Los Rayos y las Iniciaciones

Tomo número 5 del Tratado sobre los Siete Rayos

Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul

(Alice A. Bailey)

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INDICE

PRIMERA PARTE 11

CATORCE REGLAS PARA LA INICIACIÓN GRUPAL

Pag.

OBSERVACIONES PRELIMINARES 13
PALABRAS DE INTRODUCCIÓN 21

Regla Uno El Devenir y la Función Grupales 32
Regla Dos Aceptado como Grupo 50
Regla Tres Dual es el Movimiento hacia delante 67
Regla Cuatro Evocación de la Voluntad 83
Regla Cinco El Todo Macrocósmico 101
Regla Seis El Grupo sigue adelante en la Vida 112
Regla Siete La Palabra Invocadora 119
Regla Ocho Los Siete, los Tres y el Uno 130
Regla Nueve El Iniciador Uno 146
Regla Diez O.M. el Sonido Creador 154
Regla Once El Cuarto Gran Ciclo de Realización 178
Regla Doce Servicio Grupal Iluminado-Salvador 191
Regla Trece El Misterio Oculto 208
Regla Catorce La Quíntuple Demanda 238


SEGUNDA PARTE 267

LOS RAYOS Y LAS INICIACIONES

OBSERVACIONES PRELIMINARES 269
PRIMERA SECCIÓN. EL ASPIRANTE Y LOS MISTERIOS DE LA INICIACIÓN 288

La Entrada a través de los dos Portales de la Iniciación 288
El Portal de la Iniciación 288
El Portal que da entrada al Camino de la Evolución Superior 295

La Entrada en el Ashrama 303
Los siete Grupos de Ashramas dentro de la Jerarquía 308
Los siete Senderos que enfrenta el Maestro 327
El Sendero del Servicio en la Tierra 328
El Sendero del Trabajo Magnético 331
El Sendero de entrenamiento para los Logos Planetarios 335

Ciertos Cambios Jerárquicos 338
El Sendero hacia Sirio 341
El Sendero de Rayo 346
El Sendero que recorre el Logos Mismo 348
El Sendero de la Filiación Absoluta 349

Párrafos Extraídos de Tratado sobre Fuego Cósmico 352
Análisis de la Tensión Mundial 353

La Vida Dual del Proceso Iniciático 356
La Vida Dual del Discípulo 359
La Existencia Dual del Maestro 361

La Ciencia del Antakarana 364
La Construcción del Antakarana 366
La Naturaleza del Antakarana 373
El Puente entre los Tres Aspectos de la Mente 377
El Puente como Agente de Alineamiento 388
La Técnica de la Construcción 391
En el Pasado 393
En el Presente 397
Seis Etapas del Proceso de Construcción 400
La Tarea Inmediata 409
Los Siete Métodos de Rayo 413

Delineamiento de la Contemplación Reflexiva 421
Significado del Proceso Iniciático 436
Fusión de la Conciencia del Maestro con la del Discípulo 446
Impresión de la Intención Jerárquica en la Mente del Discípulo 451

SECCIÓN SEGUNDA. EL ASPIRANTE Y LAS INICIACIONES MAYORES 457

La Relación de los Siete Rayos con las Iniciaciones 458

Los Rayos y las Cinco Iniciaciones que enfrenta la Humanidad 465
Primera Iniciación. El Nacimiento. Séptimo Rayo 465
Segunda Iniciación. El Bautismo. Sexto Rayo 473
Tercera Iniciación. La Transfiguración. Quinto Rayo 484
Cuarta Iniciación. La Renunciación. Cuarto Rayo 494

El Tipo particular de la Energía involucrada y su Efecto iniciático 497
El Efecto de la Energía de Armonía a través del Conflicto sobre la
Humanidad 501
El Factor del Rayo Amor Sabiduría cuando controla al Cuarto Rayo 504
El Efecto del Rayo de Armonía a través del Conflicto en el Mundo
Moderno de Naciones 509
Los resultados de la Actividad del Cuarto Rayo sobre el Discípulo
Individual 522
Resumen y Predicción 524

Los Rayos de Aspecto y las Iniciaciones Superiores 526
Quinta Iniciación. La Revelación. Primer Rayo 529
El Efecto que en la Actualidad Produce el Primer Rayo sobre la Humanidad 530

Sexta Iniciación. La Decisión. Tercer Rayo 536
Séptima Iniciación. La Resurrección. Segundo Rayo 537
Octava Iniciación. La Gran Transición. Cuarto, quinto, sexto, y
séptimo rayos 537

(Los cuatro rayos menores)
Novena Iniciación. La Negación. Primero, segundo y tercer rayos 537


(Los tres rayos mayores)

LAS SIETE Y LAS NUEVE INICIACIONES DE NUESTRA VIDA PLANETARIA 538

La Significación de las Iniciaciones 542
Primera Iniciación. El Nacimiento en Belén 544
Segunda Iniciación. El Bautismo en el Jordán 551
Tercera Iniciación. La Transfiguración 562
Cuarta Iniciación. La Gran Renunciación o Crucifixión 566
Quinta Iniciación. La Revelación 575

La Parte que Desempeña la Energía al Inducir a la Revelación 579
El Lugar que ocupa la Voluntad para Inducir a la Revelación 584

Sexta Iniciación. La Decisión 587
Séptima Iniciación. La Resurrección 596
Octava Iniciación. La Gran Transición 602
Novena Iniciación. La Negación 602

APÉNDICE 605
CINCO GRANDES ACONTECIMIENTOS ESPIRITUALES 607
ESTANZAS PARA DISCÍPULOS 624



 

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SECCIÓN SEGUNDA


EL ASPIRANTE: Y LAS INICIACIONES MAYORES


Entramos ahora a la segunda parte de nuestro tema, que trata de las iniciaciones mayores; lo haremos principalmente desde el ángulo de las energías de rayo, considerando el tema desde el punto de vista del iniciado. Me pregunto si se da cuenta, hermano mío, que esto nunca se hizo antes. La enseñanza dada hasta ahora sobre la iniciación ha sido pictórica y simbólicamente presentada; la comprensión del proceso dependió de la correcta interpretación. En esta era materialista, la interpretación ha sido de naturaleza mayormente material; se puso el énfasis sobre lo tangible y el supuesto aspecto forma de la iniciación.

