Problemas que surgen del despertar y el estímulo de los centros

TRATADO SOBRE LOS SIETE RAYOS, TOMO II

ALICE A. BAILEY- MAESTRO TIBETANO

 

 

 

 

 


 

 

 

PROBLEMAS QUE SURGEN DEL DESPERTAR Y EL ESTÍMULO DE LOS CENTROS.

 

 

 

Quienes leyeron mis otros libros y tratados, sabrán cuán inmenso es el tema que nos ocupa y qué poco se conoce y enseña sobre los centros, sus emanaciones de fuerza y la actividad del cuerpo vital o etérico, que es el receptor y distribuidor de energías, energías que determinan y condicionan las circunstancias y la siquis del ser humano y produce, en último análisis, la manifestación fenoménica del hombre en el plano físico, además de sus características inherentes.

 

Esta información ya la he dado anteriormente y pueden leerla y estudiarla quienes tienen interés. Así podrán esclarecer su conocimiento sobre los distintos centros. Una cosa quisiera señalar aquí, que más adelante dilucidaré, y es la relación que existe entre los diversos centros y los rayos:

 

 

Primer rayo Poder o Voluntad Centro coronario.


Segundo rayo Amor-Sabiduría Centro cardíaco.


Tercer rayo Inteligencia Activa Centro laríngeo.


Cuarto rayo Armonía a través del Conflicto Centro ajna.


Quinto rayo Conocimiento Concreto Centro sacro.


Sexto rayo Devoción Plexo solar.


Séptimo rayo Orden Ceremonial Base de la columna vertebral.

 

Podría aprenderse mucho reuniendo en un sólo libro toda la información dada sobre este tema, y relacionando así lo que se conoce sobre estos puntos específicos de energía que se hallan en la estructura humana.

Sólo puedo dar una idea general sobre el tema, indicar ciertas líneas de desarrollo y relación, respecto a los siete centros mayores, las siete glándulas principales y los lugares y zonas del cuerpo humano donde están ubicadas estas glándulas y centros. También quisiera pedirles que traten de comprender cinco cosas:

 

 

 

1. Que las personas poco desarrolladas son energetizadas e impulsadas a la actividad externa mediante los tres centros que están debajo del diafragma.

2. Que el hombre común comienza a funcionar principalmente por medio del centro plexo solar y a utilizarlo como centro de fuerza para transferir energías que deben ser llevadas de abajo a arriba del diafragma.

3. Que los aspirantes del mundo son energetizados y controlados lentamente por las fuerzas que se están transfiriendo de los centros situados debajo del diafragma al centro laríngeo y desde el alma al centro laríngeo, lo cual conduce a una actividad creadora determinada.

4. Que los discípulos del mundo comienzan a ser regidos y controlados por los centros laríngeo y cardíaco y también empiezan a transferir las fuerzas que han sido elevadas a los centros cardíaco y laríngeo, y de éste al centro ajna, ubicado entre las cejas, en el medio de la frente.

Realizado esto, el hombre se convierte entonces en una personalidad integrada. El alma también estimula al centro ajna.

5. Que los discípulos más avanzados y los iniciados del mundo son energetizados desde dos fuentes: las energías que ascienden y se elevan hasta la cabeza desde los centros del cuerpo, y las que afluyen a la estructura humana desde el alma, por conducto del centro más elevado ubicado en la cima de la cabeza.

Todo el procedimiento, como podrá verse, consiste en desarrollar, utilizar y transferir, como sucede en todo el desarrollo evolutivo. Existen dos centros principales de trasferencia en el cuerpo etérico -el plexo solar y el laríngeo- y un centro mayor a través del cual la energía del alma debe afluir cuando llegue el momento apropiado y afluirá conscientemente y con plena percepción del discípulo. A ese centro se lo denomina coronario, o el loto de mil pétalos, en la filosofía oriental. El problema del hombre común está por consiguiente vinculado al plexo solar. El problema del aspirante avanzado, del discípulo y del iniciado de grado inferior, está vinculado con el centro creador, el laríngeo.

 

 

Recordaré a los estudiantes que en los tres puntos siguientes, relacionados con la trasferencia de energía, debe tenerse en cuenta:

1. Que debe hacerse una transferencia de energías desde los centros inferiores a los superiores; esto generalmente se efectúa en dos etapas, que se llevan a cabo dentro de la personalidad, y van paralelas a la trasferencia de la energía espiritual desde el depósito de fuerza, denominado alma, al hombre en el plano físico. Esto es posible cuando el hombre realiza la trasferencia necesaria dentro de sí mismo, y tiene lugar en el transcurso del proceso evolutivo, o puede acelerarse por el entrenamiento forzado, impartido a los discípulos en todos los grados.

2. Que dentro de este campo principal de actividad se deberán realizar las siguientes trasferencias:

a. La energía del centro en la base de la columna vertebral (el órgano de la voluntad personal) debe ser elevada y ascendida por la columna vertebral hasta el centro coronario, por medio del centro ama.

b. La energía del centro sacro (que rige la vida sexual y los órganos de la creación física) debe ser elevada al centro laríngeo, el cual se convierte en órgano de actividad creadora que no es de naturaleza física.

c. La energía del plexo solar (el órgano del deseo personal autoconsciente) debe ser elevada al corazón y allí trasmutarse en servicio grupal.

3. Que dichos centros se desarrollan y se ponen en actividad en tres etapas y así progresivamente condicionan el aspecto externo de la vida de un hombre:

a. El período en que los centros están activos sólo en forma indolente y semialetargada: las fuerzas que los componen y expresan se mueven lentamente con ritmo pesado e inanimado; la luz que se percibe donde hay un centro es tenue; el punto de potencia eléctrica en el centro (“el corazón del loto o chakra”, el eje de la rueda, como se lo denomina esotéricamente en la enseñanza oriental) está relativamente pasivo. Afluye al centro la suficiente energía para la conservación de la vida, el buen funcionamiento de la naturaleza instintiva, conjuntamente con la tendencia a reaccionar en forma vacilante e ignorante, al estímulo proveniente del plano astral, a través del cuerpo astral del individuo.

b. El período en que tiene lugar la definida elevación e intensificación de la fuerza. La luz de los centros es más brillante y el centro del plexo solar, en especial, se hace muy activo. Pero, la verdadera vida del hombre todavía está enfocada debajo del diafragma. Los centros que se hallan arriba del diafragma están oscurecidos y apagados y relativamente inactivos; sin embargo el punto en el centro es más eléctrico y dinámico. En esta etapa el hombre es el ciudadano inteligente común, controlado predominantemente por su naturaleza inferior y sus reacciones emocionales, y emplea la mente que posee para satisfacer sus necesidades. Sus centros reciben principalmente fuerzas provenientes del astral y del físico, pero ocasionalmente responde a impactos mentales.

c. El período en que se realiza la primera transferencia. Podrá durar mucho tiempo y abarcar varias vidas. Los centros debajo del diafragma están totalmente despiertos; su actividad es enorme; su luz es vívida; su interrelación es real y de tal magnitud que se ha establecido un campo magnético completo, involucrando toda la zona debajo del diafragma, y llega a ser suficientemente poderosa como para extender su influencia arriba del diafragma. El plexo solar se convierte en el órgano dominante en lugar del centro sacro, que durante tanto tiempo ha determinado la vida de la naturaleza animal. Se trasforma en el receptor de las corrientes de energía que vienen de abajo, y son absorbidas por el plexo solar, iniciando la tarea de desviarlas y transferirlas a los centros superiores. El hombre se convierte ahora en un aspirante y ciudadano altamente inteligente. Es consciente de la dualidad de su naturaleza, de lo que está abajo y de lo que se halla arriba, como se dice comúnmente, y está ya preparado para hollar el Sendero de Probación.

