Depresión

TRATADO SOBRE LOS SIETE RAYOS, TOMO II

ALICE A. BAILEY- MAESTRO TIBETANO


 

Depresión.

 

 

Un análisis de lo antedicho demostrará la complejidad del tema. El estudiante superficial, o la persona con inclinaciones místicas, tiende a creer que todos estos tecnicismos son de poca importancia. Con frecuencia alegan que la jerga ocultista y su información académica, no tiene valor alguno en lo que respecta al conocimiento divino.

 

Afirman que es innecesario conocer los planos y las distintos niveles de conciencia, la Ley de Renacimiento y la Ley de Atracción; que es un esfuerzo innecesario impuesto a la mente humana estudiar el fundamento técnico de la creencia en la hermandad, o considerar nuestro remoto origen y posible futuro.

 

Sin embargo, puede existir la posibilidad de que si los místicos, durante el transcurso de las épocas, hubieran reconocido estas verdades, tendríamos hoy un mundo mejor dirigido.

 

Solo ahora están entrando estas fuerzas en actividad, las cuales conducirán a comprender mejor a la familia humana, a comprender más inteligentemente el equipo humano y, por lo tanto, a realizar un esfuerzo para poner el vivir humano en concordancia con las verdades espirituales fundamentales.

 

La actual lamentable situación mundial no se debe al desarrollo intelectual del hombre, como a menudo se afirma, sino al desarrollo de los inalterables efectos de causas originadas en el pasado de la raza ariana.

 

El mal engendra el bien; los malos efectos de la pereza mental del hombre pueden ser trasmutados.

 

En el futuro servirá de tema de estudio; la humanidad es hoy suficientemente inteligente como para adquirir sabiduría, resultado de la amplia difusión de las verdades académicas, de las enseñanzas esotéricas y de su correcta interpretación por las mentes entrenadas de Occidente.

 

 

El Oriente ha recibido dichas enseñanzas desde épocas remotas y ha hecho numerosos comentarios sobre ella -el trabajo de las mejores mentes analíticas que el mundo ha conocido pero no ha empleado en forma masiva el conocimiento, y los pueblos de Oriente no se han beneficiado con ello.

 

En Occidente será distinto, y ya se modifica e influencia el pensamiento humano en gran escala; está compenetrando la estructura de nuestra civilización y oportunamente la salvará.

 

Por lo tanto, no se deben temer los tecnicismos de la sabiduría, sino que debe buscarse la razón de la indeseable reacción contra ellos, en la inercia latente de las mentes místicas y en la baja vitalidad de toda la raza.

 

Esto me lleva al punto que deseo tratar: la extensa depresión que tan seriamente afecta a toda la humanidad.

 

La vitalidad física de las razas humanas es muy baja o está siendo vapuleada para que esté en mejores condiciones, mediante la imposición de pensamientos e ideas.

 

En lugar de extraer de las fuentes vitales almacenadas en el suelo, en el alimento, en el aire fresco y en las condiciones ambientales externas, los hombres comienzan a extraerla del cuerpo etérico mediante el efecto energetizante de dos cosas:

de las ideas, tal como se las presentan, y así alinean la mente y el cerebro, estimulando incidentalmente el cuerpo etérico;

 

del ímpetu de la masa o del contacto que impele al ente a ponerse en línea con la intención de las masas, abriendo en consecuencia los enormes recursos de la intención masiva.

 

Esto le permite nutrir el cuerpo etérico, extrayendo del común centro etérico de poder, y está llevándose a cabo en las etapas iniciales, prácticamente en todos los países.

 

Sin embargo, en el intervalo transcurrido entre el establecimiento de los medios para extraer a voluntad los recursos internos del estímulo vital y el cambio de antiguas condiciones, la masa humana no dispone de ninguna de las dos fuentes de sustento, disponibles para su ayuda, en consecuencia están desvitalizadas, temerosas y lo único que pueden hacer es estar alertas y esperar un futuro mejor para la próxima generación.

Durante este intervalo, se siente la enorme dificultad de la depresión, y constituye en la actualidad uno de los problemas más grandes que enfrenta la Jerarquía.

 

¿Cómo aumentar la vitalidad de la familia humana?, ¿cómo recuperar la antigua alegría de vivir, la agudeza de espíritu y la actividad eficiente que caracterizaba a las antiguas razas en los albores de la civilización, a fin de que desaparezca la depresión e infelicidad de la humanidad?

Esta posición muestra el reverso de los problemas que presenta el estímulo, y constituye la mayor dificultad en la vida mística. De esto nos ocuparemos más adelante.

 

Hasta ahora no ha aparecido una solución que lo abarque todo, pero aparecerá inevitablemente; cuando ocurra vendrá como resultado directo de la actividad del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. El proceso será lento, pues la humanidad está entrando en lo que podría denominarse una larga convalecencia, que se llevará a cabo de tres maneras:

1. Mediante el descubrimiento de recursos aún no utilizados y reservas vitales de fuerza, latentes en el mismo ser humano.