Aquí propongo un acercamiento diferente y quisiera pedirle tener presente algunas palabras extraídas de los antiguos archivos:

"La energía es todo lo que existe, oh Chela en la Luz, pero no es conocida. Es la causa del conocimiento, y su aplicación y captación conduce a la expansión de la comprensión".

 

"Por medio de la energía fueron creados los mundos, y por medio de esa energía progresaron; por medio de la energía las formas se desarrollan y mueren; por medio de la energía los reinos se manifiestan y desaparecen bajo el umbral del mundo que siempre existe y existirá eternamente".

 

"Por medio de la energía se asciende a la Cruz, y desde el vórtice de las cuatro fuerzas que se unen, el iniciado atraviesa la puerta y es impelido hacia la Luz -luz que aumenta ciclo tras ciclo y es conocida como la suprema Energía Misma".

 

No podré evitar cierta medida de acercamiento simbólico y me veo obligado a emplear palabras que no logran expresar la verdad. La amplitud de su comprensión estará basada en su etapa de evolución, su actitud mental al encarar este tema y el punto de tensión logrado.

 

La iniciación es (en su definición más simple) la comprensión del Camino, pues la comprensión es una energía reveladora que permite la realización.

 

La iniciación es un progreso en la experiencia y, por su intermedio, el logro de un punto de tensión. Manteniendo ese punto de tensión el iniciado ve lo que está por delante. La iniciación permite entrar progresivamente en la mente del Logos creador. Esta última definición es quizás una de la más importantes que he dado hasta ahora. Reflexionen sobre mis palabras.

 

La iniciación es un sistema o procedimiento científico por el cual el septenario de energías, que componen la suma total de existencias en nuestra Vida planetaria, son comprendidas y conscientemente empleadas para el desarrollo del Plan divino. Podría también enunciarse que la iniciación es un método por el cual la circulación de las energías es acrecentada por la apertura o el despertar de ciertos centros planetarios y humanos, al recibir el impacto de sus cualidades, potencia de rayo e intención divina. Esta afirmación subyace en el corazón de la enseñanza sobre el Laya Yoga o la Ciencia de los Centros.

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LA RELACIÓN DE LOS SIETE RAYOS CON LAS INICIACIONES

Será evidente que, por ser la energía la base de todo nuestro mundo manifestado, una iniciación es una condición de la conciencia donde el discípulo plenamente preparado emplea las energías disponibles (en el momento de la iniciación) para producir cambios de naturaleza trascendental y reveladora en la conciencia. Cada iniciación coloca al iniciado en posición de control ciertas energías relacionadas, permitiéndole convertirse acrecentadamente en manipulador entrenado de esas energías;

cada iniciación le da la comprensión de la energía relacionada y de campo de actividad; cada iniciación le revela la cualidad y tipo de estímulo que va a ser evocado, cuando es puesto en contacto con determinada energía de rayo;

cada iniciación establece relación entre el iniciado y la energía de rayo involucrada, de manera que gradualmente (sin tener en cuenta cuales pudieran ser los rayos a que pertenecen su alma o su personalidad) podrá trabajar con la cualidad o el aspecto creador de todos los rayos, aunque adquiriendo siempre una mayor facilidad para trabajar en su propio rayo del alma y, posteriormente, en el rayo de mónada -uno de los tres Rayos mayores de Aspecto.

 

Quisiera recordarles que todos los seres humanos deben finalmente expresar la cualidad y la vivencia de uno de las tres Rayos de Aspecto, aunque, en tiempo y espacio, sus almas puedan originalmente pertenecer a uno de los cuatro Rayos de Atributo. Podría ser útil aquí enumerar los rayos, y de esta manera refrescar la memoria del neófito:

 

Rayos de Aspecto:

1. El Rayo de Poder, Voluntad o Propósito.
2. El Rayo de Amor-Sabiduría.
3. El Rayo de Inteligencia Activa Creadora.

Rayos de Atributo:

4. El Rayo de Armonía a través del Conflicto.
5. El Rayo de Ciencia Concreta o Conocimiento.
6. El Rayo de Idealismo o Devoción.
7. El Rayo de Orden o Magia Ceremonial.

 

El contacto con la energía de tercer Rayo de Inteligencia Activa (como se lo denomina a veces), o la "energía de la aguda percepción mental divina", revela a la conciencia del iniciado los "secretos de la Mente de Dios ".

 

Los cuatro Rayos de Atributo, en el ciclo evolutivo, condicionan su carácter (o mecanismo de contacto) y evocan su cualidad esencial. Los tres Rayos de Aspecto le permiten recibir las cuatro iniciaciones superiores: sexta, séptima, octava y novena, conectadas exclusivamente con Shamballa.

Los cuatro Rayos de Atributo, particularmente cuando están sintetizados por intermedio del tercer Rayo de Aspecto, se relacionan más definidamente con la Jerarquía y, por lo tanto, con las primeras cinco iniciaciones.

Los Rayos de Aspecto están esencialmente relacionados con el aspecto vida o voluntad de la divinidad, y los Rayos de Atributo con el aspecto conciencia.

