SECCIÓN SEGUNDA
EL ASPIRANTE: Y LAS INICIACIONES MAYORES
Entramos ahora a la segunda parte de nuestro tema, que trata
de las iniciaciones mayores; lo haremos principalmente desde
el ángulo de las energías de rayo, considerando el tema desde
el punto de vista del iniciado. Me pregunto si se da cuenta,
hermano mío, que esto nunca se hizo antes. La enseñanza dada
hasta ahora sobre la iniciación ha sido pictórica y simbólicamente
presentada; la comprensión del proceso dependió de la correcta
interpretación. En esta era materialista, la interpretación
ha sido de naturaleza mayormente material; se puso el énfasis
sobre lo tangible y el supuesto aspecto forma de la iniciación.
Aquí
propongo un acercamiento diferente y quisiera pedirle tener
presente algunas palabras extraídas de los antiguos archivos:
"La
energía es todo lo que existe, oh Chela en la Luz, pero no es
conocida. Es la causa del conocimiento, y su aplicación y captación
conduce a la expansión de la comprensión".
"Por
medio de la energía fueron creados los mundos, y por medio de
esa energía progresaron; por medio de la energía las formas
se desarrollan y mueren; por medio de la energía los reinos
se manifiestan y desaparecen bajo el umbral del mundo que siempre
existe y existirá eternamente".
"Por
medio de la energía se asciende a la Cruz, y desde el vórtice
de las cuatro fuerzas que se unen, el iniciado atraviesa la
puerta y es impelido hacia la Luz -luz que aumenta ciclo tras
ciclo y es conocida como la suprema Energía Misma".
No
podré evitar cierta medida de acercamiento simbólico y me veo
obligado a emplear palabras que no logran expresar la verdad.
La amplitud de su comprensión estará basada en su etapa de evolución,
su actitud mental al encarar este tema y el punto de tensión
logrado.
La
iniciación es (en su definición más simple) la comprensión del
Camino, pues la comprensión es una energía reveladora que permite
la realización.
La iniciación es un progreso en la experiencia y, por su intermedio,
el logro de un punto de tensión. Manteniendo ese punto de tensión
el iniciado ve lo que está por delante. La iniciación permite
entrar progresivamente en la mente del Logos creador. Esta última
definición es quizás una de la más importantes que he dado hasta
ahora. Reflexionen sobre mis palabras.
La
iniciación es un sistema o procedimiento científico por el cual
el septenario de energías, que componen la suma total de existencias
en nuestra Vida planetaria, son comprendidas y conscientemente
empleadas para el desarrollo del Plan divino. Podría también
enunciarse que la iniciación es un método por el cual la circulación
de las energías es acrecentada por la apertura o el despertar
de ciertos centros planetarios y humanos, al recibir el impacto
de sus cualidades, potencia de rayo e intención divina. Esta
afirmación subyace en el corazón de la enseñanza sobre el Laya
Yoga o la Ciencia de los Centros.
LA RELACIÓN DE LOS SIETE RAYOS CON LAS INICIACIONES
Será
evidente que, por ser la energía la base de todo nuestro mundo
manifestado, una iniciación es una condición de la conciencia
donde el discípulo plenamente preparado emplea las energías
disponibles (en el momento de la iniciación) para producir cambios
de naturaleza trascendental y reveladora en la conciencia. Cada
iniciación coloca al iniciado en posición de control ciertas
energías relacionadas, permitiéndole convertirse acrecentadamente
en manipulador entrenado de esas energías;
cada
iniciación le da la comprensión de la energía relacionada y
de campo de actividad; cada iniciación le revela la cualidad
y tipo de estímulo que va a ser evocado, cuando es puesto en
contacto con determinada energía de rayo;
cada
iniciación establece relación entre el iniciado y la energía
de rayo involucrada, de manera que gradualmente (sin tener en
cuenta cuales pudieran ser los rayos a que pertenecen su alma
o su personalidad) podrá trabajar con la cualidad o el aspecto
creador de todos los rayos, aunque adquiriendo siempre una mayor
facilidad para trabajar en su propio rayo del alma y, posteriormente,
en el rayo de mónada -uno de los tres Rayos mayores de Aspecto.
Quisiera
recordarles que todos los seres humanos deben finalmente expresar
la cualidad y la vivencia de uno de las tres Rayos de Aspecto,
aunque, en tiempo y espacio, sus almas puedan originalmente
pertenecer a uno de los cuatro Rayos de Atributo. Podría ser
útil aquí enumerar los rayos, y de esta manera refrescar la
memoria del neófito:
Rayos
de Aspecto:
1.
El Rayo de Poder, Voluntad o Propósito.
2. El Rayo de Amor-Sabiduría.
3. El Rayo de Inteligencia Activa Creadora.
Rayos
de Atributo:
4.
El Rayo de Armonía a través del Conflicto.
5. El Rayo de Ciencia Concreta o Conocimiento.
6. El Rayo de Idealismo o Devoción.
7. El Rayo de Orden o Magia Ceremonial.
El
contacto con la energía de tercer Rayo de Inteligencia Activa
(como se lo denomina a veces), o la "energía de la aguda
percepción mental divina", revela a la conciencia del iniciado
los "secretos de la Mente de Dios ".
