maestro tibetano

 

Psicología Esotérica II

Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul

(Alice A. Bailey)




Capítulo I

EL RAYO DEL EGO

1. El Acrecentamiento de la Influencia del Alma

ANTES de entrar a considerar este tema tal como ha sido delineado al final del primer tomo, quisiera decir algunas palabras acerca del simbolismo que emplearemos al referirnos al control del ego y de la personalidad. Todo lo que se diga al respecto intenta definir y considerar lo que es realmente indefinible, fugaz y sutil, y aunque se lo denomine energía o fuerza, tales palabras no imparten la verdadera idea. Por consiguiente al leer y considerar este tratado de sicología, se debe recordar que hablamos en símbolos, lo cual es inevitable porque nos referimos a la expresión de la divinidad en tiempo y espacio, y hasta que el hombre no sea conscientemente consciente de su divinidad y la demuestre, sólo es posible hablar en parábolas y metáforas de significado simbólico -para que sean corroboradas por medio de la percepción mística y la sabiduría del hombre iluminado. Sin tener una verdadera comprensión del significado de las palabras empleadas, se dice comúnmente que nos ocupamos de fuerzas y energías, las cuales, a medida que siguen su curso cíclicamente y actúan sobre otras energías y potencias y se entremezclan con ellas, producen esas formas de materia y sustancia que constituyen la apariencia y expresan la cualidad de esas grandes y omniabarcantes Vidas y de la Vida en la cual todo vive, se mueve y tiene su ser

La conciencia de una vida tras otra se va desenvolviendo secuencialmente de una existencia a otra, reconociendo y comprendiendo que estas vidas son en sí la suma total de todos los poderes y energías cuya voluntad es crear y manifestarse. Sin embargo, al considerar dichas energías y fuerzas, no es posible expresar su apariencia, cualidad y propósito, excepto en forma simbólica. Por lo tanto, deberían recordarse los siguientes puntos:

1. La conciencia de la personalidad corresponde al tercer aspecto de la divinidad, el aspecto creador. Actúa en materia y sustancia a fin de crear formas para que pueda expresarse la cualidad, demostrando así la naturaleza de la divinidad en el plano de las apariencias.

2. La conciencia del ego corresponde al segundo aspecto de la divinidad, el del alma, expresándose como cualidad y determinante "color" subjetivo de la apariencia. Esto lógicamente varía de acuerdo a la capacidad del alma contenida en cualquier forma, para dominar su vehículo, la materia, y expresar su cualidad innata por intermedio de la forma externa.

3. La conciencia de la mónada corresponde al primer aspecto de la divinidad, aquello que personifica la intención y el propósito divinos de la vida y emplea al alma con el objeto de manifestar el propósito inherente de Dios por intermedio de esa alma, lo cual determina la cualidad. El alma encierra el propósito y la voluntad de Dios a medida que va expresándose en siete aspectos. La mónada manifiesta el mismo propósito tal como existe, unificado en la Mente de Dios Mismo. Este conjunto de palabras prácticamente nada imparte al pensador común.

A medida que en el plano físico el hombre va comprendiendo estas tres expresiones de la Única Gran Vida, se sintoniza conscientemente con el emergente Plan de la Deidad, y toda la historia del proceso creador se convierte en la historia del conocido propósito de Dios.

En primer lugar, y también a medida que el tercer aspecto se desarrolla conscientemente, el hombre llega a conocer la materia, la sustancia y la actividad externa creadora. Luego comprende las cualidades subyacentes que la forma está destinada a revelar, y se identifica con el ego, alma o ángel solar, llegando a conocerlo como su verdadero yo, el verdadero hombre espiritual. Después comprende el propósito que se va manifestando a través de las cualidades cuando se expresan por medio de la forma. Estos párrafos resumen lo expuesto anteriormente, pero es necesario que los conceptos vertidos sobre estos temas sean claros. A medida que se profundiza el estudio, se evidencia que todo este progresivo proceso de comprensión gira alrededor de la manifestación de la forma, y tiene relación con la cualidad y el propósito de la Mente Divina. Inevitablemente resultará claro para quien ha estudiado el tema en el Tratado sobre Fuego Cósmico, que se refiere específicamente al proceso creador y al de la manifestación. Por lo tanto, se ocupa de la expresión externa de la personalidad de esa gran Vida que todo lo incluye y denominamos Dios a falta de mejor término. Debe recordarse que nuestro universo (hasta donde puede concebirlo la más elevada conciencia humana) se halla en los siete subplanos del plano físico cósmico, y que el tipo más elevado de energía, que representa para nosotros la más pura expresión del espíritu, no es nada más que la manifestación de la fuerza del primer subplano del plano físico cósmico. Por lo tanto, en lo que a la conciencia concierne, tratamos lo que podría considerarse simbólicamente como la reacción y la respuesta cerebral al propósito cósmico -la reacción cerebral de Dios Mismo.

En el hombre, el microcosmo, el objetivo del propósito evolutivo en el cuarto reino de la naturaleza, es capacitarlo para que se manifieste como alma en tiempo y espacio y se sintonice con el propósito del alma y el plan del Creador, tal como lo conocen y expresan los Siete Espíritus ante el Trono, los siete Logos planetarios. Pero aquí sólo podemos hacer alusión a un gran misterio, y es que todo lo que pueden captar los más elevados Hijos de Dios en nuestro mundo planetario manifestado, es una parcial realización del propósito y del plan del Logos solar, así como lo capta, comprehende y expresa, uno de los Logos planetarios que está (en Su lugar y período de actuación) condicionado y limitado por su propia y peculiar etapa de evolución. Una séptima parte del Plan en desarrollo se está expresando en nuestra Vida planetaria particular, y como este gran Ser no es una de las siete Vidas sagradas y, por lo tanto, no se expresa a través de uno de los siete planetas sagrados, el Plan, tal como se desarrolla en la tierra, es parte de una expresión dual del propósito, y únicamente cuando otro planeta no sagrado alcance su culminación, podrá ser comprendido el entero Plan destinado al planeta Tierra. Quizás no sea fácilmente comprendido, pues sólo los iniciados, como ya se ha dicho, pueden captar parcialmente la significación de la afirmación que dice "los dos serán uno y conjuntamente expresarán la divinidad".

Todo lo que concierne ahora a la humanidad es la necesidad de una constante y consciente respuesta a la revelación evolutiva y a la gradual captación del Plan, que le permitirá al hombre:

a. trabajar consciente e inteligentemente,

b. comprender la relación que tiene la vida con la forma y la cualidad,

c. producir esa transmutación interna que traerá a la manifestación el quinto reino de la naturaleza, el Reino de las Almas.

Todo esto debe ser llevado a cabo en el reino de la percepción o de la respuesta consciente, por intermedio de los vehículos o mecanismos de respuesta, que se perfeccionarán constantemente, ayudados por la comprensión y la interpretación espirituales.

No trataremos las preguntas principales ni nos ocuparemos de la conciencia de la vida de Dios, tal como se expresa en los tres reinos subhumanos, sino totalmente de los tres puntos siguientes:

1. La conciencia estrictamente humana que comienza con el proceso de la individualización y culmina en la dominante personalidad.

2. La conciencia egoica, la del ángel solar cuando comienza la preparación para la iniciación en el Sendero del Discipulado y culmina en el perfecto Maestro.

3. La comprensión monádica. Esta frase nada significa para nosotros porque concierne a la conciencia del Logos planetario, la cual se va comprendiendo recién en la tercera iniciación, cuando el alma domina y actúa a través de la personalidad.

El hombre, el ser humano común, es una totalidad de tendencias separatistas, fuerzas incontroladas y energías desunidas que lenta y gradualmente se coordinan, fusionan y mezclan en la personalidad separatista.

El hombre, el Ángel solar, es la totalidad de esas energías y fuerzas unificadas, mezcladas y controladas por la "tendencia a la armonía", efecto del amor, y la sobresaliente cualidad divina.

El hombre, la Mónada viviente, es la realidad velada y lo que el Ángel de la Presencia oculta. El hombre es la expresión sintética del propósito de Dios, simbolizado por la cualidad divina revelada y manifestada por intermedio de la forma. Apariencia, cualidad, vida -nuevamente nos enfrenta esta antigua triplicidad. Hablando simbólicamente, puede ser estudiada como:

1. El hombre el Ángel la Presencia.

2. La raíz el loto la fragancia.

3. La zarza el fuego la llama.

El trabajo de la evolución, por ser parte de la determinación de la Deidad de expresar la divinidad por medio de la forma, es necesariamente la tarea de la revelación y, en lo que al hombre concierne, esta revelación se expresa como acrecentamiento de la evolución del alma y en tres etapas:

1. La individualización La personalidad.

2. La iniciación El ego.

3. La identificación La mónada.

1. LAS TRES ETAPAS DEL DESARROLLO DEL EGO

Debemos recordar constantemente las siguientes afirmaciones. La personalidad es una triple combinación de fuerzas que impresionan y controlan totalmente el cuarto aspecto de la personalidad, el cuerpo físico denso. Las tres clases de energía de la personalidad son el cuerpo etérico, vehículo de la energía vital, el cuerpo astral, vehículo de la energía de la sensación o fuerza sensoria, y el cuerpo mental, vehículo de la inteligente energía de la voluntad, destinado a ser el aspecto creador dominante. La ciencia cristiana ha puesto el énfasis en esta verdad. Dichas fuerzas constituyen el hombre inferior. El ángel solar es una combinación dual de energías -la energía del amor y la energía de la voluntad o propósito-, cualidades del hilo de la vida. Cuando ambas dominan a la tercera energía, la de la mente, producen al hombre perfecto. Ellas explican el problema humano; indican al hombre su objetivo; justifican y definen la energía de la ilusión, y señalan el camino del desarrollo sicológico que conduce al hombre (desde el triángulo de la triplicidad y de la diferenciación) a través de la dualidad a la unidad.

Éstas son verdaderas prácticas, de allí la razón por la que los esotéricos ponen hoy predominante énfasis sobre la comprensión del Plan; lo mismo sucede en forma similar en el trabajo de los sicólogos al tratar de interpretar al hombre, y de allí también las diferencias respecto al mecanismo humano, de manera que al hombre se lo ve como quien dice, disecado en sus partes componentes. Se está reconociendo que la cualidad del hombre determina externamente el lugar que ocupa en la escala de la evolución, pero la sicología moderna de la escuela extremadamente materialista supone erróneamente que la cualidad del hombre está determinada por su mecanismo, mientras que el factor determinante es lo contrario.

El problema de los discípulos consiste en expresar la dualidad del amor y de la voluntad, a través de la personalidad. Esta afirmación es la verdadera enunciación de la meta del discípulo. El objetivo del iniciado es expresar la Voluntad de Dios mediante el desarrollo del amor y el sabio empleo de la inteligencia. El precedente enunciado proporciona la base para definir las tres etapas del desarrollo del ego.

Por lo tanto, ¿ qué es la individualización desde el punto de vista del desarrollo sicológico del hombre? Es la centralización del aspecto inferior del alma, la inteligencia creadora, para que pueda expresarse a través de la forma. Oportunamente será el primer aspecto de la divinidad que así se exprese. Es el surgimiento a la manifestación de la cualidad específica del ángel solar al apropiarse de una o más envolturas que constituyen su apariencia. Es la imposición inicial de una energía aplicada y dirigida sobre ese triple conglomerado de fuerzas que llamamos la naturaleza forma del hombre. Entonces aparece en el escenario de la vida el individuo que va hacia la plena coordinación y expresión. Aparece el actor y aprende su parte; hace su debut y se prepara para el día de la plena expresión de la personalidad. El alma penetra en esa forma densa y en el plano más inferior. El yo empieza a desempeñar la parte que le corresponde, expresándose por medio del egoísmo, que finalmente conduce a un ultérrimo altruismo. El ente separatista comienza así a prepararse para la realización grupal. Es un Dios que camina sobre la tierra, velado por la forma carnal, la naturaleza de deseo y la mente fluídica. Momentáneamente es presa de la ilusión de los sentidos y está dotado de una mentalidad que primero obstaculiza y aprisiona y finalmente desata y libera.

Se ha escrito mucho en La Doctrina Secreta y en el Tratado sobre Fuego Cósmico sobre el tema de la individualización. Puede ser simplemente definido como el proceso por el cual las formas de vida en el cuarto reino de la naturaleza llegan a:

1. La individualización consciente por la experimentación de la vida de los sentidos.

2. La afirmación de la individualidad por el empleo de la mente discriminadora.

3. El sacrificio final de esa individualidad en favor del grupo.

Actualmente la tarea de las masas consiste en llegar a ser conscientes de sí mismas, y están desarrollando ese espíritu o sentido de integridad o plenitud personal, que traerá como resultado una acrecentada autoafirmación -primer rasgo de la divinidad. A pesar de las complicaciones y consecuencias inmediatas en la conciencia del mundo y del estado del ser, todo ello es correcto y bueno. De allí que sea necesario guiar inmediatamente a los discípulos en todas las naciones y entrenarlos para llevar una vida de correcta aspiración, con su consiguiente preparación para la iniciación. Los padres y los maestros inteligentes de la juventud deberían emprender hoy la tarea de llevar a la actividad mundial a esos individuos conscientes que emprenderán el trabajo de autoafirmación en los asuntos actuales. La sicología de las masas que aceptan informaciones sin discriminar, obedeciendo rápida y masivamente las limitaciones impuestas a la libertad personal, sin la debida comprensión de las razones subyacentes y siguiendo ciegamente a los líderes, sólo llegará a su fin cuando se fomente inteligentemente el reconocimiento individual del yoísmo y las aseveraciones del individuo que trata de expresar sus propias ideas. Una de las ideas fundamentales subyacentes en la conducta humana e individual, radica en la necesidad de paz y armonía a fin de que el hombre pueda específicamente desarrollar su propio destino. Tal la fundamental y profunda creencia de la humanidad. La primera evidencia de la emergente autoafirmación de la masa de individuos debe ser llevada en esta dirección, pues constituirá la línea de menor resistencia. Luego le seguirá la eliminación de la guerra y el establecimiento de esas condiciones de paz que ofrecerán la oportunidad para entrenarse y obtener un cuidadoso progreso cultural. El dictador es un individuo que, bajo este proceso, ha adquirido conocimiento y poder y es un ejemplo de la eficacia del carácter divino, cuando se le permite actuar como producto del proceso evolutivo. El dictador expresa muchas de las potencialidades divinas del hombre; sin embargo algún día será un anacronismo, porque cuando la mayoría llegue a la etapa de la autoconciencia y a la potencia individual y trate de expresar plenamente sus poderes, el dictador se perderá de vista por la autoafirmación de esa mayoría. En la actualidad él representa la meta para el yo inferior, la personalidad.

No obstante, antes de que muchos hombres puedan llegar a ser autoafirmativos sin peligro alguno, debe acrecentarse el número de los que han trascendido esa etapa y también de quienes lo saben, enseñan y demuestran, a fin de que los muchos que constituyen el grupo de los inteligentes formado por individuos autoconscientes, puedan identificarse díscriminadamente con el propósito del grupo y sumergir sus identidades separatistas en las organizadas actividades y la síntesis grupales. Ésta es la predominante tarea del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, la cual debería ser actualmente la aspiración de los discípulos mundiales. Este trabajo de entrenar a los individuos en el propósito grupal, debe ser efectuado de tres maneras:

1. Por la impuesta identificación personal con el grupo, a través de la experiencia de la comprensión, el servicio y el sacrificio. Esto puede muy bien constituir un experimento útil y autoimpuesto.

2. Por la educación de las masas en los principios que subyacen en el trabajo grupal y el entrenamiento de una opinión pública iluminada sobre estos conceptos.

3. Por la preparación de la mayoría de los componentes del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo para alcanzar esa gran transición en la conciencia, que llamamos iniciación.