 

Cada ser humano, en las primeras etapas de su desarrollo (en las antiguas Lemuria y Atlántida, o que hoy posee el estado de conciencia lemuriano o atlante, y de ellos hay muchos), viene a la encarnación en uno de los cuatro Rayos de Atributo, porque dichos rayos están especial y excepcionalmente relacionados con el cuarto reino de la naturaleza y, por consiguiente, con la cuarta Jerarquía Creadora.

Durante el extensamente largo ciclo de la quinta raza actual, la así llamada raza Aria, llegó un período (quedando ahora en el pasado muy distante y olvidado) en que individuos que habían alcanzado cierto estado de conciencia fueron transferidos a uno de los tres Rayos de Aspecto, de acuerdo al predominio de la energía o la línea de fuerza que era condicionada por estos rayos.

 

Uno de los Rayos de Aspecto y dos de los Rayos de Atributo (tercero, quinto y séptimo) están condicionados por el primer Rayo de Poder o Voluntad, mientras que el cuarto y sexto están condicionados por el segundo Rayo de Amor Sabiduría.

Esto lo he señalado anteriormente. Un ciclo de vidas en el tercer Rayo de Inteligencia Creadora (como prefiero denominarlo) precede siempre a esta trasferencia.

 

Esta experiencia de rayo abarca un vasto lapso. Excepto en la enseñanza oculta y en los archivos que están bajo custodia de los Maestros, la historia -tal como la conocemos y que expresa lo que emerge desde los tiempos primitivos y medievales- no existe.

Desde el ángulo del ocultismo, la historia abarca solamente desde la aparición de esas culturas y civilizaciones denominadas quinta raza raíz, y sólo una pequeña parte es reconocida como Aria;

esta última es simplemente una nomenclatura moderna y científica que describe un pequeño período de la historia moderna.

El ciclo ario comprende el período de relación entre grupos y naciones, aunque presenta (como hipótesis necesaria) previos, pero desconocidos ciclos de vida humana, donde el hombre primitivo erraba sobre la tierra;

otras veces presenta la existencia de una civilización anterior, completamente desaparecida, dejando tras ella débiles huellas de antiguas civilizaciones organizadas y restos culturales, y también indicios de relaciones intermundiales de la cuales no hay prueba positiva;

se sugiere que existieron por la similitud de su arquitectura, raíces idiomáticas, tradiciones y mitos religiosos.

Durante estos primitivos períodos, todos los seres humanos estaban condicionados por los cuatro Rayos de Atributo, y como almas y personas encarnadas pertenecían a uno de estos cuatro rayos.

 

Hacia la mitad del ciclo atlante (hace incontables millones de años) la influencia del tercer Rayo de Inteligencia Activa se hizo excesivamente potente. Una parte avanzada de la humanidad de ese período, encontró gradualmente su camino hacia o más bien, dentro de la corriente de energía divina que denominamos tercer rayo. Entonces la posibilidad de llegar a ser personalidades integradas fue por primera vez reconocida, reconocida humanamente. Esta integración debe preceder siempre a la iniciación humana consciente.

 

 

Recuerden lo dicho en mi enunciado anterior, de que los Rayos de Atributo están enfocados en el tercer Rayo de Aspecto y son absorbidos por él. Un estudio de los diagramas que he dado y permití que aparezcan en Tratado sobre Fuego Cósmico, ayudar a comprenderlo. Serán de utilidad si siempre recuerdan que sólo son de naturaleza simbólica y constituyen tentativas para indicar visualmente una verdad.

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La Atlante fue predominantemente una raza en la cual sus destacados exponentes (la "flor de la raza" o la "cresta de la ola según se le dice) expresaron una inteligencia activa. Los iniciados de entonces debían demostrar inteligencia y no amor sabiduría como sucede hoy. Esto se expresaba por su enfoque mental, una mente entrenada, capaz de recibir iluminación y una gran capacidad creadora. En la raza Aria, que desde el punto de vista oculto puede ser considerada como abarcando prácticamente la totalidad de la historia, tal como la conocemos, la influencia del segundo Rayo de Amor Sabiduría se convierte lentamente en el factor dominante; los hombres encuentran rápidamente su camino hacia ese rayo, y el número de personas que están en esa línea de energía es ya muy grande, aunque no tanto como las que se hallan en el tercer rayo, cuando se exprese en la actualidad por intermedio de uno de los cuatro Rayos de Atributo.

Ésta, la última de las razas humanas (nuevamente por intermedio de sus exponentes más destacados), debe manifestar el espíritu de amor por medio de la sabiduría; la base de esta expresión constituye una inclusividad en desenvolvimiento, una comprensión en desarrollo y una acentuada percepción espiritual, capaz de visualizar lo que está más allá de los tres mundos de la evolución humana.

 

Podría decirse aquí que la vida enfocada en una sola dirección, del intelectual (vida que los iniciados superiores demostraron en las iniciaciones atlantes), y la extensa e incluyente vida del iniciado moderno o ario, es el objetivo mantenido ante el discípulo, en el sendero del discipulado y en los ashramas de los Maestros.

 

La existencia, en la humanidad actual, de una ardiente inteligencia y una creciente inclusividad, está simbolizada en las palabras "la vida vertical y horizontal"; por lo tanto, está visualmente representada por el símbolo de la Cruz.

He indicado aquí que la Cruz es estrictamente el símbolo del desenvolvimiento ario. El símbolo de la antigua Atlántida era una línea; la línea vertical indica el desenvolvimiento y la aspiración mentales.

La conciencia crística o la conciencia del alma, consiste en el perfeccionamiento y el control de la mente, más la demostración del amor en el servicio, tales son las características sobresalientes de la Jerarquía y las cualidades esenciales de quienes constituyen el reino de Dios.

