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DEL LIBRO:TRATADO SOBRE MAGIA BLANCA

O

EL CAMINO DEL DISCÍPULO

ALICE BAILEY-MAESTRO TIBETANO (DJWHAL KHUL)

 

 

REGLA CUATRO

 

El sonido, la luz, la vibración y la forma, se entremezclan y fusionan, y así el trabajo es uno. Prosigue de acuerdo a la ley, y nada puede impedir que avance el trabajo. El hombre respira profundamente. Concentra sus fuerzas y arroja de sí la forma mental.

 

EL SONIDO, SU TRABAJO CREADOR

Antes de centrar nuestra atención sobre esta regla, sería conveniente recordar ciertas cosas, para que sea beneficioso reflexionar sobre la misma.

Primero: la regla que consideraremos se refiere al trabajo en el plano mental, y antes de hacerlo, es importante poseer una mente desarrollada y una inteligencia bien cultivada y también haber obtenido cierta medida de control mental.

Estas reglas no conciernen a los principiantes de las ciencias ocultas, sino a quienes están preparados para trabajar en la magia y en el plano mental.

 

El amor es el gran unificador, el principal impulso atractivo cósmico y microcósmico; pero la mente es el factor creador principal que utiliza las energías del cosmos. El amor atrae, mientras que la mente atrae, repele y coordina, de manera que su potencia es inconcebible.

¿No será posible percibir débilmente en los reinos mentales un estado de cosas, análogo al percibido en el emocional?

¿Podemos imaginarnos cuál será la condición del mundo cuando el intelecto sea tan potente e impulsor, como la naturaleza emocional lo es actualmente?

La raza progresa hacia una era en que los hombres actuarán como mentes; la inteligencia será más fuerte que el deseo, y se utilizarán los poderes mentales para atraer y guiar al mundo, tal como se emplean hoy los medios físicos y emocionales.

 

Este pensamiento encierra un incentivo profundamente necesario para la correcta comprensión de las leyes del pensamiento, la correcta instrucción a impartirse sobre el uso de la materia mental y la construcción de esa materia en formas mentales.

 

Estas reglas conciernen a dicha información. Segundo, es necesario recordar que la poderosa entidad que maneja estas fuerzas y quien trabaja en la magia debe ser el alma, el hombre espiritual, y ello por las razones siguientes:

 

1. Sólo el alma tiene una directa y clara comprensión del propósito creador y del plan.

2. Sólo al alma, cuya naturaleza es amor inteligente, puede confiársele el conocimiento, los símbolos y las fórmulas necesarias para el correcto condicionamiento del trabajo mágico.

3. Sólo el alma tiene el poder de trabajar en los tres mundos simultáneamente y, no obstante, permanecer desligada y kármicamente libre de los resultados de ese trabajo.

4. Sólo el alma es verdaderamente consciente del grupo y está motivada por un propósito puro y altruista.

5. Sólo el alma, con el "ojo abierto de la visión” puede ver el fin desde el principio y mantener firmemente la verdadera imagen de la consumación final.

Se preguntarán, ¿poseen un poder similar quienes trabajan en magia negra? No.

Pueden trabajar en los tres mundos, pero lo hacen desde y en el plano mental, por lo tanto no actúan fuera del campo de su esfuerzo, como lo hace el alma. Debido a su proximidad e identificación con los materiales de trabajo, logran resultados transitorios de mayor potencia y más rápidamente que los del trabajador de la Hermandad Blanca, pero los resultados son efímeros; ellos dejan una estela de destrucción y desastre y, finalmente, el mago negro queda sepultado en el resultante cataclismo.

Recordemos, por consiguiente, la necesidad del correcto empleo de la mente, y mantengamos siempre una posición de desapego, más allá del trabajo creador de nuestras mentes, deseos y realizaciones físicas.

Al considerar esta regla vemos que se destacan cuatro palabras. Primero, el sonido, la fórmula o palabra de poder que el alma comunica, y así inicia el trabajo. Esta palabra es dual. Es emitida en esa nota a la que el alma responde, su propia nota especial, mezclada con la de su personalidad. Este acorde de dos notas produce los efectos, y es más importante que la frase hecha, que constituye la palabra de poder.

He aquí el problema -emitir estas dos notas en forma sincronizada y con la mente enfocada. Aquí reside una clave para la significación del AUM u OM. En las primeras etapas del trabajo de meditación se emite la palabra en forma audible, mientras que más tarde se hace en forma inaudible. El entrenamiento en emitir el AUM constituye una preparación inconsciente para el trabajo dual de creación espiritual.

La habilidad de oír dentro de su cerebro el sonido inaudible del OM, le llega al atento aspirante cuando se habitúa a ello.

 

Sugeriría a los estudiantes acostumbrarse a trabajar en esta forma, emitiendo la palabra en forma audible y, al finalizar la meditación matinal, hacerlo con mayor frecuencia, pero esforzándose en la primera parte para oír en forma inaudible, lo cual desarrollará la sensibilidad del oído interno, el oído etérico. Después, al establecerse la nota o sonido personal y percibirse el sonido interno, se puede practicar definidamente la fusión de ambos. Esto implicando una profunda atención y el poder de efectuar dos actividades simultáneamente, prestando atención a ambas.

Los estudiantes cuya aspiración es clara y profunda, deberían encarar la cuestión respecto al trabajo mágico, y estudiar si es apto para la meditación y su disposición para continuar con firmeza y cautela, la disciplina necesaria. Sugeriría -para facilitar esto- que quienes están verdaderamente interesados en el trabajo, estudien y respondan a las siguientes preguntas a la luz de sus almas, y también a sus yoes superiores.

 

1.¿Cree haber llegado a la etapa en que puede:

a. ¿Eliminar la fórmula de meditación que practica ahora?


b. ¿Entrar fácilmente en el estado de contemplación?


c. ¿Reconocer la vibración de su propia alma?

2. ¿Qué significa para usted la Palabra Sagrada? ¿Podría explicar con claridad por qué la emite?

3. ¿Ansía proseguir con este trabajo debido a la aspiración de su personalidad, o porque su alma empieza conscientemente a utilizar su mecanismo?

En conexión con esta última pregunta, es necesario un análisis profundo y les ruego ser veraces y así aclarar su verdadera posición. Ésta es una cuestión entre el hombre y su alma.