Por consiguiente, ¿ qué es la Iniciación? La iniciación puede ser definida de dos maneras. Es ante todo entrar en un mundo dimensional nuevo y más amplio, mediante la expansión de la conciencia del hombre, para que pueda incluir y abarcar lo que ahora excluye, y de lo cual se separa normalmente cuando piensa y actúa y después introducir en el hombre esas energías características del alma y únicamente del alma -las fuerzas del amor inteligente y de la voluntad espiritual. Estas energías dinámicas actúan en toda alma que ha logrado la liberación. Este proceso de penetrar y ser penetrado debería ser simultáneo y sintético, acontecimiento de primordial importancia. Si esto sucede sucesiva o alternativamente, indica un desarrollo irregular y una condición desequilibrada. La común teoría sobre el desarrollo y la captación mental que concierne a las realidades del proceso iniciático, antes de ser experimentadas prácticamente en la vida diaria para integrarlas sicológicamente en la expresión práctica del proceso viviente en el plano físico, encierra muchos peligros, dificultades y pérdida de tiempo. La captación mental por parte del individuo es a menudo mayor que su poder de expresar el conocimiento y, en consecuencia, tenemos esos grandes fracasos y esas situaciones difíciles que han desacreditado el tema de la iniciación. Muchas personas se consideran iniciados. Quienes están tratando de serlo, lo cual no significa que lo sean, sólo son personas de buenas intenciones cuya comprensión mental sobrepasa la capacidad de sus personalidades para practicar lo que han captado. Están en contacto con fuerzas que no pueden aún manejar ni controlar; han efectuado gran parte del trabajo necesario para lograr el contacto interno, pero no han dominado la naturaleza inferior, por eso son incapaces de expresar lo que han comprendido y percibido internamente. Son esos discípulos que hablan en forma demasiado anticipada y autocentrada, presentando al mundo un ideal para el cual realmente trabajan, pero todavía son incapaces de materializarlo debido a lo inadecuado de su equipo; afirman sus creencias como si las hubieran realizado, causando gran confusión entre los ignorantes, aunque trabajan al mismo tiempo para lograr la meta. Mentalmente están en contacto con el ideal y el plan y son conscientes de las fuerzas y energías totalmente desconocidas por la mayoría. El único error que cometen es el del factor tiempo, pues afirman prematuramente lo que llegarán a ser algún día.

Cuando la iniciación llega a ser posible indica que dos grupos de energías (las de la triple personalidad integrada y las del alma o ángel solar) comienzan a fusionarse y mezclarse. La energía del alma empieza a dominar y a controlar los tipos inferiores de fuerza, y según el rayo del alma será el cuerpo en que ese control hará sentir su presencia. Esto se detallará más adelante cuando se consideren los rayos que rigen los diferentes cuerpos -mental, emocional y físico. Debe recordarse que para recibir la primera iniciación sólo es necesario evidenciar un mínimo de control egoico. Esta iniciación indica simplemente que el germen de la vida del alma ha vitalizado y ha puesto en existencia activa al cuerpo espiritual interno, la envoltura del hombre espiritual interno, lo que oportunamente permitirá al hombre en la tercera iniciación manifestarse como "un hombre en Cristo en toda su plenitud" y, en ese momento, dar la oportunidad a la mónada para que se exprese plenamente la vida, lo cual tendrá lugar cuando el iniciado se identifique conscientemente con la Vida Una. Como frecuentemente se ha dicho, puede transcurrir mucho tiempo entre la primera iniciación y la segunda, efectuándose innumerables cambios durante las numerosas etapas del discipulado. Volveremos sobre el particular más adelante cuando estudiemos las siete leyes del desarrollo del ego.

La total individualización llega a su culminación cuando se obtiene la personalidad integrada, expresándose como unidad a través de tres aspectos. Dicha expresión de la personalidad comprende:

1. La plena libertad para utilizar la mente y enfocar la atención sobre todo en lo que concierne al yo personal y sus objetivos. Esto determina el éxito y la prosperidad personales.

2. El poder de controlar las emociones y, sin embargo, utilizar plenamente el mecanismo sensorio para percibir estados y reacciones y establecer contacto con los aspectos emocionales de otras personalidades.

3. La capacidad de hacer contacto con el plano de las ideas y traerlas a la conciencia. Aunque sean después subordinadas a un propósito e interpretación egoístas, sin embargo le es posible al hombre ponerse en contacto con lo que puede ser espiritualmente conocido. La libertad de utilizar la mente supone una creciente sensibilidad a la impresión intuitiva.

4. La demostración de los muchos talentos, poderes y la expresión del genio, más la subyugación enfática de la entera personalidad para expresar algunos de esos poderes. A menudo existe ductilidad y capacidad extremas para realizar en forma eficiente muchas cosas importantes.

5. El hombre físico es con frecuencia un instrumento maravillosamente sensible a los yoes internos emocional y mental; está dotado de un gran poder magnético, posee a menudo una salud corporal elástica aunque no robusta, gran simpatía y dones personales.

Un estudio de los más destacados individuos, en todos los campos de la actual expresión mundial, cuando se los aparta de los conceptos grupales superiores y de la constante aspiración espiritual de servir a la humanidad, indicará la naturaleza de la individualidad que ha llegado a su culminación y el éxito de esta parte del plan divino. Debe observarse detenidamente que el éxito del individuo predominante es también un triunfo divino en su correspondiente tiempo y lugar, como en el caso de los grandes Hijos de Dios. Sin embargo, uno de los éxitos es la expresión del tercer aspecto de la divinidad cuando vela y oculta al alma; el otro es la expresión de dos aspectos de la divinidad (el segundo y el tercero) cuando velan y ocultan el aspecto vida de la Mónada. Cuando esto sea captado, nuestra evaluación de las realizaciones mundiales sufrirá un cambio, y veremos la vida en forma más real y sin espejismo, el cual desfigura nuestra visión y también la de las grandes personalidades. Debe tenerse en cuenta además que el éxito individual separatista evidencia, en sí mismo, la actividad del alma, pues cada individuo es un alma viviente que actúa en las envolturas inferiores de los cuerpos, y se dedica a:

1. Construir una envoltura tras otra, en sucesivas vidas, las que serán cada vez más adecuadas para su propia expresión.

2. Desarrollar una sensibilidad en las envolturas -primero en forma consecutiva y por último simultáneamente-, lo que le permitirá responder a esferas o influencias divinas cada vez más elevadas.

3. Integrar las tres envolturas en una unidad que durante tres y a veces siete vidas (ocasionalmente once), actuarán como personalidad dominante en un amplio campo de expresión, empleando la energía de la ambición para llevarlo a cabo.

4. Reorientar al yo inferior individual para que el reino de sus deseos y la satisfacción de los logros personales sean oportunamente relegados a su correcto lugar.

5. Impulsar al hombre autoafirmativo a que efectúe esas nuevas realizaciones que lo encaminarán hacia el Sendero del Discipulado y, oportunamente, al de la Iniciación.

6. Reemplazar las pasadas ambiciones personales y el autointerés por las necesidades del grupo y el objetivo de servir al mundo.

¿ No es lo antedicho suficientemente práctico?

Cuando la iniciación llega a su culminación en lo que a la humanidad concierne, surge un Maestro de Sabiduría liberado, exento de las limitaciones del individuo, recoge los frutos del proceso de la individualización y actúa en forma acrecentada como ángel solar, por estar primordialmente enfocado en el cuerpo espiritual interno; así se desarrolla constantemente la conciencia de la Presencia. Este hecho merece ser meditado y estudiado profundamente por todos los discípulos. A medida que los tres rayos que rigen la triplicidad inferior se mezclan y sintetizan y crean la personalidad vital y, a su vez, dominan el rayo del cuerpo físico denso, el hombre inferior penetra en un prolongado estado de conflicto. En forma gradual y acrecentada el rayo del alma, "el rayo de la captación persistente y magnética", como se lo denomina ocultamente, se hace más activo, entonces en el cerebro del hombre que ha desarrollado la personalidad se establece la creciente percepción de una vibración. Hay muchos grados y etapas en esta experiencia, que abarcan muchas vidas. Al principio el rayo de la personalidad y el rayo del ego parecen chocar, y se libra una constante guerra con el discípulo como espectador y dramático participante. Arjuna entra en el campo de batalla; se halla entre dos fuerzas, como un consciente e ínfimo punto de luz y de percepción sensoria. Alrededor, dentro y a través de él, las energías de dos rayos se precipitan y entablan conflicto. Gradualmente, a medida que continúa el fragor de la batalla, se convierte en un factor más activo y abandona la actitud del observador desapegado y desinteresado. Cuando se da cuenta definitivamente de lo que está en juego y vuelca decididamente el peso de su influencia, deseos y mente, a favor del alma, entonces puede recibir la primera iniciación. Cuando el rayo del alma se enfoca plenamente a través de él, y todos sus centros están controlados por ese enfocado rayo del alma, se convierte en el Iniciado transfigurado y recibe la tercera iniciación. El rayo de la personalidad ocultamente se extingue o es absorbido por el rayo del alma, y todos los poderes y atributos de los rayos inferiores son subsidiarios del rayo del alma y están coloreados por éste. El discípulo llega a ser un hombre de "Dios" -una persona cuyos poderes son controlados por la vibración dominante del rayo del alma y cuyo mecanismo sensible interno vibra dentro de la medida del rayo del alma que, a su vez, es reorientado hacia el rayo monádico y controlado por éste. El proceso se repite:

1. Los diversos rayos que constituyen el hombre inferior separatista se fusionan y mezclan para formar los tres rayos de la personalidad.

2. Éstos, a su vez, se fusionan y mezclan en una expresión sintética del autoafirmativo y dominante hombre, el yo personal.

3. Luego, los rayos de la personalidad se convierten en uno y, a su vez, se someten al rayo dual del alma. Nuevamente tres rayos se mezclan y fusionan.

4. Los rayos del alma dominan a la personalidad y los tres vuelven otra vez a ser uno, porque el rayo dual del alma y el rayo de la personalidad fusionada vibran de acuerdo a la medida de los rayos superiores del alma -siempre se considera al rayo grupal del alma como el verdadero yo del ego.

5. Después, a su debido tiempo, el rayo del alma comienza (en la tercera iniciación) a fusionarse con el rayo de la Mónada, el rayo de la Vida. El iniciado superior, por lo tanto, no es una expresión triple, sino dual.

6. Sin embargo, una vez realizada esta dualidad, tiene lugar el misterioso e indescriptible proceso llamado identificación, etapa final del desarrollo del alma. Resulta inútil agregar algo más porque todo lo que podría decirse sólo lo comprenderían quienes se preparan para recibir la cuarta iniciación y este tratado está escrito para discípulos e iniciados de primer grado.

En esta serie de etapas tenemos una vislumbre de lo que somos y podemos ser. En forma constante, el propósito en desarrollo de nuestras propias almas ("esos ángeles de persistente e imperecedero amor") tendría que controlamos más plena y profundamente y esto debería ser nuestro más firme propósito a cualquier costo y sacrificio personales, para lo cual deberíamos esforzarnos real y sinceramente.

Hemos considerado por lo tanto las tres grandes divisiones que marcan el progreso del alma hacia su objetivo. Por el proceso de la individualización, el alma llega a una verdadera autoconciencia y percepción en los tres mundos de la experiencia; el actor en el drama de la vida domina su parte. Por el proceso de la Iniciación, el alma llega a ser consciente de la naturaleza esencial de la divinidad. La participación plenamente consciente con el grupo, y la absorción de lo personal e individual en el Todo, caracterizan esta etapa en el sendero de evolución. Por último llega ese misterioso proceso en que el alma es absorbida de tal manera en la Realidad y la Síntesis supremas, mediante la Identificación, que hasta la misma conciencia del grupo se desvanece (excepto cuando se recupera premeditadamente al servir). Entonces no se conoce nada más que la Deidad -no existen separaciones entre las partes ni síntesis menores y tampoco divisiones o diferenciaciones. Podría decirse que durante estos procesos tres corrientes de energía actúan sobre la conciencia del hombre que va despertando:

a. La energía de la materia misma, al afectar la conciencia del hombre espiritual interno que emplea la forma como medio de expresión.

b. La energía del alma misma o ángel solar, a medida que se vierte sobre los vehículos y produce una energía recíproca en la forma solar.

c. La energía de la vida misma, frase sin sentido y que sólo los iniciados de la tercera iniciación pueden captar, pues aún los descubrimientos de la ciencia moderna no dan una idea real de la verdadera naturaleza de la vida.

La vida o energía esencial, es algo más que la actividad del átomo, o de ese principio viviente que produce la autoperpetuación, la reproducción, el movimiento, el crecimiento y ese no sé qué peculiar que llamamos vivencia. Quizás sea posible crear o producir el inferior o tercer aspecto de la vida en los llamados laboratorios científicos, pero es imposible reproducir o crear los otros aspectos más esenciales que actúan como respuesta consciente, el embrionario propósito inteligente que parece animar a toda sustancia. El hombre comprenderá por qué es imposible esto, sólo cuando llegue a la tercera iniciación. Nada más puedo decir, pues hasta que no se experimente dicha iniciación no lo comprenderán.

Para arrojar más luz sobre el tema de la triple expansión de la conciencia (todas estas crisis son aspectos de un gran propósito o proceso en desarrollo) denominado individualización, iniciación e identificación; se debería tener presente que estas palabras significan hoy algo para nosotros -desde el ángulo de nuestra actual etapa de evolución, cultura heredada y hábitos mentales y desde el punto de vista de las terminologías y conocimientos modernos. Más adelante, cuando sepamos más y la raza esté más iluminada, aparecerá una luz totalmente distinta. Pero considerándola por la luz que afluye de esa síntesis mayor y desde el ángulo de la visión de Aquellos cuya conciencia es superior y mayor y más incluyente que la humana, la significación de estas palabras puede ser totalmente diferente. Definir es sencillamente expresar la comprensión inmediata de la mente humana, por lo tanto, la definición puede ser considerada imperfecta y hasta errónea, desde el punto de vista de un conocimiento más amplio y una captación más incluyente de las totalidades (exactamente en el caso de un seudo hecho), de allí que toda definición y eventualmente todos los hechos son pasajeros, y también que toda exégesis va perdiendo su valor. Las verdades fundamentales de hoy aparecen más tarde como simples aspectos de verdades aún mayores, y cuando éstas se captan, la significación y la interpretación de lo considerado anteriormente importante resultará muy distinto de lo que se suponía. Esto nunca deben olvidarlo quienes lean este Tratado sobre los Siete Rayos. Cuando un iniciado lee las tres palabras consideradas aquí, se forja una idea muy distinta de la que podría tener un discípulo o persona que nunca ha estudiado ni pensado sobre estos temas y nuestro vocabulario le resulta nuevo y extraño, tiene poco significado y le es generalmente erróneo.

La vida de Dios, que ha sido sometida a los procesos de crecimiento, estímulo y desarrollo, en los tres reinos inferiores, durante la individualización, se enfoca en el cuarto reino de la naturaleza, el humano, por medio de un "ciclo de crisis", y se somete a la influencia de la energía del alma en uno de los aspectos de los siete rayos. La cualidad del aspecto forma, tal como está incorporada en la personalidad y expresada en la frase "el rayo de la personalidad", se somete a la cualidad del rayo del ego. Esas dos grandes influencias actúan y se afectan mutuamente, desarrollan do continuamente una interacción que produce modificaciones y cambios, hasta que en forma lenta y gradual, el rayo de la personalidad no es tan predominante y el rayo del alma asume firmemente el predominio. Con el tiempo se expresará el rayo del alma y no el rayo de la forma. Luego el rayo de la personalidad o de la forma, se convierte en un simple medio de expresión a través del cual la cualidad del alma puede hacer sentir poderosamente su presencia. Parte del contenido de esta idea se halla en la antigua frase oculta "la luz mayor debe extinguir el fuego menor'. Esto puede observarse simbólicamente en el poder del sol cuando aparentemente extingue el fuego al irradiar sobre él su calor.