 

2. La difusión de verdades como el poder de la buena voluntad, por los miembros del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. El poder curativo de dichas realizaciones es inmenso.

 

3. Por ciertas potencias y fuerzas externas que los miembros de la Jerarquía están ahora en proceso de invocar, a fin de ayudar a la humanidad.

 

Ahora hemos llegado a la parte más valiosa y práctica del estudio sobre los efectos que producen los siete rayos de energía, a medida que hacen sentir su presencia en el ente humano y, especialmente, cuando afectan al aspirante, al discípulo y al místico.

 

Durante las últimas tres décadas se ha escrito abundantemente sobre la patología del místico y los trastornos fisiológicos que acompañan a la experiencia mística, e igualmente se ha investigado en relación con las características neuróticas que a menudo se encuentran en la persona espiritualmente polarizada y con las condiciones inexplicables que parecen existir -mentales, emocionales y físicas- conjuntamente con el profundo conocimiento espiritual, los definidos fenómenos místicos y la elevada aspiración de hacer contacto con lo divino, condiciones que aumentan con gran rapidez.

 

Por ejemplo, un mayor número de personas están llegando a ser clarividentes y clariaudientes y dichas reacciones al estímulo y manifestaciones de poderes innatos se consideran como evidencias de enajenación mental, fantasías, alucinaciones y, a veces, locura.

 

Ciertos estados nerviosos que afectan a menudo los músculos y otras partes del cuerpo humano, oportunamente se sabrá que tienen su origen en el sobrestímulo;

 

en lugar de aliviarlos (como se hace ahora) por medio del descanso, el empleo de soporíferos y otros tratamientos, se le deben enseñar al paciente métodos para disociarse temporariamente de la fuente de su potencia mística o espiritual;

 

o se le puede enseñar cómo desviar estas fuerzas que afluyen en y a través de los distintos centros, a esos centros que puede manejar sin peligro, a fin de producir una distribución más equilibrada de la energía.

 

También se le enseñará cómo aplicar la energía con eficacia, prestando servicio externo.

 

Los distintos tipos de irritabilidad nerviosa y de neuritis se considerarán como síntomas del mal empleo dado a la energía disponible en el equipo humano, o a su indebido énfasis.

 

Se descubrirá el origen de ciertos desórdenes, y se hallará que la dificultad radica en los centros más cercanos al particular órgano del cuerpo que parecería externamente responsable de la dificultad.

 

 

Esto es notablemente verídico respecto a ciertos tipos de dificultadas cardíacas y tensiones cerebrales y, lógicamente, en todos los casos de hipertensión.

 

Es verdad análogamente en lo que respecta al metabolismo del cuerpo que puede ser seriamente desequilibrado por el sobrestímulo del centro laríngeo, con sus consiguientes malos efectos sobre la glándula tiroides -esa glándula maestra que se relaciona con la trasferencia de las distintas fuerzas (del cuerpo) a la cabeza.

 

Existen dos centros principales relacionados definitivamente con la trasferencia:

 

1. El centro plexo solar, transfiere todas las fuerzas que se hallan abajo del diafragma a los centros que están arriba del mismo.

 

2. El centro laríngeo, transfiere todas las fuerzas que están arriba del diafragma a los dos centros de la cabeza.

 

Tres aspectos están relacionados con el tema de las enfermedades y dificultades de la vida mística, y sería bueno tenerlos presentes.

 

Las personas que se ocupan de la educación y el entrenamiento de los niños, o del entrenamiento esotérico de discípulos y aspirantes del mundo, deberían estudiar el tema muy cuidadosamente, y también tratar de comprender las causa de la mayoría de los males nerviosos y de las condiciones patológicas que padecen las personas evolucionadas del mundo, más los problemas que surgen por el desarrollo prematuro de las fuerzas síquicas inferiores, como también de las facultades superiores.

 

Por lo tanto, el problema involucra a personas que se hallan en todas las etapas de desarrollo y deben ser consideradas desde el punto de vista de la actividad de la energía -sobre esto muy poco se ha hecho hasta ahora.

 

El primero de los tres aspectos citados podría explicarse de la manera siguiente:

 

En la actualidad estamos pasando por un período de transición en que se retiran las antiguas energías y entran nuevas influencias de rayo.

 

Estamos en tránsito hacia un nuevo signo zodiacal. Por lo tanto, el impacto de las nuevas fuerzas, además del retiro de las antiguas, es capaz de producir efectos claramente percibidos en la entera humanidad, en los místicos y, particularmente, en los aspirantes, y traerán reacciones muy definidas, de las cuales nos ocuparemos al considerar la influencia que ejercen hoy los rayos en la Era acuariana. (Tratado sobre Siete Rayos, Tomo III y El Destino de las Naciones).