d. En el período en que continúa la transferencia. Las fuerzas del sacro son conducidas a la garganta y las fuerzas del plexo solar al corazón. Esta última transferencia se hace todavía en tan ínfima medida que su efecto es casi nulo. Este período es extenso y muy difícil. Hoy la mayoría de las personas atraviesan los períodos c y d, preparatorios para la manifestación de la vida mística.

e. El período en que los centros cardíaco y laríngeo se ponen en actividad. El hombre es un creador inteligente en una u otra línea y va siendo lentamente consciente del grupo. Sin embargo, sus reacciones tienen aún un móvil egoísta, aunque -al mismo tiempo está sujeto a ciclos de visualización y períodos de esfuerzo espiritual. La vida mística lo atrae definidamente y se va convirtiendo en un místico.

f. Se inicia el segundo período de transferencia y el centro ajna, que rige a la personalidad integrada, se hace activo y dominante. La vida de los sentimientos y del esfuerzo místico, en ese momento, puede disminuir momentáneamente su expresión y ser reemplazada por las fervorosas y vehementes disciplinas, la integración, las ambiciones, los objetivos y las expresiones personales. Este es un cambio correcto y bueno, pues tiende a completar el desarrollo. Es momentáneo, pues el místico todavía se halla latente detrás de las actividades externas y de los inteligentes esfuerzos mundanos, y volverá a surgir nuevamente para realizar un esfuerzo vital cuando controle y se haya despertado plenamente la naturaleza mental, haya saciado el deseo de la satisfacción mental y el “hijo de Dios esté preparado para resucitar y entrar en la casa del Padre”. Durante este período, el hombre inteligentemente creador y poderoso llega al cenit de la vida personal. Los centros debajo de la cabeza están activos y funcionando, pero los centros debajo del diafragma se subordinarán a, y serán controlados por los que están arriba. Entonces estarán sujetos a la voluntad condicionadora del hombre, quien es regido a su vez por la ambición, la eficiencia intelectual y esa forma de trabajo grupal que tiende a expresar la potencia de su personalidad. El centro ajna está vívido y potente, el centro laríngeo intensamente activo y el centro cardíaco va despertando rápidamente.

 

g. El período en que el centro más elevado de la cabeza es puesto en radiante actividad. Esto ocurre como resultado de la elevación (en forma nueva y más potente) del instinto místico, y se produce cuando existe también un acercamiento inteligente a la realidad. El resultado es doble:

1. El alma comienza a derramar su energía dentro de todos los centros etéricos y vitales por medio del centro coronario.

2. El punto en el corazón de cada centro entra en su primera y verdadera actividad; llega a ser radiante, brillante, magnético y poderoso, en tal forma, que “oscurecerá la luz de todo lo que lo circunda”.

Todos los centros del cuerpo son impelidos a una actividad ordenada por las fuerzas del amor y de la voluntad. Entonces tiene lugar la última transferencia de todas las energías corporales y síquicas al centro coronario, efectuada por el despertar de los centros en la base de la columna vertebral. Luego los dos grandes polos opuestos, tal como lo simbolizan y expresan el centro coronario (el órgano de energía espiritual) y el centro de la base de la columna vertebral (el órgano de las fuerzas materiales), se fusionan y mezclan, y desde ese momento el hombre es controlado únicamente desde arriba por el alma.

En consecuencia, cuando estudiamos al místico y sus dificultades se deberán tener en cuenta dos puntos: primero, el período del despertar y la consiguiente utilización de los centros; segundo, el período en que se transfieren las energías del plexo solar al corazón y después desde los cuatro centros ubicados en la columna vertebral al centro laríngeo, antes de enfocar la energía de todos los centros en el centro ajna (entre las cejas). Este centro controla la vida de la personalidad y desde toda la orientación y la guía de la personalidad va hacia los cinco centros inferiores que éste sintetiza. Cada una de estas etapas trae consigo sus dificultades y problemas. Sin embargo, nos ocuparemos de ello de acuerdo a lo que puedan afectar a la oportunidad actual u obstaculizar al hombre que se halla en el Sendero y, por lo tanto, toma en sus manos su propia evolución. Entonces permanece “en medio de los pares de opuestos” y esto significa (en lo que respecta a nuestro interés particular en este momento) que existen tres etapas en el trabajo místico, señalando cada una un período definido de crisis con sus consiguientes comprobaciones y pruebas:

1. La etapa preparatoria en que se transfieren todas las energías inferiores al plexo solar, antes de llevarlas hasta los centros laríngeo y cardíaco, arriba del diafragma. Esta etapa abarca no sólo el proceso de transferencia, sino el enfoque de las fuerzas en los centros superiores.

Período Etapas posteriores del Sendero de Probación y las primeras etapas del Sendero del Discipulado.
Nota clave Disciplina.
Objetivo Idealismo, conjuntamente con esfuerzo personal.
Purificación y control.

2. La etapa en que se hace la transferencia al centro ajna, y la vida de la personalidad llega a integrarse y a ser poderosa.

Período Etapas posteriores del Sendero del Discipulado, hasta el
momento en que recibe la tercera iniciación.
Nota clave Expresión del alma, a través de la personalidad.
Objetivo Comprensión del Plan y la consiguiente colaboración con él.

La tercera y última parte, de la cual no nos ocuparemos, es donde se produce la fusión total de las fuerzas corpóreas (enfocadas a través del centro ajna) con las fuerzas del alma (enfocadas por medio del centro coronario). En este momento se produce la evocación final de la voluntad de la personalidad (purificada y consagrada) que ha estado, como “la serpiente de la sabiduría, durmiendo enroscada” en la base de la columna vertebral, la cual asciende por el impulso de la devoción, la aspiración y la voluntad iluminada, fusionándose en la cabeza con la voluntad espiritual.

Ésta es la elevación final, por un acto de determinación discriminadora del fuego kundalini, elevación que tiene lugar en tres etapas o impulsos:

1. La etapa en que las energías inferiores son llevadas al centro plexo solar.

2. La etapa en que estas energías, que afluyen al corazón, se mezclan con éste y son llevadas al laríngeo.

3. La etapa en que las cinco formas inferiores de energía se enfocan en el centro de la cabeza, el ajna.

 

Los estudiantes se preguntarán ¿existen otras energías debajo del diafragma, además de las del centro sacro y las que están enfocadas en el centro de la base de la columna vertebral, que son elevadas al centro ajna por medio del centro plexo solar? Hay un sinnúmero de centros menores y sus respectivas energías, pero no las especificaré detalladamente en bien de la claridad. Sólo me ocuparé de los centros principales y de sus efectos e interrelaciones. El tema ya es bastante abstruso y difícil en todos los casos para que nosotros lo compliquemos indebidamente. Tenemos por ejemplo, energías que afluyen al bazo, provenientes de fuentes planetarias, y también a dos centros menores cerca de los riñones, uno a cada lado, además de otros; estas fuerzas deben ser comprendidas, transmutadas, transformadas y transferidas. Es interesante observar que los dos pequeños centros que están cerca de los riñones se relacionan con los niveles inferiores del plano astral y engendran en el sistema corpóreo gran parte del temor, etc., factor característico de esos subplanos. Por lo tanto se hallan cerca del centro que puede controlarlos, porque hasta el endocrinólogo moderno sabe que cuando las glándulas adrenales son estimuladas, producen (como resultado sicológico de un acontecimiento físico) excesiva valentía y una especie de voluntad dirigida, que le permite hacer cosas que en otro momento sería imposible realizar.