Anteriormente mencioné que podríamos emplear las palabras Vida, Cualidad y Apariencia, en lugar de Espíritu, Alma y Cuerpo, pues expresan la misma verdad. La cualidad de la materia con la que está construida la forma humana y habitada por el alma o ángel solar, es la que normalmente cobra a la apariencia. Posteriormente esta cualidad inherente en la apariencia cambia, y la naturaleza de la cualidad de la Deidad (tal como lo expresa el alma) elimina la cualidad de las formas. Durante la etapa en que la cualidad de la materia es de mayor influencia, esa radiación material se hace sentir de tres modos, los cuales, considerados en lo que respecta a todo el proceso evolutivo y hasta donde concierne a la personalidad humana, aparecen sucesivamente cualificando el aspecto materia con sus tres cualidades principales:

1. La cualidad de la sustancia física. En esta etapa de desarrollo las reacciones del hombre son casi totalmente físicas y está sometido totalmente al rayo del cuerpo físico, etapas que tienen sus analogías en la época lemuriana y en el período infantil.

2. La cualidad del cuerpo astral. Rige al individuo durante un largo período y también más o menos a las masas humanas. Corresponde al período atlante y a la etapa de la adolescencia. El rayo del cuerpo astral es de gran poder.

3. La cualidad del cuerpo mental. En lo que concierne a la raza humana, esta cualidad sólo empieza a adquirir poder en la raza ariana, a la cual pertenece nuestra era; corresponde a la etapa de la adultez en el individuo. El rayo de la mente tiene una relación muy estrecha con el ángel solar, y existe una afiliación peculiar entre el Ángel de la Presencia y el hombre mental. La interacción e interrelación cultivadas y profundamente arraigadas, aunque a menudo no reconocidas, producen la unificación del alma con su mecanismo, el hombre en los tres mundos.

Desde el ángulo de estas tres influencias de rayo, tenemos (en la vida del aspirante) una recapitulación del triple proceso que podríamos denominar "un proceso de desarrollo de las conciencias lemuriana, atlántida y ariana". En el Sendero de Probación, el rayo del cuerpo físico debe subordinarse a los poderes que emanan de esos rayos egoicos que afluyen desde la hilera externa de pétalos del loto egoico (Véase Tratado sobre Fuego Cósmico), los pétalos del conocimiento. En el Sendero del Discipulado el cuerpo astral es subyugado por el rayo del alma a medida que afluye desde la segunda hilera de pétalos, los del amor. En el Sendero de Iniciación, y hasta la tercera iniciación, el rayo del cuerpo mental es subyugado por la fuerza de los pétalos del sacrificio, que están en la tercera hilera de pétalos. Así los tres aspectos de la personalidad son subyugados por la energía que emana de los nueve pétalos del loto egoico. Después de la tercera iniciación, la entera personalidad, compuesta de los tres aspectos, se hace sensible a la energía del fuego eléctrico puro o vida, a medida que afluye a través del cerrado "capullo que se halla en el corazón del loto egoico".

El valor de esta información consiste en que proporciona, simbólicamente, un cuadro sintético del desarrollo y de las relaciones superiores del hombre. Su peligro radica en la facultad que tiene el intelecto humano de separar y dividir, de allí que se considere que el proceso se desarrolla en etapas sucesivas cuando, en realidad, se lleva a cabo una actividad paralela y también muchas superposiciones, fusiones e interrelación de aspectos, rayos y procesos, dentro de un determinado ciclo de tiempo.

Tal es el programa para la humanidad en lo que respecta al desarrollo de la conciencia humana. En último análisis, todo el énfasis del proceso evolutivo se pone en el desarrollo de la consciente e inteligente percepción de la vida que anima las diversas formas. El estado exacto de la percepción depende de la edad del alma. Sin embargo el alma no tiene edad desde el punto de vista del tiempo, tal como la humanidad lo entiende. Es inmortal y eterna. Ante el alma pasa el caleidoscopio de los sentidos y el drama de la existencia fenoménica externa; pero a través de todos estos acontecimientos que suceden en tiempo y espacio, el alma siempre mantiene la actitud del Espectador y del Observador que percibe, observa e interpreta. En las primeras etapas, cuando la "conciencia lemuriana" caracteriza al hombre fenoménico, el aspecto fragmentario del alma, que mora en la forma y la anima e implanta en el hombre cualquier conciencia verdaderamente humana que pueda poseer, se halla inerte, incipiente y desorganizada; no posee mentalidad, tal como la comprendemos, y sólo se caracteriza por la identificación total con la forma física y sus actividades. Éste es un período de lentas reacciones tamásicas al sufrimiento, a la alegría, al dolor, al anhelo, a la satisfacción del deseo y a la intensa ansiedad subconsciente de progresar. En el transcurso de las vidas se acrecienta en forma lenta la capacidad de identificarse conscientemente y aumenta el deseo de un mayor campo de satisfacciones; el alma que mora y anima, se oculta más profundamente, y es prisionera de la naturaleza forma. Todas las fuerzas de la vida se concentran en el cuerpo físico y, en consecuencia, los deseos que se expresan son de orden físico; hay también una acrecentada tendencia a tener deseos más sutiles como los que evoca el cuerpo astral. Gradualmente la identificación del alma con la forma se transfiere desde la forma física a la astral. Hasta allí no hay nada que pueda denominarse personalidad. Existe sólo un cuerpo físico viviente y activo, con sus deseos, necesidades y apetitos, conjuntamente con la trasferencia lenta, pero constante, de un cambio de la conciencia, del vehículo físico al astral.

Con el tiempo, cuando esta trasferencia ha sido llevada a cabo con éxito, la conciencia no se identifica totalmente con el vehículo físico, sino que se centraliza en el cuerpo astral-emocional. Entonces el foco de atención del alma, actuando a través del hombre que evoluciona lentamente, reside en el mundo de deseos y el alma se identifica con otro mecanismo ¿le respuesta, el cuerpo de deseo o astral. Su conciencia se convierte entonces en "conciencia atlante". Sus deseos no son ya tan vagos ni incipientes, pues hasta ahora sólo concernían a las necesidades y apetitos fundamentales -primero, el instinto de autoconservación; segundo la propia perpetuación por el anhelo de reproducirse y, en último lugar, la satisfacción de las necesidades económicas. En esta etapa tenemos el estado de percepción del niño y del salvaje. Sin embargo, en forma gradual, se va produciendo una creciente comprensión interna del deseo y se pone menos énfasis en las satisfacciones físicas. La conciencia empieza a responder con lentitud al impacto de la mente y al poder de discriminar y elegir entre varios deseos; entonces comienza a capacitarse para emplear el tiempo en forma algo más inteligente. Empieza a sentir placeres más sutiles; los deseos son menos burdos y físicos; aparece el deseo por lo bello y un tenue sentido de los valores estéticos. Su conciencia se hace más astral-mental o kama-manásica y la tendencia de sus actividades diarias o modos de vivir y su carácter, tienden a expandirse, desarrollarse y mejorarse. Aunque todavía sigue dominado, durante la mayor parte del tiempo, por deseos irracionales, el campo de sus satisfacciones y deseos sensorios es menos animal y más definidamente emocional. Comienza a darse cuenta de sus estados de ánimo y sentimientos; lo invade un vago deseo de hallar la paz y el ansia de encontrar ese algo nebuloso llamado felicidad, factores que empiezan a desempeñar su parte. Esto corresponde al período de la adolescencia y al estado de conciencia denominado atlante, lo cual constituye la condición de las masas en los tiempos actuales. La mayoría de los seres humanos continúa siendo atlante, puramente emocional en sus reacciones y en su acercamiento a la vida. Están aún regidos predominantemente por deseos egoístas y por los impulsos instintivos de la vida. Nuestra humanidad terrestre sigue estando en la etapa atlante, mientras que los intelectuales, los discípulos y los aspirantes del mundo, van superando rápidamente esta etapa, pues han logrado la individualización en la cadena lunar, y fueron los atlantes del pasado.

Quienes trabajan hoy en el mundo deberían tener muy en cuenta estos hechos y secuencia, si desean valorar correctamente el problema mundial y guiar y enseñar debidamente a los pueblos. Generalizando, deberían también comprender que en las masas sumergidas no hay verdadera mentalidad con la cual trabajar, y necesitan ser orientadas hacia lo realmente deseable más que hacia lo verdaderamente razonable; el esfuerzo de todos los que enseñan debería estar enfocado en dirigir correctamente la energía del deseo expresado por las masas incultas y fácilmente influenciables.

Las personas más evolucionadas del mundo poseen un cuerpo mental activo, y esto sucede en gran escala en nuestra civilización occidental. La energía del rayo al cual pertenece el cuerpo mental comienza a afluir y se va afirmando lentamente. Cuando esto sucede, la naturaleza de deseos es controlada y, en consecuencia, la naturaleza física puede llegar a ser un instrumento más definido de los impulsos mentales. La conciencia del cerebro comienza a organizarse y el foco de las energías a transferirse gradualmente desde los centros inferiores a los superiores. El género humano está actualmente desarrollando la "conciencia ariana" y alcanzando la madurez. En las personas más evolucionadas tenemos también la integración de la personalidad y el control definido del rayo de la personalidad, con el consiguiente aferramiento sintético y coherente de los tres cuerpos fusionados en una unidad activa. Luego la personalidad se convierte en instrumento del alma.

Lo que antecede es una exposición sencilla y directa de un largo y difícil desarrollo evolutivo. Su misma sencillez indicará que sólo ha sido tratado en amplios delineamientos, omitiendo los infinitos detalles del proceso. El trabajo se inicia con la Individualización y continúa a través de las dos etapas finales, la Iniciación y la Identificación. Estas tres etapas marcan el progreso de la conciencia del alma desde la identificación con la forma hasta la identificación con el Yo. Estas tres palabras -individualización, iniciación e identificación.-. abarcan todo el proceso de la carrera del hombre desde el momento en que entra en el reino humano hasta que sale de ese reino en la tercera iniciación y actúa libremente en el quinto, el reino de Dios. Para entonces habrá aprendido que la conciencia es libre e ilimitada y que puede actuar en la forma o fuera de ella, según el mandato del alma o de acuerdo a como puede servir mejor al Plan. Entonces el alma ya no está condicionada por la forma. Así como el hombre puede expresarse en lo que se denomina la vida tridimensional, al recibir la tercera iniciación puede análogamente actuar activa y conscientemente en cuatro dimensiones y, en las etapas finales del Sendero de Iniciación, llegar a estar activo en la quíntuple dimensión.

Al considerar los diversos grados de expansión de la conciencia debe recordarse el hecho significativo de que existe en todo un desarrollo constante y secuencial. La vida del alma, en este gran ciclo de vida que llamamos encarnación humana, pasa, en el plano del fenómeno, a través de todas las etapas con la misma orientación, poder y continuo crecimiento y por la adaptación de la forma a las circunstancias y al ambiente, así como lo hace la vida de Dios al afluir era tras era a través de los diversos reinos de la naturaleza. A través de todo esto puede trazarse con toda claridad el paso del hilo de la conciencia en desarrollo. Las formas se construyen, utilizan y descartan. Los ciclos de vida llevan a las formas a ciertas etapas de desarrollo, necesarias para la conciencia progresivamente incluyente. Otros posteriores ciclos demuestran los efectos definidos y específicos de esta conciencia desarrollada, pues algunas vidas son predominantemente fructíferas en producir causas (frase paradójica de profundo significado) y otras en eliminar los efectos de las causas anteriormente iniciadas. Esto, por lo general, pocas veces se pone de relieve. Luego, los posteriores ciclos de vida, hacen que estos dos aspectos -conciencia y forma- establezcan una mayor armonía, produciendo así un tipo de vida totalmente distinto. La analogía de estos ciclos puede observarse en la Vida y la conciencia del Logos planetario, a medida que esa gran Vida trata de expresarse por medio de los cuatro reinos de la naturaleza.

Sin embargo (y esto es de suprema importancia) toda esta actividad, desarrollo dirigido, vivencia y propósito evolutivo, todo cuanto acontece en los reinos de la naturaleza y en las etapas de la vida condicionadora de la familia humana, además del caleidoscopio de los acontecimientos, el surgimiento de las características y tendencias, la aparición de formas con sus matices, cualidades y actividades singulares, síntesis y fusiones, anhelos, instintos y aspiraciones, manifestaciones de amor y de odio (como expresiones de la gran ley de atracción y repulsión), la creación de civilizaciones, ciencias y artes con sus maravilla y belleza -todo esto no es más que la expresión de la voluntad de ser de ciertos Seres o Vidas. Su conciencia trasciende de tal modo a la humana que únicamente los iniciados de grado elevado pueden penetrar en Su verdadero Plan. Lo que en la actualidad vemos es sólo la expresión de Sus energías en el proceso de crear formas y en el de la evolución de la conciencia. El Plan, tal como lo presienten los discípulos mundiales, al tratar de trabajar y colaborar con él, es únicamente la percepción de la parte que concierne a la conciencia humana. Hasta ahora ni siquiera hemos podido obtener una vislumbre de la vastedad del Plan sintético de otras evoluciones que no son la humana, la superhumana y la subhumana; tampoco hemos podido captar la estructura del ideal de Dios que subyace en la totalidad de los procesos manifestados, ni siquiera el de nuestro pequeño planeta. Todo lo que verdaderamente sabemos es que el Plan existe, que es muy bueno y que estamos incluidos en, y sometidos a él.

He aquí la clave del difícil problema del libre albedrío. Podría decirse que dentro de los límites de la sabia orientación del hombre inteligente existe el libre albedrío, en lo que concierne a la actividad del reino humano. Allí donde no existe actividad mental ni facultad para discriminar, analizar y elegir, no hay libre albedrío. Sin embargo, dentro de los procesos más vastos del Plan, incluyendo toda la evolución planetaria, no hay libre albedrío para el pequeño ente, el hombre, el cual está sujeto a lo que llamamos "actos de Dios", ante los cuales no tiene defensa, escapatoria ni elección. Esto encierra un indicio de la actuación del karma en el reino humano; el karma y la responsabilidad inteligente están inextricablemente tejidos y entretejidos.

Al finalizar nuestra discusión sobre los tres pasos, la Individualización, la Iniciación y la Identificación, que marcan el progreso del alma desde la identificación con la forma, hasta que ella misma y su propia identidad se pierden en una identificación más elevada con el Uno Absoluto, dirijamos nuestro pensamiento a ese punto, en tiempo y espacio, en que la conciencia espiritual se libera de todo tipo de percepción y diferenciación y también de la última sensación del yo, y se sumerge en esa sublime condición donde ya no existe el egocentrismo, tal como lo entendemos. Más adelante consideraremos las etapas en que el alma -impelida por sus cualidades peculiares de rayo- se apropia (para propósitos de la experiencia) de esas formas que pueden expresar y responder a los múltiples tipos de percepción divina.

Por lo tanto, se observará que existen aquí dos puntos de identificación en la larga experiencia del alma. Uno marca la etapa donde la forma, la materia, la sustancia, el tiempo y el espacio, son factores dominantes que aprisionan al alma dentro de su tipo de conciencia. Esto significa la identificación con la vida de la forma. El otro significa la identificación con todo lo que está fuera de la expresión de la forma y liberado de ella. Lo que ello pueda implicar está más allá del alcance de nuestra actual humanidad avanzada y es conocido en su verdadero significado sólo por esas grandes Existencias como el Cristo, el Buddha y Aquellos de análogo rango en la Jerarquía de Vidas. Las cualidades generadas y desarrolladas a través de la primera de estas identificaciones persisten y coloran la comprensión consciente, y debe recordarse que la experiencia adquirida en ella da por resultado la identificación final. Estas cualidades variarán de acuerdo al predominio de una u otra de las energías de rayo, pero, en las últimas etapas, no habrá conciencia de la cualidad o del tipo de rayo, sino simplemente un estado de Ser o vivencia que comprende la identificación con el Todo y, al mismo tiempo, "mantiene en solución" (si se puede usar un término tan inadecuado) todos los resultados de las identificaciones menores, las diversas diferenciaciones y distinciones y los variados instintos, impulsos e intuiciones de rayo. Las cualidades contenidas y expresadas y las posibles acciones, reacciones y percepciones, están siempre presentes y son susceptibles de volver a adquirirse a voluntad, pero todas se hallan bajo el umbral de la conciencia. Vivencia, Ser, Plenitud y Unidad, son las características que distinguen esta etapa altamente evolucionada, que es a su vez la base de ese ciclo evolutiva superior del cual nada sabemos, insinuado en el Tratado sobre Fuego Cósmico y en las referencias sobre los siete Senderos que se abren al adepto que ha pasado la quinta iniciación. La absorción en la Vida Una es lo que caracteriza a ese estado elevado de conciencia. Su principal característica consiste en liberarse de todo lo que significan las palabras forma y ego; de allí que muchas escrituras antiguas, cuando procuran considerar y explicar esta condición supranormal y superlativa, se ven forzadas a emplear negaciones y la denominada "doctrina de la negación". Sólo indicando lo que no es ese estado de condición o percepción, puede darse una idea de lo que esencialmente es. Estas negaciones (frecuentemente mal interpretadas por el lector occidental) son, por lo tanto, el resultado de la futilidad y lo inadecuado del lenguaje para expresar la Realidad como se conocía entonces.