En la raza futura, que está todavía muy lejos y de la cual sólo los iniciados de grados superiores al quinto son su expresión, el Rayo de Aspecto que personifica la voluntad de Dios, predominará gradualmente.

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Su símbolo no puede ser revelado todavía. Tendrá lugar entonces una fusión de energía de la voluntad divina con las energías desarrolladas y manifestadas de la inteligencia y del amor. Durante la última raza (que aparecerá en incontables eras en el futuro) surgirá una síntesis creadora de estos tres Rayos de Aspecto. Entonces todas las almas pertenecerán a uno de estos tres rayos y todas las personalidades a uno de los cuatro Rayos de Atributo. Habrá una perfecta expresión -por intermedio de la humanidad, el tercer centro planetario divino- de la vivencia, la cualidad y la potencia creadora de todos los rayos.

Quisiera que se tuvieran presentes estos hechos cuando considere la relación de los siete rayos con la iniciación, en este período mundial particular y durante el ciclo en que se huellan los senderos del discipulado y de la iniciación. Entonces se producirán grandes transiciones, pues el poder de incluir y de amar en el verdadero sentido esotérico, produce automáticamente cambios y un nuevo reenfoque básico en la vida del discípulo aceptado y del iniciado; estos cambios, transiciones y reacciones, son producidos por la acción de las potencias de rayo, durante el período de la iniciación; recién entonces, el iniciado entra en relación con los rayos que lo condicionan en ese momento. Afectan a su personalidad fusionada con el alma y también al ashrama al cual está afiliado.

 

La cualidad y la potencia de un ashrama son definidamente afectadas por la admisión de un iniciado; el ashrama no sólo lleva como alma su propia potencia y cualidad de rayo, sino también la energía de los rayos que produjeron lo cambios y lo condicionaron durante el proceso iniciático por el que acaba de pasar.

 

Así entra en una nueva etapa de contacto consciente dentro del ashrama. Este nuevo estado de espiritualidad perceptiva permite al iniciado entrar en relación con quienes han recibido una iniciación similar. Por lo tanto, se convierte acrecentadamente en agente constructor y creador dentro de ashrama.

 

Para esto el iniciado necesita prepararse cuidadosamente, lo cual debe ir paralelo a su comprensión del proceso iniciático, demostrándolo en el plano externo de la actividad, al prestar servicio.

 

No se le permite entrar en la vida del ashrama y convertirse en receptor de energías excesivamente activas, hasta haber probado que esas energías no serán "ocultamente retenidas por él, sino que llegarán a ser la "fortaleza y la potencia" de su servicio entre los hombres.

Haremos ahora un análisis más exacto de las energías de los siete rayos y sus efectos sobre los procesos iniciáticos que enfrenta el discípulo. Todo iniciado entra en el período del proceso iniciático, poseyendo determinado equipo de energía. Su personalidad se expresa dentro de la periferia de los tres mundos por intermedio de formas de rayo y relaciones claramente definidas. Se ha trasformado en una personalidad, debido a la integración de su mente, su naturaleza emocional y su cuerpo físico -la energía de este ultimo factor fenoménico está enfocada en el cerebro físico.

Éstos están compuestos y condicionados por unidades de energía de las cuales están constituidos, y "enfocan su intención" por intermedio del cerebro físico, capacitando así la personalidad para ser una entidad autodirigida en el plano físico. A esta personalidad debe sumársele una quinta energía mayor, la del alma. Cada una de estas expresiones de la personalidad está compuesta de siete energías de rayo y regida por una de ellas, de manera que tenemos una grande y dinámica síntesis, que -en cuanto empieza el proceso iniciático- es, en realidad, una combinación de cinco energías:

 

1. La energía del alma, que es en sí misma una triple energía.
2. Las energías de la personalidad, la cual tiene tal potencia, (pues es una fusión de tres energías de rayo) que ha evocado el rayo que la rige, denominado el rayo de la personalidad:

h. La energía de la cual está compuesto el vehículo mental.
i. La energía que se manifiesta como naturaleza emocional.
j. La energía del cuerpo físico, enfocada en el plano físico y condicionando al cerebro.

 

Esta información es elemental, pero la repito en aras de la claridad y a fin de saber lo que estamos considerando.

 

En el caso del discípulo aceptado, en preparación para la iniciación, el término aplicado a este sistema de energías integradas es "personalidad fusionada con el alma".

 

La fusión es necesariamente incompleta, pero hay suficiente energía del alma para garantizar el mínimo control del alma que hará efectivo el proceso iniciático. Podría decirse además que este sistema de energías integradas enfrenta (por medio del proceso iniciático) fusiones aún superiores, porque la iniciación es un proceso por el cual son posibles las sucesivas integraciones -acompañadas por consiguientes expansiones de conciencia. Éstas son tres, pero en un significado más amplio son siete, aunque implica muchos puntos de integracion menores:

 

1. Fusión de las energías, de la personalidad fusionada con el alma, con las triples energías de la Tríada espiritual.


2. Fusión con la mónada -de la cual la Tríada espiritual es una expresión.


3. Fusión con la conciencia mundial del Logos planetario, a tal grado, que convierte la vida planetaria (con todos sus estados de conciencia y fenómenos) en una forma confinadora y limitadora para el iniciado.

 

En relación con esta fusión final, es conveniente señalar que, cuando se alcanza esta etapa de desarrollo, es posible entonces entrar en el "excelso estado mental" que mantiene al Logos planetario enfocado en la conciencia del sacrificio que Él ha realizado mediante el proceso de manifestación.

Como se señala en La Doctrina Secreta, dicho sacrificio, en bien de incontables miríadas de vidas que componen Su cuerpo de manifestación, Lo mantiene en expresión física hasta que "el último cansado peregrino" halle su camino al hogar.

