Tercera
Iniciación. La Transfiguración.
No
necesito entrar en detalles simbólicos respecto a esta iniciación.
Todo
el tema está adecuadamente tratado en el libro de A.A.B.
De Belén al Calvario -que he aprobado y apoyado, porque
presenta el tema de las cinco iniciaciones en forma apropiada
para el cristiano occidental.
Quisiera recordar el hecho de que la tercera iniciación
es, en realidad, la primera de las iniciaciones mayores,
considerada así por la Fuente de donde emana nuestro Logos
planetario, Sanat Kumara, y también por dos grandes centros
planetarios, Shamballa y la Jerarquía. Me refiero a esa
estupenda fuente de toda nuestra vida planetaria, el sol
Sirio, y a la Logia de Seres divinos que trabajan para este
Centro celestial.
Las
primeras dos iniciaciones -consideradas simplemente las
iniciaciones del umbral -son experiencias que han preparado
el cuerpo del iniciado para la recepción del terrible voltaje
de la tercera iniciación, que pasa a través del cuerpo del
iniciado bajo la dirección del Logos planetario, ante el
Cual permanece el iniciado por primera vez.
El Cetro de la Iniciación es empleado como agente trasferidor.
La segunda iniciación liberó al iniciado del nivel de conciencia
astral, el plano astral -el plano del espejismo, de la ilusión
y la distorsión. Esta fue una experiencia esencial, porque
el iniciado (cuando permanece ante el Iniciador Uno por
primera vez, en la tercera iniciación) debe ser liberado
de cualquier "tirón" magnético o atractivo, que
emane de la personalidad.
El
mecanismo de la personalidad debe estar tan purificado y
ser tan insensible a las atracciones materiales de los tres
mundos, que de allí en adelante nada en el iniciado podrá
contrarrestar la actividad iniciática divina.
Los
apetitos físicos son subyugados y relegados a su correcto
lugar; la naturaleza de deseos es controlada y purificada;
la mente responde principalmente a
ideas, intuiciones e impulsos que vienen del alma, comenzando
su verdadera tarea como intérprete de la verdad divina y
transmisor de la intención ashrámica.
Observarán,
por lo tanto, que la tercera iniciación es un punto culminante,
que inaugurará además un nuevo ciclo de actividad que conduce
a la séptima Iniciación de la Resurrección. Quisiera llamar
la atención sobre el hecho de que la tercera, quinta y séptima
iniciaciones, están controladas por el quinto, primero y
segundos rayos. Éstos, como podría esperarse, constituyen
las energías emanantes trasmitidas por medio de la aplicación
del Cetro de la Iniciación.
Tercera
Iniciación. Quinto Rayo de la Ciencia.
Esta energía afluyente produce su principal efecto sobre
la mente o manas, el quinto principio, y permite al iniciado
emplear la mente como su principal instrumento en el trabajo
que debe realizar, antes de recibir la cuarta y la quinta
iniciaciones.
Quinta
Iniciación. Primer Rayo de Voluntad o Poder. En esta iniciación
el discípulo valora por primera vez el significado de la
voluntad y la emplea para relacionar el centro coronario
con el de la base de la columna vertebral, completando así
la integración comenzada en la tercera iniciación.
Séptima
Iniciación. Segundo Rayo de Amor Sabiduría. Se halla activo
como rayo planetario principal. La aplicación del Cetro
de la Iniciación por el Iniciador (actuando esta vez desde
el plano más elevado, el logoico), produce en forma misteriosa
un efecto sobre la totalidad de la humanidad y -en menor
grado- sobre los reinos afines. El efecto es similar al
producido en el individuo en la quinta iniciación, en la
cual el centro coronario y el centro en la base de la columna
vertebral se pusieron en estrecha relación -mediante el
empleo de la voluntad.
Los
aspirantes y discípulos deben recordar que, después de la
tercera iniciación, los efectos que puedan sufrir al recibir
la iniciación no se limitan simplemente al iniciado individual,
sino que a partir de allí y en todas las iniciaciones subsiguientes,
se convierte en el transmisor de la energía que, a través
de él, afluirá con acrecentada potencia en cada aplicación
del Cetro.
Actúa
principalmente como agente para trasmitir, aminorar y distribuir
sin peligro la correspondiente energía a la masa. Cada vez
que un discípulo lleva a cabo una iniciación y permanece
ante el Iniciador, se convierte simplemente en instrumento
por el cual el Logos planetario puede llegar a la humanidad
y llevar a los hombres nueva vida y energía.
El trabajo previo realizado antes de la tercera iniciación
y en ella, es puramente preparatorio para este tipo de servicio,
requerido para un "transmisor de energía". Por
esa razón es aplicado en la séptima iniciación, el rayo
predominante de nuestro planeta, el segundo Rayo de Amor
Sabiduría.
En
nuestro planeta no existe ninguna energía de igual potencia,
y ninguna expresión de la misma tiene una cualidad tan pura
y constructiva como la cualidad a que el iniciado está sometido
en la séptima iniciación. Esta séptima culminación iniciática
marca otro punto culminante en la carrera del iniciado e
indica su entrada en un ciclo de experiencia totalmente
distinta.
Si
se comparan estas instrucciones con el delineamiento dado
en las páginas 282-3, observarán que en la tercera iniciación,
el centro ajna (el centro entre las cejas) es el estimulado.