Los
cuatro Rayos de Atributo, en el ciclo evolutivo, condicionan
su carácter (o mecanismo de contacto) y evocan su cualidad esencial.
Los tres Rayos de Aspecto le permiten recibir las cuatro iniciaciones
superiores: sexta, séptima, octava y novena, conectadas exclusivamente
con Shamballa.
Los cuatro Rayos de Atributo, particularmente cuando están sintetizados
por intermedio del tercer Rayo de Aspecto, se relacionan más
definidamente con la Jerarquía y, por lo tanto, con las primeras
cinco iniciaciones.
Los
Rayos de Aspecto están esencialmente relacionados con el aspecto
vida o voluntad de la divinidad, y los Rayos de Atributo con
el aspecto conciencia.
Cada
ser humano, en las primeras etapas de su desarrollo (en las
antiguas Lemuria y Atlántida, o que hoy posee el estado de conciencia
lemuriano o atlante, y de ellos hay muchos), viene a la encarnación
en uno de los cuatro Rayos de Atributo, porque dichos rayos
están especial y excepcionalmente relacionados con el cuarto
reino de la naturaleza y, por consiguiente, con la cuarta Jerarquía
Creadora.
Durante
el extensamente largo ciclo de la quinta raza actual, la así
llamada raza Aria, llegó un período (quedando ahora en el pasado
muy distante y olvidado) en que individuos que habían alcanzado
cierto estado de conciencia fueron transferidos a uno de los
tres Rayos de Aspecto, de acuerdo al predominio de la energía
o la línea de fuerza que era condicionada por estos rayos.
Uno de los Rayos de Aspecto y dos de los Rayos de Atributo (tercero,
quinto y séptimo) están condicionados por el primer Rayo de
Poder o Voluntad, mientras que el cuarto y sexto están condicionados
por el segundo Rayo de Amor Sabiduría.
Esto lo he señalado anteriormente. Un ciclo de vidas en el tercer
Rayo de Inteligencia Creadora (como prefiero denominarlo) precede
siempre a esta trasferencia.
Esta experiencia de rayo abarca un vasto lapso. Excepto en la
enseñanza oculta y en los archivos que están bajo custodia de
los Maestros, la historia -tal como la conocemos y que expresa
lo que emerge desde los tiempos primitivos y medievales- no
existe.
Desde
el ángulo del ocultismo, la historia abarca solamente desde
la aparición de esas culturas y civilizaciones denominadas quinta
raza raíz, y sólo una pequeña parte es reconocida como Aria;
esta
última es simplemente una nomenclatura moderna y científica
que describe un pequeño período de la historia moderna.
El ciclo ario comprende el período de relación entre grupos
y naciones, aunque presenta (como hipótesis necesaria) previos,
pero desconocidos ciclos de vida humana, donde el hombre primitivo
erraba sobre la tierra;
otras
veces presenta la existencia de una civilización anterior, completamente
desaparecida, dejando tras ella débiles huellas de antiguas
civilizaciones organizadas y restos culturales, y también indicios
de relaciones intermundiales de la cuales no hay prueba positiva;
se sugiere que existieron por la similitud de su arquitectura,
raíces idiomáticas, tradiciones y mitos religiosos.
Durante
estos primitivos períodos, todos los seres humanos estaban condicionados
por los cuatro Rayos de Atributo, y como almas y personas encarnadas
pertenecían a uno de estos cuatro rayos.
Hacia la mitad del ciclo atlante (hace incontables millones
de años) la influencia del tercer Rayo de Inteligencia Activa
se hizo excesivamente potente. Una parte avanzada de la humanidad
de ese período, encontró gradualmente su camino hacia o más
bien, dentro de la corriente de energía divina que denominamos
tercer rayo. Entonces la posibilidad de llegar a ser personalidades
integradas fue por primera vez reconocida, reconocida humanamente.
Esta integración debe preceder siempre a la iniciación humana
consciente.
Recuerden
lo dicho en mi enunciado anterior, de que los Rayos de Atributo
están enfocados en el tercer Rayo de Aspecto y son absorbidos
por él. Un estudio de los diagramas que he dado y permití que
aparezcan en Tratado sobre Fuego Cósmico, ayudar a comprenderlo.
Serán de utilidad si siempre recuerdan que sólo son de naturaleza
simbólica y constituyen tentativas para indicar visualmente
una verdad.
La
Atlante fue predominantemente una raza en la cual sus destacados
exponentes (la "flor de la raza" o la "cresta
de la ola según se le dice) expresaron una inteligencia activa.
Los iniciados de entonces debían demostrar inteligencia y no
amor sabiduría como sucede hoy. Esto se expresaba por su enfoque
mental, una mente entrenada, capaz de recibir iluminación y
una gran capacidad creadora. En la raza Aria, que desde el punto
de vista oculto puede ser considerada como abarcando prácticamente
la totalidad de la historia, tal como la conocemos, la influencia
del segundo Rayo de Amor Sabiduría se convierte lentamente en
el factor dominante; los hombres encuentran rápidamente su camino
hacia ese rayo, y el número de personas que están en esa línea
de energía es ya muy grande, aunque no tanto como las que se
hallan en el tercer rayo, cuando se exprese en la actualidad
por intermedio de uno de los cuatro Rayos de Atributo.