Quisiera intercalar aquí unas pocas palabras respecto a mí mismo. Los estudiantes pueden desviar sus energías en ociosas conjeturas referentes a mi identidad. ¿Qué importancia puede tener esto? Lo que me incumbe, en relación con el grupo, es dar la ayuda necesaria a quienes tratan de capacitarse para trabajar activamente como discípulos. Soy discípulo, y habiendo progresado en el Sendero de Retorno, más que los aspirantes que estudian estas instrucciones, conozco los peligros que acechan, qué se necesita y lo que puede ayudar en la preparación para el importante momento en que atraviesen el portal. ¿Es necesario algo más? ¿No tiene el mismo valor la verdad si es enunciada por un aspirante, un discípulo o un Maestro, o hasta por un Cristo? Cuanto más me acerque a ustedes, quizás será mayor mi utilidad. Mi anonimato será respetado, y las especulaciones respecto a mi identidad constituirán una infructuosa pérdida de tiempo. Es suficiente saber que soy oriental, pertenezco al Rayo de la Enseñanza y estoy íntimamente asociado con el Maestro K.H.;

(nota del editor de la página web. Al final se supo que su nombre era D. K.)

parte de mi trabajo consiste en la constante búsqueda de aspirantes de gran corazón, ferviente devoción y mente entrenada, y soy un discípulo como los demás, desde el más humilde probacionista hasta el más elevado de los Grandes Seres.

Una lección que todos los aspirantes necesitan aprender, y aprenderla desde el principio, es que la concentración en la personalidad del Instructor, esperando hacer contacto personal con él, y la constante visualización de esa condición llamada estado de "chela aceptado” sólo sirven para postergar el contacto y demorar ser aceptado.

 

Procuren preparar su instrumento, aprender a actuar en silencio, cumplir con sus obligaciones y deberes, refrenar las expresiones verbales y desarrollar ese sereno aplomo que proviene de una vida altruista; olvídense de esa egoísta satisfacción que puede surgir en el corazón, cuando la Jerarquía observadora reconoce la fidelidad del aspirante.

 

Dediquen a esta Instrucción una cuidadosa consideración. Actualmente se están realizando numerosos ajustes y cambios en el mundo de los hombres. Debido a la confusión resultante, los individuos comprenden la necesidad de unir sus fuerzas y cooperar en sus esfuerzos, pues la urgencia del trabajo grupal es más evidente que nunca. Por lo tanto, en estos días en que la tranquilidad y la confianza deben ser su fortaleza, la única protección debe hallarse en una búsqueda minuciosa de todos los móviles subyacentes. Superficialmente surgen muchos principios aparentemente diversos, y la batalla parece inclinarse primero a favor de uno y luego de otro. Vistos desde el aspecto interno, los factores emergentes son más simples. La contienda conduce primordialmente a una comprobación de los móviles, y mediante esta prueba se hace evidente (a los Guías observadores) quién es capaz, en todos los grupos, de pensar con claridad, discernir con exactitud, soportar con paciencia, y poseer la capacidad de seguir el sendero de probación hacia el portal de la iniciación, sin que los obstáculos de la superficie perturben su vida interna. Podrá observarse que en todas partes la intranquilidad y las dificultades están produciendo mayor bien que mal. Las almas se van encontrando a sí mismas y aprendiendo a depender del Regidor interno.

 

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Cuando fracasa toda la ayuda externa y quienes parecen tener autoridad, difieren sobre la solución presentada, entonces las almas deben depender de sí mismas y aprender a buscar internamente.

 

 

Este contacto interno con el yo superior se pone de relieve por un progresivo desarrollo y conduce a esa calma interna y confianza en sí mismo, basadas en la regencia del Dios interno, que convierte al hombre en instrumento de servicio mundial. Varias cosas le son evidentes al estudiante meticuloso y reflexivo que estudia al hombre y sus móviles.

Primero: Que el idealismo y la percepción del plan en bien de la humanidad están íntimamente relacionados. El idealismo es análogo al pensamiento que precede a la creación. La capacidad de pensar en forma abstracta y de concentrarse en el ideal, sólo está en proceso de desarrollo en la actualidad, porque esta capacidad implica la utilización de ciertos átomos, el empleo de materia de los subplanos superiores y la capacidad de sincronizar las propias vibraciones con las de los Grandes Seres.

Muy pocas personas son verdaderos idealistas (aunque va aumentando su número); únicamente una pequeña minoría emplea la mente concreta, mientras que las masas son arrastradas totalmente por las emociones.

Llegará el momento en que el cuerpo intuitivo (el vehículo búdico) se organizará, utilizando la mente espiritual superior como medio de expresión. Cuando dicha organización se haya completado, la mente concreta inferior no será más que un trasmisor o intérprete. Hasta el pensamiento abstracto o el concreto, será reemplazado, y tendremos simplemente la afluencia de la intuición adquiriendo forma por intermedio de la materia mental. En consecuencia comprenderemos muchas cosas, que ahora son incomprensibles para nuestra visión en el plano inferior.

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En todos los grandes movimientos hay algún pensamiento o conjunto de pensamientos, vertidos en las mentes de los llamados idealistas, por la Gran Hermandad Blanca.

 

La idea es emitida por Ellos. Eligen a un hombre o grupo de hombres y vierten alguna idea en su mente. Allí germina y es incorporada a otros pensamientos, no tan puros ni tan sabios, pero lógicamente matizados por la individualidad del pensador.

Estas formas mentales, son captadas a su vez por los pensadores concretos, del mundo, quienes -al captar el delineamiento principal de la idea- la cristalizan y la construyen en una forma más definida y más fácilmente comprendida por el público en general.

Por lo tanto, ha llegado a los niveles inferiores del plano mental, siendo posible un mayor desarrollo.

 

Después es aceptada como deseable por quienes están enfocados en el plano astral, les atrae emocionalmente y se convierte en opinión pública. Entonces prácticamente está preparada para tomar forma en el plano físico, Y de este modo tenemos la adaptación práctica de un ideal a las necesidades de la vida física. La idea ha sido diluida, ha perdido mucho de su belleza original, no es tan pura y bella como cuando fue percibida, se ha desfigurado su forma original, pero a pesar de ello se adapta más al público y puede ser utilizada como peldaño para cosas superiores.

 

 

Segundo: En la percepción del plan y su materialización posterior, se hallan involucradas unidades humanas, y forzosamente debe utilizarse a los hombres.

 

Se da una visión de las grandes posibilidades y también hay indicaciones de cómo pueden convertirse en hechos, y esto es todo lo que pueden conceder los Grandes Seres. Los pormenores y el método para concretar el ideal y el trabajo necesario, se deja a los hijos de los hombres. El trabajo de completar los detalles y tomar la acción necesaria recae sobre el discípulo organizador y trasmisor del Plan. El discípulo debe recordar aquí que está -con sus pequeños planes- regido por la misma ley que rige a los Grandes Seres en sus enormes empresas, y que cuando trata con las personas y manipulan la ecuación humana, surgen las dificultades.