Quisiera indicarles que la afirmación que frecuentemente se hace en los libros ocultistas de que “el kundalini duerme” es parcialmente veraz. El centro en la base de la columna vertebral está sujeto a la misma vida rítmica que los demás centros. Este período específico en que “el kundalini despierta” se refiere a ese período en que “el punto en el centro” se hace vibrante, poderoso y activo; entonces su fuerza puede pasar a través de la columna vertebral hasta llegar al centro más elevado de la cabeza. Sin embargo, esto no sería posible si anteriormente no se hubieran efectuado las tres “elevaciones de la fuerza latente de la voluntad”, elevaciones que sirven para limpiar el conducto ascendente de la columna, penetrando y destruyendo la trama etérica que separa cada centro y la zona que cada uno controla desde el centro que está más arriba.

 

Estas trasferencias y organizaciones internas producen, lógica y naturalmente, perturbaciones y conflictos en la vida del místico, dificultades de naturaleza definidamente sicológica y con frecuencia dificultades patológicas. Deberán observar, por lo tanto, la serie de transferencias, dificultades sicológicas y resultados patológicos.

Estas ideas pueden, por ejemplo, aclararse por sí mismas en sus mentes si les expongo ciertos hechos referentes al centro sacro, que rige durante tan largo tiempo al animal y a la vida física creadora del ser humano. En el proceso de la evolución el centro sacro pasa por esas etapas donde actúa automática e inconscientemente, como sucede con el hombre estrictamente animal; luego viene la etapa en que actúa impulsado por el deseo, el placer y la satisfacción física, cuando la imaginación comienza a ejercer su influencia, y después el período en que hay una consciente subordinación de la vida al impulso sexual, de naturaleza distinta del que mencioné primero. El sexo llega a ser una idea predomi-nante en la conciencia, y muchas personas en la actualidad están pasando por esa etapa. Todos, en algún momento o en alguna vida, pasarán por ella. A esto le sigue el período de transferencia donde la atracción física del sexo y el anhelo de crear físicamente ya no domina tanto, y las fuerzas comienzan a reunirse en el plexo solar. Allí serán controladas en su mayor parte por la vida astral imaginativa, mucho más que por la inconsciencia animal o la vida consciente de deseo. Se mezclarán con las fuerzas del plexo solar y serán gradualmente ascendidas al centro laríngeo, pero siempre a través del centro cardíaco.

Tenemos aquí el punto principal de las dificultades que afectan al místico, quien rápidamente viene al ser y a la actividad funcional. Llega a hacerse dolorosamente consciente de la dualidad, la atracción del mundo y la visión mística; de las posibilidades divinas y las potencias de la personalidad; del amor, en lugar del deseo y la atracción, y de la relación divina, en vez de las relaciones humanas. Sin embargo, el tema todavía continúa interpretándose en términos de dualidad. El sexo aún persiste imaginativamente en su conciencia y no ha sido relegado a un lugar equilibrado como el que ocupan los otros instintos de la naturaleza humana, lo cual da por resultado un interés casi patológico en el simbolismo del sexo y lo que podría denominarse una vida sexual espiritualizada. De ello tenemos grandes ejemplos en los escritos y experiencias de muchos místicos de la edad media. En ellos hallamos expresiones tales como la “desposada de Cristo”, el “matrimonio en los Cielos”, la representación de Cristo como “esposo celestial” y muchos otros símbolos y frases. En el Canto de Salomón tenemos la rendición masculina del mismo acercamiento sexual básico al alma y a su omniabarcante vida.

 

Éstos y muchos otros ejemplos desagradables de la sicología sexual están mezclados con la verdadera y pronunciada aspiración y ansiedad mística y el genuino anhelo de unirse a lo divino. La causa de todo reside en la etapa de transferencia. Las energías inferiores están sujetas, como podrá verse, a dos etapas de transferencias: Primero, al plexo solar y de allí, al centro laríngeo, centro que durante este período no está suficientemente activo ni despierto para absorber y utilizar las energías del sacro, que en algunos casos son detenidas durante su ascensión, y retenidas momentáneamente en el centro cardíaco, produciendo el fenómeno del impulso sexual (acompañado a veces por una definida reacción sexual física), del erotismo religioso y, generalmente, de una actitud malsana que abarca desde la verdadera sexualidad hasta el celibato fanático. Este último es un extremo tan indeseable como el otro, y ambos producen resultados muy indeseables. Con frecuencia, cuando se trata de un místico masculino, habrá una expresión sexual super desarrollada en el plano físico, perversiones de distintos tipos o una pronunciada homosexualidad. En los casos femeninos puede haber muchas perturbaciones en el plexo solar (en lugar de perturbaciones en el sacro) y la consiguiente afección gástrica, una vida imaginativa malsana, que abarca desde el endeble prurito hasta formas definidas de enajenación sexual, acompañadas frecuentemente por una poderosa inclinación religiosa. Quisiera recordarles que estamos tratando las anormalidades y en consecuencia debo referirme a cosas desagradables. Si en las etapas primitivas del desarrollo místico existiera una correcta orientación de la vida mental y de los pensamientos, además de una valiente explicación del proceso, se evitarían grandes dificultades. Estas primitivas etapas se asemejan mucho al interés demostrado por el adolescente hacia el sexo y la religión. Ambos están íntimamente aliados durante este período particular de desarrollo. Si los edu-cadores, progenitores y los que están vinculados al entrenamiento de la juventud, pudieran prestarles una ayuda correcta, ciertas tendencias indeseables (tan prevalecientes ahora) no se convertirían en hábitos y estados mentales como ocurre hoy.

 

Otro interrogante que podría surgir en la conciencia del estudiante seria el siguiente: ¿ Cómo este proceso de despertar los centros, de utilizarlos como canales para la fuerza (inconscientemente al principio y luego con creciente conciencia) y finalmente, de transferir la energía hacia centros cada vez más elevados, puede traer problemas, enfermedades e innumerables y variadas dificultades de naturaleza fenoménica, que parece haber heredado la humanidad, una vez que la experiencia mística se convierte en meta y en algo que parece deseable? Vuelvo a recordar que el problema debe ser interpretado en términos de expandir la conciencia y de reunir en etapas progresivas los distintos tipos de energía. El cuerpo humano es, en último análisis, un conjunto de unidades de energía. En el cuerpo vital hay (condicionando los sistemas endocrino y linfático) ciertos puntos focales a través de los cuales afluye energía al cuerpo físico, impresionando y estimulando los átomos del cuerpo, logrando así afectar poderosamente todo el sistema nervioso subyacente en todas partes. El cuerpo vital o etérico, es la contraparte sutil de la estructura nerviosa del cuerpo físico, y los centros de energía condicionan y controlan el sistema glandular. Así las energías, las influencias, las potencias y las fuerzas afluyen y pasan a través del cuerpo físico -conscientemente en algunos casos e inconscientemente en la mayoría- desde los tres mundos de la actividad y empresa humanas. Cuando el centro cardíaco y el coronario están activos y son utilizados por las fuerzas internas y externas, tenemos el comienzo de una vida mística y ocultista.