Ésta, la última de las razas humanas (nuevamente por intermedio
de sus exponentes más destacados), debe manifestar el espíritu
de amor por medio de la sabiduría; la base de esta expresión
constituye una inclusividad en desenvolvimiento, una comprensión
en desarrollo y una acentuada percepción espiritual, capaz de
visualizar lo que está más allá de los tres mundos de la evolución
humana.
Podría
decirse aquí que la vida enfocada en una sola dirección, del
intelectual (vida que los iniciados superiores demostraron en
las iniciaciones atlantes), y la extensa e incluyente vida del
iniciado moderno o ario, es el objetivo mantenido ante el discípulo,
en el sendero del discipulado y en los ashramas de los Maestros.
La
existencia, en la humanidad actual, de una ardiente inteligencia
y una creciente inclusividad, está simbolizada en las palabras
"la vida vertical y horizontal"; por lo tanto, está
visualmente representada por el símbolo de la Cruz.
He
indicado aquí que la Cruz es estrictamente el símbolo del desenvolvimiento
ario. El símbolo de la antigua Atlántida era una línea; la línea
vertical indica el desenvolvimiento y la aspiración mentales.
La
conciencia crística o la conciencia del alma, consiste en el
perfeccionamiento y el control de la mente, más la demostración
del amor en el servicio, tales son las características sobresalientes
de la Jerarquía y las cualidades esenciales de quienes constituyen
el reino de Dios.
En
la raza futura, que está todavía muy lejos y de la cual sólo
los iniciados de grados superiores al quinto son su expresión,
el Rayo de Aspecto que personifica la voluntad de Dios, predominará
gradualmente.
Su
símbolo no puede ser revelado todavía. Tendrá lugar entonces
una fusión de energía de la voluntad divina con las energías
desarrolladas y manifestadas de la inteligencia y del amor.
Durante la última raza (que aparecerá en incontables eras en
el futuro) surgirá una síntesis creadora de estos tres Rayos
de Aspecto. Entonces todas las almas pertenecerán a uno de estos
tres rayos y todas las personalidades a uno de los cuatro Rayos
de Atributo. Habrá una perfecta expresión -por intermedio de
la humanidad, el tercer centro planetario divino- de la vivencia,
la cualidad y la potencia creadora de todos los rayos.
Quisiera
que se tuvieran presentes estos hechos cuando considere la relación
de los siete rayos con la iniciación, en este período mundial
particular y durante el ciclo en que se huellan los senderos
del discipulado y de la iniciación. Entonces se producirán grandes
transiciones, pues el poder de incluir y de amar en el verdadero
sentido esotérico, produce automáticamente cambios y un nuevo
reenfoque básico en la vida del discípulo aceptado y del iniciado;
estos cambios, transiciones y reacciones, son producidos por
la acción de las potencias de rayo, durante el período de la
iniciación; recién entonces, el iniciado entra en relación con
los rayos que lo condicionan en ese momento. Afectan a su personalidad
fusionada con el alma y también al ashrama al cual está afiliado.
La
cualidad y la potencia de un ashrama son definidamente afectadas
por la admisión de un iniciado; el ashrama no sólo lleva como
alma su propia potencia y cualidad de rayo, sino también la
energía de los rayos que produjeron lo cambios y lo condicionaron
durante el proceso iniciático por el que acaba de pasar.
Así
entra en una nueva etapa de contacto consciente dentro del ashrama.
Este nuevo estado de espiritualidad perceptiva permite al iniciado
entrar en relación con quienes han recibido una iniciación similar.
Por lo tanto, se convierte acrecentadamente en agente constructor
y creador dentro de ashrama.
Para
esto el iniciado necesita prepararse cuidadosamente, lo cual
debe ir paralelo a su comprensión del proceso iniciático, demostrándolo
en el plano externo de la actividad, al prestar servicio.
No se le permite entrar en la vida del ashrama y convertirse
en receptor de energías excesivamente activas, hasta haber probado
que esas energías no serán "ocultamente retenidas por él,
sino que llegarán a ser la "fortaleza y la potencia"
de su servicio entre los hombres.
Haremos
ahora un análisis más exacto de las energías de los siete rayos
y sus efectos sobre los procesos iniciáticos que enfrenta el
discípulo. Todo iniciado entra en el período del proceso iniciático,
poseyendo determinado equipo de energía. Su personalidad se
expresa dentro de la periferia de los tres mundos por intermedio
de formas de rayo y relaciones claramente definidas. Se ha trasformado
en una personalidad, debido a la integración de su mente, su
naturaleza emocional y su cuerpo físico -la energía de este
ultimo factor fenoménico está enfocada en el cerebro físico.
Éstos
están compuestos y condicionados por unidades de energía de
las cuales están constituidos, y "enfocan su intención"
por intermedio del cerebro físico, capacitando así la personalidad
para ser una entidad autodirigida en el plano físico. A esta
personalidad debe sumársele una quinta energía mayor, la del
alma. Cada una de estas expresiones de la personalidad está
compuesta de siete energías de rayo y regida por una de ellas,
de manera que tenemos una grande y dinámica síntesis, que -en
cuanto empieza el proceso iniciático- es, en realidad, una combinación
de cinco energías:
1.