La extensión y el propósito esencial de este sacrificio divino se le van aclarando al iniciado después de la quinta iniciación, y constituye uno de los principales factores que debe considerar cuando enfrenta la Iniciación de la Decisión (la sexta iniciación).

 

En ninguna etapa de su desenvolvimiento capta el propósito básico, ni (hablando esotéricamente) la "extensión dinámica" de este sacrificio, tal como es complementado por la voluntad del Logos planetario. Sin embargo, responde a una comprensión mental del aspecto inferior objetivo de este sacrificio, y a la naturaleza de la periferia, o a la forma aprisionante (suma total), en la cual el Logos planetario ha elegido aprisionarse. Por primera vez en su experiencia de la vida el iniciado llega a captar el principio de limitación. No puede aún ir más allá de este excelso estado de percepción mental, pues está limitado por esa esfera de actividad que llamamos los siete planos y que, en su totalidad, constituyen el plano físico cósmico.

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Muchas fusiones menores tienen lugar en la fase en que interviene el desarrollo iniciático, entre una iniciación y otra -una triple fusión mental entre los tres aspectos de la mente (el vehículo mental inferior, el alma o el Hijo de la Mente, y la mente superior o abstracta), la fusión con la conciencia del Maestro, la fusión con el ashrama creado por la energía de rayo que condiciona su alma, y la fusión, en la conciencia, con la totalidad de los ashramas integrados, que forman el Ashrama de Sanat Kumara.

 

Estas sucesivas fusiones subsidiarias le revelan el fenómeno y la cualidad de los dos estados de conciencia superiores de la Tríada espiritual: el búdico o estado de razón pura, y el átmico o estado de intención de la voluntad directamente espiritual.

Al proporcionarles una visión interna de la relación de los rayos y las iniciaciones, me veo en la perentoria necesidad de descubrir nuevas y llamativas palabras y frases, mediante las cuales expresar las insinuaciones e indicaciones familiares, dadas por los grupos esotéricos que han tratado de despertar la conciencia moderna a la realidad y propósitos de la iniciación.

La iniciación es una secuencia progresiva de impactos de energía dirigidos, caracterizados por puntos de crisis y de tensión y regidos -en un sentido hasta ahora incomprendido- por la Ley de Causa y Efecto.

 

Al iniciado progresista le parece que esta Ley de Causa y Efecto (desde el ángulo espiritual es un proceso contrario del que hasta ahora ha regido su vida.

 

En vez de ser impelido hacia adelante, en el sendero de evolución, por energías espirituales que desde esferas superiores invocan y evocan su respuesta, más una expansión de conciencia en desarrollo, cada iniciación sucesivamente recibida, comprendida y expresada en el plano físico, se trasforma en causa e influencia que impulsa al iniciado hacia adelante en el sendero de la iniciación.

 

En un caso, la causa del progreso reside en el descenso de las energías que producen efecto en lo que es así estimulado; en otro, la causa radica en la personalidad fusionada con el alma, constituyendo un movimiento ascendente de la actividad iniciática autodirigida, en la medida que su alma puede expresar la energía del amor y la energía de la voluntad, que en sí es el resultado de todas las fusiones que pudo enfocar y utilizar conscientemente en un momento dado. Estos puntos resultarán difíciles de captar, pero son de suma importancia.

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En el sendero de evolución, el ser humano es influido desde arriba hacia abajo; el iniciado es dirigido desde adentro hacia arriba. Esto describe el significado subyacente de la energía del libre albedrío, siendo solamente posible por la autodirección, energía que actualmente lucha por expresarse en ese gran discípulo mundial, la Humanidad.

Estos conceptos merecen una cuidadosa consideración. La séptuple energía que agita hoy a la humanidad marca una encrucijada en la historia humana e indica la posibilidad de la transferencia de la humanidad al sendero del discipulado, en el cual la libertad de expresión de la vida consciente autodirigida será acrecentadamente posible.

 

 

LOS RAYOS Y LAS CINCO INICIACIONES QUE ENFRENTA LA HUMANIDAD

Consideraremos ahora el tema de los rayos y la iniciación. Esto significa, en realidad, un estudio de los rayos que condicionan activamente el sendero de la iniciación. Recuerden que tratamos aquí el sendero de la iniciación y no principalmente el sendero del discipulado, aunque ambos están estrechamente relacionados;

 

 

tampoco tratamos el carácter y los actos del discípulo, sino una sola cosa: el tipo de energía de rayo que hace posible cualquier iniciación específica, independientemente de los rayos a que pertenece el iniciado.

 

 

 

En realidad estoy considerando la iniciación como un proceso planetario y no como un proceso que afecta al iniciado individual, lo cual consideraré en el punto titulado "La Significación de las Iniciaciones". Tomaremos cada iniciación y la estudiaremos tal como está delineada en las págs. 437-38 Probablemente lo hallen más interesante, y comprenderán con mayor facilidad lo que entonces dije, si en lo posible captan algunas implicaciones en lo que ahora voy a impartir.

 

Estas cinco iniciaciones están regidas por los impulsos de la energía de los rayos séptimo, sexto, quinto y cuarto, más la influencia dinámica del primer rayo en el momento de la quinta iniciación.

 

Observarán por lo tanto que las iniciaciones que enfrenta la humanidad común están condicionadas por un rayo menor y, sin embargo, traen finalmente la energía del Rayo de Aspecto más elevado, el de la Voluntad o Poder. Esta energía eléctrica dinámica debe actuar en un sentido nuevo y diferente, si queremos que las cuatro iniciaciones superiores se conviertan en objetivos vivientes en la conciencia del iniciado. Es por esta razón que la quinta iniciación se denomina la Iniciación de la Revelación.