Después de pasar las iniciaciones mayores, el estado de conciencia del adepto iluminado y liberado es tal, que el lenguaje sólo sirve para oscurecer e impedir la verdadera comprensión. La conciencia del iniciado es de naturaleza tan sublime que puede ser únicamente descrita en términos de liberación y negación, acentuando lo que no es. Es un estado donde no existe ni la cosa ni el ego, pues todo conocimiento egoico está reemplazado por un estado del Ser y de la conciencia, solamente susceptible de comprensión y expresión cuando la vida de la forma ya no es de utilidad para la perfecta vida espiritual. Es un estado en el que no existe individualidad, sin embargo, posee el conocimiento subconsciente y las adquisiciones de la experiencia individual. El centro de conciencia está tan lejos de cualquier identificación separada e individual, que desaparece totalmente ese factor particular y sólo la vida macrocósmica es comprendida sensible mente. Desde nuestro punto de vista actual, es un estado de inactividad, porque han desaparecido todas las reacciones individuales hacia la actividad de la materia, estado de ser que llamamos egoico, donde la Vida y la Mente ya no pueden ser impulsadas a la actividad por ninguno de los factores que hasta ahora han producido lo que hemos llamado actividad del alma y existencia de la forma.

Sin embargo, aunque la conciencia es distinta de todo lo conocido hasta ahora y sólo puede ser expresada en términos de negación, debe recordarse constantemente la verdad de que la percepción mayor debe incluir siempre a la menor. En consecuencia, todas las posibles acciones y reacciones, identificaciones y enfoques, percepciones y contactos, impulsos de rayo, acercamientos y alejamientos, y todas las posibles expresiones de la actividad y de las cualidades divinas. fenoménicas y no-fenoménicas, están incluidas en el estado del Ser, que es ahora el estado natural de la Existencia espiritual liberada e iluminada. Todas pueden recuperarse mediante la voluntad, respondiendo a una necesidad, pero el Ser espiritual no está ya sujeto o identificado con ellas. Cada una de las etapas del gran Sendero de Liberación o Iluminación que hemos considerado -Individualización, Iniciación e Identificación-, han llevado a la Vida o al hombre interno espiritual, de un punto a otro, de una cualidad a otra, de una realización a otra, de la apariencia fenoménica a la vida espiritual, de la percepción física a la percepción emocional sensoria y de allí a la separatividad y diferenciación mentales. Ha sido conducido del infierno al cielo, del cielo al Nirvana, de la vida condicionada del Ego personal a la del alma del grupo, y de allí al estado de liberación de la vida intuitiva pura. Ha pasado de la experiencia de la forma a esa completa liberación de todas las impresiones vibratorias que le corresponde demostrar a la naturaleza del Ser puro (separado de la existencia fenoménica). Pero, al mismo tiempo, nada se ha perdido de la capacidad o de la cualidad, o de la percepción sensoria. Esto está bellamente expresado en palabras en El Antiguo Comentario que se halla en los archivos de los Maestros.

"La cualidad de la vida se desvanece. Parpadea y se apaga. Sin embargo, los Benditos Seres revelan a voluntad esa cualidad. El color puro permanece.
"La naturaleza de la vida en la forma no aparece. Brilla por un momento, luego desaparece. Los Benditos Seres pueden tomar a voluntad una forma, pero todavía no son la forma.
"Los siete grandes rayos penetran en la vida manifestada. Son y sin embargo no son. Todo es y todo no es. Pero los Benditos Seres en cualquier momento pueden penetrar en la luz manifestada. Entonces llevan el poder del espíritu para satisfacer la necesidad expresada. La Luz no Los detiene; Su propósito no está aprisionado; Su voluntad no está subyugada. Aparecen y desaparecen a voluntad."

(Una expresión de esta verdad puede observarse en cada Luna llena del mes de mayo, en Tauro, cuando el Buddha se manifiesta para dar cumplimiento al Plan, bajo el imperioso mandato de su propia voluntad espiritual).

"Nada detiene a los Benditos Seres. Ni las deidades ni la forma; ni el deseo ni la mente; ni ninguna cualidad de la vida. Son la vida pura; el ser puro; la voluntad pura; el amor puro; la intención pura; esto y sólo parcialmente, es todo lo que el hombre no iluminado puede captar.
Los Benditos Seres no son, sin embargo son.
Los Benditos Seres no saben nada, sin embargo saben todo.
Los Benditos Seres no aman, sin embargo ofrecen amor divino.
Los Benditos Seres no recuerdan, sin embargo recapitulan todo.
Los Benditos Seres permanecen en estricto aislamiento, sin embargo pueden tomar una forma a voluntad.
Los Benditos Seres moran en el lugar elevado y sublime, sin embargo caminan frecuentemente sobre la tierra en la luz fenoménica.
Los Benditos Seres no se manifiestan por intermedio de la forma; sin embargo son todas las formas y todas las intenciones.

El Antiguo Comentario continúa luego en lo que podrían considerarse páginas, demostrando que los Benditos Seres no son nada y, sin embargo, son todo lo que existe; nada poseen, no obstante son en Sí Mismos la expresión de toda realidad; no habitan en parte alguna y sin embargo están en todas partes; han desaparecido, pero brillan en todo Su esplendor y pueden ser vistos. Se acumula una negación tras otra, sólo para ser rápidamente contradecida en un esfuerzo por demostrar cuán lejos de la forma, aunque la incluya, está la vida de los Benditos Seres. Esto termina con la maravillosa exhortación:

"Por lo tanto, regocíjate, oh peregrino, que vas en pos del Ser iluminado, porque ganancia y pérdida son lo mismo; la oscuridad y la luz revelan perpetuamente la Verdad; el amor y el deseo invocan eternamente a la Vida.
"Sólo desaparece el dolor. Sólo permanece la bienaventuranza -la bienaventuranza del verdadero conocimiento, del contacto real, de la divina luz, el Camino hacia Dios."

Tal el verdadero objetivo, irrealizable hasta ahora para nosotros. ¿ Qué es lo que tratamos de hacer? Recorremos el Sendero de la Liberación, y en él todo se desliza de nuestras manos; se nos despoja de todo y nos vemos, inevitablemente, forzados a desprendernos de la vida fenoménica y de la individualidad. Hollamos el Sendero de la Soledad y debemos en su oportunidad aprender que, esencialmente, no somos ni ego ni no ego. El completo desapego y la discriminación nos llevarán finalmente a una soledad tan completa que nos invadirá el horror de la gran oscuridad. Pero cuando se descorre este negro manto y la luz penetra nuevamente, el discípulo ve que todo lo que había obtenido y atesorado y luego perdido y alejado, ha sido restituido; pero con la diferencia que ya la vida no está aprisionada por el deseo. Recorremos el Sendero que lleva a la Cima de la Montaña del Aislamiento y descubrimos que es horrendo. En esa cima debemos llevar a cabo la batalla final contra el Morador en el Umbral, para descubrir también que eso es una ilusión. La alta cima del aislamiento y la batalla misma sólo son ilusiones y ficciones propias de la irrealidad, y el última bastión del antiguo espejismo y de la gran herejía de la separatividad. Entonces nosotros, los Seres Beatíficos, nos fusionaremos eventualmente en amor y comprensión con todo lo que existe. El aislamiento, etapa necesaria, es en sí una ilusión. Hollamos el Camino de Purificación y, poco a poco, se nos despoja de todo lo que apreciamos -la codicia por la forma, el deseo de ser amado y el gran espejismo del odio. Cuando desaparecen quedamos purificados y vacíos. La angustia de la vacuidad es el resultado inmediato, lo cual nos aferra y sentimos que el precio de la santidad es demasiado elevado. Sin embargo, permaneciendo en el Camino, todo el ser es repentinamente inundado de luz y amor, y se observa que dicha vacuidad constituye aquello a través de lo cual puede afluir la luz y el amor a un mundo necesitado. El ser purificado puede, entonces, habitar ese lugar donde moran los Benditos Seres y desde allí "iluminar el mundo de los hombres y de las deidades".

Existen cuatro senderos que se abren ante los discípulos del Señor del Mundo, y deben ser hollados antes de que se libere el Ser interno y el Hijo de Dios liberado pueda atravesar a voluntad lo que se denomina simbólicamente "los cuatro portales de la Ciudad de Shamballa" -esa ciudad del Altísimo Dios que está siempre impelida por la Vida de Quienes han logrado la liberación mediante la soledad, el desapego, la unidad aislada y la purificación. Comprender la nieta y el camino hacia ella es de valor en estos momentos, y los instructores de la humanidad tratan de estimular a los Hijos de Dios para que lo comprendan.

De acuerdo al tipo o cualidad de rayo, así será la reacción de la vida a las grandes etapas de Individualización, Iniciación e Identificación. Ésta es una conocida e importante verdad oculta, pero necesita ser considerada y meditada. Recordemos que estamos considerando las cualidades que rigen las apariencias y expresan la vida. Lo que en la literatura oriental se denomina "el Bendito Ser" se refiere a Aquel que expresa perfectamente cierta cualidad de rayo por medio de una apariencia fenoménica elegida y asumida a voluntad para el propósito de servir, pero no constituye una limitación ni mantiene prisionero al Bendito Ser, porque Su conciencia no está identificada con la apariencia fenoménica ni con la cualidad que expresa.

a. LA INDIVIDUALIZACIÓN Y LOS SIETE TIPOS DE RAYO

Describiremos la reacción de estos siete tipos de rayo en el proceso de la Individualización (proceso de identificación con la forma) mediante siete enunciados ocultistas que, si son correctamente comprendidos, proporcionarán la clave de la nueva sicología. Ellos personifican los principales impulsos, la cualidad nativa y la técnica de desenvolvimiento.

Primer Rayo:
"El Bendito Ser se introduce como una flecha en la materia. Destruye (o rompe) el camino por el cual podría volver. Se entierra en las profundidades de la forma.
Afirma: ‘Volveré. Mi poder es grande. Destruiré todos los obstáculos. Nada podrá impedir mi progreso hacia la meta. A mi alrededor yace lo que he destruido. ¿Qué debo hacer?'
La respuesta fue: ‘Pon orden en el caos, oh peregrino, en el camino de la muerte; éste es tu camino. Debes aprender a amar. Posees voluntad dinámica. La correcta destrucción para desarrollar el Plan deberá ser tu camino. Ajustándote al ritmo del planeta se liberará el oculto Bendito Ser y traerá orden'."

Segundo Rayo:
"El Bendito Ser construyó un arca. La construyó por etapas y la puso a flote en el seno de las aguas. Se ocultó profundamente y su luz ya no fue vista -únicamente se vio el arca flotando.
Se le oyó decir: ‘He construido, y construido sólidamente, pero estoy prisionero dentro de mi construcción. Mi luz está oculta. Sólo mi palabra surge. A mi alrededor yacen las aguas. ¿ Puedo volver al lugar de donde he venido? ¿Tiene la palabra suficiente poder para abrir ampliamente la puerta? ¿ Qué debo hacer?'
La respuesta fue: ‘Construye ahora un arca trasparente que pueda revelar la luz, oh Constructor del arca. Y por medio de esa luz revelarás el camino iluminado. El poder de construir nuevamente, el empleo correcto de la Palabra, y el uso de la luz -los cuales liberarán al Bendito Ser, profundamente oculto en el arca'."

Tercer Rayo:
"El Bendito Ser acumuló fuerza. Se ocultó detrás de un velo. Se envolvió dentro de ese velo, y ocultó profundamente su rostro. Nada podía ser visto excepto el movimiento y aquello que velaba. Dentro del velo estaba latente el pensamiento.
El pensamiento trasmitió: Detrás de este velo de maya Yo permanezco, el Bendito Ser, pero no revelado. Mi energía es grande y, por medio de mi mente, puedo desplegar la gloria de la divinidad. Por lo tanto, ¿cómo puedo demostrar esta verdad? ¿Qué debo hacer? Divago en la ilusión.
Se oyó la frase: ‘Todo es ilusión, oh Morador de las tinieblas. Sal a la luz del día. Despliega la gloría oculta del Bendito Ser, la gloria del Uno y Unico. La gloria y la verdad destruirán rápidamente aquello que ha ocultado la verdad. El prisionero puede liberarse. Rasgar el velo que ciega, enunciar claramente la verdad y practicar el bien, proporcionarán al Bendito Ser ese hilo dorado que lo liberará del laberinto de la existencia terrenal'."

Cuarto Rayo:
"El Bendito Ser se lanzó al combate. Vio la existencia como dos fuerzas bélicas y luchó contra ambas. Ceñido con la armadura de guerra, se detuvo en la mitad del camino y miró hacia los dos senderos. El fragor de la batalla, las diversas armas que aprendió a manejar, el deseo de no luchar, la emoción de descubrir que aquellos contra quienes luchaba eran sus hermanos, y él mismo, la angustia de la derrota y el himno de su victoria -todo esto lo abatió.
El Bendito Ser se detuvo e interrogó: ‘¿De dónde provienen la victoria y la derrota? ¿No soy acaso el Bendito Ser Mismo? Invocaré a los ángeles en mi ayuda'.
El sonido como de trompeta pregonó: ‘Levántate y lucha y reconcilia los ejércitos del Señor. No habrá batalla. Obliga a que cese el conflicto; invoca la paz para todos; haz de los dos un sólo ejército del Señor; que la victoria corone los esfuerzos del Bendito Ser armonizando todo. La paz está detrás de las energías bélicas'."

Quinto Rayo:
"El Bendito Ser ignoraba todo. Deambuló en profunda oscuridad espiritual. No halló explicación para este modo de vivir. Buscó entre los innumerables hilos que tejen la vestimenta del Señor y halló que había numerosos caminos que conducen al centro de la eterna trama. Las formas que tejen esa trama ocultan la divina realidad. Se extravío y lo embargó el temor.
Se preguntó: ‘Otra trama debe tejerse; otra vestimenta debe ser hecha. ¿ Qué debo hacer? Enséñame otra forma de tejer'. Respondió la Palabra en triple forma. Su mente respondió a la visión claramente evocada: -`La verdad está oculta en el Camino desconocido. El Ángel de la Presencia custodia ese Camino. La mente revela al Ángel y al portal. Manténte en esa Presencia. Levanta tus ojos. Entra por esa puerta dorada. Así el Ángel, que es la sombra del Bendito Ser, revelará el portal abierto, Ese ángel también debe desaparecer. El Bendito Ser permanece, pasa a través de eme portal y entra en la luz sublime'."