La energía del alma, que es en sí misma una triple energía.
2. Las energías de la personalidad, la cual tiene tal potencia,
(pues es una fusión de tres energías de rayo) que ha evocado
el rayo que la rige, denominado el rayo de la personalidad:
h.
La energía de la cual está compuesto el vehículo mental.
i. La energía que se manifiesta como naturaleza emocional.
j. La energía del cuerpo físico, enfocada en el plano físico
y condicionando al cerebro.
Esta
información es elemental, pero la repito en aras de la claridad
y a fin de saber lo que estamos considerando.
En
el caso del discípulo aceptado, en preparación para la iniciación,
el término aplicado a este sistema de energías integradas es
"personalidad fusionada con el alma".
La
fusión es necesariamente incompleta, pero hay suficiente energía
del alma para garantizar el mínimo control del alma que hará
efectivo el proceso iniciático. Podría decirse además que este
sistema de energías integradas enfrenta (por medio del proceso
iniciático) fusiones aún superiores, porque la iniciación es
un proceso por el cual son posibles las sucesivas integraciones
-acompañadas por consiguientes expansiones de conciencia. Éstas
son tres, pero en un significado más amplio son siete, aunque
implica muchos puntos de integracion menores:
1.
Fusión de las energías, de la personalidad fusionada con el
alma, con las triples energías de la Tríada espiritual.
2. Fusión con la mónada -de la cual la Tríada espiritual es
una expresión.
3. Fusión con la conciencia mundial del Logos planetario, a
tal grado, que convierte la vida planetaria (con todos sus estados
de conciencia y fenómenos) en una forma confinadora y limitadora
para el iniciado.
En
relación con esta fusión final, es conveniente señalar que,
cuando se alcanza esta etapa de desarrollo, es posible entonces
entrar en el "excelso estado mental" que mantiene
al Logos planetario enfocado en la conciencia del sacrificio
que Él ha realizado mediante el proceso de manifestación.
Como
se señala en La Doctrina Secreta, dicho sacrificio, en bien
de incontables miríadas de vidas que componen Su cuerpo de manifestación,
Lo mantiene en expresión física hasta que "el último cansado
peregrino" halle su camino al hogar.
La
extensión y el propósito esencial de este sacrificio divino
se le van aclarando al iniciado después de la quinta iniciación,
y constituye uno de los principales factores que debe considerar
cuando enfrenta la Iniciación de la Decisión (la sexta iniciación).
En
ninguna etapa de su desenvolvimiento capta el propósito básico,
ni (hablando esotéricamente) la "extensión dinámica"
de este sacrificio, tal como es complementado por la voluntad
del Logos planetario. Sin embargo, responde a una comprensión
mental del aspecto inferior objetivo de este sacrificio, y a
la naturaleza de la periferia, o a la forma aprisionante (suma
total), en la cual el Logos planetario ha elegido aprisionarse.
Por primera vez en su experiencia de la vida el iniciado llega
a captar el principio de limitación. No puede aún ir más allá
de este excelso estado de percepción mental, pues está limitado
por esa esfera de actividad que llamamos los siete planos y
que, en su totalidad, constituyen el plano físico cósmico.
Muchas
fusiones menores tienen lugar en la fase en que interviene el
desarrollo iniciático, entre una iniciación y otra -una triple
fusión mental entre los tres aspectos de la mente (el vehículo
mental inferior, el alma o el Hijo de la Mente, y la mente superior
o abstracta), la fusión con la conciencia del Maestro, la fusión
con el ashrama creado por la energía de rayo que condiciona
su alma, y la fusión, en la conciencia, con la totalidad de
los ashramas integrados, que forman el Ashrama de Sanat Kumara.
Estas
sucesivas fusiones subsidiarias le revelan el fenómeno y la
cualidad de los dos estados de conciencia superiores de la Tríada
espiritual: el búdico o estado de razón pura, y el átmico o
estado de intención de la voluntad directamente espiritual.
Al
proporcionarles una visión interna de la relación de los rayos
y las iniciaciones, me veo en la perentoria necesidad de descubrir
nuevas y llamativas palabras y frases, mediante las cuales expresar
las insinuaciones e indicaciones familiares, dadas por los grupos
esotéricos que han tratado de despertar la conciencia moderna
a la realidad y propósitos de la iniciación.
La
iniciación es una secuencia progresiva de impactos de energía
dirigidos, caracterizados por puntos de crisis y de tensión
y regidos -en un sentido hasta ahora incomprendido- por la Ley
de Causa y Efecto.
Al
iniciado progresista le parece que esta Ley de Causa y Efecto
(desde el ángulo espiritual es un proceso contrario del que
hasta ahora ha regido su vida.
En vez de ser impelido hacia adelante, en el sendero de evolución,
por energías espirituales que desde esferas superiores invocan
y evocan su respuesta, más una expansión de conciencia en desarrollo,
cada iniciación sucesivamente recibida, comprendida y expresada
en el plano físico, se trasforma en causa e influencia que impulsa
al iniciado hacia adelante en el sendero de la iniciación.