 

 

Segundo, el actual problema mundial, el temor y la profunda ansiedad, el dolor y el sufrimiento, tan prevalecientes, producen un resultado doble y mixto. Ambos resultados (y sus etapas intermedias) son:

 

1. La extroversión de la conciencia de la masa.

2. La pronunciada introversión del individuo.

 

Por lo tanto tenemos un efecto masivo y otro individual y ambos deben ser tenidos muy en cuenta.

 

Puede observarse el desarrollo de dicho proceso de exteriorización en el clamor y en la vehemencia y, a menudo, en la ruidosa sicología de los grandes movimientos y experimentos nacionales que actualmente se llevan a cabo en todo el mundo.

 

Los individuos que pertenecen a estos países y prácticamente a todas las naciones, sufren, en forma simultánea, represiones necesarias (a veces por la fuerza), censura de la palabra y otras actividades restrictivas;

 

la fuerza de las circunstancias los obliga a encerrarse en sí mismos y lo hacen tan intensamente que -si pudieran ver la actuación de las fuerzas como lo observamos los que pertenecemos al mundo interno- se darían cuenta de los dos grandes movimientos que se llevan a cabo en los tres mundos del esfuerzo humano, como si fueran corrientes opuestas de fuerza:

 

 

1. El movimiento dirigido hacia la extroversión o exteriorización de las grandes energías a las cuales responde la conciencia de las masas.

 

Ella está siendo dirigida y forzada por la actividad desplegada de la energía de primer rayo, por eso actúa mayormente en el campo político y en el sector de la voluntad de la masa.

 

En estas etapas iniciales observamos la evocación de la voluntad de las masas; es aún inculta, incipiente, versátil y fácil de persuadir, por la voluntad dirigida de un grupo que pueda demostrar en cualquier país poder suficiente para acaparar la atención de la masa.

 

Lo antedicho también puede lograrlo una personalidad dominante y poderosa.

 

El resultado neto que se obtiene (desde un amplio punto de vista) es hacer surgir a la superficie la conciencia profundamente oculta y sumergida de las masas, una fuerza hasta ahora silenciosa, inexpresada y desorientada, que, sin embargo, constituye una potencia en la vida planetaria.

 

2. El movimiento hacia la introversión o “a encerrarse en sí mismo”, desarrollado por las conciencias inteligentes (no por la conciencia de la masa) de todos esos hombres y mujeres cuyas mentes van despertando y pueden actuar en forma creadora y activa en los tres niveles de la percepción humana.

 

Estos dos movimientos -hacia lo externo y lo interno- constituyen el origen de gran parte de la actual crisis mundial.

 

El efecto de esta “atracción” en dos direcciones, afecta seriamente a las personas sensibles.

 

 

Son atraídas externamente por la atracción o tirón que ejerce la conciencia de la masa y por la fuerza de la vida política, económica y social de la raza;

 

internamente, por el tirón del mundo de valores superiores, el reino de las almas y el trabajo organizado que realiza la Jerarquía espiritual ayudada por la milenaria conciencia religiosa.

Los sicólogos harían bien en analizar a sus pacientes desde el ángulo de estas dos energías antagónicas.

 

Así contrarrestarían la tendencia a la separatividad, lo que constituye una de las mayores preocupaciones de los Trabajadores espirituales en la actualidad.

 

 

(NOTA DEL EDITOR DE LA PÁGINA:

(Aunque el artículo está escrito sobre 1950, es probable que la presión de la que habla, todavía sea mayor: Internet a través de las redes sociales (la fuerza de la masa?) se ha vuelto tan agresivo y tan poderoso que obliga a muchos a abandonar dichas redes. Pero la presión social también se puede sentir a través de las series de televisión y los medios de comunicación de que disponemos en cualquier segundo de nuestra vida, que han incrementado su influencia de una forma exponencial, de tal forma que al individuo le es dificil aislarse de tal cantidad de información y presión, lo que lleva a los individuos a una separación mayor entre lo interno y lo externo) Se podría decir que se está alimentando en exceso la parte externa y el individuo no es capaz de pensar ni asimilar todo lo que le viene encima. Todo este entramado parece ser que origina multitud de puntos de fricción (parte última de estos extractos) en los seres humanos, que provocará multitud de enfermedades mientras la presión de la Masa no sea verdaderamente positiva y esté en consonancia con la presión de la fuerza interna del Alma.

Esta lucha es mucho más importante de lo que parece, pues el triunfo del Mal se producirá cuando se cortocircuite totalmente la conexión entre el plano físico y el plano del alma. Este es el verdadero pecado. El de la separatividad del mundo físico (pensamientos y sentimientos) y el del ALMA) Lo que será un poderoso factor de depresión y enfermedad)

 

Debido a la tirantez y tensión de la vida moderna, los hombres propenden a creer que la tarea principal y el deber más importante es hacer la vida más llevadera y más fácil para la humanidad.

