EL PLAN PARA LA HUMANIDAD

ALICE ANN BAILEY- MAESTRO TIBETANO (Djwhal Khul) 

Extractos del Tratado sobre los Siete Rayos (VOLUMEN II)

 

 

 

 

 

 

 

                   

      

 

Las cuatro metas principales que los Trabajadores del Plan se han fijado son:

1. El primero y principal objetivo radica en establecer, por intermedio de la humanidad, una avanzada de la Conciencia de Dios en el sistema solar. Ésta es una analogía, macrocósmicamente entendida, de la relación que existe entre un Maestro y Su grupo de discípulos. Si se reflexiona sobre ello se puede obtener la clave de la significación de nuestro trabajo planetario.

 

 

2. Establecer en la tierra (como ya se ha indicado) una usina de tal poder y un punto focal de tal energía que toda la humanidad pueda ser un factor en el sistema solar, que produzca cambios y acontecimientos de naturaleza excepcional en la vida y vidas planetarias (y por consiguiente en el sistema) e inducir a una actividad interestelar.

 

 

3. Fundar una estación de luz, por intermedio del cuarto reino de la naturaleza, que servirá no sólo a nuestro planeta y a nuestro sistema solar en particular, sino también a los siete sistemas, de los cuales el nuestro es uno. Este problema de la luz, ligado como está a los colores de los siete rayos, es por ahora una ciencia embrionaria y sería inútil extendernos sobre ello.

 

 

4. Establecer un centro magnético en el universo, en el cual el reino humano y el reino de las almas, unidos y unificados, constituirán el punto de poder más intenso, que prestará servicio a las Vidas evolucionadas dentro del radio de irradiación de Aquel del Cual Nada Puede Decirse.

 

 

 

 

En estas cuatro afirmaciones hemos tratado de expresar las amplias posibilidades y oportunidades, tales como la Jerarquía las ve actualmente. Sus planes y propósitos están destinados y orientados a una mayor realización, hasta ahora no visualizada por el hombre normal. Si no fuera así, el objetivo principal a lograrse en el planeta sería el desarrollo del alma en el hombre, pero no lo era. Podría serlo desde el punto de vista del hombre, considerándolo como un ente esencialmente separable e identificable en el gran esquema cósmico, pero no es así para el todo mayor del cual la humanidad es sólo una parte. Los grandes Hijos de Dios, que han ido más allá de la etapa de desarrollo de los Maestros que trabajan exclusivamente con el reino humano, tienen proyectos de un alcance mucho más vasto y amplio y Sus objetivos incluyen a la humanidad, sólo como un detalle del Plan de la grandiosa Vida “en Quien Vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”.

 

 

 

Quizás se pregunten, y con razón, hasta qué punto esta información puede servirnos en este mundo atormentado y confuso. Por evidentes razones, una visión nebulosa del Plan, como necesariamente será, confiere un sentido de proporción y también de estabilidad. Conduce a un muy necesario reajuste de valores, que indica, tal como lo hace, que existe un propósito y un objetivo detrás de todos los acontecimientos de la vida diaria. Ensancha, amplía y expande la conciencia cuando se estudia el gran libro de la vida planetaria que abarca, como realmente lo hace, los detalles y la estructura terminada, el factor hombre y la entera vida del planeta en su relación con el Todo mayor. Esto es de mucha mayor importancia que los minuciosos detalles de la capacidad individual del ser humano para llegar a comprender cuál es el lugar inmediato que le corresponde dentro del cuadro mayor. Es fácil y lógico para el hombre recalcar esos aspectos del trabajo jerárquico que le conciernen.

 

A los Maestros de Sabiduría, que están suficientemente avanzados como para trabajar en zonas más amplias del plan espiritual, les causa gracia conocer la importancia que los discípulos y aspirantes del mundo les atribuyen y la forma en que se Los sobreestiman. ¿Cuándo comprenderemos que existen miembros de la Jerarquía cuya captación de la verdad y conocimiento del Plan divino, es mucho más avanzado que el de los Maestros que conocemos, así como Ellos son más evolucionados que el salvaje y el hombre no evolucionado? Debería reflexionarse sobre esto.

 

 

 

La Tierra

 

 

Sin embargo, no es una tarea inútil para los discípulos y aspirantes captar el nebuloso delineamiento de esa estructura, propósito y destino, que será el resultado de la culminación y fructificación del Plan en la tierra. No es necesario evocar el sentido de futilidad, de interminable lucha y de un casi continuo bregar. Dado el hecho de que el hombre y su vida son finitos, dada la enorme periferia del cosmos y la diminuta naturaleza de nuestro planeta y dada la vastedad del universo y la comprensión de que sólo es uno de los incontables (textualmente incontables) universos, mayores y menores, sin embargo existen en el hombre y en nuestro planeta un factor y una cualidad que hacen posible que todos esos hechos puedan percibirse y comprenderse como partes de un todo, permitiendo al hombre (escapar, como puede hacerlo, de su autoconciencia) expandir su sentido de percepción e identificación, de modo que el aspecto forma de la vida no oponga barreras a su espíritu omniabarcante.

 

Es de valor escribir estas palabras y ocuparse de estas ideas, pues algunos de los que vienen ahora a la encarnación pueden comprenderlas, y las comprenderán cuando los lectores actuales hayan muerto y desaparecido. Ustedes y yo pasaremos a otro trabajo, pero habrá en la tierra quienes podrán visualizar el Plan con claridad y cuya visión será mucho más incluyente y comprensiva que la nuestra.

 

La visión es de naturaleza divina. La expansión es un poder vital y una prerrogativa de la Deidad. Por lo tanto, esforcémonos por captar lo que sea posible en nuestra etapa particular de desarrollo y dejemos a la eternidad revelar sus secretos ocultos.

 

Los factores determinantes de este proceso peculiar del trabajo jerárquico, constituyen por lo tanto siete reglas principales de la vida evolutiva de Dios en la familia humana. Éstas determinan la actividad jerárquica -si podemos expresarlo así- dejando un amplio margen para el esfuerzo individual, pero proporcionando las vitales y activas tendencias más allá de las cuales el trabajador del Plan no se atreve a ir.

 

Debemos comprender que existen fuerzas y energías que se mantienen en suspenso, como resultado de la interposición, conscientemente realizada, de la Jerarquía. Es posible para nosotros captar el hecho de que existen vidas y tipos de actividad que no han podido manifestarse (afortunadamente para el planeta) desde que la Jerarquía fue fundada en la tierra.

 

No siempre ha existido una Jerarquía de almas perfectas, y este concepto abre perspectivas en los reinos de la expresión inmadura (desde el ángulo de la visión humana), tan difícil de comprender como las que se abrirán ante nosotros cuando pasemos imaginativa, tenue y nebulosamente, con incipiente conciencia, más allá de ese sector de la Jerarquía que se ocupa de los asuntos humanos, y captemos débiles destellos de otros sectores que se ocupan de asuntos más amplios e incluyentes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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