En un caso, la causa del progreso reside en el descenso de las
energías que producen efecto en lo que es así estimulado; en
otro, la causa radica en la personalidad fusionada con el alma,
constituyendo un movimiento ascendente de la actividad iniciática
autodirigida, en la medida que su alma puede expresar la energía
del amor y la energía de la voluntad, que en sí es el resultado
de todas las fusiones que pudo enfocar y utilizar conscientemente
en un momento dado. Estos puntos resultarán difíciles de captar,
pero son de suma importancia.
En
el sendero de evolución, el ser humano es influido desde arriba
hacia abajo; el iniciado es dirigido desde adentro hacia arriba.
Esto describe el significado subyacente de la energía del libre
albedrío, siendo solamente posible por la autodirección, energía
que actualmente lucha por expresarse en ese gran discípulo mundial,
la Humanidad.
Estos
conceptos merecen una cuidadosa consideración. La séptuple energía
que agita hoy a la humanidad marca una encrucijada en la historia
humana e indica la posibilidad de la transferencia de la humanidad
al sendero del discipulado, en el cual la libertad de expresión
de la vida consciente autodirigida será acrecentadamente posible.
LOS
RAYOS Y LAS CINCO INICIACIONES QUE ENFRENTA LA HUMANIDAD
Consideraremos
ahora el tema de los rayos y la iniciación. Esto significa,
en realidad, un estudio de los rayos que condicionan activamente
el sendero de la iniciación. Recuerden que tratamos aquí el
sendero de la iniciación y no principalmente el sendero del
discipulado, aunque ambos están estrechamente relacionados;
tampoco
tratamos el carácter y los actos del discípulo, sino
una sola cosa: el tipo de energía de rayo que hace posible
cualquier iniciación específica, independientemente
de los rayos a que pertenece el iniciado. |
En
realidad estoy considerando la iniciación como un proceso planetario
y no como un proceso que afecta al iniciado individual, lo cual
consideraré en el punto titulado "La Significación de las
Iniciaciones". Tomaremos cada iniciación y la estudiaremos
tal como está delineada en las págs. 437-38 Probablemente lo
hallen más interesante, y comprenderán con mayor facilidad lo
que entonces dije, si en lo posible captan algunas implicaciones
en lo que ahora voy a impartir.
Estas
cinco iniciaciones están regidas por los impulsos de la energía
de los rayos séptimo, sexto, quinto y cuarto, más la influencia
dinámica del primer rayo en el momento de la quinta iniciación.
Observarán
por lo tanto que las iniciaciones que enfrenta la humanidad
común están condicionadas por un rayo menor y, sin embargo,
traen finalmente la energía del Rayo de Aspecto más elevado,
el de la Voluntad o Poder. Esta energía eléctrica dinámica debe
actuar en un sentido nuevo y diferente, si queremos que las
cuatro iniciaciones superiores se conviertan en objetivos vivientes
en la conciencia del iniciado. Es por esta razón que la quinta
iniciación se denomina la Iniciación de la Revelación.
En
esta iniciación, le es concedido al iniciado una comprensión
del primer aspecto o voluntad, y por primera vez le es revelada
al iniciado la naturaleza del Propósito divino; hasta ahora
se ha preocupado de la naturaleza del Plan, que después de todo
es un efecto del Propósito.
Durante
estas cinco iniciaciones preliminares, el iniciado se va dando
cuenta progresivamente de la verdadera naturaleza de los rayos
menores, en su aspecto creador y como expresión de la cualidad
del mundo manifestado. En las cuatro iniciaciones superiores,
llega lentamente a una tenue comprensión del propósito de la
creación; sin embargo, el verdadero propósito y la naturaleza
de la voluntad del Logos planetario sólo serán revelados en
el siguiente sistema solar, donde Su personalidad fusionada
con el alma demostrará el propósito viviente dentro del "círculo
no se pasa" de los tres planos cósmicos inferiores.
No
es necesario ocuparnos de estas ideas abstrusas. Estudiemos
las condiciones de la energía cuando el iniciado pasa de una
iniciación a otra, hasta permanecer ante el portal de la revelación.
Primera iniciación. El Nacimiento en Belén. Séptimo Rayo.
La Energía de Orden o Magia Ceremonial.
Ante
todo consideraremos el tipo de energía expresada por el séptimo
rayo y dónde reside su potencia y eficacia, desde el ángulo
de la iniciación. A medida que estudiemos estas iniciaciones
y sus rayos condicionantes, haremos una triple clasificación
al respecto:
1.
El tipo de energía y su cualidad, en relación con los procesos
de determinada iniciación, con la cual ese tipo de energía está
asociado.
2. Su efecto sobre la humanidad, considerando a la humanidad
como un discípulo mundial.
3. La naturaleza estimulante de la energía, al expresarse:
a. En los tres aspectos de la naturaleza del iniciado -mental,
astral y físico.
b. Por intermedio de la personalidad fusionada con el alma,
el iniciado "bien conceptuado" -una frase de profunda
implicación oculta.
En
este momento particular de la historia mundial, la energía del
séptimo rayo es de creciente potencia porque es el nuevo y entrante
rayo que reemplaza al sexto, el cual ha regido durante tanto
tiempo.