 

 

Para la Jerarquía espiritual del planeta la tarea principal consiste en proteger al género humano, de manera que al terminar este período de transición, cuando las fuerzas que están retirando su influencia cesen totalmente de afectar a la humanidad, habrá fusión y no separatividad en el mundo.

 

De esta manera se fusionarán rápidamente en una doble expresión, el Reino de Dios y el reino de los hombres. Entonces se estabilizarán las fuerzas entrantes y harán oír claramente su nota.

 

El tercer factor que debe considerar el hombre que se esfuerza por lograr el bienestar de sus semejantes, es el estudio de los efectos que producen las fuerzas sobre el actual mecanismo del hombre.

 

Esto todavía no se practica, pero es un factor determinante para el buen desarrollo del ente humano, por lo tanto, es de vital importancia para los educadores, sicólogos, progenitores y esotéricos.

 

Sin embargo, todavía no existe un verdadero reconocimiento de la realidad y la urgencia de estas fuerzas entrantes, y tampoco se aprecia la potencia de las energías que emanan de:

 

1. El signo del zodíaco en el cual estamos entrando.

 

2. El efecto que produce la relación que existe entre las fuerzas que emanan del signo de Acuario y el signo de Leo, su polo opuesto, estando por lo tanto íntimamente relacionado con él.

 

La interacción de estos dos signos es hoy responsable de la aparición de los grandes y modernos movimientos humanos que involucran a un vasto número de hombres, por lo general dirigidos por alguna personalidad dominante.

 

También es responsable del intenso individualismo que se manifiesta en todos los sectores de la vida humana en la actualidad.

 

3. El efecto que producen las nuevas influencias zodiacales sobre los otros once signos.

 

Este tema es muy interesante y casi no ha sido considerado.

¿ Qué efecto producirá la potencia del signo de Acuario (cuyo predominio aumenta en cada década) en la persona o nación regida, por ejemplo, por Tauro, Sagitario o Piscis?

 

 

En los siglos futuros adquirirá mucha importancia este aspecto de la ciencia de la astrología y será tenida en cuenta por quienes son responsables de criar y educar a los niños durante los siglos venideros.

 

Será uno de los temas más importantes que se tratarán en todos los sistemas de sicología y del servicio esotérico prestado a la humanidad, lo que oportunamente traerá la reorganización de los métodos empleados hasta ahora a fin de ayudar y liberar al hombre. Esto lo elucidaré en el Tomo III de este Tratado y contribuirá a lograr un acercamiento totalmente nuevo.

 

 

4. El efecto que produce la relación existente entre los siete rayos y las fuerzas zodiacales. Debe recordarse que se establece una estrecha interacción entre los siete rayos y los doce signos del zodíaco.

 

 

 

Otra tarea que les corresponde desempeñar a los sicólogos es investigar el efecto o la relación entre los siete centros de fuerza que existen en el cuerpo humano, en la contraparte etérica del cuerpo físico.

 

Muchas de las dolencias físicas modernas y la mayoría de las condiciones sicológicas indeseables serán ahondadas hasta su verdadero origen, que es el sobrestímulo más el subdesarrollo de los centros de energía que se hallan en el mecanismo humano y están estrechamente vinculados con el sistema endocrino. Esto forma parte de la nueva Ciencia de la Humanidad.

 

 

Por lo antedicho observarán cuán vasto e intrincado es nuestro tema. Sólo puedo generalizar e indicar el camino que conduce hacia senderos o líneas más amplias de investigación, que el estudiante y el científico modernos harían bien en seguir. Quisiera recordarles además que el problema del ser humano es fundamental y esencialmente el problema de la conciencia o de la percepción.

 

Los cinco aspectos del hombre:

1. el cuerpo físico,
2. el cuerpo vital o etérico,
3. el cuerpo astral,
4. el cuerpo mental y
5. el cuerpo del alma, o el loto egoico,

son fundamental y únicamente puertas abiertas que conducen al todo mayor, del cual el ente individual es una parte. Ponen al hombre en relación con la manifestación y expresión divinas, análogamente a como los cinco sentidos lo ponen en contacto con el mundo tangible y le permiten así participar de la vida general.

Muchos de los problemas actuales (que surgen de la vida espiritual y mística) y gran parte de las dificultades sicológicas tienen relación con este hecho.

 

Muchas personas están super desarrolladas en cualesquiera de estas direcciones y, por lo tanto (debido a la sensibilidad desarrollada en algún aspecto del quíntuple mecanismo de contacto), son conscientes del reino de la conciencia y de los estados de percepción que no están capacitados para manejar debido al poco desarrollo de su mente y a la falta de contacto con el alma.