Existen dos razones por las cuales se produce este período de excesiva dificultad:

1. El hilo de la conciencia está introducido en la cabeza cerca de la glándula pineal. El hilo de la vida está arraigado en el corazón. Cuando las fuerzas que están debajo del diafragma se dirigen al plexo solar y de allí al corazón y a la cabeza (una proveniente de la Mónada que pasa a través del cuerpo del alma y va al centro cardíaco, y la otra que proviene directamente del alma y va al centro más elevado de la cabeza) el místico se da cuenta de estas dos corrientes principales de energía. Entonces es consciente de las posibilidades que ofrece la vida y del extenso campo que puede abarcar la conciencia, y la zona y amplitud de su capacidad. Éste es el período de percepción interna.

 

2. La afluencia de fuerzas planetarias y solares que pasan del centro coronario al centro cardíaco y de allí a los otros centros. Esta afluencia produce:

a. El estímulo de los centros mayores y menores, llevado a cabo de acuerdo a las influencias y tendencias de rayo.

b. La revelación del bien y del mal, es decir, los mundos de expresión de la personalidad y del alma. Este proceso dual continúa en forma simultánea.

c. Por lo tanto, cuando la existencia de la dualidad llega a comprenderse y los grandes pares de opuestos, alma y personalidad, se fusionan, pueden traer y traen la unificación.

El resultado de estas realizaciones conscientes, inevitablemente conduce a las luchas, conflictos y aspiraciones, además de una continua frustración; este proceso trae los reajustes que deben hacerse cuando el hombre va siendo más consciente de la meta y está cada vez más “alerta”. La expresión de la vida (el triple hombre inferior) debe habituarse a los nuevos niveles de conciencia y a las zonas de percepción que se abren ante él y acostumbrarse a los nuevos poderes que emergen, pues lo capacitan para introducirse con mayor facilidad en los extensos campos de servicio que va descubriendo.

Podría decirse aquí en sentido amplio y general que:

1. El estimulo produce el despertar de los poderes síquicos inferiores si la energía entrante se dirige al plexo solar o al centro laríngeo. Pone en intensa actividad los centros y, en las primeras etapas, puede causar trastornos síquicos definidos. Para ilustrar esto quisiera indicarles la naturaleza general de las dificultades a las cuales está propenso físicamente el místico:

 

a. El despertar del centro coronario puede originar serias perturbaciones, si se logra prematuramente, y a veces puede conducir a la demencia. La irritación de ciertas zonas del cerebro y determinadas clases de tumores cerebrales pueden ser provocados por la afluencia demasiado rápida de una energía más elevada que la que el hombre puede recibir antes de la iniciación. Sin embargo, esto sólo ocurre en esos casos en que el hombre de tipo mental es muy evolucionado. En otros casos de afluencia prematura de la energía del alma a través de la abertura que se halla en la cima de la cabeza, se abre camino hasta uno de los centros, de acuerdo al tipo de rayo o etapa de desarrollo donde hay un mayor enfoque de la conciencia del hombre y está centralizada la fuerza de la vida (aunque inconscientemente), las energías entrantes afluirán casi automáticamente a ese punto.

b. El despertar del centro ajna que, como hemos visto, es primordialmente el resultado del desarrollo de la personalidad del hombre, hasta lograr la integración, puede conducir (si las energías involucradas no son controladas correctamente) a serias dificultades de la vista, a muchas dolencias auditivas, a diversas formas de neuritis, dolores de cabeza, jaqueca y afecciones nerviosas en distintas partes del cuerpo. También puede producir muchas dolencias vinculadas con el cuerpo pituitario y situaciones sicológicas que emanan de esta importante glándula controladora, además de innumerables y definidas dolencias físicas.

c. El despertar del centro cardiaco (que en la actualidad se está efectuando rápidamente) es responsable de las diversas afecciones cardíacas y de las distintas dificultades vinculadas con el sistema nervioso autónomo, particularmente en relación con el nervio neumogástrico. Las distintas formas de afecciones cardíacas que prevalecen en la actualidad, especialmente entre los intelectuales, profesionales y financistas, se deben al despertar de éste centro y al descubrimiento de esa capacidad desconocida, por la humanidad, de prestar servicio en forma grupal y de ser concientes del grupo. La glándula timo que controla en forma peculiar el aspecto vida del hombre, está estrechamente vinculada con el centro cardíaco, como es de esperar. Con el tiempo esta glándula estará más activa que ahora en el adulto, así como la pineal, cuya función no se comprende ni capta, ya no será en las futuras razas humanas un órgano atrofiado, sino una parte activa e importante del equipo del hombre. Esto lógica y normal-mente tendrá lugar a medida que el hombre aprende a actuar como alma y no únicamente como personalidad.

d. Gran parte del malestar que sienten las personas actualmente se debe también al despertar del centro laríngeo. Este centro rige y condiciona la glándula tiroides y la paratiroides. Puede producir, cuando está excesivamente desarrollado, o se ha despertado prematuramente, hiper-tiroidismo con sus consiguientes dificultades y a veces peligrosos efectos sobre el corazón y el metabolismo del cuerpo. Los efectos sicológicos son bien conocidos y también reconocidos. Dichas dolencias se acrecientan y el centro creador superior se estimula indebidamente y llega a ser un peligro en lugar de una ayuda para que el ente pueda expresarse, debido al celibato forzado a que se ven obligadas muchas personas por la lamentable actual situación económica. Tales condiciones hace que las personas se abstengan de contraer matrimonio y, por lo tanto, no tienen oportunidad de utilizar (o abusar de) la energía que fluye a través del centro sacro. Los místicos son análogamente propensos a tal dificultad. El centro laríngeo no se emplea en forma creadora, ni el centro sacro se utiliza debidamente. La energía del sacro asciende prematuramente al centro laríngeo, donde produce un excesivo estímulo. El equipo del hombre implicado no ha alcanzado la etapa donde pueda emprender el trabajo creador en cualquier campo. No hay expresión creadora de ninguna índole, porque el desarrollo del hombre no le permite ser un creador en sentido elevado. Los suizos, aunque son muy inteligentes, en este sentido no son creadores. La energía que fluye a través de la glándula tiroides no se emplea en forma destacada en el arte creador, la música o las letras, de allí que prevalezca tanto el bocio y las dolencias ocasionadas por la glándula tiroides. Mucha energía fluye a y por medio de la glándula tiroides, sin embargo se la emplea muy poco.

e. La acrecentada actividad y el estímulo del centro plexo solar constituye en la actualidad una fuente fructífera de dificultades. Produce la mayor parte de los desórdenes nerviosos a los cuales están particularmente propensas las mujeres y también muchas de las enfermedades gástricas y hepáticas actuales, así como también los desarreglos intestinales. Una de las fuentes más poderosas que produce el cáncer en distintas partes del cuerpo (excepto en la cabeza y el rostro), esotéricamente puede atribuirse a la congestión de la energía en el centro plexo solar, congestión que tiene un efecto amplio y general. Dolencias que surgen por el despertar de los centros coronario y plexo solar (ambos están íntimamente vinculados y efectúan una acción recíproca durante un largo período de tiempo en la experiencia mística) tienen también un efecto poderoso en la corriente sanguínea. Están conectados con el principio vida que siempre “se manifiesta sobre las olas del deseo” (según antiguos escritos) y cuando se impide que esto se exprese plenamente, por falta de desarrollo u otras causas, produce zonas cancerosas en el cuerpo, donde los tejidos corporales son débiles.