Cuando
hablamos de energía de rayo estamos considerando, en realidad,
la cualidad y el aspecto voluntad-propósito de cierta gran Vida
a la cual damos el nombre de "Señor de Rayo".
Hallarán
mucha información sobre estos Señores de Rayo en los tomos anteriores
de este Tratado sobre los Siete Rayos. Su intención, voluntad
y propósito divino o la proyección determinada de Su mente,
crean una radiación o corriente de energía que -de acuerdo al
tipo y cualidad- actúa sobre todas las formas de vida manifestada
dentro de nuestro "círculo no se pasa" planetario.
Estos Señores de Rayos son las energías creadoras y sustentadoras
que complementan la Voluntad del Logos planetario.
Colaboran
con Él en la definición y expresión de Su supremo propósito.
Sus radiantes emanaciones son objetivadas y retiradas cíclicamente.
A medida que se irradian en los tres mundos, las energías que
hacen impacto, producen cambios, disturbios, progreso y desenvolvimiento,
crean las nuevas formas necesarias y vitalizan y cualifican
aquello por lo cual se expresa la inmediata intención divina,
intensificando tanto la cualidad como la receptividad de la
conciencia.
En
otros momentos, durante el proceso de ser retiradas "a
su propio lugar", causan la desaparición o la muerte del
aspecto forma, de las instituciones y "organismos organizadores"
(empleando una frase peculiar), produciendo por lo tanto ciclos
de destrucción y cesación, y dando así lugar a esas nuevas formas
y expresiones de vida que serán producidas por un rayo entrante.
El
retiro gradual del sexto Rayo de Idealismo y de Devoción, la
devoción centrada en un solo punto, ha sido responsable del
fermento, la cristalización, la destrucción, la muerte y las
separaciones, durante el siglo pasado; las cosas antiguas van
desapareciendo a medida que el Señor del sexto Rayo aparta Su
atención y, por lo tanto, Su energía; actualmente Su radiación
ya no está centrada o enfocada en la vida de los tres mundos.
En
forma simultánea la energía y la radiación del Señor de séptimo
rayo va siendo cada vez más poderosa en los tres mundos.
La
entrada de un rayo produce siempre un intensificado período
de actividad iniciática, como sucede ahora. El efecto principal,
en lo que concierne a la humanidad, es posibilitar la presentación
de millares de aspirantes y solicitantes para la primera iniciación
los hombres en vasta escala y en formación masiva pueden pasar
actualmente por la experiencia de la Iniciación del Nacimiento.
Millares
de seres humanos pueden experimentar el nacimiento de Cristo
dentro de sí mismos y comprender que la vida, la naturaleza
y la conciencia crísticas les pertenecen. La iniciación del
“nuevo nacimiento" de la familia humana tendrá lugar en
Belén simbólicamente comprendido, pues Belén es la "casa
del pan” -término oculto que significa experiencia en el plano
físico. Estas grandes iniciaciones, complementadas por las energías
de rayo, deben ser registradas en el cerebro físico y anotadas
en la conciencia vigílica del iniciado, debiendo ser así en
este asombroso período, en el cual -por primera vez desde que
la humanidad apareció sobre la Tierra- puede tener lugar una
iniciación en masa.
La experiencia no necesita ser expresada en términos ocultos
y, en la mayoría de los casos, no lo será; el iniciado individual
que recibe esta iniciación, es consciente de grandes cambios
en su actitud, hacia sí mismo, sus semejantes, las circunstancias
y hacia sus interpretaciones de los eventos de la vida.
Éstas
son peculiarmente las reacciones que acompañan a la primera
iniciación; el iniciado registra entonces una nueva orientación
hacia la vida y un nuevo mundo de pensamiento. Esto será igualmente
verdad en vasta escala, en lo que se refiere al hombre moderno,
el iniciado mundial de primer grado. Los hombres reconocerán
en muchas vidas la evidencia del surgimiento de la conciencia
crística, y las normas de vida serán acrecentadamente reajustadas
a la verdad, tal como existe en las enseñanzas impartidas por
Cristo.
Esta
conciencia crística que va desarrollándose en las masas, creará
necesariamente un fermento en la vida diaria de los pueblos
de todas partes; la vida de la personalidad, orientada hasta
ahora hacia la obtención de fines materiales y puramente egoístas,
luchará contra la nueva e interna comprensión; el hombre "carnal"
(para emplear las palabras de Pablo, el iniciado) combatirá
al hombre espiritual, tratando cada uno de obtener el control.
En
las primeras etapas, después de "el nacimiento" y
durante "la infancia" del Cristo Niño (hablando nuevamente
en símbolos), triunfa el aspecto materialista. Más tarde triunfa
la vida crística. Esto es bien sabido. Cada iniciación indica
una etapa en el crecimiento y desarrollo de este nuevo factor
en la conciencia y la expresión humanas, y ello continúa hasta
la tercera iniciación, en que el "hombre maduro surge en
Cristo".
Entonces, en la quinta iniciación, el iniciado está preparado
para registrar, comprender y anotar, la revelación largamente
esperada.
En
relación con el individuo y la primera iniciación, el séptimo
rayo se halla siempre activo y el hombre está capacitado para
registrar conscientemente la realidad de la iniciación, porque
el cerebro o la mente (y frecuentemente ambos), están controlados
por el séptimo rayo.