 


 

 

 

 

 


Extracto sobre la Depresión

Tratado sobre Magia Blanca.

 

 

 

 

 

 

 

II. Depresión y su polo opuesto, el regocijo.

 

 

 

Cuando tocamos el tema de la depresión, tratamos algo tan difundido que muy pocos escapan a sus ataques.

 

Es como un miasma, una niebla que cubre al hombre y le imposibilita ver con claridad, caminar con seguridad y conocer la realidad.

 

Es parte de la gran ilusión astral, y si esto es comprendido, resultará evidente por qué existe la depresión y por qué su causa es astral o física, e incidental a una situación mundial o personal.

 

Por lo tanto, estudiaremos la depresión en los individuos y buscaremos sus causas:

 

 

1. El espejismo mundial que arrastra a las profundidades de la reacción mundial a la unidad aislada, la cual está libre de esas condiciones individuales que producen depresión. Este espejismo mundial con sus resultados desvitalizadores y deprimentes, tiene sus raíces en diversos factores, que sólo describiré brevemente:

 

 

a. Los factores astrológicos que afectan al horóscopo planetario, y en consecuencia al individual o primordialmente racial, y éstos generalmente son pasados por alto.

 

b. El recorrido del Sol en el firmamento.

 

Su tránsito por el sur tiende a disminuir la vibración de su influencia, y los aspirantes deben tener en cuenta esto en otoño y en los primeros meses de invierno. (En el hemisferio sur sucede a la inversa. N. del T.)

 

 

c. La parte oscura de la Luna, el período final del menguante y las primeras fases de la Luna nueva, como bien saben, afecta el trabajo de meditación.

 

d. Factores psicológicos e inhibiciones en masa, sin duda debido a fuerzas externas a nuestro planeta y a planes cuya intención es desconocida para el ser humano común.

 

Estas fuerzas que actúan sobre la raza humana afectan a los más sensibles, que a su vez afectan a su medio ambiente, estableciéndose paulatinamente un impulso que se precipita a través de una raza o nación, durante un período o ciclo de años, produciendo estados de profunda depresión y desconfianza mutua.

 

Causa una triste autoabsorción, a la cual denominamos pánico u oleada de inquietud.

 

Es casual el hecho de que su desarrollo sea militar, económico, social o político, o tome la forma de una guerra, una inquisición religiosa, restricciones económicas o desconfianza internacional.

 

Las causas tienen su origen en los anteproyectos del proceso evolutivo y están regidos -aunque no sea comprendido- por la buena Ley.

 

 

2. Polarización astral.

 

Mientras el hombre continúe identificándose con su cuerpo emocional, interpretando la vida en términos de caprichos y sentimientos y se deje llevar por el deseo, tendrá igualmente sus momentos de desesperación, oscuridad, duda e intenso sufrimiento y depresión. Esto se debe a la ilusión y al espejismo del plano astral, que distorsiona y engaña.

 

 

No es necesario extendernos en esto. Si existe un factor que los aspirantes reconocen, es el de la necesidad de liberarse de la Gran Ilusión. Arjuna lo sabía y, sin embargo, sucumbió a la desesperación.

 

 

Pero en la hora de la necesidad, Krishna no le falló, y plasmó en el Bhagavad Gita las sencillas reglas por las cuales pueden vencerse la depresión y la duda.

 

Éstas pueden resumirse brevemente como sigue:

 

a. Conócete a ti mismo, como el Uno imperecedero.


b. Controla tu mente, pues por su intermedio puede conocerse al Uno imperecedero.


c. Aprende que la forma no es más que el velo que oculta el esplendor de la Divinidad.


d. Comprende que la Vida Una compenetra todas las formas, de modo que no existe la muerte ni el sufrimiento ni la separación.


e. Deslígate, por lo tanto, del aspecto forma y ven a Mí, y así morarás donde se encuentran la Luz y la Vida. Así se desvanece la ilusión.

 

La polarización astral pone al hombre a descubierto de sus innumerables reacciones emocionales y de las oleadas de sentimiento colectivo de cualquier tipo. Por esta causa su ser es arrastrado al vórtice de energías incontroladas y fuerzas emocionales mal dirigidas, que dan como resultado una guerra mundial, un pánico financiero, un despertar religioso o un linchamiento.

 

Lo lleva también a las regiones de la hilaridad y la felicidad espuria, donde la "luz engañosa" del plano astral le descubre falsas fuentes de diversión, o la hilaridad colectiva -debido a su sensibilidad- lo arrastra a la histeria, que encuentra su desahogo en la diversión incontrolada, polo opuesto del llanto desenfrenado.

 

No me refiero aquí al verdadero júbilo ni al sentido del buen humor, sino a esas expresiones histéricas de hilaridad, tan comunes en la mayoría de los humanos, que producen fatiga.