f. El despertar del centro sacro tiene un origen tan antiguo que no es posible actualmente remontarnos a la verdadera historia del desarrollo de los desórdenes vinculados con la manifestación sexual y tampoco sería deseable hacerlo. He dilucidado mucho el tema del sexo en otros de mis tratados, especialmente en Tratado sobre Magia Blanca. Llamo la atención sobre esto, porque en el transcurso de la vida mística frecuentemente hay un período de dificultad si el místico no ha aprendido a controlar el sexo, ni ha equilibrado en la misma proporción las actividades de la vida e instintos naturales de la conciencia. De lo contrario cuando alcance las cumbres del contacto espiritual y atraiga la energía de su alma y la lleve a la personalidad, esa energía descenderá directamente al centro sacro y no se detendrá en el centro laríngeo como debía hacerlo. Cuando esto ocurre aparecen las perversiones sexuales, o bien se le da excesiva importancia a la actividad sexual, o se puede estimular peligrosamente la imaginación sexual, conduciendo a la falta de control y a muchos de los trastornos ya conocidos por médicos y sicólogos. El resultado es siempre una excesiva actividad en la vida sexual en una u otra forma.

g. El despertar del centro de la base de la columna vertebral durante las últimas etapas de la experiencia mística superior lleva consigo sus propios peligros, los cuales afectan definidamente a la columna vertebral y, por lo tanto, a los nervios que se ramifican en todas direcciones desde la columna vertebral. La ascensión de la fuerza kundalini -si se realiza prematura e ignorantemente- podrá quemar rápidamente la trama protectora de materia etérica que separa las distintas zonas del cuerpo (controlada por los siete centros). Esto produce serios trastornos nerviosos, irritación de los tejidos, enfermedades de la columna y trastornos cerebrales.

He indicado determinadas dificultades, en un esfuerzo por presentarles un panorama general del problema que enfrenta el místico.

2. La utilización de un centro. Permítanme explicar esta frase. Ciertas dificultades surgen también cuando un centro se utiliza en tal medida que queda abandonada la actividad de otros. De este modo son ignorados temporariamente zonas enteras de la conciencia. Debería recordarse que la meta de todos los esfuerzos del místico es lograr ese desarrollo cabal en el cual utiliza todos los centros en forma sucesiva y correcta y de acuerdo a los correspondientes métodos de rayo. No obstante, muchas personas (una vez que uno de los centros se despierta y estimula subjetivamente) descubren inmediatamente que la utilización de ese centro es la línea de menor resistencia y, por lo tanto, comienzan a actuar casi exclusivamente a través de dicho centro. Esto puede ser ilustrado con dos ejemplos.

En la actualidad, el plexo solar está muy activo en los hombres y en las mujeres. En todos los países existen millones de personas hipersensibles, frecuentemente tan emocionales que llegan a la histeria, son soñadores, visionarios, temerosos y sumamente nerviosos. Esto ocasiona los prevalecientes trastornos gástricos, indigestiones, dolencias, enfermedades del estómago y el hígado y desarreglos intestinales. La raza está excesivamente propensa a todas estas dificultades, que a veces suelen ir acompañadas de erupciones de la piel. La causa es doble:

a. El sobreestímulo del centro plexo solar debido a que se lo utiliza casi exclusivamente, y la consiguiente afluencia de fuerzas provenientes del plano astral, para las cuales el plexo solar es una puerta ampliamente abierta.

b. El empleo acrecentado y constante de dicho centro a medida que su ritmo y vibración se hacen demasiado poderosos para ser controlados. Entonces el hombre sucumbe a la tentación de enfocar el interés y la atención de su vida en el mundo astral, haciéndolo cada vez con mayor interés y conciencia, obteniendo así resultados fenoménicos.

 

Por lo tanto, el hombre es víctima de ciertas fuerzas que, de otro modo, producirían la acumulación de “lo que es inferior” y necesariamente se transferiría en lo que es superior. Entonces cumpliría el propósito requerido, pero -en el caso que estamos considerando- dichas fuerzas están concentradas en esa zona central del cuerpo que simplemente está destinada a ser el centro de distribución de “lo que está abajo a lo que está arriba”. En lugar de suceder lo antedicho se origina un tremendo remolino de fuerzas que no sólo produce variados trastornos físicos (como se explicó anteriormente) sino que constituye la fecunda fuente de separaciones que el sicólogo moderno enfrenta en la actualidad. Tan poderosas son las fuerzas generadas por el excesivo uso del plexo solar (el más poderoso de los centros) y por la consiguiente afluencia de fuerzas astrales de toda índole -aumentando así las dificultades-, que oportunamente asumen el absoluto control de la vida. Las fuerzas que están debajo del diafragma y las que están arriba se separan, debido a este vibrante y poderoso centro central de fuerza. Las separaciones, el astralismo, las ilusiones, las alucinaciones, los trastornos nerviosos y las dolencias de naturaleza física, que afectan indefectiblemente a los intestinos, el hígado y el páncreas, constituyen sólo parte de los problemas que se originan por el uso incontrolado del centro plexo solar. El hombre es controlado por éste, en lugar de ser él el factor controlador como está destinado a serlo.

El segundo ejemplo tiene relación con el desarrollo del centro cardíaco, el reconocimiento de la vida grupal y la consiguiente responsabilidad grupal. Actualmente puede observarse cuán rápidamente se está desarrollando en todas partes. Los estudiantes son propensos a creer que el despertar del centro cardíaco y el consiguiente reconocimiento del grupo debe expresarse en términos de religión, amor y divinidad. Por lo tanto, lo convierten en algo espiritual, tal como interpreta el término el hombre religioso ortodoxo. Pero es mucho más que eso. El corazón está relacionado con el aspecto vida, porque en él reside el asiento del principio vida y la energía de la vida está allí introducida. Está conectado con la síntesis, la mónada y con todo aquello que es algo más que el yo separado. Cualquier grupo dirigido y controlado por un sólo hombre o un conjunto de hombres, sea una nación, una gran institución comercial o cualquier organización (un gran hospital por ejemplo), están vinculados con la vida que reside en el corazón. Esto es verdad aunque el móvil o los móviles, sean diversos e indeseables o estrictamente egoístas. El magnate financiero que maneja grandes intereses donde innumerables vidas dependen de las contingencias de la empresa fundada y presidida por él, comienza a actuar a través del centro coronario. De allí que prevalezcan ciertas afecciones cardíacas por las cuales sucumben con frecuencia innumerables personas importantes y poderosas. El corazón es sobreestimulado por el impacto de las energías que afluyen sobre el hombre que está sujeto, entre otras cosas, a los pensamientos dirigidos de quienes están vinculados a su organización. En consecuencia podrán ver por qué los miembros avanzados de la Jerarquía, que trabajan a través de los centros coronario y cardíaco, se mantienen apartados de la vida pública y evitan la mayor parte del contacto humano. Estos dos ejemplos ayudarán a esclarecer en sus mentes el sentido en que empleo el término “utilización de un centro”.