Las unidades de trabajo se dividen en tres grupos:

a. Los que perciben el Plan y están encargados de desarrollarlo.


b. Los que pudiendo ser utilizados no ven los grandes resultados. c. Los que no perciben nada más que las cosas que atañen a sus propios intereses egoístas.

Los Maestros pueden hacer contacto con el primer grupo. Trabajan con tales unidades de la familia humana y esperan obtener un éxito relativo. Oyen el sonido y tienen la visión del Plan. El segundo grupo debe ser utilizado en la mejor forma posible por los discípulos del mundo. El último grupo debe ser contrarrestado desde el punto de vista de la energía, y utilizado sólo cuando es necesario.

Una de las condiciones principales que tiene que cultivar un discípulo para percibir el plan y ser utilizado por el Maestro, es la soledad.

 

En la soledad la rosa del alma florece; en la soledad puede hablar el yo divino; en la soledad las facultades y la gracia del yo superior pueden arraigarse y florecer en la personalidad. En la soledad puede también el Maestro acercarse e imprimir en el alma serena los conocimientos que Él trata de impartir, la lección que debe ser aprendida, el método y el plan de trabajo que el discípulo debe captar.

 

En la soledad se oye el sonido. Los Grandes Seres tienen que trabajar por medio de instrumentos humanos, y el plan y la visión se hallan muy entorpecidos por el fracaso de tales instrumentos.

 

Tercero: Esto conduce al tercer punto, el de los problemas y las dificultades con que tienen que bregar los Maestros cuando tratan de adelantar los planes de la evolución a través de los hijos de los hombres.

En sabio cónclave Ellos formulan sus planes con discernimiento, y después de la debida deliberación, distribuyen las tareas; luego, tratan de trasmitir parte del plan a quienes se ofrecen para el servicio y tienen cierto contacto con el alma.

Plasman el Plan y alguna sugerencia en la mente de algún hombre o mujer en el plano físico. Si esa mente es inestable o se sobreestima, si es orgullosa o está desesperada y se autodesprecia, la visión no penetrará con claridad; si el cuerpo emocional vibra fuertemente debido a cierto ritmo establecido por la personalidad, o si el vehículo físico está enfermo y es imposible una atención concentrada, entonces, ¿qué ocurre?

El maestro se aleja entristecido cuando el colaborador, por su propia culpa, pierde una oportunidad para servir, entonces buscará a otro para llenar esa necesidad -quizás no tan apropiado, pero el único disponible al fracasar el anterior.

Incidentalmente sería de valor recordar a quienes aspiran a servir, que gran parte del trabajo realizado por muchos de ellos es resultado del excesivo apasionamiento, pero no llevan a cabo el trabajo del Maestro.

 

Con sabia discriminación distribuye el trabajo, y nunca le da a un ser humano más de lo que puede realizar adecuadamente. Entrena a Su discípulo en tal forma que ante el mundo observador parecería realizar milagros; pero no olviden que el enorme trabajo efectuado por un discípulo útil sólo es posible cuando ha coordinado el control de sus tres cuerpos y logrado su alineamiento.

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Quien tiene un cuerpo mental estable y es fuertemente positivo en la recepción de lo superior, y al mismo tiempo negativo a las vibraciones inferiores, y quien tiene un cuerpo astral claro, incoloro y tranquilo, posee además un cuerpo físico con nervios firmes y un ritmo uniforme (estuche hermoso, pero fuerte como el acero), servirá como ánfora para el uso del Maestro, canal por el cual Él puede verter sin impedimentos su bendición sobre el mundo.

 

Cuarto: Obsérvese que hasta los mismos Grandes Seres deben formular sus planes teniendo en cuenta la falta de percepción de quienes están en el plano físico, a través de los cuales deben trabajar. Aunque están obstaculizados por sus instrumentos del plano físico, dependen de ellos, y la principal dificultad reside en la etapa de evolución alcanzada por las masas de Occidente.

 

Recuerden que esta etapa da la pauta del éxito del proceso evolutivo y no de su fracaso, pero debido a que queda aún mucho por realizar, el trabajo de la Logia se ve a menudo entorpecido. El punto alcanzado en la actualidad podría describirse como el paso del más burdo materialismo del pasado a una creciente y profunda comprensión de los mundos invisibles, sin el equilibrio que produce el conocimiento autoadquirido. Las fuerzas puestas en movimiento por los pensadores -los científicos del mundo, los hombres religiosos verdaderamente avanzados, los espiritistas, los científicos cristianos, los trabajadores del Nuevo Pensamiento, los teósofos y los filósofos modernos y colaboradores en otras esferas del pensar humano- afectan gradual y constantemente los cuerpos más sutiles de la humanidad, llevándolos a un punto donde comienzan a darse cuenta de tres cosas:

 

a. La realidad de los mundos invisibles.
b. El enorme poder del pensamiento.
c. La necesidad de conocer científicamente estas dos cuestiones.

Quinto: Se mencionarán ciertos peligros que el aspirante debería evitar cuando procura ser útil:

Cuidarse de no acentuar demasiado un aspecto del plan a expensas de otra parte o visión del mismo.

Evitar una concentración desigual en el pensamiento de esa parte del plan que personalmente les atrae.

Reconocer la incapacidad de ciertos colaboradores al tratar de continuar con la realización de los planes y trabajar unidos pacífica y firmemente. Los roces muchas veces son inevitables.

Vigilar para impedir que se infiltre el autointerés y la ambición.

Evitar la fatiga producida y la tensión derivada del prolongado y elevado esfuerzo al materializar el plan.

Desarrollar la capacidad de reconocer a quienes les son enviados como colaboradores en el trabajo.

Procurar sobre todo mantener el contacto con el yo superior y con el Maestro.

Otro punto que debe recordarse es que el problema a solucionar por quienes tratan de colaborar con la Gran Logia Blanca tiene cuatro objetivos por delante:

Primero, que en el desarrollo del plan también está el agotamiento del karma, no sólo individual o nacional, sino parte del total agotamiento del karma mundial.