Esto es de gran interés, porque en dicha iniciación el discípulo
comienza consciente y creadoramente a dirigir las energías
puestas a su disposición, y lo hace por intermedio del centro
ajna, dirigido hacia toda la humanidad; ellas son:
1.
La energía de su propia alma, de efecto puramente grupal,
y aunque actúa por intermedio de su personalidad, es en
forma consciente, dirigida externamente al mundo -después
del proceso transformador obtenido cuando la energía recibida
compenetra su triple mecanismo.
2.
La energía del ashrama al cual pertenece. Tanto esta energía
como la ya mencionada, constituyen lógicamente la energía
del rayo de su alma y del ashrama que representa a ese rayo.
El efecto producido -de acuerdo a su capacidad de absorción
y dirección- acrecentará el desarrollo del Plan divino.
3.
La energía de la Jerarquía Misma. La Jerarquía está controlada
principalmente por la energía de segundo Rayo de Amor-Sabiduría,
aunque el rayo dominante se modifica y enriquece por su
fusión con los otros seis rayos. Al principio empleará esta
energía en forma mayormente inconsciente y, en este punto,
no registrará ninguna intención definida, lo cual se debe
a la magnitud del gran depósito de energías; es receptor
de las energías entrantes debido en gran parte a que es
un miembro iniciado de la Jerarquía y también un canal puro
para su transmisión.
4.
La energía peculiar que le es trasmitida por Sanat Kumara
en el momento de su iniciación, la cual es completamente
distinta de la trasmitida en las iniciaciones anteriores.
Proviene de Shamballa y es excepcionalmente (en sentido
indefinible y en consecuencia incomprensible para ustedes)
la energía del Logos-Planetario Mismo, que
dirige energías extraplanetarias (en las iniciaciones que
siguen a la tercera) desde el centro ajna, del cual se ha
posesionado, al centro coronario del iniciado, y de allí
inmediatamente a su centro ajna.
Esta energía luego es dirigida hacia afuera, a su campo
destinado de servicio, siendo de cualidad tan elevada que
el iniciado no posee un mecanismo capaz de captar su admisión
y circulación a través de sus tres centros de la cabeza.
No obstante, ella afluye a través de él y también hacia
el mundo, a pesar de que es inconsciente de su presencia.
El
ajna es "el centro de dirección"; está ubicado
simbólicamente entre los dos ojos, significando la doble
dirección de la energía de vida del iniciado -hacia afuera,
al mundo de los hombres, y hacia arriba, a la Vida y Fuente
divinas de todos los Seres. Allí donde se emprende conscientemente
la dirección de la energía (existen algunas de las cuales
el iniciado es constantemente consciente), el centro ajna
es controlado y dominado por el espíritu del hombre, el
cual mora internamente; este hombre espiritual basa todas
sus actividades, relacionadas con estas energías entrantes,
en el axioma: "la energía sigue al pensamiento".
Su
vida mental se convierte, por lo tanto, en el campo de su
mayor esfuerzo, porque sabe que la mente es el agente directriz,
se esfuerza por concentrarse en sí mismo, a fin de poder
controlar eventualmente y dirigir conscientemente todas
las energías divinas entrantes.
Éste es, en realidad, el principal esfuerzo jerárquico y
el trabajo al cual se consagran los Maestros y para el cual
están en constante entrenamiento. A medida que prosigue
el proceso evolutivo, existen en disponibilidad energías
nuevas y superiores. Esto sucede particularmente ahora,
pues Ellos se preparan para la reaparición de Cristo.
Hay
tres palabras rectoras para el discípulo, cuando manipula
su vida, medio ambiente y circunstancias, y son: Integración,
Dirección, Ciencia.
Su
tarea -al enfrentarla después de la tercera iniciación-
es lograr una mayor integración personal, a fin de ser acrecentadamente
una personalidad fusionada con el alma e integrarse con
su medio ambiente para propósitos de servicio. A esto debe
agregarse una tarea más sutil, su integración en el ashrama,
para ser parte integrante del grupo de trabajadores del
Maestro.
Mientras
prosigue el trabajo de integración se esfuerza, todo el
tiempo, por aprender a utilizar el centro ajna y trabajar
con él conscientemente y con correcta comprensión, para
absorber, transmutar y distribuir la energía, como su principal
servicio ashrámico.
Su
nota clave es correcta dirección, resultado de la correcta
reacción a la intención jerárquica y a los mandatos de su
propia alma. Descubre que ambas, integración y dirección,
requieren comprensión del conocimiento oculto y científico.
Entonces trabaja como científico y, por esta razón, las
tres notas clave de su vida como iniciado -antes e inmediatamente
después de la tercera iniciación- están condicionadas y
dirigidas por la mente; entonces el plano mental se convierte
en el campo de su principal esfuerzo como servidor.
Verán
nuevamente que no presento ningún cuadro ilusorio del proceso
iniciático, sino de arduo trabajo, constante esfuerzo y
esforzada vida mental y espiritual. Tienen aquí mucho para
considerar, y lo que he dado merece una sólida reflexión
y meditación.
Mi
sincera esperanza y deseo es que la enseñanza dada aquí pueda
ser comprendida y valorizada por ustedes y que oportunamente
comprenderán el proceso iniciático y participarán en él.
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