Este hecho es de importancia actualmente en relación con la
humanidad, pues permitirá al género humano atravesar el portal
que le dará entrada al primer proceso iniciático. Evidentemente
el período actual, en el cual los seres humanos (en grandes
grupos) pueden recibir la primera iniciación, corresponde a
esa situación en que el pan es el principal interés de los hombres
de todas partes.
La humanidad pasará por esta iniciación del "nacimiento"
y manifestará la vida crística en gran escala, por primera vez,
durante un período de reajuste económico, del cual la palabra
"pan" no es más que un símbolo.
Este
período empezó en el año 1825 y continuará hasta el fin de este
siglo. (SIGLO XX, editor web)
El
desenvolvimiento de la vida crística -como resultado de la presencia
y actividades del segundo aspecto divino del amor- traerá como
resultado el fin del temor económico, y "la casa del pan"
se convertirá en "la casa de la abundancia". El pan
-como símbolo de la necesidad material humana- será eventualmente
controlado por un vasto grupo de iniciados de la primera iniciación
-aquellos cuyas vidas comiencen a ser controladas por la conciencia
crística, conciencia de la responsabilidad y del servicio.
Hay
miles de estos iniciados en la actualidad, y cuando llegue el
año 2025 habrá millones. Toda esta reorientación y desenvolvimiento
será el resultado de la actividad del séptimo rayo y el impacto
de su radiación sobre la humanidad.
El
séptimo rayo es, por excelencia, el medio de relación. Une los
dos aspectos fundamentales espíritu y materia. Relaciona el
alma con la forma, y en lo que concierne a la humanidad, el
alma con la personalidad.
En la primera iniciación, hace al iniciado consciente de esta
relación; le permite beneficiarse de esta "dualidad que
se aproxima" y -mediante el perfeccionamiento del contacto-
producir en el plano físico el surgimiento del "nuevo hombre"
a la manifestación.
En la primera iniciación, mediante el estímulo creado por la
energía del séptimo rayo, la personalidad del iniciado y la
superinfluyente alma, son conscientemente unidas; entonces el
iniciado sabe, por primera vez, que es una personalidad fusionada
con el alma. Su tarea consiste ahora en desarrollarse a semejanza
de lo que esencialmente es. Este desarrollo se demuestra en
la tercera iniciación, la de la Transfiguración.
La
función principal de este séptimo rayo es reunir los aspectos
negativo y positivo de los procesos naturales.
Por
lo tanto rige las relaciones sexuales de todas las formas; es
la potencia que subyace en la relación matrimonial y por eso,
debido a que este rayo viene a la manifestación en este ciclo
mundial, tenemos la aparición de fundamentales problemas sexuales:
-libertinaje, perturbaciones en la relación marital, divorcio
y la iniciación de esas fuerzas que producirán eventualmente
una nueva actitud hacia el sexo y el establecimiento de esas
prácticas, actitudes y percepciones morales, que regirán las
relaciones entre los sexos durante la nueva era venidera.
La
primera iniciación, por lo tanto, está estrechamente relacionada
con este problema.
El séptimo rayo rige el centro sacro y la sublimación de su
energía en la laringe o el centro creador superior; por ello,
él inicia un período de enorme actividad creadora, tanto en
el plano material, mediante el estímulo de la vida sexual de
todos los pueblos, como en los tres mundos, por el estímulo
producido cuando el alma y la forma se relacionan conscientemente.
La
primera y principal prueba de que la humanidad (por intermedio
de la mayoría de la gente avanzada) haya pasado por la primera
iniciación, será la aparición de un ciclo de arte creador totalmente
nuevo.
Este impulso creador adoptará formas que expresarán las nuevas
energías entrantes. Así como el período regido por el sexto
rayo ha culminado en un mundo en que los hombres trabajan en
grandes talleres y fábricas para producir la inmensa cantidad
de objetos que consideran necesarios para su felicidad y bienestar,
así en el ciclo del séptimo rayo veremos a los hombres ocupados
en escala aún mayor, en el campo del arte creador.
La
devoción a los objetos será reemplazada eventualmente por la
creación de lo que expresará más verdaderamente lo Real; la
fealdad y el materialismo cederán su lugar a la belleza y a
la realidad.
En
gran escala, la humanidad ha sido ya "conducida de la oscuridad
a la luz", y la luz del conocimiento colma la tierra. En
el período que hay por delante, regido por la radiación influyente
del séptimo rayo, la humanidad será "conducida de lo irreal
a lo Real". La primera iniciación posibilita esto al individuo
y lo posibilitará a las masas.
Es
necesaria la energía del séptimo rayo para poner orden en el
caos, y ritmo en reemplazo del desorden. Esta energía traerá
el nuevo orden mundial que todos los hombres esperan; restablecerá
los antiguos jalones, indicará las nuevas instituciones y formas
de civilización y cultura que exige el progreso humano, y nutrirá
la nueva vida y los nuevos estados de conciencia que registrará
acrecentadamente la humanidad evolucionada.
Nada detendrá esta actividad; todo lo que acontece hoy, a medida
que los hombres buscan los nuevos caminos, la unidad organizada
y la seguridad pacífica, están complementados por el entrante
Rayo de Orden o Magia Ceremonial.