Segundo, otro objetivo es la preparación de un instrumento que sirva a la inauguración de la nueva era durante los próximos doscientos años. La integración de un grupo de conocedores y místicos, continúa firmemente en todas partes del mundo y en todas las organizaciones. Se está reuniendo un grupo, pero sus miembros pertenecen a muchos grupos. A este grupo de conocedores y místicos se les proporciona la oportunidad de servir como canal por el cual pueda trabajar la Jerarquía, y los Grandes Seres enviar Su pensamiento iluminador. Mediante este canal podrán trabajar para elevar (en sentido oculto) a la humanidad, ayudando así a la evolución en todos los planos. Según sea la respuesta de los discípulos, de los místicos y de los conocedores de todas partes, así será la rápida entrada de la nueva era.

 

Aquí quisiera prevenirles que cuando se fracasa en la respuesta, en el ajuste, en la construcción y en el refinamiento, y el oído interno no se dirige hacia esas voces de los planos sutiles que pronuncian "las Palabras de Reconstrucción", las fuerzas de reconstrucción pueden ser trasferidas a otros canales con la consiguiente pérdida de oportunidades y la eliminación final del grupo como instrumento de servicio. Quisiera subrayar la afirmación sobre "las Palabras de Reconstrucción", pidiendo a todos los que deseen amorosamente oír estas palabras, estudien el prólogo del libro Luz en el Sendero. Recuerden que si los Grandes Seres tienen que cambiar Sus planes, respecto a este grupo de místicos en integración, lo harán los mismos místicos, considerados como grupo.

El tercer objetivo es el desarrollo de la intuición y de la discriminación en los discípulos del mundo, y su capacidad para percibir la visión superior y lograr la conciencia en ese plano superior, a expensas del inferior. Deberán recordar que el objetivo inferior, debido a su proximidad, será en muchos sentidos más atrayente, y sólo podrá trascenderse a costa de un elevado esfuerzo. Muchas personas deberán desarrollar la intuición y reajustar adecuadamente su sentido de los valores, antes de que el grupo que inaugurará la nueva era esté a la altura de los requisitos.

Las dificultades de los tiempos actuales se deben, en su mayor parte, a la falta de percepción intuitiva durante el pasado, y la culpa no la tienen los aspirantes inferiores, sino principalmente los místicos del mundo.

 

Esta dificultad no proviene de la falta de idealismo, inteligencia o sinceridad, sino del fracaso en sacrificar siempre la personalidad para que demuestre su realidad el conocimiento intuitivo.

 

Se ha permitido contemporizar, y en el mundo esotérico la contemporización está vedada. Su abuso lleva al desastre y arrastra oportunamente a las personalidades que han descendido a ello, a la ruina y al fracaso. La gente ha tratado de ajustar la verdad a la hora, en vez de ajustar la hora a la verdad, y con toda diplomacia se ha esforzado en lograr todo el realismo que consideraron inteligente. Los Maestros buscan a quienes poseen clara visión, adhesión incondicional a la verdad tal como la perciben, y capacidad para avanzar constantemente hacia el ideal. Esto implica los siguientes factores:

1. Reconocimiento de ese ideal por medio de la meditación.

2. Su aplicación en la actualidad, por medio de la centralización.

3. Disipación de las formas mentales anticuadas y obstaculizadoras, mediante el propio sacrificio.

4. Rechazo a contemporizar, mediante una clara visión.

5. Discriminación, lo cual permite al discípulo distinguir entre los actos de un individuo y el individuo mismo.

6. Comprensión de que en el trabajo esotérico no se permite interferir en el karma personal, como tampoco se permite protegerlo de las consecuencias de la acción. Esto implica, por lo tanto, una negativa a inmiscuirse en los asuntos ajenos -es decir, lo que se relaciona con la vida de la personalidad- y sin embargo significa la preocupación por las cuestiones de la causa mayor. Es esencial que los colaboradores aprendan a discernir entre los factores que tienden hacia la libertad personal y los que militan en contra de la libertad grupal.

 

El cuarto resultado que se debe obtener en la presente oportunidad, es introducir el nuevo cielo y el nuevo grupo de participantes. Los trabajadores en la nueva era serán extraídos de todos los grupos, y la prueba de su elección dependerá en gran parte de la impersonalidad con que trabajen y la fuerza de su contacto interno con el alma. Para quienes están sumergidos en el fragor de la batalla, no es fácil juzgar a las personas con propiedad, ni ver los resultados con exactitud. Estas cosas deben ser manejadas dentro de los planos internos, y esto es observado por los atentos guías de la raza. Quisiera señalar brevemente una de las pocas cosas que buscan los Grandes Seres.

Esperan ver que la llama interna -resultado del esfuerzo sabio en el trabajo, en el pensar y en la acción- arda con creciente fulgor; observan si permanece oculta y tenue, debido al torbellino de corrientes astrales y a las formas mentales del antagonismo personal, la ambición y la envidia. Como resultado del trabajo mundial serán atraídos más estrechamente al trabajo de la Jerarquía, y otros serán momentáneamente detenidos. Se considerará de gran valor la capacidad de dominar al astral y trabajar desde niveles mentales.

Buscan a quienes pueden luchar contra las personalidades, y bregar para sentar principios y, no obstante, conservan intacto el vínculo del amor.

Esto tiene más valor de lo que los hombres creen, y un hombre capaz de sostener un principio y amar sin embargo a todos los seres humanos -sin compromiso ni odio- tiene algo raro que ofrecer en estos días y los Grandes Seres pueden utilizarlo.

 

Por lo tanto, todos los colaboradores deben avanzar con clara visión, recto propósito e indesviable y firme acción. Traten con paciencia y tolerancia a esos hermanos que han elegido los principios menores y lo incorrecto, que sacrifican el bien del grupo a sus propios fines personales o emplean métodos indignos. Denles amor, atención y ayuda, porque tropezarán en el camino y sentirán el peso de la ley. Manténganse dispuestos a levantarlos y ofrecerles oportunidades para servir, sabiendo que el servicio es el gran curador e instructor.

Los Grandes Seres esperan ver el desarrollo de la facultad de flexibilidad y adaptabilidad, siendo esta última una de las leyes fundamentales de las especies, tan maravillosamente demostrada por la naturaleza.

Debe emprenderse la transferencia de esta ley a los planos internos, y su desarrollo en el nuevo ciclo de esfuerzo. La ley de adaptación implica saber apreciar la necesidad, reconocer la nueva fuerza que entra con el nuevo ciclo, y la consiguiente unión de la necesidad y de la fuerza en una amplia síntesis, que considera al yo personal simplemente como punto focal para la acción y la trasmutación.