Sexto Rayo:
"El Bendito Ser captó la visión del Camino y lo siguió sin discriminar. La ira caracterizó sus esfuerzos. El camino conducía al mundo de la vida dual. Ocupó su lugar entre los pares de opuestos, y a medida que oscilaba como un péndulo entre ellos, obtenía fugaces destellos de la mente. Oscilaba en el medio cielo. Trató de oscilar hacia ese lugar radiante de luz donde estaba el portal en el Camino elevado. Pero siempre oscilaba entre los pares de opuestos.
Por último, se dijo a si mismo: ‘Parece que no puedo encontrar el Camino. Pruebo este camino y lo recorro con energía, siempre con el más vehemente deseo. Pruebo todos los caminos. ¿Qué debo hacer para encontrar El Camino?'
Un grito se oyó. Parecía venir desde lo profundo de su corazón: ‘Oh Peregrino que estás en el Camino de la vida sensoria, huella tú el camino medio iluminado. Pasa directamente entre los mundos duales. Busca esa estrecho camino medio. Te conducirá a la meta. Busca la firme percepción que conduce a la perseverancia. Adhesión al Camino elegido, e ignorancia de los pares de opuestos, conducirán a este Bendito Ser que se halla en el camino iluminado, a la alegría del éxito obtenido'."

Séptimo Rayo:
"El Bendito Ser buscó la senda que conduce a la forma, pero se asió firmemente a la mano del Mago. Trató de reconciliar al Peregrino, que era él mismo, con la vida de la forma. Se encontró en el mundo caótico y trató de poner orden en él. Se introdujo en las más recónditas profundidades y se sumergió en el caos y el desorden. No comprendía, sin embargo, se mantuvo asido a la mano del Mago. Procuró establecer ese orden que su alma anhelaba. Conversó con todo aquel que encontraba, aumentando su confusión. Habló al Mago de la manera siguiente: `Los Caminos del Creador deben ser buenos. Detrás de todo lo que parece ser, debe haber un Plan. Enséñame el propósito de todo esto. ¿Cómo puedo trabajar sumergido en la más profunda materia? ¿Dime lo que debo hacer?'
El mago dijo: ‘Escucha el ritmo de los tiempos, oh Trabajador del más lejano mundo. Observa la palpitación del corazón en todo lo que es divino. Retírate en el silencio y armonízate con el todo. Entonces aventúrate más allá. Establece el ritmo correcto; lleva el orden a las formas de la vida, que deben expresar el Plan de la Deidad'.
Este Bendito Ser se libera a través del trabajo. Debe demostrar su conocimiento del Plan, pronunciando esas palabras que evocarán a los constructores de las formas y, de este modo, crear lo nuevo’.”

Podría ser de valor si se resumiera en términos más simples y menos ocultos la significación de las anteriores estanzas esotéricas, a fin de expresar su verdadero significado en sucintas y concisas frases. Las estanzas no serán de valor si no imparten a los estudiantes de este Tratado, que pertenecen a distintos tipos de rayos, algún significado útil por el cual puedan vivir en forma más veraz.

El Espíritu individualizado se expresa a través de los diversos tipos de rayo mediante el:

Primer Rayo:
La centralización dinámica.
La energía destructora.
El poder egoísta.
El desamor.
El aislamiento.
La ambición de poder y autoridad.
El deseo de dominar.
La fortaleza y la propia voluntad expresadas,
que conducen a:
El empleo dinámico de la energía para desarrollar el Plan.
El empleo de las fuerzas destructoras a fin de preparar el camino para los Constructores.
La voluntad al poder con el fin de colaborar.
La comprensión del poder como la mejor arma del amor.
La identificación con el ritmo del Todo.
La extinción del aislamiento.

Segundo Rayo:
El poder de construir para fines egoístas.
La capacidad de sentir el Todo y permanecer apartado.
El cultivo de un espíritu separatista.
La luz oculta.
La realización del deseo egoísta.
El anhelo por el bienestar material.
El egoísmo y la subordinación de todos los poderes del alma a ese fin,
que conducen a:
La construcción inteligente de acuerdo al Plan.
La inclusicidad.
El anhelo por obtener la sabiduría y la verdad.
La sensibilidad al Todo.
La renunciación a la gran herejía de la separatividad.
La revelación de la luz.
La verdadera iluminación.
El empleo correcto del lenguaje por la sabiduría adquirida.

Tercer Rayo:
La manipulación de la fuerza por medio del deseo egoísta.
El empleo inteligente de la fuerza con un móvil erróneo.
La intensa actividad material y mental.
La aplicación de la energía como un fin en sí misma.
El anhelo de obtener gloria y belleza para objetivos materiales.
El sumergimiento en el espejismo, ilusión y maya,
que conducen a:
La manipulación de la energía, a fin de revelar la belleza y la verdad.
El empleo inteligente de las fuerzas para el desarrollo del Plan.
La actividad rítmica ordenada en colaboración con el Todo.
El deseo de obtener la correcta revelación de la divinidad y de la luz.
La adhesión a la correcta acción.
La revelación de la gloria y la buena voluntad.

Cuarto Rayo:
La confusa lucha.
La comprensión de lo que es superior e inferior.
La oscuridad que precede a la expresión de la forma.
El ocultamiento de la intuición.
El sentimiento de la desarmonía y de la colaboración con la parte y no con el todo.
La identificación con la humanidad, la cuarta Jerarquía Creadora.
El indebido reconocimiento de lo que produce la palabra.
La sensibilidad anormal a lo que es el no-yo.
Los continuos puntos de crisis,
que conducen a:
La unidad y la armonía.
La evocación de la intuición.
El correcto juicio y la razón pura.
La sabiduría que se expresa por intermedio del Ángel de la Presencia.

Quisiera hacer resaltar que constantemente existe un concepto erróneo por parte de los esotéricos. El Cuarto Rayo de Armonía, Belleza y Arte, no es en sí el rayo del artista creador. El artista creador se halla sin excepción en todos los rayos. Éste es el rayo de la intuición y de la armonización de todo lo que ha sido llevado a cabo por la actividad de la vida de la forma, que luego es sintetizado y absorbido por el ángel solar; se manifiesta oportunamente como todo lo que puede ser evocado y desarrollado mediante el poder de la Vida Una (la Mónada), actuando a través de la expresión de la forma. Es el punto de encuentro de todas las energías que fluyen a través de la tríada espiritual superior y la triplicidad inferior.

Quinto Rayo:
La energía de la ignorancia.
La crítica.
El poder de razonar y destruir.
La separación mental.
El deseo de conocimiento, que conduce a la actividad material.
El análisis detallado.
El materialismo intenso y la momentánea negación de la Deidad.
La intensificación del poder de aislar.
La implicación que produce el énfasis erróneo.
Los distorsionados puntos de vista sobre la verdad.
La devoción mental a la forma y a su actividad.
La teología,
que conducen a:
El conocimiento de la realidad.
La comprensión del alma y sus potencialidades.
El poder de reconocer y hacer contacto con el Ángel de la Presencia.
La sensibilidad a la Deidad, la luz y la sabiduría.
La devoción espiritual y mental.
El poder de recibir la iniciación (este punto es de verdadera importancia).

Sexto Rayo:
La violencia. El fanatismo. La adhesión volitiva a un ideal.
La ceguera.
La militancia y la tendencia a producir dificultades en las personas y los grupos.
El poder de ver sólo el punto de vista propio.
La suspicacia respecto a los móviles del semejante.
La reacción rápida al espejismo y a la ilusión.
La devoción emocional y el idealismo confuso.
La actividad vibratoria entre los pares de opuestos.
La intensa capacidad de ser personal y hacer resaltar las personalidades,
que conducen a:
El idealismo incluyente y dirigido.
La constante percepción por medio de la expansión de la conciencia.
La reacción y la simpatía con el punto de vista de los demás.
La disposición a ver que el trabajo de otros progresa en la dirección elegida.
La elección del camino medio.
La paz y no la guerra. El bien del Todo y no de la parte.

Séptimo Rayo:
La magia negra, o el empleo de los poderes mágicos para fines egoístas.
El poder de "permanecer a la expectativa" hasta que emerjan los valores egoístas.
El desorden y el caos por la comprensión errónea del Plan.
El empleo erróneo del lenguaje para lograr el objetivo elegido.
La falta de veracidad.
La magia sexual. La perversión egoísta de los poderes del alma,
que conducen a:
La magia blanca: El empleo de los poderes del alma para fines espirituales.
La identificación de uno mismo con la realidad.
El correcto orden por medio de la correcta magia.
El poder de colaborar con el Todo.
La comprensión del Plan.
El trabajo mágico de la interpretación.
La manifestación de la divinidad.

Un detenido estudio sobre las frases citadas, que demuestran las erróneas y las correctas expresiones principales de la fuerza de rayo, ayudará al estudiante a comprender con exactitud su propia naturaleza de rayo, como también el grado de desarrollo que posee. Uno de los mayores defectos de los discípulos de hoy consiste en poner demasiada atención a los defectos, errores y actividades de otros discípulos, y muy poca al propio cumplimiento de la ley del amor y a su propio deber y trabajo. El segundo defecto de los discípulos (y particularmente de los actuales discípulos activos aceptados del mundo) es el empleo incorrecto del lenguaje, motivado por la crítica o el deseo individual de figurar, lo cual imparte significados ambiguos. El neófito estaba obligado a guardar un prolongado silencio. No se le permitía hablar. Esto fue dispuesto para frenar la expresión física de las palabras e ideas erróneas, debido al inadecuado conocimiento que poseía. Hoy debe aprender la misma lección, es decir, poner atención a la perfección y al trabajo personales, mediante ese silencio interno que ampara al discípulo y lo obliga a atender su propio trabajo y ocupación, dejando que los demás hagan lo mismo, y así aprender la lección de la experiencia. Gran parte de la correcta actividad está actualmente obstaculizada a causa del intercambio de palabras entre discípulos, pues a menudo pierden mucho tiempo discutiendo el trabajo y las actividades de otros discípulos. La humanidad necesita, más que nunca, guardar silencio; necesita tiempo para reflexionar y tener la oportunidad de sentir el ritmo universal. Los discípulos modernos si quieren realizar su trabajo como es de desear y colaborar correctamente con el Plan, necesitan de esa quietud reflexiva interna que no niega la intensa actividad externa, pero que los libera de las críticas verbales, de las discusiones febriles y de la constante preocupación por el deber y por los móviles y métodos de sus condiscípulos.

b. LOS RAYOS Y LA INICIACIÓN

Me es imposible poner en claro las reacciones de rayo sobre el proceso final que hemos tratado brevemente, o sea, la etapa de la liberación del espíritu denominada Identificación. Todo lo que puedo hacer, aún en el caso de la Iniciación, es transcribir las estanzas elementales que trasmiten a los discípulos aceptados algo de la significación de la primera iniciación. En lo que respecta a la identificación, las reacciones del iniciado iluminado están al alcance de su inteligencia en forma de símbolos, que si fueran descritos, serían completamente mal interpretados. Cuando tenga lugar la tercera iniciación y el iniciado se halle ante el amplio portal abierto, entonces descubrirá cl significado de ese tipo de comprensión denominado, a falta de mejor término, Identificación.

Primer Rayo:
"El Ángel de la Presencia permanece dentro de la divina luz -centro y lugar de encuentro de muchas fuerzas.
Estas fuerzas se encuentran y fusionan y se enfocan en la cabeza del que permanece ante el Ángel.
Permanecen cara a cara, ojo a ojo y mano a mano. La voluntad refuerza la voluntad, y el amor va al encuentro del amor. La voluntad de poder se fusiona con la voluntad de amar y la fuerza con la sabiduría. Ambas son una. Desde ese elevado punto de unión el Ser liberado se presenta y dice:
Vuelvo a mi lugar de origen; me traslado de lo sin forma al mundo de la forma. Quiero ser. Quiero trabajar. Quiero servir y salvar. Quiero elevar a la raza. Sirvo al Plan con la voluntad y al Todo con el Poder'."

Segundo Rayo:
"El Ángel de la Presencia atrae al que va errante. El Amor divino atrae al buscador que huella el Camino. La fusión se ha consumado.
Boca con boca, exhalan e inhalan el aliento. Corazón con corazón, fusionan sus latidos en uno. Pie con pie, transfieren la fuerza del mayor al menor y así se huella el Camino.
La fuerza inspira al Verbo, el Aliento. El amor inspira al corazón, la vida. Cuando se recorre el camino la actividad controla, triplicidad que trae la fusión. Entonces todo se pierde y se gana.
Se pronuncia la palabra: ‘Huello el Camino del Amor. Amo al Plan. A ese Plan someto lo que tengo. Doy al Todo el profundo amor de mi corazón. Sirvo al Plan; sirvo al Todo con comprensión y amor'."

Tercer Rayo:
"El Angel de la Presencia permanece en el centro de las fuerzas giratorias. Durante largas épocas ha permanecido así, centro de todas las energías provenientes de arriba y de abajo.
Sabiamente, el Ángel trabaja para que el Uno que está arriba y el uno que está abajo se fusionen y sean uno. Doce notas claras enunciaron la hora y, entonces, los dos son uno. El Ángel permanece extasiado.
Oído con oído, pecho con pecho, la mano derecha con la izquierda, los dos (que son los tres) producen la fusión de sus vidas. La gloria resplandece. La verdad se revela. El trabajo se realiza.
Entonces el hombre, el alma, exclama con poder: ‘Yo comprendo el Camino -el Camino interno, el Camino silencioso, el Camino manifestado, porque los tres Caminos son uno. El Plan continúa en el Camino externo; se demuestra. El Todo permanece revelado. Conozco ese Plan. Quiero servir a ese Plan con mi amor y mi mente'.".

Cuarto Rayo:
"El Ángel de la Presencia permanece en su rara belleza en el Camino iluminado. La Gloria de la Presencia fluye a través del campo de batalla, y la lucha termina en la paz.
El guerrero queda revelado. Su trabajo ha sido realizado. Espalda con espalda permanecen el Ángel y el Guerrero, uniéndose sus auras en una radiante esfera de luz. Los dos son uno.
La Voz surge: ‘La Armonía se restablece y la belleza del Señor de Amor resplandece. Tal es el Plan. Así el Todo es revelado. Lo superior y lo inferior se unen; la forma y lo sin forma se fusionan, mezclan y reconocen como uno. En armonía con todas las almas unidas sirvo al Plan'."

Quinto Rayo:
"El Ángel de la Presencia sirve a los tres -El Uno que está arriba, el uno que está abajo y el Uno que siempre existe. (Esto se refiere a que en el quinto plano se encuentra y reconoce definitivamente al Ángel, y que los tres aspectos de la tríada superior, budhi, mente abstracta y espíritu, conjuntamente con el ego en el cuerpo causal y la mente inferior, se mezclan y fusionan.)
El gran Triángulo empieza sus revoluciones, y sus rayos se extienden hacia todas direcciones, compenetrando al Todo.
El hombre y el Ángel se enfrentan y saben que son uno. La luz que irradia desde el corazón y la garganta y la luz del centro que está a mitad de camino, se encuentran y fusionan. Las dos son una.
La Voz que habla en el silencio puede ser oída: ‘El poder que llega desde el punto más alto ha alcanzado el punto más bajo. El Plan ya puede ser conocido. El Todo puede ser revelado. El amor que se extiende desde el corazón y la vida que emana de Dios, han servido al Plan. La mente que es Sabiduría acumula todo dentro de los límites del Plan, ha llegado a los límites externos de la esfera de la actividad de Dios. Ese poder anima mi vida. Ese amor inspira mi corazón. Esa mente ilumina todo mi mundo. Por lo tanto, sirvo al Plan'."

Sexto Rayo:
"El Ángel de la Presencia desciende y, en el punto medio, horada las brumas del espejismo. El Sendero está despejado.
Aquel que huella el Sendero y se detiene a luchar y forcejea ciegamente con los dos que tratan de obstaculizarlo y cegarlo, ve el Camino abierto y revelado. Cesa de clamar y luchar. Encuentra su camino hacia la Presencia.
Rodilla con rodilla y pie con pie permanecen. Permanecen mano con mano, pecho con pecho y frente con frente y así permanecen. Así se fusiona y mezclan.
Surge el llamado de la trompeta: ‘No hay guerra. La batalla terminó. El espejismo y las nubes han desaparecido. La luz y la gloria del Día han llegado. Esa luz revela el Plan. El Todo ya está con nosotros. El propósito está revelado. Cuanto poseo, lo dedico a servir a ese Plan'."