En esta iniciación, le es concedido al iniciado una comprensión del primer aspecto o voluntad, y por primera vez le es revelada al iniciado la naturaleza del Propósito divino; hasta ahora se ha preocupado de la naturaleza del Plan, que después de todo es un efecto del Propósito.

Durante estas cinco iniciaciones preliminares, el iniciado se va dando cuenta progresivamente de la verdadera naturaleza de los rayos menores, en su aspecto creador y como expresión de la cualidad del mundo manifestado. En las cuatro iniciaciones superiores, llega lentamente a una tenue comprensión del propósito de la creación; sin embargo, el verdadero propósito y la naturaleza de la voluntad del Logos planetario sólo serán revelados en el siguiente sistema solar, donde Su personalidad fusionada con el alma demostrará el propósito viviente dentro del "círculo no se pasa" de los tres planos cósmicos inferiores.

No es necesario ocuparnos de estas ideas abstrusas. Estudiemos las condiciones de la energía cuando el iniciado pasa de una iniciación a otra, hasta permanecer ante el portal de la revelación.

 

Primera iniciación. El Nacimiento en Belén. Séptimo Rayo.


La Energía de Orden o Magia Ceremonial.

Ante todo consideraremos el tipo de energía expresada por el séptimo rayo y dónde reside su potencia y eficacia, desde el ángulo de la iniciación. A medida que estudiemos estas iniciaciones y sus rayos condicionantes, haremos una triple clasificación al respecto:

1. El tipo de energía y su cualidad, en relación con los procesos de determinada iniciación, con la cual ese tipo de energía está asociado.


2. Su efecto sobre la humanidad, considerando a la humanidad como un discípulo mundial.


3. La naturaleza estimulante de la energía, al expresarse:


a. En los tres aspectos de la naturaleza del iniciado -mental, astral y físico.


b. Por intermedio de la personalidad fusionada con el alma, el iniciado "bien conceptuado" -una frase de profunda implicación oculta.

En este momento particular de la historia mundial, la energía del séptimo rayo es de creciente potencia porque es el nuevo y entrante rayo que reemplaza al sexto, el cual ha regido durante tanto tiempo.

Cuando hablamos de energía de rayo estamos considerando, en realidad, la cualidad y el aspecto voluntad-propósito de cierta gran Vida a la cual damos el nombre de "Señor de Rayo".

 

Hallarán mucha información sobre estos Señores de Rayo en los tomos anteriores de este Tratado sobre los Siete Rayos. Su intención, voluntad y propósito divino o la proyección determinada de Su mente, crean una radiación o corriente de energía que -de acuerdo al tipo y cualidad- actúa sobre todas las formas de vida manifestada dentro de nuestro "círculo no se pasa" planetario.

Estos Señores de Rayos son las energías creadoras y sustentadoras que complementan la Voluntad del Logos planetario.

Colaboran con Él en la definición y expresión de Su supremo propósito. Sus radiantes emanaciones son objetivadas y retiradas cíclicamente. A medida que se irradian en los tres mundos, las energías que hacen impacto, producen cambios, disturbios, progreso y desenvolvimiento, crean las nuevas formas necesarias y vitalizan y cualifican aquello por lo cual se expresa la inmediata intención divina, intensificando tanto la cualidad como la receptividad de la conciencia.

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En otros momentos, durante el proceso de ser retiradas "a su propio lugar", causan la desaparición o la muerte del aspecto forma, de las instituciones y "organismos organizadores" (empleando una frase peculiar), produciendo por lo tanto ciclos de destrucción y cesación, y dando así lugar a esas nuevas formas y expresiones de vida que serán producidas por un rayo entrante.

 

El retiro gradual del sexto Rayo de Idealismo y de Devoción, la devoción centrada en un solo punto, ha sido responsable del fermento, la cristalización, la destrucción, la muerte y las separaciones, durante el siglo pasado; las cosas antiguas van desapareciendo a medida que el Señor del sexto Rayo aparta Su atención y, por lo tanto, Su energía; actualmente Su radiación ya no está centrada o enfocada en la vida de los tres mundos.

En forma simultánea la energía y la radiación del Señor de séptimo rayo va siendo cada vez más poderosa en los tres mundos.

La entrada de un rayo produce siempre un intensificado período de actividad iniciática, como sucede ahora. El efecto principal, en lo que concierne a la humanidad, es posibilitar la presentación de millares de aspirantes y solicitantes para la primera iniciación los hombres en vasta escala y en formación masiva pueden pasar actualmente por la experiencia de la Iniciación del Nacimiento.

Millares de seres humanos pueden experimentar el nacimiento de Cristo dentro de sí mismos y comprender que la vida, la naturaleza y la conciencia crísticas les pertenecen. La iniciación del “nuevo nacimiento" de la familia humana tendrá lugar en Belén simbólicamente comprendido, pues Belén es la "casa del pan” -término oculto que significa experiencia en el plano físico. Estas grandes iniciaciones, complementadas por las energías de rayo, deben ser registradas en el cerebro físico y anotadas en la conciencia vigílica del iniciado, debiendo ser así en este asombroso período, en el cual -por primera vez desde que la humanidad apareció sobre la Tierra- puede tener lugar una iniciación en masa.

La experiencia no necesita ser expresada en términos ocultos y, en la mayoría de los casos, no lo será; el iniciado individual que recibe esta iniciación, es consciente de grandes cambios en su actitud, hacia sí mismo, sus semejantes, las circunstancias y hacia sus interpretaciones de los eventos de la vida.

Éstas son peculiarmente las reacciones que acompañan a la primera iniciación; el iniciado registra entonces una nueva orientación hacia la vida y un nuevo mundo de pensamiento. Esto será igualmente verdad en vasta escala, en lo que se refiere al hombre moderno, el iniciado mundial de primer grado. Los hombres reconocerán en muchas vidas la evidencia del surgimiento de la conciencia crística, y las normas de vida serán acrecentadamente reajustadas a la verdad, tal como existe en las enseñanzas impartidas por Cristo.