 

Implica la transmutación de los cinco sentidos y su extensión en los planos más sutiles, de modo que la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, se fusionan en un todo sintético y cooperador, que puede ser utilizado en la gran tarea. En el plano físico, éstas tienden a la unificación de la vida personal y a la adaptación del mundo físico a las necesidades del yo personal. En los planos más sutiles esto debe ser transmutado hasta adecuarlo a las necesidades del grupo, del cual el individuo es una parte fragmentaria. La capacidad de realizarlo es una de las cosas que buscan los Grandes Seres en esos individuos cuyo privilegio será inaugurar la nueva era.

Ante todo, Ellos buscan un amplio canal que vaya, por intermedio de la mente, del alma al cerebro físico. Un canal así empleado indica que el hombre puede ser utilizado. Casi podría decirse que buscan la perfección del antakarana, ese canal de comunicación entre la conciencia del alma y el cerebro, cuyo poseedor es aquel a quien los Maestros pueden utilizar con éxito.

 

En la elección de los colaboradores tienen en cuenta la capacidad lograda personalmente por el hombre y su habilidad arduamente adquirida. Cuando existe capacidad, habilidad y facultad, entonces los Grandes Seres los utilizan gozosamente.

A veces se pone demasiado énfasis sobre el ángulo erróneo y se enseña lo contrarío. El hombre no debe buscar a los Maestros porque quiera capacitarse. Los hallará cuando tenga capacidad -capacidad que lo dispondrá para el trabajo grupal, la cual podrá ser ampliada mediante una cuidadosa instrucción hasta alcanzar los poderes superiores del alma.

El liderazgo en los grupos que controlan el trabajo de la nueva era, surgirá de la disciplina del individuo, y los líderes serán extraídos de quienes perciben los asuntos internos.

El liderazgo que perdura no lo obtienen quienes luchan por obtener posición y poder, ni los que tienen ojos únicamente para ver las condiciones externas y pasan por alto las causas subyacentes. El liderazgo no le llega a quienes ponen su yo personal, posición y poder, antes que el bien del grupo. Lo obtendrán en forma perdurable quienes no buscan nada para el yo separado y aquellos que son absorbidos en el bien del todo.

Retomaremos ahora el estudio del AUM. Cuando el Sonido o la Palabra Sagrada, es correctamente empleado, produce diversos efectos que podríamos considerar aquí.

 

 

Cuando el OM se pronuncia con concentrado pensamiento detrás de él, actúa como perturbador, desechando la materia densa de los cuerpos mental, emocional y físico.

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Cuando es emitido con intensa aspiración espiritual, actúa como medio de atracción y reúne las partículas de materia pura en sustitución de las anteriormente desechadas.

 

 

 

 

Los estudiantes deberían tener siempre presente ambas actividades, al emplear la Palabra Sagrada en su meditación. Tal utilización de la Palabra es de valor práctico, y da como resultado la construcción de buenos cuerpos para ser utilizados por el alma.

 

El empleo del OM también sirve para indicar a los trabajadores de los planos universales y a quienes están en el mundo externo, dotados de percepción espiritual, que hay un discípulo disponible para trabajar y que puede ser utilizado activamente en lugares necesitados de la tierra. Esto debería ser recordado por todos los aspirantes y servir de incentivo para que la vida externa fenoménica coincida con el impulso espiritual.

 

El empleo de la Palabra Sagrada también tiene su lugar en el trabajo mágico de la Jerarquía. Las formas mentales, creadas para encarnar ideas, son enviadas para hacer contacto con las mentes de esos discípulos que pertenecen al grupo de un Maestro, responsables de llevar a cabo el plan.

Cultivando la receptividad del desarrollado y controlado cuerpo mental, los aspirantes son conscientes de las ideas que los Maestros extraen del plano de la Mente Universal y, por lo tanto, están en posición de colaborar inteligentemente. A su vez, como esta regla lo indica, con las ideas recibidas crean formas mentales que utilizan en sus grupos para ayudar al mundo. El trabajo principal de un discípulo en el plano mental consiste en entrenarse para realizar cuatro cosas:

 

1. Receptividad a la mente del Maestro.

2. Cultivo de la correcta comprensión intuitiva de los pensamientos que le envía el Maestro.

3. Incorporación de las ideas recibidas, de manera que sean adecuadas a aquellos a quienes él trata de ayudar.

4. Activación de su forma mental mediante el sonido, la luz y la vibración, incorporando todo el pensamiento universal deseado, para que otras mentes puedan hacer contacto con ella.

Así los grupos se reúnen, organizan, aprenden y elevan y la Jerarquía de Adeptos puede llegar al mundo.

Existen lógicamente muchos otros usos, pero si los estudiantes reflexionan sobre ellos será posible la revelación de otros más.

Permítaseme agregar que el sonido es verdaderamente potente sólo cuando el discípulo ha aprendido a subordinar los sonidos menores. A medida que los sonidos enviados normalmente a los tres mundos son reducidos en su volumen, actividad y cantidad, podrá oírse el Sonido y cumplir así su propósito. Sólo a medida que se reduzca el caudal de palabras habladas y se cultive el silencio, se sentirá el poder de la Palabra en el plano físico. Únicamente cuando las innumerables voces de la naturaleza inferior y de nuestro medio ambiente sean silenciadas, se sentirá la presencia de la "Voz que habla en el silencio". Sólo cuando se desvanezca el ruido de muchas aguas en el reajuste de las emociones, se oirá la clara nota del Dios de las aguas.

Raras veces las personas se dan cuenta de la potencia de una palabra, sin embargo, se ha afirmado "En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios. Sin él nada de lo hecho fue hecho”. Por consiguiente, cuando leemos esas palabras, nuestras mentes retornan a la aurora del proceso creador en el que, mediante el sonido, "Dios habló y los mundos fueron hechos".

 

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Se ha dicho que "el principal agente por el cual gira fenoménicamente la rueda de la naturaleza, es el sonido", porque el sonido o palabra original pone en vibración la materia de la cual están hechas todas las formas, e inicia esa actividad que caracteriza hasta los átomos de la sustancia.

 

La literatura y las escrituras de todas las naciones antiguas y las grandes religiones, dan testimonio de la eficacia del sonido en la producción de todo lo que es tangible y visible. Los indúes dicen en forma muy hermosa que "el Gran Cantor construyó los mundos, y el Universo es Su canción". Ésta es otra forma de expresar la misma idea. Si esto es comprendido y se entiende parcialmente la ciencia de este concepto, la significación de nuestras propias palabras y la emisión del sonido al hablar, constituirá casi un acontecimiento de suprema importancia.