 

3. El debilitamiento del cuerpo físico.

 

Se debe a diversas causas:

 

a. Un agotamiento del cuerpo etérico o vital.


b. Una enfermedad física, inherente o traída de otra vida, o accidental, por reacciones emocionales equívocas, o producidas como resultado del karma grupal, tal como una epidemia.


c. Una condición atmosférica.

 

 

Esto a veces se pasa por alto, pero el clima, la densidad, la humedad o la sequedad, el calor o el frío, tienen un efecto definido sobre la perspectiva psicológica.

 

Encontrarán, si estudian, que todas las causas de depresión subsidiarias y temporarias y sus opuestos, pueden agruparse bajo uno de estos tres acápites, y cuando la causa se descubre, su curación es evidente.

 

Me he ocupado en forma algo extensa de las dos primeras manifestaciones de la fuerza astral -el temor-, temor a la muerte, al futuro, al sufrimiento, al fracaso y a los muchos temores menores a los cuales está sujeta la humanidad -y la depresión-, porque estos dos temores constituyen para el hombre el Morador en el Umbral en esta era y ciclo.

 

Ambos indican que hay reacción sensoria a factores psicológicos y no pueden ser remediados mediante el uso de otro factor como el valor.

 

Tienen que ser afrontados por la omnisciencia del alma, actuando a través de la mente -pero no por su omnipotencia. Esto oculta un indicio.

 

No me ocuparé de los otros factores enumerados, tales como el deseo de felicidad, la satisfacción de los apetitos animales y la liberación, porque ellos, para la mayoría, no constituyen un problema como los dos primeros.

 

Podría escribirse extensamente sobre la manifestación y causa de todos ellos, pero cuando el temor y la depresión sean vencidos, la raza tomará posesión de su herencia, la felicidad, la verdadera satisfacción (símbolos de los vehementes deseos indicados anteriormente) y la liberación.

 

Consideraremos primero los males fundamentales. Una vez dominados, todo lo que resta es la correcta orientación, y la polarización en el alma.

Después consideraremos la subyugación de la vibración errónea en el cuerpo astral y el empleo de energía astral en la correcta dirección.

 

Hemos tratado extensamente el tema del cuerpo astral o sensorio, y considerado los diversos y erróneos modos en que éste hace sentir su presencia.

 

La humanidad vibra principalmente de un modo u otro, y el cuerpo sensorio del ser humano común casi nunca está libre de algún estado de ánimo, temor y emoción. Esto ha traído el anormal desarrollo del centro plexo solar.

 

En la mayor parte de la humanidad el centro sacro y el plexo solar rigen la vida, y debido a ello el deseo por las cosas materiales y la vida sexual están estrechamente fusionados.

 

El plexo solar es el cerebro del animal y rige todas las reacciones instintivas, pero no se halla tan estrechamente aliado con la expresión puramente sexual como en el ser humano.

Cuando el cerebro sea sensible a la mente que va despertando, y no esté tan ocupado con el mecanismo que registra la impresión sensoria, tendremos la orientación que finalmente elevará la conciencia hasta los centros situados arriba del diafragma.

 

El plexo solar entonces será relegado nuevamente a su antigua función, como agente directriz de la vida animal, esencialmente instintiva.

 

Para el discípulo mundial avanzado, el plexo solar es por lo general el órgano de sensibilidad psíquica, y permanecerá así hasta que los poderes psíquicos superiores reemplacen a los inferiores y el hombre actúe como alma.

Entonces la vida sensoria descenderá bajo el umbral de la conciencia.

 

 

 

 

 

 

ANEXO

SOBRE LA ENFERMEDAD

EXTRACTO DE

Los Siete Rayos (Cuarto tomo)

 

 

 

LEY IV

La enfermedad, tanto física como sicológica, tiene sus raíces en lo bueno, lo bello y lo verdadero, y sólo es un reflejo distorsionado de las posibilidades divinas.

El alma frustrada, cuando trata de expresar plenamente alguna característica divina o realidad espiritual Interna, produce -dentro de la sustancia de sus envolturas- un punto de fricción.

Sobre este punto están enfocados los ojos de la personalidad, lo cual conduce a la enfermedad. El arte del curador consiste en elevar hacia el alma -el verdadero curador dentro de la forma- los ojos que están enfocados hacía abajo. Entonces el tercer ojo, u ojo espiritual, dirige la fuerza curadora, y todo está bien.

 

 

Esta ley comienza afirmando una de las paradojas de la enseñanza ocultista: que el bien y el mal son una y la misma cosa, aunque a la inversa constituyen los aspectos opuestos de una Realidad.

 

Debido a que el hombre es un alma, y espiritualmente determina actuar como alma, se produce la fricción entre el alma y la personalidad;

 

esta fricción es la causa más importante (si no la principal) de todas las enfermedades.