3. Durante el período de transferencia en que las fuerzas del cuerpo se hallan en un estado de mutación y de flujo anormales, se evidencia el peligro para el místico y el discípulo, y cuán serios pueden ser los resultados de cualquier transferencia efectuada forzadamente en vez de seguir el curso natural de la evolución. Esto explica, en forma parcial, el trastorno y el caos existentes en el mundo. Las fuerzas que afluyen en la actualidad a través del conglomerado de hombres comunes e inteligentes (con ello quiero significar esas personas cultas, capaces de interpretar las noticias mundiales y discutir los acontecimientos y tendencias del mundo), constituyen el terreno experimental para transferir la energía del centro sacro al centro plexo solar, lo que conduce inevitablemente a una conmoción, al sobrestímulo, a la rebeldía y a muchas otras dificultades.

Por consiguiente, los problemas son numerosos, pero pueden ser solucionados. Esto no debe olvidarse. El tema es vasto, pero muchas mentalidades tratan hoy de encararlo, y trabajan desinteresada y altruistamente para producir los cambios necesarios, una mejor comprensión de la naturaleza física y sicológica del hombre y un nuevo acercamiento -tanto en la religión como en la educación. Cuando el acercamiento místico y sus consecuencias -buenas y malas, materiales y espirituales- sean mejor comprendidas por el estudio y el experimento, llegaremos a una más plena comprensión de nuestro problema y se desarrollará un programa mejor para el desenvolvimiento humano.

Quisiera hacerles ver que empleo aquí las palabras “místico y mística”, porque espero que lo que voy a decir despierte el interés de quienes reconocen la realidad del acercamiento místico a Dios y la vida mística del alma, pero aún rehusan ampliar el concepto que incluya también el acercamiento intelectual a la identificación divina.
Las notas clave que en la actualidad reconocen los místicos y que los pensadores y escritores religiosos se inclinan a admitir, son el sentimiento y la sensibilidad hacia la existencia divina, y el reconocimiento de una visión de Dios, suficiente para enfrentar las necesidades individuales y proporcionar alivio, paz, comprensión y percepción de la divinidad interna y externa, y además de la relación existente entre el hombre y algún factor foráneo llamado Dios, Yo, o el Cristo. Esta actitud siempre está coloreada por un sentido de dualidad que conduce a lograr la unión -unión que en la relación matrimonial sigue siendo el mejor ejemplo y símbolo, según lo atestiguan los escritos de los místicos de todas las naciones y épocas, y que aún mantiene la conciencia de las dos identidades.

Las notas clave de la vida ocultista han sido, como corresponde, el conocimiento, el acercamiento mental al problema de la divinidad, el reconocimiento de la divina inmanencia y el hecho de que “así como Él es, así somos nosotros”. Sin embargo, allí no existe un sentido de dualidad. La meta consiste en lograr una identificación aprobada y determinada que convierte al hombre en lo que es -un Dios y, con el tiempo, Dios en manifestación. Esto no es lo mismo que unión mística.

No obstante, el tema es místico e innatamente subjetivo. Ha de llegar el momento en que el místico apreciará y seguirá el camino de la cabeza y no sólo el del corazón. Aprenderá a perder su sentido del Amado cuando sepa que él y el amado son uno, y que la visión debe desaparecer y desaparecerá a medida que la trasciende (observen esta frase) por medio del proceso mayor de identificación a través de la iniciación.

El ocultista, a su vez, debe aprender a incluir la experiencia mística con plena comprensión y conciencia como si fuera un ejercicio de recapitulación antes de trascenderla y pasar a una síntesis e inclusividad de la cual el acercamiento místico es sólo el comienzo, del que el místico es inconsciente.

El místico es propenso a creer que el ocultista sobrestima el camino del conocimiento, y repite volublemente aquello de que la mente es el matador de lo real y que nada puede aportarle el intelecto. Similarmente el ocultista tiende a despreciar el camino místico y a considerar “que ha dejado muy atrás” el método místico. Ambos deben aprender a hollar el camino de la sabiduría. El místico deberá llegar, e inevitablemente llegará, a ser ocultista, le guste o no el proceso. A la larga no podrá eludirlo; el ocultista no lo será verdaderamente hasta que recupere la experiencia mística y la traduzca en términos de síntesis. Observen la estructura de las palabras que empleo en este último párrafo, porque servirán para elucidar el tema. Por lo tanto, empleo las palabras “místico y mística” en esta parte del tratado para describir al hombre inteligente y muy mental y los procesos que utiliza en el Sendero del Discipulado

Al tratar los problemas y enfermedades de los místicos que están en esta etapa de evolución, donde hacen una de las principales trasferencias de la fuerza, se debe observar que en las etapas primitivas puede transcurrir un largo período de tiempo entre el primer esfuerzo realizado, para transmutar y transferir las energías, y esa determinada vida en que las energías finalmente son reunidas y ascendidas, como lo expresa técnicamente el término esotérico que comúnmente se emplea. En este punto de actividad enfocada (que reemplaza los esfuerzos esporádicos y versátiles anteriores) hay un período definido de crisis en la vida del místico.

A menudo surge la siguiente pregunta: ¿Por qué son tan frecuentes las dolencias, desórdenes nerviosos y las diversas condiciones patológicas entre los santos de la tierra y los que están claramente orientados hacia La luz? Responderé que la tensión sobre el vehículo físico, debido al cambio de fuerzas, es por lo general excesivamente grande, produciendo así esas condiciones indeseables. Éstas también aumentan con frecuencia, debido a las tonterías que comete el aspirante cuando trata de controlar su propio cuerpo físico. Sin embargo, es mucho mejor que los resultados indeseables se produzcan sólo en el vehículo físico y no en los cuerpos astral o mental, lo cual raras veces se tiene en cuenta, por eso se acentúa tanto la idea de que las enfermedades, la mala salud y las dolencias, indican que el individuo ha cometido errores, ha fracasado y ha pecado. Lógicamente pueden originar todas estas cosas, pero en el caso del verdadero aspirante que trata de disciplinar y controlar su vida, siempre se deben a estas causas. Inevitablemente son el resultado del choque de fuerzas -las energías que han despertado y están en proceso de ascender, y las energías del centro, al cual están ascendiendo. Este choque produce tensión, malestar físico y (como hemos visto) muchas clases de desórdenes angustiosos.

Las enfermedades y la mala salud que prevalecen en todas partes actualmente, son causadas por la trasferencia masiva que se lleva a cabo en la raza en forma constante. Por medio de esta transferencia el centro plexo solar entra en actividad anormal, y libera en consecuencia fuerzas astrales de toda índole en la conciencia del hombre -temor, malos deseos y muchas características emocionales, causa de tantas angustias. El proceso es el siguiente:

la conciencia registra ante todo estas impresiones astrales, luego las convierte en formas mentales -y como la energía sigue al pensamiento- se establece un círculo vicioso involucrando al cuerpo físico. En la consiguiente vorágine, producida por estas fuerzas que chocan, las cuales

a. ascienden desde abajo al plexo solar,

b. se vierten en el plexo solar desde el plano astral y

c. reaccionan al poder magnético atractivo de los centros superiores,

la vida interna se convierte entonces en un torbellino de energías antagónicas, produciendo efectos desastrosos en los intestinos, el hígado y los demás órganos que están debajo del diafragma. Como es bien sabido, el místico frecuentemente es dispéptico y no siempre la dispepsia ha sido producida por el alimento inapropiado ni los erróneos hábitos físicos. En muchos casos se produce debido a los procedimientos de transferencia que se llevan a cabo.

