cuando
los científicos, que se ocupan de la teoría y procesos de la evolución,
acepten y estudien el procedimiento de los rayos, se producirán
definitivos cambios en la actitud y habrá un acercamiento más
estrecho a la verdad.
Este concepto se halla también detrás de la enseñanza que he impartido
sobre los Grandes Acercamientos que deben tener lugar (y que lo
tendrán dentro de breve tiempo) entre los reinos cuarto y quinto
de la naturaleza. La Jerarquía es el núcleo dinámico y viviente
del quinto reino.
2. Cambios en los otros reinos
de la naturaleza, produciendo una cualidad distinta en la manifestación
del alma de cualquier reino (porque todos difieren en la cualidad
del alma) y como consecuencia, en el aspecto forma.
3. Cambios en el tipo de egos o almas que
encarnan durante determinado período de rayo.
Con
esto quiero significar que así como durante la era que está finalizando,
el conjunto de las almas encarnadas es predominantemente de la
cualidad de sexto rayo, es de esperar ahora la aparición de un
crecido número de egos de séptimo rayo.
El
desarrollo de la futura civilización de séptimo rayo, de síntesis,
fusión y acrecentada expresión del alma, y además el desarrollo
de la nueva etapa en la que está entrando la magia blanca de la
Jerarquía, es por lo tanto inevitable y para esta etapa deberá
haber una definida preparación y entrenamiento.
Los
poderes de la era de la magia son numerosos, y una de las razones
por las cuales está apareciendo ahora el séptimo rayo, se debe
a la rápida integración y perfeccionamiento de la personalidad
humana;
lograr la integración superior
del alma con la personalidad resulta hoy más posible y fácil que
nunca.
Las nuevas formas, por las cuales la tan deseada consumación puede.
efectuarse, deben desarrollarse, en consecuencia, de manera gradual
y científica.
Esto,
como puede fácilmente concebirse, se realizará mediante la intensificación
de las fuerzas que funcionan a través del cuerpo etérico, mediante
la coordinación de los siete centros mayores y el establecimiento
de sus relaciones rítmicas.
El séptimo rayo rige predominantemente los niveles
etéricos del plano físico.
No
rige la forma física densa, que está controlada por el tercer
rayo.
El
cuerpo etérico o vital, responde y se desarrolla bajo las influencias
entrantes de séptimo rayo.
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