 

Aquí tenemos la clave para comprender la frase ‘fuego por fricción”, el tercer aspecto de la divina “naturaleza ígnea” de Dios, porque “nuestro Dios es un fuego consumidor”.

 

También se dice que su naturaleza se expresa por medio del fuego eléctrico, el fuego solar y el fuego por fricción.

 

Estos tres fuegos fueron tratados con amplitud en Tratado sobre Fuego Cósmico e insinuado primero en La Doctrina Secreta.

 

 

Esta ley establece que por ser el hombre divino, el anhelo hacia la divinidad produce resistencia en los vehículos de expresión, la cual se localizará en alguna zona del cuerpo físico y producirá un punto de fricción; esta fricción, a su vez, establece una condición o zona de inflamación.

 

Esto oportunamente conduce a cualquier tipo de enfermedad.

 

Es muy probable que tengamos aquí otra clave, la clave del problema que es motivo de tanta preocupación en el mundo metafísico: ¿por qué las personas avanzadas, los guías espirituales y aquellos que están orientados hacia la vida espiritual, sufren frecuentemente tantas dificultades físicas?

 

Probablemente se debe a que están en la etapa en que la energía del alma, afluyendo a través del cuerpo físico, halla en ese cuerpo la correspondiente resistencia de igual intensidad.

 

Esta fricción establecida es tan aguda que genera rápidamente la enfermedad. Esto no es así para los verdaderos discípulos que han pasado la segunda iniciación; el problema de su mala salud es otro.

 

Tomemos esta cuarta ley frase por frase y tratemos de analizar en parte su significado:

 

1. La enfermedad, tanto física como sicológica, tiene sus raíces en lo bueno, lo bello y lo verdadero, y sólo es un reflejo distorsionado de las posibilidades divinas.

He demostrado que la enfermedad es fundamentalmente sicológica por naturaleza;

 

existen, no obstante, enfermedades inherentes a la resistencia que ofrece el cuerpo físico denso (no sólo los cuerpos sutiles) al impacto de las energías superiores o inherentes a la sustancia planetaria o materia de la Tierra misma.

 

Recuerden que el cuerpo físico está construido de tal materia. Esta primer cláusula de la cuarta ley expone los tres aspectos de la divinidad que producen enfermedad.

 

A primera vista parece algo imposible, pero un cuidadoso estudio revelará su esencial veracidad.

 

¿Cómo puede lo bueno, lo bello y lo verdadero causar enfermedades de cualquier tipo? Veamos:

 

 

a. Lo Bueno.

 

¿Qué es lo bueno? ¿No es acaso la expresión de la voluntad al bien?

Esta voluntad al bien ¿no se desarrolla y debería desarrollarse en el plano físico, en lo que denominamos voluntad entre los hombres?

¿No sería posible que el alma, tratando constantemente (en su propio plano) de adaptarse al Plan que complementa la divina voluntad al bien, se esfuerce por impulsar a su triple expresión, la personalidad, a expresar buena voluntad -haciéndolo en la etapa correcta desarrollo evolutivo y cuando está activa y funcionante?

 

Sin embargo debido a la resistencia de la naturaleza forma, aún inadecuada para la deseada expresión divina, se produce inmediatamente la fricción y aparece la enfermedad.

 

Creo que aún considerando brevemente las preguntas formuladas más arriba, se demostrará la probabilidad de que la inclinación del alma hacia “lo bueno” produce resistencia en el plano físico, y la perturbación así engendrada en la conciencia del hombre puede producir y produce enfermedad.

 

Tal tipo de enfermedad es responsable de la mayoría de las dificultades que sufren las personas evolucionadas, los aspirantes y discípulos.

 

Dicha fricción produce entonces una reacción secundaria y lleva a esas condiciones sicológicas denominadas “depresión, complejo de inferioridad y sentido de fracaso”.

 

Esta particular fuente de enfermedad, “lo bueno”, afecta principalmente a los tipos mentales.

 

 

b. Lo Bello. Tenemos aquí una palabra que califica el deseo de todos los hombres por lograr lo que consideran un objetivo deseable como norma de vida, y por el cual han decidido luchar.

 

Lo bello, desde el ángulo del aspecto divino, concierne a la cualidad de la vida.

Quisiera remitirlos a la definición inicial dada en el primer tomo de este tratado, de las palabras espíritu - alma - cuerpo, definiéndolas como vida - cualidad - apariencia.

 

Vida es la expresión de la energía de la divina voluntad al bien; cualidad es la expresión de la energía del alma, y en la actualidad esta energía actúa predominantemente a través de la vida de deseos y de la determinación de los hombres, en cada etapa de evolución, de poseer, adueñarse y gozar de lo que ellos consideran bello.

 

Una definición de “lo bello” y la gama de deseos del hombre, difieren ampliamente y dependen del grado de evolución; sin embargo todo ello depende de la perspectiva de la vida de quien desea y del lugar que ocupa en la escala de la evolución.