Séptimo Rayo:
"El Ángel de la Presencia levanta una mano hacia el azul del cielo. Sumerge profundamente la otra en el mar de las formas. Así conecta el mundo de la forma con la vida sin forma. Lleva el cielo a la tierra y la tierra al cielo. Esto lo sabe el hombre que está ante el Ángel.
Capta el significado del signo coloreado que el Ángel mantiene en alto. (A esto le sigue una frase imposible de traducir en lenguaje moderno. Significa esa total fusión que el místico trata de expresar con los términos ‘matrimonio en los cielos', tergiversada por la falsa enseñanza sobre la magia sexual. La frase expresada por un símbolo coloreado, simboliza la unión completa entre lo externo y lo interno, lo objetivo y lo subjetivo, el espíritu y la materia, lo físico y lo esencial.)
Los dos son uno. Nada más puede ser captado. El Verbo se ha manifestado. El trabajo ha sido terminado. Se logra la visión del Todo. El trabajo mágico se realiza. Nuevamente los dos son uno. El Plan está servido. Es innecesario decir nada más."

Estas frases intentan dar una idea de lo que puede llegar a comprender el verdadero iniciado cuando permanece, en la tercera iniciación, ante el Ángel, y ve que éste también desaparece, de modo que sólo queda el conocimiento y la comprensión consciente. Aunque esto actualmente signifique poco para nosotros, servirá, no obstante, para demostrar la futilidad de describir, por medio de palabras, los secretos de los misterios y de la iniciación. Cuando esto sea mejor comprendido, el verdadero trabajo que se efectúa en las ceremonias masónicas estará a la altura de la necesidad.

Aquí se exponen algunas de las emergentes verdades fundamentales que tendrán significado para los discípulos avanzados y los iniciados que están en el mundo y luchan actualmente sirviendo al Plan. Su trabajo está fructificando, pero a veces necesitan del incentivo de la promesa de una futura y alcanzable gloria para ayudarlos a seguir adelante.

Por lo tanto, este tratado es algo abstruso y totalmente simbólico; quizás a algunos les parezca difícil llegar a comprenderlo, para otros tenga poco significado, y ninguno para otros. Si los discípulos del mundo verdaderamente luchan y aplican en lo posible y en forma práctica la enseñanza dada, a medida que pasa el tiempo y se despierta su razón e intuición, hallarán que dichos enunciados simbólicos y abstrusos se van esclareciendo cada vez más y servirán para que impartan la enseñanza designada. Cuando esto sucede, el Ángel de la Presencia va acercándose más al discípulo e ilumina su camino. El sentido de separatividad va disminuyendo, hasta que finalmente la luz compenetra la oscuridad y el Ángel rige la vida.

2. LOS DOS CICLOS DE APROPIACIÓN DEL EGO

Entraremos ahora a hacer una consideración de cierto carácter técnico sobre la relación del Ego y su rayo, con las envolturas o vehículos y su rayo, por cuyo intermedio debe expresarse y entrar en contacto con ciertas fases de la experiencia divina. El fundamento de lo que aquí se expone, en relación con los ciclos de apropiación, está explicado brevemente en el Tratado sobre Fuego Cósmico y las afirmaciones extraídas de la página 629, serán dilucidadas a continuación:

1. Cuando el ego o alma, se apropia de una envoltura a fin de expresarse y obtener experiencia, se producirán inevitablemente períodos de crisis:

a. Un período consiste en pasar a un plano particular a fin de poder encarnar. Esto significa descender a un plano inferior, o bien pasar de uno inferior a otro superior. Indicios de la importancia y naturaleza crucial de esta transición pueden observarse en ciertas fórmulas aplicadas en la masonería cuando se pasa de un grado a otro, por ejemplo, cuando se da mayor jerarquía a una Logia, ascendiéndola de un grado inferior a otro superior.

b. Otro periodo de crisis ocurre cuando el cuerpo mental es impulsado a la actividad y el cuerpo etérico es vitalizado en forma similar.

2. La relación entre el ego o alma, y el cuerpo físico denso, se establece cuando:

a. La materia de los tres subplanos inferiores del plano físico se introduce en el cuerpo etérico antes de encarnar físicamente y de establecer los canales potenciales de comunicación y salida, canales principales o líneas de comunicación, que se hallan en el centro que está en la base de la columna vertebral y el centro en la cabeza, por intermedio del bazo.

b. La actividad análoga que tiene lugar en el proceso de liberación en el Sendero de Retorno, donde se construye el puente (o antakarana) entre el cuerpo mental inferior, el cuerpo causal y los mundos mentales superiores.

Si el trabajo descrito en el primer punto es efectuado en el plano físico y comprendida su técnica, entonces el hombre puede liberarse del cuerpo físico con plena continuidad de conciencia vigílica. Cuando se ha realizado un trabajo similar en el plano superior y el puente está satisfactoriamente construido, el iniciado puede liberarse de las limitaciones de la vida de la forma y penetrar en el estado de conciencia llamado Nirvana por los budhistas. En este estado elevado del ser debe entrarse con plena continuidad de conciencia. Estas dos principales crisis en la vida del alma -una que lleva a la encarnación física y otra que libera al alma de esta condición- son y serán siempre el resultado de la vibración, el impulso, el incentivo y el ímpetu grupales. En determinado período uno de los ímpetus se origina en el grupo de almas, y el ego que encarna es parte integrante de ese grupo; en otro es el resultado de la actividad de los grupos de átomos que vibran en respuesta a (pero no al unísono con) ese impulso egoico. En esta frase está resumido el trabajo y la oportunidad del alma, pues ella trabaja para regenerar la materia y no para consumar su propia salvación. Podría decirse que la liberación del alma o ego, se produce cuando ha llevado a cabo el trabajo de salvar a la materia utilizándola e integrándola en las formas. No se debe primordialmente a que el hombre ha alcanzado determinado nivel espiritual ni a la demostración de determinadas cualidades espirituales. El deseado nivel y las cualidades espirituales alcanzadas se manifiestan cuando los vehículos han sido "salvados en sentido oculto", y la materia ha sido transformada, transmutada y simbólicamente "elevada hasta el cielo". Cuando los vehículos llegan a vibrar al unísono con el alma, la liberación se ha realizado.

a. PERÍODOS DE CRISIS

Así como hay cinco períodos de crisis en la vida del hombre cuando se esfuerza por alcanzar la culminación de la iniciación (denominados las cinco iniciaciones), existen cinco períodos similares de crisis en el proceso de tomar forma en los tres mundos; tres son de mayor importancia: el primero, el tercero y el quinto. Cuando un alma (hablando también simbólicamente), actuando bajo el impulso divino, encarna y se somete a la experiencia racial a fin de desarrollar ciertas cualidades manifestadas, se producen también cinco períodos de crisis. Hablo aquí en términos de la humanidad como un todo, a medida que el género humano expresa lo que llamamos "estado humano de conciencia. No me refiero al alma individual, si puedo emplear este inadecuado término. Estos cinco períodos de crisis señalan la trasferencia de la vida del alma de una raza a otra. Cada vez que esto sucede se produce un desarrollo racial y la raza se apropia, más o menos conscientemente, de otro vehículo de expresión. La clasificación dada a continuación demuestra las apropiaciones que caracterizan a las cinco crisis raciales.

1. En la civilización Lemuriana la apropiación del cuerpo físico y sus cinco sentidos.

2. En la civilización Atlante la apropiación del cuerpo astral.

3. En la actual raza Ariana la apropiación del cuerpo mental y el desarrollo intelectual consiguiente.

4. En la raza futura la apropiación e integración conscientes de la triple personalidad.

5. En la última raza la expresión, en toda su plenitud, del alma y sus vehículos, y cierta medida de manifestación espiritual

Tenemos aquí por lo tanto cinco períodos de crisis en la vida del individuo conjuntamente con la totalidad; la primera etapa (llamada de individualización) tuvo lugar en Lemuria; la tercera etapa acontece en nuestra raza, y una etapa final tendrá lugar al fin de la era. Estas etapas transcurren durante un período de tiempo tan extenso y están tan estrechamente interrelacionadas que cada etapa y cada período permiten realizar el siguiente y, únicamente, las mentalidades analíticas ven o tratan de ver la diferencia que existe. El reflejo de esta quíntuple experiencia en la vida individual se efectúa en el siguiente orden, durante la vida del aspirante común inteligente, que responde a, y saca provecho de la civilización y la educación de la época actual:

1. La apropiación de la envoltura física. Tiene lugar entre los cuatro y los siete años, cuando el alma que hasta ese momento había influido, toma posesión del vehículo físico.

2. Una crisis durante la adolescencia, en la que el alma se apropia del vehículo astral. La gente no reconoce esta crisis y sólo el sicólogo común la percibe tenuemente debido a las momentáneas anormalidades que presenta, el cual no reconoce la causa sino únicamente los efectos.

3. Una crisis similar ocurre entre los veintiuno y los veinticinco años, en que el alma se apropia del vehículo mental; entonces el hombre común debería empezar a responder a las influencias egoicas, y en el caso del hombre evolucionado frecuentemente lo hace.

4. Una crisis entre los treinta y cinco y los cuarenta y dos años, en que se establece el contacto consciente con el alma; entonces la triple personalidad comienza a responder como unidad, al impulso del alma.

5. Durante los restantes años de vida debería establecerse una acrecentada y fuerte relación entre el alma y sus vehículos, lo cual conduce a otra crisis entre los cincuenta y seis y los sesenta y tres años. De esa crisis dependerá la futura utilidad de la persona, de si el ego continuará utilizando los vehículos hasta la vejez, o si tendrá lugar un retiro gradual de la entidad que mora internamente.

En el transcurso de las épocas, han habido muchos ciclos de crisis durante la historia de la vida de un alma, pero estas cinco crisis mayores pueden ser delineadas con claridad desde el punto de vista de la visión superior.

Una de las formas en que la historia de la vida de un alma es registrada en los archivos de los Maestros (en el experimento planetario actual), se hace por medio de gráficos -que demuestran las crisis racial e individual. A veces, a los aspirantes más avanzados, se les registra hasta las crisis fisiológicas de importancia. La historia completa de las relaciones del alma con sus diversos vehículos de expresión en los tres mundos, es la historia de los diversos tipos de energía que se relacionan magnéticamente entre sí y están momentáneamente subordinados a los distintos aspectos de la fuerza, con el fin de producir esos campos de actividad magnética en los cuales pueden establecerse determinados y necesarios grados de vibración. Desde el ángulo de los iniciados de la Sabiduría Eterna, la historia del hombre, el aspirante, es la historia de su respuesta a las energías aplicadas, o su rechazo a ellas. El hecho de que la interacción entre los diversos tipos de energía dé por resultado la formación de esos agregados o condensación de fuerzas que denominamos cuerpos, envolturas o vehículos (materiales o inmateriales), es incidental a la principal cuestión, la del desarrollo de una consciente respuesta a la vida de Dios.

Hablando en sentido figurado, pequeñas unidades de energía son impelidas a hacer contacto con grandes campos de fuerza denominados planos. Según la intensidad del impacto (que está determinado -hablando simbólicamente- por el poder de la voluntad originadora, la seudo edad del alma, el poder de la actividad grupal y el karma planetario o grupal), así será la respuesta entre la unidad de energía y el campo con el que se ha hecho contacto y, análogamente, la calidad y la actividad vibratoria de los átomos de materia atraídos y agrupados. De esta manera, éstos constituirán una forma temporaria que puede verse exteriorizada y ser relativamente tangible y actuar como modo o medio para que el alma pueda ponerse en contacto con formas y expresiones superiores de vida divina. Cuanto más intrincada es la organización de la forma y más complejo y perfecto el mecanismo de respuesta, con mayor claridad se definirá la edad del alma; la perfecta intención o el poder de su voluntad no estará entonces tan sujeto a las limitaciones kármicas del vehículo condicionante no desarrollado.

No es posible efectuar aquí un estudio más profundo de este tema. La apropiación, por parte del alma, de las unidades de energía que constituirán su cuerpo o envoltura, al pasar de un plano a otro y de un estado de conciencia a otro, es un estudio tan abstruso y complicado que sólo pueden comprender su complejidad los iniciados cuyo desarrollo los faculta y cuyo interés los impele a trabajar aplicando la ley del karma (identificada en tiempo y espacio con la sustancia y la fuerza). La sicología utiliza dos palabras que tienen estrecha relación con esta difícil ley; indican dos ideas básicas con las cuales trabajan los iniciados entrenados. La idea de los cánones y los condicionamientos, encierran definidas implicaciones ocultas. Los que actúan en este sector del trabajo esotérico tienen que ver principalmente con el mundo de los cánones que subyacen en todas las actividades de la super Alma y de las almas individuales. Recuerden que este término "almas individuales" sólo es una frase limitadora, empleada por la mente separatista para definir los aspectos de una misma realidad.

En último análisis, cánones son sólo esos tipos de energía que luchan por emerger a la expresión material y que eventualmente subordinan las energías evidentes y más superficiales (que han abierto su camino hacia la superficie durante el proceso de manifestación a un nuevo ritmo impuesto). Producen así el cambio de tipo, las nuevas formas y las diferentes notas, tonos y apariencias. Estos cánones son literalmente ideas divinas, pues surgen de la conciencia grupal subjetiva y adoptan esas formas mentales que pueden ser apreciadas y apropiadas por la mente y el cerebro del hombre durante determinada época. Por lo tanto, podría pensarse que esos cánones o ideas fundamentales que toman forma y parecen controlar "el camino del hombre sobre la tierra", como se dice esotéricamente, producen el condicionamiento que estamos tratando aquí. En forma curiosa y textual esto no es así. De acuerdo al pensamiento esotérico, el condicionamiento (si es correctamente comprendido) concierne a la respuesta, innata e inherente, de la materia o sustancia a ese canon. Podríamos decir que el canon evoca y despierta respuesta, pero el condicionamiento de la actividad resultante es determinado por la calidad del mecanismo de respuesta. Esta calidad es inherente a la sustancia misma, y la interacción entre el canon y el material condicionado produce el tipo de envoltura del cual se apropia el alma en tiempo y espacio, a fin de experimentar y adquirir experiencia. En consecuencia, al estudiar este tema y meditar profundamente sobre sus implicaciones, se evidenciará con más claridad que, a medida que el hombre avanza en el sendero evolutivo y se acerca al estado de iniciado, el condicionamiento de la forma, innata e inherente, se acercará cada vez más a los requisitos de ese canon. Debe establecerse también que el canon es relativamente inmutable e incambiable en su propia e ingente naturaleza, cuando proviene tanto de la mente de la Deidad macrocósmica como del pensador microcósmico, pero el proceso interno de condicionar la materia es mutable y se halla en estado de continuo flujo. Cuando en la tercera iniciación se lleva a cabo la unión del canon con la forma condicionada, tiene lugar la Transfiguración del iniciado, que lo conduce a la crisis final donde ambos son conocidos como uno, entonces la forma (incluyendo tanto al cuerpo causal como a los vehículos inferiores) se desintegra y desaparece.