 

El sonido o lenguaje y el empleo de las palabras, han sido considerados por los filósofos antiguos -y en forma acrecentada por los pensadores modernos- como los agentes más elevados que el hombre ha utilizado para moldearse a sí mismo y a su medio ambiente. El pensamiento, el lenguaje y la actividad resultante en el plano físico, forman la triplicidad que hacen del hombre lo que es y lo sitúan donde está.

El propósito del lenguaje es revestir el pensamiento y ponerlo a disposición de los demás. Cuando hablamos, evocamos un pensamiento y le damos vida, haciendo audible lo que está oculto dentro de nosotros. El lenguaje revela, y el correcto lenguaje puede crear una forma que encierre un propósito benéfico, así como el lenguaje incorrecto puede crear una forma que tenga un objetivo maligno. Sin darnos cuenta, hablamos incesante e irresponsablemente día tras día; empleamos palabras; multiplicamos sonidos, y nos rodeamos de mundos de formas creadas por nosotros mismos. Por lo tanto es esencial pensar antes de hablar y recordar el precepto, "Antes de hablar, se debe adquirir conocimiento". Después de pensar, seleccionemos esas correctas palabras que expresen el correcto pensamiento, tratando de pronunciarlas correctamente, dando el valor exacto y la verdadera cualidad de tono a cada palabra emitida.

Entonces, mediante la palabra hablada, crearemos una forma mental que corporificará la idea que tenemos en la mente. Así nuestras palabras no llevarán la discordia, sino que agregarán su parte a ese gran acorde armonizador o palabra unificadora, cuya pronunciación es finalmente función del género humano. El lenguaje incorrecto separa, y es interesante tener presente que la palabra, el símbolo de la unidad, es divina, mientras que el lenguaje, en sus numerosas diversificaciones, es humano.

A medida que prosigue la evolución y la familia humana se eleva a su verdadera posición, en el gran plan del universo, será cultivado cada vez más el lenguaje exacto y correcto, porque pensaremos antes de hablar o, como ha dicho un gran instructor, “por la meditación rectificaremos los errores del lenguaje incorrecto, siendo más evidente la significación de las palabras-formas, de los verdaderos y correctos sonidos y de la cualidad vocal.

 

 

 

Luz es la segunda palabra de importancia en esta regla.

Primero el sonido y después el primer efecto del sonido, la afluencia de luz, produciendo la revelación de la forma mental.


La luz es conocida por lo que revela. La ausencia de luz hace que se desvanezca el mundo fenoménico en una aparente no-existencia.

La forma mental creada por el Sonido tiene como propósito ser una fuente de revelación.

 

 

 

Debe revelar la verdad y traer al espectador el conocimiento de un aspecto de la realidad. De allí que la segunda cualidad de la forma mental, utilizada en forma elevada, sea llevar luz a quienes la necesitan y a los que caminan en la oscuridad.

No trato aquí de la luz como alma, cósmica o individualmente. Tampoco me refiero a la luz como el segundo aspecto universal de la divinidad. En estas instrucciones trato únicamente ese aspecto de la verdad que hará del aspirante un trabajador práctico, lo cual le permitirá trabajar con inteligencia, comprendiendo cada vez más que su trabajo principal consiste en crear formas mentales que lleven la revelación a los seres humanos reflexivos.

 

Para realizarlo debe trabajar esotéricamente, y mediante el sonido exhalado, su trabajo y la verdad revelada en la forma, llevará luz e iluminación a los lugares oscuros de la tierra.

Después dará vida a su forma mental, mediante el poder de su propia seguridad, comprensión espiritual y vitalidad. Así aparece la significación de la tercer palabra, vibración.

Su mensaje se oye porque ha sido pronunciado; lleva iluminación, porque aporta la Verdad y revela la Realidad; es de vital importancia, porque vibra con la vida de su creador y se mantiene en existencia mientras lo animan su pensamiento, sonido e inteligencia.

 

Esto es verdad respecto a un mensaje, a una organización, y a todas las formas de vida, que no son sino las ideas encarnadas de un creador cósmico o humano.

Sería de valor para los estudiantes considerar estas palabras vitales y buscar su relación con todas las formas mentales encarnadas -un cosmos, un plano, un reino en la naturaleza, una raza, una nación, un ser humano, y los diversos grupos de agentes creadores- los Logos solares, los Ángeles solares, los seres humanos y otros. Deberían también considerar las esferas del proceso creador y comprobar la exactitud del Antiguo Comentario cuando dice:

"El sonido reverbera entre las variadas ruedas de materia increada, y he aquí, que el sol y todas las ruedas menores aparecieron. La luz brilló entre las numerosas ruedas, y así las múltiples formas de Dios, los diversos aspectos de su radiante vestidura, resplandecieron.

 

"Las vibrantes y palpitantes ruedas giraron. La vida en sus numerosas etapas y en sus diversos grados comenzaron su proceso de desarrollo, y he aquí que la ley empezó a actuar. Surgieron las formas y desaparecieron, pero la vida siguió su curso. Surgieron reinos, manteniendo sus incontables formas, las cuales se unieron, giraron juntas y luego se separaron, pero la vida continuó.

 

"El género humano, ocultando al hijo de Dios, el Verbo encarnado, surgió a la luz de la revelación. Aparecieron y desaparecieron las razas. Las formas, velando la radiante alma, surgieron, alcanzaron su propósito y se desvanecieron en la noche, pero he aquí que la vida continuó mezclada esta vez con la luz. La vida se fusionó con la luz, ambas se unieron para revelar belleza y poder, fuerza activa liberadora, sabiduría y amor, lo que llamamos un Hijo de Dios.

"Mediante los numerosos Hijos de Dios, los cuales en su centro más interno son solamente uno, se conoce a Dios en su Paternidad. No obstante, aquella vida iluminada continúa hacia un temible punto de poder, de fuerza creadora, referente al cual decimos: Es el Todo, el Continente del Universo, y el centro persistente de las Esferas, el Uno."

Hemos tocado dos palabras significativas de esta regla, sonido y luz, y surge una idea muy importante. El alma es conocida como luz, como reveladora, mientras que el aspecto espíritu será más tarde reconocido como sonido. La plena luz y la iluminación corresponden por derecho al discípulo que recibe la tercera iniciación, mientras que la verdadera comprensión del sonido, del triple Aum, el factor sintetizador en la manifestación, aparece únicamente a quien es amo de los tres mundos.