 

Cuando el hombre es incapaz de lograr en un momento dado lo que considera “bello”, determina su predisposición a la enfermedad, la cual se ha originado por esa fricción interna.

 

En la actual etapa de desarrollo racial, una mayoría es arrastrada a condiciones enfermizas, como resultado de la fricción iniciada en la lucha por lograr “lo bello”; una lucha obligada, impuesta como anhelo evolutivo, porque son almas y están bajo la influencia de la cualidad del segundo aspecto divino.

 

c. Lo Verdadero. Se dice que lo verdadero o la verdad, constituye la medida de la expresión divina, que cualquier hombre puede manifestar en su particular grado de evolución o en cualquier etapa de la historia de sus encarnaciones.

 

Esta expresión de la verdad presupone que detrás de lo que logra expresar hay mucho que es incapaz de manifestar; el alma es constantemente consciente de ello.

 

Esta incapacidad de vivir a la altura de este elevado ideal, del cual el hombre -en su nivel particular- es consciente y puede concebir, en sus momentos mejores y esclarecidos, produce inevitablemente un punto de fricción, aunque el hombre sea inconsciente de ello.

 

Una de las principales manifestaciones de esta particular fricción y la condición enfermiza que produce, es el reumatismo, muy difundido hoy y lo ha sido durante siglos;

 

desde el punto de vista médico no existe una causa atribuible y comprobada, y los ortodoxos llegan a muchas conjeturas y conclusiones.

 

Afecta principalmente a la estructura ósea, siendo en realidad el resultado de la incapacidad del alma para expresar “lo verdadero” dentro del hombre, el instrumento del alma en los tres mundos.

 

El hombre, a su vez, no importa su posición inferior en la escala de la evolución, siempre es consciente de lo inalcanzable;

 

constantemente se da cuenta del anhelo por mejorar, el cual no está relacionado con la expresión de la voluntad al bien o con “lo bello” (aunque puede ser consciente de ello, en mayor o menor grado), pero sí definidamente con la expresión de algo más cercano al ideal del hombre, tal como él lo ve y en el plano físico.

 

Por lo tanto se inicia la fricción y se produce algún tipo de enfermedad.

 

Es interesante observar que esta incapacidad para expresar lo verdadero o para “ser la Verdad”, es la causa real de la muerte, entre los hombres que no han llegado a la etapa del discipulado o todavía no han recibido la primera iniciación.

 

El alma se cansa de responder a la fricción de su instrumento y determina concluir la experiencia en esa particular encarnación. La muerte, por lo tanto, sobreviene como resultado de la fricción iniciada.

Al estudiar estas ideas debe recordarse que:

 

a. Lo bueno controla al hombre, por intermedio del centro coronario,

 

y la fricción producida se debe a la inactividad del centro ubicado en la base de la columna vertebral, el cual controla la expresión del primer aspecto divino en el hombre, mediante su interacción con el centro coronario. Esta interacción sólo ocurre cuando el hombre ha llegado a la etapa de discípulo o iniciado.

 

b. Lo bello controla por intermedio del centro cardíaco, y la fricción se produce cuando el centro plexo solar no responde.

 

Por consiguiente se establece la fricción. El fin de esta condición y la evocación de la respuesta correcta desde el plexo solar se produce cuando las fuerzas del centro plexo solar se elevan y mezclan con la energía del centro cardíaco.

 

c. Lo verdadero como expresión de lo divino, establece su punto de centralización en el centro laríngeo;

 

el fracaso de la personalidad en responder, y su incapacidad para expresar lo verdadero puede ser observada en la relación que existe entre centro sacro y el centro laríngeo.

 

Cuando no existe esta relación, se produce fricción.

 

No habrá una real expresión de “lo verdadero” hasta que las fuerzas del centro creador debajo del diafragma sean elevadas al centro creador laríngeo.

 

Entonces “la Palabra,” que es esencialmente el hombre, “se hará carne” y se verá la verdadera expresión del alma en el plano físico.

 

 


2. El Alma frustrada, cuando trata de expresar plenamente alguna característica divina o realidad espiritual interna, produce -dentro de la sustancia de sus envolturas- un punto de fricción.

 

Gran parte de esta afirmación la he abarcado anteriormente.

 

Sin embargo llamaré la atención al respecto, pues en esta frase el énfasis está puesto sobre la responsabilidad del alma de producir la fricción.

 

En el análisis de la frase anterior se hizo hincapié sobre la personalidad, que produjo fricción y la consiguiente enfermedad por su falta de respuesta.

 

¿No sería posible hallar en esta frase la clave que explica el propósito del dolor, del sufrimiento y hasta de la guerra?

Recomiendo esto para que piensen cuidadosamente, y’ si es posible, lo hagan en forma iluminada.

 

 

 

MAESTRO TIBETANO

 

 


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