Una de las dificultades que tienden también a aumentar la tensión, es la incapacidad del místico común de disociar su mente de su situación física. La energía inevitablemente sigue al pensamiento y donde hay una zona afectada, parece ser que la mente pone allí toda su atención, lo que hace que la situación no mejore, sino por el contrario, empeora constantemente. La regla mental mas eficaz que los místicos debieran adoptar sería mantener la mente apartada definidamente sobre y lejos de la zona donde se lleva a cabo la transferencia, excepto en esos casos en que se emplean métodos esotéricos para forzar el proceso y acelerar y facilitar los procesos de elevación. Entonces (bajo la correcta dirección y guía, más un conocimiento de las reglas) el místico puede trabajar con el centro involucrado en la columna vertebral. Trataré de explicar esta técnica académica en una instrucción posterior, porque primeramente quisiera ocuparme de las dificultades síquicas del místico, pues las dificultades físicas y síquicas se producen debido a una misma causa fundamental y pueden ser contrarrestadas y controladas con el mismo y correcto conocimiento ocultista y psicológico.

 

Por lo tanto, las enfermedades que tratamos, se deben a innumerables causas. Sería útil si se las enumerara aquí, recordándoles que los centros ubicados a lo largo de la columna vertebral y en la cabeza, rigen zonas determinadas del cuerpo. Dichas zonas son afectadas y controladas por los centros, y es en ellas donde se deben buscar los indicios de los trastornos.

Hablando en forma general, las enfermedades pueden agruparse en cinco categorías principales, y sólo nos ocuparemos de la última, y son:

1. Enfermedades hereditarias:

a. Inherentes al planeta mismo, que tienen un efecto definido sobre la humanidad, por el contacto con el suelo y el agua.

b. Desarrolladas en el género humano durante épocas pasadas y heredadas de una generación a otra.

c. Características de alguna familia determinada y heredadas por el miembro de esa familia como parte del karma elegido. Hay almas que nacen en ciertas familias debido a esta oportunidad.

2. Enfermedades originadas por las tendencias del hombre, regidas por su signo astrológico -el signo solar o el signo ascendente, lo cual consideraremos más adelante.

3. Enfermedades contagiosas (epidémicas o endémicas) de origen grupal, que conciernen al hombre como parte del karma grupal de su grupo, pero frecuentemente no tienen relación con su karma personal.

4. Enfermedades adquiridas y accidentes resultantes de las acciones imprudentes, o de las costumbres ignorantes que en esta vida condicionan definidamente su futuro karma. Aquí podría decirse algo interesante respecto a los accidentes. Frecuentemente se producen debido a lo que podríamos considerar “explosiones de fuerzas”. Éstas las generan un hombre, o un grupo de seres humanos por odio, envidia o venganza, defectos que producen reacciones o “son devueltos” a la vida individual como un “boomerang”.

5. Las enfermedades de los místicos, que nos conciernen en estos momentos, provocadas, hablando en forma general, por la energía de un despierto y activo centro inferior que está siendo transferido a otro superior. Esto se realiza en tres etapas y cada una de ellas acarrea sus propias dificultades fisiológicas:

a. La energía del centro inferior entra en intensa actividad previamente a su elevación. Producirá una excesiva actividad de los órganos en la zona física regida por ese centro con la consiguiente congestión, inflamación y, por lo general, enfermedad.

b. Cuando el “proceso de elevación” se efectúa, produce una intensa actividad del centro superior y disminuye la del inferior. Sobreviene un período de fluidez en que las fuerzas van y vienen entre los dos centros, lo cual explica la vida irregular del místico durante las primeras etapas de su desarrollo. Esto es así particularmente en lo que se refiere al plexo solar. Al principio el centro superior rechaza la energía, y luego es reabsorbida por el centro inferior para ser elevada repetidas veces hasta que el centro superior puede absorberla y transmutarla.

c. La energía es elevada definitivamente al centro superior, conduciendo a un difícil período de reajuste y tensión, que también produce males físicos pero, esta vez, en la zona controlada por el centro superior.

Por ejemplo, cuando la energía del centro sacro es elevada al plexo solar, aparecerán muchas dolencias que afectarán, como ya hemos observado, a los intestinos. Cuando la energía de los centros inferiores, que están debajo del diafragma (pero no a lo largo de la columna vertebral), son elevadas al centro plexo solar, surgirán dolencias que abarcarán frecuentemente la vesícula biliar y los riñones. Hablando en sentido oculto, cualquier proceso de ascender o “elevar”, produce automáticamente la muerte, la cual afecta a los átomos de los órganos involucrados y origina las etapas preliminares de la mala salud, la enfermedad y la desintegración, porque la muerte no es otra cosa que la desintegración y el retiro de la energía. Cuando la ciencia de transferir la energía de un centro inferior a uno superior sea comprendida, entonces se arrojará luz sobre el problema de la muerte, y la verdadera Ciencia de la Muerte vendrá a la existencia, liberando a la raza del temor que le inspira.

Los estudiantes harían bien en detenerse en esta etapa y considerar cuidadosamente los siguientes puntos:

1. Cuáles son las zonas controladas por los cinco centros que se hallan a lo largo de la columna vertebral y por los dos centros de la cabeza.

2. Los tres puntos principales de trasferencia son: el plexo solar, el centro laríngeo y el centro ajna en la cabeza. El centro cardíaco y el centro más elevado de la cabeza, como puntos de transferencia, sólo conciernen al iniciado.

3. La condición cambiante y fluida que se produce por el proceso de despertar, transferir y enfocar las energías en el centro superior. Estas tres actividades principales son condicionadas por las etapas intermedias de:

a. Radiación activa del centro inferior.

b. Respuesta del centro inferior a la atracción magnética del superior.

c. Interacción posterior entre los centros superior e inferior, condicionados al principio por una repulsión y atracción rítmicas. Éste es un reflejo de la actuación de las dualidades durante el transcurso de la existencia del ser humano.

d. Esto va seguido por una concentración de la energía inferior en el centro superior.

e. Luego los puntos focales superiores de energía y su interacción rítmica controlan él o los centros inferiores.

Entre estas diferentes etapas hay “puntos de crisis” de mayor o menor importancia. La intensa actividad interna que se lleva a cabo durante la vida subjetiva de la humanidad produce efectos buenos y malos y reacciones sicológicas y fisiológicas. En la actualidad la transferencia masiva de las fuerzas del centro sacro al plexo solar, es responsable de la mayoría de las incapacidades modernas y físicas de la raza. Debido también al retiro lento, en escala racial, de las fuerzas sacras llevadas al plexo solar, se está formando una condición que a veces se la denomina “suicidio racial”, y para contrarrestarla es necesario el esfuerzo de muchos gobiernos a fin de detener el rápido decrecimiento de la natalidad en los respectivos países.

EL resumen dado anteriormente a cerca de la triple actividad que se lleva a cabo continuamente en el cuerpo humano, dará una idea de la tensión bajo la cual debe actuar el individuo y explica, por lo tanto, gran parte del malestar y las enfermedades de esa zona del cuerpo humano regida y controlada por determinado centro. Quisiera agregar los siguientes puntos a la información ya dada:

1. La intensa actividad del centro sacro producirá a menudo enfermedades y anormalidades fisiológicas vinculadas a los órganos de reproducción (tanto femeninos como masculinos). Estas dificultades son de dos tipos:

a. Aquellas a las que está propensa la humanidad normal, muy conocidas por los médicos, cirujanos y sicólogos.

b. Las que son el resultado de la excesiva estimulación, debido al exitoso esfuerzo realizado por el místico para hacer descender la energía de los centros superiores y de fuentes que están fuera de la estructura humana.