La palabra vibración ocupará inmediatamente nuestra atención, pero no puede ser desligada de la siguiente palabra, forma. La vibración, el efecto de la divina actividad, es dual. Existe el primer efecto, donde la vibración (proveniente del reino de la subjetividad en respuesta al sonido y a la luz) produce respuesta en la materia y, por consiguiente, atrae o reúne los átomos con los cuales se pueden construir moléculas, células, organismos y finalmente la forma integrada. Efectuado esto, el aspecto vibración será considerado como una dualidad.

La forma, mediante los cinco sentidos, llega a ser consciente del aspecto vibratorio de todas las formas en el medio ambiente, en el cual ella misma es una entidad activa. Luego, en tiempo y espacio, esa forma funcionante se hace cada vez más consciente de su propia vibración interna, y al buscar la fuente de origen de esa vibración se hace consciente del yo y más tarde del reino del yo.

La humanidad, como un todo, es consciente de su medio ambiente, y mediante los datos suministrados por los sentidos de la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, conoce el mundo fenoménico -la vestidura externa de Dios- y establece la comunicación entre el yo y lo que llamamos el mundo natural. A medida que la mente se apropia de este conocimiento y lo sintetiza, el morador de la forma pasa por las siguientes etapas:

1. Registra la vibración, y el medio ambiente tiene su efecto sobre la forma.

2. Este efecto es observado pero no comprendido. El hombre, bajo el lento y constante impacto de este efecto vibratorio, despierta paulatinamente a la conciencia o percepción.

3. El hombre empieza a interesarse por el medio ambiente y lo considera deseable. Aumenta constantemente la atracción de los tres mundos y lo retiene durante reiteradas encarnaciones. (La palabra "reiterada" es más correcta textual y académicamente que la palabra "repetida". Cada uno de nosotros es realmente una palabra reiterada, que suena en tiempo y espacio).

4. Luego, cuando la vibración de las formas circundantes del mundo natural adquiere monotonía, mediante el constante impacto a través de muchas vidas, el hombre comienza a no prestar oído ni a ver el fenoménico y familiar mundo de deseos. Se insensibiliza a su impacto vibratorio y llega a ser cada vez más consciente de la vibración del yo.

5. Posteriormente, en el sendero de probación y del discipulado, esta actividad vibratoria más sutil, ejerce un creciente atractivo. El mundo externo deja de atraer. El mundo interno del yo asume un lugar predominante en la naturaleza de deseos.

6. Poco a poco, en términos de la psicología moderna, dentro de la forma externa, mecanismo de respuesta para el proceso de llegar a ser consciente del mundo fenoménico, el discípulo construye un nuevo mecanismo de respuesta sutil, por el cual puede llegar a conocer los mundos subjetivos.

Cuando se alcanza esta etapa se produce un constante alejamiento del contacto vibratorio con los mundos externos de la forma, y un atrofiamiento, en ese sentido, del deseo.

Todo parece estéril e indeseable, y deja de satisfacer a la ardiente y aspirante alma. Se establece el difícil proceso de reorientación hacia un nuevo mundo, un nuevo estado de ser y de conciencia y, puesto que el mecanismo de respuesta sutil interno sólo está en embrión, existe una devastadora sensación de pérdida, un tanteo en la oscuridad y un período de lucha espiritual y exploración, que pone a prueba hasta el límite, la resistencia y firmeza del propósito del aspirante.

Pero (y éste es el punto alentador a ser recordado) todo "procede bajo la ley y nada puede impedir que avance el trabajo".

Observen estas palabras de la regla: Llega una etapa en que el hombre está, en verdad y realmente, “cimentado en la roca”, y aunque pueda experimentar las alternativas de la luz y la sombra, aunque las olas de las aguas purificadoras pasen sobre él y amenacen arrastrarlo, y aunque esté sordo, mudo y ciego, nada puede vencer el propósito del alma.

Carece únicamente del desarrollo del cuerpo espiritual, equipado para responder a la vibración del mundo interno.

Existe en embrión, y el secreto de su empleo reside en la actitud del cerebro hacia las funciones del cuerpo etérico, porque existe como intermediario entre el cerebro, el sistema nervioso y la mente, o entre el alma, la mente y el cerebro. No puedo dilucidar más esto aquí, pero puedo dar un indicio sobre el cual reflexione el entusiasta aspirante.

Tenemos, por lo tanto, las siguientes etapas tratadas en esta regla y señaladas con lúcida claridad, sin embargo con frases parcas, que caracterizan todos los escritos ocultos y simbólicos:

1. La integración de la forma, como resultado de la actividad del alma, mediante el uso de

a. el sonido
b. la luz
c. la vibración.

2. El desarrollo de un mecanismo de respuesta para ser utilizado en el mundo fenoménico.

3. El alejamiento eventual del mundo fenoménico como resultado del uso y la consiguiente saciedad, y el empleo gradual del sutil mecanismo de respuesta.

4. El mecanismo de respuesta del alma -mente, cuerpo etérico, cerebro y sistema nervioso- se reorienta, y el hombre es consciente del reino del alma, otro reino de la naturaleza.

5. El alejamiento del reino del mundo hacia el reino del alma, se convierte en un hábito esotérico; en este pensamiento se halla oculto el secreto de la psicología esotérica. El hombre se estabiliza así en la vida espiritual. Nada puede obstaculizar ahora.

 

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LA CIENCIA DE LA RESPIRACIÓN

Llegamos ahora a las palabras significativas de esta regla. "El hombre respira profundamente". Esta frase abarca muchos aspectos del vivir rítmico. Es la fórmula mágica para la ciencia de pranayama. Comprende el arte de la vida creadora. Impulsa al hombre a sintonizarse con la vida palpitante de Dios Mismo, y lo logra mediante el desapego y la reorientación.

Es notablemente interesante como demostración de lo conciso e inclusivo de las frases ocultas que contiene esta regla. El arte de la respiración está tratado en tres frases, y recomiendo que las consideren cuidadosamente.

Primero, tenemos el aspecto inhalación. "El hombre respira profundamente". Desde las profundidades mismas de su ser extrae el aliento. Durante el proceso de la vida fenoménica, extrae el aliento mismo de la vida del alma. Ésta es la primera etapa.

Durante el proceso de desapegarse del vivir fenoménico extrae de las profundidades de su ser y experimenta la vida para devolverla nuevamente a la fuente de donde provino.