Desde el punto de vista del verdadero canon que existe eternamente en los cielos, las primeras etapas del desarrollo humano -como todo lo demás en la naturaleza- son aparentemente incipientes y amorfas. Existe una forma física, pero la naturaleza interna fluida y subjetiva, emocional y mental, de modo alguno concuerda con el canon y, por consiguiente, la forma externa es también inadecuada. Sin embargo tiene lugar una crisis tras otra, y la naturaleza interna de la forma responde de manera más definida y precisa, al impacto externo del impulso del alma (observen esta frase paradójica), hasta que el vehículo astral y el cuerpo mental son apropiados y utilizados conscientemente. No debe olvidarse que la evolución (tal como la entendemos y como debe ser estudiada por el intelecto humano) es la historia de la evolución de la conciencia y no la historia de la evolución de la forma. Esta última evolución está implícita en la otra y es de importancia secundaria desde el punto de vista oculto. La conciencia es, textualmente, la reacción de la activa inteligencia al canon. Es como si hoy respondiéramos conscientemente y con creciente propósito inteligente al diseño creado por el Maestro Constructor. Por ahora no podemos ni podremos penetrar en esa mente cósmica y vibrar al unísono conscientemente con la divina Idea, ni captar el Plan tal como lo ha sentido y visto el Pensador cósmico. Debemos trabajar con el diseño, el canon y el Plan, porque recientemente estamos en el proceso de iniciarnos en ese Plan y no conocemos la verdadera significación de esas grandes Identificaciones que hicieron que el carpintero de Nazaret exclamara: "Yo y mi Padre somos uno

Sin embargo, debe también recordarse (y aquí reside la clave del desarrollo del mundo y del misterio del pasado, del presente y del futuro) que tratamos con materia-sustancia y con formas que están condicionadas y lo estaban cuando comenzó el proceso creador. El material que existe en las canteras del propósito manifestado es, simbólicamente hablando, el mármol, y tiene la condición del mármol. No es arcilla ni pizarra. Es con este mármol, y todos los atributos inherentes al mismo, que el Templo del Señor debe ser construido de acuerdo al diseño o canon. Esta sustancia condicionada debe ser aceptada tal como existe y utilizada tal como es. Tal la parábola de las edades. El diseño, el material y el futuro templo están todos subjetivamente relacionados, y esto es lo que el alma sabe. El alma es quien se apropia del material (condicionado y calificado) y durante épocas lucha con ese material, empleándolo para construir formas experimentales, descartándolas a voluntad, reuniendo nuevamente el material necesario y construyendo continuamente modelos más adecuados a medida que visualiza el canon. Algún día el modelo será descartado, el canon será visto como verdaderamente es y el trabajador, el alma, comenzará entonces a edificar conscientemente el Templo del Señor, utilizando el material condicionado y preparado durante largas épocas, en las canteras de la vida de la forma, la vida personal.

Por lo tanto, se indican aquí dos crisis en la vida subjetiva del alma:

1. La crisis en la que el alma, cegada, limitada e impedida por la forma, empieza a trabajar en la cantera de la experiencia, lejos de su país, con herramientas inadecuadas y momentáneamente en completa y autoimpuesta ignorancia, respecto al diseño o Canon.

2. La crisis que tiene lugar mucho más tarde, durante la experiencia del alma, en la que ésta conoce mejor el diseño y el material con que ha sido preparado. El alma ya no está ciega y puede trabajar en colaboración con otras almas en la preparación del material para el último Templo del Señor. El alma, encarnada en la forma humana, entrega a ese templo la contribución particular que hace al todo, la cual simbólicamente podría decirse que es:

a. La piedra colocada en los cimientos que tipifica la vida física consagrada.

b. La columna del Templo que tipifica el deseo o la vida aspiracional.

c. El diseño trazado sobre el tablero que coincide con el Gran Canon o Diseño, y constituye un fragmento de ese diseño que el individuo tuvo que proporcionar y buscar.

d. La radiación o luz que aumentará el Shekinah, luz que "brilla siempre en el Este".

Cuando el alma se apropia de una envoltura tras otra para expresarse, surgen tres cosas relacionadas con la tarea:

1. La condición que prevalece en la sustancia de las envolturas determinan el equipo.

2. La capacidad de responder al canon depende del grado de desarrollo de la conciencia.

3. La capacidad para trabajar en conexión con el Plan depende de la cantidad y cualidad de las crisis sufridas.

Todo esto tiene lugar a medida que el alma pasa una y otra vez por la experiencia de la encarnación física; más adelante progresa conscientemente de un plano a otro, y todo lo emprende con definida intención. El trabajo se hace más fácil y se progresa con mayor rapidez a medida que el alma, activa, inteligente e intuitivamente, comienza a trabajar con el canon, trasmitiéndole, cuando pasa de una crisis a otra (cada una de las cuales marca una expansión de conciencia), un mayor desarrollo y una fresca captación del gran Diseño, conjuntamente con un equipo mejor y más adecuado para llevar a cabo el trabajo.

Al considerar la segunda parte de la afirmación expuesta en este tratado, que se ocupa de las relaciones existentes entre el alma y su instrumento -el mecanismo por y en el cual expresa cualidad, actividad y eventualmente expresará divinidad (en lo que pueda significar esta palabra ambigua)- tenemos que encarar el tema de dos maneras:

Primero, debemos considerar la utilización del mecanismo en el Sendero de Salida.

Segundo, la utilización del mecanismo en el Sendero de Retorno.

El primer caso se refiere a lo que podría ser considerado como el aspecto fisiológico, porque es en la naturaleza física donde está enfocada principalmente la conciencia; en el segundo, se refiere al mecanismo exclusivamente mental, aunque la palabra "mecanismo" es muy inadecuada.

Podríamos detenernos aquí y considerar por un instante la idea del mecanismo y de la divinidad, porque tienden a ser una materialización de la idea de la divinidad particularmente en occidente. La divinidad del Cristo se la describe, por ejemplo, mencionando a menudo Sus milagros y poderes supranormales que frecuentemente evidenciaba. Los poderes supranormales no evidencian en si ninguna divinidad. Grandes exponentes del mal pueden hacer los mismos milagros y demostrar la misma capacidad para crear y trascender las facultades normales del hombre. Estos poderes son inherentes al aspecto creador de la Divinidad, el tercer aspecto o materia, y están vinculados a la inteligente comprensión de la materia y al poder de la mente para dominar la sustancia. En consecuencia, este último poder es divino o no; es una demostración de la capacidad de la mente y puede ser empleado con igual facilidad por un Hijo de Dios encarnado, actuando como Salvador del Mundo o el Cristo, y por esos seres que están en el sendero de destrucción, y quienes no tienen otros conocimientos los denominan Magos negros, Fuerzas diabólicas y Demonios.

La divinidad (empleando esta palabra en su sentido separatista) expresa las cualidades del segundo aspecto o constructivo, de Dios -magnetismo, amor, inclusividad, no separatividad, sacrificio en bien del mundo, altruismo, comprensión intuitiva, colaboración con el Plan de Dios y muchas otras frases cualitativas similares. Después de todo, el mecanismo implica la creación de la forma empleando la materia para encubrirla con el principio vida que se demostrará en el poder de crecer, reproducir, preservar su identidad, cualquiera sea, expresar sus reacciones instintivas y preservar su propia naturaleza cualitativa específica. La vida se asemeja al combustible que, en conjunción con el mecanismo, proporciona el principio motriz y hace posible la actividad y el movimiento necesarios. Sin embargo, existe en la manifestación algo más que las formas que poseen el principio vida. Existe una gran diversidad que se extiende por toda la naturaleza y un principio cualitativo que diferencia los mecanismos; existen una síntesis y un propósito general que desafían a los poderes del hombre para emularlos creativamente, característica sobresaliente de la divinidad. Se expresan por medio del color y la belleza, la razón y el amor, el idealismo y la sabiduría y esas innumerables cualidades que, por ejemplo, además del propósito, animan al aspirante. Breve e inadecuadamente expresado, esto es la Divinidad. No obstante, es una expresión relativa de la Divinidad. Cuando cada uno de nosotros nos encontremos donde se hallan los Maestros y el Cristo, veremos todo esto desde otro punto de vista. El desarrollo de las virtudes, el cultivo de la comprensión, la demostración de un buen carácter y de elevados objetivos y la expresión de un punto de vista ético y moral, son todos fundamentos necesarios y preceden a ciertas experiencias definidas que introducen al alma en mundos de realización tan distintos de nuestro actual punto de vista, que cualquier definición de los mismos no tendría ningún sentido. Estamos empeñados en desarrollar esas cualidades y virtudes que "aclararán nuestra visión", porque producen la purificación de los vehículos para que pueda empezar a emerger en nuestra conciencia la real significación de la divinidad.

b. ALGUNAS PREMISAS FUNDAMENTALES

Después de lo expuesto pasaremos a considerar el mecanismo que lo anima y le da vida e inteligencia. Ciertas y reconocidas premisas fundamentales pueden ser mencionadas brevemente:

1. El alma anima al mecanismo de dos maneras y por intermedio de dos puntos de contacto en el cuerpo:

a. El "hilo de la vida", introducido en el corazón. Allí se encuentra el principio vida y desde ese lugar compenetra todo el cuerpo físico por medio de la corriente sanguínea, pues "la sangre es la vida".

b. El "hilo de la conciencia o de la inteligencia, introducido en la cabeza en la región de la glándula pineal, y desde ese lugar de percepción ordena o dirige las actividades en el plano físico por intermedio del cerebro y del sistema nervioso.

2. La actividad directriz del alma, o su aferrada autoridad sobre el mecanismo del cuerpo, depende del grado de desarrollo o de la así llamada "edad del alma". En lo que respecta a la humanidad, el alma no tiene edad, y lo que realmente se quiere significar es la duración del tiempo que el alma ha empleado aplicando el método de la encarnación física.

3. El resultado de este doble aferramiento sobre el mecanismo durante edades ha consistido en condicionar lo material conjuntamente con su inherente naturaleza condicionada. Se produce una forma adecuada a la necesidad temporaria del alma, y refleja, en tiempo y espacio, su "edad relativa" o grado de desarrollo. Por lo tanto, esto produce el tipo de cerebro, la conformación del cuerpo, la condición del sistema endocrino y, en consecuencia, la serie de cualidades, el tipo de reacción mental y el carácter con el cual un sujeto dado viene a la existencia en el plano físico. Desde ese punto prosigue el trabajo. Éste puede ser considerado como un esfuerzo para intensificar el dominio que el divino Pensador tiene sobre su mecanismo. Esto conducirá a una dirección más inteligente y plena, a una comprensión más profunda del propósito y a un mayor esfuerzo, a fin de allanar el camino para el alma, instituyendo esas prácticas que tienden a la correcta conducta, correcta palabra y buen carácter. Las ideas contenidas en este párrafo vinculan las conclusiones de la escuela materialista de sicólogos con la escuela introspectiva y las que aceptan el ego, alma o ente espiritual, demostrando que ambos grupos tratan con hechos y deben desempeñar su parte en forma unida al entrenar al aspirante de la Nueva Era.

4. A medida que se sigue el método introspectivo y estudiamos al sujeto humano, descubrimos que, subyacentes en todas las partes del cuerpo humano y constituyendo una parte definida de su mecanismo, existe un vehículo denominado "cuerpo etérico", compuesto totalmente de hilos de fuerza que forman a su vez los canales a través de los cuales fluyen tipos de energía aún más sutiles y variados y están también condicionados, por el estado del alma durante sus manifestaciones. Estos hilos subyacen en, e interpenetran todo el cuerpo y el sistema nervioso y son, en realidad, el poder que pone en actividad el sistema nervioso. Su capacidad de respuesta a los impactos externos e internos, es increíblemente grande. Las reacciones nerviosas del discípulo y de la persona altamente desarrollada, cuyo cuerpo etérico se halla en estrecha armonía con su sistema nervioso, está más allá de la comprensión común.

5. La suma total de nervios, con los millones de nadis o la "contraparte de los hilos" que hay en el cuerpo etérico, forman una unidad, y esta unidad, de acuerdo a las enseñanzas de la Sabiduría Eterna, contiene puntos de enfoque para los distintos tipos de energía, denominados "centros de fuerza", de los cuales depende la experiencia de la vida del alma y su expresión, no la del cuerpo. Estos factores condicionan el sistema glandular del cuerpo.

6. Este sistema subjetivo y objetivo rige la manifestación del alma sobre el plano físico. Indica, a quienes verdaderamente pueden ver, el dominio o aferramiento que el alma tiene sobre su instrumento y puede observarse también si ese dominio es ocasional o parcial, total o pleno. Esto está maravillosamente expresado en el apretón de manos de los masones, que expresa una parte culminante de la experiencia pasada por el candidato a los misterios.

He dicho anteriormente que el canal principal de comunicación entre el alma y su mecanismo es:

a. El centro en la base de la columna vertebral.

b. El centro en la cima de la cabeza, donde está situado el centro más importante del cuerpo desde el punto de vista del alma. Allí se halla el punto de entrada y de salida, la gran radio estación de recepción y el centro de distribución directriz.

c. El bazo. Centro subsidiario y órgano que se vincula con el centro cardíaco.

Por intermedio del bazo se establece el vínculo entre el principio vida (situado en el corazón) y el sistema de la conciencia, interrelacionando todos los órganos materiales y la sustancia atómica del cuerpo físico. Esto indica que en el cuerpo humano, en el lugar donde se halla el bazo, con su correspondiente centro de fuerza subjetiva, se cruzan dos grandes corrientes de energía: la corriente de la vitalidad física o vida, y la corriente de La conciencia de los átomos que construyen la forma. Se observará que consideramos aquí el grupo de vida subconsciente y no la vida consciente y la autoconciencia. El bazo es el órgano mediante el cual se recibe y distribuye el prana planetario o la vitalidad, que penetra por la ‘puerta abierta" del centro de fuerza del bazo y pasa al corazón. Allí se une al principio de vida individual. Por el centro del bazo pasa también la vida consciente de la totalidad de las células del cuerpo que, a su vez, son los receptores de la energía del aspecto conciencia o principio de todos los átomos y las formas en el cuarto reino de la naturaleza. No espero que esto sea comprendido todavía, pero la verdad podrá ser mejor captada más adelante a medida que la raza evoluciona. Aquí tenemos un indicio de la excesiva sensibilidad del centro plexo solar a los impactos e impresiones grupales circundantes de tipo astral. Existe una estrecha armonía entre el centro del bazo y el plexo solar, y también con el corazón.

7. Estas dos corrientes de energía subjetiva y subconsciente se cruzan en la región del bazo y forman una cruz en el cuerpo humano, porque cada una atraviesa la línea de fuerza de la otra, esta es la analogía en el cuerpo humano de la cruz de la materia, que a menudo se la menciona en conexión con la Deidad. La conciencia y la vida forman una cruz. La corriente de vida que desciende desde el corazón y la corriente de energía dadora de vida, procedente del bazo, pasan (después de cruzarse y producir un remolino de fuerza) a la región del plexo solar, de allí, en determinada etapa de la vida del aspirante avanzado, se unen definitivamente en una sola corriente, donde se fusionan con todas las energías, empleando los tres puntos mencionados -la cabeza, la base de la columna vertebral y el bazo- como un modo definido de comunicación, distribución y control, y finalmente salen, consciente o inconscientemente, en el momento de la muerte o al practicar la técnica que lleva a esa etapa de control conocida como Samadhi.

8. Cuando el Agente directriz de la cabeza, premeditadamente y por un acto de voluntad, hace ascender las energías acumuladas en la base de la columna vertebral, las lleva a los campos magnéticos de los centros que se hallan a lo largo de la columna vertebral, y las mezcla con la energía dual que emana del bazo. Entonces la región de la columna vertebral entra con sus cinco centros en actividad y, finalmente, todas las fuerzas se unen en una sola corriente de energía fusionada y mezclada, y tienen lugar tres cosas:

a. El fuego kundalini asciende e inmediatamente consume todos los tejidos etéricos, barreras protectoras que separan los distintos centros.

b. El cuerpo etérico intensifica su vitalidad y, en consecuencia, el cuerpo físico es vitalizado, activado y energetizado poderosamente.

c. Toda el aura se coordina e ilumina y, el alma puede, a voluntad, retirarse de su vehículo físico en plena conciencia vigílica, o permanecer en él como un Hijo de Dios encarnado, teniendo plena conciencia en el plano físico, en el plano astral y en los niveles mentales, como también en los tres aspectos de la mente inferior, la conciencia causal y la realización nirvánica. Este proceso llega a su culminación en la tercera iniciación.