Esta conciencia crística que va desarrollándose en las masas, creará necesariamente un fermento en la vida diaria de los pueblos de todas partes; la vida de la personalidad, orientada hasta ahora hacia la obtención de fines materiales y puramente egoístas, luchará contra la nueva e interna comprensión; el hombre "carnal" (para emplear las palabras de Pablo, el iniciado) combatirá al hombre espiritual, tratando cada uno de obtener el control.

En las primeras etapas, después de "el nacimiento" y durante "la infancia" del Cristo Niño (hablando nuevamente en símbolos), triunfa el aspecto materialista. Más tarde triunfa la vida crística. Esto es bien sabido. Cada iniciación indica una etapa en el crecimiento y desarrollo de este nuevo factor en la conciencia y la expresión humanas, y ello continúa hasta la tercera iniciación, en que el "hombre maduro surge en Cristo".

Entonces, en la quinta iniciación, el iniciado está preparado para registrar, comprender y anotar, la revelación largamente esperada.

En relación con el individuo y la primera iniciación, el séptimo rayo se halla siempre activo y el hombre está capacitado para registrar conscientemente la realidad de la iniciación, porque el cerebro o la mente (y frecuentemente ambos), están controlados por el séptimo rayo.

Este hecho es de importancia actualmente en relación con la humanidad, pues permitirá al género humano atravesar el portal que le dará entrada al primer proceso iniciático. Evidentemente el período actual, en el cual los seres humanos (en grandes grupos) pueden recibir la primera iniciación, corresponde a esa situación en que el pan es el principal interés de los hombres de todas partes.

La humanidad pasará por esta iniciación del "nacimiento" y manifestará la vida crística en gran escala, por primera vez, durante un período de reajuste económico, del cual la palabra "pan" no es más que un símbolo.

Este período empezó en el año 1825 y continuará hasta el fin de este siglo. (SIGLO XX, editor web)

El desenvolvimiento de la vida crística -como resultado de la presencia y actividades del segundo aspecto divino del amor- traerá como resultado el fin del temor económico, y "la casa del pan" se convertirá en "la casa de la abundancia". El pan -como símbolo de la necesidad material humana- será eventualmente controlado por un vasto grupo de iniciados de la primera iniciación -aquellos cuyas vidas comiencen a ser controladas por la conciencia crística, conciencia de la responsabilidad y del servicio.

Hay miles de estos iniciados en la actualidad, y cuando llegue el año 2025 habrá millones. Toda esta reorientación y desenvolvimiento será el resultado de la actividad del séptimo rayo y el impacto de su radiación sobre la humanidad.

El séptimo rayo es, por excelencia, el medio de relación. Une los dos aspectos fundamentales espíritu y materia. Relaciona el alma con la forma, y en lo que concierne a la humanidad, el alma con la personalidad.

En la primera iniciación, hace al iniciado consciente de esta relación; le permite beneficiarse de esta "dualidad que se aproxima" y -mediante el perfeccionamiento del contacto- producir en el plano físico el surgimiento del "nuevo hombre" a la manifestación.

En la primera iniciación, mediante el estímulo creado por la energía del séptimo rayo, la personalidad del iniciado y la superinfluyente alma, son conscientemente unidas; entonces el iniciado sabe, por primera vez, que es una personalidad fusionada con el alma. Su tarea consiste ahora en desarrollarse a semejanza de lo que esencialmente es. Este desarrollo se demuestra en la tercera iniciación, la de la Transfiguración.

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La función principal de este séptimo rayo es reunir los aspectos negativo y positivo de los procesos naturales.

Por lo tanto rige las relaciones sexuales de todas las formas; es la potencia que subyace en la relación matrimonial y por eso, debido a que este rayo viene a la manifestación en este ciclo mundial, tenemos la aparición de fundamentales problemas sexuales: -libertinaje, perturbaciones en la relación marital, divorcio y la iniciación de esas fuerzas que producirán eventualmente una nueva actitud hacia el sexo y el establecimiento de esas prácticas, actitudes y percepciones morales, que regirán las relaciones entre los sexos durante la nueva era venidera.

 

La primera iniciación, por lo tanto, está estrechamente relacionada con este problema.

 

El séptimo rayo rige el centro sacro y la sublimación de su energía en la laringe o el centro creador superior; por ello, él inicia un período de enorme actividad creadora, tanto en el plano material, mediante el estímulo de la vida sexual de todos los pueblos, como en los tres mundos, por el estímulo producido cuando el alma y la forma se relacionan conscientemente.

 

La primera y principal prueba de que la humanidad (por intermedio de la mayoría de la gente avanzada) haya pasado por la primera iniciación, será la aparición de un ciclo de arte creador totalmente nuevo.

 

Este impulso creador adoptará formas que expresarán las nuevas energías entrantes. Así como el período regido por el sexto rayo ha culminado en un mundo en que los hombres trabajan en grandes talleres y fábricas para producir la inmensa cantidad de objetos que consideran necesarios para su felicidad y bienestar, así en el ciclo del séptimo rayo veremos a los hombres ocupados en escala aún mayor, en el campo del arte creador.

 

La devoción a los objetos será reemplazada eventualmente por la creación de lo que expresará más verdaderamente lo Real; la fealdad y el materialismo cederán su lugar a la belleza y a la realidad.

 

En gran escala, la humanidad ha sido ya "conducida de la oscuridad a la luz", y la luz del conocimiento colma la tierra. En el período que hay por delante, regido por la radiación influyente del séptimo rayo, la humanidad será "conducida de lo irreal a lo Real". La primera iniciación posibilita esto al individuo y lo posibilitará a las masas.