Cuando el discípulo desarrolla en la vida esotérica una nueva y más sutil forma de utilizar su mecanismo de respuesta, pone en práctica la ciencia del aliento y descubre que mediante la respiración profunda (incluso las tres etapas del aliento, profundo, medio y alto), puede poner en actividad, en el mundo de las experiencias esotéricas, su cuerpo vital con sus centros de fuerza. Así los tres aspectos de la "respiración profunda” abarcan toda la experiencia del alma, y el aspirante puede relacionarlos con los tres tipos de aliento tratados anteriormente.

Después leemos "concentra sus fuerzas". Aquí tenemos la etapa que puede ser llamada retención del aliento. Es mantener constantemente todas las fuerzas de la vida en el lugar de silencio, y cuando es posible efectuarlo con facilidad y olvido del proceso, mediante la familiaridad y la experiencia, entonces el hombre puede ver, oír y conocer, en otro reino que no es el mundo fenoménico.

 

En sentido más elevado ésta es la etapa de contemplación, esa "calma entre dos actividades” como ha sido denominada tan apropiadamente. El alma, el aliento y la vida, han sido retirados de los tres mundos, y en el "lugar secreto del Altísimo" descansa y está en paz, contemplando la beatífica visión. En la vida del discípulo activo produce esos intervalos, conocidos por todos los discípulos, cuando -mediante el desapego y la capacidad de retirarse- nada lo sujeta en el mundo de la forma. Debido a que lucha por perfeccionarse y aún no lo ha logrado, estos intervalos de silencio, retiro y desapego, le resultan difíciles y oscuros. Todo es silencio, y está aterrado por lo desconocido y por una quietud aparentemente vacua. A esto se lo denomina, en el caso de las personas avanzadas, “la oscura noche del alma", el momento antes del alba, la hora antes de irradiarse la luz.

En la ciencia de pranayama, es el momento que sigue después de la inhalación, donde todas las fuerzas del cuerpo (por medio del aliento) han sido elevadas a la cabeza y concentradas allí, antes de la etapa de exhalación. Este momento de retención, efectuado en debida forma, produce un intervalo de intensa concentración, y en ese instante el aspirante debe aprovechar la oportunidad. Aquí tienen un indicio.

 

Luego viene el proceso de exhalación. Leemos en esta regla, "arroja de sí la forma mental". Esto siempre es resultado de la última etapa de la ciencia del aliento. La forma, vitalizada por quien respira con correcto ritmo, es enviada para llevar a cabo su trabajo y cumplir su misión. Estudien esta idea con cuidado, porque contiene el secreto del trabajo creador.

 

 

En la experiencia del alma, la forma que va a ser manifestada en los tres mundos es creada mediante una intensa meditación, actividad siempre paralela a la respiración. Entonces por un acto de voluntad, que da como resultado una "exhalación", engendrada u obtenida dinámicamente en el intervalo de la contemplación o retención del aliento, la forma creada es enviada al mundo fenoménico para servir como canal de experiencia, medio de expresión y mecanismo de respuesta en los tres mundos del vivir humano.

 

El discípulo, por la meditación y la disciplina, aprende, durante su vida, a producir intervalos elevados cada vez que concentra sus fuerzas en el plano de la vida del alma, y entonces, nuevamente por un acto de voluntad, exhala sus propósitos espirituales, sus planes y su vida, al mundo de la experiencia.

La forma mental que ha construido, con respecto a la parte que debe desempeñar, y la concentración de energía que ha logrado producir, se hacen efectivas. La energía necesaria para el siguiente paso es exhalada por el alma y desciende al cuerpo vital, energetizando así al instrumento físico con la necesaria actividad constructiva. Ese aspecto del plan que ha apreciado en la contemplación y esa parte del propósito general de la Jerarquía, con la que su alma se siente llamada a cooperar, son exhalados simultáneamente hacia el cerebro por medio de la mente, "arrojando de sí las formas mentales”.

 

Finalmente, en la ciencia de pranayama, cuando el aliento exhalado se lleva a cabo con pensamiento y propósito conscientes, abarca la etapa de vitalización de los centros, hasta colmarlos con vida dinámica. No es necesario decir más aquí.

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En la ciencia de la "respiración profunda" tenemos todo el proceso del trabajo creador; abarca el desenvolvimiento evolutivo de Dios en la naturaleza. Es el proceso por el cual la Vida, la Existencia Una, trajo al ser el mundo fenoménico, y esta regla es un resumen de la Creación. Es también la fórmula bajo la cual trabaja el alma individual, cuando centraliza sus fuerzas para la manifestación en los tres mundos de la experiencia humana.

 

El correcto uso del aliento vital es un arte con el cual trabaja el aspirante, el discípulo y el iniciado, teniendo presente, sin embargo, que la ciencia del aliento físico es el aspecto menos importante y sigue en forma secuencial al correcto empleo de la energía, palabra que aplicamos al aliento divino o vida.

Finalmente, en la vida mental del discípulo, y en la gran tarea de aprender a ser un creador consciente con materia mental, para producir resultados en el mundo fenoménico, esta regla contiene las instrucciones sobre las cuales está basado el trabajo. Encarna la ciencia de todo el trabajo mágico.

Por lo tanto, merece consideración y estudio más profundos. Correctamente comprendida y estudiada, llevará a cada aspirante fuera del mundo de los fenómenos, al reino del alma. Si son llevadas a cabo sus instrucciones, conducirán al alma nuevamente al mundo fenoménico, como fuerza creadora en la magia del alma y como manipuladora y factor dominante de la forma y a través de ella.

Cuando se entrena al estudiante occidental nunca se le pide ciega obediencia. Se le hacen sugerencias respecto al método y a la técnica cuya eficacia probaron durante miles de años numerosos discípulos. Se imparten algunas reglas sobre la respiración, el proceso útil y también para vivir en forma práctica en el plano físico; pero en el entrenamiento del nuevo tipo de discípulos, durante la era venidera, es voluntad de los Gurus y Rishis observadores, otorgarles mayor libertad que hasta ahora.

Esto podrá significar un desarrollo algo más lento al principio, pero esperan que traerá un desenvolvimiento más rápido durante las etapas finales en el sendero de la iniciación.

En consecuencia, se insta a los estudiantes a avanzar con valor y alegría durante el período de entrenamiento, sabiendo que son miembros de un grupo de discípulos, que no están solos, porque la fortaleza del grupo les pertenece y también los conocimientos del grupo a medida que desarrolla la capacidad de captarlos -sabiendo también que el amor, la sabiduría y la comprensión, de los observadores Hermanos Mayores, respaldan a todo aspirante Hijo de Dios, aunque aparente e inteligentemente se lo deja abrirse camino hacia la luz mediante la fortaleza de su propia alma omnipotente.

 

 

 


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