En la vida del aspirante, el poder para producir este formidable acontecimiento depende de que el trabajo interno subjetivo y espiritual descritos, como la "construcción del puente en el plano mental", se lleve a cabo entre los tres aspectos ya mencionados. Este trabajo para la entera raza humana, comenzó su evolución y mediados de nuestra raza aria, y en la actualidad se lleva a cabo con mucha rapidez. El aspirante individual ha podido efectuar dicho trabajo en el transcurso de las épocas y es la tarea principal que han emprendido hoy los discípulos. Debemos agregar que el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo está compuesto por quienes llevan a cabo este trabajo para la raza, y cada persona que construye este puente se une al grupo oculto de "los constructores del puente". Por lo tanto, el trabajo que realizan nuestros modernos constructores del puente es en parte simbólico, porque salva los abismos, atraviesa las aguas y evidencia, en forma concreta, el trabajo que realiza hoy la humanidad avanzada.

Es posible ahora considerar el proceso por el cual el hombre construye el puente sobre el abismo o brecha, hablando simbólicamente, que existe entre el yo inferior y personal y el Yo superior, cuando éste actúa en su propio mundo. El puente debe ser erigido antes de poder lograr la unificación y la realización de la total integración del entero hombre. Para comprender con más claridad lo que sucede, será de valor definir con mayor exactitud lo que es y en qué consiste esta naturaleza superior.

En estudios anteriores vimos que el alma es una mezcla dual de energías -las energías de la vida y de la mente- en lo que concierne momentáneamente a su relación con el mecanismo. La fusión de ambas energías en el mecanismo humano produce lo que llamamos conciencia -primero, autoconciencia y, finalmente, conciencia grupal. El mecanismo es, en su propia naturaleza, también una mezcla o fusión de energías -la energía de la sustancia misma que toma la forma de la estructura atómica del cuerpo físico, más la vitalidad que anima a ese cuerpo, y la energía de ese cuerpo que llamamos astral, caracterizado por la sensibilidad, la actividad emocional y esa fuerza magnética denominada deseo. Por último tenemos la energía de la mente misma. Estas cuatro clases de energía forman lo que llamamos el yo personal inferior, pero lo que vincula subjetivamente esta personalidad con el alma es el aspecto mental superior. La conciencia inferior (cuando está desarrollada) le permite al hombre, con el tiempo, establecer contacto consciente con la conciencia superior. La mente concreta inferior debe ser despertada, comprendida y utilizada en forma definida antes de que la mente superior pueda ser el medio por el cual se adquiere el conocimiento de esas realidades que constituyen el reino de Dios. El intelecto debe ser desarrollado antes de que la intuición pueda ser evocada correctamente.

Por lo tanto, tenemos en el caso del hombre dos grupos de energías mayores dominantes, resultado de la larga experiencia obtenida al encarnar en la forma, la energía de naturaleza astral o deseo, y la energía de la mente. Cuando éstas están fusionadas y mezcladas, perfectamente organizadas y utilizadas, entonces tenemos una personalidad activa y poderosa. La unidad de energía fusionada, denominada alma, trata de imponerse a esas energías y subordinarlas a objetivos elevados y diferentes. Sus dos energías (la de la mente y la del amor, siendo esta última también una energía dual) están introducidas, si se puede emplear esta palabra en sentido simbólico y esotérico, en el cerebro humano, mientras que el principio vida, como ya lo hemos visto, está arraigado en el corazón humano. Las cuatro energías del yo inferior –las energías atómica, vital, sensoria y mental- más las dos energías del alma, conforman las seis que el hombre emplea en la experiencia de la vida; pero, por lo general, a la energía del átomo no se la considera energía humana porque es utilizada uniformemente en todas las formas de vida y en todos los reinos; por lo tanto al hombre se lo considera una suma total de cinco energías y no seis.

El alma humana (en contradicción al alma cuando actúa en su propio reino, libre de las limitaciones de la vida humana), durante la mayor parte de su experiencia, está aprisionada por las energías inferiores y sujeta a su control. Luego, en el Sendero de Probación, la energía dual del alma empieza a acrecentar su actividad y el hombre trata conscientemente de emplear su mente y expresar amor-sabiduría en el plano físico. Esto explica sencillamente el objetivo de todos los aspirantes. Cuando las cinco energías comienzan a utilizarse consciente e inteligentemente para prestar servicio, se establece un ritmo entre la personalidad y el alma. Es como si se estableciera un campo magnético, y ambas unidades vibratorias y magnéticas, o energías agrupadas, comenzarán a introducirse cada una en el campo de influencia de la otra. En las primeras etapas esto sucede sólo en forma ocasional y muy raras veces. Luego es más frecuente, y se establece un sendero de contacto que, eventualmente, llegará a ser la línea de menor resistencia, "modo familiar de acercamiento" como a veces se lo denomina esotéricamente. Así se construye la primera parte del "puente", el antakarana, camino que debe haber sido transitado cuando se recibe la tercera iniciación, y el iniciado puede "pasar a voluntad a mundos más elevados, dejando muy atrás los mundos inferiores; o puede volver a recorrer el camino que lleva de la oscuridad a la luz, de la luz a la oscuridad y de los mundos y submundos inferiores a los reinos de la luz".

En esta forma los dos se convierten en uno y se consuma la primera gran unión en el sendero de retorno. Entonces se debe hollar una segunda etapa del camino que conduce a una segunda unión, aún de mayor importancia, porque lleva a la completa liberación de los tres mundos. Cabe recordar que el alma es a su vez la unión de dos energías, además de la energía del espíritu, de la cual las tres inferiores son el reflejo. Es una síntesis de la energía de la Vida misma (que se demuestra como el principio vida en el mundo de las formas), de la energía de la intuición o amor-sabiduría, o comprensión espiritual (que se manifiesta como sensibilidad y sentimiento en el cuerpo astral), y de la mente espiritual, cuyo reflejo en la naturaleza inferior es la mente o el principio inteligente en el mundo de las formas. En estas tres energías tenemos al atma-budhi-manas de la literatura teosófica, las cuales forman esta triplicidad superior que se refleja en los tres inferiores y se enfoca a través del cuerpo del alma en los niveles superiores del plano mental, antes de ser "precipitada a la encarnación" según se dice esotéricamente.

Modernizado el concepto, podemos decir que las energías que animan al cuerpo físico y a la vida inteligente del átomo, a los estados emocionales sensorios y a la mente inteligente, deben mezclarse oportunamente con, y trasmutarse en energías que animan al alma, y son: la mente espiritual, que otorga iluminación; la naturaleza intuitiva, que confiere percepción espiritual, y la vivencia divina.

Después de la tercera iniciación el Camino se lleva a cabo con mayor rapidez y se termina de erigir el "puente" que vincula perfectamente la Tríada espiritual superior con el reflejo material inferior. Los tres mundos del alma y los tres mundos de la personalidad se convierten en un sólo mundo, donde el iniciado trabaja y actúa sin percibir diferencia alguna, viendo a un mundo como el de la inspiración, y al otro como el campo de servicio, y considerando a ambos como un solo mundo de actividad. El cuerpo etérico subjetivo (o cuerpo de inspiración vital) y el cuerpo físico denso, son símbolos de estos dos mundos en el plano externo.

¿ Cómo se construye el antakarana? ¿ Cuál es el método que debe seguir el discípulo? No vamos a considerar aquí el Sendero de Probación en el cual se eliminan los grandes defectos y se desarrollan las grandes virtudes. Gran parte de la instrucción espiritual dada en el pasado ha permitido exponer las reglas para cultivar las virtudes y cualidades requeridas en el discipulado y también la necesidad de obtener autocontrol, tolerancia y altruismo, que son etapas elementales, y quienes estudian este tratado deben darlas por supuestas. Se presume que dichos estudiantes no sólo se ocupan de definir la naturaleza del discipulado, sino los requisitos más abstrusos y difíciles que se exige a quienes tienen como meta la iniciación.

Lo que consideramos aquí es el trabajo de los "constructores del puente". Primero, la verdadera construcción del antakarana tiene lugar únicamente cuando el discípulo comienza definidamente a enfocarse en los planos mentales y la mente funciona en forma inteligente y consciente. En esta etapa, debe tener ya una idea más exacta de las diferencias que existen entre el Pensador, el mecanismo del pensamiento y el pensamiento mismo, comenzando por su función esotérica dual que es:

1. El reconocimiento y la recepción de Ideas.

2. La facultad creadora de construir conscientemente las formas mentales.

Necesariamente esto implica una fuerte actitud mental y una reorientación de la mente hacia la realidad. Cuando el discípulo logra enfocarse en el plano mental (intención primordial del trabajo de meditación), comienza a trabajar con materia mental y a entrenarse para emplear el pensamiento y sus poderes. Obtiene cierta medida de control mental; puede dirigir el faro de su mente en dos direcciones -hacia el mundo del esfuerzo humano y hacia el mundo de la actividad del alma. Así como el alma forja un camino para sí misma proyectándose en un hilo o corriente de energía en los tres mundos, el discípulo va proyectándose conscientemente en los mundos superiores. Su energía surge a través de la mente controlada y dirigida, hacia el mundo de la mente espiritual superior y el reino de la intuición. De esta manera se establece una actividad recíproca. Simbólicamente se habla en términos de luz al referirse a la respuesta entre la mente superior e inferior, y el "camino iluminado" (término frecuentemente empleado) aparece entre la personalidad y la Tríada espiritual, por mediación del cuerpo del alma, así como el alma entró en contacto definido con el cerebro por intermedio de la mente. Tal "camino iluminado" es el puente iluminado, que se erige por la meditación y se construye por el esfuerzo constante de atraer la intuición por la subordinación y obediencia al Plan (que comienza a reconocerse en cuanto están en armonía la intuición y la mente), por la incorporación consciente en el grupo mediante el servicio y para el propósito de que sea asimilado en el todo. Tales cualidades y actividades se basan en el fundamento de un buen carácter y en las cualidades desarrolladas en el Sendero de Probación.

El esfuerzo para atraer la intuición requiere una dirigida meditación ocultista (no aspiracional). Exige poseer una inteligencia entrenada, para que la línea de demarcación entre la comprensión intuitiva y las formas del siquismo superior puedan verse con claridad. Demanda una constante disciplina de la mente, a fin de poder "mantenerse firme en la luz" y desarrollar la debida y cultivada interpretación para que el correcto conocimiento intuitivo alcanzado pueda revestirse de las correctas formas mentales.

La subordinación o la obediencia al Plan implica algo más que una comprensión vaga y nebulosa de que Dios tiene un Plan y que estamos incluidos en él. Es algo más que ocultarse en la sombra de la voluntad de Dios. Es necesario diferenciar inteligentemente entre:

1. la perspectiva general y el gran Plan mundial para el planeta, y

2. esas etapas inmediatas al Plan en las cuales se exige una colaboración inteligente, ahora y en el presente inmediato.

Quizás sea interesante profundizar el conocimiento sobre las últimas razas raíces y hacer conjeturas sobre la vida existente en otros planetas, pero eso es relativamente fútil e inútil, pues excita indebidamente la imaginación, da origen a un amor desmedido por los detalles, produce pérdida de tiempo en presunciones ilógicas y crea quimeras en los intelectos no iluminados. Lo interesante y útil es esa parte del Plan que se refiere a su aplicación inmediata. La característica del discípulo entrenado es obediencia al propósito y al deber inmediatos. Quienes conocen el Plan mucho más que nosotros, no se ocupan de las hipótesis improbables, aunque posibles, de un futuro desarrollo racial. Enfocan Su atención sobre lo que requiere ser inmediatamente atendido. Exhorto a todos los discípulos a hacer lo mismo, porque al hacerlo hacen posible erigir un puente sobre la brecha y vincula las dos orillas de las etapas superior e inferior de la conciencia, entre la era pasada y la nueva, el reino de Dios y el reino de los hombres, para ocupar el lugar que les corresponde en las filas del nuevo grupo de servidores del mundo, cuya ardua tarea reclama nuestro esfuerzo y sacrificio. Para la incorporación consciente en el grupo se exige no vivir la vida de la personalidad, lo cual producirá la subordinación del pequeño yo al trabajo de la totalidad. Estas palabras se escriben y se leen muy fácilmente; sin embargo, encierran la tarea que deben efectuar todos los discípulos en la actualidad. Allí donde no existen este incentivo y esta comprensión, el discípulo está todavía muy lejos de la meta.

También podría decirse que la construcción del puente mediante el cual la conciencia puede actuar con facilidad en ambos mundos, superior e inferior, se lleva a cabo principalmente por una dirigida y definida tendencia de la vida que, constantemente, impele al hombre en dirección al mundo de las realidades espirituales y a ciertos movimientos dinámicos de orientación y enfoque planeados y cuidadosamente regulados y dirigidos. El proceso mencionado, lo adquirido durante los últimos meses o años se valora cuidadosamente, y el efecto de esa adquisición en la vida diaria y en los mecanismos corpóreos también se estudia detenidamente; entonces la voluntad de vivir como ser espiritual e introduce en la conciencia con tal definición y determinación que produce un progreso inmediato.

A los discípulos, que pertenecen a los grupos de algunos maestros (no de todos), se los alienta cada siete años a hacer esto y a someterse a lo que esotéricamente se denomina crisis de polarización". Este proceso es una especie de recapitulación, como la que se impone conscientemente durante la noche, sólo que se extiende sobre un período de años en lugar de horas, lo cual merece ser considerado.

En el caso de los aspirantes consagrados prosigue la construcción del antakarana. Cuando el trabajo se lleva a cabo en forma inteligente y con plena conciencia del propósito deseado, y cuando el aspirante no sólo reconoce el proceso sino que está alerta y activo para cumplirlo, el trabajo continúa rápidamente y el puente se construye.

Agregaré algo más en conexión con la construcción del antakarana, y es el significativo hecho de que cuanto más personas puedan lograr vincular los aspectos superior e inferior de la naturaleza humana, más rápidamente se efectuará la tarea de salvar al mundo. Cuanto más concienzuda y persistentemente se efectúe este trabajo, más pronto la Jerarquía del planeta reasumirá Su antigua tarea y ocupará el lugar que le corresponde en el mundo y también se restaurarán los Misterios y, por lo tanto, el mundo funcionará más conscientemente de acuerdo al Plan. Cada ente de la familia humana que ha triunfado en el Sendero del Discipulado puede, por sí mismo, ser relativamente de poca importancia, pero el conjunto de entes tiene un enorme poder. A fin de alentarlos y alegrarlos diré que aumenta grandemente el número de discípulos en el mundo. El sufrimiento y las dificultades, la aversión y los procesos por los cuales se lleva a cabo el desapego y el desapasionamiento, están realizando un trabajo necesario. Diseminados por todo el mundo, en cada nación y prácticamente todas las semanas, hombres y mujeres salen del Sendero de Probación y entran en el Sendero del Discipulado. En esto reside hoy la esperanza del mundo. En lo antedicho puede verse la actividad grandemente acrecentada de los Maestros.

Tal acontecimiento o transición, nunca tiene lugar antes que el primer y sutil hilo de energía (análogo al primer cable de acero de un puente en el plano físico) se haya arraigado en la orilla opuesta; de este modo se establece un sutil y (al principio) nebuloso canal de comunicación entre la naturaleza superior y la inferior y entre el mundo del alma y los mundos de los asuntos humanos. Todos los meses, en el momento de la Luna llena, los Maestros intensifican Sus esfuerzos y preparan a hombres y mujeres para el proceso iniciático con la mayor rapidez y dentro de los límites de seguridad. Recuerden que la comprensión debe ir siempre paralela a la captación intelectual de un tema dado, y esto impide que algunos discípulos den este gran paso adelante.

El trabajo se lleva a cabo cumpliendo el siguiente deber que establece la tendencia consagrada de la vida hacia la realidad, disipando la ilusión y sirviendo con amor y comprensión. ¿Está este esfuerzo más allá de nuestro alcance? ¿ O sus implicaciones están más allá de nuestra comprensión? No lo creo.

 


 

 

 

 


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