 

Es necesaria la energía del séptimo rayo para poner orden en el caos, y ritmo en reemplazo del desorden. Esta energía traerá el nuevo orden mundial que todos los hombres esperan; restablecerá los antiguos jalones, indicará las nuevas instituciones y formas de civilización y cultura que exige el progreso humano, y nutrirá la nueva vida y los nuevos estados de conciencia que registrará acrecentadamente la humanidad evolucionada.

 

Nada detendrá esta actividad; todo lo que acontece hoy, a medida que los hombres buscan los nuevos caminos, la unidad organizada y la seguridad pacífica, están complementados por el entrante Rayo de Orden o Magia Ceremonial.

 

La magia blanca de las rectas relaciones humanas no puede ser detenida; inevitablemente se manifestará en forma efectiva, porque la energía de séptimo rayo está presente, y el Señor de Rayo está colaborando con el Señor del Mundo para establecer la "reforma" necesaria.

Las personalidades fusionadas con el alma, actuando regidas por la influencia de este rayo, crearán el nuevo mundo, expresarán las nuevas cualidades e instituirán esos nuevos regímenes y métodos organizados de actividad creadora que demostrarán la nueva vivencia y las nuevas técnicas de vivir.

 

La distorsión de estos ideales del séptimo rayo y la prostitución de esta energía entrante para servir las ambiciones oscuras y egoístas de hombres ambiciosos, han producido esos sistemas totalitarios que en la actualidad aprisionan tan terriblemente el espíritu libre de los hombres.

Resumiendo lo dicho:

1. La energía del séptimo rayo es el poderoso agente de la iniciación, es decir, del proceso de la primera iniciación, cuando es recibida en el plano físico.

2. Su efecto sobre la humanidad será:
a. Producir el nacimiento de la conciencia crística en el conjunto de seres humanos de aspiración inteligente.


b. Iniciar ciertos procesos evolutivos relativamente nuevos que trasformarán a la humanidad (como discípulo mundial) en humanidad (como iniciado mundial).


c. Establecer en forma nueva e inteligible el siempre existente sentido de relación y así establecer en el plano físico rectas relaciones humanas. Su agente es la buena voluntad, reflejo de la voluntad al bien del primer aspecto divino. La buena voluntad es el reflejo de este primer Rayo de Voluntad o Propósito.


d. Reajustar las relaciones negativas en positivas; en la actualidad se llevará a cabo principalmente en conexión con la relación sexual y el matrimonio.


e. Intensificar la creatividad humana y de esta manera hacer que el nuevo arte sea la base de la nueva cultura, como factor condicionante de la nueva civilización.


f. Reorganizar los asuntos mundiales e iniciar así el nuevo orden mundial. Esto pertenece definidamente al reino de la magia ceremonial.


3. Su estímulo sobre el iniciado individual será:
a. Traer a la existencia en el plano mental una amplia, difundida y reconocida relación entre el alma y la mente.


b. Producir cierta medida de orden en los procesos emocionales del iniciado, y ayudar así a realizar el trabajo preparatorio de la segunda iniciación.


c. Permitir al iniciado, en el plano físico, establecer ciertas relaciones a fin de prestar servicio, aprender la práctica elemental de la magia blanca y manifestar la primera etapa de una vida verdaderamente creadora.

 

En lo que concierne al iniciado individual, el efecto que produce la energía del séptimo rayo, en su vida, es extremadamente poderoso, lo cual se comprende fácilmente debido a que su mente y su cerebro están condicionados por el séptimo rayo, cuando tiene lugar conscientemente el proceso iniciático. Su efecto en el plano mental es similar al que sucede -en mayor escala- en el planeta, pues esta energía de rayo fue empleada por el Logos planetario cuando unió las dualidades principales espíritu y materia, en el comienzo de Su trabajo creador. Ambos aspectos de la mente (la mente concreta inferior y el alma, el Hijo de la Mente) se relacionan más estrechamente y entran eventualmente en una reconocida y consciente asociación en el plano astral; el séptimo rayo restablece el orden dentro de la conciencia astral y (en el plano mental su influencia produce la creatividad, la organización de la vida y la unión "en la cabeza" de las energías inferiores y superiores, de tal manera que "nace el Cristo". Consideraremos en detalle este último punto cuando nos ocupemos del significado de las iniciaciones; entonces veremos que está involucrada la relación entre el cuerpo pituitario y la glándula pineal.

Finalmente, la energía del séptimo rayo -en el proceso iniciático entre la primera y la segunda iniciaciones- permite al iniciado (en su vida en el plano físico) demostrar el desenvolvimiento del sentido de organización y orden, expresar consciente y crecientemente el deseo de ayudar a sus semejantes, establecer relaciones con ellos, y hacer que su vida creadora se manifieste de muchas maneras.

Todos estos factores están en embrión en su naturaleza, pero ahora comienzan a establecer conscientemente las bases para el futuro trabajo iniciático; hoy las disciplinas físicas son de gran importancia, aunque su valor es frecuentemente sobrestimado y su efecto no siempre es bueno; las relaciones establecidas y sostenidas son a veces de poco valor, debido a que el discípulo está generalmente autocentrado y no posee -por ignorancia y carencia de discriminación- la completa pureza de móvil. No obstante, los cambios creados, por la influencia de este rayo, se hacen acrecentadamente efectivos vida tras vida; la relación del discípulo con la Jerarquía, la reorganización de su vida en el plano físico y su creciente esfuerzo por demostrar el sentido esotérico de la magia blanca, serán cada vez más vitales, hasta que esté preparado para la segunda iniciación.

 

 

 


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