La magia blanca de las rectas relaciones humanas no puede ser
detenida; inevitablemente se manifestará en forma efectiva,
porque la energía de séptimo rayo está presente, y el Señor
de Rayo está colaborando con el Señor del Mundo para establecer
la "reforma" necesaria.
Las personalidades fusionadas con el alma, actuando regidas
por la influencia de este rayo, crearán el nuevo mundo, expresarán
las nuevas cualidades e instituirán esos nuevos regímenes y
métodos organizados de actividad creadora que demostrarán la
nueva vivencia y las nuevas técnicas de vivir.
La
distorsión de estos ideales del séptimo rayo y la prostitución
de esta energía entrante para servir las ambiciones oscuras
y egoístas de hombres ambiciosos, han producido esos sistemas
totalitarios que en la actualidad aprisionan tan terriblemente
el espíritu libre de los hombres.
Resumiendo
lo dicho:
1.
La energía del séptimo rayo es el poderoso agente de la iniciación,
es decir, del proceso de la primera iniciación, cuando es recibida
en el plano físico.
2.
Su efecto sobre la humanidad será:
a. Producir el nacimiento de la conciencia crística en el conjunto
de seres humanos de aspiración inteligente.
b. Iniciar ciertos procesos evolutivos relativamente nuevos
que trasformarán a la humanidad (como discípulo mundial) en
humanidad (como iniciado mundial).
c. Establecer en forma nueva e inteligible el siempre existente
sentido de relación y así establecer en el plano físico rectas
relaciones humanas. Su agente es la buena voluntad, reflejo
de la voluntad al bien del primer aspecto divino. La buena voluntad
es el reflejo de este primer Rayo de Voluntad o Propósito.
d. Reajustar las relaciones negativas en positivas; en la actualidad
se llevará a cabo principalmente en conexión con la relación
sexual y el matrimonio.
e. Intensificar la creatividad humana y de esta manera hacer
que el nuevo arte sea la base de la nueva cultura, como factor
condicionante de la nueva civilización.
f. Reorganizar los asuntos mundiales e iniciar así el nuevo
orden mundial. Esto pertenece definidamente al reino de la magia
ceremonial.
3. Su estímulo sobre el iniciado individual será:
a. Traer a la existencia en el plano mental una amplia, difundida
y reconocida relación entre el alma y la mente.
b. Producir cierta medida de orden en los procesos emocionales
del iniciado, y ayudar así a realizar el trabajo preparatorio
de la segunda iniciación.
c. Permitir al iniciado, en el plano físico, establecer ciertas
relaciones a fin de prestar servicio, aprender la práctica elemental
de la magia blanca y manifestar la primera etapa de una vida
verdaderamente creadora.
En
lo que concierne al iniciado individual, el efecto que produce
la energía del séptimo rayo, en su vida, es extremadamente poderoso,
lo cual se comprende fácilmente debido a que su mente y su cerebro
están condicionados por el séptimo rayo, cuando tiene lugar
conscientemente el proceso iniciático. Su efecto en el plano
mental es similar al que sucede -en mayor escala- en el planeta,
pues esta energía de rayo fue empleada por el Logos planetario
cuando unió las dualidades principales espíritu y materia, en
el comienzo de Su trabajo creador. Ambos aspectos de la mente
(la mente concreta inferior y el alma, el Hijo de la Mente)
se relacionan más estrechamente y entran eventualmente en una
reconocida y consciente asociación en el plano astral; el séptimo
rayo restablece el orden dentro de la conciencia astral y (en
el plano mental su influencia produce la creatividad, la organización
de la vida y la unión "en la cabeza" de las energías
inferiores y superiores, de tal manera que "nace el Cristo".
Consideraremos en detalle este último punto cuando nos ocupemos
del significado de las iniciaciones; entonces veremos que está
involucrada la relación entre el cuerpo pituitario y la glándula
pineal.
Finalmente,
la energía del séptimo rayo -en el proceso iniciático entre
la primera y la segunda iniciaciones- permite al iniciado (en
su vida en el plano físico) demostrar el desenvolvimiento del
sentido de organización y orden, expresar consciente y crecientemente
el deseo de ayudar a sus semejantes, establecer relaciones con
ellos, y hacer que su vida creadora se manifieste de muchas
maneras.
Todos
estos factores están en embrión en su naturaleza, pero ahora
comienzan a establecer conscientemente las bases para el futuro
trabajo iniciático; hoy las disciplinas físicas son de gran
importancia, aunque su valor es frecuentemente sobrestimado
y su efecto no siempre es bueno; las relaciones establecidas
y sostenidas son a veces de poco valor, debido a que el discípulo
está generalmente autocentrado y no posee -por ignorancia y
carencia de discriminación- la completa pureza de móvil. No
obstante, los cambios creados, por la influencia de este rayo,
se hacen acrecentadamente efectivos vida tras vida; la relación
del discípulo con la Jerarquía, la reorganización de su vida
en el plano físico y su creciente esfuerzo por demostrar el
sentido esotérico de la magia blanca, serán cada vez más vitales,
hasta que esté preparado para la segunda iniciación.
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