2. En todos los casos de transferencia la intensa actividad que se produce causará todo tipo de tensión y reacción, trayendo como resultado congestión, inflamación y enfermedades de los órganos vitalizados. Esto sucede particularmente hoy en relación con los centros sacro y plexo solar. Las glándulas -mayor y menor, endocrina y linfática- ubicadas en la zona abdominal, son poderosamente afectadas, y debido a su hipersensibilidad o “deficiencia causada por la abstracción”(como se denomina esotéricamente), constituyen una fructífera fuente de desórdenes.

3. La actividad actual del centro plexo solar, resultado de esta transferencia, produce la anormal tensión que caracteriza a la raza. Esta tensión, en lo que respecta al hombre común, controla los intestinos y sus conexiones, tanto arriba como abajo del diafragma. En lo que atañe al hombre evolucionado produce tensión en los centros superiores, afectando definidamente al corazón y al nervio neumogástrico. Debería observarse que muchas de las enfermedades inherentes a la forma racial a las que está propenso el ser humano debido a la existente enfermedad planetaria, vienen a la actividad como resultado del estímulo del plexo solar. A medida que la humanidad vaya siendo menos astral en su conciencia y el plexo solar no esté tan activo ni domine tanto, desaparecerán tales dificultades, y que el centro cardíaco y los centros supe-riores asumen el control, las enfermedades como el cáncer, la tuberculosis y las distintas dolencias sifilíticas (debido a la milenaria actividad del centro sacro), gradualmente desaparecerán.

4. La actividad del centro cardiaco, conforme

a. atrae magnéticamente las energías del plexo solar y

b. va involucrándose en una interacción recíproca con el plexo solar, constituye una fecunda fuente de desórdenes nerviosos para el místico y el aspirante avanzado. El centro cardíaco afecta poderosamente al nervio neumogástrico, al sistema nervioso autónomo y a todo lo que ello implica; estas dificultades comienzan recientemente a ser comprendidas y tratadas. El esclarecimiento vendrá cuando se acepte la premisa de la existencia de los centros y sus tres “actividades de interacción”, aunque sólo sea una posible hipótesis. La incomprendida glándula timo contiene la clave de gran parte del conocimiento concerniente a la actividad controladora del nervio neumogástrico -realidad generalmente no reconocida. Posteriormente la profesión médica utilizará un procedimiento cuidadosa-mente controlado a fin de estimular la glándula timo y su secreción, lo cual conducirá a un mejor funcionamiento del sistema nervioso y del nervio neumogástrico que lo controla. Aquí sólo puedo insinuar posibilidades, porque aún no ha sido reconocida la premisa fundamental de la existencia de los centros de fuerza. Es interesante observar que se reconoce ya al plexo solar (como un gran centro de nervios), y ello se debe a que el grueso de la humanidad está transfiriendo hoy la fuerza a ese centro. Constituye para las masas el receptor principal de fuerzas, proveniente de arriba y de abajo del diafragma y del medio ambiente.

5. La actividad del centro laríngeo aumenta constantemente debido a la actividad creadora, al ingenio inventivo (que produce un elevado estímulo) y a los conceptos idealistas de los intelectuales del mundo. Esta actividad es responsable fisiológicamente de la mayoría de las enfermedades de las vías respiratorias. La energía es llevada a la garganta, pero no se la emplea en forma adecuada y produce, por lo tanto, congestión o análogas consecuencias. Pero, en forma curiosa, gran parte de las dificultades relacionadas con el aparato respiratorio están vinculadas a las condiciones grupales. De ellas me ocuparé más adelante. La concentración de energía produce hoy serios efectos sobre la glándula maestra, la tiroides. Dichos efectos rompen el equilibrio del cuerpo físico e involucran también a las glándulas paratiroides. El metabolismo del cuerpo se desequilibra produciendo las dificultades atinentes. La raza avanza tan rápidamente en su desarrollo, que dentro de poco tiempo este centro rivalizará con el centro plexo solar, para llegar a ser el centro más importante y principal de distribución en el cuerpo humano. Quisiera que reflexionaran detenidamente sobre esta afirmación porque es muy alentadora. Indica, sin embargo, muchos cambios fisiológicos y problemas y sobre todo muchas dificultades sicológicas.

6. La actividad del centro ajna se acrecentará grandemente durante el siglo venidero, trayendo consigo los problemas concernientes. Su estrecha relación con el cuerpo pituitario y la creciente interacción entre

a. el centro ajna y el cuerpo pituitario y

b. el centro en la cima de la cabeza (abarcando la glándula pineal) y el centro ajna, producirán serios problemas vinculados con el cerebro y los ojos. El centro ajna enfoca la energía que ha sido abstraída de los cinco centros que se hallan a lo largo de la columna vertebral, y es el asiento del poder de la personalidad. De acuerdo a como se emplee ese poder y a la dirección de la fuerza enviada por la personalidad integrada y dirigida a través del cuerpo, así serán afectados los órganos del cuerpo. El plexo solar puede ser estimulado desde ese centro y producir efectos desastrosos; el centro cardíaco puede ser impulsado a una actividad indebida por la imposición de la fuerza de la personalidad, y su energía desviarse hacia abajo y enfocarse en forma egoísta; el plexo solar puede hipervitalizarse de tal manera que todas las fuerzas de la personalidades y se subordinen a fines puramente egoístas y separatistas, produciendo así una personalidad poderosa que, al mismo tiempo, detendrá momentáneamente la vida espiritual del hombre. Cuando tiene lugar esta suspensión, las fuerzas del cuerpo que han sido “ascendidas” son impulsadas hacia abajo nuevamente, poniendo al hombre en armonía con la humanidad común que actúa por medio de los centros inferiores, lo cual hace que la personalidad obtenga un gran éxito. Es interesante observar que cuando esto tiene lugar las energías -concentradas en el centro ajna- descienden al plexo solar o al centro sacro, y raras veces al centro cardíaco. El centro cardíaco tiene poder propio para producir lo que se denomina “aislamiento oculto”, porque es el asiento del principio vida. El centro laríngeo en este caso recibe estímulo, pero raras veces en tal grado que produzca dificultades. El hombre es un poderoso pensador creador, polarizado egoístamente, que hace contacto emocional con las masas por medio del plexo solar, y sufre frecuentemente de un fuerte complejo sexual en una u otra forma.

7. La actividad del centro coronario es aún escasamente conocida y poco puede decirse que sea de beneficio, porque no me creerían. Este centro constituye el factor central de la vida humana, pero en él todavía no está ubicado el enfoque de las fuerzas corpóreas superiores e inferiores. Además de producir hipertensión (tan prevaleciente en la actualidad, entre las personas más avanzadas del mundo) y ciertas formas de trastornos cerebrales y desórdenes nerviosos, su poder, en su mayor parte, se observa en los pronunciados efectos sicológicos que produce. De ellos me ocuparé a continuación al considerar el desarrollo de los poderes síquicos, la evolución de la visión mística y la revelación de la luz y del poder. Este centro controla la glándula pineal y, en consecuencia, ciertas zonas del cerebro. También afecta en forma indirecta al nervio neumogástrico. Conciencia y vida, sensibilidad y propósito dirigido, son las grandes energías que se expresan por medio de dicho centro, pues como bien saben, conciencia es una forma de energía, y la vida es la energía misma.


 

 

 

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